• Piloto de guerra...
    El Baritec va en el firmamento majestuosamente. Puedes volar a Mach uno, o incluso de dos a cinco con el suficiente entrenamiento. Y el poder de su arsenal puede adaptarse a las necesidades de combate. Naturalmente necesitas mucho entrenamiento muscular para soportar las presiones de 2G o hasta 3G sobre la espina dorsal... Sobre todo si quieres ir más allá de Mach uno.
    Es una de las maravillosas posibilidades al alcance de mi mano para hacer la carrera militar...
    Me emociona mucho
    Piloto de guerra... El Baritec va en el firmamento majestuosamente. Puedes volar a Mach uno, o incluso de dos a cinco con el suficiente entrenamiento. Y el poder de su arsenal puede adaptarse a las necesidades de combate. Naturalmente necesitas mucho entrenamiento muscular para soportar las presiones de 2G o hasta 3G sobre la espina dorsal... Sobre todo si quieres ir más allá de Mach uno. Es una de las maravillosas posibilidades al alcance de mi mano para hacer la carrera militar... Me emociona mucho 🤩
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  • PERSECUCIÓN EN LA CIUDAD
    Fandom OC
    Categoría Acción
    El viento helado le cortaba la piel mientras corría. Sus patas—no, sus pies—golpeaban el asfalto mojado, dejando huellas irregulares de sangre en su carrera desesperada por las calles iluminadas por farolas parpadeantes.

    La ciudad era un laberinto de edificios altos, callejones estrechos y luces de neón vibrando en la niebla. El caos de las sirenas y los motores rugía a su alrededor, pero Eon-9 solo escuchaba una cosa:

    Los cazadores venían por él.

    —¡Ahí está! ¡No lo pierdan!

    El grito rasgó el aire, seguido por el sonido de botas golpeando el suelo con una precisión militar. Los agentes del laboratorio se movían como depredadores, coordinados, disciplinados. Sabían lo que buscaban. Sabían lo que era él.

    Y no podían permitirse perderlo.

    Un zumbido agudo le hizo girar en el último segundo. El dardo tranquilizante pasó a centímetros de su oreja. No se detuvo. No podía detenerse.

    Saltó sobre un contenedor de basura, usándolo como impulso para trepar un muro de ladrillo viejo. Sus dedos ensangrentados resbalaron, pero se aferró. Sentía los músculos quemar, el cuerpo al borde del colapso.

    —¡Flanqueen el perímetro! ¡Que no llegue a la avenida!

    Un destello de luz roja. Láseres de escáner. Querían fijar su posición. Quería desaparecer.

    Rodó por el otro lado del muro y aterrizó en un callejón oscuro. El hedor a humedad y a desechos se pegó a su nariz. Perfecto.

    Agazapado tras una fila de cajas rotas, intentó controlar su respiración. Pero su corazón latía como un tambor de guerra.

    —Unidad Beta, escaneen esta zona. No puede haber ido lejos.

    Los pasos se acercaban. Eon-9 sintió el pulso en sus oídos, la presión en su pecho.

    ¿Era esto todo?

    ¿Volver a la jaula? Volver a las agujas, a las voces frías, a los bisturíes cortando su carne como si no doliera…?

    No.

    NO.

    Se impulsó con toda la energía que le quedaba y se lanzó a la calle principal. Un coche casi lo atropella. Frenó con un chirrido, el conductor gritando insultos. No importaba. Los agentes abrieron fuego.

    Chispas saltaron del asfalto cuando las balas impactaron el suelo.

    Esquivó, rodó, giró bruscamente hacia un mercado nocturno lleno de gente. Gritos. Bolsas cayendo. Platos rompiéndose.

    —¡Mierda, se metió entre la multitud!

    —¡No disparen! ¡Demasiados civiles!

    Oportunidad.

    Saltó sobre un puesto, impulsándose con las manos. Su cuerpo ya no respondía bien, pero la adrenalina lo mantenía en movimiento.

    Dos calles más. Un giro brusco. Un túnel subterráneo.

    La oscuridad lo envolvió cuando se dejó caer en las sombras. Los pasos de sus perseguidores se volvieron más distantes.

    Silencio.

    Respiró hondo. El hedor a alcantarilla quemó su nariz.

    No importaba. Seguía vivo.

    Por ahora.
    El viento helado le cortaba la piel mientras corría. Sus patas—no, sus pies—golpeaban el asfalto mojado, dejando huellas irregulares de sangre en su carrera desesperada por las calles iluminadas por farolas parpadeantes. La ciudad era un laberinto de edificios altos, callejones estrechos y luces de neón vibrando en la niebla. El caos de las sirenas y los motores rugía a su alrededor, pero Eon-9 solo escuchaba una cosa: Los cazadores venían por él. —¡Ahí está! ¡No lo pierdan! El grito rasgó el aire, seguido por el sonido de botas golpeando el suelo con una precisión militar. Los agentes del laboratorio se movían como depredadores, coordinados, disciplinados. Sabían lo que buscaban. Sabían lo que era él. Y no podían permitirse perderlo. Un zumbido agudo le hizo girar en el último segundo. El dardo tranquilizante pasó a centímetros de su oreja. No se detuvo. No podía detenerse. Saltó sobre un contenedor de basura, usándolo como impulso para trepar un muro de ladrillo viejo. Sus dedos ensangrentados resbalaron, pero se aferró. Sentía los músculos quemar, el cuerpo al borde del colapso. —¡Flanqueen el perímetro! ¡Que no llegue a la avenida! Un destello de luz roja. Láseres de escáner. Querían fijar su posición. Quería desaparecer. Rodó por el otro lado del muro y aterrizó en un callejón oscuro. El hedor a humedad y a desechos se pegó a su nariz. Perfecto. Agazapado tras una fila de cajas rotas, intentó controlar su respiración. Pero su corazón latía como un tambor de guerra. —Unidad Beta, escaneen esta zona. No puede haber ido lejos. Los pasos se acercaban. Eon-9 sintió el pulso en sus oídos, la presión en su pecho. ¿Era esto todo? ¿Volver a la jaula? Volver a las agujas, a las voces frías, a los bisturíes cortando su carne como si no doliera…? No. NO. Se impulsó con toda la energía que le quedaba y se lanzó a la calle principal. Un coche casi lo atropella. Frenó con un chirrido, el conductor gritando insultos. No importaba. Los agentes abrieron fuego. Chispas saltaron del asfalto cuando las balas impactaron el suelo. Esquivó, rodó, giró bruscamente hacia un mercado nocturno lleno de gente. Gritos. Bolsas cayendo. Platos rompiéndose. —¡Mierda, se metió entre la multitud! —¡No disparen! ¡Demasiados civiles! Oportunidad. Saltó sobre un puesto, impulsándose con las manos. Su cuerpo ya no respondía bien, pero la adrenalina lo mantenía en movimiento. Dos calles más. Un giro brusco. Un túnel subterráneo. La oscuridad lo envolvió cuando se dejó caer en las sombras. Los pasos de sus perseguidores se volvieron más distantes. Silencio. Respiró hondo. El hedor a alcantarilla quemó su nariz. No importaba. Seguía vivo. Por ahora.
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    Individual
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    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • -Aquel hermoso paisaje era testigo del gran amor que Abel sentía por Yelena, contempló su rostro, adorándolo, besando cada espació de este, los labios ajenos fueron robados por los del ex-militar toda la tarde, las palabras de amor llovieron sobre ella, como caricias cálidas y armoniosas.-

    Antes de irme, te hice una pregunta, ¿Lo recuerdas?, te dije que la respuesta la quería escuchar cuando estuvieras de nuevo entre mis brazos y hoy es el día.

    -Abel de nuevo se adueñó de los labios de su amada rubia, jugando tiernamente con ellos, leves mordidas y succiones, dejándola sin aliento por momento, cortó aquel goce para verla frente a frente, esperando la respuesta añorada. -

    Yelena Antonov
    -Aquel hermoso paisaje era testigo del gran amor que Abel sentía por Yelena, contempló su rostro, adorándolo, besando cada espació de este, los labios ajenos fueron robados por los del ex-militar toda la tarde, las palabras de amor llovieron sobre ella, como caricias cálidas y armoniosas.- Antes de irme, te hice una pregunta, ¿Lo recuerdas?, te dije que la respuesta la quería escuchar cuando estuvieras de nuevo entre mis brazos y hoy es el día. -Abel de nuevo se adueñó de los labios de su amada rubia, jugando tiernamente con ellos, leves mordidas y succiones, dejándola sin aliento por momento, cortó aquel goce para verla frente a frente, esperando la respuesta añorada. - [C0quette]
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  • *Reflexionando, recordando...*

    "—¿Cuál es la diferencia moral, si la hay, entre un civil y un ciudadano?
    —El ciudadano acepta la responsabilidad de la seguridad del Estado, y la defiende con su vida. Un civil no, señor.
    —Así dice el texto. Pero ¿Lo entiendes? ¿Lo aceptas?
    —No sé.
    —Claro que no. Creo que ninguno de los que están aquí reconocería la virtud cívica aunque la tuviera en las narices."

    —El coronel Dubois, sargento Rackzak, se refería con eso... A que el ciudadano comprende que hay muchas razones para arriesgar el pellejo poniéndose entre la amenaza y el hogar amado... Todos los hombres tenemos una buena razón por la que gustosamente ofreceríamos la vida... Por eso debo entrar en la academia militar. Además, he vivido mucho tiempo en el campo de batalla, en mi antiguo país... Las armas me encantan más que los libros. Soy un soldado... Podria estudiar cualquier cosa, pero mi verdadero deseo es hacer la carrera militar. La infantería móvil, la fuerza aérea, el cuerpo de artilleros... Pensar que puedo ingresar a cualquiera de esas secciones me emociona mucho...
    *Reflexionando, recordando...* "—¿Cuál es la diferencia moral, si la hay, entre un civil y un ciudadano? —El ciudadano acepta la responsabilidad de la seguridad del Estado, y la defiende con su vida. Un civil no, señor. —Así dice el texto. Pero ¿Lo entiendes? ¿Lo aceptas? —No sé. —Claro que no. Creo que ninguno de los que están aquí reconocería la virtud cívica aunque la tuviera en las narices." —El coronel Dubois, sargento Rackzak, se refería con eso... A que el ciudadano comprende que hay muchas razones para arriesgar el pellejo poniéndose entre la amenaza y el hogar amado... Todos los hombres tenemos una buena razón por la que gustosamente ofreceríamos la vida... Por eso debo entrar en la academia militar. Además, he vivido mucho tiempo en el campo de batalla, en mi antiguo país... Las armas me encantan más que los libros. Soy un soldado... Podria estudiar cualquier cosa, pero mi verdadero deseo es hacer la carrera militar. La infantería móvil, la fuerza aérea, el cuerpo de artilleros... Pensar que puedo ingresar a cualquiera de esas secciones me emociona mucho...
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  • —¿Cuál es la diferencia moral, si la hay, entre un civil y un ciudadano?
    —El ciudadano acepta la responsabilidad de la seguridad del Estado, y la defiende con su vida. Un civil no, señor.
    —Así dice el texto. Pero ¿Lo entiendes? ¿Lo aceptas?
    —No sé.
    —Claro que no. Creo que ninguno de los que están aquí reconocería la virtud cívica aunque la tuviera en las narices.

    *Ese... Recuerdo... De hace tiempo, en una clase de filosofía y ciencia moral en la academia militar me vino de repente, como cuando una antena pesca una señal de radio...
    El meollo del asunto es que la guerra, el conflicto, está inherente en la naturaleza humana. La guerra es el padre de todas las cosas. Es una especie de neodarwinismo extendido y aplicado más allá de la biología.
    Los humanos se han enfrentado entre ellos muchas veces, a lo largo de la historia. Pero si apareciera un enemigo externo — no humano —, ¿Qué pasaría entonces?
    La humanidad debería dejar de lado sus diferencias y unirse como una sola para garantizar su supervivencia. Y entonces encontramos que cada hombre tiene una razón por la que alegremente entregaría la vida, algo por lo qué luchar...
    El poder efectivo es la fuerza bruta. La fuerza bruta ha resuelto más conflictos que cualquier otra cosa, a lo largo de la historia. Y sin fuerza bruta, utilizada y aplicada de forma correcta, puede garantizar el orden en la sociedad.
    ¿O no?
    El caos ordena y coloca a cada quien en su lugar de forma natural...*
    —¿Cuál es la diferencia moral, si la hay, entre un civil y un ciudadano? —El ciudadano acepta la responsabilidad de la seguridad del Estado, y la defiende con su vida. Un civil no, señor. —Así dice el texto. Pero ¿Lo entiendes? ¿Lo aceptas? —No sé. —Claro que no. Creo que ninguno de los que están aquí reconocería la virtud cívica aunque la tuviera en las narices. *Ese... Recuerdo... De hace tiempo, en una clase de filosofía y ciencia moral en la academia militar me vino de repente, como cuando una antena pesca una señal de radio... El meollo del asunto es que la guerra, el conflicto, está inherente en la naturaleza humana. La guerra es el padre de todas las cosas. Es una especie de neodarwinismo extendido y aplicado más allá de la biología. Los humanos se han enfrentado entre ellos muchas veces, a lo largo de la historia. Pero si apareciera un enemigo externo — no humano —, ¿Qué pasaría entonces? La humanidad debería dejar de lado sus diferencias y unirse como una sola para garantizar su supervivencia. Y entonces encontramos que cada hombre tiene una razón por la que alegremente entregaría la vida, algo por lo qué luchar... El poder efectivo es la fuerza bruta. La fuerza bruta ha resuelto más conflictos que cualquier otra cosa, a lo largo de la historia. Y sin fuerza bruta, utilizada y aplicada de forma correcta, puede garantizar el orden en la sociedad. ¿O no? El caos ordena y coloca a cada quien en su lugar de forma natural...*
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  • Hago lo mejor que puedo, se merece vivir tranquila, sin ser molestada, cuando la veo disfrutar de las cosas más sencillas, me doy cuenta de que me gané la lotería con ella, ha dejado su riqueza, su estatus y su apellido por seguirme, por seguir a este ex militar que solo le ofrece una vida sumamente modesta.

    -Abel solo pensaba, al verla en el jardín que tan celosamente cultivaba para ella, aquellas rosas rojas, que representaban el amor infinito, ahora entendia por qué las rosas estaban más vivas que nunca, las manos ajenas tenían magia y eran benditas. -

    Mi amada, Yelena.
    Yelena Antonov
    Hago lo mejor que puedo, se merece vivir tranquila, sin ser molestada, cuando la veo disfrutar de las cosas más sencillas, me doy cuenta de que me gané la lotería con ella, ha dejado su riqueza, su estatus y su apellido por seguirme, por seguir a este ex militar que solo le ofrece una vida sumamente modesta. -Abel solo pensaba, al verla en el jardín que tan celosamente cultivaba para ella, aquellas rosas rojas, que representaban el amor infinito, ahora entendia por qué las rosas estaban más vivas que nunca, las manos ajenas tenían magia y eran benditas. - Mi amada, Yelena. [C0quette]
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  • Ella está tan enamorada de su conejita, que así le de de comer aberraciones mágicas, ella se las come toditas. ~

    (Recordemos que Dei es militar, así que tiene una ENORME tolerancia a aberraciones culinarias, porque es mejor comer algo bizarro o fauna local, que morir de hambre(?))
    Ella está tan enamorada de su conejita, que así le de de comer aberraciones mágicas, ella se las come toditas. ~ (Recordemos que Dei es militar, así que tiene una ENORME tolerancia a aberraciones culinarias, porque es mejor comer algo bizarro o fauna local, que morir de hambre(?))
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  • ♧ Una Boticaria en la Corte ♧

    El palacio resplandece con farolillos dorados y sedas rojas ondeando en los pasillos. Esta noche es especial: un banquete imperial en honor a una victoria militar. La élite de la corte se ha reunido en el gran salón, donde la música y el murmullo de conversaciones llenan el aire.

    Entre la multitud, una joven destaca, pero no por su estatus, sino por su evidente incomodidad. Maomao, con su cabello adornado con flores y un refinado kimono rojo con detalles dorados, está lejos de sentirse cómoda. Sus manos, acostumbradas a manipular hierbas y venenos, se sienten torpes envueltas en mangas de seda.

    Hognian que la había arreglado la observa con una sonrisa divertida.

    Hongniang: 《riendo suavemente》 "Maomao, luces maravillosa esta noche. Deberías arreglarte así más seguido."

    Maomao: 《frunce el ceño y toca sus labios con el dedo, en un gesto de resignación》"No te acostumbres. Esto es solo por hoy."



    El gran salón resplandecía con luces doradas y aromas embriagadores. La música flotaba en el aire, acompañada de risas y murmullos de nobles que brindaban con elegancia ensayada. Maomao observaba la escena desde su rincón, con una copa en la mano que aún dudaba en beber.

    Las mujeres en la sala eran como flores en un jarrón de porcelana: hermosas, perfectamente arregladas, pero sin voz ni propósito más allá de adornar el festín. Las concubinas reían con dulzura, con los rostros maquillados y los gestos calculados, esforzándose por atraer una mirada, una pizca de atención que pudiera asegurar su posición en la corte.

    Era absurdo. Estas fiestas eran un espectáculo de poder, pero no de quien vestía las ropas más opulentas ni de quien bailaba con más gracia. El verdadero poder estaba en quienes dictaban las reglas, en los hombres que alzaban sus copas y decidían el destino de esas mismas mujeres con una sola palabra.

    Sumergida en sus pensamientos no se dió cuenta de que una silueta se le acercaba por la espalda....
    ♧ Una Boticaria en la Corte ♧ El palacio resplandece con farolillos dorados y sedas rojas ondeando en los pasillos. Esta noche es especial: un banquete imperial en honor a una victoria militar. La élite de la corte se ha reunido en el gran salón, donde la música y el murmullo de conversaciones llenan el aire. Entre la multitud, una joven destaca, pero no por su estatus, sino por su evidente incomodidad. Maomao, con su cabello adornado con flores y un refinado kimono rojo con detalles dorados, está lejos de sentirse cómoda. Sus manos, acostumbradas a manipular hierbas y venenos, se sienten torpes envueltas en mangas de seda. Hognian que la había arreglado la observa con una sonrisa divertida. Hongniang: 《riendo suavemente》 "Maomao, luces maravillosa esta noche. Deberías arreglarte así más seguido." Maomao: 《frunce el ceño y toca sus labios con el dedo, en un gesto de resignación》"No te acostumbres. Esto es solo por hoy." El gran salón resplandecía con luces doradas y aromas embriagadores. La música flotaba en el aire, acompañada de risas y murmullos de nobles que brindaban con elegancia ensayada. Maomao observaba la escena desde su rincón, con una copa en la mano que aún dudaba en beber. Las mujeres en la sala eran como flores en un jarrón de porcelana: hermosas, perfectamente arregladas, pero sin voz ni propósito más allá de adornar el festín. Las concubinas reían con dulzura, con los rostros maquillados y los gestos calculados, esforzándose por atraer una mirada, una pizca de atención que pudiera asegurar su posición en la corte. Era absurdo. Estas fiestas eran un espectáculo de poder, pero no de quien vestía las ropas más opulentas ni de quien bailaba con más gracia. El verdadero poder estaba en quienes dictaban las reglas, en los hombres que alzaban sus copas y decidían el destino de esas mismas mujeres con una sola palabra. Sumergida en sus pensamientos no se dió cuenta de que una silueta se le acercaba por la espalda....
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  • Elios y Emma trabajan en una cafetería...
    Amo el café, y como los del gobierno no me dejan entrar a la academia militar... ¿Debería abrir mi propia cafetería?
    Elios y Emma trabajan en una cafetería... Amo el café, y como los del gobierno no me dejan entrar a la academia militar... ¿Debería abrir mi propia cafetería?
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  • Capítulo #5: La gran guerra nupcial. Parte #2.

    La guerra se desató... la familia del zar apenas lograron escapar de la encerrona que supuso la boda falsa, y de la zarevna descarriada y el traidor de su sirviente no se supo más... esto hizo que la tensa paz artificial entre las dos naciones finalmente rompiera su último hilo que la mantenía, iniciando la gran guerra. Este conflicto duró 300 años completos, en los cuales las grandes batallas en cielo mar y tierra se libraron. Poderosos hechizos y la más avanzada tecnología militar se desplegaron, aeronaves y dragones surcaban los cielos desatando bombas y bolas de fuego sobre la población y derramando sangre combatiente y civil por igual en ambos frentes. Durante años ambos bandos mantenían un estira y afloja en el campo de batalla, mientras que sus científicos y magos desarrollaban nuevas tecnología y rituales para tratar de derrotar a sus enemigos. Bases caían, los cadáveres se acumulaban y la miseria caía sobre los más inocentes...
    Entre estas tecnologías, en el tercer siglo de guerra el emperador Claude V, descendiente directo del emperador culpable de esta blasfemia contra la humanidad, ordenó usar un horrendo tomo antiguo recuperado de una misteriosa capilla negra en los territorios de la perdida civilización de Saionia; un grimorio negro azabache con el que lograron invocar y domar horrendos demonios llamados Formoire; gigantes de fuego y azufre nacidos de apócrifos ritos de sangre y orgías, con grandes astas, ojos llenos de locura y odio, gigantescas alas negras como la noche durante una tormenta y armados con enormes tridentes de hierro incandescente.
    Los Krassnos no se quedaron atrás, pues el Zar en curso, Nicolai Nicolaiev II ordenó l aconstrucción de las unidades de combate "Bogatyr"; colosales trajes de combate armados hasta los dientes capaces de causar la cantidad de daño que un escuadrón militar completo podría, apenas tripulados por un puñado de soldados...
    Y el agujero oscuro en el cielo sigue siendo ignorado... ahora es tan grande para que una persona quepa a través de él... y una gota de un líquido negro cayó casi al mismo tiempo que los demonios y las máquinas pisaron la tierra para desatar el horror...
    Capítulo #5: La gran guerra nupcial. Parte #2. La guerra se desató... la familia del zar apenas lograron escapar de la encerrona que supuso la boda falsa, y de la zarevna descarriada y el traidor de su sirviente no se supo más... esto hizo que la tensa paz artificial entre las dos naciones finalmente rompiera su último hilo que la mantenía, iniciando la gran guerra. Este conflicto duró 300 años completos, en los cuales las grandes batallas en cielo mar y tierra se libraron. Poderosos hechizos y la más avanzada tecnología militar se desplegaron, aeronaves y dragones surcaban los cielos desatando bombas y bolas de fuego sobre la población y derramando sangre combatiente y civil por igual en ambos frentes. Durante años ambos bandos mantenían un estira y afloja en el campo de batalla, mientras que sus científicos y magos desarrollaban nuevas tecnología y rituales para tratar de derrotar a sus enemigos. Bases caían, los cadáveres se acumulaban y la miseria caía sobre los más inocentes... Entre estas tecnologías, en el tercer siglo de guerra el emperador Claude V, descendiente directo del emperador culpable de esta blasfemia contra la humanidad, ordenó usar un horrendo tomo antiguo recuperado de una misteriosa capilla negra en los territorios de la perdida civilización de Saionia; un grimorio negro azabache con el que lograron invocar y domar horrendos demonios llamados Formoire; gigantes de fuego y azufre nacidos de apócrifos ritos de sangre y orgías, con grandes astas, ojos llenos de locura y odio, gigantescas alas negras como la noche durante una tormenta y armados con enormes tridentes de hierro incandescente. Los Krassnos no se quedaron atrás, pues el Zar en curso, Nicolai Nicolaiev II ordenó l aconstrucción de las unidades de combate "Bogatyr"; colosales trajes de combate armados hasta los dientes capaces de causar la cantidad de daño que un escuadrón militar completo podría, apenas tripulados por un puñado de soldados... Y el agujero oscuro en el cielo sigue siendo ignorado... ahora es tan grande para que una persona quepa a través de él... y una gota de un líquido negro cayó casi al mismo tiempo que los demonios y las máquinas pisaron la tierra para desatar el horror...
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