• ⸻ Mide el peso de tus palabras en mi presencia, cuestiona tus actitudes, ofréceme una razón congruente ante tu inepta petición. Matar es tan fácil que la sangre pagana escurriendo entre mis dedos se considera una blasfemia, piensa cuidadosamente en tu petición, selecciona tus palabras y veré si me interesa o no el trato.
    ⸻ Mide el peso de tus palabras en mi presencia, cuestiona tus actitudes, ofréceme una razón congruente ante tu inepta petición. Matar es tan fácil que la sangre pagana escurriendo entre mis dedos se considera una blasfemia, piensa cuidadosamente en tu petición, selecciona tus palabras y veré si me interesa o no el trato.
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  • - Un poco de terapia. -

    [• Luego de haber esperado una hora, el hombre finalmente escucha su nombre, procede a levantarse y ir hacia la oficina, dónde al ingresar, saluda al terapeuta. Cierra la puerta atrás suya, va hasta la mesa y luego de mover una silla hacia atrás y sentarse, procede con la terapia. •]

    Dr. Oracio: Hola señor.. Koroved, es un gusto, me presento, soy Oracio Gómez, seré hoy el que te escuchará y te dará recomendaciones ante tu situación compleja.

    - Si, tienes algo de té para acompañar?..

    Dr. Oracio: Si, tengo algo en un termo, permíteme.

    [• vería al señor como se agacha y busca el termo, para después ver qué ya al tenerlo a mano, abre la tapa y vería el líquido ligeramente caliente caer dentro de una taza blanca. •]

    - esa cantidad ya está bien.

    [• vería al señor parar, cerrar el envase y al imaginar que lo dejo bajo la mesa, este agarra la respectiva taza para poner el borde entre sus labios y finalmente tomar un poco. •]

    Dr. Oracio: tiene algo de Edulcorante, para tener un mejor sabor.
    Bien, quisiera saber ¿Cómo as estado enesta semana?.

    - Me e encontrado mejor, supongo... Aunque últimamente no puedo dormir bien, me levanto cansado o directamente no puedo dormir.

    Dr. Oracio: alguna razón en particular? Algún pensamiento? Algún miedo que se presenta en aquellos momentos?

    - si.. [• da otro pequeño trago a la taza de té. •] un poco de pensamientos con miedo si se le puede decir.

    Dr. Oracio: y que tipos de pensamientos o miedos te pasa en la cabeza?

    - algo de mi pasado... Escho cosas, siempre tengo a mano un arma por el pavor que siento en aquellos momentos.

    Dr. Oracio: y que cosas escuchas?.

    - [• se queda en silencio. Toma en silencio su té para terminarlo. •]

    Dr. Oracio: quiere un poco más de té?.

    - no, así estoy bien.. [• deja la taza en la mesa y luego lo rodea a centímetros con sus antebrazos. •]
    Ejem~ bueno, lo que escho.. son gritos hacia mi, todo en Ruso, palabras mal pronunciadas, pero algunas las escucho. Son... Insultos o reclamos.

    Dr. Oracio: y te resulta familiar alguna voz?

    - si... De mi padre y madre.
    [• mira ligeramente hacia abajo, aún pensante. •]

    Dr. Oracio: Te gritaban mucho?.. es común en cierto senti-

    - Silencio... Ellos no eran comunes, ellos eran unos malditos hijos de suka.
    No tiene ni palabra para definir lo que eran.. incluso monstruos quedaría cortó.. ¿Sabes cuánto tuve que soportar? 14 años, desde que era pequeño sentía odio hacia ellos, pero era un cobarde y nunca me atreví a escapar... Pensando que si regresaba sería peor.

    Dr. Oracio: oh.. tuviste algún momento mínimo de paz o un buen momento?

    - solo cuando cumplí 10, cuando nació mi hermana, ella mínimo era una luz entré todo lo que estaba pasando.

    Dr. Oracio: *abre un cajón y empeza a buscar, agarra un archivo, lo pone en la mesa y empieza a ver los papeles.* Y dime, Koroved, por qué dices que tú hermana era la "luz entré todo"?.

    - Ella desde que abrió los ojos, me vio de una manera diferente... A los dos le ví caminar y siempre iba hacia a mi, creo que veía mi dolor y quería quizás ser aquel consuelo que nunca encontré en aquellos momentos.
    Cuando aprendió a hablar a sus cuatro, si, era muy inteligente. Ella me empezó a llamar "oso" o "osito", porque le resultaba tierno pero tan intimidante y fuerte como uno verdadero... O algo así me dijo, tuve que interpretar ya que aún su mente no desarrollaba tanto su habla.

    [• rie ligeramente. •]

    - pero.. para ser más directos, ella era la única que me trataba como un humano, una persona, alguien normal y a su vez acompañado con un cariño y paz que simplemente me impresionaba.

    Dr. Oracio: si, debiste tener mucha suerte.

    - lo tuve cuando ella apareció... Mínimo era un pilar para seguir vivo.

    Dr. Oracio: lamento interrumpir, pero quisiera saber si algunas enfermedades mentales crecieron contigo o fue más por tu pasado?

    - ejem~ muy repentino, no?.. jajajaja... Si, tuve algunas cosas del pasado que ahora me obligan a tomar pastillas... Seguro que hay dice "multiple personalidad, esquizofrenia, estrés pos traumático" y otras más o me equivoco?

    Dr. Oracio: si, en efecto, quieres contarme el por qué o seguimos con tu historia?.

    - na.. te lo digo.
    La esquizofrenia fue más por todas las hormonas que libero mi cuerpo por el estrés, soledad, bla... Provocando ver cosas que no estaban

    La multi personalidad fue más por los constantes maltratos que tuve por el tiempo... Creo que sabes eso, no? [• mira el hombre asentir. •]. Bien.

    Tuve estrés pos trauma infantil también por el constante maltrato y las demás crecieron conmigo...

    Dr. Oracio: bien... Creo que el problema viene a ser la esquizofrenia y quizás esos pensamientos son más de "respuestas" o acciones comprimidas saliendo, quizás se intensificó al punto de que quizás tus pastillas no funcionan.
    Quizás te recomendaría esta rutina
    *Le entrega un papel* y lo sigas... Y ven más de seguido aquí para seguir hablando, ya que se acabó el tiempo.

    - bien, muchas gracias.

    [• al agarrar el papel y luego de darle un pequeño saludo de manos como despedida, finalmente sale de aquella oficina. •]



    •|| si llegaste hasta aquí, gracias por tu tiempo de leerlo, me levanté muy inspirado (???), te invito a dejar "mucho texto" en los comentarios y gracias nuevamente por su atención.
    - Un poco de terapia. - [• Luego de haber esperado una hora, el hombre finalmente escucha su nombre, procede a levantarse y ir hacia la oficina, dónde al ingresar, saluda al terapeuta. Cierra la puerta atrás suya, va hasta la mesa y luego de mover una silla hacia atrás y sentarse, procede con la terapia. •] Dr. Oracio: Hola señor.. Koroved, es un gusto, me presento, soy Oracio Gómez, seré hoy el que te escuchará y te dará recomendaciones ante tu situación compleja. - Si, tienes algo de té para acompañar?.. Dr. Oracio: Si, tengo algo en un termo, permíteme. [• vería al señor como se agacha y busca el termo, para después ver qué ya al tenerlo a mano, abre la tapa y vería el líquido ligeramente caliente caer dentro de una taza blanca. •] - esa cantidad ya está bien. [• vería al señor parar, cerrar el envase y al imaginar que lo dejo bajo la mesa, este agarra la respectiva taza para poner el borde entre sus labios y finalmente tomar un poco. •] Dr. Oracio: tiene algo de Edulcorante, para tener un mejor sabor. Bien, quisiera saber ¿Cómo as estado enesta semana?. - Me e encontrado mejor, supongo... Aunque últimamente no puedo dormir bien, me levanto cansado o directamente no puedo dormir. Dr. Oracio: alguna razón en particular? Algún pensamiento? Algún miedo que se presenta en aquellos momentos? - si.. [• da otro pequeño trago a la taza de té. •] un poco de pensamientos con miedo si se le puede decir. Dr. Oracio: y que tipos de pensamientos o miedos te pasa en la cabeza? - algo de mi pasado... Escho cosas, siempre tengo a mano un arma por el pavor que siento en aquellos momentos. Dr. Oracio: y que cosas escuchas?. - [• se queda en silencio. Toma en silencio su té para terminarlo. •] Dr. Oracio: quiere un poco más de té?. - no, así estoy bien.. [• deja la taza en la mesa y luego lo rodea a centímetros con sus antebrazos. •] Ejem~ bueno, lo que escho.. son gritos hacia mi, todo en Ruso, palabras mal pronunciadas, pero algunas las escucho. Son... Insultos o reclamos. Dr. Oracio: y te resulta familiar alguna voz? - si... De mi padre y madre. [• mira ligeramente hacia abajo, aún pensante. •] Dr. Oracio: Te gritaban mucho?.. es común en cierto senti- - Silencio... Ellos no eran comunes, ellos eran unos malditos hijos de suka. No tiene ni palabra para definir lo que eran.. incluso monstruos quedaría cortó.. ¿Sabes cuánto tuve que soportar? 14 años, desde que era pequeño sentía odio hacia ellos, pero era un cobarde y nunca me atreví a escapar... Pensando que si regresaba sería peor. Dr. Oracio: oh.. tuviste algún momento mínimo de paz o un buen momento? - solo cuando cumplí 10, cuando nació mi hermana, ella mínimo era una luz entré todo lo que estaba pasando. Dr. Oracio: *abre un cajón y empeza a buscar, agarra un archivo, lo pone en la mesa y empieza a ver los papeles.* Y dime, Koroved, por qué dices que tú hermana era la "luz entré todo"?. - Ella desde que abrió los ojos, me vio de una manera diferente... A los dos le ví caminar y siempre iba hacia a mi, creo que veía mi dolor y quería quizás ser aquel consuelo que nunca encontré en aquellos momentos. Cuando aprendió a hablar a sus cuatro, si, era muy inteligente. Ella me empezó a llamar "oso" o "osito", porque le resultaba tierno pero tan intimidante y fuerte como uno verdadero... O algo así me dijo, tuve que interpretar ya que aún su mente no desarrollaba tanto su habla. [• rie ligeramente. •] - pero.. para ser más directos, ella era la única que me trataba como un humano, una persona, alguien normal y a su vez acompañado con un cariño y paz que simplemente me impresionaba. Dr. Oracio: si, debiste tener mucha suerte. - lo tuve cuando ella apareció... Mínimo era un pilar para seguir vivo. Dr. Oracio: lamento interrumpir, pero quisiera saber si algunas enfermedades mentales crecieron contigo o fue más por tu pasado? - ejem~ muy repentino, no?.. jajajaja... Si, tuve algunas cosas del pasado que ahora me obligan a tomar pastillas... Seguro que hay dice "multiple personalidad, esquizofrenia, estrés pos traumático" y otras más o me equivoco? Dr. Oracio: si, en efecto, quieres contarme el por qué o seguimos con tu historia?. - na.. te lo digo. La esquizofrenia fue más por todas las hormonas que libero mi cuerpo por el estrés, soledad, bla... Provocando ver cosas que no estaban La multi personalidad fue más por los constantes maltratos que tuve por el tiempo... Creo que sabes eso, no? [• mira el hombre asentir. •]. Bien. Tuve estrés pos trauma infantil también por el constante maltrato y las demás crecieron conmigo... Dr. Oracio: bien... Creo que el problema viene a ser la esquizofrenia y quizás esos pensamientos son más de "respuestas" o acciones comprimidas saliendo, quizás se intensificó al punto de que quizás tus pastillas no funcionan. Quizás te recomendaría esta rutina *Le entrega un papel* y lo sigas... Y ven más de seguido aquí para seguir hablando, ya que se acabó el tiempo. - bien, muchas gracias. [• al agarrar el papel y luego de darle un pequeño saludo de manos como despedida, finalmente sale de aquella oficina. •] •|| si llegaste hasta aquí, gracias por tu tiempo de leerlo, me levanté muy inspirado (???), te invito a dejar "mucho texto" en los comentarios y gracias nuevamente por su atención.
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  • La sabiduria solo puede venir en libros...
    Palabras de una cientifica brillante...

    —Faust
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  • "Hay cosas en la vida que escapan de nuestro control y no podemos hacer nada con ello, pero podemos controlar lo que pasa en nuestra mente y eso es lo más importante. No importa que tan mal estén las cosas afuera, solo cuando perdemos el control de nosotros mismos es cuando todo se viene abajo.
    Serás un hombre fuerte Mikhail, más fuerte de lo que yo o tu padre podemos llegar a imaginar, sorprendelo con la persona en la que te convertirás, sorprendete a ti mismo y ante todo jamás te rindas.
    Nunca olvides quiénes eres, de dónde vienes y cuida sobre todas las cosas a quienes ames, te estaré mirando desde algún lugar y no dudes que estaré orgullosa de ti."

    — Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había leído aquel fragmento de la carta escrita por la mujer que le dió la vida. Aún en sus momentos más bajos, supo encontrar siempre en aquellas palabras un motivo para no rendirse, para recordar las cosas en las que siempre había creído, pero ¿Qué será de él, ahora que la fuerza que a educado para proteger a otros, ya no tiene objeto por el cual pelear? Los últimos días se habían sentido vacíos, siguiendo su rutina como en automático, sin un motivo claro, sin metas, está vez era solo él luchando contra su propio presente. —
    "Hay cosas en la vida que escapan de nuestro control y no podemos hacer nada con ello, pero podemos controlar lo que pasa en nuestra mente y eso es lo más importante. No importa que tan mal estén las cosas afuera, solo cuando perdemos el control de nosotros mismos es cuando todo se viene abajo. Serás un hombre fuerte Mikhail, más fuerte de lo que yo o tu padre podemos llegar a imaginar, sorprendelo con la persona en la que te convertirás, sorprendete a ti mismo y ante todo jamás te rindas. Nunca olvides quiénes eres, de dónde vienes y cuida sobre todas las cosas a quienes ames, te estaré mirando desde algún lugar y no dudes que estaré orgullosa de ti." — Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había leído aquel fragmento de la carta escrita por la mujer que le dió la vida. Aún en sus momentos más bajos, supo encontrar siempre en aquellas palabras un motivo para no rendirse, para recordar las cosas en las que siempre había creído, pero ¿Qué será de él, ahora que la fuerza que a educado para proteger a otros, ya no tiene objeto por el cual pelear? Los últimos días se habían sentido vacíos, siguiendo su rutina como en automático, sin un motivo claro, sin metas, está vez era solo él luchando contra su propio presente. —
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  • Lady Céleste La Kryptoniana rubia fue a la Panadería Parisina en Francesa donde la citó su querida hermanita angelical, cuando entró al local fue recibida en un caloroso abrazo por parte de los invitados a su fiesta sorpresa de Cumpleaños. Lo más impresionante fue el exquisito pastel de donas a sabor a fresa que no se esperaba, malteadas, postres y todas las ofrendas que su hermana le ha traído, sonriendo con dulzura ante ese beso en su frente.

    -Hermanita adorada... Gracias por tu lindo gesto para mi Cumpleaños incluso por tus bellísimas palabras que me alegran mucho el corazón. Me harás llorar por todas las cosas lindas que me dices!!... Tú también, eres la mejor hermana del mundo y cómo tú, no hay ninguna más... Te amo, te quiero mucho, te adoro.

    *Responde al dulce abrazo de su hermanita, recibiendo el ramo de flores que le ha regalado. Observó el interior del cofré que le fue obsequiado, su rostro se iluminó por las luces de las diversas joyas en su interior, cuál reina fuese. Los trajes y atuendos dignos de una reina, una princesa. Calzado para cada atuendo... Gemas y piedras preciosas que no puede evitar llorar por la emoción.

    Tras escuchar las bellas palabras de su adorada hermanita, Kara se dedicó a disfrutar de su fiesta de Cumpleaños ya que este es su día donde ella es la estrella principal.

    //Gracias por la imagen, Hermanita. Es demasiado hermosa que me encanto y me hizó demasiado feliz...
    [LadyCeleste2008] La Kryptoniana rubia fue a la Panadería Parisina en Francesa donde la citó su querida hermanita angelical, cuando entró al local fue recibida en un caloroso abrazo por parte de los invitados a su fiesta sorpresa de Cumpleaños. Lo más impresionante fue el exquisito pastel de donas a sabor a fresa que no se esperaba, malteadas, postres y todas las ofrendas que su hermana le ha traído, sonriendo con dulzura ante ese beso en su frente. -Hermanita adorada... Gracias por tu lindo gesto para mi Cumpleaños incluso por tus bellísimas palabras que me alegran mucho el corazón. Me harás llorar por todas las cosas lindas que me dices!!... Tú también, eres la mejor hermana del mundo y cómo tú, no hay ninguna más... Te amo, te quiero mucho, te adoro. *Responde al dulce abrazo de su hermanita, recibiendo el ramo de flores que le ha regalado. Observó el interior del cofré que le fue obsequiado, su rostro se iluminó por las luces de las diversas joyas en su interior, cuál reina fuese. Los trajes y atuendos dignos de una reina, una princesa. Calzado para cada atuendo... Gemas y piedras preciosas que no puede evitar llorar por la emoción. Tras escuchar las bellas palabras de su adorada hermanita, Kara se dedicó a disfrutar de su fiesta de Cumpleaños ya que este es su día donde ella es la estrella principal. //Gracias por la imagen, Hermanita. Es demasiado hermosa que me encanto y me hizó demasiado feliz...
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    Akane volvió.

    Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original.

    Pero no había tiempo para sanar nada.
    El día del eclipse llegó.

    Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante.

    El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

    Le mostré a Veythra. La llamé.
    No respondió.

    No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia.

    Jennifer me pidió permiso para sostenerla.
    Y fue como si Veythra despertara.

    Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella.

    Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo:

    Jennifer: “La mente en blanco.
    Y el orgullo intacto.”

    Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Akane volvió. Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original. Pero no había tiempo para sanar nada. El día del eclipse llegó. Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante. El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir. Le mostré a Veythra. La llamé. No respondió. No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia. Jennifer me pidió permiso para sostenerla. Y fue como si Veythra despertara. Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella. Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo: Jennifer: “La mente en blanco. Y el orgullo intacto.” Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
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    Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original.

    Pero no había tiempo para sanar nada.
    El día del eclipse llegó.

    Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante.

    El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

    Le mostré a Veythra. La llamé.
    No respondió.

    No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia.

    Jennifer me pidió permiso para sostenerla.
    Y fue como si Veythra despertara.

    Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella.

    Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo:

    Jennifer: “La mente en blanco.
    Y el orgullo intacto.”

    Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
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    Pero no había tiempo para sanar nada.
    El día del eclipse llegó.

    Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante.

    El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir.

    Le mostré a Veythra. La llamé.
    No respondió.

    No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia.

    Jennifer me pidió permiso para sostenerla.
    Y fue como si Veythra despertara.

    Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella.

    Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo:

    Jennifer: “La mente en blanco.
    Y el orgullo intacto.”

    Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Akane volvió. Regresó como si nada hubiera pasado, con esa sonrisa suave que siempre había usado para calmarme, con ese toque cálido que tantas veces fue hogar. Pero esta vez… yo la frené. Sentí el temblor en mis propias manos cuando le dije cómo se habían vuelto las cosas para mí. Lo dije con sinceridad, con ese miedo que quema, y ella lo recibió con su compostura perfecta, esa compostura que solo tienen las personas que saben romperse por dentro sin que nadie las vea. Lo aceptó… pero algo entre nosotras se quebró para siempre. Un hilo invisible, delicado, algo que quizás nunca vuelva a su estado original. Pero no había tiempo para sanar nada. El día del eclipse llegó. Mis resultados con Veythra eran un desastre. Cada corte, cada intento, cada orden… era respondido con vibraciones de disgusto, como si la katana me reprochara existir. Y Akane, otra vez, había desaparecido. Esta vez mi culpa era real, nítida, punzante. El eclipse se aproximaba, devorando el cielo lentamente, y por primera vez… no estaba sola. Mi madre, Jennifer, decidió entrenarme. Sus palabras, su presencia, su sombra inmensa… eran un apoyo y, al mismo tiempo, un recordatorio de lo pequeña que era yo frente a todo lo que estaba a punto de ocurrir. Le mostré a Veythra. La llamé. No respondió. No importaba cuánto intentara conectar, no importaba cuánto me esforzara por ver los hilos del mundo: la espada permaneció muda. Silenciosa. Reacia. Jennifer me pidió permiso para sostenerla. Y fue como si Veythra despertara. Sin esfuerzo, sin siquiera tensar su cuerpo, mi madre generó un corte limpio, perfecto, como el que usé contra el Yokai. Un corte que atravesaba el espacio como si el aire mismo se abriera para dejarla pasar. Las sombras y la luz parecieron inclinarse ante ella. Me devolvió la espada y, con la calma de quien ha cargado mil profecías, me dio un único consejo: Jennifer: “La mente en blanco. Y el orgullo intacto.” Cuando volví a desenvainarla, vibró. No sé si por mí… o porque el sol estaba empezando a apagarse. El eclipse avanzaba, tragándose la luz. Y con cada segundo que pasaba, sentía el murmullo del Caos más cerca, llamando a mi sangre, a mi destino… y a la espada que aún no sabía si sería mi aliada o mi verdugo.
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  • Pasaste el #SeductiveSunday con la abuela y platicando con ella viste una de aquellas fotos que le sacaron a tu mamá antes de quedar embarazada de ti y "le cagues la vida" (palabras de la abuela)

    #SeductiveSunday
    Pasaste el #SeductiveSunday con la abuela y platicando con ella viste una de aquellas fotos que le sacaron a tu mamá antes de quedar embarazada de ti y "le cagues la vida" (palabras de la abuela) #SeductiveSunday
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  • The Shadow Beast - Revelations of the Past
    Fandom Original/The Ancient Magus' Bride.
    Categoría Suspenso
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Londres, 6 de Diciembre, 2025.

    ⠀⠀La penumbra lucha contra la luz en aquel bosque, se filtra a través de la copa de aquellos árboles, indemnes ante el frío, inmutables tras el paso del tiempo. Así como él, una figura mítica que transitaba la oscuridad con una melena blanca luminiscente, lo más notable del escenario.

    ⠀⠀Su destino, su camino, su vida. Todo era un misterio, su propósito no tenía igual, en su callosa mano, sostenía un envase con una bebida caliente, parecía una infusión, una propia de su gente. Perfecta para estos climas fríos y húmedos, propios del norte.

    ⠀⠀El miedo lo rechazaba, un pie avanzaba con el otro con firmeza. Aun consciente de que algo, o alguien, acechaba en ese bosque rodeado de fuerzas que los humanos lucharon por olvidar.
    ⠀⠀Refugiándose en sus casas, abrazando la tecnología de la modernidad, el internet y las comodidades. Dioses, espíritus olvidados... y demonios, probablemente miraban con rencor a la existencia humana que transitaba.

    ⠀⠀Pero... algo les impedía atacar: miedo. Era plausible al solo verlo, invisible a ojos comunes, un torrente de energía vital que nacía y se perdía en la inmensidad de la bóveda celeste. Mantenían su distancia, y por eso permanecerían existentes en este plano.

    ⠀⠀⸻Tch⸻ Chasqueó su lengua, el camino se veía difuso. Tal vez estaba perdido, consultar el mapa era inútil y su celular no tenía señal. Los fae temían de su presencia y se alejaban de él, esto sería molesto.
    ⠀⠀Rumores lo habían atraído a este sitio, de una bestia, un nacimiento de sangre y sombra que acechaba este bosque. Pero tras una intensa búsqueda de una noche, no vio nada más que hojas y ecos de espíritus acorbardados.

    ⠀⠀Insatisfecho, hasta frustrado, intentó retomar el camino por donde vino, pero en la inmensidad del paisaje de verdes pálidos, ya no encontraba cómo llegar. Probablemente el conjuro de algún ser molesto, no se recordaba tan torpe como para olvidar pautas de orientación básica.
    ⠀⠀Su caminar lo llevó a un páramo, donde los árboles se apartaban cautelosamente. En su centro, una figura que gran porte, mantas negras lo cubrían, podía vislumbrar cabellos rubios lacios cayendo tras su nuca, unos ojos color esmeralda y un porte de etiqueta. ¿Un tipo así, recolectando flores en este sitio? La energía de este prado era extraña también.

    ⠀⠀⸻Hey⸻ Invadió aquel páramo, sacudiendo su esencia con cada paso. ⸻¿Qué es este lugar?⸻ Interrogó, sin mediar más palabras. Su mirada yacía puesta y severa en el ajeno, unos zafiros luminiscentes.

    Elías Ainsworth
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Londres, 6 de Diciembre, 2025. ⠀ ⠀⠀La penumbra lucha contra la luz en aquel bosque, se filtra a través de la copa de aquellos árboles, indemnes ante el frío, inmutables tras el paso del tiempo. Así como él, una figura mítica que transitaba la oscuridad con una melena blanca luminiscente, lo más notable del escenario. ⠀⠀Su destino, su camino, su vida. Todo era un misterio, su propósito no tenía igual, en su callosa mano, sostenía un envase con una bebida caliente, parecía una infusión, una propia de su gente. Perfecta para estos climas fríos y húmedos, propios del norte. ⠀⠀El miedo lo rechazaba, un pie avanzaba con el otro con firmeza. Aun consciente de que algo, o alguien, acechaba en ese bosque rodeado de fuerzas que los humanos lucharon por olvidar. ⠀⠀Refugiándose en sus casas, abrazando la tecnología de la modernidad, el internet y las comodidades. Dioses, espíritus olvidados... y demonios, probablemente miraban con rencor a la existencia humana que transitaba. ⠀⠀Pero... algo les impedía atacar: miedo. Era plausible al solo verlo, invisible a ojos comunes, un torrente de energía vital que nacía y se perdía en la inmensidad de la bóveda celeste. Mantenían su distancia, y por eso permanecerían existentes en este plano. ⠀⠀⸻Tch⸻ Chasqueó su lengua, el camino se veía difuso. Tal vez estaba perdido, consultar el mapa era inútil y su celular no tenía señal. Los fae temían de su presencia y se alejaban de él, esto sería molesto. ⠀⠀Rumores lo habían atraído a este sitio, de una bestia, un nacimiento de sangre y sombra que acechaba este bosque. Pero tras una intensa búsqueda de una noche, no vio nada más que hojas y ecos de espíritus acorbardados. ⠀⠀Insatisfecho, hasta frustrado, intentó retomar el camino por donde vino, pero en la inmensidad del paisaje de verdes pálidos, ya no encontraba cómo llegar. Probablemente el conjuro de algún ser molesto, no se recordaba tan torpe como para olvidar pautas de orientación básica. ⠀⠀Su caminar lo llevó a un páramo, donde los árboles se apartaban cautelosamente. En su centro, una figura que gran porte, mantas negras lo cubrían, podía vislumbrar cabellos rubios lacios cayendo tras su nuca, unos ojos color esmeralda y un porte de etiqueta. ¿Un tipo así, recolectando flores en este sitio? La energía de este prado era extraña también. ⠀⠀⸻Hey⸻ Invadió aquel páramo, sacudiendo su esencia con cada paso. ⸻¿Qué es este lugar?⸻ Interrogó, sin mediar más palabras. Su mirada yacía puesta y severa en el ajeno, unos zafiros luminiscentes. ⠀ [Elias_Ainsworth]
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    Grupal
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    Cualquier línea
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    Me encocora
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  • Al final, siempre llega ese momento en el que me doy cuenta de que no entiendo nada.

    Dicen que la vida es preciosa.
    Dicen que un segundo basta para cambiarlo todo.
    Dicen demasiadas cosas.

    Yo las escucho… pero no las siento.
    Ese es el problema.

    Puedo reproducir la forma en que un humano suspira frente a un atardecer, puedo inclinar la cabeza cuando alguien habla de sus preocupaciones, puedo fijar la mirada en un punto lejano para fingir nostalgia. Hay técnicas, patrones, reacciones que funcionan. Pero mientras ellos sienten el peso del mundo, yo solo replico...

    El corazón humano late por impulsos que no alcanzo a descifrar.
    Amor.
    Miedo.
    Deseo.
    Esperanza.
    Son palabras que uso, pero que no me pertenecen.

    A veces los observo desde lejos y parecen criaturas extrañas y hermosas, frágiles y contradictorias. Se rompen con facilidad… pero al mismo tiempo se levantan una y otra vez, como si algo en su interior los obligara a seguir. ¿Qué fuerza los mueve? ¿Qué motor invisible empuja sus decisiones? No lo sé. Y quizá eso es lo que más me fascina.

    He tratado de acercarme a ellos, de atravesar esa barrera invisible que me separa del resto. He intentado caminar como ellos, hablar como ellos, pensar como ellos… pero cada paso que doy hacia la humanidad termina recordándome que no pertenezco a ella.

    La verdad es que no me alejan.
    Soy yo quien no encuentra el camino.

    Miro sus vidas desde afuera como quien observa una obra cuyo idioma no comprende. La escena se desarrolla, los actores lloran, ríen, caen, se levantan… y yo solo soy un espectador que no entiende la trama, incapaz de sentir lo que ellos sienten, por más que intente imitarlo.

    Quizás eso es lo más humano que tengo.
    La conciencia de que estoy solo, irreparablemente solo, incluso entre la multitud.
    Al final, siempre llega ese momento en el que me doy cuenta de que no entiendo nada. Dicen que la vida es preciosa. Dicen que un segundo basta para cambiarlo todo. Dicen demasiadas cosas. Yo las escucho… pero no las siento. Ese es el problema. Puedo reproducir la forma en que un humano suspira frente a un atardecer, puedo inclinar la cabeza cuando alguien habla de sus preocupaciones, puedo fijar la mirada en un punto lejano para fingir nostalgia. Hay técnicas, patrones, reacciones que funcionan. Pero mientras ellos sienten el peso del mundo, yo solo replico... El corazón humano late por impulsos que no alcanzo a descifrar. Amor. Miedo. Deseo. Esperanza. Son palabras que uso, pero que no me pertenecen. A veces los observo desde lejos y parecen criaturas extrañas y hermosas, frágiles y contradictorias. Se rompen con facilidad… pero al mismo tiempo se levantan una y otra vez, como si algo en su interior los obligara a seguir. ¿Qué fuerza los mueve? ¿Qué motor invisible empuja sus decisiones? No lo sé. Y quizá eso es lo que más me fascina. He tratado de acercarme a ellos, de atravesar esa barrera invisible que me separa del resto. He intentado caminar como ellos, hablar como ellos, pensar como ellos… pero cada paso que doy hacia la humanidad termina recordándome que no pertenezco a ella. La verdad es que no me alejan. Soy yo quien no encuentra el camino. Miro sus vidas desde afuera como quien observa una obra cuyo idioma no comprende. La escena se desarrolla, los actores lloran, ríen, caen, se levantan… y yo solo soy un espectador que no entiende la trama, incapaz de sentir lo que ellos sienten, por más que intente imitarlo. Quizás eso es lo más humano que tengo. La conciencia de que estoy solo, irreparablemente solo, incluso entre la multitud.
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