• La pluma de estornino que había apartado hace unos días [ https://ficrol.com/posts/250657 ] tenía un fin especial.

    Elizabeth dedicó toda una tarde en pintarla y hacer un delicado trabajo de bisutería, incrustando en el centro de ella una pequeña piedra lapislázuli para unirla a un cordín cuidadosamente amarrado a otras plumas que equilibraban el peso de la primera.
    Cuando hubo terminado, la pelirroja observaba feliz el resultado, le emocionaba ver su creación colgando y adornado el cabello de su amado zorro.

    En ese momento, no imaginaba la desgracia que se iba a cernir sobre ellos. Este regalo lo había creado para agradecerle, una manera de celebrar el poder haber coincidido en esta vida, pero ahora Kazuo estaba débil y su signos vitales prendían de un hilo.

    A pesar de la situación no dudó.
    Dejó el presente a un costado del Kitsune, esperando que cuando se reincorpore este pequeño detalle lo anime y pueda sentir aunque sea una décima parte de cuanto lo amaba.

    ──────────

    ⋮||⋮ ¿Cómo explicar la hermosa persona que da vida al personaje? Tengo la fortuna de poder decir que he conocido una pequeña porción y he quedado admirada por su calidez, calidad humana y ternura (aunque diga que no la posee)

    Gracias por escogerme como tu partner y por estar pendiente de mi tanto dentro como fuera de rol.
    Te prometo que si tuviera mas lugares donde presumirte lo haría

    ¡Feliz cumpleaños! Deseo que esta nueva vuelta al sol esté llena de metas y sueños cumplidos, mereces todo el amor y felicidad que existe en este plano terrenal.

    ¡Un salud por ti y tu existencia♡!
    La pluma de estornino que había apartado hace unos días [ https://ficrol.com/posts/250657 ] tenía un fin especial. Elizabeth dedicó toda una tarde en pintarla y hacer un delicado trabajo de bisutería, incrustando en el centro de ella una pequeña piedra lapislázuli para unirla a un cordín cuidadosamente amarrado a otras plumas que equilibraban el peso de la primera. Cuando hubo terminado, la pelirroja observaba feliz el resultado, le emocionaba ver su creación colgando y adornado el cabello de su amado zorro. En ese momento, no imaginaba la desgracia que se iba a cernir sobre ellos. Este regalo lo había creado para agradecerle, una manera de celebrar el poder haber coincidido en esta vida, pero ahora [8KazuoAihara8] estaba débil y su signos vitales prendían de un hilo. A pesar de la situación no dudó. Dejó el presente a un costado del Kitsune, esperando que cuando se reincorpore este pequeño detalle lo anime y pueda sentir aunque sea una décima parte de cuanto lo amaba. ────────── ⋮||⋮ ¿Cómo explicar la hermosa persona que da vida al personaje? Tengo la fortuna de poder decir que he conocido una pequeña porción y he quedado admirada por su calidez, calidad humana y ternura (aunque diga que no la posee) Gracias por escogerme como tu partner y por estar pendiente de mi tanto dentro como fuera de rol. Te prometo que si tuviera mas lugares donde presumirte lo haría ¡Feliz cumpleaños! Deseo que esta nueva vuelta al sol esté llena de metas y sueños cumplidos, mereces todo el amor y felicidad que existe en este plano terrenal. ¡Un salud por ti y tu existencia♡!
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  • Y esta kitsune se va a descansar, suficiente entretenimiento por hoy, me siguen divirtiendo las cosas que veo y me tocan ver, hasta mañana terribles mundanos y seres de este mundo
    Y esta kitsune se va a descansar, suficiente entretenimiento por hoy, me siguen divirtiendo las cosas que veo y me tocan ver, hasta mañana terribles mundanos y seres de este mundo
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  • ╭────༺♡༻────╮
    ℝ𝕚𝕥𝕦𝕒𝕝 𝔻𝕖 𝕊𝕒𝕟𝕘𝕣𝕖.
    ╰────༺♡༻────╯

    El aire estaba cargado de Incienso y un hedor metálico a sangre antigua. Kiara estaba encadenada al altar de piedra en una Cruz de madera, su piel ardía con los símbolos que habían sido marcados en su carne. Alexander sostenía una daga de plata, cuya hoja reflejaba la luz temblorosa de los candeleros.

    A su lado, Trevor observaba en silencio. No se atrevía a mirarla a los ojos.

    —Con la sangre de la Kitsune, reclamaremos el favor de los dioses antiguos.—
    Entonó Alexander, alzando la daga.

    El filo descendió, rasgando la tela de su vestido y hundiéndose en su hombre. Un dolor ardiente la atravesó, pero Kiara no gritó. Su sangre dorada corrió por su piel como fuego líquido, chisporroteando al tocar el altar.

    Los nobles la observaban con fascinación y horror. No era sangre humana. Era casi celestial

    Kiara alzó la cabeza, con una sonrisa torcida.

    —No saben lo que han hecho.—

    La temperatura en la habitación descendió abruptamente. Un viento invisible barrió las velas y las llamas se tornaron azules.

    Las cadenas que la retenían estaban salpicadas en una llovizna de metal fundido. Kiara cayó de rodillas; el dolor punzante en su hombre la hizo tambalearse, pero no se detuvo.

    Alexander retrocedió, pero ella fue más rápida. Su garra se clavó en su garganta con una fuerza inhumana.

    —¿Quisieras mi sangre, Alexander?Toma prueba un poco. —

    Se corto la muñeca en acto de ira,para luego hacer que él bebida de ella, la sangre de Kiara descendió por su garganta como brasas ardientes. Con una sonrisa ladina Kiara con un giro de muñeca, le destrozó la tráquea acabando con su miserable sufrimiento.

    El caos se desató. Los nobles intentaron huir, pero Kiara, aun con la sangre brotando de su herida, desenvainó sus espadas.

    Cada movimiento le costaba; la herida ardía y su fuerza se drenaba con cada gota de sangre que perdía. Pero la furia la mantenía en pie.

    Cortó un brazo. Luego, una pierna. La sangre salpicó las paredes.

    Uno de los guardias se atrevió a atacarla con una alabarda. La hoja se clavó en su costado, arrancándole un grito de dolor. Pero Kiara giró sobre sí misma y le hundió la espada en el pecho.

    Las fuerzas la abandonaban.

    Y entonces vio a Trevor.

    Él temblaba, con los ojos abiertos de par en par.

    —¡Kiara, por favor! ¡No sabía que te harían esto!—

    Ella escupió sangre y se rió con amargura.

    —Sabías exactamente lo que hacías.—

    Se tambaleó hacia él, con la sangre resbalando por su costado y dejando un rastro oscuro en el suelo de piedra.

    Trevor corrió.

    Pero Kiara era más rápida, incluso herida.

    Lo alcanzó antes de que llegara a la puerta y le atravesó la espalda con la espada.

    Trevor se desplomó, con la hoja sobresaliendo de su pecho.

    Kiara respiró hondo, tambaleándose, pero se mantuvo en pie.

    La masacre había terminado.

    Con las últimas fuerzas que le quedaban, prendió fuego a la mansión antes de desaparecer en la noche.

    Hereda, pero invicta. De nuevo había caído en el encanto humano, al igual que en su avaricia.


    ╭────༺♡༻────╮ ℝ𝕚𝕥𝕦𝕒𝕝 𝔻𝕖 𝕊𝕒𝕟𝕘𝕣𝕖. ╰────༺♡༻────╯ El aire estaba cargado de Incienso y un hedor metálico a sangre antigua. Kiara estaba encadenada al altar de piedra en una Cruz de madera, su piel ardía con los símbolos que habían sido marcados en su carne. Alexander sostenía una daga de plata, cuya hoja reflejaba la luz temblorosa de los candeleros. A su lado, Trevor observaba en silencio. No se atrevía a mirarla a los ojos. —Con la sangre de la Kitsune, reclamaremos el favor de los dioses antiguos.— Entonó Alexander, alzando la daga. El filo descendió, rasgando la tela de su vestido y hundiéndose en su hombre. Un dolor ardiente la atravesó, pero Kiara no gritó. Su sangre dorada corrió por su piel como fuego líquido, chisporroteando al tocar el altar. Los nobles la observaban con fascinación y horror. No era sangre humana. Era casi celestial Kiara alzó la cabeza, con una sonrisa torcida. —No saben lo que han hecho.— La temperatura en la habitación descendió abruptamente. Un viento invisible barrió las velas y las llamas se tornaron azules. Las cadenas que la retenían estaban salpicadas en una llovizna de metal fundido. Kiara cayó de rodillas; el dolor punzante en su hombre la hizo tambalearse, pero no se detuvo. Alexander retrocedió, pero ella fue más rápida. Su garra se clavó en su garganta con una fuerza inhumana. —¿Quisieras mi sangre, Alexander?Toma prueba un poco. — Se corto la muñeca en acto de ira,para luego hacer que él bebida de ella, la sangre de Kiara descendió por su garganta como brasas ardientes. Con una sonrisa ladina Kiara con un giro de muñeca, le destrozó la tráquea acabando con su miserable sufrimiento. El caos se desató. Los nobles intentaron huir, pero Kiara, aun con la sangre brotando de su herida, desenvainó sus espadas. Cada movimiento le costaba; la herida ardía y su fuerza se drenaba con cada gota de sangre que perdía. Pero la furia la mantenía en pie. Cortó un brazo. Luego, una pierna. La sangre salpicó las paredes. Uno de los guardias se atrevió a atacarla con una alabarda. La hoja se clavó en su costado, arrancándole un grito de dolor. Pero Kiara giró sobre sí misma y le hundió la espada en el pecho. Las fuerzas la abandonaban. Y entonces vio a Trevor. Él temblaba, con los ojos abiertos de par en par. —¡Kiara, por favor! ¡No sabía que te harían esto!— Ella escupió sangre y se rió con amargura. —Sabías exactamente lo que hacías.— Se tambaleó hacia él, con la sangre resbalando por su costado y dejando un rastro oscuro en el suelo de piedra. Trevor corrió. Pero Kiara era más rápida, incluso herida. Lo alcanzó antes de que llegara a la puerta y le atravesó la espalda con la espada. Trevor se desplomó, con la hoja sobresaliendo de su pecho. Kiara respiró hondo, tambaleándose, pero se mantuvo en pie. La masacre había terminado. Con las últimas fuerzas que le quedaban, prendió fuego a la mansión antes de desaparecer en la noche. Hereda, pero invicta. De nuevo había caído en el encanto humano, al igual que en su avaricia.
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  • ╭────༺♡༻────╮
    𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚-𝟏𝟒𝟗𝟐
    ╰────༺♡༻────╯

    𝕄𝕒𝕟𝕤𝕚𝕠𝐧 𝕕𝕖 𝕃𝕠𝕣𝕕 𝔸𝕝𝕖𝕩𝕒𝕟𝕕𝕖𝕣.

    La niebla se cernía espesa sobre los caminos de piedra, como un manto que ocultaba secretos antiguos. Kiara, envuelta en un vestido de terciopelo oscuro que contrastaba con su piel luminosa, caminaba junto a Trevor hacia la majestuosa mansión iluminada por candelabros y antorchas.
    Trevor, siempre cortés, siempre confiable… o eso creía ella.
    —Mi Lord, —dijo con una sonrisa ensayada, haciendo una reverencia ante el anfitrión de la noche— os presento a Kiara, una buena amiga y recién llegada a la ciudad.
    Kiara alzó la vista. Lord Alexander imponía presencia. Alto, de porte regio, con ojos tan oscuros como el vino tinto, que la observaron como quien evalúa una joya rara. Extendió la mano, y ella se la ofreció con elegancia.
    —Un placer, mi Lord. —susurró Kiara con una sonrisa leve.
    Alexander tomó su mano y la besó con suavidad, pero sus pensamientos estaban muy lejos de la cortesía. En su mente resonaban las voces de sus ancestros, susurrándole secretos antiguos: el ritual que traería prosperidad y poder... un ritual que requería la esencia de un ser mágico.
    Una Kitsune.
    —Trevor, déjanos. —ordenó Alexander, sin apartar la mirada de ella.
    Trevor asintió, evitando los ojos de Kiara.
    —Claro, mi Lord… y feliz cumpleaños.
    Desapareció en la multitud de nobles y sombras.
    Kiara se quedó sola, con un cosquilleo extraño en la espalda. La atención del Lord era halagadora, pero también… inquietante. Aunque algo dentro de ella, la parte que aún quería creer en la bondad de los humanos, le decía que podía confiar.
    Pobre ingenua.¿No había aprendido su lección? No se puede confiar en los humanos.
    No sabía que aquella noche, era la pieza final del pacto sellado entre Trevor y Alexander. Aquel hombre al que había salvado incontables veces, aquel en quien había confiado su naturaleza, la había vendido como una mercancía rara.
    Alexander era el mejor postor.
    Su poder Kitsune, tan celosamente guardado, sería usado en un ritual que se remontaba a la era druídica, para sellar fortuna, longevidad… y algo más oscuro.
    Pero Kiara no era tan inocente como creían. Había aprendido. Y no era la única con secretos antiguos latiendo bajo la piel.
    ╭────༺♡༻────╮ 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚-𝟏𝟒𝟗𝟐 ╰────༺♡༻────╯ 𝕄𝕒𝕟𝕤𝕚𝕠𝐧 𝕕𝕖 𝕃𝕠𝕣𝕕 𝔸𝕝𝕖𝕩𝕒𝕟𝕕𝕖𝕣. La niebla se cernía espesa sobre los caminos de piedra, como un manto que ocultaba secretos antiguos. Kiara, envuelta en un vestido de terciopelo oscuro que contrastaba con su piel luminosa, caminaba junto a Trevor hacia la majestuosa mansión iluminada por candelabros y antorchas. Trevor, siempre cortés, siempre confiable… o eso creía ella. —Mi Lord, —dijo con una sonrisa ensayada, haciendo una reverencia ante el anfitrión de la noche— os presento a Kiara, una buena amiga y recién llegada a la ciudad. Kiara alzó la vista. Lord Alexander imponía presencia. Alto, de porte regio, con ojos tan oscuros como el vino tinto, que la observaron como quien evalúa una joya rara. Extendió la mano, y ella se la ofreció con elegancia. —Un placer, mi Lord. —susurró Kiara con una sonrisa leve. Alexander tomó su mano y la besó con suavidad, pero sus pensamientos estaban muy lejos de la cortesía. En su mente resonaban las voces de sus ancestros, susurrándole secretos antiguos: el ritual que traería prosperidad y poder... un ritual que requería la esencia de un ser mágico. Una Kitsune. —Trevor, déjanos. —ordenó Alexander, sin apartar la mirada de ella. Trevor asintió, evitando los ojos de Kiara. —Claro, mi Lord… y feliz cumpleaños. Desapareció en la multitud de nobles y sombras. Kiara se quedó sola, con un cosquilleo extraño en la espalda. La atención del Lord era halagadora, pero también… inquietante. Aunque algo dentro de ella, la parte que aún quería creer en la bondad de los humanos, le decía que podía confiar. Pobre ingenua.¿No había aprendido su lección? No se puede confiar en los humanos. No sabía que aquella noche, era la pieza final del pacto sellado entre Trevor y Alexander. Aquel hombre al que había salvado incontables veces, aquel en quien había confiado su naturaleza, la había vendido como una mercancía rara. Alexander era el mejor postor. Su poder Kitsune, tan celosamente guardado, sería usado en un ritual que se remontaba a la era druídica, para sellar fortuna, longevidad… y algo más oscuro. Pero Kiara no era tan inocente como creían. Había aprendido. Y no era la única con secretos antiguos latiendo bajo la piel.
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  • Buenas buenas, ya saque todo el dolor de mi kitsune así que volveré a ser la misma Freya de siempre, claro mas precavida que antes, seré mas selectiva con mis decisiones
    Buenas buenas, ya saque todo el dolor de mi kitsune así que volveré a ser la misma Freya de siempre, claro mas precavida que antes, seré mas selectiva con mis decisiones
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  • Buenos días..

    *El kitsune se ha escapado de la casa, para irse a pasear, ya se canso de permanecer encerrado.*
    Buenos días.. *El kitsune se ha escapado de la casa, para irse a pasear, ya se canso de permanecer encerrado.*
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  • -La joven kitsune había ido hacia la orilla de un lago y empezó a cuestionarse su vida

    Todo el tiempo evitando sentir, todo el tiempo usando mi sangre de demonio para anular todo, y si no fuera por eso ahora mismo estaría muy deprimida y yo no soy de esas personas que se deprimen y echan a llorar a desgastarse, soy una chica guerrera, fuerte, sanguinaria y estúpida

    Estúpida por abrir mi corazón, estúpida por sentir, estúpida porque aun si sentía como si me ocultaran seguía ahí, estúpida porque sentía que no importaba y aun seguía ahí

    Viví una fantasía que hoy se acabó porque simplemente me canse, yo no conozco el amor pero así como no lo conozco se cuando una persona realmente daría todo por mi y eso aun no lo vivo, aun no existe tal caballero que me haga sentir diferente a ser estúpida

    Y por ello, anulo mis sentimientos, me escondo, porque mi corazón no debería ser dañado sino amado

    -Suspira leve y se tira en el suelo viendo hacia el cielo para así cerrarlos e inhalar el aire, una sola lagrima cayó de uno de sus ojos
    -La joven kitsune había ido hacia la orilla de un lago y empezó a cuestionarse su vida Todo el tiempo evitando sentir, todo el tiempo usando mi sangre de demonio para anular todo, y si no fuera por eso ahora mismo estaría muy deprimida y yo no soy de esas personas que se deprimen y echan a llorar a desgastarse, soy una chica guerrera, fuerte, sanguinaria y estúpida Estúpida por abrir mi corazón, estúpida por sentir, estúpida porque aun si sentía como si me ocultaran seguía ahí, estúpida porque sentía que no importaba y aun seguía ahí Viví una fantasía que hoy se acabó porque simplemente me canse, yo no conozco el amor pero así como no lo conozco se cuando una persona realmente daría todo por mi y eso aun no lo vivo, aun no existe tal caballero que me haga sentir diferente a ser estúpida Y por ello, anulo mis sentimientos, me escondo, porque mi corazón no debería ser dañado sino amado -Suspira leve y se tira en el suelo viendo hacia el cielo para así cerrarlos e inhalar el aire, una sola lagrima cayó de uno de sus ojos
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  • ╭────༺♡༻────╮
    𝕂𝕚𝕒𝕣𝕒. 𝔼ℙ𝕆ℂ𝔸 𝔸ℂ𝕋𝕌𝔸𝕃.
    ╰────༺♡༻────╯

    Kiara observaba la ciudad desde la azotea de un edificio, su silueta iluminada por el resplandor de los anuncios de neón. La tecnología había transformado el mundo humano de maneras que ella nunca imaginó cuando su pueblo aún existía. Recordaba los días en los que su hogar era un bosque sagrado, donde los kitsune vivían en paz, lejos de la avaricia y la violencia humana. Pero todo cambió cuando los humanos llegaron con fuego y acero, destruyéndolo todo.

    Siglos habían pasado desde aquella masacre, y aunque su odio hacia los humanos no había disminuido, aprendió a ocultarlo. Con su magia, adoptó una apariencia humana y se sumergió en su sociedad. Al principio, los vio luchar con espadas y cabalgar en caballos, luego vinieron los cañones, los trenes y la electricidad. Cada nueva era traía avances sorprendentes, pero también le mostraba una verdad innegable: los humanos dependían cada vez más de sus propias creaciones.

    Cuando vio aparecer los primeros teléfonos y computadoras, comprendió que los humanos estaban cavando su propia tumba. Dependían tanto de sus máquinas que ya no sabían vivir sin ellas. Kiara trabajó en empresas tecnológicas, infiltrándose en sus desarrollos más avanzados, observando cómo se entregaban sin resistencia a la inteligencia artificial, a la conectividad constante, al consumismo sin fin. Se reía en silencio, porque aquellos que una vez destruyeron su pueblo ahora se encadenaban con sus propias invenciones.

    A pesar de la repulsión que sentía por ellos, no podía evitar sentir una punzada de curiosidad. ¿Acaso, con todo su poder y conocimiento, los humanos lograrían algo más que su propia decadencia? ¿O estaban condenados a destruirse como hicieron con su pueblo? Kiara no lo sabía con certeza, pero una cosa era segura: ella estaría allí para verlo todo.
    ╭────༺♡༻────╮ 𝕂𝕚𝕒𝕣𝕒. 𝔼ℙ𝕆ℂ𝔸 𝔸ℂ𝕋𝕌𝔸𝕃. ╰────༺♡༻────╯ Kiara observaba la ciudad desde la azotea de un edificio, su silueta iluminada por el resplandor de los anuncios de neón. La tecnología había transformado el mundo humano de maneras que ella nunca imaginó cuando su pueblo aún existía. Recordaba los días en los que su hogar era un bosque sagrado, donde los kitsune vivían en paz, lejos de la avaricia y la violencia humana. Pero todo cambió cuando los humanos llegaron con fuego y acero, destruyéndolo todo. Siglos habían pasado desde aquella masacre, y aunque su odio hacia los humanos no había disminuido, aprendió a ocultarlo. Con su magia, adoptó una apariencia humana y se sumergió en su sociedad. Al principio, los vio luchar con espadas y cabalgar en caballos, luego vinieron los cañones, los trenes y la electricidad. Cada nueva era traía avances sorprendentes, pero también le mostraba una verdad innegable: los humanos dependían cada vez más de sus propias creaciones. Cuando vio aparecer los primeros teléfonos y computadoras, comprendió que los humanos estaban cavando su propia tumba. Dependían tanto de sus máquinas que ya no sabían vivir sin ellas. Kiara trabajó en empresas tecnológicas, infiltrándose en sus desarrollos más avanzados, observando cómo se entregaban sin resistencia a la inteligencia artificial, a la conectividad constante, al consumismo sin fin. Se reía en silencio, porque aquellos que una vez destruyeron su pueblo ahora se encadenaban con sus propias invenciones. A pesar de la repulsión que sentía por ellos, no podía evitar sentir una punzada de curiosidad. ¿Acaso, con todo su poder y conocimiento, los humanos lograrían algo más que su propia decadencia? ¿O estaban condenados a destruirse como hicieron con su pueblo? Kiara no lo sabía con certeza, pero una cosa era segura: ella estaría allí para verlo todo.
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  • Tengo deseos de destrucción, de matar, de descuartizar cuerpos, quitarles el alma y devorarlos, deseos de volver a ser demonio por completo, que mi kitsune duerma como antes, sin nada, estar vacia porque estoy odiando el mundo
    Tengo deseos de destrucción, de matar, de descuartizar cuerpos, quitarles el alma y devorarlos, deseos de volver a ser demonio por completo, que mi kitsune duerma como antes, sin nada, estar vacia porque estoy odiando el mundo
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  • Kiara- Edad actualmente no reconocida. Edad de apariencia: 20 años.
    Siglo de la tragedia: No reconocido

    𝑹𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐𝒔.

    Kiara es una joven marcada por la tragedia y la resiliencia. Varios años habían pasado desde que su pueblo fue arrasado, pero las memorias de su infancia aún resuenan en su mente como ecos lejanos. Recuerda los días soleados en los que corría libre entre los árboles, el aroma del campo y las risas de sus amigos. Cada rincón de aquel lugar estaba impregnado de magia y alegría, un hogar que ahora solo existe en sus recuerdos.

    La noche de la tragedia sigue grabada a fuego en su corazón. Huyó por el río, malherida y asustada, sintiendo cómo las aguas turbulentas la arrastraban lejos de todo lo que conocía. En ese momento de desesperación, casi se rindió; el cansancio la envolvía como una sombra oscura. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. Fue rescatada por los guardias de un rey benevolente, un hombre que se convirtió en una figura paterna para Kiara. Aunque era humano, él vio más allá de su apariencia; reconoció su valor y su potencial.

    Bajo su tutela, Kiara aprendió a luchar con destreza y astucia, convirtiéndose en una guerrera fuerte e inteligente. El rey le enseñó no solo a defenderse, sino también a liderar con compasión y justicia. A pesar de ser un humano en un mundo que había traicionado a su pueblo, Kiara desarrolló un profundo aprecio por él. Se sintió protegida bajo su manto y encontró en él una nueva familia.

    Sin embargo, con el tiempo, la verdad sobre su naturaleza comenzó a salir a la luz. La gente del reino empezó a notar que no envejecía como ellos; sus rasgos permanecían inalterables mientras los demás pasaban por el ciclo natural de la vida. Temiendo ser descubierta y enfrentarse al mismo destino que había llevado a su pueblo a la ruina, decidió huir nuevamente. Dejó atrás el trono que había llegado a ocupar con tanto esfuerzo y sacrificio, dejando ese puesto en manos de un tirano.

    Ahora, Kiara vaga por tierras desconocidas, llevando consigo el peso del pasado y la esperanza de encontrar un nuevo propósito. Su corazón está dividido entre el amor por el rey que le dio una segunda oportunidad y el dolor por lo perdido. Aunque ha dejado atrás un reino que podría haber sido suyo, sigue buscando un lugar donde pueda ser libre sin temor a ser cazada nuevamente; un lugar donde pueda reconciliarse con su identidad como Kitsune y honrar la memoria de aquellos que ya no están.
    Kiara- Edad actualmente no reconocida. Edad de apariencia: 20 años. Siglo de la tragedia: No reconocido 𝑹𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐𝒔. Kiara es una joven marcada por la tragedia y la resiliencia. Varios años habían pasado desde que su pueblo fue arrasado, pero las memorias de su infancia aún resuenan en su mente como ecos lejanos. Recuerda los días soleados en los que corría libre entre los árboles, el aroma del campo y las risas de sus amigos. Cada rincón de aquel lugar estaba impregnado de magia y alegría, un hogar que ahora solo existe en sus recuerdos. La noche de la tragedia sigue grabada a fuego en su corazón. Huyó por el río, malherida y asustada, sintiendo cómo las aguas turbulentas la arrastraban lejos de todo lo que conocía. En ese momento de desesperación, casi se rindió; el cansancio la envolvía como una sombra oscura. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. Fue rescatada por los guardias de un rey benevolente, un hombre que se convirtió en una figura paterna para Kiara. Aunque era humano, él vio más allá de su apariencia; reconoció su valor y su potencial. Bajo su tutela, Kiara aprendió a luchar con destreza y astucia, convirtiéndose en una guerrera fuerte e inteligente. El rey le enseñó no solo a defenderse, sino también a liderar con compasión y justicia. A pesar de ser un humano en un mundo que había traicionado a su pueblo, Kiara desarrolló un profundo aprecio por él. Se sintió protegida bajo su manto y encontró en él una nueva familia. Sin embargo, con el tiempo, la verdad sobre su naturaleza comenzó a salir a la luz. La gente del reino empezó a notar que no envejecía como ellos; sus rasgos permanecían inalterables mientras los demás pasaban por el ciclo natural de la vida. Temiendo ser descubierta y enfrentarse al mismo destino que había llevado a su pueblo a la ruina, decidió huir nuevamente. Dejó atrás el trono que había llegado a ocupar con tanto esfuerzo y sacrificio, dejando ese puesto en manos de un tirano. Ahora, Kiara vaga por tierras desconocidas, llevando consigo el peso del pasado y la esperanza de encontrar un nuevo propósito. Su corazón está dividido entre el amor por el rey que le dio una segunda oportunidad y el dolor por lo perdido. Aunque ha dejado atrás un reino que podría haber sido suyo, sigue buscando un lugar donde pueda ser libre sin temor a ser cazada nuevamente; un lugar donde pueda reconciliarse con su identidad como Kitsune y honrar la memoria de aquellos que ya no están.
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