• 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏: 𝐄𝐋 𝐈𝐍𝐈𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋
    Fandom DnD, Baldur's Gate
    Categoría Slice of Life
    A las manos de Rennyn había llegado un nuevo caso, un hombre había desaparecido en la Alta Ciudad de Baldurs Gate, un hombre con influencias importantes, claro… “Desaparecer” era un término muy vago ya que lo único encontrado de él era una cantidad ingente de sangre por el suelo de su morada.

    La única pista que tenían para investigar eran las relaciones de este hombre, es decir, amigos, vecinos, familiares, enemigos.

    Por una parte tenía que el desaparecido era una persona amable con ganas de vivir la vida, según contaban sus amigos.
    Por otra parte tenía a un hombre cariñoso y comprensivo, según su familia.
    Por último tenía que era un hombre que debía demasiado dinero, según sus enemigos.

    Hubiera sido fácil apuntar con el dedo a cualquiera de los que decían que debía dinero ¿Verdad? Y eso hubiera sido un error de novato.



    Aquella noche había ido a su taberna de confianza a beber un buen vino, a veces el alcohol hace que todo vaya más lento y a Rennyn le de el tiempo suficiente para pensar en qué y cómo debe de actuar, le da tiempo para repasar punto por punto aquello que está investigando.

    Y así fue se sumió en sus pensamientos de tal forma que se vio a sí misma en la escena del crimen, en una vista como el de una tercera persona, las manchas de sangre parecían demasiado calculadas, era como si específicamente se hubiera rociado la sangre para ocultar algo, tal vez un rastro ¿Era sangre humana? Eso habría que analizarlo, tal vez si encontraba a alguien con el olfato agudo… Lo segundo en lo que se fijó es que en las paredes había muy pocas manchas por lo que si hubiera, por ejemplo, degollado al desaparecido, este tendría que haber estado suspendido en el aire de forma horizontal, por lo que era demasiado improbable que el desaparecido estuviera muerto. Otra de las cosas que se fijó es que la casa estaba descuidada y no había arrastre de cosas o huellas en la sangre que indicasen unos pasos y alguien moviendo el cuerpo.

    Sin duda toda aquella sangre, primero, no era humana y segundo estaba puesta ahí para ocultar más pistas. Ahora sabía lo que tenía que hacer, enviaría a los guardias a que investigasen la zona, revisar sótanos ocultos, habitaciones ocultas, tal vez hasta una salida al tejado que no hubieran visto, quería que examinasen los tablones de madera del suelo buscando indicios de forcejeo y lucha, quería una segunda opinión.

    Aquella misma noche, tras su reflexión junto al alcohol hasta altas horas de la noche, caminó hasta quedar frente a la puerta de su hogar, no había luz alguna en las ventanas, por alguna razón esperaba que sí la hubiera, pero vivía sola.

    Se quedó mirando aquella puerta de madera pulida, con detalles chapados en oro, un pomo dorado perfectamente redondo, tuvo el ademán de tomar el pomo y girarlo, pero no lo hizo ¿Qué iba a encontrar? Polvo, telas de araña y ratas.

    Dio varios pasos atrás observando las dos ventanas que había sobre la puerta, daban al segundo piso, a lo que sería su habitación, allí si uno forzaba la vista, si uno no miraba, observaba podía adivinar unas cortinas de gasa blancas translúcidas, y tras ellas… la figura de un ser sonriendo.

    Rennyn dio media vuelta atemorizada, volvería a “dormir” a su despacho, allí al menos se concentraría en su nuevo caso.

    Tras una larga caminata desde su hogar hasta los juzgados, subió a su despacho, encendió las velas para tener la lumbre suficiente como para que pareciera un lugar “acogedor” y se sentó sobre su gran silla con las almohadillas forradas con terciopelo rojo.

    — Si han ocultado que está, presuntamente, vivo.
    Si han perdido el tiempo en borrar un rastro derramando sangre…
    Tenemos que encontrar un desliz, algo debe de haber, algo se nos escapa.

    Había cogido una pluma, la había cargado de tinta y escribía rápidamente, con una letra que solo Rennyn entendía, detallaba y documentaba el caso, sabía que aquello no quedaría resuelto en dos días. Necesitaba más información aquello era demasiado poco como para tener una hipótesis digna de un gran erudito de la resolución de casos.

    Y mientras escribía le vino el recuerdo de aquella sonrisa siniestra que veía de vez en cuando en la ventana de su habitación más allá de la medianoche, la pluma se le resbaló de la mano dejando una gran mancha de tinta, se maldijo por haberse manchado. Y aquella sensación de querer abrir por la ventana, y saltar de esta y acabar con todo apareció en su menudo cuerpo, si bien no era la primera vez que lo pensaba desde que perdió la Perla familiar, aquel tesoro de la familia Silvershield, sí que caminó hasta el ventanal y abrió de par en par.

    — Si por mil veces el mundo pereciera, estoy con aquellos que piensan que el mundo perecerá con el fuego.

    Decir aquello en voz alta le dio una terrible idea, prender fuego a su hogar.

    Desde el ventanal de su despacho podía ver el tejado de su morada en desuso, y si... ¿Y si le prendía fuego y dejaba que todo ardiera hasta los cimientos? Empezaba a necesitar darle a su pasado un bautismo de fuego.
    A las manos de Rennyn había llegado un nuevo caso, un hombre había desaparecido en la Alta Ciudad de Baldurs Gate, un hombre con influencias importantes, claro… “Desaparecer” era un término muy vago ya que lo único encontrado de él era una cantidad ingente de sangre por el suelo de su morada. La única pista que tenían para investigar eran las relaciones de este hombre, es decir, amigos, vecinos, familiares, enemigos. Por una parte tenía que el desaparecido era una persona amable con ganas de vivir la vida, según contaban sus amigos. Por otra parte tenía a un hombre cariñoso y comprensivo, según su familia. Por último tenía que era un hombre que debía demasiado dinero, según sus enemigos. Hubiera sido fácil apuntar con el dedo a cualquiera de los que decían que debía dinero ¿Verdad? Y eso hubiera sido un error de novato. Aquella noche había ido a su taberna de confianza a beber un buen vino, a veces el alcohol hace que todo vaya más lento y a Rennyn le de el tiempo suficiente para pensar en qué y cómo debe de actuar, le da tiempo para repasar punto por punto aquello que está investigando. Y así fue se sumió en sus pensamientos de tal forma que se vio a sí misma en la escena del crimen, en una vista como el de una tercera persona, las manchas de sangre parecían demasiado calculadas, era como si específicamente se hubiera rociado la sangre para ocultar algo, tal vez un rastro ¿Era sangre humana? Eso habría que analizarlo, tal vez si encontraba a alguien con el olfato agudo… Lo segundo en lo que se fijó es que en las paredes había muy pocas manchas por lo que si hubiera, por ejemplo, degollado al desaparecido, este tendría que haber estado suspendido en el aire de forma horizontal, por lo que era demasiado improbable que el desaparecido estuviera muerto. Otra de las cosas que se fijó es que la casa estaba descuidada y no había arrastre de cosas o huellas en la sangre que indicasen unos pasos y alguien moviendo el cuerpo. Sin duda toda aquella sangre, primero, no era humana y segundo estaba puesta ahí para ocultar más pistas. Ahora sabía lo que tenía que hacer, enviaría a los guardias a que investigasen la zona, revisar sótanos ocultos, habitaciones ocultas, tal vez hasta una salida al tejado que no hubieran visto, quería que examinasen los tablones de madera del suelo buscando indicios de forcejeo y lucha, quería una segunda opinión. Aquella misma noche, tras su reflexión junto al alcohol hasta altas horas de la noche, caminó hasta quedar frente a la puerta de su hogar, no había luz alguna en las ventanas, por alguna razón esperaba que sí la hubiera, pero vivía sola. Se quedó mirando aquella puerta de madera pulida, con detalles chapados en oro, un pomo dorado perfectamente redondo, tuvo el ademán de tomar el pomo y girarlo, pero no lo hizo ¿Qué iba a encontrar? Polvo, telas de araña y ratas. Dio varios pasos atrás observando las dos ventanas que había sobre la puerta, daban al segundo piso, a lo que sería su habitación, allí si uno forzaba la vista, si uno no miraba, observaba podía adivinar unas cortinas de gasa blancas translúcidas, y tras ellas… la figura de un ser sonriendo. Rennyn dio media vuelta atemorizada, volvería a “dormir” a su despacho, allí al menos se concentraría en su nuevo caso. Tras una larga caminata desde su hogar hasta los juzgados, subió a su despacho, encendió las velas para tener la lumbre suficiente como para que pareciera un lugar “acogedor” y se sentó sobre su gran silla con las almohadillas forradas con terciopelo rojo. — Si han ocultado que está, presuntamente, vivo. Si han perdido el tiempo en borrar un rastro derramando sangre… Tenemos que encontrar un desliz, algo debe de haber, algo se nos escapa. Había cogido una pluma, la había cargado de tinta y escribía rápidamente, con una letra que solo Rennyn entendía, detallaba y documentaba el caso, sabía que aquello no quedaría resuelto en dos días. Necesitaba más información aquello era demasiado poco como para tener una hipótesis digna de un gran erudito de la resolución de casos. Y mientras escribía le vino el recuerdo de aquella sonrisa siniestra que veía de vez en cuando en la ventana de su habitación más allá de la medianoche, la pluma se le resbaló de la mano dejando una gran mancha de tinta, se maldijo por haberse manchado. Y aquella sensación de querer abrir por la ventana, y saltar de esta y acabar con todo apareció en su menudo cuerpo, si bien no era la primera vez que lo pensaba desde que perdió la Perla familiar, aquel tesoro de la familia Silvershield, sí que caminó hasta el ventanal y abrió de par en par. — Si por mil veces el mundo pereciera, estoy con aquellos que piensan que el mundo perecerá con el fuego. Decir aquello en voz alta le dio una terrible idea, prender fuego a su hogar. Desde el ventanal de su despacho podía ver el tejado de su morada en desuso, y si... ¿Y si le prendía fuego y dejaba que todo ardiera hasta los cimientos? Empezaba a necesitar darle a su pasado un bautismo de fuego.
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  • Un nuevo día empieza, y siempre es agradable ver y sentir la luz del sol...
    Además de que es domingo. Un día excelente para trabajar al máximo.
    Que tengas un buen día excelente hoy
    Un nuevo día empieza, y siempre es agradable ver y sentir la luz del sol... Además de que es domingo. Un día excelente para trabajar al máximo. Que tengas un buen día excelente hoy 😁
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  • La luna teñida de carmesí.
    Fandom OC
    Categoría Fantasía
    (( Rol cerrado con Dark Urge ))

    Kazuo caminaba lentamente por el bosque, el crepúsculo envolviendo el paisaje en tonos cálidos de dorado y rojo. Su cabello negro caía en mechones suaves sobre su cuello, moviéndose al compás de la brisa, mientras sus ojos azules, brillantes como el reflejo del cielo en un lago profundo, se mantenían atentos a los detalles de su entorno. Cada rincón del bosque era suyo, y el kitsune lo consideraba un santuario que vigilaba con devoción y diligencia.

    Sin embargo, esa tarde el aire se sintió distinto. Un aroma espeso, metálico, flotaba entre los árboles, opacando los perfumes de la tierra y las flores. Kazuo detuvo su andar, frunciendo el ceño. Su conexión con el bosque le advertía de un desequilibrio. El origen de esa sensación no tardó en revelarse.

    Siguiendo el hedor de la sangre, Kazuo llegó a un claro donde la luz del atardecer se mezclaba con el rojo vivo de un espectáculo grotesco. Cadáveres de animales, mutilados y desechados como juguetes rotos, decoraban el suelo. Las sombras de los árboles parecían intensificar la brutalidad del panorama, creando una escena tan repulsiva como inquietante.

    En el centro del caos, un joven de largos cabellos blancos descansaba sobre la hierba teñida de carmesí. Su piel, pálida como la nieve, contrastaba con las manchas de sangre que cubrían sus manos, su ropa ligera y su rostro inexpresivo. En sus manos aún sostenía una liebre, su cuello en un ángulo extraño incompatible con la vida,

    Kazuo salió de entre los árboles con pasos silenciosos, como los de un felino, observando la escena en silencio. No era raro que los mortales perturbasen su bosque, pero este individuo era diferente. Su aura era ponzoñosa, antigua, arcana. Los ojos del joven, de un color rosado apagado, reflejaban un vacío desconcertante. No había ira, ni tristeza, ni siquiera placer en su expresión. Solo un tedio inquietante, como si la destrucción a su alrededor no fuera más que un pasatiempo pasajero.

    El kitsune dio un ultimo paso.

    —¿Ya te aburriste de usar mi bosque como tu lienzo? —preguntó Kazuo con un tono inquietanteme

    Las auras de ambos eran poderosas, tan similares como contrarias. Kazuo: un demonio, hijo de la deidad Inari, un kitsune en la cúspide de su poder con sus nueve colas. Su aura era pura, como el agua virgen de la montaña. Y aquel joven: de belleza etérea, casi irreal como la de Kazuo. Su aura evocaba un miasma desagradable que contrastaba con la del zorro. Era como si la antítesis del otro estuviese cara a cara.
    (( Rol cerrado con [darkurge13] )) Kazuo caminaba lentamente por el bosque, el crepúsculo envolviendo el paisaje en tonos cálidos de dorado y rojo. Su cabello negro caía en mechones suaves sobre su cuello, moviéndose al compás de la brisa, mientras sus ojos azules, brillantes como el reflejo del cielo en un lago profundo, se mantenían atentos a los detalles de su entorno. Cada rincón del bosque era suyo, y el kitsune lo consideraba un santuario que vigilaba con devoción y diligencia. Sin embargo, esa tarde el aire se sintió distinto. Un aroma espeso, metálico, flotaba entre los árboles, opacando los perfumes de la tierra y las flores. Kazuo detuvo su andar, frunciendo el ceño. Su conexión con el bosque le advertía de un desequilibrio. El origen de esa sensación no tardó en revelarse. Siguiendo el hedor de la sangre, Kazuo llegó a un claro donde la luz del atardecer se mezclaba con el rojo vivo de un espectáculo grotesco. Cadáveres de animales, mutilados y desechados como juguetes rotos, decoraban el suelo. Las sombras de los árboles parecían intensificar la brutalidad del panorama, creando una escena tan repulsiva como inquietante. En el centro del caos, un joven de largos cabellos blancos descansaba sobre la hierba teñida de carmesí. Su piel, pálida como la nieve, contrastaba con las manchas de sangre que cubrían sus manos, su ropa ligera y su rostro inexpresivo. En sus manos aún sostenía una liebre, su cuello en un ángulo extraño incompatible con la vida, Kazuo salió de entre los árboles con pasos silenciosos, como los de un felino, observando la escena en silencio. No era raro que los mortales perturbasen su bosque, pero este individuo era diferente. Su aura era ponzoñosa, antigua, arcana. Los ojos del joven, de un color rosado apagado, reflejaban un vacío desconcertante. No había ira, ni tristeza, ni siquiera placer en su expresión. Solo un tedio inquietante, como si la destrucción a su alrededor no fuera más que un pasatiempo pasajero. El kitsune dio un ultimo paso. —¿Ya te aburriste de usar mi bosque como tu lienzo? —preguntó Kazuo con un tono inquietanteme Las auras de ambos eran poderosas, tan similares como contrarias. Kazuo: un demonio, hijo de la deidad Inari, un kitsune en la cúspide de su poder con sus nueve colas. Su aura era pura, como el agua virgen de la montaña. Y aquel joven: de belleza etérea, casi irreal como la de Kazuo. Su aura evocaba un miasma desagradable que contrastaba con la del zorro. Era como si la antítesis del otro estuviese cara a cara.
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  • El Comienzo de Todo – El Despertar de Jade Green
    Categoría Otros
    Desde que era niña, Jade siempre supo que su vida no sería como la de los demás. En los primeros años de su existencia, vivió en el convento, escondida entre las sombras de las monjas, protegida del mundo exterior por los muros de piedra que la mantenían alejada de quienes la buscaban. No entendía del todo por qué, pero sentía que algo oscuro la acechaba. Algo que no podía escapar, aunque ni su madre ni las monjas hablaran al respecto.

    Recuerdo los días grises y fríos, el canto monótono de las monjas que, a pesar de ser cálido, nunca lograba calmar la sensación constante de inquietud que me embargaba. Sabía que no era una niña común. Había algo en mí, algo que me hacía diferente. A veces, en mis sueños, veía ojos enormes, profundos como el mar. Aquellos ojos eran los mismos que sentía en mi interior. La conexión que no comprendía, la fuerza ancestral que me pertenecía y que, sin quererlo, me arrastraba.

    Era mi madre quien me sacó de allí. La misma mujer que siempre había sido una sombra distante, a veces cálida, a veces fría, pero siempre con un aire de autoridad que parecía rodearla. Esa mujer, la que hablaba en susurros con el viento, que nunca dejaba de estudiar los antiguos textos y las viejas escrituras de la Hermandad del Kraken, fue quien me sacó del convento, de mi protección, de mi escondite. Y lo hizo con una sonrisa que nunca pude descifrar, una sonrisa que llevaba consigo una carga de tristeza y aceptación.

    Al principio, no entendí lo que sucedía. No entendí por qué estaba siendo entregada a aquellos que me miraban como si fuera algo más que una niña, como si fuera una pieza de un rompecabezas al que le faltaba su lugar. Lo comprendí cuando ya era demasiado tarde, cuando mi madre, la mujer que debería haberme protegido, me entregó sin remordimientos a una organización con oscuros fines. La Hermandad del Kraken. ¿Cómo podría ella? ¿Cómo pudo venderme? ¿Por qué me entregó a aquellos que querían usarme como un simple instrumento?

    Me sentí perdida, atrapada en una red de mentiras y manipulaciones. De repente, todo lo que había conocido, todo lo que pensaba que era real, se desmoronó ante mis ojos. A medida que pasaban los años, comencé a entender que mi madre no era simplemente una madre. Era una sacerdotisa, una mujer que había consagrado su vida a un propósito más grande que ella misma. Y ese propósito no me incluía como su hija, sino como un medio para un fin: el despertar del Kraken.

    Mi madre nunca me habló directamente de la Hermandad, ni de lo que se esperaba de mí. Pero yo sabía que, en algún lugar profundo de mi ser, algo se despertaba. Mi vínculo con el Kraken no era un simple destino. Era un llamado que siempre había estado latente, esperando el momento adecuado para salir a la luz.

    Las voces que escuchaba en mis sueños, los ecos de los mares y las olas que parecían hablarme, todo encajaba en un puzzle que me aterraba. El Kraken, ese monstruo primordial, no solo era un mito. Era real. Y yo era la pieza clave para desatarlo.

    Me encontraba en medio de dos mundos. La bondad de Gazú, mi padre adoptivo, el hombre que me dio amor cuando mi madre me abandonó, y el oscuro destino que la Hermandad había trazado para mí. Gazú me ofreció protección, un refugio del caos que me rodeaba, pero el peso de lo que estaba en juego, el destino que me perseguía, me alejaba de él. Mi amor por él era la única ancla que me mantenía a flote, pero ni él ni yo sabíamos lo que se avecinaba.

    Recuerdo las noches solitarias, mirando al horizonte, buscando respuestas que nunca llegaban. Mis poderes, esas habilidades que no entendía del todo, comenzaban a crecer dentro de mí. No era solo una niña común. Había algo en mis venas, algo que me conectaba con las aguas del océano, con el monstruo que se escondía en las profundidades.

    Y ahora, al mirar las olas chocando contra la costa, entendí que no podía escapar de esto. El Kraken ya estaba despertando, y yo no podía ignorarlo. No podía evitarlo. Mi destino estaba sellado, marcado por la sangre de mi madre, por la conexión que no podía cortar. El Kraken me llamaba, y yo tenía que decidir qué hacer con ese poder.

    Me he pasado toda la vida huyendo de lo que soy, pero ahora no puedo seguir corriendo. El futuro está frente a mí, y aunque mi corazón me grite que no debo seguir el camino de la Hermandad, sé que algo más grande que yo ya ha comenzado. Y quizás, por primera vez, pueda elegir qué hacer con el poder que corre por mis venas.

    Sabía que no podía huir para siempre. El Kraken había comenzado a despertar, y su destino estaba intrínsecamente ligado a ese monstruo del abismo. Pero, a medida que la tormenta arremetía alrededor de ella, Jade entendió que no sería solo un instrumento para los fines de la Hermandad. Ella tendría que decidir por sí misma qué hacer con el poder que le otorgaba su sangre y su linaje.

    En ese momento, Jade tomó una decisión.

    "No seré su marioneta", susurró con determinación. "El Kraken no me controlará. Lo despertaré, pero será a mi manera."

    Con un último vistazo a las olas embravecidas, Jade dio un paso atrás, alejándose del borde. El destino no la había elegido, ni la Hermandad, ni el Kraken. Sería ella quien decidiría su futuro, aunque eso significara desafiar a la misma organización que la había creado y, posiblemente, a la fuerza de los mares.

    La lucha por su libertad comenzaba esa noche.
    Desde que era niña, Jade siempre supo que su vida no sería como la de los demás. En los primeros años de su existencia, vivió en el convento, escondida entre las sombras de las monjas, protegida del mundo exterior por los muros de piedra que la mantenían alejada de quienes la buscaban. No entendía del todo por qué, pero sentía que algo oscuro la acechaba. Algo que no podía escapar, aunque ni su madre ni las monjas hablaran al respecto. Recuerdo los días grises y fríos, el canto monótono de las monjas que, a pesar de ser cálido, nunca lograba calmar la sensación constante de inquietud que me embargaba. Sabía que no era una niña común. Había algo en mí, algo que me hacía diferente. A veces, en mis sueños, veía ojos enormes, profundos como el mar. Aquellos ojos eran los mismos que sentía en mi interior. La conexión que no comprendía, la fuerza ancestral que me pertenecía y que, sin quererlo, me arrastraba. Era mi madre quien me sacó de allí. La misma mujer que siempre había sido una sombra distante, a veces cálida, a veces fría, pero siempre con un aire de autoridad que parecía rodearla. Esa mujer, la que hablaba en susurros con el viento, que nunca dejaba de estudiar los antiguos textos y las viejas escrituras de la Hermandad del Kraken, fue quien me sacó del convento, de mi protección, de mi escondite. Y lo hizo con una sonrisa que nunca pude descifrar, una sonrisa que llevaba consigo una carga de tristeza y aceptación. Al principio, no entendí lo que sucedía. No entendí por qué estaba siendo entregada a aquellos que me miraban como si fuera algo más que una niña, como si fuera una pieza de un rompecabezas al que le faltaba su lugar. Lo comprendí cuando ya era demasiado tarde, cuando mi madre, la mujer que debería haberme protegido, me entregó sin remordimientos a una organización con oscuros fines. La Hermandad del Kraken. ¿Cómo podría ella? ¿Cómo pudo venderme? ¿Por qué me entregó a aquellos que querían usarme como un simple instrumento? Me sentí perdida, atrapada en una red de mentiras y manipulaciones. De repente, todo lo que había conocido, todo lo que pensaba que era real, se desmoronó ante mis ojos. A medida que pasaban los años, comencé a entender que mi madre no era simplemente una madre. Era una sacerdotisa, una mujer que había consagrado su vida a un propósito más grande que ella misma. Y ese propósito no me incluía como su hija, sino como un medio para un fin: el despertar del Kraken. Mi madre nunca me habló directamente de la Hermandad, ni de lo que se esperaba de mí. Pero yo sabía que, en algún lugar profundo de mi ser, algo se despertaba. Mi vínculo con el Kraken no era un simple destino. Era un llamado que siempre había estado latente, esperando el momento adecuado para salir a la luz. Las voces que escuchaba en mis sueños, los ecos de los mares y las olas que parecían hablarme, todo encajaba en un puzzle que me aterraba. El Kraken, ese monstruo primordial, no solo era un mito. Era real. Y yo era la pieza clave para desatarlo. Me encontraba en medio de dos mundos. La bondad de Gazú, mi padre adoptivo, el hombre que me dio amor cuando mi madre me abandonó, y el oscuro destino que la Hermandad había trazado para mí. Gazú me ofreció protección, un refugio del caos que me rodeaba, pero el peso de lo que estaba en juego, el destino que me perseguía, me alejaba de él. Mi amor por él era la única ancla que me mantenía a flote, pero ni él ni yo sabíamos lo que se avecinaba. Recuerdo las noches solitarias, mirando al horizonte, buscando respuestas que nunca llegaban. Mis poderes, esas habilidades que no entendía del todo, comenzaban a crecer dentro de mí. No era solo una niña común. Había algo en mis venas, algo que me conectaba con las aguas del océano, con el monstruo que se escondía en las profundidades. Y ahora, al mirar las olas chocando contra la costa, entendí que no podía escapar de esto. El Kraken ya estaba despertando, y yo no podía ignorarlo. No podía evitarlo. Mi destino estaba sellado, marcado por la sangre de mi madre, por la conexión que no podía cortar. El Kraken me llamaba, y yo tenía que decidir qué hacer con ese poder. Me he pasado toda la vida huyendo de lo que soy, pero ahora no puedo seguir corriendo. El futuro está frente a mí, y aunque mi corazón me grite que no debo seguir el camino de la Hermandad, sé que algo más grande que yo ya ha comenzado. Y quizás, por primera vez, pueda elegir qué hacer con el poder que corre por mis venas. Sabía que no podía huir para siempre. El Kraken había comenzado a despertar, y su destino estaba intrínsecamente ligado a ese monstruo del abismo. Pero, a medida que la tormenta arremetía alrededor de ella, Jade entendió que no sería solo un instrumento para los fines de la Hermandad. Ella tendría que decidir por sí misma qué hacer con el poder que le otorgaba su sangre y su linaje. En ese momento, Jade tomó una decisión. "No seré su marioneta", susurró con determinación. "El Kraken no me controlará. Lo despertaré, pero será a mi manera." Con un último vistazo a las olas embravecidas, Jade dio un paso atrás, alejándose del borde. El destino no la había elegido, ni la Hermandad, ni el Kraken. Sería ella quien decidiría su futuro, aunque eso significara desafiar a la misma organización que la había creado y, posiblemente, a la fuerza de los mares. La lucha por su libertad comenzaba esa noche.
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  • Blossom tomo un respiro antes de subir al escenario, los reflectores se encendieron y lo iluminaron a el y a su pokemon acompañante una Gothitelle quien tomo la mano de su entrenador y comenzo a bailar suavemente pasos similares a un vals siendo el pokemon quien guiaba al entrenador

    -Days seem sometimes as if they'll never end
    Sun digs its heels to taunt you
    But after sunlit days, one thing stays the same
    Rises the moon
    Days fade into a watercolour blur
    Memories swim and haunt you
    But look into the lake, shimmering like smoke
    Rises the moon- la gothitell uso Zona magica iluminando suavemente el suelo del escenario a la apr que la luz de los reflectores se apagaba lentamente

    -Oh-oh, close your weary eyes
    I promise you that soon the autumn comes
    To darken fading summer skies
    Breathe, breathe, breathe
    Days pull you down just like a sinking ship
    Floating is getting harder
    But tread the water, child, and know that meanwhile
    Rises the moon- a pasos cortos pero rapidos bailaban, sus pasos dejando huellas brillantes en el escenario, usando psiquico el pokemon elevo a ambos en el aire danzando al suave ritmo de la musica

    https://youtu.be/eAIQIrcoADs?si=YZm7trj7rGPUBoIF
    Blossom tomo un respiro antes de subir al escenario, los reflectores se encendieron y lo iluminaron a el y a su pokemon acompañante una Gothitelle quien tomo la mano de su entrenador y comenzo a bailar suavemente pasos similares a un vals siendo el pokemon quien guiaba al entrenador -Days seem sometimes as if they'll never end Sun digs its heels to taunt you But after sunlit days, one thing stays the same Rises the moon Days fade into a watercolour blur Memories swim and haunt you But look into the lake, shimmering like smoke Rises the moon- la gothitell uso Zona magica iluminando suavemente el suelo del escenario a la apr que la luz de los reflectores se apagaba lentamente -Oh-oh, close your weary eyes I promise you that soon the autumn comes To darken fading summer skies Breathe, breathe, breathe Days pull you down just like a sinking ship Floating is getting harder But tread the water, child, and know that meanwhile Rises the moon- a pasos cortos pero rapidos bailaban, sus pasos dejando huellas brillantes en el escenario, usando psiquico el pokemon elevo a ambos en el aire danzando al suave ritmo de la musica https://youtu.be/eAIQIrcoADs?si=YZm7trj7rGPUBoIF
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  • — Soy inmortal. Más o menos. La luz del sol, el calor prolongado de un fuego intenso...Tales cosas podrían acabar conmigo. Pero también podrían no hacerlo.—
    — Soy inmortal. Más o menos. La luz del sol, el calor prolongado de un fuego intenso...Tales cosas podrían acabar conmigo. Pero también podrían no hacerlo.—
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  • Un día normal para Nilou

    El sol apenas despuntaba en el horizonte, y la ciudad de Sumeru se llenaba de los susurros de la vida que despertaba. Nilou, con su cabello rojo brillando bajo la luz matutina, salía de su pequeño hogar detrás del Gran Teatro Zubayr, lista para comenzar su rutina diaria.

    Lo primero en su lista era visitar el mercado. Con una canasta en mano, recorría los puestos con una sonrisa amable, deteniéndose para saludar a los vendedores y escuchar sus historias. Siempre tenía tiempo para una charla breve, ya fuera con el frutero que le ofrecía dátiles frescos o con la anciana que vendía especias aromáticas.

    Después de llenar su canasta con frutas, hierbas y flores, regresaba al teatro. Aquel lugar no solo era su trabajo, sino también su refugio. Nilou colocaba las flores frescas en jarrones que decoraban los camerinos, llenando el ambiente de vida y color. Luego, comenzaba los ensayos con el resto de los bailarines. Los rayos de sol se filtraban por las ventanas altas, iluminando los movimientos fluidos que realizaba al compás de la música.

    “¡Una vez más!”, exclamaba con entusiasmo, animando a sus compañeros a repetir una coreografía compleja. Para Nilou, la danza no era solo una forma de expresión, sino un puente entre las emociones humanas y la naturaleza. Cada giro, cada paso, era una celebración de la vida misma.

    Por la tarde, tras los ensayos, Nilou encontraba un momento de tranquilidad junto al estanque cercano al teatro. Allí, bajo la sombra de los árboles, practicaba movimientos suaves mientras las flores de loto flotaban en el agua. A menudo, los niños del vecindario se acercaban, fascinados por su gracia. Ella les enseñaba pequeños pasos, riendo con ellos mientras intentaban imitarlos.

    Al caer la noche, el teatro se llenaba de expectantes espectadores. Nilou, ahora vestida con su traje de danza adornado con joyas y seda, se preparaba para el espectáculo. El aroma del incienso llenaba el aire mientras ella cerraba los ojos, tomando un momento para concentrarse. Cuando las luces se apagaban y el primer acorde resonaba, Nilou se convertía en una visión etérea, moviéndose con una elegancia que hipnotizaba a todos los presentes.

    Cuando la función terminaba, Nilou salía al escenario para recibir los aplausos, agradecida por poder compartir su arte con el mundo. Exhausta pero feliz, regresaba a casa bajo la luz de la luna, soñando con el próximo día en el que podría volver a bailar, transmitir su amor por la vida y, quizás, inspirar a otros a hacer lo mismo.

    Un día normal para Nilou El sol apenas despuntaba en el horizonte, y la ciudad de Sumeru se llenaba de los susurros de la vida que despertaba. Nilou, con su cabello rojo brillando bajo la luz matutina, salía de su pequeño hogar detrás del Gran Teatro Zubayr, lista para comenzar su rutina diaria. Lo primero en su lista era visitar el mercado. Con una canasta en mano, recorría los puestos con una sonrisa amable, deteniéndose para saludar a los vendedores y escuchar sus historias. Siempre tenía tiempo para una charla breve, ya fuera con el frutero que le ofrecía dátiles frescos o con la anciana que vendía especias aromáticas. Después de llenar su canasta con frutas, hierbas y flores, regresaba al teatro. Aquel lugar no solo era su trabajo, sino también su refugio. Nilou colocaba las flores frescas en jarrones que decoraban los camerinos, llenando el ambiente de vida y color. Luego, comenzaba los ensayos con el resto de los bailarines. Los rayos de sol se filtraban por las ventanas altas, iluminando los movimientos fluidos que realizaba al compás de la música. “¡Una vez más!”, exclamaba con entusiasmo, animando a sus compañeros a repetir una coreografía compleja. Para Nilou, la danza no era solo una forma de expresión, sino un puente entre las emociones humanas y la naturaleza. Cada giro, cada paso, era una celebración de la vida misma. Por la tarde, tras los ensayos, Nilou encontraba un momento de tranquilidad junto al estanque cercano al teatro. Allí, bajo la sombra de los árboles, practicaba movimientos suaves mientras las flores de loto flotaban en el agua. A menudo, los niños del vecindario se acercaban, fascinados por su gracia. Ella les enseñaba pequeños pasos, riendo con ellos mientras intentaban imitarlos. Al caer la noche, el teatro se llenaba de expectantes espectadores. Nilou, ahora vestida con su traje de danza adornado con joyas y seda, se preparaba para el espectáculo. El aroma del incienso llenaba el aire mientras ella cerraba los ojos, tomando un momento para concentrarse. Cuando las luces se apagaban y el primer acorde resonaba, Nilou se convertía en una visión etérea, moviéndose con una elegancia que hipnotizaba a todos los presentes. Cuando la función terminaba, Nilou salía al escenario para recibir los aplausos, agradecida por poder compartir su arte con el mundo. Exhausta pero feliz, regresaba a casa bajo la luz de la luna, soñando con el próximo día en el que podría volver a bailar, transmitir su amor por la vida y, quizás, inspirar a otros a hacer lo mismo.
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  • ⸻ Las cosas cambiaran

    *Un ojo permanecía cerrado, tratando de percibir su entorno. Un entorno que se retorcía en un mar de engaños y falsedades. De repente, una luz leve comenzó a asomarse, y el ojo, curioso, fue abriendo su párpado lentamente.

    Hasta que, finalmente, la luz inundó su visión y la verdad emergió, brillante y reveladora*

    ♚ I'm awake bitches!

    ◢✥𝕴llumianti 𝐆azú✥◣
    🌹⸻ Las cosas cambiaran *Un ojo permanecía cerrado, tratando de percibir su entorno. Un entorno que se retorcía en un mar de engaños y falsedades. De repente, una luz leve comenzó a asomarse, y el ojo, curioso, fue abriendo su párpado lentamente. Hasta que, finalmente, la luz inundó su visión y la verdad emergió, brillante y reveladora* ♚ I'm awake bitches! 🍷 ◢✥𝕴llumianti 𝐆azú✥◣
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Reviví, después de haber estado enfermo en la mañana, tenía migraña, dolor de cuello y de cuerpo... me molestaba la luz... horrible//
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    Me entristece
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  • 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗔𝗥𝗬 𝗔𝗡𝗗 𝗙𝗢𝗥 𝗛𝗜𝗠?!
    Fandom Arcane/LOL/league Legends
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    ଘ(|lI.‸.) ABOUT AHRI AND 𝗩𝗜𝗞𝗧𝗢𝗥 ୭
    ꒰ 𝐾𝐸𝐸𝑃 𝑌𝑂𝑈𝑅 𝐸𝑌𝐸𝑆 —
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝗼𝗻 𝗺𝗲... 𝐍𝐎𝐖.꒱⁠˖⁠♡



    જ⁀➴.
    « Para 𝗩𝗜𝗞𝗧𝗢𝗥 Los días pasaban uno tras otro, había perdido la cuenta ya hace muchos amaneceres atrás. La falta de sueño y el cansancio mental se estaban empezando a hacer presentes ahora más que nunca.
    ¿Cómo podría ser capaz de salvar a sus orígenes si ni siquiera podía descifrar cómo usar ese artefacto en dorados y ocres que sostenía ahora entre sus manos? Lo más que pudo lograr entre sus noches en vela había sido lograr que una pequeña cantidad de energía negra emanara de la puntiaguda punta del objeto.
    Pinchando el puente de su nariz cerró los ojos, nada tenía sentido en ese momento, pero descansar tampoco estaba entre sus opciones. »

    Con toda la verdad que podía tener dentro de su fisionomía, lo afirmaba; no tenía idea de cómo terminó siendo su asistente.

    Ahri tenía su sueño y sus planes más que planteados, diseñados a la perfección para que al momento de pisar a la ciudad del progreso. Todo marchará cuál viento en popa; conseguir éxito, fama y ¿por qué no? Fortuna en el progreso. Su infantil sueño egocéntrico de niña, de formar parte de una agrupación que llevara música a cada rincón desde pitlover hasta sus vecinos de zaun le recorría el cuerpo entero con renovado anhelo. Todos le habían dicho que dicha ciudad era perfecta para dar rienda suelta a su plan con apoyo de buenas personas y probablemente gente a fin a sus intereses… Más que nada; ella era el az del triunfo.

    Las plataformas resonando, el cabello rubio resplandeciendo bajo la luz diurna de pitlover mientras su sonrisa felina era fácilmente reconocible, una vastaya atrevida con una actitud despreocupada, ¿Qué mejor que la seguridad para tener una vida tal cual?

    La idea estaba fuertemente remarcada en sus pensamientos, desde la primera pisada, el primer camino marcado, estaba curiosa, más no insegura de hacia donde directamente partir, recorriendo visualmente el parámetro tan desalentador para su imaginación, jalándolo como cadenas a un ancla a la abrupta realidad. La cantidad abismal de guardias en cada esquina cercana a la división con zaun la hizo pestañear replanteándose que esperaba de un sitio que todo forastero de ahí planteaba como idóneo. Pues al movilizarse uno que otro la detuvo con intención de ver hacia donde se dirigía, ahri con educación renegaba. Pero sus orejas moviéndose a los sonidos cercanos la hicieron olfatear en el aire con inseguridad, de repente el cielo de pitlover viéndose más gris que dorado al ver la amargura, las sombras en las esquinas y las miradas por sobre los hombros.

    Quizás eso o el mismo destino que quiso arruinar sus planes llenos de egocentrismo la hicieron chocar con cierto profesor, un ser nervioso lleno de pergaminos que se presentó como Heimerdinger. La conversación fluyó con ambos mirándose en reconocimiento de sus propias especies, él notando instantáneamente su naturaleza vulpina exclamando que ella podría ser de ayuda en su academia con su más reciente descubrimiento; un artefacto que albergaba vestigios, presuntamente, espíritus.

    Ahri movió el pie con impaciencia en la sala, esperando y mordiéndose el labio después de leer un contrato con varios ceros que se sumarían en su bolsillo. ¿Ser o no la asistente de un tal Viktor? No sonaba emocionante…





    ㅤ ㅤ ଘ(|lI.‸.) ABOUT AHRI AND 𝗩𝗜𝗞𝗧𝗢𝗥 ୭ ꒰ 𝐾𝐸𝐸𝑃 𝑌𝑂𝑈𝑅 𝐸𝑌𝐸𝑆 — ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ 𝗼𝗻 𝗺𝗲... 𝐍𝐎𝐖.꒱⁠˖⁠♡ ㅤ જ⁀➴. « Para 𝗩𝗜𝗞𝗧𝗢𝗥 Los días pasaban uno tras otro, había perdido la cuenta ya hace muchos amaneceres atrás. La falta de sueño y el cansancio mental se estaban empezando a hacer presentes ahora más que nunca. ¿Cómo podría ser capaz de salvar a sus orígenes si ni siquiera podía descifrar cómo usar ese artefacto en dorados y ocres que sostenía ahora entre sus manos? Lo más que pudo lograr entre sus noches en vela había sido lograr que una pequeña cantidad de energía negra emanara de la puntiaguda punta del objeto. Pinchando el puente de su nariz cerró los ojos, nada tenía sentido en ese momento, pero descansar tampoco estaba entre sus opciones. » Con toda la verdad que podía tener dentro de su fisionomía, lo afirmaba; no tenía idea de cómo terminó siendo su asistente. Ahri tenía su sueño y sus planes más que planteados, diseñados a la perfección para que al momento de pisar a la ciudad del progreso. Todo marchará cuál viento en popa; conseguir éxito, fama y ¿por qué no? Fortuna en el progreso. Su infantil sueño egocéntrico de niña, de formar parte de una agrupación que llevara música a cada rincón desde pitlover hasta sus vecinos de zaun le recorría el cuerpo entero con renovado anhelo. Todos le habían dicho que dicha ciudad era perfecta para dar rienda suelta a su plan con apoyo de buenas personas y probablemente gente a fin a sus intereses… Más que nada; ella era el az del triunfo. Las plataformas resonando, el cabello rubio resplandeciendo bajo la luz diurna de pitlover mientras su sonrisa felina era fácilmente reconocible, una vastaya atrevida con una actitud despreocupada, ¿Qué mejor que la seguridad para tener una vida tal cual? La idea estaba fuertemente remarcada en sus pensamientos, desde la primera pisada, el primer camino marcado, estaba curiosa, más no insegura de hacia donde directamente partir, recorriendo visualmente el parámetro tan desalentador para su imaginación, jalándolo como cadenas a un ancla a la abrupta realidad. La cantidad abismal de guardias en cada esquina cercana a la división con zaun la hizo pestañear replanteándose que esperaba de un sitio que todo forastero de ahí planteaba como idóneo. Pues al movilizarse uno que otro la detuvo con intención de ver hacia donde se dirigía, ahri con educación renegaba. Pero sus orejas moviéndose a los sonidos cercanos la hicieron olfatear en el aire con inseguridad, de repente el cielo de pitlover viéndose más gris que dorado al ver la amargura, las sombras en las esquinas y las miradas por sobre los hombros. Quizás eso o el mismo destino que quiso arruinar sus planes llenos de egocentrismo la hicieron chocar con cierto profesor, un ser nervioso lleno de pergaminos que se presentó como Heimerdinger. La conversación fluyó con ambos mirándose en reconocimiento de sus propias especies, él notando instantáneamente su naturaleza vulpina exclamando que ella podría ser de ayuda en su academia con su más reciente descubrimiento; un artefacto que albergaba vestigios, presuntamente, espíritus. Ahri movió el pie con impaciencia en la sala, esperando y mordiéndose el labio después de leer un contrato con varios ceros que se sumarían en su bolsillo. ¿Ser o no la asistente de un tal Viktor? No sonaba emocionante…
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