• Darius
    La maldición de Han .

    " Hijo de David Zeilen él Dragón Negro primigenio Rey Basilio y Ara Han una mujer de la raza Kitsune, guardian del mundo de los espíritus,
    Zet Zeilen es el segundo hijo varón de David, coronado Rey Basilio por poder y no por heredad, se sabe que posee todos los poderes de su padre y aún más,
    Es también por herencia un Kitsune blanco aunque está parte de si mismo es terreno inexplorado para Zet, también su maldición .

    Luna púrpura
    Nairobi .
    En uno de tantos días que el joven Rey Basilio vagaba por la tierra de los humanos se vio abordado por una de sus Feridas, su esposa Nairobi, Kitsune de la Luna, la flor de la muerte, la bruja blanca, sobre nombres muchos, fue tomada por Ferida no por amor, el título le fue otorgado por castigo una vez que intentó matar a Zet y fracaso, para él no había mejor castigo para ella que convertirla en su esposa y someterla a su voluntad y sus placeres, así fue como Nairobi hija de la casa Veluchi se convierte en Ferida, espada y esposa de Darius Zet .
    Poco tiempo después de haberle tomado por mujer y como esposa el joven Basilio como era en su costumbre desapareció, dejo el palacio Basil y a sus esposas en un día y por muchos no regreso, se fue en busca de aventuras, conquistas, amantes y tesoros, pero una sombra le seguía, su Ferida Nairobi, una mujer en años mayor al joven Rey, caminaba sigilosa y ocultaba su presencia y su perfume, él ignoraba su presencia, no lo sabía, a lo lejos la mujer le observa, buscando su oportunidad para hacerlo caer en el sueño de la muerte, mucho rencor le guardaba, resentimiento y odio del más puro .

    Shirakawa
    Japón 1990

    En un pueblo poco desarrollado en un país del continente asiático el Basilio encontró un lugar remoto el cual le gustaba mucho, de árboles de colores, plantas hermosas, bosques extensos y una mujer de cabellos rojos y ojos afinados que le habían cautivado, se decía que en las montañas aledañas habían demonios que se comían a las personas, eso llamo la atención del Dragón, buscaba siempre criaturas fuertes con las cuales combatir a muerte con la intención de pulir sus habilidades y hacerse más fuerte, de paso también liberar el mundo de dicha peste, desgraciadamente y para su mala suerte aquellas criaturas resultaban ser insignificantes para él, Darius es extremo muy poderoso, tanto que ni aún el conoce su propio límite, poco a poco el Basilio se fue cautivando más por la mujer humana de cabellos rojos, mientras tanto Nairobi lo observaba a distancia con celos y deseos de darle muerte, tanto fue la ofensa del Dragón para su Ferida que un día ella dijo en su corazón .

    / Maldito tu y maldita tu heredad yo te castigare .

    Nairobi es una mujer con poderes extraordinarios, su especialidad son las maldiciones, tanto magia oscura como blanca, no tiene límite alguno, en lo profundo de las montañas la mujer prepara algo especial para Darius, espera la luna roja, el aullido del zorro, un día mientras su esposo dormía en cama de la mujer pelirroja ella se acercó, sigilosa, silenciosa, sin que ninguno le viera, como un manto blanco que atraviesa las paredes, no deja huella ni aroma, como fantasma en medio de la noche, ha llevado con sigo un frasco con esencia maldita, con sigilo lo lleva a los labios del Rey Basilio, lo vierte en su boca y desaparece, se aleja tanto y tan rápido como puede .
    Al sentir el extraño líquido en su boca el Basilio despierta y sin intención lo ha tomado todo sin desperdiciar una gota .
    Algo ocurre en su interior, siente como si un fuerte ácido recorre su cuerpo, se adueña de sus venas, se levanta y camina lejos de la choza dejando a la pelirroja dormida en su cama, el Basilio tropieza y cae cerca del arrollo mirando su rostro en las aguas que reflejan su rostro, las antorchas que iluminan el lugar ofrecen luz para verse asi mismo, poco a poco sus cabellos oscuros se vuelven blancos, de su cabeza aparecen orejas peludas y blancas, las colas del Kitsune lentamente van creciendo hasta tomar forma, los ojos rojos del Dragón cambian, como perlas azules que brillan como estrellas así se reflejan en el agua, Darius había tomado su forma natural herencia de la familia Han, se transformó en Kitsune, un hombre con orejas de zorro que sobresalen de su cabellera, colas blancas que se sacuden con violencia, nueve son sus colas, sus manos de varón tienen uñas largas y afiladas como garras, sus colmillos sobresalen de sus labios, y en su mente no tiene otra cosa mas que el deseo de matar, sin control alguno, comienza una masacre sin sentido, cabaña por cabaña, en medio de la noche, derriba las paredes de madera usando su fuerza y golpeando con sus colas las estructuras que son derribadas como castillo de cartas en fuerte viento, todo ser vivo cuánto ve es víctima de su sed de sangre, hombres, mujeres y niños, también animales, todo cuanto vive y ve es asesinado de una forma cruel, los mutila, los toma con sus colas y su fuerza bruta los destroza, les hace pedazos, es luna roja, luna de sangre, un episodio perdido en la historia del joven Basilio, gritos de dolor, llanto de miedo, criaturas que desesperadamente buscan refugio, ninguno tiene salvación, todo lo que él encuentra perece de manera violenta, el pequeño arrollo a la orilla del pueblo se convierte en un río de sangre, cuerpos mutilados y cabañas siendo devoradas por el fuego azul del Basilio adornan un paisaje siniestro, al final solo ha quedado una en pie, la última, aquella cabaña donde dormía la mujer de cabellos rojos, la joven dama no era para nada cobarde, aterrorizada si casi al punto de estar paralizada esperaba al zorro demonio con una katana empuñada, en sus ojos carmesí nacían lágrimas, sus manos temblorosas hacían temblar la hoja afilada que reflejaba la luna sangrienta .

    / Ven por mi !! demonio !!

    La mujer gritaba con desespero a una sombra que lentamente se aproximaba.
    Tenido en sangre, con la mirada perdida y aún con algunos rastros de carne en sus garras, su rostro expresaba una imagen de retorcido placer, bañado en sangre, su pecho y sus prendas son la evidencia de que era él causante aquella masacre, Darius le ve y no siente nada, lo único que desea es jugar con ella hasta que su cuerpo no valga nada .

    Darius La maldición de Han . " Hijo de David Zeilen él Dragón Negro primigenio Rey Basilio y Ara Han una mujer de la raza Kitsune, guardian del mundo de los espíritus, Zet Zeilen es el segundo hijo varón de David, coronado Rey Basilio por poder y no por heredad, se sabe que posee todos los poderes de su padre y aún más, Es también por herencia un Kitsune blanco aunque está parte de si mismo es terreno inexplorado para Zet, también su maldición . Luna púrpura Nairobi . En uno de tantos días que el joven Rey Basilio vagaba por la tierra de los humanos se vio abordado por una de sus Feridas, su esposa Nairobi, Kitsune de la Luna, la flor de la muerte, la bruja blanca, sobre nombres muchos, fue tomada por Ferida no por amor, el título le fue otorgado por castigo una vez que intentó matar a Zet y fracaso, para él no había mejor castigo para ella que convertirla en su esposa y someterla a su voluntad y sus placeres, así fue como Nairobi hija de la casa Veluchi se convierte en Ferida, espada y esposa de Darius Zet . Poco tiempo después de haberle tomado por mujer y como esposa el joven Basilio como era en su costumbre desapareció, dejo el palacio Basil y a sus esposas en un día y por muchos no regreso, se fue en busca de aventuras, conquistas, amantes y tesoros, pero una sombra le seguía, su Ferida Nairobi, una mujer en años mayor al joven Rey, caminaba sigilosa y ocultaba su presencia y su perfume, él ignoraba su presencia, no lo sabía, a lo lejos la mujer le observa, buscando su oportunidad para hacerlo caer en el sueño de la muerte, mucho rencor le guardaba, resentimiento y odio del más puro . Shirakawa Japón 1990 En un pueblo poco desarrollado en un país del continente asiático el Basilio encontró un lugar remoto el cual le gustaba mucho, de árboles de colores, plantas hermosas, bosques extensos y una mujer de cabellos rojos y ojos afinados que le habían cautivado, se decía que en las montañas aledañas habían demonios que se comían a las personas, eso llamo la atención del Dragón, buscaba siempre criaturas fuertes con las cuales combatir a muerte con la intención de pulir sus habilidades y hacerse más fuerte, de paso también liberar el mundo de dicha peste, desgraciadamente y para su mala suerte aquellas criaturas resultaban ser insignificantes para él, Darius es extremo muy poderoso, tanto que ni aún el conoce su propio límite, poco a poco el Basilio se fue cautivando más por la mujer humana de cabellos rojos, mientras tanto Nairobi lo observaba a distancia con celos y deseos de darle muerte, tanto fue la ofensa del Dragón para su Ferida que un día ella dijo en su corazón . / Maldito tu y maldita tu heredad yo te castigare . Nairobi es una mujer con poderes extraordinarios, su especialidad son las maldiciones, tanto magia oscura como blanca, no tiene límite alguno, en lo profundo de las montañas la mujer prepara algo especial para Darius, espera la luna roja, el aullido del zorro, un día mientras su esposo dormía en cama de la mujer pelirroja ella se acercó, sigilosa, silenciosa, sin que ninguno le viera, como un manto blanco que atraviesa las paredes, no deja huella ni aroma, como fantasma en medio de la noche, ha llevado con sigo un frasco con esencia maldita, con sigilo lo lleva a los labios del Rey Basilio, lo vierte en su boca y desaparece, se aleja tanto y tan rápido como puede . Al sentir el extraño líquido en su boca el Basilio despierta y sin intención lo ha tomado todo sin desperdiciar una gota . Algo ocurre en su interior, siente como si un fuerte ácido recorre su cuerpo, se adueña de sus venas, se levanta y camina lejos de la choza dejando a la pelirroja dormida en su cama, el Basilio tropieza y cae cerca del arrollo mirando su rostro en las aguas que reflejan su rostro, las antorchas que iluminan el lugar ofrecen luz para verse asi mismo, poco a poco sus cabellos oscuros se vuelven blancos, de su cabeza aparecen orejas peludas y blancas, las colas del Kitsune lentamente van creciendo hasta tomar forma, los ojos rojos del Dragón cambian, como perlas azules que brillan como estrellas así se reflejan en el agua, Darius había tomado su forma natural herencia de la familia Han, se transformó en Kitsune, un hombre con orejas de zorro que sobresalen de su cabellera, colas blancas que se sacuden con violencia, nueve son sus colas, sus manos de varón tienen uñas largas y afiladas como garras, sus colmillos sobresalen de sus labios, y en su mente no tiene otra cosa mas que el deseo de matar, sin control alguno, comienza una masacre sin sentido, cabaña por cabaña, en medio de la noche, derriba las paredes de madera usando su fuerza y golpeando con sus colas las estructuras que son derribadas como castillo de cartas en fuerte viento, todo ser vivo cuánto ve es víctima de su sed de sangre, hombres, mujeres y niños, también animales, todo cuanto vive y ve es asesinado de una forma cruel, los mutila, los toma con sus colas y su fuerza bruta los destroza, les hace pedazos, es luna roja, luna de sangre, un episodio perdido en la historia del joven Basilio, gritos de dolor, llanto de miedo, criaturas que desesperadamente buscan refugio, ninguno tiene salvación, todo lo que él encuentra perece de manera violenta, el pequeño arrollo a la orilla del pueblo se convierte en un río de sangre, cuerpos mutilados y cabañas siendo devoradas por el fuego azul del Basilio adornan un paisaje siniestro, al final solo ha quedado una en pie, la última, aquella cabaña donde dormía la mujer de cabellos rojos, la joven dama no era para nada cobarde, aterrorizada si casi al punto de estar paralizada esperaba al zorro demonio con una katana empuñada, en sus ojos carmesí nacían lágrimas, sus manos temblorosas hacían temblar la hoja afilada que reflejaba la luna sangrienta . / Ven por mi !! demonio !! La mujer gritaba con desespero a una sombra que lentamente se aproximaba. Tenido en sangre, con la mirada perdida y aún con algunos rastros de carne en sus garras, su rostro expresaba una imagen de retorcido placer, bañado en sangre, su pecho y sus prendas son la evidencia de que era él causante aquella masacre, Darius le ve y no siente nada, lo único que desea es jugar con ella hasta que su cuerpo no valga nada .
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  • respiro ondo observando las imagenes - Luka mas te vale hacerte cargo que si no pasaras de inmortal a mortal- suspiro rascandose las sienes -..... supongo que Jean Phantomhive sera como un hermano mayor, pensar que por andar con la calentura dije que si al sin condon... pero bueno, cuidar e cuidado bebes toda mi vida, parir uno no sera muy diferente verdad?.... verdad?-
    respiro ondo observando las imagenes - [nova_charcoal_rat_394] mas te vale hacerte cargo que si no pasaras de inmortal a mortal- suspiro rascandose las sienes -..... supongo que [littl3gr3y] sera como un hermano mayor, pensar que por andar con la calentura dije que si al sin condon... pero bueno, cuidar e cuidado bebes toda mi vida, parir uno no sera muy diferente verdad?.... verdad?-
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  • - Espero no me extrañen mucho...

    *Fueron mis palabras mientras terminaba de guardar el último abrigo en el bolso de viaje. Después de varios retrasos (uno bastante vergonzoso que incluyó alcohol y una declaración de amor que no fue correspondida), por fin iniciaria mi viaje al norte ¿El objetivo? Conseguir Mithirl, un material necesario para reparar mi espada.*

    - Debería dejar un mensaje por las dudas - Nuevamente me hablé a mi mismo, mirando a la ventana y lancé un suspiro, acompañado de una sonrisa - Creo que ella se enfadaría si parto sin aviso, en especial después que dije que la acompañaría.

    *Hablaba de Hebe, la pequeña juventud del Olimpo, a quien por esa misma ventana solía ver correr de aquí para allá organizando eventos, ahora con un tigre(cosas raras del Olimpo). La imagen me hizo sonreir, incluso flaqueé un poco en mi determinación pero me negué: Debía ser egoísta al menos por unos días. Con eso en mente, haciendo que a mi maleta la cargue y cubra el viento, tomé mi espada, maltrecha por batallas anteriores, para salir de mi habitación hacia el salón principal, donde deje un mensaje a la diosa de la noche.*

    "Querida familia del Olimpo, me iré dos días al norte, ni uno más, ni uno menos. Esperadme, si tienen algun mensaje que dar, Febo o la miama noche os ayudaran.

    Hermes"

    *Dejado el mensaje a la bella noche, sonreí con calma y partí del Olimpo, habiendo ya hecho mi sacrificio a Hestia para la buena ventura de la familia, mientras Febo asomaba sus rayos. Me despedí con un discreto saludo, encarando al frio norte.*
    - Espero no me extrañen mucho... *Fueron mis palabras mientras terminaba de guardar el último abrigo en el bolso de viaje. Después de varios retrasos (uno bastante vergonzoso que incluyó alcohol y una declaración de amor que no fue correspondida), por fin iniciaria mi viaje al norte ¿El objetivo? Conseguir Mithirl, un material necesario para reparar mi espada.* - Debería dejar un mensaje por las dudas - Nuevamente me hablé a mi mismo, mirando a la ventana y lancé un suspiro, acompañado de una sonrisa - Creo que ella se enfadaría si parto sin aviso, en especial después que dije que la acompañaría. *Hablaba de Hebe, la pequeña juventud del Olimpo, a quien por esa misma ventana solía ver correr de aquí para allá organizando eventos, ahora con un tigre(cosas raras del Olimpo). La imagen me hizo sonreir, incluso flaqueé un poco en mi determinación pero me negué: Debía ser egoísta al menos por unos días. Con eso en mente, haciendo que a mi maleta la cargue y cubra el viento, tomé mi espada, maltrecha por batallas anteriores, para salir de mi habitación hacia el salón principal, donde deje un mensaje a la diosa de la noche.* "Querida familia del Olimpo, me iré dos días al norte, ni uno más, ni uno menos. Esperadme, si tienen algun mensaje que dar, Febo o la miama noche os ayudaran. Hermes" *Dejado el mensaje a la bella noche, sonreí con calma y partí del Olimpo, habiendo ya hecho mi sacrificio a Hestia para la buena ventura de la familia, mientras Febo asomaba sus rayos. Me despedí con un discreto saludo, encarando al frio norte.*
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  • Hoy era día de festival de primavera. En Konoha se podía apreciar todo tipo de flor abrir sus pétalos después de un otoño marrón y un invierno gris. Los colores invadían sus ojos y quedaban maravillados por el color.

    Los pétalos de cerezo caían sobre ella, acompañando la imagen de delicadeza que proporcionaba. Su mano se cerró para dirigirse hacia su pecho, posándose allí mismo.

    —Es hermoso...
    Hoy era día de festival de primavera. En Konoha se podía apreciar todo tipo de flor abrir sus pétalos después de un otoño marrón y un invierno gris. Los colores invadían sus ojos y quedaban maravillados por el color. Los pétalos de cerezo caían sobre ella, acompañando la imagen de delicadeza que proporcionaba. Su mano se cerró para dirigirse hacia su pecho, posándose allí mismo. —Es hermoso...
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  • 𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘺 𝘭𝘶𝘻
    Fandom Ninguno
    Categoría Fantasía
    〈 Rol con Svetla Le’ron ♡ 〉

    El viento murmuraba entre los árboles, susurrando antiguas melodías que solo la naturaleza comprendía, una canción ancestral tejida con las huellas de generaciones pasadas. Cada brisa que cruzaba el claro parecía tener una voz propia, modulada por el crujir suave de las ramas y el suspiro de las hojas que se mecían en su danza. Los árboles, imponentes y sabios, se erguían en una formación que hablaba de un orden primordial, más allá de la percepción humana; sus troncos, gruesos y rugosos, estaban marcados por las cicatrices de siglos, testigos de tormentas, inviernos y veranos interminables. Sus raíces, hundidas en lo profundo de la tierra, parecían como venas vivas, respirando al ritmo de la misma tierra que nutría todo lo que los rodeaba.

    Las hojas, de un verde profundo y casi vibrante, danzaban suavemente al compás del viento. La luz que se filtraba entre las ramas creaba una sinfonía de sombras, que se estiraban y se contraían, como si jugaran con la luz misma. Cada movimiento de estas era una susurrante revelación, una historia contada en un lenguaje antiguo, entendible solo para aquellos que supieran escuchar con el alma. El aire, que acariciaba la piel con su frescura, estaba impregnado con la fragancia envolvente de las flores silvestres, pequeñas joyas del campo que se alzaban como un tapiz multicolor entre la hierba alta. El aroma era un recordatorio de la vida que florecía sin restricciones, ajena a las manos del hombre, pura y sin contaminar.

    La tierra, mojada por la reciente lluvia, exhalaba un aroma cálido, profundo como el suspiro de la naturaleza misma. Cada rincón del claro parecía vibrar con la promesa de vida renovada, un respiro que solo los rincones alejados del mundo podían ofrecer. El suelo, cubierto de musgo y hojas caídas, crujía suavemente bajo cada paso, como si el propio suelo tuviera conciencia de su ser. A veces, el eco lejano del canto de un pájaro, o el crujido de un pequeño roedor en la maleza rompía el silencio, trayendo consigo la sensación de que la vida nunca dejaba de moverse.

    Era un lugar apartado, despojado de la influencia de los castillos altivos, que se alzaban como monumentos de poder e indiferencia a la belleza de lo natural. Ahí, no existían las murmuraciones de los pueblos bulliciosos, ni el constante clamor de los mercados o las forjas. En su lugar, sólo existía la pureza inquebrantable del entorno, donde el tiempo parecía haberse detenido, olvidado entre las sombras del pasado. No había rastro de la humanidad, de sus pesares, de sus ambiciones, solo la eterna danza de la naturaleza, que se renovaba constantemente, ajena a los destinos de aquellos que vivían más allá de su alcance. La luz del sol se descomponía en haces que caían suavemente sobre el suelo, creando un paisaje de sombras y claridad que se alternaban como una melodía en constante transformación.

    Pero entre todo aquello, entre la vida que brotaba en el silencio, algo sobresalía. Algo que no pertenecía a ese rincón olvidado de la tierra. Una figura, solitaria y solemne, caminaba en medio de la quietud del claro, su presencia desafiando todo lo que ese lugar representaba: pureza, vida, frescura. Ella no era de ese mundo, ni de los mundos que deberían haberla acogido. Era un eco de lo que debió haber sido, un vestigio de lo que alguna vez brilló, pero que la oscuridad había mancillado.

    Su figura era una contradicción en movimiento. Un ser atrapado entre lo que era y lo que ya no era, suspendido en ese espacio intermedio donde las expectativas se disuelven y el destino es incierto. Su manto negro, pesado y solemne, ondeaba suavemente en el aire, absorbiendo la luz del sol como si fuera parte de la misma nada.

    El cabello, de un color dorado desvaído, caía en ondas suaves sobre sus hombros. El brillo del trigo maduro, de la vida a punto de ser cosechada, se entrelazaba con el viento, creando una especie de halo irreal. Pero lo que realmente atraía la mirada eran sus ojos como el ámbar incandescente, llameantes y profundos que reflejaban las cenizas de un sol olvidado, y la luz de una luna que ya no existía en este mundo. Eran ojos que no pertenecían a alguien inocente ni a alguien purificado; eran ojos de alguien que había contemplado la parte de una eternidad en su peor forma, que había desvelado el sufrimiento del tiempo y lo había aceptado como parte de su ser.

    Su armadura, a medio camino entre lo antiguo y lo desgastado, se abrazaba a su cuerpo con la misma delicadeza que la sombra se abrazaba a la luna. Unas placas de metal oscuro cubrían sus hombros, el torso, las piernas, pero en su centro, donde la batalla había dejado sus huellas, las marcas de la guerra eran claras. La armadura estaba mellada, rota en algunas partes, como si hubiera sido desgarrada por el paso de muchas luchas. Los surcos en el metal, las abolladuras y grietas eran la prueba de que había peleado, de que había resistido y caído, pero aún estaba de pie.

    Pero lo que realmente la definía, lo que la hacía imposible de ignorar, eran sus alas. Un par de alas, majestuosas en su caída, que se desplegaban con una lentitud casi dolorosa. No blancas, no puras, sino bañadas en una neblina de polvo gris, un gris ceniciento que parecía llevar consigo la marca de un fuego que nunca terminó de consumirla. Eran alas malditas, alas que no sabían si pertenecían a un ángel caído o a una criatura condenada. Aun así, la belleza era innegable, en su tormento, en su suciedad. Las plumas, aunque desgastadas y manchadas, mantenían una fuerza solemne, un recordatorio de una majestuosidad que había sido, pero ya no era.

    Aquel ser, atrapado entre lo humano y lo divino, entre la condena y la salvación, se arrodilló en el centro del claro. El suelo era frío bajo sus rodillas, pero no parecía importarle. Sus ojos, fijos en el pequeño racimo de flores que crecía junto a ella, se suavizaron, como si el simple gesto de observar las pequeñas criaturas de la tierra le ofreciera una tregua, aunque breve, de la guerra interna que libraba. Sus manos, endurecidas por el acero, por la lucha, por el sufrimiento, se extendieron lentamente hacia las flores y con una delicadeza inesperada, tocó los pétalos con la punta de sus dedos, apenas una caricia, pero llena de la reverencia de alguien que aún sabe lo que es sentir.

    Los pétalos eran suaves, frágiles, como si pudieran desvanecerse en cualquier momento, pero las tocó con una quietud que contrastaba con la tormenta que era su vida. En sus ojos, había una chispa, una sombra de algo profundo, algo que no se revelaba fácilmente: nostalgia. Nostalgia de algo perdido, de algo que tal vez nunca fue suyo, pero que había sido tocado por su existencia. La flor, en su simpleza, en su fragilidad, le ofrecía algo que el mundo ya no podía: consuelo.

    Las alas, al agacharse, se arrastraron suavemente por el suelo, como si también ellas quisieran descansar, aliviar su peso. La imagen de aquel ángel mancillado, de aquella alma rota, quedó suspendida en el aire entre lo que fue y lo que podría haber sido. Y mientras la flor se mecía en el viento, ella permaneció allí, inmóvil atrapada en sus propios pensamientos.
    〈 Rol con [Svetlaler0n] ♡ 〉 El viento murmuraba entre los árboles, susurrando antiguas melodías que solo la naturaleza comprendía, una canción ancestral tejida con las huellas de generaciones pasadas. Cada brisa que cruzaba el claro parecía tener una voz propia, modulada por el crujir suave de las ramas y el suspiro de las hojas que se mecían en su danza. Los árboles, imponentes y sabios, se erguían en una formación que hablaba de un orden primordial, más allá de la percepción humana; sus troncos, gruesos y rugosos, estaban marcados por las cicatrices de siglos, testigos de tormentas, inviernos y veranos interminables. Sus raíces, hundidas en lo profundo de la tierra, parecían como venas vivas, respirando al ritmo de la misma tierra que nutría todo lo que los rodeaba. Las hojas, de un verde profundo y casi vibrante, danzaban suavemente al compás del viento. La luz que se filtraba entre las ramas creaba una sinfonía de sombras, que se estiraban y se contraían, como si jugaran con la luz misma. Cada movimiento de estas era una susurrante revelación, una historia contada en un lenguaje antiguo, entendible solo para aquellos que supieran escuchar con el alma. El aire, que acariciaba la piel con su frescura, estaba impregnado con la fragancia envolvente de las flores silvestres, pequeñas joyas del campo que se alzaban como un tapiz multicolor entre la hierba alta. El aroma era un recordatorio de la vida que florecía sin restricciones, ajena a las manos del hombre, pura y sin contaminar. La tierra, mojada por la reciente lluvia, exhalaba un aroma cálido, profundo como el suspiro de la naturaleza misma. Cada rincón del claro parecía vibrar con la promesa de vida renovada, un respiro que solo los rincones alejados del mundo podían ofrecer. El suelo, cubierto de musgo y hojas caídas, crujía suavemente bajo cada paso, como si el propio suelo tuviera conciencia de su ser. A veces, el eco lejano del canto de un pájaro, o el crujido de un pequeño roedor en la maleza rompía el silencio, trayendo consigo la sensación de que la vida nunca dejaba de moverse. Era un lugar apartado, despojado de la influencia de los castillos altivos, que se alzaban como monumentos de poder e indiferencia a la belleza de lo natural. Ahí, no existían las murmuraciones de los pueblos bulliciosos, ni el constante clamor de los mercados o las forjas. En su lugar, sólo existía la pureza inquebrantable del entorno, donde el tiempo parecía haberse detenido, olvidado entre las sombras del pasado. No había rastro de la humanidad, de sus pesares, de sus ambiciones, solo la eterna danza de la naturaleza, que se renovaba constantemente, ajena a los destinos de aquellos que vivían más allá de su alcance. La luz del sol se descomponía en haces que caían suavemente sobre el suelo, creando un paisaje de sombras y claridad que se alternaban como una melodía en constante transformación. Pero entre todo aquello, entre la vida que brotaba en el silencio, algo sobresalía. Algo que no pertenecía a ese rincón olvidado de la tierra. Una figura, solitaria y solemne, caminaba en medio de la quietud del claro, su presencia desafiando todo lo que ese lugar representaba: pureza, vida, frescura. Ella no era de ese mundo, ni de los mundos que deberían haberla acogido. Era un eco de lo que debió haber sido, un vestigio de lo que alguna vez brilló, pero que la oscuridad había mancillado. Su figura era una contradicción en movimiento. Un ser atrapado entre lo que era y lo que ya no era, suspendido en ese espacio intermedio donde las expectativas se disuelven y el destino es incierto. Su manto negro, pesado y solemne, ondeaba suavemente en el aire, absorbiendo la luz del sol como si fuera parte de la misma nada. El cabello, de un color dorado desvaído, caía en ondas suaves sobre sus hombros. El brillo del trigo maduro, de la vida a punto de ser cosechada, se entrelazaba con el viento, creando una especie de halo irreal. Pero lo que realmente atraía la mirada eran sus ojos como el ámbar incandescente, llameantes y profundos que reflejaban las cenizas de un sol olvidado, y la luz de una luna que ya no existía en este mundo. Eran ojos que no pertenecían a alguien inocente ni a alguien purificado; eran ojos de alguien que había contemplado la parte de una eternidad en su peor forma, que había desvelado el sufrimiento del tiempo y lo había aceptado como parte de su ser. Su armadura, a medio camino entre lo antiguo y lo desgastado, se abrazaba a su cuerpo con la misma delicadeza que la sombra se abrazaba a la luna. Unas placas de metal oscuro cubrían sus hombros, el torso, las piernas, pero en su centro, donde la batalla había dejado sus huellas, las marcas de la guerra eran claras. La armadura estaba mellada, rota en algunas partes, como si hubiera sido desgarrada por el paso de muchas luchas. Los surcos en el metal, las abolladuras y grietas eran la prueba de que había peleado, de que había resistido y caído, pero aún estaba de pie. Pero lo que realmente la definía, lo que la hacía imposible de ignorar, eran sus alas. Un par de alas, majestuosas en su caída, que se desplegaban con una lentitud casi dolorosa. No blancas, no puras, sino bañadas en una neblina de polvo gris, un gris ceniciento que parecía llevar consigo la marca de un fuego que nunca terminó de consumirla. Eran alas malditas, alas que no sabían si pertenecían a un ángel caído o a una criatura condenada. Aun así, la belleza era innegable, en su tormento, en su suciedad. Las plumas, aunque desgastadas y manchadas, mantenían una fuerza solemne, un recordatorio de una majestuosidad que había sido, pero ya no era. Aquel ser, atrapado entre lo humano y lo divino, entre la condena y la salvación, se arrodilló en el centro del claro. El suelo era frío bajo sus rodillas, pero no parecía importarle. Sus ojos, fijos en el pequeño racimo de flores que crecía junto a ella, se suavizaron, como si el simple gesto de observar las pequeñas criaturas de la tierra le ofreciera una tregua, aunque breve, de la guerra interna que libraba. Sus manos, endurecidas por el acero, por la lucha, por el sufrimiento, se extendieron lentamente hacia las flores y con una delicadeza inesperada, tocó los pétalos con la punta de sus dedos, apenas una caricia, pero llena de la reverencia de alguien que aún sabe lo que es sentir. Los pétalos eran suaves, frágiles, como si pudieran desvanecerse en cualquier momento, pero las tocó con una quietud que contrastaba con la tormenta que era su vida. En sus ojos, había una chispa, una sombra de algo profundo, algo que no se revelaba fácilmente: nostalgia. Nostalgia de algo perdido, de algo que tal vez nunca fue suyo, pero que había sido tocado por su existencia. La flor, en su simpleza, en su fragilidad, le ofrecía algo que el mundo ya no podía: consuelo. Las alas, al agacharse, se arrastraron suavemente por el suelo, como si también ellas quisieran descansar, aliviar su peso. La imagen de aquel ángel mancillado, de aquella alma rota, quedó suspendida en el aire entre lo que fue y lo que podría haber sido. Y mientras la flor se mecía en el viento, ella permaneció allí, inmóvil atrapada en sus propios pensamientos.
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  • —A pesar de que sabe que el italiano está al otro lado de la puerta, no puede dejar pasar la ocasión. Se ha propuesto un hito imposible. Conseguir hacerle reír... o algo parecido. Así que...—

    Mensaje para Andrea D´amico Grimaldi :
    : Mi padre me ha conseguido un guardaespaldas, pero no estilista
    : ¿Me das tu opinión?
    : Es importante
    : Imagen 🖼
    —A pesar de que sabe que el italiano está al otro lado de la puerta, no puede dejar pasar la ocasión. Se ha propuesto un hito imposible. Conseguir hacerle reír... o algo parecido. Así que...— Mensaje para [B0dyguard]: 📱 💬: Mi padre me ha conseguido un guardaespaldas, pero no estilista 📱 💬: ¿Me das tu opinión? 📱 💬: Es importante 📱 💬: Imagen 🖼
    Me shockea
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  • - Espíritu Mariposa .

    Caminaba en silencio en los bastos jardines del Palacio Basil, era ya media noche, quizás un poco más tarde, como es costumbre solitario, silencioso, la silueta del varón es acompañada del olor a tabaco quemando, en sus manos la chispa roja de un cigarro a medio terminar, las Lunas de Basilia ofrecen luz radiante, los lotos negros de la familia Zeilen florecen, los jardines son extensos, planicies adornadas de flores distintas, el suelo a distancia parece un alfombrado de diversos colores, el Basilio lentamente se aleja del jardín, dejando atrás el imponente palacio Basilio, caminaba Zet por el pasillo de las Feridas, ahí cada una de las cinco espadas del Rey Dragón posee una imagen tallada en mármol, refinados y con detalles únicos que le caracterizan, fueron estás en su momento las señoras de la guerra, dos a su derecha y dos a su izquierda en medio un pasillo de cristal, al frente la imagen de Ana la primera, así se completaba el pasillo imperial, Zet dejo atrás el pasillo y siguió su camino, acabado ya el cigarro enciende otro y sigue avanzando, vestido con nada más que un pantalón de tela ligera y unas sandalias, una gabardina cubre su espalda dejando ver el pecho desnudo del imponente Rey, lejos del palacio, lejos del pasillo imperial, caminaba el varón en medio del bosque que rodea el palacio, buscando él las aguas del Lago Hakap, en silencio, las lunas de Basilia hacen brillar como estrellas azules las rosas que bordean el lago, cientos, Miles, era ya el tiempo de que florecieran y se manifestarán, tan hermosas y peligrosas, las rosas azules y su temido veneno del olvido, acercándose al tronco de un árbol caído ahí tomo asiento, en silencio admirando sus rosas desde lejos, en medio del hermoso paisaje algo capta su atención, una mariposa, mucho más grande que todas las que había tenido el placer de admirar antes, de hermosas alas blancas con destellos semejantes as escarcha, parece dejar un rastro de energía blanca al sobrevolar las aguas, era aquella mariposa extraña y diferente, normalmente no se dejan ver durante las noches y aunque miles existen en Basilia y miles ha visto el Rey, ninguna es semejante a la que admiraba sobrevolar el lago, tan única y tan distante, ha robado una sonrisa en el rostro del Rey Dragón y ha dejado en su mirada un leve brillo que expresaba nostalgia, ha recordado algo y ha dicho el Rey ..

    - De Miles conocidas y muchas parecidas, ninguna como tú .
    - Espíritu Mariposa . Caminaba en silencio en los bastos jardines del Palacio Basil, era ya media noche, quizás un poco más tarde, como es costumbre solitario, silencioso, la silueta del varón es acompañada del olor a tabaco quemando, en sus manos la chispa roja de un cigarro a medio terminar, las Lunas de Basilia ofrecen luz radiante, los lotos negros de la familia Zeilen florecen, los jardines son extensos, planicies adornadas de flores distintas, el suelo a distancia parece un alfombrado de diversos colores, el Basilio lentamente se aleja del jardín, dejando atrás el imponente palacio Basilio, caminaba Zet por el pasillo de las Feridas, ahí cada una de las cinco espadas del Rey Dragón posee una imagen tallada en mármol, refinados y con detalles únicos que le caracterizan, fueron estás en su momento las señoras de la guerra, dos a su derecha y dos a su izquierda en medio un pasillo de cristal, al frente la imagen de Ana la primera, así se completaba el pasillo imperial, Zet dejo atrás el pasillo y siguió su camino, acabado ya el cigarro enciende otro y sigue avanzando, vestido con nada más que un pantalón de tela ligera y unas sandalias, una gabardina cubre su espalda dejando ver el pecho desnudo del imponente Rey, lejos del palacio, lejos del pasillo imperial, caminaba el varón en medio del bosque que rodea el palacio, buscando él las aguas del Lago Hakap, en silencio, las lunas de Basilia hacen brillar como estrellas azules las rosas que bordean el lago, cientos, Miles, era ya el tiempo de que florecieran y se manifestarán, tan hermosas y peligrosas, las rosas azules y su temido veneno del olvido, acercándose al tronco de un árbol caído ahí tomo asiento, en silencio admirando sus rosas desde lejos, en medio del hermoso paisaje algo capta su atención, una mariposa, mucho más grande que todas las que había tenido el placer de admirar antes, de hermosas alas blancas con destellos semejantes as escarcha, parece dejar un rastro de energía blanca al sobrevolar las aguas, era aquella mariposa extraña y diferente, normalmente no se dejan ver durante las noches y aunque miles existen en Basilia y miles ha visto el Rey, ninguna es semejante a la que admiraba sobrevolar el lago, tan única y tan distante, ha robado una sonrisa en el rostro del Rey Dragón y ha dejado en su mirada un leve brillo que expresaba nostalgia, ha recordado algo y ha dicho el Rey .. - De Miles conocidas y muchas parecidas, ninguna como tú .
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | Se acabaron las vacaciones. A volver a la esclavitud. Dejo una imagen que refleja mi cara feliz por volver al trabajo.
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  • - He de morir algún día, pero hasta ese día seguiré siendo el Tirano Rey, de orgullo el alma y acero el corazón, de pasión mi sangre y cuerpo de papel, heridas muchas y quejas ninguna, heme aquí, el que soy como tempestad que arrastra la debilidad, el que destruye lo que toma y reforma a voluntad, él alguien que no es nadie, un tanto y poco de libertad, paraíso soy, castigo soy, lágrimas y sonrisas en una página perdida, todo cuanto vez y lo que sueñas, armonía y pesadilla, doy muerte por enojo y vida en mi alegría, lluvia de un jardín que mis propias manos han plantado, coleccionista de flores y ladrón de corazones, la lujuria en forma de varón, la imagen de un ídolo inexistente, soy el mismo del principio, el momento eterno, recuerdo de un deseo que se cumple una vez y permanece para siempre como el tesoro misterioso que atormenta tu mente .
    - He de morir algún día, pero hasta ese día seguiré siendo el Tirano Rey, de orgullo el alma y acero el corazón, de pasión mi sangre y cuerpo de papel, heridas muchas y quejas ninguna, heme aquí, el que soy como tempestad que arrastra la debilidad, el que destruye lo que toma y reforma a voluntad, él alguien que no es nadie, un tanto y poco de libertad, paraíso soy, castigo soy, lágrimas y sonrisas en una página perdida, todo cuanto vez y lo que sueñas, armonía y pesadilla, doy muerte por enojo y vida en mi alegría, lluvia de un jardín que mis propias manos han plantado, coleccionista de flores y ladrón de corazones, la lujuria en forma de varón, la imagen de un ídolo inexistente, soy el mismo del principio, el momento eterno, recuerdo de un deseo que se cumple una vez y permanece para siempre como el tesoro misterioso que atormenta tu mente .
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  • Una dama en apuros
    Fandom Dark romance
    Categoría Fantasía
    buenas vengo en búsqueda de rol /Lemon/dark romance/fantasía/Demio o bestia x humana/mind break/ época de apareamiento/

    pido lo que ofrezco
    mínimo 20 líneas
    no rol espejo
    ortografía entendible más no perfecta
    rol en primer o tercer persona
    starter
    rol a corto o largo plazo
    paciencia(doy como tiempo límite 3 días para que respondan desde que yo lo hice o mande mensaje si no fue así doy el rol por terminado)
    amistad entre ussers(opcional)

    INTERESADO MANDE MENSAJE ( o directamente una respuesta al starter que dejo aquí, dejaré la ficha de mi personaje o igual que la imagen, cuando respondan háganme saber su mini ficha y una imagen de su personaje)

    MINI FICHA

    nombre: ivvet
    edad: 20
    estatura: 1,64

    la idea sería que el personaje masculino ya sea un oni,orco,hombre lobo, dragón, etc que vayan a usar rescaten a la personaje femenina por el mero instinto de detectar compatibilidad para apareamiento a casa de el olor que está despide, ya sea que aguarden a qué esto avance para el lemon o directamente la rescate de el mounstro que atacó con quiénes iba y rapte aprovechando que está está débil o se doblo el tobillo etc consume el acto en cuestión sin más que decir dejo el starter.

    ivvet:

    no entiendo porque debo ir yo...

    —los padres de la rubia la hacían subir hasta el carruaje de su familia donde emprenden un viaje de al menos un día de distancia para poder ir a ver a un lord con el que aparentemente su padre deseaba unir sus fuerzas con los caballeros de ambos sin embargo aquel día bastante temprano habían despertado ala chica para hacerle toda clase de arreglo desde acomodar su cabellera rubia larga y risada en un moño algo elegante a ponerle un atuendo claro con encajes y un corsé bastante apretado, juraría que ni si quiera cuando la hicieron debutar ante la sociedad se veía así de bien sin embargo quizás eran ideas de ella o su padre buscaría que sus futuros aliados se percaten que tenía suficientes recursos monetarios, aunque muy en el fondo estaba segura que aquello no era más que algún tipo de cita para tener un matrimonio arreglado con el primogénito heredero de esa familia.

    mientras está iba sumida en sus pensamientos y veía a sus padres bastante alegres charlando y sintiendo el aire de el abanico de su madre de vez en cuando está se dedicó a ver por el cristal de la ventanilla de su lado, el paisaje que era bastante verde lleno de luz y pintoresco cambiaba a cada metro de recorrido a uno más sombrío y lujubre parecía que la vegetación había muerto hace bastante e incluso el olor de el lugar era algo desagradable haciéndola encoger su nariz y tapar está con su mano enguantada, antes de poder preguntar acerca de si iban por el camino correcto el carruaje comenzó a temblar de manera salvaje mientras unos grandes ojos rojos se veían desde afuera al igual que una piel verdosa y el sonido de algo quebrando se mientras se desprendía una puerta y su padre era arrastrado hizo entrar a esta en shock de pronto los gritos de su madre ya no eran audibles y la sangre salpicando su ropa o mejillas la hicieron retroceder fue tanto el retroceso que terminó casi cayendo de el carruaje pendiendo con una mano de el ala par que observaba a los caballos y el chófer en el suelo en un charco de sangre, sus manos se aflojaron debido a los guantes está termino cayendo haciendo que algunas rocas le dieran en una de sus piernas la cual se puso rápidamente entre un tono morado y rojizo por la sangre molida—
    buenas vengo en búsqueda de rol /Lemon/dark romance/fantasía/Demio o bestia x humana/mind break/ época de apareamiento/ pido lo que ofrezco mínimo 20 líneas no rol espejo ortografía entendible más no perfecta rol en primer o tercer persona starter rol a corto o largo plazo paciencia(doy como tiempo límite 3 días para que respondan desde que yo lo hice o mande mensaje si no fue así doy el rol por terminado) amistad entre ussers(opcional) INTERESADO MANDE MENSAJE ( o directamente una respuesta al starter que dejo aquí, dejaré la ficha de mi personaje o igual que la imagen, cuando respondan háganme saber su mini ficha y una imagen de su personaje) MINI FICHA nombre: ivvet edad: 20 estatura: 1,64 la idea sería que el personaje masculino ya sea un oni,orco,hombre lobo, dragón, etc que vayan a usar rescaten a la personaje femenina por el mero instinto de detectar compatibilidad para apareamiento a casa de el olor que está despide, ya sea que aguarden a qué esto avance para el lemon o directamente la rescate de el mounstro que atacó con quiénes iba y rapte aprovechando que está está débil o se doblo el tobillo etc consume el acto en cuestión sin más que decir dejo el starter. ivvet: no entiendo porque debo ir yo... —los padres de la rubia la hacían subir hasta el carruaje de su familia donde emprenden un viaje de al menos un día de distancia para poder ir a ver a un lord con el que aparentemente su padre deseaba unir sus fuerzas con los caballeros de ambos sin embargo aquel día bastante temprano habían despertado ala chica para hacerle toda clase de arreglo desde acomodar su cabellera rubia larga y risada en un moño algo elegante a ponerle un atuendo claro con encajes y un corsé bastante apretado, juraría que ni si quiera cuando la hicieron debutar ante la sociedad se veía así de bien sin embargo quizás eran ideas de ella o su padre buscaría que sus futuros aliados se percaten que tenía suficientes recursos monetarios, aunque muy en el fondo estaba segura que aquello no era más que algún tipo de cita para tener un matrimonio arreglado con el primogénito heredero de esa familia. mientras está iba sumida en sus pensamientos y veía a sus padres bastante alegres charlando y sintiendo el aire de el abanico de su madre de vez en cuando está se dedicó a ver por el cristal de la ventanilla de su lado, el paisaje que era bastante verde lleno de luz y pintoresco cambiaba a cada metro de recorrido a uno más sombrío y lujubre parecía que la vegetación había muerto hace bastante e incluso el olor de el lugar era algo desagradable haciéndola encoger su nariz y tapar está con su mano enguantada, antes de poder preguntar acerca de si iban por el camino correcto el carruaje comenzó a temblar de manera salvaje mientras unos grandes ojos rojos se veían desde afuera al igual que una piel verdosa y el sonido de algo quebrando se mientras se desprendía una puerta y su padre era arrastrado hizo entrar a esta en shock de pronto los gritos de su madre ya no eran audibles y la sangre salpicando su ropa o mejillas la hicieron retroceder fue tanto el retroceso que terminó casi cayendo de el carruaje pendiendo con una mano de el ala par que observaba a los caballos y el chófer en el suelo en un charco de sangre, sus manos se aflojaron debido a los guantes está termino cayendo haciendo que algunas rocas le dieran en una de sus piernas la cual se puso rápidamente entre un tono morado y rojizo por la sangre molida—
    Tipo
    Individual
    Líneas
    15
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos 929 vistas
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