• ~Escena con Daozhang Xiao Xingchen ~

    "¿Alguien tiene un DeLorean?"

    Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada.
    Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas?

    Demasiados sinsentidos.

    Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir?
    Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no?

    Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste.

    El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla.
    De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo?

    Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil.

    Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes.
    ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura.
    China.

    Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo.
    Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación.
    En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender.

    A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien.

    Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
    ~Escena con [Daozhang_XiaoXingchen] ~ "¿Alguien tiene un DeLorean?" Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada. Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas? Demasiados sinsentidos. Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir? Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no? Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste. El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla. De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo? Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil. Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes. ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura. China. Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo. Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación. En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender. A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien. Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
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  • Castiel Negrescu

    ¿Listo para ir a comer al Japonés?
    [Vampire132] ¿Listo para ir a comer al Japonés?
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  • Felicia accidentalmente puso sus redes sociales, no sabía si era japonés o chino, tendría ahora que robar un celular nuevo.
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    //Últimamente no he hecho muchas ilustraciones del Yuii pq se viene mi examen de japonés

    llamen a dios, no sé, manden ayuda.
    //Últimamente no he hecho muchas ilustraciones del Yuii pq se viene mi examen de japonés llamen a dios, no sé, manden ayuda.
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  • Reito: Capítulo I
    Fandom OC/Crossovers
    Categoría Acción
    "Ecos de Sangre"

    La lluvia caía sobre los callejones de Shinjuku con un ritmo casi ritual.
    El olor a óxido y sake viejo se mezclaba con el hedor metálico de la sangre reciente.
    Rei Arakawa avanzó entre los charcos, su abrigo oscuro pegado al cuerpo, la mano derecha firme sobre la empuñadura de su katana.

    El silencio fue roto por un rugido grave.
    No humano.
    No natural.

    —Otra bestia sin nombre… —murmuró con voz seca, sus ojos brillando levemente bajo la penumbra.

    De la sombra emergió un yokai deformado: piel gris, múltiples bocas, ojos que lloraban fuego.
    Un resto de pesadilla perdida en el mundo humano.
    Rei lo observó sin miedo, con el cansancio de quien ha visto esto demasiadas veces.

    La katana "Akai Tsume" brilló con un destello carmesí.
    El aire tembló.
    Y el rostro de Rei comenzó a distorsionarse.

    Su piel se resquebrajó como porcelana rota, revelando bajo ella una armadura viva.
    Los colmillos emergieron.
    Los ojos se encendieron como brasas.

    ☯ *Forma Oni activada.*

    Un rugido desgarró la lluvia, quebrando el silencio.
    El yokai intentó retroceder, pero ya era tarde.

    Rei se lanzó hacia adelante, moviéndose con velocidad inhumana.
    El primer corte partió el aire, el segundo la carne, y el tercero el alma.
    Los gritos de la criatura fueron arrastrados por el viento nocturno, mientras la energía espiritual se disolvía en chispas rojas.

    Por un instante, el Oni respiró con violencia, su cuerpo vibrando con poder y rabia.
    Su máscara se agrietó, dejando ver los ojos del hombre detrás.

    —No todos los demonios merecen morir… pero esta ciudad no distingue la diferencia —susurró, limpiando la hoja antes de envainarla.

    La lluvia siguió cayendo, como si intentara lavar el pecado de ambos mundos.
    Y Rei desapareció entre la niebla, dejando solo ecos de sangre en el asfalto.


    ─────────────────────────────

    El eco del rugido se desvaneció entre la lluvia.
    Poco a poco, la energía carmesí que envolvía su cuerpo comenzó a apagarse.
    La armadura orgánica se quebró en fragmentos de humo rojo, disipándose hasta revelar nuevamente el rostro humano de Rei Arakawa.
    Su respiración era pesada, los ojos aún brillaban con ese fulgor salvaje que tardaba en apagarse cada vez que regresaba del otro lado.

    —Otra noche más —susurró, como si intentara convencerse de que aún quedaba algo de humanidad en su voz.

    Envainó su katana y caminó hasta donde había dejado su motocicleta, bajo un letrero parpadeante que decía *“Ramen & Spirits”*.
    Encendió el motor, y la lluvia se reflejó en sus ojos mientras el ruido del escape se mezclaba con el del trueno.

    ─────────────────────────────

    Horas más tarde, el reloj de pared marcaba las 3:47 a.m.

    La oficina olía a incienso barato y a tabaco apagado.
    Montones de expedientes abiertos cubrían el escritorio de madera oscura, junto a una botella medio vacía de whisky japonés.
    Rei se dejó caer en la silla, soltando un suspiro largo que cargaba siglos de cansancio.

    Su mirada se perdió en el ventanal, donde las luces de Shinjuku temblaban bajo la tormenta.
    El reflejo en el vidrio le devolvía su rostro humano… pero por un instante, creyó ver la máscara Oni observándolo desde el otro lado.

    —Siempre ahí, ¿eh? —murmuró, encendiendo un cigarrillo—. Supongo que ya no me vas a dejar dormir.

    El humo formó espirales que se confundían con los recuerdos.
    Su teléfono antiguo, de disco, permanecía inmóvil sobre el escritorio.
    A su lado, un cartel gastado decía:

    *“Rei Arakawa — Casos imposibles, precios negociables.”*

    Rei apoyó los pies sobre la mesa, dejando que el silencio llenara la habitación.
    Sabía que no tardaría mucho antes de que alguien golpeara esa puerta para suplicar por ayuda...
    porque en Tokio, las sombras nunca duermen.
    "Ecos de Sangre" La lluvia caía sobre los callejones de Shinjuku con un ritmo casi ritual. El olor a óxido y sake viejo se mezclaba con el hedor metálico de la sangre reciente. Rei Arakawa avanzó entre los charcos, su abrigo oscuro pegado al cuerpo, la mano derecha firme sobre la empuñadura de su katana. El silencio fue roto por un rugido grave. No humano. No natural. —Otra bestia sin nombre… —murmuró con voz seca, sus ojos brillando levemente bajo la penumbra. De la sombra emergió un yokai deformado: piel gris, múltiples bocas, ojos que lloraban fuego. Un resto de pesadilla perdida en el mundo humano. Rei lo observó sin miedo, con el cansancio de quien ha visto esto demasiadas veces. La katana "Akai Tsume" brilló con un destello carmesí. El aire tembló. Y el rostro de Rei comenzó a distorsionarse. Su piel se resquebrajó como porcelana rota, revelando bajo ella una armadura viva. Los colmillos emergieron. Los ojos se encendieron como brasas. ☯ *Forma Oni activada.* Un rugido desgarró la lluvia, quebrando el silencio. El yokai intentó retroceder, pero ya era tarde. Rei se lanzó hacia adelante, moviéndose con velocidad inhumana. El primer corte partió el aire, el segundo la carne, y el tercero el alma. Los gritos de la criatura fueron arrastrados por el viento nocturno, mientras la energía espiritual se disolvía en chispas rojas. Por un instante, el Oni respiró con violencia, su cuerpo vibrando con poder y rabia. Su máscara se agrietó, dejando ver los ojos del hombre detrás. —No todos los demonios merecen morir… pero esta ciudad no distingue la diferencia —susurró, limpiando la hoja antes de envainarla. La lluvia siguió cayendo, como si intentara lavar el pecado de ambos mundos. Y Rei desapareció entre la niebla, dejando solo ecos de sangre en el asfalto. ───────────────────────────── El eco del rugido se desvaneció entre la lluvia. Poco a poco, la energía carmesí que envolvía su cuerpo comenzó a apagarse. La armadura orgánica se quebró en fragmentos de humo rojo, disipándose hasta revelar nuevamente el rostro humano de Rei Arakawa. Su respiración era pesada, los ojos aún brillaban con ese fulgor salvaje que tardaba en apagarse cada vez que regresaba del otro lado. —Otra noche más —susurró, como si intentara convencerse de que aún quedaba algo de humanidad en su voz. Envainó su katana y caminó hasta donde había dejado su motocicleta, bajo un letrero parpadeante que decía *“Ramen & Spirits”*. Encendió el motor, y la lluvia se reflejó en sus ojos mientras el ruido del escape se mezclaba con el del trueno. ───────────────────────────── Horas más tarde, el reloj de pared marcaba las 3:47 a.m. La oficina olía a incienso barato y a tabaco apagado. Montones de expedientes abiertos cubrían el escritorio de madera oscura, junto a una botella medio vacía de whisky japonés. Rei se dejó caer en la silla, soltando un suspiro largo que cargaba siglos de cansancio. Su mirada se perdió en el ventanal, donde las luces de Shinjuku temblaban bajo la tormenta. El reflejo en el vidrio le devolvía su rostro humano… pero por un instante, creyó ver la máscara Oni observándolo desde el otro lado. —Siempre ahí, ¿eh? —murmuró, encendiendo un cigarrillo—. Supongo que ya no me vas a dejar dormir. El humo formó espirales que se confundían con los recuerdos. Su teléfono antiguo, de disco, permanecía inmóvil sobre el escritorio. A su lado, un cartel gastado decía: 🩸 *“Rei Arakawa — Casos imposibles, precios negociables.”* Rei apoyó los pies sobre la mesa, dejando que el silencio llenara la habitación. Sabía que no tardaría mucho antes de que alguien golpeara esa puerta para suplicar por ayuda... porque en Tokio, las sombras nunca duermen.
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  • #Parents

    Cuando discutía con sus padres el tener dos nacionalidades era un dolor de cabeza.

    Tenía varias llamadas perdidas de ellos y una amenaza que pondrían su cartel de "desaparecido" por todos lados, así que no tuvo de otra más que llamarlos. Aunque luego de charlar con su madre primero y después con su padre, estaba un poco frustrado.

    — ¿Guardaespaldas? ¿Porqué necesitaría guardaespaldas? No soy un niño.

    Su padre alzó la voz através de la llamada, así que tuvo que alejar el teléfono de su oreja mientras fruncía sus labios y nariz, notablemente disgustado. Ésta vez su tono no era tranquilo y correspondió al idioma de su padre.

    — Shinpai shiteru kuse ni, naze mukae ni konai?!(Si estás preocupado por mí, ¿Entonces porqué no vienes a buscarme? )

    Su japonés fue fluido y constante, incluso en el uso de las expresiones. Pero al ser una llamada compartida, su mamá también lo escuchó y no tardó en regañarlo.

    — Tu viens de crier sur ton père ? Vraiment pas… (¿Le acabas de gritar a tu padre? Realmente no acabas de hacerlo...)

    Joshua se frotó la cien consternado y se mordió el labio sabiendo que seguramente sus padres lo castigarían al regresar a Francia. Pero también no había querido alzar la voz, pero al saber que planeaban escoltarlo con guardias, no sabía cómo reaccionar.

    — Maman, je veux juste m'amuser un peu. C'est mal? (Mamá, sólo quiero divertirme, ¿Está mal?.)

    Al final luego de seguir hablando con ambos durante dos horas y disculparse, finalizó la llamada. No le gustaba Japón, pero llegó al acuerdo de que a cambio de seguir disfrutando de sus "vacaciones", regresaría a Japón en lugar de Francia y ayudar a su papá en la empresa. Suspiró pensativo mientras se sentaba en una banca vacía en el parque donde se encontraba. Sólo para terminar formando una sonrisa sutil en sus labios, de la cual sólo él sabía el significado.
    #Parents Cuando discutía con sus padres el tener dos nacionalidades era un dolor de cabeza. Tenía varias llamadas perdidas de ellos y una amenaza que pondrían su cartel de "desaparecido" por todos lados, así que no tuvo de otra más que llamarlos. Aunque luego de charlar con su madre primero y después con su padre, estaba un poco frustrado. — ¿Guardaespaldas? ¿Porqué necesitaría guardaespaldas? No soy un niño. Su padre alzó la voz através de la llamada, así que tuvo que alejar el teléfono de su oreja mientras fruncía sus labios y nariz, notablemente disgustado. Ésta vez su tono no era tranquilo y correspondió al idioma de su padre. — Shinpai shiteru kuse ni, naze mukae ni konai?!(Si estás preocupado por mí, ¿Entonces porqué no vienes a buscarme? ) Su japonés fue fluido y constante, incluso en el uso de las expresiones. Pero al ser una llamada compartida, su mamá también lo escuchó y no tardó en regañarlo. — Tu viens de crier sur ton père ? Vraiment pas… (¿Le acabas de gritar a tu padre? Realmente no acabas de hacerlo...) Joshua se frotó la cien consternado y se mordió el labio sabiendo que seguramente sus padres lo castigarían al regresar a Francia. Pero también no había querido alzar la voz, pero al saber que planeaban escoltarlo con guardias, no sabía cómo reaccionar. — Maman, je veux juste m'amuser un peu. C'est mal? (Mamá, sólo quiero divertirme, ¿Está mal?.) Al final luego de seguir hablando con ambos durante dos horas y disculparse, finalizó la llamada. No le gustaba Japón, pero llegó al acuerdo de que a cambio de seguir disfrutando de sus "vacaciones", regresaría a Japón en lugar de Francia y ayudar a su papá en la empresa. Suspiró pensativo mientras se sentaba en una banca vacía en el parque donde se encontraba. Sólo para terminar formando una sonrisa sutil en sus labios, de la cual sólo él sabía el significado.
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  • — Lindo obsequio de un inversionista japonés, creí que eran algo incómodos estos vestidos pero no, son más cómodos de lo que pensaba y me ueda genial.
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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE – INFERNAL GLAMOUR

    Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour es una de las agencias de modelaje más exclusivas y elitistas del Multiverso Infernal, fusionando alta costura arcana, estética demoníaca y protocolos de realeza. La agencia no solo representa modelos, sino iconos de poder que encarnan historias, linajes y simbolismos.

    RAIKOU MINAMOTO – FICHA EXTENDIDA
    Categoría: First Lady & Eternal Muse of Infernal Glamour

    Datos Generales
    𝄋 Nombre Completo: Raikou Minamoto
    𝄋 Título Oficial: Primera Dèesse de la Corte Infernal
    𝄋 Rol en la Agencia: Musa inspiradora, modelo principal de alta gala y embajadora de imagen.
    𝄋 Edad Aparente: 27 años (cronología humana)
    𝄋 Altura: 1.85 m
    𝄋 Cabello: Azul medianoche, largo y liso, con brillo metálico.
    𝄋 Ojos: Violeta profundo, reflejos amatista.
    𝄋 Piel: Marfil pulido, con destellos satinados bajo luz cálida.
    𝄋 Complexión: Curvilínea, poderosa y elegante, con porte regio.
    𝄋 Lenguas: Común Humano, Japonés Clásico, Lengua Infernal, Lengua de Corte Celeste.

    Rol Narrativo dentro del Lore
    Raikou Minamoto no es solo la esposa del CEO, sino la Reina Consorte del Glamour Infernal. Proveniente de una dinastía samurái de dimensión paralela, su unión con Metphies Ishtar selló un pacto entre dos imperios: el de la guerra y el de la moda.

    Su presencia es magnética, casi hipnótica. En desfiles, su paso es comparado con el avance de una tormenta imperial: elegante pero implacable. Es la encargada de abrir las galas más importantes y la figura que legitima las campañas de mayor lujo.

    Especialidades
    ✡ Pasarela de Alta Gala Arcana – vestidos ceremoniales, trajes rituales y coronas reales.
    ✡ Editoriales de Poder Femenino – imágenes que combinan seducción, autoridad y misterio.
    ✡ Eventos Diplomáticos – presencia en cumbres interdimensionales como rostro oficial de la agencia.
    ✡ Artes Marciales Coreografiadas en Pasarela – demostraciones de combate estilizado como performance artístico

    Datos de Contratación
    ⍤ Disponibilidad: Exclusiva para eventos de alto nivel y colaboraciones imperiales.
    ⍤ Formatos: Pasarela, Editorial, Campañas de Lujo, Actos Diplomáticos.
    ⍤ Representación: Exclusiva de Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour.

    Cita Oficial de Personaje
    “En mi mundo, la belleza y la fuerza son inseparables; ambas deciden quién reina y quién se inclina.” – Raikou Minamoto

    "La Reina Consorte del Glamour Infernal"
    🕋 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE – INFERNAL GLAMOUR Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour es una de las agencias de modelaje más exclusivas y elitistas del Multiverso Infernal, fusionando alta costura arcana, estética demoníaca y protocolos de realeza. La agencia no solo representa modelos, sino iconos de poder que encarnan historias, linajes y simbolismos. 🌹 RAIKOU MINAMOTO – FICHA EXTENDIDA Categoría: First Lady & Eternal Muse of Infernal Glamour 📌 Datos Generales 𝄋 Nombre Completo: Raikou Minamoto 𝄋 Título Oficial: Primera Dèesse de la Corte Infernal 𝄋 Rol en la Agencia: Musa inspiradora, modelo principal de alta gala y embajadora de imagen. 𝄋 Edad Aparente: 27 años (cronología humana) 𝄋 Altura: 1.85 m 𝄋 Cabello: Azul medianoche, largo y liso, con brillo metálico. 𝄋 Ojos: Violeta profundo, reflejos amatista. 𝄋 Piel: Marfil pulido, con destellos satinados bajo luz cálida. 𝄋 Complexión: Curvilínea, poderosa y elegante, con porte regio. 𝄋 Lenguas: Común Humano, Japonés Clásico, Lengua Infernal, Lengua de Corte Celeste. 💠 Rol Narrativo dentro del Lore Raikou Minamoto no es solo la esposa del CEO, sino la Reina Consorte del Glamour Infernal. Proveniente de una dinastía samurái de dimensión paralela, su unión con Metphies Ishtar selló un pacto entre dos imperios: el de la guerra y el de la moda. Su presencia es magnética, casi hipnótica. En desfiles, su paso es comparado con el avance de una tormenta imperial: elegante pero implacable. Es la encargada de abrir las galas más importantes y la figura que legitima las campañas de mayor lujo. 💎 Especialidades ✡ Pasarela de Alta Gala Arcana – vestidos ceremoniales, trajes rituales y coronas reales. ✡ Editoriales de Poder Femenino – imágenes que combinan seducción, autoridad y misterio. ✡ Eventos Diplomáticos – presencia en cumbres interdimensionales como rostro oficial de la agencia. ✡ Artes Marciales Coreografiadas en Pasarela – demostraciones de combate estilizado como performance artístico 📂 Datos de Contratación ⍤ Disponibilidad: Exclusiva para eventos de alto nivel y colaboraciones imperiales. ⍤ Formatos: Pasarela, Editorial, Campañas de Lujo, Actos Diplomáticos. ⍤ Representación: Exclusiva de Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour. 🔥 Cita Oficial de Personaje “En mi mundo, la belleza y la fuerza son inseparables; ambas deciden quién reina y quién se inclina.” – Raikou Minamoto "La Reina Consorte del Glamour Infernal"
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    ❦ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour

    DOSSIER PROFESIONAL – JIN ISHTAR YOKIN
    Categoría: Elite Infernal Model – High Court Representative

    Perfil General
    𝅓 Nombre Completo: Jin Ishtar Yokin
    𝅓 Título Escénico: The Crimson Heir
    𝅓 Altura: 1.88 m
    𝅓 Cabello: Rojo sangre, textura suave, ligeramente desordenado para un aire indomable.
    𝅓 Ojos: Rojos intensos, con destellos dorados bajo cierta luz.
    𝅓 Piel: Clara, impecable.
    𝅓 Complexión: Atlética y elegante, porte de nobleza innata.
    𝅓 Idiomas: Japonés (nativo), Inglés (fluido), Italiano (intermedio).
    𝅓 Rasgo Distintivo: Presencia magnética que impone respeto antes de pronunciar palabra.

    🏛 Narrativa de Personaje (Lore Oficial Ishtar’s)
    En el universo de Ishtar’s Demonic Dèesse, Jin Ishtar Yokin es el Heraldo del Trono Escarlata, heredero espiritual y protector de los secretos de la Alta Corte Ishtar.
    Se le conoce como "El Guardián de los Juramentos" debido a su papel en sellar pactos y supervisar los vínculos entre el mundo mortal y la realeza demoníaca. Su cruz dorada, lejos de ser un símbolo de fe terrenal, es un sello de poder arcano que únicamente él puede portar sin ser consumido.

    Su historia dentro de la agencia es la de un estratega silencioso: no solo representa la imagen del glamour infernal masculino, sino que también funge como embajador en campañas que requieren autoridad, lujo y un toque de peligro calculado.

    Especialidad en la Agencia:
    𝇉 Moda de Alta Sastrería Masculina y Accesorios de Lujo
    𝇉 Desfiles de Corte y Galas Temáticas Oscuras
    𝇉 Campañas de Perfumería y Relojería de Alta Gama
    𝇉 Editoriales de Poder, Misterio y Autoridad

    𝆺𝅥𝅯 Contacto de Agencia:
    ✦ Dirección de Imagen Masculina – Corte Ishtar
    ✦ [confidencial para uso narrativo]

    🕯 Cita Oficial de Personaje
    "Mi silencio es promesa, y mi palabra, sentencia."
    – Jin Ishtar Yokin

    Estilo Fotográfico
    𝅬 Clásico de Corte Real – Fondos arquitectónicos, columnas, interiores de palacios oscuros.
    𝅬 Neo-Noir – Contraste alto, luces de ventana, siluetas imponentes.
    𝅬 Icono de Poder Masculino – Poses firmes, trajes perfectamente entallados, joyería selecta.
    𝅬 Seductor en Sombra – Escenas íntimas con iluminación tenue y mirada penetrante.

    𝆓El Heraldo del Trono Escarlata𝆒
    ❦ Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Dèesse – Infernal Glamour 📜 DOSSIER PROFESIONAL – JIN ISHTAR YOKIN Categoría: Elite Infernal Model – High Court Representative 🖤 Perfil General 𝅓 Nombre Completo: Jin Ishtar Yokin 𝅓 Título Escénico: The Crimson Heir 𝅓 Altura: 1.88 m 𝅓 Cabello: Rojo sangre, textura suave, ligeramente desordenado para un aire indomable. 𝅓 Ojos: Rojos intensos, con destellos dorados bajo cierta luz. 𝅓 Piel: Clara, impecable. 𝅓 Complexión: Atlética y elegante, porte de nobleza innata. 𝅓 Idiomas: Japonés (nativo), Inglés (fluido), Italiano (intermedio). 𝅓 Rasgo Distintivo: Presencia magnética que impone respeto antes de pronunciar palabra. 🏛 Narrativa de Personaje (Lore Oficial Ishtar’s) En el universo de Ishtar’s Demonic Dèesse, Jin Ishtar Yokin es el Heraldo del Trono Escarlata, heredero espiritual y protector de los secretos de la Alta Corte Ishtar. Se le conoce como "El Guardián de los Juramentos" debido a su papel en sellar pactos y supervisar los vínculos entre el mundo mortal y la realeza demoníaca. Su cruz dorada, lejos de ser un símbolo de fe terrenal, es un sello de poder arcano que únicamente él puede portar sin ser consumido. Su historia dentro de la agencia es la de un estratega silencioso: no solo representa la imagen del glamour infernal masculino, sino que también funge como embajador en campañas que requieren autoridad, lujo y un toque de peligro calculado. 💎 Especialidad en la Agencia: 𝇉 Moda de Alta Sastrería Masculina y Accesorios de Lujo 𝇉 Desfiles de Corte y Galas Temáticas Oscuras 𝇉 Campañas de Perfumería y Relojería de Alta Gama 𝇉 Editoriales de Poder, Misterio y Autoridad 𝆺𝅥𝅯 Contacto de Agencia: ✦ Dirección de Imagen Masculina – Corte Ishtar ✦ [confidencial para uso narrativo] 🕯 Cita Oficial de Personaje "Mi silencio es promesa, y mi palabra, sentencia." – Jin Ishtar Yokin 📷 Estilo Fotográfico 𝅬 Clásico de Corte Real – Fondos arquitectónicos, columnas, interiores de palacios oscuros. 𝅬 Neo-Noir – Contraste alto, luces de ventana, siluetas imponentes. 𝅬 Icono de Poder Masculino – Poses firmes, trajes perfectamente entallados, joyería selecta. 𝅬 Seductor en Sombra – Escenas íntimas con iluminación tenue y mirada penetrante. 𝆓El Heraldo del Trono Escarlata𝆒
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  • ❝ — 𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 ¿𝑬𝒔 𝒖𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐? ❞




    Fue de un cerrar de ojos

    Un día atendía papeles mientras Kiev aún no despertaba, Ryan se había ido, sin dejar una nota, ni una palabra, absolutamente nada.

    Aunque sabía que el rescate de Kiev lo había afectado de sobremanera, no creyó que terminaría provocando un mal dentro de su cabeza, algo que terminaría atormentandolo.

    Trato de hablar, pero ella era la menos indicada para hacerlo, porque también tenía sus propios problemas.

    Su ausencia ocurrió de la nada. Estaba cansada y exhausta, había tomado el control de todo de forma repentina para que la mafia no cayera, ordenó documentos, firmó contratos, controló los negocios, cuidó de Kiev como si fuera su enfermera, y las dudas la carcomían lentamente... ¿por qué no despertaba?, ¿por qué sus heridas no sanaban?, ¿por qué parecía tan simple, tan tranquilo? Su cuerpo no sanaba, parecía un simple mortal...


    Fue una de tanta noches, bebía unas copas, mientras hablaba con Ryo, su supuesta libertad se convirtió en una trampa, en un agujero oscuro que no vio venir. Alguien a quien consideraba un amigo, lo más cercano a ello.

    Cuando sus ojos se abrieron, estaba dentro de una casa antigua con arquitectura japonesa, todo era demasiado silencioso, demasiado ajeno

    Fue la primera alerta

    Buscó a alguien, a cualquiera, y cuando una mujer abrió la boca, el idioma japonés se le clavó como una daga en el oído

    La habían secuestrado y la habían llevado a un país donde no entendía el idioma, donde no tenía poder, donde no era nadie

    — ¡Voy a matarte, Ryo! — gritó con rabia

    Su cabello rojo era un desastre, su respiración desordenada, y los extraños la miraban como si fuera un espectro fuera de lugar.

    Se había olvidado de lo lejos que Kyo estaba dispuesto a llegar para sacarla del camino, alejarla tanto de Kiev como de Ryan, y lo había logrado, porque aunque Ryan fue el primero en desaparecer, a ella la empujaron aún más lejos

    ¿Qué tan difícil podía ser sobrevivir a esto?

    Esperó durante tres días la llegada del japonés, pero ninguna sombra se acercó, no tenía dinero, ni identificación, ni un contacto, ni un maldito plan para regresar a Albania

    Era un desastre, y no solo por fuera

    Intentó conseguir dinero, buscar salidas, improvisar, pero todo era ajeno, todo era hostil, todo estaba en su contra

    Y al final, terminó por involucrarse con los yakuza, fue inevitable, uno de ellos intentó tocarla y sin pensarlo le rompió el brazo, y cuando el resto vino a buscar explicaciones, ya era tarde

    No tuvo más opción que hundirse en ese mundo, meterse en los bajos fondos, adaptarse, ensuciarse, sobrevivir con lo poco que tenía, con lo que recordaba, con las ganas de volver a casa y verlos de nuevo

    Días, semanas, meses

    Todo era una cuenta regresiva


    — .... —

    El humo se disipaba con tranquilidad mientras ella lo observaba, solo tenía que terminar el contrato, solo eso y nada más.

    Estaba en una habitación japonesa, sentada con elegancia, vestía una yukata roja que dejaba parte de sus hombros al descubierto, el cabello recogido a medias, su piel marcada por el cansancio pero su sonrisa intacta, los dedos firmes alrededor de la pipa que encendía con lentitud, la mirada tranquila de quien lleva dentro una tormenta

    — ¿Es un trato? — sus labios soltaron las palabras tan suaves como venenosos mientras caminaba alrededor del hombre que tenía frente a ella, sus pasos suaves, calculados, su tono dulce como veneno — te lo prometo... esto te traerá más beneficios a ti que a mí. — Sus dedos recorrieron los hombros ajenos.

    El humo se escapaba de sus labios con naturalidad mientras se agachaba para sentarse, la yukata se deslizaba lo justo para jugar con su atención, su presencia era un arma, y ese hombre no tenía idea de en qué momento había bajado la guardia

    Estaba acompañado, claro, pero Rubi no se inmutó, los observó con la serenidad de quien ya había hecho esto muchas veces

    No podía decir nada más, cualquier palabra de más lo arruinaría, solo le quedaban unas frases suaves, una sonrisa y esa forma suya de mentir como si no lo hiciera, aunque sus dedos se aferraban a la tela roja que la envolvía.

    — Bien, es un trato — dijo él, haciendo un gesto japonés con la cabeza

    Rubi sonrió, como si acabara de escuchar una melodía perfecta. Aplaudió suavemente, juntó las manos con elegancia.

    Los hombres ingresaron a la sala con los papeles. El sello. El final.

    ¿Estaba contenta?
    Más que eso.
    El contrato era el precio exacto de su libertad.
    Su pasaje de regreso.

    Y mientras firmaban, aquella pregunta flotó por su cabeza, silenciosa, cálida y dolorosa:

    ¿Cómo estarían los chicos...?
    ❝ — 𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 ¿𝑬𝒔 𝒖𝒏 𝒕𝒓𝒂𝒕𝒐? ❞ Fue de un cerrar de ojos Un día atendía papeles mientras Kiev aún no despertaba, Ryan se había ido, sin dejar una nota, ni una palabra, absolutamente nada. Aunque sabía que el rescate de Kiev lo había afectado de sobremanera, no creyó que terminaría provocando un mal dentro de su cabeza, algo que terminaría atormentandolo. Trato de hablar, pero ella era la menos indicada para hacerlo, porque también tenía sus propios problemas. Su ausencia ocurrió de la nada. Estaba cansada y exhausta, había tomado el control de todo de forma repentina para que la mafia no cayera, ordenó documentos, firmó contratos, controló los negocios, cuidó de Kiev como si fuera su enfermera, y las dudas la carcomían lentamente... ¿por qué no despertaba?, ¿por qué sus heridas no sanaban?, ¿por qué parecía tan simple, tan tranquilo? Su cuerpo no sanaba, parecía un simple mortal... Fue una de tanta noches, bebía unas copas, mientras hablaba con Ryo, su supuesta libertad se convirtió en una trampa, en un agujero oscuro que no vio venir. Alguien a quien consideraba un amigo, lo más cercano a ello. Cuando sus ojos se abrieron, estaba dentro de una casa antigua con arquitectura japonesa, todo era demasiado silencioso, demasiado ajeno Fue la primera alerta Buscó a alguien, a cualquiera, y cuando una mujer abrió la boca, el idioma japonés se le clavó como una daga en el oído La habían secuestrado y la habían llevado a un país donde no entendía el idioma, donde no tenía poder, donde no era nadie — ¡Voy a matarte, Ryo! — gritó con rabia Su cabello rojo era un desastre, su respiración desordenada, y los extraños la miraban como si fuera un espectro fuera de lugar. Se había olvidado de lo lejos que Kyo estaba dispuesto a llegar para sacarla del camino, alejarla tanto de Kiev como de Ryan, y lo había logrado, porque aunque Ryan fue el primero en desaparecer, a ella la empujaron aún más lejos ¿Qué tan difícil podía ser sobrevivir a esto? Esperó durante tres días la llegada del japonés, pero ninguna sombra se acercó, no tenía dinero, ni identificación, ni un contacto, ni un maldito plan para regresar a Albania Era un desastre, y no solo por fuera Intentó conseguir dinero, buscar salidas, improvisar, pero todo era ajeno, todo era hostil, todo estaba en su contra Y al final, terminó por involucrarse con los yakuza, fue inevitable, uno de ellos intentó tocarla y sin pensarlo le rompió el brazo, y cuando el resto vino a buscar explicaciones, ya era tarde No tuvo más opción que hundirse en ese mundo, meterse en los bajos fondos, adaptarse, ensuciarse, sobrevivir con lo poco que tenía, con lo que recordaba, con las ganas de volver a casa y verlos de nuevo Días, semanas, meses Todo era una cuenta regresiva — .... — El humo se disipaba con tranquilidad mientras ella lo observaba, solo tenía que terminar el contrato, solo eso y nada más. Estaba en una habitación japonesa, sentada con elegancia, vestía una yukata roja que dejaba parte de sus hombros al descubierto, el cabello recogido a medias, su piel marcada por el cansancio pero su sonrisa intacta, los dedos firmes alrededor de la pipa que encendía con lentitud, la mirada tranquila de quien lleva dentro una tormenta — ¿Es un trato? — sus labios soltaron las palabras tan suaves como venenosos mientras caminaba alrededor del hombre que tenía frente a ella, sus pasos suaves, calculados, su tono dulce como veneno — te lo prometo... esto te traerá más beneficios a ti que a mí. — Sus dedos recorrieron los hombros ajenos. El humo se escapaba de sus labios con naturalidad mientras se agachaba para sentarse, la yukata se deslizaba lo justo para jugar con su atención, su presencia era un arma, y ese hombre no tenía idea de en qué momento había bajado la guardia Estaba acompañado, claro, pero Rubi no se inmutó, los observó con la serenidad de quien ya había hecho esto muchas veces No podía decir nada más, cualquier palabra de más lo arruinaría, solo le quedaban unas frases suaves, una sonrisa y esa forma suya de mentir como si no lo hiciera, aunque sus dedos se aferraban a la tela roja que la envolvía. — Bien, es un trato — dijo él, haciendo un gesto japonés con la cabeza Rubi sonrió, como si acabara de escuchar una melodía perfecta. Aplaudió suavemente, juntó las manos con elegancia. Los hombres ingresaron a la sala con los papeles. El sello. El final. ¿Estaba contenta? Más que eso. El contrato era el precio exacto de su libertad. Su pasaje de regreso. Y mientras firmaban, aquella pregunta flotó por su cabeza, silenciosa, cálida y dolorosa: ¿Cómo estarían los chicos...?
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