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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR
    Dossier Interno — Modelo de Fuerza y Prestigio Élite

    Nombre: Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    Alias: La Deidad del Rugido Carmesí

    Ficha Extendida
    ☞ Nombre Completo: Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    ☞ Título: La Deidad del Rugido Carmesí
    ☞ Edad Aparente: 26 años
    ☞ Linaje: Oni-Dracónico / Familia Real Ishtar-Qᵘᵉᵉⁿ
    ☞ Facción: Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour
    ☞ Elemento Dominante: Fuego Primordial y Volcán Interior
    ☞ Arma Sagrada: Martillo Ceremonial Kazan no Kokoro
    ☞ Debilidad: El exceso de emoción; su poder se vuelve inestable si pierde la calma o la razón.

    ☞ Frase Emblemática:
    “El fuego no destruye… purifica. Y yo nací para arder con estilo.”

    Rol dentro de la Agencia
    Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar es la imagen de la fuerza divina y la pasión indomable, representando el lado más heroico y guerrero del glamour infernal.
    Participa como figura principal en:

    ❁ Campañas de moda oni-tradicional y rituales de fuego ceremonial.

    ❁ Línea de fragancias “Inferno Blossom” y “Draconic Heat”.

    ❁ Embajadora de la rama “Glamour Combat Academy”, donde entrena a nuevas modelos en equilibrio corporal, postura de combate y confianza escénica.

    Descripción Física:
    ֍ Cabello: Blanco plateado con reflejos verde esmeralda en las puntas, símbolo de pureza y caos en equilibrio.

    ֍ Ojos: Ámbar profundo, con destellos dorados que revelan su linaje dracónico.

    ֍ Altura: 1.82 m

    ֍ Complexión: Atlética y poderosa, cuerpo de diosa guerrera esculpido por la batalla y la danza infernal.

    ֍ Atributo Distintivo: Cuernos carmesí adornados con cintas y flores demoníacas, insignia de su linaje real Ishtar-Qᵘᵉᵉⁿ.
    💠 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Interno — Modelo de Fuerza y Prestigio Élite 👑 Nombre: Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar Alias: La Deidad del Rugido Carmesí 🔱 🕯️ Ficha Extendida ☞ Nombre Completo: Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar ☞ Título: La Deidad del Rugido Carmesí ☞ Edad Aparente: 26 años ☞ Linaje: Oni-Dracónico / Familia Real Ishtar-Qᵘᵉᵉⁿ ☞ Facción: Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour ☞ Elemento Dominante: Fuego Primordial y Volcán Interior ☞ Arma Sagrada: Martillo Ceremonial Kazan no Kokoro ☞ Debilidad: El exceso de emoción; su poder se vuelve inestable si pierde la calma o la razón. ☞ Frase Emblemática: “El fuego no destruye… purifica. Y yo nací para arder con estilo.” 💠 Rol dentro de la Agencia Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar es la imagen de la fuerza divina y la pasión indomable, representando el lado más heroico y guerrero del glamour infernal. Participa como figura principal en: ❁ Campañas de moda oni-tradicional y rituales de fuego ceremonial. ❁ Línea de fragancias “Inferno Blossom” y “Draconic Heat”. ❁ Embajadora de la rama “Glamour Combat Academy”, donde entrena a nuevas modelos en equilibrio corporal, postura de combate y confianza escénica. 🌹 Descripción Física: ֍ Cabello: Blanco plateado con reflejos verde esmeralda en las puntas, símbolo de pureza y caos en equilibrio. ֍ Ojos: Ámbar profundo, con destellos dorados que revelan su linaje dracónico. ֍ Altura: 1.82 m ֍ Complexión: Atlética y poderosa, cuerpo de diosa guerrera esculpido por la batalla y la danza infernal. ֍ Atributo Distintivo: Cuernos carmesí adornados con cintas y flores demoníacas, insignia de su linaje real Ishtar-Qᵘᵉᵉⁿ.
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    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR
    Dossier Confidencial — Modelo Clase Élite

    Nombre: Aerith Ishtar
    Alias: La Espada Carmesí de la Luna Rota

    Perfil Profesional
    ❃ Rango: Modelo Élite / Embajadora de Marca Infernal
    ❃ Línea de Estilo: Dark Elegant – Fantasía de Guerra – Glamour Infernal
    ❃ Cargo dentro de la Agencia:
    Imagen de la división Crimson Edge Collection, encargada de campañas temáticas inspiradas en el poder, la guerra y la sensualidad demoníaca.

    Descripción Física
    ❋ Cabello: Rosa perlado, largo y suelto, símbolo de pureza corrompida.
    ❋ Ojos: Azul acerado que se torna carmesí cuando activa su energía espiritual.
    ❋ Altura: 1.74 m
    ❋ Complexión: Atlética y definida, perfecta para sesiones de combate y pasarelas de acción.
    ❋ Aura Visual: La mezcla letal entre belleza y fuerza. Su presencia domina el lente y genera una sensación de autoridad irresistible.

    Historia y Origen
    Aerith Ishtar nació en la línea secundaria del clan Ishtar, entrenada desde pequeña en las artes marciales y la disciplina espiritual. Su alma se forjó entre templos lunares y campos de batalla infernales, donde aprendió que la belleza no está reñida con la ferocidad.

    Fue descubierta por Sasha Ishtar, la Emperatriz y Directora General, durante una exhibición ritual en el Santuario de las Espadas. Desde ese día, Aerith fue reclutada como modelo élite de la agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour, siendo moldeada para representar la fusión entre elegancia, guerra y deseo.

    Rol en la Agencia

    Aerith Ishtar es el símbolo de la disciplina y el poder femenino dentro de la agencia. Representa la voluntad inquebrantable y el magnetismo oscuro que define el sello “Demonic Dèesse”.
    Participa como rostro principal en campañas de:

    ♡ Armaduras de Alta Moda Infernal

    ♡ Sesiones de Combate Artístico y Coreográfico

    ♡ Líneas de Perfume “Crimson Shadow” y “Luna Roja”

    Su estética combina la precisión marcial con un toque erótico y etéreo, convirtiéndola en una de las modelos más codiciadas de todo el clan Ishtar.

    Ficha Extendida
    ❤ Nombre Completo: Aerith Y. Ishtar
    ❤ Título: La Espada Carmesí de la Luna Rota
    ❤ Edad Aparente: 23 años
    ❤ Linaje: Sangre directa del linaje lunar de los Ishtar
    ❤ Facción: Agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour
    ❤ Especialidad: Modelaje de combate y coreografía marcial
    ❤ Armas: Katana doble Kage & Hikari
    ❤ Elemento Dominante: Fuego y Luz Lunar
    ❤ Debilidad: Emociones contenidas; su autocontrol puede fracturarse bajo presión emocional intensa.


    ❤ Frase Emblemática:
    “Mi elegancia no está en mis vestidos, sino en la forma en que cortó la oscuridad.”
    💠 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Confidencial — Modelo Clase Élite 👑 Nombre: Aerith Ishtar Alias: La Espada Carmesí de la Luna Rota 🩸 Perfil Profesional ❃ Rango: Modelo Élite / Embajadora de Marca Infernal ❃ Línea de Estilo: Dark Elegant – Fantasía de Guerra – Glamour Infernal ❃ Cargo dentro de la Agencia: Imagen de la división Crimson Edge Collection, encargada de campañas temáticas inspiradas en el poder, la guerra y la sensualidad demoníaca. 🌹 Descripción Física ❋ Cabello: Rosa perlado, largo y suelto, símbolo de pureza corrompida. ❋ Ojos: Azul acerado que se torna carmesí cuando activa su energía espiritual. ❋ Altura: 1.74 m ❋ Complexión: Atlética y definida, perfecta para sesiones de combate y pasarelas de acción. ❋ Aura Visual: La mezcla letal entre belleza y fuerza. Su presencia domina el lente y genera una sensación de autoridad irresistible. ⚔️ Historia y Origen Aerith Ishtar nació en la línea secundaria del clan Ishtar, entrenada desde pequeña en las artes marciales y la disciplina espiritual. Su alma se forjó entre templos lunares y campos de batalla infernales, donde aprendió que la belleza no está reñida con la ferocidad. Fue descubierta por Sasha Ishtar, la Emperatriz y Directora General, durante una exhibición ritual en el Santuario de las Espadas. Desde ese día, Aerith fue reclutada como modelo élite de la agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour, siendo moldeada para representar la fusión entre elegancia, guerra y deseo. 💋 Rol en la Agencia Aerith Ishtar es el símbolo de la disciplina y el poder femenino dentro de la agencia. Representa la voluntad inquebrantable y el magnetismo oscuro que define el sello “Demonic Dèesse”. Participa como rostro principal en campañas de: ♡ Armaduras de Alta Moda Infernal ♡ Sesiones de Combate Artístico y Coreográfico ♡ Líneas de Perfume “Crimson Shadow” y “Luna Roja” Su estética combina la precisión marcial con un toque erótico y etéreo, convirtiéndola en una de las modelos más codiciadas de todo el clan Ishtar. 🕯️ Ficha Extendida ❤ Nombre Completo: Aerith Y. Ishtar ❤ Título: La Espada Carmesí de la Luna Rota ❤ Edad Aparente: 23 años ❤ Linaje: Sangre directa del linaje lunar de los Ishtar ❤ Facción: Agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour ❤ Especialidad: Modelaje de combate y coreografía marcial ❤ Armas: Katana doble Kage & Hikari ❤ Elemento Dominante: Fuego y Luz Lunar ❤ Debilidad: Emociones contenidas; su autocontrol puede fracturarse bajo presión emocional intensa. ❤ Frase Emblemática: “Mi elegancia no está en mis vestidos, sino en la forma en que cortó la oscuridad.”
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  • https://vt.tiktok.com/ZSUdRAsag/

    Vi está imagen y me transportó a ese audio XDDD
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    Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour
    Modelo Estrella: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar

    Perfil General
    Nombre: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    ♡ Linaje: Hija de Ayane (herencia de la Luna) y descendiente directa de la línea caótica de Jennifer Queen.
    ♡ Edad Aparente: 19 años
    ♡ Raza: Umbrélun (fusión prohibida entre caos, luz y luna).
    ♡ Afiliación: Agencia de Modelaje Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour.
    ♡ Rol dentro de la Agencia: Imagen de frescura, encanto juvenil y seducción lunar.

    Descripción Física
    ❁ Cabello: Rosado luminoso heredado de Ayane, que puede mutar en tonalidades oscuras o plateadas según sus transformaciones de súcubo.
    ❁ Ojos: Azul celeste que bajo estados de conexión con la luna se tornan carmesíes.
    ❁ Apariencia: Figura delicada pero cargada de magnetismo, cuerpo trabajado para la elegancia de pasarela y la sensualidad de editorial.
    ❁ Aura: Una mezcla enigmática de ternura angelical y tentación caótica.

    Historia Personal
    “Soy la más pequeña de la familia, siempre dispuesta a complacer a mis mayores. Respeto profundamente la jerarquía y los lazos de sangre. Mi vida se equilibra entre los días alegres de feria, risas y compras, y las noches solemnes donde mi espada y yo caminamos entre las sombras de la luna.”

    Criada bajo la dualidad de la luz de su madre Selin y el caos heredado de Jennifer Queen, Lili representa lo imposible: la unión entre sombra y claridad. Su naturaleza Umbrélun la hace inestable, pero también única en el universo Ishtar.

    𝄆 Frase Emblemática:
    “Soy hija de la luna y del caos, pero mi luz nunca será apagada.”
    𝄆 Facción: Familia Ishtar – Agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour
    𝄆 Alias: La Princesa Lunar del Caos
    𝄆 Arma: Espada Veythra (Reliquia Dracónica)
    𝄆 Título: Portadora de Veythra, Hija del Eclipse
    📜 Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour Modelo Estrella: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar ✨🌙 🌹 Perfil General Nombre: Lili Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar ♡ Linaje: Hija de Ayane (herencia de la Luna) y descendiente directa de la línea caótica de Jennifer Queen. ♡ Edad Aparente: 19 años ♡ Raza: Umbrélun (fusión prohibida entre caos, luz y luna). ♡ Afiliación: Agencia de Modelaje Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour. ♡ Rol dentro de la Agencia: Imagen de frescura, encanto juvenil y seducción lunar. 🦋 Descripción Física ❁ Cabello: Rosado luminoso heredado de Ayane, que puede mutar en tonalidades oscuras o plateadas según sus transformaciones de súcubo. ❁ Ojos: Azul celeste que bajo estados de conexión con la luna se tornan carmesíes. ❁ Apariencia: Figura delicada pero cargada de magnetismo, cuerpo trabajado para la elegancia de pasarela y la sensualidad de editorial. ❁ Aura: Una mezcla enigmática de ternura angelical y tentación caótica. 🌓 Historia Personal “Soy la más pequeña de la familia, siempre dispuesta a complacer a mis mayores. Respeto profundamente la jerarquía y los lazos de sangre. Mi vida se equilibra entre los días alegres de feria, risas y compras, y las noches solemnes donde mi espada y yo caminamos entre las sombras de la luna.” Criada bajo la dualidad de la luz de su madre Selin y el caos heredado de Jennifer Queen, Lili representa lo imposible: la unión entre sombra y claridad. Su naturaleza Umbrélun la hace inestable, pero también única en el universo Ishtar. 𝄆 Frase Emblemática: “Soy hija de la luna y del caos, pero mi luz nunca será apagada.” 🌙 𝄆 Facción: Familia Ishtar – Agencia Demonic Dèesse Infernal Glamour 𝄆 Alias: La Princesa Lunar del Caos 𝄆 Arma: Espada Veythra (Reliquia Dracónica) 𝄆 Título: Portadora de Veythra, Hija del Eclipse
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  • *Con el paso del tiempo, el huevo comenzó a agrietarse, revelando una figura. Al abrir los ojos, me di cuenta de que no poseía mi aspecto de adulto.*

    —¿De verdad? Porque no me asombra que estas divinidades me dijeran eso. Mmm... Sin embargo, en esta situación, nadie me tomará en serio. Necesitaré encontrar a alguien que me resguarde hasta que recupere completamente mi poder.—

    *Al observar mi imagen en un pozo de agua, *

    —con esta cara encantadora, ¿quién podría rechazarlo? Solo tengo que encontrar un buen candidato.—
    *Con el paso del tiempo, el huevo comenzó a agrietarse, revelando una figura. Al abrir los ojos, me di cuenta de que no poseía mi aspecto de adulto.* —¿De verdad? Porque no me asombra que estas divinidades me dijeran eso. Mmm... Sin embargo, en esta situación, nadie me tomará en serio. Necesitaré encontrar a alguien que me resguarde hasta que recupere completamente mi poder.— *Al observar mi imagen en un pozo de agua, * —con esta cara encantadora, ¿quién podría rechazarlo? Solo tengo que encontrar un buen candidato.—
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    Agencia: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour
    Alias en la agencia: La Rosa Carmesí de la Tentación

    Datos Generales
    ⚜ Nombre completo: Lisesharte Freya Ishtar
    ⚜ Título honorífico: La Rosa Carmesí
    ⚜ Edad Aparente: 26 años
    ⚜ Origen: Reinos Oscuros de Ishtar
    ⚜ Rol en la Agencia: Modelo principal – Imagen oficial de la línea Scarlet Temptation

    Descripción General
    Lisesharte Freya Ishtar es el arquetipo de la tentación encarnada. Su estilo combina la dominación elegante con un aire de realeza infernal. Con cada pose, transmite poder, misterio y sensualidad refinada, siendo considerada una de las musas centrales del glamour demoníaco de la agencia.

    Estilo de Modelaje
    ✡ Temática principal: Erotismo de élite con estética carmesí.
    ✡ Vestimenta favorita: Latex, cuero rojo, corsets, lencería fetichista, tacones y medias con liguero.
    ✡ Escenografía habitual: Espacios de lujo infernal, rodeada de rosas, llamas o elementos oscuros con brillo escarlata.
    ✡ Público meta: Producciones exclusivas, revistas eróticas de élite, campañas internacionales de glamour infernal.

    Roles dentro de la Agencia
    ⍢ Musa y representante oficial de la línea Scarlet Temptation.
    ⍢ Figura principal en campañas de fetichismo elegante.
    ⍢ Modelo de portada para la revista Demonic Glamour Magazine.
    ⍢ Embajadora de la imagen “Rosa Roja = Deseo & Poder” de la agencia.

    Rasgos y Características
    ♛ Cabello: Rubio dorado, largo y sedoso.
    ♛ Ojos: Verde esmeralda hipnóticos.
    ♛ Piel: Clara con aura resplandeciente.
    ♛ Estatura: 1.74 m
    ♛ Figura: Curvas dominantes y proporciones que evocan poder sensual.

    Frases Emblemáticas
    “El deseo es fuego… y yo soy la chispa que lo enciende.”
    “Entre rosas y cadenas, florece la verdadera tentación.”

    Lisesharte Freya Ishtar no es solo una modelo, es la personificación del deseo carmesí, la musa que redefine el glamour infernal con una mezcla perfecta entre elegancia y provocación.
    Agencia: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour Alias en la agencia: La Rosa Carmesí de la Tentación 🌹 📌 Datos Generales ⚜ Nombre completo: Lisesharte Freya Ishtar ⚜ Título honorífico: La Rosa Carmesí ⚜ Edad Aparente: 26 años ⚜ Origen: Reinos Oscuros de Ishtar ⚜ Rol en la Agencia: Modelo principal – Imagen oficial de la línea Scarlet Temptation 👑 Descripción General Lisesharte Freya Ishtar es el arquetipo de la tentación encarnada. Su estilo combina la dominación elegante con un aire de realeza infernal. Con cada pose, transmite poder, misterio y sensualidad refinada, siendo considerada una de las musas centrales del glamour demoníaco de la agencia. 🔥 Estilo de Modelaje ✡ Temática principal: Erotismo de élite con estética carmesí. ✡ Vestimenta favorita: Latex, cuero rojo, corsets, lencería fetichista, tacones y medias con liguero. ✡ Escenografía habitual: Espacios de lujo infernal, rodeada de rosas, llamas o elementos oscuros con brillo escarlata. ✡ Público meta: Producciones exclusivas, revistas eróticas de élite, campañas internacionales de glamour infernal. 🏆 Roles dentro de la Agencia ⍢ Musa y representante oficial de la línea Scarlet Temptation. ⍢ Figura principal en campañas de fetichismo elegante. ⍢ Modelo de portada para la revista Demonic Glamour Magazine. ⍢ Embajadora de la imagen “Rosa Roja = Deseo & Poder” de la agencia. ✨ Rasgos y Características ♛ Cabello: Rubio dorado, largo y sedoso. ♛ Ojos: Verde esmeralda hipnóticos. ♛ Piel: Clara con aura resplandeciente. ♛ Estatura: 1.74 m ♛ Figura: Curvas dominantes y proporciones que evocan poder sensual. 📖 Frases Emblemáticas “El deseo es fuego… y yo soy la chispa que lo enciende.” “Entre rosas y cadenas, florece la verdadera tentación.” Lisesharte Freya Ishtar no es solo una modelo, es la personificación del deseo carmesí, la musa que redefine el glamour infernal con una mezcla perfecta entre elegancia y provocación.
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  • [ 𝑴𝒆 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂, 𝒅é𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐 — 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐂𝐈𝐀𝐎. | 𝟎𝟎 ]





    Mucho antes de nacer, su vida había dejado de pertenecerle. El destino del hombre que sería estaba escrito, marcado en su piel como un animal antes incluso de respirar, antes de que pudiera si quiera abrir los ojos.

    A los veinte años, su padre terminó de forjarlo. Aquella maldita bestia sin alma.
    La más mínima molestia desaparecía de su camino con la facilidad de un suspiro. No había pena, no existía culpa; la vida ajena no valía nada. Eran sacos de carne desechables, basura humana. Y él había aprendido a tratarlos así.

    Se rodeaba únicamente de perros amaestrados, piezas útiles que podía controlar a voluntad. El resto no merecía ni una mirada. Nadie osaba cuestionarlo, ni siquiera dentro de su propia familia, porque quien lo hacía estaba condenado al mismo infierno que él sabía construir con sus propias manos. Matar dejó de ser un acto aislado: se volvió rutina. Un hábito tedioso, otro labor más de su existencia.

    Ese brillo en los ojos, esa arrogancia cruel, no eran rasgos humanos. La manipulación, el engaño, la máscara de caballerosidad que lo hacía parecer inofensivo, todo estaba incrustado en su carne y en sus huesos. Sostener cabezas aún calientes, con la sangre escurriéndose entre sus dedos, se volvió casi natural. No podía ser de otra forma: había sido moldeado para ello, convertido en un arma desde el primer día. El primogénito de los Di Conti. Ese era su mundo, su condena.

    Nunca soñó con felicidad, ni con ternura, ni con misericordia. Esos conceptos no existían en su diccionario. Solo había un hueco, un vacío incapaz de llenarse. Un muñeco sin alma, un instrumento de obediencia. Incluso al renunciar al apellido, incluso al huir y forjarse un nuevo nombre, la redención nunca llegó. Solo encontró nuevas máscaras, nuevas culpas, nuevas sombras que lo siguieron siempre. Y en esa huida arrastró a todos los que se acercaron demasiado: Rubí, Kiev… nadie escapó limpio de su mancha, mucho menos ahora Vanya.

    Pero algo cambió. Algo que jamás esperaba.
    La muerte llegó para reclamarlo y, aun así, no lo aceptó. Fue condenado de otra manera ¿Qué tan maldito debía estar para que incluso la muerte lo negara?

    Entonces lo sintió. Por primera vez. La conciencia. Ese peso en el pecho que ardía y quemaba como un fuego lento. Lo odiaba. Sentir era debilidad. Pero en las noches la pregunta volvía, implacable, como un cuchillo girando en lo hondo. Durante el último año había probado emociones que lo desgarraban y lo embriagaban a la vez volviéndose casi adicto a sentirlo de varias formas. Había sentido, aunque fuese por segundos, algo parecido a la vida. Algo parecido a ser humano.

    ¿Podía ser feliz? ¿Podía robarle a su condena un instante de paz, aunque efímero?

    No era un santo ni lo sería jamás, lo sabía. Pero esos ojos… esos malditos ojos no veían al monstruo. Lo miraban con ternura, con esperanza, como si aún hubiese algo digno de salvarse. Y eso dolía. Dolía más que cualquier bala, más que cualquier herida. Porque en el fondo temía que lo que más odiaba fuese, justamente, la posibilidad de que todavía quedara un hombre debajo de toda esa sangre.



    [ ... ]


    𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨…

    Fue una de esas mañanas en que el sol se empeñó en iluminar incluso lo que uno preferiría mantener en la sombra. La claridad entró sin permiso, molestándole los párpados hasta obligarlo a cubrirse el rostro con la mano. Sus ojos dorados se abrieron con desgano; Ryan solía levantarse sin problemas, pero esa vez no había dormido bien por los últimos informes que había recibido sobre la situación del ruso y la próxima reunión que esperaba que calmará todo. De igual manera, la cita que tenía lo valía todo.

    𝐎𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨…

    Guardaba en secreto lo más frágil y lo más peligroso que tenía: ella. Una leona que había logrado colarse en su cabeza, rompiendo poco a poco la dureza que siempre lo había acompañado. No supo en qué momento pasó, solo sabía que entre salidas, miradas cómplices, sonrisas robadas y esa forma en que lo miraba, terminó desarmado frente a ella.

    𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨… 𝐞 𝐡𝐨 𝐭𝐫𝐨𝐯𝐚𝐭𝐨 𝐥’𝐢𝐧𝐯𝐚𝐬𝐨𝐫.

    En su teléfono aún guardaba una foto, la prueba de que no lo había soñado. Una imagen capaz de arrancarle una sonrisa incluso en medio de la sangre y los informes de la guerra contra el ruso. Cada domingo, cada instante, cada recuerdo: ahí estaba ella.

    Ese día, al terminar de abotonarse la camisa, sus hombros tensos parecieron ceder un poco. El punto de encuentro era una plaza tranquila, casi inocente. No faltaron las bromas, las miradas que quemaban bajo la piel, ni ese beso robado que un niño interrumpió al pasar cerca.

    𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… 𝐨𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨…

    El viaje en auto los llevó a un sitio apartado, demasiado silencioso. La calma parecía tan perfecta que resultaba sospechosa. Ella sonreía, pero en sus ojos había un nerviosismo imposible de ocultar. Bastó el crujido de una rama para romper la paz, y el silencio se volvió pesado, casi insoportable, con esa presencia invisible de enemigos que siempre parecían acecharlo.

    𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… ché 𝐦𝐢 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐢 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫.

    La distancia se hizo enorme en un segundo. Un instante la tenía en sus brazos y al siguiente estaba más cerca del enemigo que de él. Buscó su mirada, queriendo encontrar miedo o desconcierto en ella, pero en su lugar apareció la puntería de varias armas. Los hombres armados lo obligaron a retroceder, a mantenerse lejos. Lo que más lo golpeó no fue el arma, sino verla sin sorpresa en el rostro, como si lo hubiera sabido desde antes. Entonces escuchó la voz de su primo, dulce y venenosa, confirmando lo que ya intuía: una traición. Y las palabras de ella terminaron por firmar su condena.

    Intentó reaccionar, pero fue tarde.

    La primera bala le atravesó el pecho con un estallido seco, directo al ventrículo izquierdo. El golpe lo hizo arquearse hacia atrás, el aire se le escapó de golpe en un jadeo áspero y metálico. Sintió el corazón estallar dentro de su caja torácica, cada latido convertido en un espasmo inútil que expulsaba sangre a borbotones. La camisa blanca se manchó de inmediato, tiñéndose en rojo oscuro mientras sus dedos temblorosos intentaban cubrir la herida, inútilmente. El dolor no era solo físico; era como si lo hubieran arrancado de raíz, como si su propia vida se desangrara en cuestión de segundos.

    Apenas logró inhalar, el segundo disparo llegó. La bala le atravesó el cráneo con un estruendo sordo, despojándolo del mundo en un destello blanco. Por un instante lo invadió un zumbido absoluto, como si el universo entero se partiera en dos, y después vino la nada: helada e impecable.

    Y la última figura que alcanzó a ver, justo antes de que todo se apagara, fue la de ella.


    ❝ - 𝑨𝒚𝒍𝒂 ❞


    El cuerpo del italiano se desplomó con un golpe sordo contra la hierba húmeda. El silencio que siguió fue más cruel que el propio disparo, como si el mundo entero contuviera el aliento para contemplar su caída.

    La sangre brotó al principio en un hilo fino, tímido… pero pronto se desbordó, oscura y espesa, extendiéndose sobre el césped como un manto carmesí. El contraste con el verde fresco resultaba casi obsceno, un cuadro grotesco pintado por la muerte misma.


    ❝ - ¿𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒓𝒎𝒆? ❞


    La camisa blanca, elegida aquella mañana, se tiñó lentamente, manchándose de rojo como si la tela hubiera esperado ese destino desde siempre. Cada pliegue, cada costura, absorbía la sangre hasta volverse una segunda piel marcada por la violencia.

    El aire olía a hierro. Y mientras los segundos se alargaban, la quietud del cadáver se volvía más aterradora que el estruendo de la bala que lo había derribado.


    ❝ - 𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒔... ❞


    Los ojos quedaron abiertos, vacíos, mirando hacia ninguna parte. El brillo que alguna vez desafiaba al mundo entero se había apagado para siempre. El pecho, inmóvil, sin señal de vida. Una respiración que nunca volvió.


    ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂...❞


    La canasta del picnic rodó hasta volcarse, derramando pan, frutas y vino sobre la tierra como una ofrenda rota a los dioses crueles del destino. El líquido carmesí se mezcló con la sangre en el suelo, confundiendo vida y muerte en una misma mancha.

    A un costado, los lentes de sol yacían olvidados, inútiles, como si aún pretendieran protegerlo de un sol que ya no podía ver.

    —Está muerto —anunció uno de los hombres, la voz áspera, definitiva. Había rodeado a ambos junto con los demás, y al tocar el cuello de Ryan no encontró pulso alguno..


    ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆.❞


    Pero entonces, una mano emergió de la hierba ensangrentada y detuvo el movimiento de aquel hombre antes de que pensaran en irse, un agarre firme, con un peso que desafiaba el mismo silencio que habia reinado el lugar.


    — ¿A dónde vas, hijo de puta? — gruñó una voz familiar, rota por el dolor pero mezclada con rabia. Ryan miro a este hombre antes de jalarlo hacia el, escasos centímetros antes de tomar su cuello y romperlo.
    [ 𝑴𝒆 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒊𝒆𝒍𝒐, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂, 𝒅é𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒊𝒏𝒇𝒊𝒆𝒓𝒏𝒐 — 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐂𝐈𝐀𝐎. | 𝟎𝟎 ] Mucho antes de nacer, su vida había dejado de pertenecerle. El destino del hombre que sería estaba escrito, marcado en su piel como un animal antes incluso de respirar, antes de que pudiera si quiera abrir los ojos. A los veinte años, su padre terminó de forjarlo. Aquella maldita bestia sin alma. La más mínima molestia desaparecía de su camino con la facilidad de un suspiro. No había pena, no existía culpa; la vida ajena no valía nada. Eran sacos de carne desechables, basura humana. Y él había aprendido a tratarlos así. Se rodeaba únicamente de perros amaestrados, piezas útiles que podía controlar a voluntad. El resto no merecía ni una mirada. Nadie osaba cuestionarlo, ni siquiera dentro de su propia familia, porque quien lo hacía estaba condenado al mismo infierno que él sabía construir con sus propias manos. Matar dejó de ser un acto aislado: se volvió rutina. Un hábito tedioso, otro labor más de su existencia. Ese brillo en los ojos, esa arrogancia cruel, no eran rasgos humanos. La manipulación, el engaño, la máscara de caballerosidad que lo hacía parecer inofensivo, todo estaba incrustado en su carne y en sus huesos. Sostener cabezas aún calientes, con la sangre escurriéndose entre sus dedos, se volvió casi natural. No podía ser de otra forma: había sido moldeado para ello, convertido en un arma desde el primer día. El primogénito de los Di Conti. Ese era su mundo, su condena. Nunca soñó con felicidad, ni con ternura, ni con misericordia. Esos conceptos no existían en su diccionario. Solo había un hueco, un vacío incapaz de llenarse. Un muñeco sin alma, un instrumento de obediencia. Incluso al renunciar al apellido, incluso al huir y forjarse un nuevo nombre, la redención nunca llegó. Solo encontró nuevas máscaras, nuevas culpas, nuevas sombras que lo siguieron siempre. Y en esa huida arrastró a todos los que se acercaron demasiado: Rubí, Kiev… nadie escapó limpio de su mancha, mucho menos ahora Vanya. Pero algo cambió. Algo que jamás esperaba. La muerte llegó para reclamarlo y, aun así, no lo aceptó. Fue condenado de otra manera ¿Qué tan maldito debía estar para que incluso la muerte lo negara? Entonces lo sintió. Por primera vez. La conciencia. Ese peso en el pecho que ardía y quemaba como un fuego lento. Lo odiaba. Sentir era debilidad. Pero en las noches la pregunta volvía, implacable, como un cuchillo girando en lo hondo. Durante el último año había probado emociones que lo desgarraban y lo embriagaban a la vez volviéndose casi adicto a sentirlo de varias formas. Había sentido, aunque fuese por segundos, algo parecido a la vida. Algo parecido a ser humano. ¿Podía ser feliz? ¿Podía robarle a su condena un instante de paz, aunque efímero? No era un santo ni lo sería jamás, lo sabía. Pero esos ojos… esos malditos ojos no veían al monstruo. Lo miraban con ternura, con esperanza, como si aún hubiese algo digno de salvarse. Y eso dolía. Dolía más que cualquier bala, más que cualquier herida. Porque en el fondo temía que lo que más odiaba fuese, justamente, la posibilidad de que todavía quedara un hombre debajo de toda esa sangre. [ ... ] 𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨… Fue una de esas mañanas en que el sol se empeñó en iluminar incluso lo que uno preferiría mantener en la sombra. La claridad entró sin permiso, molestándole los párpados hasta obligarlo a cubrirse el rostro con la mano. Sus ojos dorados se abrieron con desgano; Ryan solía levantarse sin problemas, pero esa vez no había dormido bien por los últimos informes que había recibido sobre la situación del ruso y la próxima reunión que esperaba que calmará todo. De igual manera, la cita que tenía lo valía todo. 𝐎𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐜𝐢𝐚𝐨… Guardaba en secreto lo más frágil y lo más peligroso que tenía: ella. Una leona que había logrado colarse en su cabeza, rompiendo poco a poco la dureza que siempre lo había acompañado. No supo en qué momento pasó, solo sabía que entre salidas, miradas cómplices, sonrisas robadas y esa forma en que lo miraba, terminó desarmado frente a ella. 𝐔𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐧' 𝐬𝐯𝐞𝐠𝐥𝐢𝐚𝐭𝐨… 𝐞 𝐡𝐨 𝐭𝐫𝐨𝐯𝐚𝐭𝐨 𝐥’𝐢𝐧𝐯𝐚𝐬𝐨𝐫. En su teléfono aún guardaba una foto, la prueba de que no lo había soñado. Una imagen capaz de arrancarle una sonrisa incluso en medio de la sangre y los informes de la guerra contra el ruso. Cada domingo, cada instante, cada recuerdo: ahí estaba ella. Ese día, al terminar de abotonarse la camisa, sus hombros tensos parecieron ceder un poco. El punto de encuentro era una plaza tranquila, casi inocente. No faltaron las bromas, las miradas que quemaban bajo la piel, ni ese beso robado que un niño interrumpió al pasar cerca. 𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… 𝐨𝐡 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐚𝐨… El viaje en auto los llevó a un sitio apartado, demasiado silencioso. La calma parecía tan perfecta que resultaba sospechosa. Ella sonreía, pero en sus ojos había un nerviosismo imposible de ocultar. Bastó el crujido de una rama para romper la paz, y el silencio se volvió pesado, casi insoportable, con esa presencia invisible de enemigos que siempre parecían acecharlo. 𝐎 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐠𝐢𝐚𝐧𝐨, 𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐦𝐢 𝐯𝐢𝐚… ché 𝐦𝐢 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐢 𝐦𝐨𝐫𝐢𝐫. La distancia se hizo enorme en un segundo. Un instante la tenía en sus brazos y al siguiente estaba más cerca del enemigo que de él. Buscó su mirada, queriendo encontrar miedo o desconcierto en ella, pero en su lugar apareció la puntería de varias armas. Los hombres armados lo obligaron a retroceder, a mantenerse lejos. Lo que más lo golpeó no fue el arma, sino verla sin sorpresa en el rostro, como si lo hubiera sabido desde antes. Entonces escuchó la voz de su primo, dulce y venenosa, confirmando lo que ya intuía: una traición. Y las palabras de ella terminaron por firmar su condena. Intentó reaccionar, pero fue tarde. La primera bala le atravesó el pecho con un estallido seco, directo al ventrículo izquierdo. El golpe lo hizo arquearse hacia atrás, el aire se le escapó de golpe en un jadeo áspero y metálico. Sintió el corazón estallar dentro de su caja torácica, cada latido convertido en un espasmo inútil que expulsaba sangre a borbotones. La camisa blanca se manchó de inmediato, tiñéndose en rojo oscuro mientras sus dedos temblorosos intentaban cubrir la herida, inútilmente. El dolor no era solo físico; era como si lo hubieran arrancado de raíz, como si su propia vida se desangrara en cuestión de segundos. Apenas logró inhalar, el segundo disparo llegó. La bala le atravesó el cráneo con un estruendo sordo, despojándolo del mundo en un destello blanco. Por un instante lo invadió un zumbido absoluto, como si el universo entero se partiera en dos, y después vino la nada: helada e impecable. Y la última figura que alcanzó a ver, justo antes de que todo se apagara, fue la de ella. ❝ - 𝑨𝒚𝒍𝒂 ❞ El cuerpo del italiano se desplomó con un golpe sordo contra la hierba húmeda. El silencio que siguió fue más cruel que el propio disparo, como si el mundo entero contuviera el aliento para contemplar su caída. La sangre brotó al principio en un hilo fino, tímido… pero pronto se desbordó, oscura y espesa, extendiéndose sobre el césped como un manto carmesí. El contraste con el verde fresco resultaba casi obsceno, un cuadro grotesco pintado por la muerte misma. ❝ - ¿𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓𝒎𝒆 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒕𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒓𝒎𝒆? ❞ La camisa blanca, elegida aquella mañana, se tiñó lentamente, manchándose de rojo como si la tela hubiera esperado ese destino desde siempre. Cada pliegue, cada costura, absorbía la sangre hasta volverse una segunda piel marcada por la violencia. El aire olía a hierro. Y mientras los segundos se alargaban, la quietud del cadáver se volvía más aterradora que el estruendo de la bala que lo había derribado. ❝ - 𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒔... ❞ Los ojos quedaron abiertos, vacíos, mirando hacia ninguna parte. El brillo que alguna vez desafiaba al mundo entero se había apagado para siempre. El pecho, inmóvil, sin señal de vida. Una respiración que nunca volvió. ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂...❞ La canasta del picnic rodó hasta volcarse, derramando pan, frutas y vino sobre la tierra como una ofrenda rota a los dioses crueles del destino. El líquido carmesí se mezcló con la sangre en el suelo, confundiendo vida y muerte en una misma mancha. A un costado, los lentes de sol yacían olvidados, inútiles, como si aún pretendieran protegerlo de un sol que ya no podía ver. —Está muerto —anunció uno de los hombres, la voz áspera, definitiva. Había rodeado a ambos junto con los demás, y al tocar el cuello de Ryan no encontró pulso alguno.. ❝ - 𝑴𝒆 𝒅𝒐𝒍𝒆𝒓í𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆.❞ Pero entonces, una mano emergió de la hierba ensangrentada y detuvo el movimiento de aquel hombre antes de que pensaran en irse, un agarre firme, con un peso que desafiaba el mismo silencio que habia reinado el lugar. — ¿A dónde vas, hijo de puta? — gruñó una voz familiar, rota por el dolor pero mezclada con rabia. Ryan miro a este hombre antes de jalarlo hacia el, escasos centímetros antes de tomar su cuello y romperlo.
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  • -estaba algo cansada pero mi tio me llamo para ser la imagen, de su nueva marca de maquillaje, acepte aunque no sabia nada de modelaje termino una gran pancarta con mi rostro en las calles, hasta en el hospital hablaban de ello sintiendo algo de vergüenza-

    Ay no puede ser......
    -estaba algo cansada pero mi tio me llamo para ser la imagen, de su nueva marca de maquillaje, acepte aunque no sabia nada de modelaje termino una gran pancarta con mi rostro en las calles, hasta en el hospital hablaban de ello sintiendo algo de vergüenza- Ay no puede ser......
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  • La noche en Seúl estaba bañada en un silencio pesado, interrumpido solo por el murmullo distante del tráfico y el resplandor neón que se filtraba tímidamente a través de los ventanales. En lo alto de un penthouse cuya vista dominaba la ciudad, Lián Xuefeng dormía. O al menos lo intentaba. Su cuerpo descansaba en sábanas de seda negra, pero su mente se debatía en los pasillos de un pasado que no había muerto con los siglos.

    Primero vinieron las llamas. El sueño lo arrastró al palacio ardiente, a los corredores de jade convertidos en ruinas. El humo se alzaba como demonios danzantes, y entre ellos, el rostro de ella: la sacerdotisa de mirada serena que había jurado protegerlo. Sus labios se movían, pero las palabras nunca llegaban; solo un grito ahogado antes de ser engullida por las llamas. Lián extendía la mano, pero sus dedos rozaban solo el vacío, una ausencia que ardía más que el fuego mismo.

    Luego, el hierro. El altar frío, la traición de su hermano menor clavada más hondo que las cuchillas. Sentía aún el ardor metálico en su pecho, el desgarrar de su carne, la sangre que manaba como un río oscuro. Los cánticos de los traidores lo rodeaban, celebrando su caída. Y en ese instante, justo antes de morir, el rugido interior: no humano, no terrenal. Algo dentro de él se alzó con furia, reclamando eternidad. El eco de aquel despertar aún lo perseguía.

    Lián jadeó, abriendo los ojos de golpe. La habitación estaba intacta: los ventanales de cristal, el mobiliario minimalista, la calma aséptica del presente. Y sin embargo, él seguía encadenado a la imagen de la sacerdotisa muriendo entre llamas. Su pecho subía y bajaba con violencia, como si aún llevara dentro el filo de aquellas cuchillas.

    Se incorporó lentamente, dejando que la seda resbalara por su piel pálida. Una mano fue a su rostro, cubriéndose los ojos como si pudiera borrar el recuerdo. Pero no había escapatoria. No había amanecer que pudiera disipar esa pesadilla, porque no era un sueño: era memoria.

    Caminó hasta el ventanal, observando la ciudad que brillaba como un mar de estrellas caídas. Seúl, vibrante, viva, indiferente a su tragedia. Sus dedos rozaron el cristal, fríos como el mármol, y en su mente un pensamiento lo atravesó con fuerza:
    "¿Cuántos siglos más debo cargar con este peso? ¿Soy un hombre, un monstruo, o algo que ni siquiera los dioses quisieron nombrar?"

    Un dejo de melancolía se mezcló en su mirada oscura, pero también una chispa de ira latente, de deseo de recuperar lo perdido o destruir lo que se interpusiera. La ciudad no lo sabía, pero bajo su calma nocturna caminaba un emperador olvidado, marcado por el fuego y condenado a nunca despertar del todo de sus propias pesadillas.
    La noche en Seúl estaba bañada en un silencio pesado, interrumpido solo por el murmullo distante del tráfico y el resplandor neón que se filtraba tímidamente a través de los ventanales. En lo alto de un penthouse cuya vista dominaba la ciudad, Lián Xuefeng dormía. O al menos lo intentaba. Su cuerpo descansaba en sábanas de seda negra, pero su mente se debatía en los pasillos de un pasado que no había muerto con los siglos. Primero vinieron las llamas. El sueño lo arrastró al palacio ardiente, a los corredores de jade convertidos en ruinas. El humo se alzaba como demonios danzantes, y entre ellos, el rostro de ella: la sacerdotisa de mirada serena que había jurado protegerlo. Sus labios se movían, pero las palabras nunca llegaban; solo un grito ahogado antes de ser engullida por las llamas. Lián extendía la mano, pero sus dedos rozaban solo el vacío, una ausencia que ardía más que el fuego mismo. Luego, el hierro. El altar frío, la traición de su hermano menor clavada más hondo que las cuchillas. Sentía aún el ardor metálico en su pecho, el desgarrar de su carne, la sangre que manaba como un río oscuro. Los cánticos de los traidores lo rodeaban, celebrando su caída. Y en ese instante, justo antes de morir, el rugido interior: no humano, no terrenal. Algo dentro de él se alzó con furia, reclamando eternidad. El eco de aquel despertar aún lo perseguía. Lián jadeó, abriendo los ojos de golpe. La habitación estaba intacta: los ventanales de cristal, el mobiliario minimalista, la calma aséptica del presente. Y sin embargo, él seguía encadenado a la imagen de la sacerdotisa muriendo entre llamas. Su pecho subía y bajaba con violencia, como si aún llevara dentro el filo de aquellas cuchillas. Se incorporó lentamente, dejando que la seda resbalara por su piel pálida. Una mano fue a su rostro, cubriéndose los ojos como si pudiera borrar el recuerdo. Pero no había escapatoria. No había amanecer que pudiera disipar esa pesadilla, porque no era un sueño: era memoria. Caminó hasta el ventanal, observando la ciudad que brillaba como un mar de estrellas caídas. Seúl, vibrante, viva, indiferente a su tragedia. Sus dedos rozaron el cristal, fríos como el mármol, y en su mente un pensamiento lo atravesó con fuerza: "¿Cuántos siglos más debo cargar con este peso? ¿Soy un hombre, un monstruo, o algo que ni siquiera los dioses quisieron nombrar?" Un dejo de melancolía se mezcló en su mirada oscura, pero también una chispa de ira latente, de deseo de recuperar lo perdido o destruir lo que se interpusiera. La ciudad no lo sabía, pero bajo su calma nocturna caminaba un emperador olvidado, marcado por el fuego y condenado a nunca despertar del todo de sus propias pesadillas.
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  • HEY! mira lo que encontré!

    **casi saltando de emoción, te muestra una foto**

    Esta foto la tomaron el primer día que empecé mi trabajo en la comisaría; no me veo tan diferente... solo no era TAN cejón... y el jefe Wes se le ve menos bigotón, HEHE!

    **se ríe, lurgo dndo un pequeño suspiro**

    También se le ve... más feliz... no se que lo cambió, supongo que simplemente se volvió un viejito cascarabias... solo se que se empezo a comportar más irritado después deu n accidente que tuvo... aun asi lo sigo queriendo, es un grán jefe!


    //el dibujo lo hice yo, no se rían, ko se dibujar pero no encontré ninguna imagen así
    HEY! mira lo que encontré! **casi saltando de emoción, te muestra una foto** Esta foto la tomaron el primer día que empecé mi trabajo en la comisaría; no me veo tan diferente... solo no era TAN cejón... y el jefe Wes se le ve menos bigotón, HEHE! **se ríe, lurgo dndo un pequeño suspiro** También se le ve... más feliz... no se que lo cambió, supongo que simplemente se volvió un viejito cascarabias... solo se que se empezo a comportar más irritado después deu n accidente que tuvo... aun asi lo sigo queriendo, es un grán jefe! //el dibujo lo hice yo, no se rían, ko se dibujar pero no encontré ninguna imagen así :STK-12:
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