• —La ignorancia es una bendición... pero yo prefiero la verdad, sin importar lo dolorosa que sea.
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  • En lo Profundo
    Fandom The Fucking Rangers
    Categoría Drama
    con Nairis de Tzelmúr

    Damian Rivas. Periodista independiente. 27 años. Solía cubrir casos de desapariciones y fenómenos paranormales. Seguido por nichos ocultistas. Un hombre solitario, algo paranoico. Curioso. Demasiado curioso y entrometido. Brillante, hasta que conoció a la persona equivocada. O lo que creyó que era una persona.

    Monster adoptó su rostro. Su voz. Su rutina. Ya se cumplen 17 días desde que mató a Damian, pulcro y preciso, asegurándose de no dejar nada más que el recuerdo difuso de alguien que “trabaja mucho” y “se aleja de todos”.

    - o - o -

    Una vez Nairis accede a acompañarle, el monstruo paga la cuenta sin hacer alarde. Lo hace con un gesto distraído, como si el dinero fuese un concepto sin importancia para él.

    La puerta de la cafetería se cierra tras ellos con un chirrido y el aire de la calle les recibe con ese sabor ácido de ciudad. Recorren unas pocas calles, sin prisa.

    — No es lejos de aquí, serán diez minutos andando.

    Un par de calles después, el paisaje cambia. Las luces se vuelven más débiles, las calles más sucias, el bullicio desaparece para dejar paso a murmullos y sirenas lejanas, puertas cerradas y barrotes en las ventas.

    La zona pobre de la ciudad.
    El corazón olvidado de la urbe.

    — Siempre me ha gustado esta parte de la ciudad. No por bonita, claro… Aquí la vida es honesta, cruda. Nadie se molesta en fingir.

    Mantiene la conversación ligera. Habla de trivialidades tanto como escucha cualquier retribución de su acompañante.

    — ¿Te molesta la decadencia? Hay gente que no soporta la fealdad cuando la perfección sabe a plástico. No me lo explico.

    Aquí las viviendas se amontonan unas sobre otras cual cuerpos sin sepultura. Edificios grises, viejos, cuya pintura se descascara como la piel de un leproso. No hay árboles. No hay flores. Solo concreto vandalizado y abandono.

    — La gente pinta cosas para sentirse inmortal —con un gesto, señala los gaffitis en la fachada del edificio— Y luego otros las borran para sentirse poderosos.

    Monster no pierde la amabilidad en su voz mientras se detiene frente a uno de esos edificios desgastados. Abre una reja oxidada y le guía por una escalera estrecha, húmeda, mal iluminada, apenas estable. Bajando un piso por debajo del nivel de la calle, llegan a una puerta metálica, marcada con el número 3B.

    — No es el sitio más bonito, lo sé —dice con una sonrisa torcida—, pero me permite estar cerca de la acción. No necesito más.

    Habla como si el entorno no importara más que un cuadro en la pared, como si tuviera sentido estar ahí.

    El departamento de Damian, ahora el del monstruo, es un monoambiente pequeño. Al entrar, lo primero que llega es el olor: una mezcla de humedad, tinta de impresora y ropa sin lavar. Desordenado pero funcional.

    Una mesa con papeles amontonados entre los que se cuentan cartas y facturas vencidas, un ordenador, varias pantallas, tazas sin lavar en el fregadero.

    Hay una cama sin hacer, un perchero con dos chaquetas, una estantería vencida repleta de libros sobre conspiraciones, teorías arcanas, tratados antiguos y una Biblia Negra.

    Ninguna ventana.
    Ni un rastro de sangre.
    Nada lujoso.
    Todo auténtico.

    Monster cierra la puerta tras Nairis y, por primera vez desde que la conoció, guarda silencio. Porque ahora está dentro. Y puede observar más de cerca.
    con [Nairis_La_Cartografa] Damian Rivas. Periodista independiente. 27 años. Solía cubrir casos de desapariciones y fenómenos paranormales. Seguido por nichos ocultistas. Un hombre solitario, algo paranoico. Curioso. Demasiado curioso y entrometido. Brillante, hasta que conoció a la persona equivocada. O lo que creyó que era una persona. Monster adoptó su rostro. Su voz. Su rutina. Ya se cumplen 17 días desde que mató a Damian, pulcro y preciso, asegurándose de no dejar nada más que el recuerdo difuso de alguien que “trabaja mucho” y “se aleja de todos”. - o - o - Una vez Nairis accede a acompañarle, el monstruo paga la cuenta sin hacer alarde. Lo hace con un gesto distraído, como si el dinero fuese un concepto sin importancia para él. La puerta de la cafetería se cierra tras ellos con un chirrido y el aire de la calle les recibe con ese sabor ácido de ciudad. Recorren unas pocas calles, sin prisa. — No es lejos de aquí, serán diez minutos andando. Un par de calles después, el paisaje cambia. Las luces se vuelven más débiles, las calles más sucias, el bullicio desaparece para dejar paso a murmullos y sirenas lejanas, puertas cerradas y barrotes en las ventas. La zona pobre de la ciudad. El corazón olvidado de la urbe. — Siempre me ha gustado esta parte de la ciudad. No por bonita, claro… Aquí la vida es honesta, cruda. Nadie se molesta en fingir. Mantiene la conversación ligera. Habla de trivialidades tanto como escucha cualquier retribución de su acompañante. — ¿Te molesta la decadencia? Hay gente que no soporta la fealdad cuando la perfección sabe a plástico. No me lo explico. Aquí las viviendas se amontonan unas sobre otras cual cuerpos sin sepultura. Edificios grises, viejos, cuya pintura se descascara como la piel de un leproso. No hay árboles. No hay flores. Solo concreto vandalizado y abandono. — La gente pinta cosas para sentirse inmortal —con un gesto, señala los gaffitis en la fachada del edificio— Y luego otros las borran para sentirse poderosos. Monster no pierde la amabilidad en su voz mientras se detiene frente a uno de esos edificios desgastados. Abre una reja oxidada y le guía por una escalera estrecha, húmeda, mal iluminada, apenas estable. Bajando un piso por debajo del nivel de la calle, llegan a una puerta metálica, marcada con el número 3B. — No es el sitio más bonito, lo sé —dice con una sonrisa torcida—, pero me permite estar cerca de la acción. No necesito más. Habla como si el entorno no importara más que un cuadro en la pared, como si tuviera sentido estar ahí. El departamento de Damian, ahora el del monstruo, es un monoambiente pequeño. Al entrar, lo primero que llega es el olor: una mezcla de humedad, tinta de impresora y ropa sin lavar. Desordenado pero funcional. Una mesa con papeles amontonados entre los que se cuentan cartas y facturas vencidas, un ordenador, varias pantallas, tazas sin lavar en el fregadero. Hay una cama sin hacer, un perchero con dos chaquetas, una estantería vencida repleta de libros sobre conspiraciones, teorías arcanas, tratados antiguos y una Biblia Negra. Ninguna ventana. Ni un rastro de sangre. Nada lujoso. Todo auténtico. Monster cierra la puerta tras Nairis y, por primera vez desde que la conoció, guarda silencio. Porque ahora está dentro. Y puede observar más de cerca.
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  • 📍 Club Eclipse — Salón VIP 🕯️ Medianoche, lluvia golpeando los ventanales 🎙️ Starter Individual a Sunoo Min
    Fandom OC
    Categoría Drama
    No todos los días terminaban sobre un escenario.
    Algunas noches, incluso el eco de las canciones debía silenciarse.

    La lluvia trazaba surcos irregulares en los ventanales, y el incienso colgaba en el aire, denso como los pensamientos que BLUEVEIL no compartía con nadie.

    Estaba allí, reclinado en el sillón de terciopelo, la mirada perdida en el reflejo distorsionado que devolvía el vidrio empañado.
    Un vaso intacto frente a él.
    Un abrigo deshecho sobre los hombros.
    La soledad era su única compañía habitual, y él no la discutía.

    Hasta que la puerta se abrió.

    No alzó la mirada de inmediato.
    No hacía falta.

    No lo conocía en persona.
    No habían cruzado palabra alguna.
    Pero lo había visto en todos los lugares donde su propio nombre no aparecía.

    Éxito fácil.
    Reconocimiento inmediato.
    Luces que parecían gravitar solas hacia quienes ni siquiera debían luchar por mantenerlas encendidas.

    Cerró los dedos alrededor de su vaso vacío con una lentitud medida.
    Cuando alzó finalmente la mirada, sus ojos se fijaron en el rostro del recién llegado.

    Y entonces habló, su voz baja, pulida, cortante como el filo oculto en un cumplido envenenado.

    —No pensé que las estrellas bajaran tan bajo.

    Se incorporó ligeramente, apoyando un codo en el reposabrazos, sin apartar los ojos de él.
    Hubiera sido descortés no presentarse, y él no era un hombre sin modales, aunque pocas veces le importara ejercerlos.

    —mi nombre es BLUEVEIL...

    Se presentó, breve, contenido, como quien ofrece un apretón de manos sin extenderla realmente

    —Supongo que no has oído hablar de mí. No te culpo. El ruido suele tapar los susurros.

    El vaso seguía intacto.
    La tormenta seguía golpeando los cristales.
    Y esa noche, BLUEVEIL no esperaba ser recordado.
    Solo necesitaba recordar a otros por qué había aprendido a vivir en silencio.
    No todos los días terminaban sobre un escenario. Algunas noches, incluso el eco de las canciones debía silenciarse. La lluvia trazaba surcos irregulares en los ventanales, y el incienso colgaba en el aire, denso como los pensamientos que BLUEVEIL no compartía con nadie. Estaba allí, reclinado en el sillón de terciopelo, la mirada perdida en el reflejo distorsionado que devolvía el vidrio empañado. Un vaso intacto frente a él. Un abrigo deshecho sobre los hombros. La soledad era su única compañía habitual, y él no la discutía. Hasta que la puerta se abrió. No alzó la mirada de inmediato. No hacía falta. No lo conocía en persona. No habían cruzado palabra alguna. Pero lo había visto en todos los lugares donde su propio nombre no aparecía. Éxito fácil. Reconocimiento inmediato. Luces que parecían gravitar solas hacia quienes ni siquiera debían luchar por mantenerlas encendidas. Cerró los dedos alrededor de su vaso vacío con una lentitud medida. Cuando alzó finalmente la mirada, sus ojos se fijaron en el rostro del recién llegado. Y entonces habló, su voz baja, pulida, cortante como el filo oculto en un cumplido envenenado. —No pensé que las estrellas bajaran tan bajo. Se incorporó ligeramente, apoyando un codo en el reposabrazos, sin apartar los ojos de él. Hubiera sido descortés no presentarse, y él no era un hombre sin modales, aunque pocas veces le importara ejercerlos. —mi nombre es BLUEVEIL... Se presentó, breve, contenido, como quien ofrece un apretón de manos sin extenderla realmente —Supongo que no has oído hablar de mí. No te culpo. El ruido suele tapar los susurros. El vaso seguía intacto. La tormenta seguía golpeando los cristales. Y esa noche, BLUEVEIL no esperaba ser recordado. Solo necesitaba recordar a otros por qué había aprendido a vivir en silencio.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    30
    Estado
    Terminado
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  • ⠀⠀ʜᴀʙíᴀ ᴍáꜱ ᴅᴇ 𝟣
    ✴ ───────────

    Se alistó para poder bajar al poblado y cumplir con su deber, alimentar a un convaleciente Kazuo con comida que no sea cocinada por ella.

    Porque, en honor a la verdad, para preparar platos era un fiasco, lo había intentado pero había fracasado estrepitosamente.

    El triste esfuerzo de sopa de verduras había quedado como agua de calcetín, incomible.

    La primavera había llegado y con ella tibios rayos de sol se asomaban . Por esto Liz no necesitaba de mucho para abrigarse y lo agradecía, ya que las unicas prendas que le quedaban eran los kimonos que Kazuo le había obsequiado.

    Se vistió con uno negro y sobre el, su capa holgada para cubrir el bulto de su vientre. No quería que nadie en el pueblo supiera aún de su estado.

    Debido a los últimos ataques de entes ponzoñosos, Elizabeth había decidido volver a sus antiguos hábitos: cargar su espada a donde quiera que vaya, sin importar qué. La amenaza estaba latente.

    Con su arma en la espalda emprendió camino.

    Llegando al poblado se dirigió sin dudarlo al puesto de ramén para pedir el delicioso udón de miso, la comida favorita de su prometido.

    Era costumbre que las personas se quedasen viéndola por sus rasgos tan distintivos, a fin de cuentas era una extranjera y eso no cambiaría.
    Pero esta vez había algo diferente... se sentía asediada mas de lo normal, en cada paso que daba parecía que alguien lo daba con ella.
    Elizabeth se giraba cada cierto tiempo buscando algun indicio, pero nada.

    Terminó convenciéndose que estaba con paranoia por los eventos recientes asi que el resto de compras y paseos por el mercado hizo caso omiso a ese presentimiento que le erizaba la piel cada tanto.

    El retorno fue rápido, ya deseaba encontrarse con Kazuo y ver como disfrutaría de su plato favorito.

    Elizabeth daba paso largos atravesando los toris desgastados que anunciaban la llegada al templo .

    ── Lee-zy. ──

    Una voz grave certera como lanza atravesó los oídos de Elizabeth quien estaba a metros de entrar a su hogar.

    Liz en un letal y agresivo movimiento desenfundó su espada girando sobre sus talones dejando caer la afilada hoja de esta sobre la garganta de quien se había atrevido a seguirla hasta ahí.

    Al verlo se soprendió, esperaba que el hombre tuviera ojos rasgados y piel pálida, pero no. Era un pelirrojo alto,fornido, con la piel encurtida por la batalla y esos ojos... ese par de ojos carmesí.

    ── ¡¿QUIEN ERES?! ¿Quien te envía? Responde de inmediato si no quieres perder tu vida como la miserable rata acosadora que haz sido siguiéndome hasta aquí. - Espetó con un tono amenazante que rayaba lo colérico.

    ── No haz cambiado nada Leezy - dijo con una sonrisa burlesca, mientras su temple parecía inmutable, estaba en calma a pesar de tener la espada en su garganta ── ...Tan temperamental como siempre, desde pequeña tenías esa voz de mando, nadie era capaz de ganarte.

    Elizabeth no entendía nada ¿De que hablaba? ¿Como se atrevía a hablar de su infancia? ¿Quien era este cretino y por qué tenía esos ojos... ese pelo ?

    Furiosa ejerce una presión contenida, la hoja de su espada se encrusta en la piel ajena generando un corte superficial sobre la vena yugular. Haciendo que de la herida fluya un hilo delgado de sangre que se deslizaba manchando de rojo lentamente toda su garganta

    ── Responde.

    ── Uuff - levantó sus manos como señal de que su intención no era atacar── Soy Elías, nadie me mandó. Te conozco desde siempre porque... - dudó en seguir hablando.

    ── ¿Porque qué? No juegues conmigo, paciencia no tengo - dijo elvando aún más su espada cambiando el ángulo de esta a uno mortal

    ── Soy tu hermano.

    ⋮||⋮ Continuación de https://ficrol.com/posts/243909

    ⠀⠀ʜᴀʙíᴀ ᴍáꜱ ᴅᴇ 𝟣 ✴ ─────────── Se alistó para poder bajar al poblado y cumplir con su deber, alimentar a un convaleciente Kazuo con comida que no sea cocinada por ella. Porque, en honor a la verdad, para preparar platos era un fiasco, lo había intentado pero había fracasado estrepitosamente. El triste esfuerzo de sopa de verduras había quedado como agua de calcetín, incomible. La primavera había llegado y con ella tibios rayos de sol se asomaban . Por esto Liz no necesitaba de mucho para abrigarse y lo agradecía, ya que las unicas prendas que le quedaban eran los kimonos que Kazuo le había obsequiado. Se vistió con uno negro y sobre el, su capa holgada para cubrir el bulto de su vientre. No quería que nadie en el pueblo supiera aún de su estado. Debido a los últimos ataques de entes ponzoñosos, Elizabeth había decidido volver a sus antiguos hábitos: cargar su espada a donde quiera que vaya, sin importar qué. La amenaza estaba latente. Con su arma en la espalda emprendió camino. Llegando al poblado se dirigió sin dudarlo al puesto de ramén para pedir el delicioso udón de miso, la comida favorita de su prometido. Era costumbre que las personas se quedasen viéndola por sus rasgos tan distintivos, a fin de cuentas era una extranjera y eso no cambiaría. Pero esta vez había algo diferente... se sentía asediada mas de lo normal, en cada paso que daba parecía que alguien lo daba con ella. Elizabeth se giraba cada cierto tiempo buscando algun indicio, pero nada. Terminó convenciéndose que estaba con paranoia por los eventos recientes asi que el resto de compras y paseos por el mercado hizo caso omiso a ese presentimiento que le erizaba la piel cada tanto. El retorno fue rápido, ya deseaba encontrarse con Kazuo y ver como disfrutaría de su plato favorito. Elizabeth daba paso largos atravesando los toris desgastados que anunciaban la llegada al templo . ── Lee-zy. ── Una voz grave certera como lanza atravesó los oídos de Elizabeth quien estaba a metros de entrar a su hogar. Liz en un letal y agresivo movimiento desenfundó su espada girando sobre sus talones dejando caer la afilada hoja de esta sobre la garganta de quien se había atrevido a seguirla hasta ahí. Al verlo se soprendió, esperaba que el hombre tuviera ojos rasgados y piel pálida, pero no. Era un pelirrojo alto,fornido, con la piel encurtida por la batalla y esos ojos... ese par de ojos carmesí. 🌹── ¡¿QUIEN ERES?! ¿Quien te envía? Responde de inmediato si no quieres perder tu vida como la miserable rata acosadora que haz sido siguiéndome hasta aquí. - Espetó con un tono amenazante que rayaba lo colérico. ── No haz cambiado nada Leezy - dijo con una sonrisa burlesca, mientras su temple parecía inmutable, estaba en calma a pesar de tener la espada en su garganta ── ...Tan temperamental como siempre, desde pequeña tenías esa voz de mando, nadie era capaz de ganarte. Elizabeth no entendía nada ¿De que hablaba? ¿Como se atrevía a hablar de su infancia? ¿Quien era este cretino y por qué tenía esos ojos... ese pelo ? Furiosa ejerce una presión contenida, la hoja de su espada se encrusta en la piel ajena generando un corte superficial sobre la vena yugular. Haciendo que de la herida fluya un hilo delgado de sangre que se deslizaba manchando de rojo lentamente toda su garganta 🌹── Responde. ── Uuff - levantó sus manos como señal de que su intención no era atacar── Soy Elías, nadie me mandó. Te conozco desde siempre porque... - dudó en seguir hablando. 🌹── ¿Porque qué? No juegues conmigo, paciencia no tengo - dijo elvando aún más su espada cambiando el ángulo de esta a uno mortal ── Soy tu hermano. ⋮||⋮ Continuación de https://ficrol.com/posts/243909
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  • ¿Deianira tiene un rostro angelical? Sí.
    ¿Es un ángel? Para nada.

    Detrás de su fachada de modelo exitosa y autodependiente, esconde algo llamado: drogas.

    Al estar falta de amigos, llama a la tan conocida "tussi", cómo su fiel compañera.
    No solo por su propio consumo, sinó por su distribución a sus contactos más "cercanos".

    El mundo oscuro de la droga llegó a ella a sus diecinueve años, cuando había logrado modelar para grandes marcas. Entró en una fiesta post-pasarela y apenas la probó, entendió que jamás la dejaría.

    También ingresó a una vida potentemente sexual, donde los sentimientos ajenos *no* existían.
    Al instante dejó de importarle si la otra persona quedaba encantada con ella, perdió toda empatía por los demás.

    Deianira solo quería una cosa: satisfacer sus más oscuros deseos.
    ¿Deianira tiene un rostro angelical? Sí. ¿Es un ángel? Para nada. Detrás de su fachada de modelo exitosa y autodependiente, esconde algo llamado: drogas. Al estar falta de amigos, llama a la tan conocida "tussi", cómo su fiel compañera. No solo por su propio consumo, sinó por su distribución a sus contactos más "cercanos". El mundo oscuro de la droga llegó a ella a sus diecinueve años, cuando había logrado modelar para grandes marcas. Entró en una fiesta post-pasarela y apenas la probó, entendió que jamás la dejaría. También ingresó a una vida potentemente sexual, donde los sentimientos ajenos *no* existían. Al instante dejó de importarle si la otra persona quedaba encantada con ella, perdió toda empatía por los demás. Deianira solo quería una cosa: satisfacer sus más oscuros deseos.
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  • En el trabajo dijeron, que entendían porqué era tu novia, después de todo, asumían que un hombre que me llevaba 20 años tenía estabilidad económica y ello se notaba, pues pasabas por mi en tu bonito coche. Pero al fin al cabo aceptaron que yo era bonita, era lo natural un hombre mayor con una jovencita que pudo "adquirir"

    También me preguntaron porqué seguía trabajando pues parecía me mantenías y hasta vivía contigo ¿O era sólo que me hacía pasar por una mujer trabajadora para engatusarte más? Me envidiaban, pero. . . que mujeres tan huecas y bobas, me envidiaban por la razones más evidentes pero equivocadas, ellas no sabían lo mucho que te preocupabas por mi, que me permitías llenar nuestro cuarto con decoraciones de sanrio, jugar mis videojuegos extraños, que a pesar que aparentabas ser un hombre frío, serio y de pocas palabras, conmigo eras el más cariñoso y bondadoso.

    SOY AFORTUNADA DE TENERTE, no por tu dinero y las comodidades o por ese apartamento, sino porqué tengo TU AMOR, TE TENGO A TI. No me importaría trabajar toda la vida, porqué me gusta mi trabajo. Esto que siento por ti, no cambiaría si los dos sustentáramos este hogar a partes iguales. . . Así que sí, cuando me preguntan, siempre les digo, que estoy enamorada de ti.
    En el trabajo dijeron, que entendían porqué era tu novia, después de todo, asumían que un hombre que me llevaba 20 años tenía estabilidad económica y ello se notaba, pues pasabas por mi en tu bonito coche. Pero al fin al cabo aceptaron que yo era bonita, era lo natural un hombre mayor con una jovencita que pudo "adquirir" También me preguntaron porqué seguía trabajando pues parecía me mantenías y hasta vivía contigo ¿O era sólo que me hacía pasar por una mujer trabajadora para engatusarte más? Me envidiaban, pero. . . que mujeres tan huecas y bobas, me envidiaban por la razones más evidentes pero equivocadas, ellas no sabían lo mucho que te preocupabas por mi, que me permitías llenar nuestro cuarto con decoraciones de sanrio, jugar mis videojuegos extraños, que a pesar que aparentabas ser un hombre frío, serio y de pocas palabras, conmigo eras el más cariñoso y bondadoso. SOY AFORTUNADA DE TENERTE, no por tu dinero y las comodidades o por ese apartamento, sino porqué tengo TU AMOR, TE TENGO A TI. No me importaría trabajar toda la vida, porqué me gusta mi trabajo. Esto que siento por ti, no cambiaría si los dos sustentáramos este hogar a partes iguales. . . Así que sí, cuando me preguntan, siempre les digo, que estoy enamorada de ti.
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  • Las palabras tienen peso, incluso cuando se lanzan al aire como si no importaran. Aquí, cada gesto se observa, cada silencio se interpreta. No es un lugar para la prisa… ni para los desprevenidos.
    Las palabras tienen peso, incluso cuando se lanzan al aire como si no importaran. Aquí, cada gesto se observa, cada silencio se interpreta. No es un lugar para la prisa… ni para los desprevenidos.
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  • ㅤㅤㅤㅤㅤ[ 多幸感 | 𝕴 𝖘𝖆𝖎𝖉 "𝖙𝖍𝖊 𝖈𝖎𝖙ꪗ 𝖎𝖘 𝖒𝖎𝖓𝖊"]

    —¿Qué putas? ¿Voy a morirme llorando por esta industria de mierda?

    ㅤSus ojos rojos y más pequeños de lo normal volvieron a enfocar a la ciudad y esa mueca de asco y rabia volvió a aparecer. Solo que esta vez su reacción fue diferente.

    ㅤBobby escupió hacia un lado, sacó el celular y escribió:

    𝘽𝘽: X?
    :???
    : 𝘗𝘦𝘯𝘴𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢𝘴 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘰!! 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘵𝘢𝘴?
    𝘽𝘽: 𝘯𝘰 𝘴𝘦𝘢𝘴 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘥𝘰. 𝙪𝙣𝙖. 𝘦𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘢𝘲𝘶𝘪...[𝘔𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘛𝘸𝘪𝘯 𝘗𝘦𝘢𝘬𝘴]
    : 𝘑𝘢𝘫𝘢𝘫𝘢 𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘰. 𝘗𝘰𝘱𝘱𝘦𝘳??
    𝘽𝘽: 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢𝘳𝘭𝘢, 𝘴í.

    ㅤZorro, como lo conocía Bobby, llegó mejor vestido y alimentado que la última vez que se habían visto un par de años atrás y claro, con el pedido: un frasco de popper y una píldora de éxtasis con la palabra 𝙛𝙪𝙘𝙠 prensada contra el químico. Se la tragó, dejándole un sabor amargo y hablaron sobre cómo había terminado todo, aunque a Bobby le dio la impresión de que Zorro andaba en algo mucho más turbio que en aquel entonces pero ese no era su problema.

    ㅤPara cuando terminaron de hablar, media hora después, Bobby ya sentía las náuseas y la ansiedad del primer subidón. Tenía el corazón acelerado.

    ♪♩ᵍᵒᵗ ᵐᵉ ˡᵒˢⁱⁿᵍ ᵐʸ ᵐⁱⁿᵈ. ⁱ ˢᵃⁱᵈ ᵗʰᵉ ᶜⁱᵗʸ ⁱˢ ᵐⁱⁿᵉ♪♩
    [https://youtu.be/Zf1d8SGuxfs?si=P5u2yaliTFit0hm-]

    ㅤDesde su auto, mientras bajaba del mirador, la ciudad parecía un mar de luciérnagas brillantes y parpadeantes. Era una clara señal del efecto del químico. Las luces siempre parecían ser más brillantes y llamativas. Dentro del auto apenas podía mantenerse quieto. Llevaba la música con el volumen 100 con las ventanas abajo y humeantes por el último porro que le quedaba para fumar. Necesitaba quemar toda esa energía o sentiría que iba a explotar.

    ㅤBobby se había quedado con la imagen de que la ciudad era pequeña y le debía todo, y él lo iba a recuperar. Era libre y ya no tenía nada que perder. 𝘖𝘩, 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘥𝘳𝘰𝘨𝘢𝘴. Sacudió el Popper, en realidad no sabía si tenía que hacerlo o no, así le habían enseñado y así había aprendido… 𝘺 𝘢𝘴í 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘪𝘯𝘩𝘢𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰.

    —Fuck it —Pensó con desdén y 𝘢𝘭𝘦𝘨𝘳í𝘢.

    ㅤY ya no hubo ansiedad. Euforia sí, mas no preocupación, y Bobby se sentía 𝘭𝘪𝘨𝘦𝘳𝘰. Totalmente ligero.

    ㅤEl motor rugió y llegó a una discoteca llamada Fyah Riddim. Bobby, con lentes negros en la noche para esconder los ojos, solo tuvo que sonreírle a los tipos de la entrada y parecieron reconocerlo porque se hicieron a un lado para dejarlo entrar.

    ㅤLa música lo envolvió apenas cruzó la puerta y lo inundaron las ganas de bailar, tenía los sentidos afilados. Adentro, las luces parpadeantes parecían más brillantes y placenteras de ver que de costumbre. Todo era calor y los cuerpos se movían y le rozaban mientras él pasaba sonriente como dándole la bienvenida. El éxtasis empezaba a abrirle el pecho como una flor y él estaba dispuesto a recibir a quien se acercara.

    ㅤPero él sabía hacia dónde iba: a cazar al dueño del club. 𝘰𝘩, 𝘴𝘪. Era un moreno alto que lo recibió con una sonrisa grande y de sorpresa tras varios años sin verlo. "El viejo Bobby", le había dicho mientras lo abrazaba.

    —¿Qué quieres tomar? —Le preguntó soltando la carcajada antes de acabar la frase.

    —Agua —Respondió el de lentes con la boca seca como papel.

    —¿Agua o... 𝙖𝙜𝙪𝙖? —Se refería a agua con MD pero Bobby respondió bajándose los lentes oscuros, revelando sus ojos rojos y pupilas grandes como luna llena.

    ㅤSe rieron los dos y se entendieron sin tener que cruzar más palabras. El tipo le puso una botella en la mano y le prometió mantenerlo hidratado para después presentarlo con los demás asistentes en la mesa. A pesar de que el efecto del éxtasis fuera hacerte sentir confiado y en buena sintonía con todos, Bobby sabía que el contrario era genuino.

    ㅤBobby bailaba con todos los sentidos a flor de piel, sumergido en la música y ahora masticaba chicle. No sabía de dónde mierda había salido, pero joder, sí que ayudaba a no apretar los dientes y quedar en evidencia.

    ㅤAlguien se acercó, era un cuerpo femenino y pegó su espalda contra el torso de Bobby al ritmo de la música. Era una chica con el cabello corto, ondulado y negro. Olía muy bien. Sus caderas buscaron la pelvis de Bobby y él respondió con naturalidad, como si se hubiera montado en un tren en movimiento y empujó su cuerpo contra el de ella.

    ♪♩ᵀᵉˡˡ ᵐᵉ ᶠᵃⁿᵗᵃˢᵗⁱᶜ…♪♩
    [https://youtu.be/Tha00F7qCew?si=N-52Ud_TncUR3cbb]

    ㅤEl tema que sonaba parecía escrito para esa escena y ninguno de los dos hablaba, solo bailaban y se comunicaban con el roce de sus cuerpos despreocupados. Bobby, sintiéndose como una estrella que giraba, le ofreció popper. Ella aceptó con una sonrisa. Primero las damas, claro, y luego él. El olor químico se esparció por todo el lugar y el éxtasis estalló llevándolo en una ola fresca de ritmo y música sensual y excitante. En momentos como estos tenía sentido que la llamaran 𝘭𝘢 𝘥𝘳𝘰𝘨𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳. La música y el calor de sus cuerpos juntos le invadían los oídos, el cerebro, los sentidos, el cuerpo, el corazón. 𝙏𝙊𝘿𝙊.

    ㅤAhora estaban frente a frente, no solo eran sus respiraciones las que se rozaban, eran sus muslos los que se entrelazaban y se tocaban al ritmo de la voz grave de Shaggy. Bobby la acercaba a él mientras le sujetaba las caderas firmemente y ella lo abrazaba atrapando su cuello entre sus brazos.

    ㅤDespués vino el beso.
    ㅤNo fue torpe sino que tuvo la más perfecta sincronía de todas. Lengua, 𝘧𝘳𝘢𝘤𝘵𝘢𝘭𝘦𝘴, humedad, calor, éxtasis, manos. Piel.

    ㅤLas texturas eran adictivas, sobre todo la de su piel suave, tersa y… ¡𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆! De una forma que Bobby no podía explicar. Los labios carnosos y suaves de la chica sabían a sudor dulce y cerveza. Era simplemente adictiva. Excitante. Y él sentía que se hundía y flotaba al mismo tiempo. Bobby con los ojos cerrados podía ver fractales de todos los colores que se acercaban y alejaban acorde a los estímulos que entraban por su boca, su lengua y su tacto. Si pudiera describirlo con un color, sería 𝘳𝘰𝘴𝘢𝘥𝘰. No pregunten por qué.

    ㅤSiguieron bailando y compartiendo canciones toda la noche, entre abrazos, roces, besos y dedos que se entrelazaban y no se cansaban de tocarse. Nunca supo su nombre y a ninguno de los dos pareció importarles lo suficiente como para preguntarlo.

    ㅤDe hecho, a Bobby ya no le importaba nada, solo sentía... y se sentía muy, 𝘮𝘶𝘺 𝘣𝘪𝘦𝘯.

    ㅤY pensar que solo 5 horas atrás había terminado su primer y único álbum en solitario y después había destrozado todo el estudio casero en un ataque de ira y frustración.

    ㅤ"¿𝘠 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘲𝘶é?" Se había preguntado y luego había lanzado el primer puño contra la consola como un cavernícola aplastando un insecto.
    ㅤㅤㅤㅤㅤ[ 多幸感 | 𝕴 𝖘𝖆𝖎𝖉 "𝖙𝖍𝖊 𝖈𝖎𝖙ꪗ 𝖎𝖘 𝖒𝖎𝖓𝖊"] —¿Qué putas? ¿Voy a morirme llorando por esta industria de mierda? ㅤSus ojos rojos y más pequeños de lo normal volvieron a enfocar a la ciudad y esa mueca de asco y rabia volvió a aparecer. Solo que esta vez su reacción fue diferente. ㅤBobby escupió hacia un lado, sacó el celular y escribió: 𝘽𝘽: X? 🦊:??? 🦊: 𝘗𝘦𝘯𝘴𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢𝘴 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘰!! 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘵𝘢𝘴? 𝘽𝘽: 𝘯𝘰 𝘴𝘦𝘢𝘴 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘥𝘰. 𝙪𝙣𝙖. 𝘦𝘴𝘵𝘰𝘺 𝘢𝘲𝘶𝘪...📍[𝘔𝘪𝘳𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘛𝘸𝘪𝘯 𝘗𝘦𝘢𝘬𝘴] 🦊: 𝘑𝘢𝘫𝘢𝘫𝘢 𝘦𝘯 𝘤𝘢𝘮𝘪𝘯𝘰. 𝘗𝘰𝘱𝘱𝘦𝘳?? 𝘽𝘽: 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘭𝘭𝘢𝘳𝘭𝘢, 𝘴í. ㅤZorro, como lo conocía Bobby, llegó mejor vestido y alimentado que la última vez que se habían visto un par de años atrás y claro, con el pedido: un frasco de popper y una píldora de éxtasis con la palabra 𝙛𝙪𝙘𝙠 prensada contra el químico. Se la tragó, dejándole un sabor amargo y hablaron sobre cómo había terminado todo, aunque a Bobby le dio la impresión de que Zorro andaba en algo mucho más turbio que en aquel entonces pero ese no era su problema. ㅤPara cuando terminaron de hablar, media hora después, Bobby ya sentía las náuseas y la ansiedad del primer subidón. Tenía el corazón acelerado. ♪♩ᵍᵒᵗ ᵐᵉ ˡᵒˢⁱⁿᵍ ᵐʸ ᵐⁱⁿᵈ. ⁱ ˢᵃⁱᵈ ᵗʰᵉ ᶜⁱᵗʸ ⁱˢ ᵐⁱⁿᵉ♪♩ [https://youtu.be/Zf1d8SGuxfs?si=P5u2yaliTFit0hm-] ㅤDesde su auto, mientras bajaba del mirador, la ciudad parecía un mar de luciérnagas brillantes y parpadeantes. Era una clara señal del efecto del químico. Las luces siempre parecían ser más brillantes y llamativas. Dentro del auto apenas podía mantenerse quieto. Llevaba la música con el volumen 100 con las ventanas abajo y humeantes por el último porro que le quedaba para fumar. Necesitaba quemar toda esa energía o sentiría que iba a explotar. ㅤBobby se había quedado con la imagen de que la ciudad era pequeña y le debía todo, y él lo iba a recuperar. Era libre y ya no tenía nada que perder. 𝘖𝘩, 𝘭𝘢 𝘮𝘢𝘨𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘥𝘳𝘰𝘨𝘢𝘴. Sacudió el Popper, en realidad no sabía si tenía que hacerlo o no, así le habían enseñado y así había aprendido… 𝘺 𝘢𝘴í 𝘭𝘰 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘪𝘯𝘩𝘢𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰. —Fuck it —Pensó con desdén y 𝘢𝘭𝘦𝘨𝘳í𝘢. ㅤY ya no hubo ansiedad. Euforia sí, mas no preocupación, y Bobby se sentía 𝘭𝘪𝘨𝘦𝘳𝘰. Totalmente ligero. ㅤEl motor rugió y llegó a una discoteca llamada Fyah Riddim. Bobby, con lentes negros en la noche para esconder los ojos, solo tuvo que sonreírle a los tipos de la entrada y parecieron reconocerlo porque se hicieron a un lado para dejarlo entrar. ㅤLa música lo envolvió apenas cruzó la puerta y lo inundaron las ganas de bailar, tenía los sentidos afilados. Adentro, las luces parpadeantes parecían más brillantes y placenteras de ver que de costumbre. Todo era calor y los cuerpos se movían y le rozaban mientras él pasaba sonriente como dándole la bienvenida. El éxtasis empezaba a abrirle el pecho como una flor y él estaba dispuesto a recibir a quien se acercara. ㅤPero él sabía hacia dónde iba: a cazar al dueño del club. 𝘰𝘩, 𝘴𝘪. Era un moreno alto que lo recibió con una sonrisa grande y de sorpresa tras varios años sin verlo. "El viejo Bobby", le había dicho mientras lo abrazaba. —¿Qué quieres tomar? —Le preguntó soltando la carcajada antes de acabar la frase. —Agua —Respondió el de lentes con la boca seca como papel. —¿Agua o... 𝙖𝙜𝙪𝙖? —Se refería a agua con MD pero Bobby respondió bajándose los lentes oscuros, revelando sus ojos rojos y pupilas grandes como luna llena. ㅤSe rieron los dos y se entendieron sin tener que cruzar más palabras. El tipo le puso una botella en la mano y le prometió mantenerlo hidratado para después presentarlo con los demás asistentes en la mesa. A pesar de que el efecto del éxtasis fuera hacerte sentir confiado y en buena sintonía con todos, Bobby sabía que el contrario era genuino. ㅤBobby bailaba con todos los sentidos a flor de piel, sumergido en la música y ahora masticaba chicle. No sabía de dónde mierda había salido, pero joder, sí que ayudaba a no apretar los dientes y quedar en evidencia. ㅤAlguien se acercó, era un cuerpo femenino y pegó su espalda contra el torso de Bobby al ritmo de la música. Era una chica con el cabello corto, ondulado y negro. Olía muy bien. Sus caderas buscaron la pelvis de Bobby y él respondió con naturalidad, como si se hubiera montado en un tren en movimiento y empujó su cuerpo contra el de ella. ♪♩ᵀᵉˡˡ ᵐᵉ ᶠᵃⁿᵗᵃˢᵗⁱᶜ…♪♩ [https://youtu.be/Tha00F7qCew?si=N-52Ud_TncUR3cbb] ㅤEl tema que sonaba parecía escrito para esa escena y ninguno de los dos hablaba, solo bailaban y se comunicaban con el roce de sus cuerpos despreocupados. Bobby, sintiéndose como una estrella que giraba, le ofreció popper. Ella aceptó con una sonrisa. Primero las damas, claro, y luego él. El olor químico se esparció por todo el lugar y el éxtasis estalló llevándolo en una ola fresca de ritmo y música sensual y excitante. En momentos como estos tenía sentido que la llamaran 𝘭𝘢 𝘥𝘳𝘰𝘨𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳. La música y el calor de sus cuerpos juntos le invadían los oídos, el cerebro, los sentidos, el cuerpo, el corazón. 𝙏𝙊𝘿𝙊. ㅤAhora estaban frente a frente, no solo eran sus respiraciones las que se rozaban, eran sus muslos los que se entrelazaban y se tocaban al ritmo de la voz grave de Shaggy. Bobby la acercaba a él mientras le sujetaba las caderas firmemente y ella lo abrazaba atrapando su cuello entre sus brazos. ㅤDespués vino el beso. ㅤNo fue torpe sino que tuvo la más perfecta sincronía de todas. Lengua, 𝘧𝘳𝘢𝘤𝘵𝘢𝘭𝘦𝘴, humedad, calor, éxtasis, manos. Piel. ㅤLas texturas eran adictivas, sobre todo la de su piel suave, tersa y… ¡𝒃𝒓𝒊𝒍𝒍𝒂𝒏𝒕𝒆! De una forma que Bobby no podía explicar. Los labios carnosos y suaves de la chica sabían a sudor dulce y cerveza. Era simplemente adictiva. Excitante. Y él sentía que se hundía y flotaba al mismo tiempo. Bobby con los ojos cerrados podía ver fractales de todos los colores que se acercaban y alejaban acorde a los estímulos que entraban por su boca, su lengua y su tacto. Si pudiera describirlo con un color, sería 𝘳𝘰𝘴𝘢𝘥𝘰. No pregunten por qué. ㅤSiguieron bailando y compartiendo canciones toda la noche, entre abrazos, roces, besos y dedos que se entrelazaban y no se cansaban de tocarse. Nunca supo su nombre y a ninguno de los dos pareció importarles lo suficiente como para preguntarlo. ㅤDe hecho, a Bobby ya no le importaba nada, solo sentía... y se sentía muy, 𝘮𝘶𝘺 𝘣𝘪𝘦𝘯. ㅤY pensar que solo 5 horas atrás había terminado su primer y único álbum en solitario y después había destrozado todo el estudio casero en un ataque de ira y frustración. ㅤ"¿𝘠 𝘢𝘩𝘰𝘳𝘢 𝘲𝘶é?" Se había preguntado y luego había lanzado el primer puño contra la consola como un cavernícola aplastando un insecto.
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  • ¿Una expedición al abismo?¿Estáis todos locos?
    Fandom Made in Abyss
    Categoría Aventura
    Rol con: 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐞𝐫 , [sinner_without_sin], [lunar_ruby_zebra_434], Kalhi NigDurgae

    El Abismo… Un enorme pozo que se abre hacia las profundidades del mundo. Se extiende cientos, miles de metros hacia abajo, con capas sucesivas que esconden ecosistemas, ruinas y criaturas jamás vistas en la superficie. La gravedad del Abismo es única, y con ella, una maldición terrible: quienes descienden arriesgan no solo sus vidas, sino su cuerpo y mente al intentar regresar. A pesar de esto, el Abismo atrae a los más valientes, a los que buscan respuestas, tesoros y secretos olvidados. Orth, la ciudad construida alrededor de su borde, vive y respira por el Abismo, porque en sus entrañas yace la promesa y el peligro más absoluto.

    En una isla al borde del mundo yacía este majestuoso lugar, y poco sabía una de sus exploradoras más frecuentes, que dentro de poco tendría que lidiar con la angustia de un grupo con ansias de bajar al mismo. Esta mujer era Ozen, una mujer alta y corpulenta, con una presencia que impone respeto y temor. Su piel es pálida, casi blanca, probablemente debido a los muchos años que ha pasado en el abismo, alejada de la luz solar. Sus ojos, penetrantes y grises, tienen una mirada fría y distante que parece observar sin emoción, como si parte de ella se hubiera quedado dentro del abismo.

    Por otro lado, estaba Lorenzo, de cabello rojizo y ojos azul cielo, un hombre dividido por nadie más que por si mismo, el vivo reflejo de un eterno conflicto interior, atormentado por los recuerdos de una vida pasada, parecía desconocer incluso su propia identidad. Pero algo tenía claro, su propósito, la tan aclamada redención, era la punta de lanza de la iglesia, y como en muchas otras ocasiones, su viaje venía de cortesía de la misma, enviado para recolectar una supuesta herramienta divina, ubicada en el fondo de dicho abismo.

    Junto a él se encontraba una chica peliverde de actitud molesta, una bruja que ahora parecía interesada en él, o al menos, en sus secretos, no se alejaba excesivamente de él, y, a pesar de contradecir muchas de sus ideas, decidió aprender, tomarlo como maestro después de haber perdido a su anterior mentor, con un grimorio como único recuerdo, grimorio el cual Lorenzo conocía.

    Ajenos a todo esto se encontraban Kalhi, una cambiaformas de secretos bien guardados, ahora tomando la forma de un hombre de piel blanca y ojos verdes, de complexión aparentemente delgada, pero entrenada, una figura imponente teniendo en cuenta que no parecía separarse de sus armas, las cuales mantenía siempre cerca. Era un hombre de sentidos agudos, no solo por su naturaleza, sino por la experiencia de una vida dura. Modificado para cumplir su objetivo sin importar lo que ocurra.

    Junto a él se encontraba Monster, algo que pocos llamarían fantasía, pero muchos llamarían pesadilla. Un ser proveniente de más allá del plano corpóreo, cuyo único propósito era causar caos, discordia, todo con tal de alimentarse de las emociones de sus víctimas, pero no era lo único de lo que se alimentaba. De la misma manera que en vida fue caníbal, continuaba siéndolo tras su muerte. Ya conocido por Ozen, la misma le otorgó un título en pos de su amistad, "El lameculos favorito de Ozen".

    ----------------------------------------------

    Era de noche, los pasos de la mujer resonaban por los caminos de piedra, como si tras ellos hubiera un peso antiguo. Rara vez se veía a Ozen en la superficie, pero esta era una de esas ocasiones, tras años de exploración, decidió volver a deleitarse con la vida normal durante un tiempo. Se dirigió a nada más y nada menos que una taverna, con intenciones obvias de beber hasta no poder más.

    Al entrar al local, las personas parecían murmurar cosas sobre ella, algo que a Ozen no le sorprendía, pues había muchos rumores siniestros sobre ella, pero algo le llamó especialmente la atención, parecía que un hombre se había enterado de que se encontraba en la ciudad, y habían estado buscándola. Su descripción le sonaba, un cura pelirrojo de estatura media, entonces fue cuando entró él, Lorenzo, o Cipriano, O ambos, pues esa era la gracia de su existencia.

    El cura venía acompañado, notando que era la "niña lechuga", o así la llamaba ella, pero no le daría importancia.

    El hombre ojeó el local, como si estuviera escaneándolo por amenazas, su mirada parecía firme, casi como si juzgara a todos los presentes, entonces, vio a Ozen. Sin decir nada y con paso constante, se acercó a ella y tomó asiento en su mesa, su mirada parecía hablar por si misma. Se dirigió a alzar la voz, pero antes de decir nada, la puerta volvió a sonar con fuerza.
    Rol con: [Monster], [sinner_without_sin], [lunar_ruby_zebra_434], [kalh1] El Abismo… Un enorme pozo que se abre hacia las profundidades del mundo. Se extiende cientos, miles de metros hacia abajo, con capas sucesivas que esconden ecosistemas, ruinas y criaturas jamás vistas en la superficie. La gravedad del Abismo es única, y con ella, una maldición terrible: quienes descienden arriesgan no solo sus vidas, sino su cuerpo y mente al intentar regresar. A pesar de esto, el Abismo atrae a los más valientes, a los que buscan respuestas, tesoros y secretos olvidados. Orth, la ciudad construida alrededor de su borde, vive y respira por el Abismo, porque en sus entrañas yace la promesa y el peligro más absoluto. En una isla al borde del mundo yacía este majestuoso lugar, y poco sabía una de sus exploradoras más frecuentes, que dentro de poco tendría que lidiar con la angustia de un grupo con ansias de bajar al mismo. Esta mujer era Ozen, una mujer alta y corpulenta, con una presencia que impone respeto y temor. Su piel es pálida, casi blanca, probablemente debido a los muchos años que ha pasado en el abismo, alejada de la luz solar. Sus ojos, penetrantes y grises, tienen una mirada fría y distante que parece observar sin emoción, como si parte de ella se hubiera quedado dentro del abismo. Por otro lado, estaba Lorenzo, de cabello rojizo y ojos azul cielo, un hombre dividido por nadie más que por si mismo, el vivo reflejo de un eterno conflicto interior, atormentado por los recuerdos de una vida pasada, parecía desconocer incluso su propia identidad. Pero algo tenía claro, su propósito, la tan aclamada redención, era la punta de lanza de la iglesia, y como en muchas otras ocasiones, su viaje venía de cortesía de la misma, enviado para recolectar una supuesta herramienta divina, ubicada en el fondo de dicho abismo. Junto a él se encontraba una chica peliverde de actitud molesta, una bruja que ahora parecía interesada en él, o al menos, en sus secretos, no se alejaba excesivamente de él, y, a pesar de contradecir muchas de sus ideas, decidió aprender, tomarlo como maestro después de haber perdido a su anterior mentor, con un grimorio como único recuerdo, grimorio el cual Lorenzo conocía. Ajenos a todo esto se encontraban Kalhi, una cambiaformas de secretos bien guardados, ahora tomando la forma de un hombre de piel blanca y ojos verdes, de complexión aparentemente delgada, pero entrenada, una figura imponente teniendo en cuenta que no parecía separarse de sus armas, las cuales mantenía siempre cerca. Era un hombre de sentidos agudos, no solo por su naturaleza, sino por la experiencia de una vida dura. Modificado para cumplir su objetivo sin importar lo que ocurra. Junto a él se encontraba Monster, algo que pocos llamarían fantasía, pero muchos llamarían pesadilla. Un ser proveniente de más allá del plano corpóreo, cuyo único propósito era causar caos, discordia, todo con tal de alimentarse de las emociones de sus víctimas, pero no era lo único de lo que se alimentaba. De la misma manera que en vida fue caníbal, continuaba siéndolo tras su muerte. Ya conocido por Ozen, la misma le otorgó un título en pos de su amistad, "El lameculos favorito de Ozen". ---------------------------------------------- Era de noche, los pasos de la mujer resonaban por los caminos de piedra, como si tras ellos hubiera un peso antiguo. Rara vez se veía a Ozen en la superficie, pero esta era una de esas ocasiones, tras años de exploración, decidió volver a deleitarse con la vida normal durante un tiempo. Se dirigió a nada más y nada menos que una taverna, con intenciones obvias de beber hasta no poder más. Al entrar al local, las personas parecían murmurar cosas sobre ella, algo que a Ozen no le sorprendía, pues había muchos rumores siniestros sobre ella, pero algo le llamó especialmente la atención, parecía que un hombre se había enterado de que se encontraba en la ciudad, y habían estado buscándola. Su descripción le sonaba, un cura pelirrojo de estatura media, entonces fue cuando entró él, Lorenzo, o Cipriano, O ambos, pues esa era la gracia de su existencia. El cura venía acompañado, notando que era la "niña lechuga", o así la llamaba ella, pero no le daría importancia. El hombre ojeó el local, como si estuviera escaneándolo por amenazas, su mirada parecía firme, casi como si juzgara a todos los presentes, entonces, vio a Ozen. Sin decir nada y con paso constante, se acercó a ella y tomó asiento en su mesa, su mirada parecía hablar por si misma. Se dirigió a alzar la voz, pero antes de decir nada, la puerta volvió a sonar con fuerza.
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  • - Mientras caminaba por la calle siguiendo las imágenes que vio en los recuerdos del sujeto. Se dió cuenta que no llegaría tan rápido, silbo y una bruma negra se formó apareciendo un perro negro con ojos rojos, era la versión más tranquila de Cerberos. Tocó su frente para pasarle la imagen del italiano -

    Búscalo.. guíame hacia él..

    - el perro cerro los ojos para ver la figura de Ryan , y como un sabueso comenzó a correr en dirección a la mansión del italiano. Mientras la joven lo seguía rápidamente y Jack detras-

    Jack: ¿estás segura que quieres verlo? No creo que sea una buena idea.

    - la joven lo miro de reojo y espeto-

    Si el sabe más de lo que me falta en mi nublosa cabeza es mejor ahora que nunca.

    ...

    - luego de unos minutos corriendo el perro aulló anunciando que llegaron al escondite del italiano la bestia desapareció al haber cumplido su mision, la joven miró el lugar y no dudo en saltar la reja como competidor de salto alto, detrás de ella Jack hizo lo mismo con elegancia-

    Jack: invadir propiedad privada está dentro de lo que se cataloga delito Angy.

    - la joven no lo tomo en cuenta se paro en medio del jardín buscando con sus ojos la presencia del italiano -

    Ryan Di Conti!!! Sal! Necesito hablar contigo.

    - grito sin importar despertar a los demás -
    - Mientras caminaba por la calle siguiendo las imágenes que vio en los recuerdos del sujeto. Se dió cuenta que no llegaría tan rápido, silbo y una bruma negra se formó apareciendo un perro negro con ojos rojos, era la versión más tranquila de Cerberos. Tocó su frente para pasarle la imagen del italiano - Búscalo.. guíame hacia él.. - el perro cerro los ojos para ver la figura de [Ryan_Al_72] , y como un sabueso comenzó a correr en dirección a la mansión del italiano. Mientras la joven lo seguía rápidamente y Jack detras- Jack: ¿estás segura que quieres verlo? No creo que sea una buena idea. - la joven lo miro de reojo y espeto- Si el sabe más de lo que me falta en mi nublosa cabeza es mejor ahora que nunca. ... - luego de unos minutos corriendo el perro aulló anunciando que llegaron al escondite del italiano la bestia desapareció al haber cumplido su mision, la joven miró el lugar y no dudo en saltar la reja como competidor de salto alto, detrás de ella Jack hizo lo mismo con elegancia- Jack: invadir propiedad privada está dentro de lo que se cataloga delito Angy. - la joven no lo tomo en cuenta se paro en medio del jardín buscando con sus ojos la presencia del italiano - Ryan Di Conti!!! Sal! Necesito hablar contigo. - grito sin importar despertar a los demás -
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