• Cuando el telón llame a la hora
    ¿Estaremos satisfechos los dos?
    No fue difícil darse cuenta
    El amor es la muerte de la paz mental
    Vienes y vas en olas
    Dejándome en tu estela.
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  • ↪ No tienes posibilidad de victoria. Entrégate a nosotros. Somete tu voluntad al imperio o enfrenta la muerte, igual que tantas otras civilizaciones que fueron relegadas al olvido por resistirse a nuestra supremacía.
    ↪ No tienes posibilidad de victoria. Entrégate a nosotros. Somete tu voluntad al imperio o enfrenta la muerte, igual que tantas otras civilizaciones que fueron relegadas al olvido por resistirse a nuestra supremacía.
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  • 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒
    𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬

    El sonido de las flautas y los tambores retumbó en el bosque, entrelazándose con los rezos funerarios. Pero ella los escuchaba distantes, como ecos que pertenecían a otro mundo.

    ────Y ahora derramo estas libaciones para los ancestros y los espíritus guardianes de esta tierra... paz con la naturaleza... paz con los dioses.

    La madre del príncipe se acercó a la pira de madera y derramó el vino, la miel dorada y la gotas blancas de leche que oscurecieron la tierra húmeda al caer.

    Los dedos helados de Afro se cerraron con fuerza alrededor de la antorcha. Inspiró hondo el aire impregnado de neblina; los ojos le escocían y parpadeó varias veces, conteniendo las lágrimas.

    Todas las miradas se volvieron hacia ella. Había llegado la hora.

    Avanzó hacia la pira y el fuego de la antorcha se desató en llamas en la madera y las flores. Las flamas danzantes envolieron el cuerpo del príncipe en su cálido abrazo y lo consumieron. Ella se encogió detrás de su velo.

    Ella misma lo había preparado con cuidado como si temiera romperlo. Le vistió con la túnica que a él tanto le gustaba; la misma que llevó la noche en que escaparon del palacio real y se unieron a la celebración anual en la gran plaza, mezclándose con la multitud cómo dos ciudadanos comunes.

    Ahora las llamas devoraron ese recuerdo, junto a muchos otros: la primera vez que sus miradas se encontraron, su voz llamándola entre risas.

    El humo ascendía, y con él todo lo que vivieron se elevó hacia un lugar que ella no podía alcanzar.

    La urna con cenizas fue colocada frente a la estela con su nombre grabado en piedra. Ella permaneció de rodillas junto a esta, inmóvil, con el corazón destrozado y escuchando cómo los demás se alejaban rumbo al palacio.

    La madre del príncipe se detuvo a su lado. Con un gesto contenido, posó la mano sobre su hombro, tan cálida y familiar.

    ────Hija de la espuma y el cielo, su espíritu ha partido con honor. Esta tierra resguardará su nombre. Mientras el fuego de este reino permanezca encendido, él seguirá con nosotros.

    Entonces, inclinándose apenas hacia ella, su tono se suavizó.

    ────Él te amó y yo lo sé. Guárdalo y llévalo contigo. Porque ni las llamas, ni la muerte pueden arrebatárleto.

    El peso de su mano fue firme, a pesar del suave temblor que advirtió en su agarre. Luego se retiró en silencio, dejándole el espacio que ella necesitaba.

    Una sonrisa frágil asomó en los labios de Afro, entre la humedad de sus lágrimas.Tenue, pero sincera. Siempre había admirado eso de ella: incluso en la adversidad, se levantaba con la frente en alto. Con la espalda recta, los hombros firmes y esa mirada desafiando al mundo, con la fuerza de quién ha enfrentando mil batallas y era capaz de sostener el mundo sin vacilar.

    En ese instante, la diosa quiso beber de esa fortaleza.

    Los dedos de Afro rozaron la cerámica aún tibia. Eso... eso era lo único que quedaba del príncipe Anquises en el mundo.

    Apoyó su frente contra la estela y susurró plegarias sagradas que se mezclaron con el humo y la bruma. Con cuidado, colocó una corona de laurel y flores que ella misma había hecho y vertió una última libación de vino, dejando que el líquido humedeciera la piedra como un puente entre los vivos y los que ya no lo eran. Rozó la estela con un beso, un último beso de despedida, sellando su memoria en ese lugar.

    Cada paso que arrastraba, alejándola del bosque sagrado, se sentía tan irreal, un sueño del que no podía despertar. La procesión se desvanecía tras ella, entre cánticos apagados y el humo del incienso que se perdía en la neblina. El sendero de tierra cubierto de hojas la condujo de regreso al palacio, sus torres y murallas pálidas parecían más pesadas que nunca. Al cruzar sus puertas, el silencio se hizo más hondo que en el bosque.

    La ciudad estaba en luto por la pérdida de su príncipe. Ella lo estaba por algo más profundo: había perdido a quién había sido su confidente, su amigo, el hombre que la diosa había escogido. Con quién había compartido secretos, risas y sueños que ahora parecían evaporarse en el aire. Cada rincón del palacio, cada recuerdo que contenía en sus paredes, dolía como un eco que retumbaba sin parar.

    Se enjuagó las lágrimas con el puño y pese al dolor que la atravesaba, volvió a encarnar su papel de nodriza, el papel que el deber le exigía y que le ofreció un ancla en medio de la marea de la tormenta.

    Lo encontró sentado en las escaleras; el pequeño príncipe Eneas jugueteaba distraídamente con una figura de madera que tenía entre sus manos, balanceaba las piernas como si estuviera sumergido en el agua; un hábito que al observarlo, había aprendido que era su forma de manifestar nerviosismo.

    ────Hola, mi príncipe... –dijo ella suavemente, con una sonrisa tenue para diluir el luto– ¿Puedo acompañarte?

    Eneas levantó la vista. Sus ojos grandes y enrojecidos buscaron a su nodriza entre la bruma de las lágrimas. Por un instante vaciló y luego asintió con la cabeza, apoyando la figura de madera sobre el peldaño.

    ────Sí... me... me gustaría que te quedaras.

    Ella se sentó a su lado y juntos permanecieron en silencio, dejando que este se transformara en un refugio compartido. Eneas se abrazó a su cintura, rompiendo en llanto y la diosa acarició sus cabellos con suavidad, con ternura maternal.

    Por dentro, la pena la consumía como un fuego imposible de apagar, tentándola a ceder, a desbordarse. Pero por más que quisiera, no podía hacerlo. Debía mantenerse en su papel de nodriza. Debía mantenerse fuerte. Por Eneas. Por Anquises.

    Levantó la vista al brumoso cielo blanco fluorescente más allá de la ventana. En su pecho algo se mantuvo intacto: el recuerdo de Anquises y... esperanza. Ahora tenía una promesa que mantener, cuidar de su hijo. Por él, por ella, por ambos. Porque cuidar de su hijo, también era un acto de amor hacia su príncipe que partió.

    Mientras lo abrazaba, comprendió que proteger a Eneas, enseñarle, sostenerlo y estar para él en los momentos de dolor, era honrar la memoria de Anquises.

    La diosa del amor acompañó a su hijo, sin palabras. No las necesitaban.

    Mientras lo sostenía en sus brazos, sintió que la esperanza permanecía firme y luminosa. Un hilo invisible que unía el pasado, el presente y todo lo que aún estaba por venir.

    Afro sonrió.

    Tenía esperanza.
    𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐘 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀𝐒 🌸 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬 El sonido de las flautas y los tambores retumbó en el bosque, entrelazándose con los rezos funerarios. Pero ella los escuchaba distantes, como ecos que pertenecían a otro mundo. ────Y ahora derramo estas libaciones para los ancestros y los espíritus guardianes de esta tierra... paz con la naturaleza... paz con los dioses. La madre del príncipe se acercó a la pira de madera y derramó el vino, la miel dorada y la gotas blancas de leche que oscurecieron la tierra húmeda al caer. Los dedos helados de Afro se cerraron con fuerza alrededor de la antorcha. Inspiró hondo el aire impregnado de neblina; los ojos le escocían y parpadeó varias veces, conteniendo las lágrimas. Todas las miradas se volvieron hacia ella. Había llegado la hora. Avanzó hacia la pira y el fuego de la antorcha se desató en llamas en la madera y las flores. Las flamas danzantes envolieron el cuerpo del príncipe en su cálido abrazo y lo consumieron. Ella se encogió detrás de su velo. Ella misma lo había preparado con cuidado como si temiera romperlo. Le vistió con la túnica que a él tanto le gustaba; la misma que llevó la noche en que escaparon del palacio real y se unieron a la celebración anual en la gran plaza, mezclándose con la multitud cómo dos ciudadanos comunes. Ahora las llamas devoraron ese recuerdo, junto a muchos otros: la primera vez que sus miradas se encontraron, su voz llamándola entre risas. El humo ascendía, y con él todo lo que vivieron se elevó hacia un lugar que ella no podía alcanzar. La urna con cenizas fue colocada frente a la estela con su nombre grabado en piedra. Ella permaneció de rodillas junto a esta, inmóvil, con el corazón destrozado y escuchando cómo los demás se alejaban rumbo al palacio. La madre del príncipe se detuvo a su lado. Con un gesto contenido, posó la mano sobre su hombro, tan cálida y familiar. ────Hija de la espuma y el cielo, su espíritu ha partido con honor. Esta tierra resguardará su nombre. Mientras el fuego de este reino permanezca encendido, él seguirá con nosotros. Entonces, inclinándose apenas hacia ella, su tono se suavizó. ────Él te amó y yo lo sé. Guárdalo y llévalo contigo. Porque ni las llamas, ni la muerte pueden arrebatárleto. El peso de su mano fue firme, a pesar del suave temblor que advirtió en su agarre. Luego se retiró en silencio, dejándole el espacio que ella necesitaba. Una sonrisa frágil asomó en los labios de Afro, entre la humedad de sus lágrimas.Tenue, pero sincera. Siempre había admirado eso de ella: incluso en la adversidad, se levantaba con la frente en alto. Con la espalda recta, los hombros firmes y esa mirada desafiando al mundo, con la fuerza de quién ha enfrentando mil batallas y era capaz de sostener el mundo sin vacilar. En ese instante, la diosa quiso beber de esa fortaleza. Los dedos de Afro rozaron la cerámica aún tibia. Eso... eso era lo único que quedaba del príncipe Anquises en el mundo. Apoyó su frente contra la estela y susurró plegarias sagradas que se mezclaron con el humo y la bruma. Con cuidado, colocó una corona de laurel y flores que ella misma había hecho y vertió una última libación de vino, dejando que el líquido humedeciera la piedra como un puente entre los vivos y los que ya no lo eran. Rozó la estela con un beso, un último beso de despedida, sellando su memoria en ese lugar. Cada paso que arrastraba, alejándola del bosque sagrado, se sentía tan irreal, un sueño del que no podía despertar. La procesión se desvanecía tras ella, entre cánticos apagados y el humo del incienso que se perdía en la neblina. El sendero de tierra cubierto de hojas la condujo de regreso al palacio, sus torres y murallas pálidas parecían más pesadas que nunca. Al cruzar sus puertas, el silencio se hizo más hondo que en el bosque. La ciudad estaba en luto por la pérdida de su príncipe. Ella lo estaba por algo más profundo: había perdido a quién había sido su confidente, su amigo, el hombre que la diosa había escogido. Con quién había compartido secretos, risas y sueños que ahora parecían evaporarse en el aire. Cada rincón del palacio, cada recuerdo que contenía en sus paredes, dolía como un eco que retumbaba sin parar. Se enjuagó las lágrimas con el puño y pese al dolor que la atravesaba, volvió a encarnar su papel de nodriza, el papel que el deber le exigía y que le ofreció un ancla en medio de la marea de la tormenta. Lo encontró sentado en las escaleras; el pequeño príncipe Eneas jugueteaba distraídamente con una figura de madera que tenía entre sus manos, balanceaba las piernas como si estuviera sumergido en el agua; un hábito que al observarlo, había aprendido que era su forma de manifestar nerviosismo. ────Hola, mi príncipe... –dijo ella suavemente, con una sonrisa tenue para diluir el luto– ¿Puedo acompañarte? Eneas levantó la vista. Sus ojos grandes y enrojecidos buscaron a su nodriza entre la bruma de las lágrimas. Por un instante vaciló y luego asintió con la cabeza, apoyando la figura de madera sobre el peldaño. ────Sí... me... me gustaría que te quedaras. Ella se sentó a su lado y juntos permanecieron en silencio, dejando que este se transformara en un refugio compartido. Eneas se abrazó a su cintura, rompiendo en llanto y la diosa acarició sus cabellos con suavidad, con ternura maternal. Por dentro, la pena la consumía como un fuego imposible de apagar, tentándola a ceder, a desbordarse. Pero por más que quisiera, no podía hacerlo. Debía mantenerse en su papel de nodriza. Debía mantenerse fuerte. Por Eneas. Por Anquises. Levantó la vista al brumoso cielo blanco fluorescente más allá de la ventana. En su pecho algo se mantuvo intacto: el recuerdo de Anquises y... esperanza. Ahora tenía una promesa que mantener, cuidar de su hijo. Por él, por ella, por ambos. Porque cuidar de su hijo, también era un acto de amor hacia su príncipe que partió. Mientras lo abrazaba, comprendió que proteger a Eneas, enseñarle, sostenerlo y estar para él en los momentos de dolor, era honrar la memoria de Anquises. La diosa del amor acompañó a su hijo, sin palabras. No las necesitaban. Mientras lo sostenía en sus brazos, sintió que la esperanza permanecía firme y luminosa. Un hilo invisible que unía el pasado, el presente y todo lo que aún estaba por venir. Afro sonrió. Tenía esperanza.
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  • "Es hora de trabajar, encargarme de unos empresarios deudores de mi jefe, no puedo permitir que sigan sin pagar, por las buenas o por las malas, o las peores."

    Renjiro cerró el aula con calma, como si nada pesara en sus hombros. Sus estudiantes pensaban que era un hombre brillante, un académico apasionado por su oficio. Nadie sospechaba que debajo de esa fachada impecable se escondía el otro rostro, el que se activaba cuando caía la noche.

    El primer destino fue un despacho privado, donde tres empresarios nerviosos lo esperaban. La mesa estaba cubierta de documentos, contratos que no habían cumplido, promesas vacías. Renjiro se sentó frente a ellos, sacando un pañuelo para limpiar las lentes de sus gafas.
    —He sido claro antes —susurró, su voz tranquila, como si recitara un verso—. Mi jefe no aprecia las demoras.

    Uno intentó justificar el retraso, pero antes de que terminara, el sonido metálico de una navaja plegándose rompió la tensión. Renjiro no levantó la voz, no necesitó amenazar. Bastó un gesto sutil, un movimiento casi elegante… y el silencio volvió a reinar, teñido de un rojo discreto que manchaba los papeles.

    Más tarde, en un estacionamiento subterráneo, el escenario fue distinto. Allí no hubo palabras ni advertencias. Solo un eco de pasos, un susurro en la oscuridad y el golpe sordo de un cuerpo desplomándose. Renjiro trabajaba con precisión quirúrgica: rápido, eficiente, sin alardes. Cuando terminó, apenas una mancha de sangre se deslizó por su guante, que limpió con el mismo pañuelo blanco que antes había usado para sus gafas.

    La noche cerró con él de regreso en su oficina de profesor. Encendió la lámpara, sacó un cuaderno y corrigió un ensayo como si la sangre aún fresca en su memoria fuese solo tinta derramada sobre un papel.

    Para Renjiro, la muerte era un lenguaje. Y él, un académico que lo dominaba en silencio.
    "Es hora de trabajar, encargarme de unos empresarios deudores de mi jefe, no puedo permitir que sigan sin pagar, por las buenas o por las malas, o las peores." Renjiro cerró el aula con calma, como si nada pesara en sus hombros. Sus estudiantes pensaban que era un hombre brillante, un académico apasionado por su oficio. Nadie sospechaba que debajo de esa fachada impecable se escondía el otro rostro, el que se activaba cuando caía la noche. El primer destino fue un despacho privado, donde tres empresarios nerviosos lo esperaban. La mesa estaba cubierta de documentos, contratos que no habían cumplido, promesas vacías. Renjiro se sentó frente a ellos, sacando un pañuelo para limpiar las lentes de sus gafas. —He sido claro antes —susurró, su voz tranquila, como si recitara un verso—. Mi jefe no aprecia las demoras. Uno intentó justificar el retraso, pero antes de que terminara, el sonido metálico de una navaja plegándose rompió la tensión. Renjiro no levantó la voz, no necesitó amenazar. Bastó un gesto sutil, un movimiento casi elegante… y el silencio volvió a reinar, teñido de un rojo discreto que manchaba los papeles. Más tarde, en un estacionamiento subterráneo, el escenario fue distinto. Allí no hubo palabras ni advertencias. Solo un eco de pasos, un susurro en la oscuridad y el golpe sordo de un cuerpo desplomándose. Renjiro trabajaba con precisión quirúrgica: rápido, eficiente, sin alardes. Cuando terminó, apenas una mancha de sangre se deslizó por su guante, que limpió con el mismo pañuelo blanco que antes había usado para sus gafas. La noche cerró con él de regreso en su oficina de profesor. Encendió la lámpara, sacó un cuaderno y corrigió un ensayo como si la sangre aún fresca en su memoria fuese solo tinta derramada sobre un papel. Para Renjiro, la muerte era un lenguaje. Y él, un académico que lo dominaba en silencio.
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  • -La mujer se encontraba en su oficina trabajando, timbrando con “Cancelled” unos archivos de almas que pasaron al otro mundo. En eso las puertas se abren y entra Bel, un espectro menor volando muy agitado-

    Bel: ¡señora!!... Tenemos un problema.

    -La mujer levantó la vista al ver al espectro, bajando el timbre cuando escuchó la palabra “problema”-

    ¿Llegaron los Power Ranger?..

    Bel: que!? Noo.. Hubo un cambio de destino de una persona.

    ¿Aparecieron las guerreras mágicas?

    -El espectro se quedó sin palabras y le entrego un archivo antiguo y desgastado a la mujer. Al verlo lo reconoció, y no tuvo que abrirlo para saber de quién era-

    Si.. lo sé. Haz escuchado un dicho ¿“ Si quieres eliminar un imperio, debes entrar en el imperio”?
    Pues es lo que está haciendo el adefecio. Ya que su objetivo no es fácil, y posee muy buenos asesinos, sin contar que es inmortal.
    Pero si ese adefecio quisiera puede destruir el mundo humano con su poder, es de los más poderosos que he enfrentado.

    Bel: ¿no hará nada señora?..

    -La mujer levantó el timbre de Cancelled y sello en la frente a Bel, el espectro quedó confundido-

    No puedo intervenir en lo que ese adefecio haga, solo evitar su muerte..
    Ahora largo, necesito terminar para ver “Bon appetit, majestad”

    -La mujer levanta el índice y una energía espiritual agarra a Bel y lo empieza arrastrar hasta la puerta sacándolo de la oficina, cerrando finalmente la puerta -

    Bien continuemos...
    -La mujer se encontraba en su oficina trabajando, timbrando con “Cancelled” unos archivos de almas que pasaron al otro mundo. En eso las puertas se abren y entra Bel, un espectro menor volando muy agitado- Bel: ¡señora!!... Tenemos un problema. -La mujer levantó la vista al ver al espectro, bajando el timbre cuando escuchó la palabra “problema”- ¿Llegaron los Power Ranger?.. Bel: que!? Noo.. Hubo un cambio de destino de una persona. ¿Aparecieron las guerreras mágicas? -El espectro se quedó sin palabras y le entrego un archivo antiguo y desgastado a la mujer. Al verlo lo reconoció, y no tuvo que abrirlo para saber de quién era- Si.. lo sé. Haz escuchado un dicho ¿“ Si quieres eliminar un imperio, debes entrar en el imperio”? Pues es lo que está haciendo el adefecio. Ya que su objetivo no es fácil, y posee muy buenos asesinos, sin contar que es inmortal. Pero si ese adefecio quisiera puede destruir el mundo humano con su poder, es de los más poderosos que he enfrentado. Bel: ¿no hará nada señora?.. -La mujer levantó el timbre de Cancelled y sello en la frente a Bel, el espectro quedó confundido- No puedo intervenir en lo que ese adefecio haga, solo evitar su muerte.. Ahora largo, necesito terminar para ver “Bon appetit, majestad” -La mujer levanta el índice y una energía espiritual agarra a Bel y lo empieza arrastrar hasta la puerta sacándolo de la oficina, cerrando finalmente la puerta - Bien continuemos...
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  • Lore resumen (Para cualquier interesado en rol :D)

    En los años 1326. Despues que la noticia de 2 especies nuevas se difundira empezaria la cazeria,Recoleccion y elimiacion de cada nueva especie. 

    Un duo de hermanos llamados Ying dolly y avhap Dolly,ellos 2 estaban en busqueda de la supuesta siguiente gema que daria la bendicion de unas habilidades y una nueva especie al obtenerla. Habian bastantes noticas de que posiblemente estuviera en un lugar entre montañas y collideras

    El duo de hermanos despues de 2 años de busqueda,encontraron una montaña donde estaba ubicada esa gema,la hermana tuvo un mal presentimieno y trato de evitar que su hermano tomara la gema.

    Pero aun asi,el hermano tomo la gema amarilla, la aparencia de ying cambiando,manteniendo la forma humanoide pero con cambios notorios mientras las esporas se esparcian y se dividian en 2,Uno para el hermano y el otro para la hermana

    Sin embargo,la hermana no pudo resistir las esporas,provocando su muerte cayendo de la montaña,Mientras que el otro fue llevado a algun lugar lejano,Donde la propia encarnacion de la vida estaba presente

    El hermano intento hablar con ella al ver que su hermana murio por los efectos,La vida simplemente saco sangre dorada de su brazo y con unas pocas gotas empezaba a moldear la forma de la hermana ala semejanza de ella y de ying,Un clon.

    ese clon fue nombrado "Heidy dolly",un clon que puede ser usado para el beneficio de ying,la madurez de ese clon seria similar al de la vida,Nunca cambiara,mejorara o empeorara,pero cada vez que se muere obtiene mas fuerza.

    Ying tras la corta conversacion,su consiencia fue enviado ala tierra devuelta

    Mientras los años pasaban,Ying descubrio que el podria usar la sangre de ese clon para devolverle la vida a su hermana difunta,matando y extrayendo la sangre del clon mientras su especie crecia por las esporas que el clon sacaba al morir,

    Y hasta la actualidad de el año 2126,ese clon a muerto 44 veces,y nunca siendo consiente de ello.



    (cualquier duda por si es necesario para rol me pueden decir^^,Tambien perdon si no tengo tanta originalidad en la escritura x"d)
    Lore resumen (Para cualquier interesado en rol :D) En los años 1326. Despues que la noticia de 2 especies nuevas se difundira empezaria la cazeria,Recoleccion y elimiacion de cada nueva especie.  Un duo de hermanos llamados Ying dolly y avhap Dolly,ellos 2 estaban en busqueda de la supuesta siguiente gema que daria la bendicion de unas habilidades y una nueva especie al obtenerla. Habian bastantes noticas de que posiblemente estuviera en un lugar entre montañas y collideras El duo de hermanos despues de 2 años de busqueda,encontraron una montaña donde estaba ubicada esa gema,la hermana tuvo un mal presentimieno y trato de evitar que su hermano tomara la gema. Pero aun asi,el hermano tomo la gema amarilla, la aparencia de ying cambiando,manteniendo la forma humanoide pero con cambios notorios mientras las esporas se esparcian y se dividian en 2,Uno para el hermano y el otro para la hermana Sin embargo,la hermana no pudo resistir las esporas,provocando su muerte cayendo de la montaña,Mientras que el otro fue llevado a algun lugar lejano,Donde la propia encarnacion de la vida estaba presente El hermano intento hablar con ella al ver que su hermana murio por los efectos,La vida simplemente saco sangre dorada de su brazo y con unas pocas gotas empezaba a moldear la forma de la hermana ala semejanza de ella y de ying,Un clon. ese clon fue nombrado "Heidy dolly",un clon que puede ser usado para el beneficio de ying,la madurez de ese clon seria similar al de la vida,Nunca cambiara,mejorara o empeorara,pero cada vez que se muere obtiene mas fuerza. Ying tras la corta conversacion,su consiencia fue enviado ala tierra devuelta Mientras los años pasaban,Ying descubrio que el podria usar la sangre de ese clon para devolverle la vida a su hermana difunta,matando y extrayendo la sangre del clon mientras su especie crecia por las esporas que el clon sacaba al morir, Y hasta la actualidad de el año 2126,ese clon a muerto 44 veces,y nunca siendo consiente de ello. (cualquier duda por si es necesario para rol me pueden decir^^,Tambien perdon si no tengo tanta originalidad en la escritura x"d)
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  • "Todos eventualmente terminarán mal cuando la infestación los toca, sin excepciones."

    Reflexiona luego de cumplir su palabra, luego de darle el beneficio de la duda, solo 48 horas de vida para aquella criatura, donde pudo conocer el mundo lejos de cualquier posible contagio.

    Le presentó a su Vulpafila, quien milagrosamente no se comporto agresivamente con esa niña como en otros casos, Chroma se mantenía en silencio y vigilante mientras con la ayuda de un cefalón, le explica lo que aquella niña infestada veía a través de sus ojos.

    La infestación le curo de una enfermedad terminal pero seguía dentro de ella, una amenaza silenciosa disfrazada bajo el rostro de una criatura inocente, el cielo ,la noche, las estrellas, las plantas y lo que era estar bajo el sol bajo un cuerpo sano.

    "Descansa en paz."

    Chroma se pone de pie luego de ofrecer una respetuosa reverencia hacia la tumba, de las pocas veces que con el Warframe otorgo una muerte rápida, precisa e indolora con su parazón luego de las 48 horas más paternales que ha tenido en su vida.

    "Tarde o temprano la infestación terminaría con ella." Intenta justificar sus actos, luego de sentir un pequeño remordimiento

    "Es mejor que muriera sabiendo que nunca lastimo a nadie mientras seguía consciente."
    Hasta le cuesta desplasarze con soltura con el cuerpo de Chroma.

    "NIña valiente" Dentro de la capsula de transferencia Hayden conserva el dibujo en crayolas de Chroma, el vulpafila y la infestadas en un picnic.

    Hayden decide apagar a Chroma, ambos necesitaban descansar.
    "Todos eventualmente terminarán mal cuando la infestación los toca, sin excepciones." Reflexiona luego de cumplir su palabra, luego de darle el beneficio de la duda, solo 48 horas de vida para aquella criatura, donde pudo conocer el mundo lejos de cualquier posible contagio. Le presentó a su Vulpafila, quien milagrosamente no se comporto agresivamente con esa niña como en otros casos, Chroma se mantenía en silencio y vigilante mientras con la ayuda de un cefalón, le explica lo que aquella niña infestada veía a través de sus ojos. La infestación le curo de una enfermedad terminal pero seguía dentro de ella, una amenaza silenciosa disfrazada bajo el rostro de una criatura inocente, el cielo ,la noche, las estrellas, las plantas y lo que era estar bajo el sol bajo un cuerpo sano. "Descansa en paz." Chroma se pone de pie luego de ofrecer una respetuosa reverencia hacia la tumba, de las pocas veces que con el Warframe otorgo una muerte rápida, precisa e indolora con su parazón luego de las 48 horas más paternales que ha tenido en su vida. "Tarde o temprano la infestación terminaría con ella." Intenta justificar sus actos, luego de sentir un pequeño remordimiento "Es mejor que muriera sabiendo que nunca lastimo a nadie mientras seguía consciente." Hasta le cuesta desplasarze con soltura con el cuerpo de Chroma. "NIña valiente" Dentro de la capsula de transferencia Hayden conserva el dibujo en crayolas de Chroma, el vulpafila y la infestadas en un picnic. Hayden decide apagar a Chroma, ambos necesitaban descansar.
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  • - Lo siento amigo pero si tratabas de imitarme, fallaste. Yo no tengo ojos rojos ni uñas de tigresa, Faker....

    Sonic sin miedo a una muerte segura...
    - Lo siento amigo pero si tratabas de imitarme, fallaste. Yo no tengo ojos rojos ni uñas de tigresa, Faker.... Sonic sin miedo a una muerte segura...
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  • Rɔɲɔʋɑ

    *Extrañaba mucho pasar bellos momentos con mi preciosa y adorada dama. Necesitaba sentir esa calidez que solo la sombra de la muerte podría darme. La tomé de las caderas para acomodarla junto a mi sentada en mi regazo.*

    "Muchas veces se dice que estarán juntos 'hasta que la muerte los separe'..."

    *Le comentaba mientras daba una suave caricia en su mejilla, siempre contemplando su bello rostro.*

    "Pero en nuestro caso, la muerte nos unirá aún más~"

    *Dicho esto, besé profundamente los labios de mi Ronova con enorme pasión. Queriendo prolongar por siempre este bello instante.*

    "Te amo Ronova"
    [nebula_white_rat_775] *Extrañaba mucho pasar bellos momentos con mi preciosa y adorada dama. Necesitaba sentir esa calidez que solo la sombra de la muerte podría darme. La tomé de las caderas para acomodarla junto a mi sentada en mi regazo.* "Muchas veces se dice que estarán juntos 'hasta que la muerte los separe'..." *Le comentaba mientras daba una suave caricia en su mejilla, siempre contemplando su bello rostro.* "Pero en nuestro caso, la muerte nos unirá aún más~" *Dicho esto, besé profundamente los labios de mi Ronova con enorme pasión. Queriendo prolongar por siempre este bello instante.* "Te amo Ronova"🖤
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  • ──── ❝Todos moriremos igual que nacimos. Siempre encontraremos el final antes que el comienzo.

    Si vivir significa buscar constantemente la sabiduria, nos encontraremos esperando el fin tras nuestra última lección para, finalmente, ver la sutileza del fin y entender por completo lo que significa morir.

    No podemos ayudarnos a crecer más sabios. Aquellos que no son ayudados en la busqueda de su sabiduria son quienes no trascenderán Ia muerte.❞ ────
    ──── ❝Todos moriremos igual que nacimos. Siempre encontraremos el final antes que el comienzo. Si vivir significa buscar constantemente la sabiduria, nos encontraremos esperando el fin tras nuestra última lección para, finalmente, ver la sutileza del fin y entender por completo lo que significa morir. No podemos ayudarnos a crecer más sabios. Aquellos que no son ayudados en la busqueda de su sabiduria son quienes no trascenderán Ia muerte.❞ ────
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