• El umbral del placer...
    Categoría Original
    Christopher Baudelair

    La neblina acariciaba los adoquines mojados por la reciente lluvia. Sibiu, con su aire medieval y sus techos puntiagudos, parecía sumida en un sueño extraño, donde el tiempo no corría igual. En medio de esa quietud etérea, un afiche húmedo se deslizó con el viento y cayó justo frente a los pies de Lia.

    Era negro, con detalles en rojo carmesí y una tipografía elegante. En el centro, una silueta masculina envuelta en sombras.

    “SE BUSCA MUSA.
    Ministry Nightclub – Contratación inmediata.
    Belleza, oscuridad y deseo… sin límites.”

    La imagen era sugerente, casi perturbadora. Lia dudó. ¿Publicidad barata… o algo más? Pero no pudo ignorar la sensación que le erizó la piel al tocar el papel...una especie de pulso, casi imperceptible, vibrando en el aire.

    Sin pensarlo demasiado, caminó hacia el paradero más cercano y tomó el primer taxi que se detuvo ante su señal. Una vez dentro, las luces de la ciudad pasaban como manchas de neón sobre los cristales empañados. Lia revisaba el afiche una y otra vez. Una parte de ella gritaba que todo aquello era una mala idea… pero otra, más profunda, más insistente, ansiaba descubrir qué la llamaba desde ese lugar.

    Mientras su mente divagaba, dando vueltas sobre lo mismo, la voz del conductor la sacó de su trance.

    —¿Ministry? Hmm… lugar raro. La gente entra con una cara… y sale con otra —comentó, en un tono ambiguo, como si escondiera un significado entre líneas. Lia no supo si se trataba de una advertencia, una anécdota o un simple comentario al aire.

    —¿Qué tipo de gente va ahí? —preguntó, sintiendo que cuanto más indagaba, más crecía dentro de ella esa urgencia incontrolable.

    —Gente con hambre… pero no de comida —fue lo último que dijo el conductor antes de subir el volumen de la radio, como si quisiera cerrar el tema, o evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirse.

    Veinte minutos después…
    https://www.youtube.com/watch?v=OlUGhOmIpOA

    El club se alzaba como una iglesia profana en medio de los edificios apagados. Columnas góticas, vitrales rojos iluminados desde dentro y un portón de hierro forjado le daban un aspecto imponente y algo inquietante.

    Cuando las puertas se abrieron, una explosión de luces intermitentes, perfumes embriagantes y música industrial la envolvió de inmediato. El aire olía a flores marchitas, cuero y humo dulce. Un portero vestido como un sacerdote del inframundo la dejó pasar sin hacer preguntas, como si ya estuvieran esperándola.

    Dentro, los cuerpos se movían como mareas humanas, entrelazados en deseo, música y delirio. Era un espectáculo entre lo tribal y lo divino, una danza donde no existía el tiempo ni la culpa. Y entonces lo vio...

    Al fondo, en un balcón alto de hierro negro, una figura observaba todo. Un hombre imponente, elegante, intocable. Vestido con la precisión de un noble en medio del pecado.

    Sus ojos grises recorrían el lugar con calma depredadora… hasta que se cruzaron con los de Lia. Fue solo un instante, pero suficiente, para que un escalofrío recorriera su espina dorsal, haciéndola temblar. Sin darse cuenta, arrugó el afiche entre sus dedos.
    [frost_topaz_hare_445] La neblina acariciaba los adoquines mojados por la reciente lluvia. Sibiu, con su aire medieval y sus techos puntiagudos, parecía sumida en un sueño extraño, donde el tiempo no corría igual. En medio de esa quietud etérea, un afiche húmedo se deslizó con el viento y cayó justo frente a los pies de Lia. Era negro, con detalles en rojo carmesí y una tipografía elegante. En el centro, una silueta masculina envuelta en sombras. “SE BUSCA MUSA. Ministry Nightclub – Contratación inmediata. Belleza, oscuridad y deseo… sin límites.” La imagen era sugerente, casi perturbadora. Lia dudó. ¿Publicidad barata… o algo más? Pero no pudo ignorar la sensación que le erizó la piel al tocar el papel...una especie de pulso, casi imperceptible, vibrando en el aire. Sin pensarlo demasiado, caminó hacia el paradero más cercano y tomó el primer taxi que se detuvo ante su señal. Una vez dentro, las luces de la ciudad pasaban como manchas de neón sobre los cristales empañados. Lia revisaba el afiche una y otra vez. Una parte de ella gritaba que todo aquello era una mala idea… pero otra, más profunda, más insistente, ansiaba descubrir qué la llamaba desde ese lugar. Mientras su mente divagaba, dando vueltas sobre lo mismo, la voz del conductor la sacó de su trance. —¿Ministry? Hmm… lugar raro. La gente entra con una cara… y sale con otra —comentó, en un tono ambiguo, como si escondiera un significado entre líneas. Lia no supo si se trataba de una advertencia, una anécdota o un simple comentario al aire. —¿Qué tipo de gente va ahí? —preguntó, sintiendo que cuanto más indagaba, más crecía dentro de ella esa urgencia incontrolable. —Gente con hambre… pero no de comida —fue lo último que dijo el conductor antes de subir el volumen de la radio, como si quisiera cerrar el tema, o evitar decir algo de lo que pudiera arrepentirse. Veinte minutos después… https://www.youtube.com/watch?v=OlUGhOmIpOA El club se alzaba como una iglesia profana en medio de los edificios apagados. Columnas góticas, vitrales rojos iluminados desde dentro y un portón de hierro forjado le daban un aspecto imponente y algo inquietante. Cuando las puertas se abrieron, una explosión de luces intermitentes, perfumes embriagantes y música industrial la envolvió de inmediato. El aire olía a flores marchitas, cuero y humo dulce. Un portero vestido como un sacerdote del inframundo la dejó pasar sin hacer preguntas, como si ya estuvieran esperándola. Dentro, los cuerpos se movían como mareas humanas, entrelazados en deseo, música y delirio. Era un espectáculo entre lo tribal y lo divino, una danza donde no existía el tiempo ni la culpa. Y entonces lo vio... Al fondo, en un balcón alto de hierro negro, una figura observaba todo. Un hombre imponente, elegante, intocable. Vestido con la precisión de un noble en medio del pecado. Sus ojos grises recorrían el lugar con calma depredadora… hasta que se cruzaron con los de Lia. Fue solo un instante, pero suficiente, para que un escalofrío recorriera su espina dorsal, haciéndola temblar. Sin darse cuenta, arrugó el afiche entre sus dedos.
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  • 𝕎𝔼𝕃ℂ𝕆𝕄𝔼 𝕋𝕆 𝕋ℍ𝔼 𝔼ℕ𝔻𝔾𝔸𝕄𝔼
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤ𝒮𝓉𝒶𝓇𝓉ℯ𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶: DEAN WINCHESTER

    Tres años.
    Habían pasado tres años desde que Claire había vuelto al pasado. Tres años desde que había irrumpido en la vida de los Winchester, tres años desde que casi le provoca un infarto a su madre adoptiva al presentarse en su casa.
    Habían pasado tres años, y habían pasado demasiadas cosas en aquellos tres años. El bunker se había convertido en su hogar. Los hermanos, Castiel y Jack se habían convertido en su familia. Llevaba…. ¿podia ser cierto? Una idea frena los pensamientos de Claire, una idea que hace que todo lo demás se paralice, la mirada azul de la cazadora salta de la extraña e improvisada reunión que se estaba llevando a cabo en el bunker en aquellos momentos, a la pared del mismo, de donde colgaba un calendario realmente cutre, pero que le recordaba y le confirmaba lo que ella buscaba, en pocas horas haría tres años desde que su relación con Dean había comenzado.

    Tres años en los que había llevado a cabo su plan de mantenerlo a salvo. Con más tropiezos y vueltas de las que le gustaría, pero al fin y al cabo el mayor de los hermanos estaba allí, a su lado, respirando.
    Tenía, en todo aquello, que agradecerle a Sam su incondicional ayuda, ya que era el único que sabía la verdadera razón de su viaje, su misión, y le había prometido ayudarle a cumplirla.
    Por el momento, el más alto había cumplido su promesa, incluso cuando parecía imposible, y casi pierden a Dean por su idea de enterrarse vivo en el fondo de Pacifico.
    Si en algún momento había estado tentada de revelarle su secreto, sin duda había sido ese.
    Pero se había mantenido firme y habían superado aquella bala también, y seguía manteniendo una relación con un hombre al que le ocultaba un gran secreto.

    Pero todo aquello, en esos momentos no tenía demasiado importancia, tan solo Claire había disociado ligeramente de la situación que estaban viviendo porque… ¿Cómo no hacerlo? Tenían al puñetero Dios sentado frente a ellos, jugueteando con la radio del bunker (sin tocarla, claro) diciendo que Jack era altamente apocalíptico, y que debia de intervenir.
    Es justamente en ese punto de la conversación en el que Claire vuelve a conectar al cien por cien con la realidad. Justo cuando Chuck señala el “𝑒𝑐𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟” el único arma, recién salida del horno de la creación capaz de matar a Jack. Pero… ¿a qué precio?

    Los ojos de Claire saltaban, como los de Sam y el mismísimo Dios, de Castiel a Dean, y de vuelta al ángel, mientras son testigos de su discusión.
    En el fondo la rubia estaba de acuerdo con Castiel. ¿Iban a matar a Jack? Había matado a Mary, eso era cierto, y sabía que el dolor y la traición que Dean sentía hablaban por él, pero… ¿no habían hecho ellos, todos los que estaban reunidos allí, cosas terribles a seres queridos en los momentos más bajos? ¿Debían abandonar a Jack de aquella manera?
    No, por mucho que le molestara (y sin contar con el hecho de que si Dean mataba a Jack, morirían ambos) aquella vez estaba del lado de Castiel, y una vez disuelta aquella reunión, va en busca del más mayor para hacerle cambiar de opinion.

    O al menos esa es su intención ya que al llegar a la puerta de la habitación de Dean esta estaba abierta y de ella salían las voces de los dos hermanos.
    Debería haberse ido, debería haber seguido su camino, pero se para justo unos centímetros antes de poder ser vista por Sam quien estaba sentado a los pies de la cama, de cara a la puerta.

    La cazadora se mantiene en silencio, mientras escucha. La salida del más alto la toma por sorpresa por lo repentina, pero de un salto se dispone a seguirlo varios metros hasta que considera que sus voces ya no se podrían escuchar y le frena posando una mano en su brazo.

    — Tienes que pararlo, tienes que quitarle la idea de la cabeza, Sam.

    — Lo dices como si fuera algo sencillo hacer eso, Claire. Conoces a Dean…

    — No se merecen esto, ninguno de los dos, y lo sabes, Jack no es culpable de sus actos, no en este estado, no cuando se sacrificó por nosotros, por Dean y me prometiste que le salvarías a toda costa…

    — ¡Nada! No hay nada que quiera hacer más que salvar a mi hermano, pero no sé cómo hacerlo.

    — La clave está en esa pistola… en el ecualizador.

    No tenía claro que Chuck, que Dios, le permitiera vivir allí, o que le permitiera vivir directamente, no sabía si ella estaba siguiendo el plan del altísimo, o si se había salido de la hoja de ruta y la eliminaría con un chasquido de dedos, al igual que había acabado con el tema de no poder mentir, así de sencillo. Quizás debería haber muerto en aquel mundo, y su escapada había torcido sus planes, hecho que, no tenía duda arreglaría muy pronto.
    Así que le daba lo mismo si se arriesgaba a hacer aquello, las personas más peligrosas eran aquellas que no tenían nada que perder.

    Robaría esa pistola y huiría con ella, sabía que la encontrarían, sabía que Chuck sabría dónde está en todo momento, pero esperaba poder tener una mínima posibilidad de poner aquella creación lejos de Dean.
    Sam estaba distrayendo a Chuck, en la biblioteca, pero cuando Claire llega hasta la sala de mandos, Dean estaba subiendo por las escaleras, y saliendo por la puerta, sin mirar atrás, con la pistola encima, y sin despedirse.

    >> — ¿Puedes ir un poco más deprisa?

    El pie derecho de Claire se hundía hacia delante, presionando un acelerador que no existía. No tenía intención de dejar que aquello pasara, no iba a perder a Jack, y por supuesto no iba a perder a Dean.

    — Voy todo lo deprisa que puedo, ya estamos llegando.

    — Joder Sam. JODER.

    La pareja sale del coche y corre a toda prisa, por la suave pradera del cementerio, gritando el nombre de Dean. Aquello era una puñetera ejecución, Jack estaba arrodillado delante del Winchester esperando su suerte, sin oponer resistencia, sin desatar el terrible apocalipsis prometido… Pero Dean estaba demasiado ciego para verlo, debían llegar antes.

    — ¡DEAN. DEAN PARA! ¡NO LO HAGAS!

    Sam se había parado, casi en seco, porque Dean se lo había pedido, pero ella no tenía intención alguna de hacerle caso, no iba a escucharlo cuando él tampoco la escuchaba a ella. Y lo hubiera conseguido si al pasar por su lado, Sam no la hubiera rodeado con el brazo, frenándola y pegándola contra él.

    — Dean…

    Claire ya no gritaba, la tensión del momento había dejado al mundo entero en silencio, Sam seguía sujetándola, al menos hasta que… hasta que Dean baja el arma, y todos (menos Chuck) parecen volver a respirar de nuevo. En ese momento Sam la libera, y Claire toma posición tras Dean, a su derecha, colocando una mano sobre el hombro masculino y casi hinchándose de orgullo al ver como Dean plantaba cara al puñetero Dios. Y de un segundo para el siguiente… se desata el caos.

    Jack estaba muriendo.
    Dean salta por los aires, aterrizando contra una lápida.
    Sam se adelanta a la idea de Claire y es él quien dispara a Chuck, hiriéndose él mismo en el proceso.
    Claire se agacha sobre Sam, comprobando su estado… y de repente…

    — 𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻.

    Aquellas palabras se quedan vibrando en el ambiente. Ahora eran cuatro y un cadáver, y era noche cerrada.
    Claire ayuda a Sam a levantarse, y cuando Dean se acerca, coge la mano de este, permitiéndose aquel sencillo gesto entre ambos para confirmar que estaban bien. Algo sencillo y escueto ya que los ojos de todos los allí presentes no podían separarse de Jack y de los horribles agujeros quemados que exhibía donde antes había lucido unos precioso ojos azules.

    Claire había visto demasiadas cosas en su vida, al igual que los Winchester y sin embargo su mano libre había acudido a cubrir su boca, horrorizada ante la imagen del cuerpo de Jack, aquel muchacho que a pesar de no tener alma, había aceptado la muerte a manos de Dean, consciente de sus actos y las consecuencias que ellos acarreaban. Aún sin alma era mucho mejor, mucho más humano que demasiadas personas. No se merecía aquel final.

    — Deberíamos llevarlo a ca— La tenue voz de la rubia se apaga de golpe cuando de pronto toda la tierra comienza a temblar mientras una brecha de fuego abre el suelo en dos, dejando salir de ella almas condenadas. Ven volar unas cuantas, pero lo más preocupante, por mucho que costara creerlo no era eso, si no que las tumbas a su alrededor estaba comenzando, literalmente a explotar y de ella salían cadáveres, decenas y decenas de ellos, rodeándoles.

    Solo entonces Dean suelta su mano, para armarse a él mismo, a su hermano y a Claire con tres picas de hierro.

    Pronto la lucha se vuelve encarnizada, los zombies atacaban en masa, y ellos se esforzaban en tratar de alejarlos.
    Cada uno luchaba solo contra cuatro, cinco o más cuerpos. Claire los apartaba con asco, a base de patadas, empentones y en cuanto tenía un hueco, por pequeño que fuera, les hundía su pica con rabia. Tenía un objetivo, aparte de no morir bajo aquel asedio descompuesto, y era llegar hasta Dean para evitar que él sucumbiera también. Habían llegado hasta allí, y no iba a permitir que el jodido capricho de un mini Dios con complejo de micro pene, acabara con todo su plan.

    Mientras más y más almas seguían sobrevolando el cielo, escapando de la brecha.
    El poder de Castiel acabando con los zombies iluminaba la noche, y los gruñidos y los chasquidos de los huesos y los dientes desnudos de aquellos bichos le revolvían el estómago a Claire.
    La llamada del ángel mientras se echaba al hombro a Jack, se hace escuchar por encima de todo aquel caos, y esta vez es Dean quien quitándole un zombie de encima coge su mano y tira de ella sacándola del circulo que habían creado a su alrededor para poder correr tras Sam, Jack y Cas. “𝑆𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒” había liberado parcialmente el camino, y ahora empalaban muertos mientras corrían hacia lo que claramente era un mausoleo.
    Los cinco (incluyendo a Jack) se precipitan dentro, Sam y Dean cierran la puerta, atrancándola.

    — Perfecto, dos minutos de calma en un puta ratonera. Que alguien haga una marca, acabamos de romper una ley mística del universo.

    Ahí estaba el mal humor de Claire camuflado con un comentario ácido y parcialmente pasota mientras veía a Castiel depositar en el suelo a Jack con el mayor de los cuidados. Tenía las manos cerradas en dos puños, el derecho rodeando aun la pica de hierro, con tanta fuerza que tenía blancos los nudillos.
    Sam pensaba que aquella puerta iba a aguantar, pero Claire, viendo los empujones que daban desde fuera, y la forma en la que, las hojas temblaban contra los goznes, tenía serias dudas, de modo que mientras los hermanos inspeccionaban el lugar, y Castiel se ocupaba de Jack o lo que quedaba de él, ella sube los tres pequeños escalones que hay entre la puerta y ellos, y se coloca allí, como una pobre pero fiera primera línea de defensa si aquellas abominaciones conseguían entrar.


    𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 Hope Mikaelson ‼AU
    ㅤㅤㅤㅤ𝒮𝓉𝒶𝓇𝓉ℯ𝓇 𝓅𝒶𝓇𝒶: [JerkHuntxr] Tres años. Habían pasado tres años desde que Claire había vuelto al pasado. Tres años desde que había irrumpido en la vida de los Winchester, tres años desde que casi le provoca un infarto a su madre adoptiva al presentarse en su casa. Habían pasado tres años, y habían pasado demasiadas cosas en aquellos tres años. El bunker se había convertido en su hogar. Los hermanos, Castiel y Jack se habían convertido en su familia. Llevaba…. ¿podia ser cierto? Una idea frena los pensamientos de Claire, una idea que hace que todo lo demás se paralice, la mirada azul de la cazadora salta de la extraña e improvisada reunión que se estaba llevando a cabo en el bunker en aquellos momentos, a la pared del mismo, de donde colgaba un calendario realmente cutre, pero que le recordaba y le confirmaba lo que ella buscaba, en pocas horas haría tres años desde que su relación con Dean había comenzado. Tres años en los que había llevado a cabo su plan de mantenerlo a salvo. Con más tropiezos y vueltas de las que le gustaría, pero al fin y al cabo el mayor de los hermanos estaba allí, a su lado, respirando. Tenía, en todo aquello, que agradecerle a Sam su incondicional ayuda, ya que era el único que sabía la verdadera razón de su viaje, su misión, y le había prometido ayudarle a cumplirla. Por el momento, el más alto había cumplido su promesa, incluso cuando parecía imposible, y casi pierden a Dean por su idea de enterrarse vivo en el fondo de Pacifico. Si en algún momento había estado tentada de revelarle su secreto, sin duda había sido ese. Pero se había mantenido firme y habían superado aquella bala también, y seguía manteniendo una relación con un hombre al que le ocultaba un gran secreto. Pero todo aquello, en esos momentos no tenía demasiado importancia, tan solo Claire había disociado ligeramente de la situación que estaban viviendo porque… ¿Cómo no hacerlo? Tenían al puñetero Dios sentado frente a ellos, jugueteando con la radio del bunker (sin tocarla, claro) diciendo que Jack era altamente apocalíptico, y que debia de intervenir. Es justamente en ese punto de la conversación en el que Claire vuelve a conectar al cien por cien con la realidad. Justo cuando Chuck señala el “𝑒𝑐𝑢𝑎𝑙𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟” el único arma, recién salida del horno de la creación capaz de matar a Jack. Pero… ¿a qué precio? Los ojos de Claire saltaban, como los de Sam y el mismísimo Dios, de Castiel a Dean, y de vuelta al ángel, mientras son testigos de su discusión. En el fondo la rubia estaba de acuerdo con Castiel. ¿Iban a matar a Jack? Había matado a Mary, eso era cierto, y sabía que el dolor y la traición que Dean sentía hablaban por él, pero… ¿no habían hecho ellos, todos los que estaban reunidos allí, cosas terribles a seres queridos en los momentos más bajos? ¿Debían abandonar a Jack de aquella manera? No, por mucho que le molestara (y sin contar con el hecho de que si Dean mataba a Jack, morirían ambos) aquella vez estaba del lado de Castiel, y una vez disuelta aquella reunión, va en busca del más mayor para hacerle cambiar de opinion. O al menos esa es su intención ya que al llegar a la puerta de la habitación de Dean esta estaba abierta y de ella salían las voces de los dos hermanos. Debería haberse ido, debería haber seguido su camino, pero se para justo unos centímetros antes de poder ser vista por Sam quien estaba sentado a los pies de la cama, de cara a la puerta. La cazadora se mantiene en silencio, mientras escucha. La salida del más alto la toma por sorpresa por lo repentina, pero de un salto se dispone a seguirlo varios metros hasta que considera que sus voces ya no se podrían escuchar y le frena posando una mano en su brazo. — Tienes que pararlo, tienes que quitarle la idea de la cabeza, Sam. — Lo dices como si fuera algo sencillo hacer eso, Claire. Conoces a Dean… — No se merecen esto, ninguno de los dos, y lo sabes, Jack no es culpable de sus actos, no en este estado, no cuando se sacrificó por nosotros, por Dean y me prometiste que le salvarías a toda costa… — ¡Nada! No hay nada que quiera hacer más que salvar a mi hermano, pero no sé cómo hacerlo. — La clave está en esa pistola… en el ecualizador. No tenía claro que Chuck, que Dios, le permitiera vivir allí, o que le permitiera vivir directamente, no sabía si ella estaba siguiendo el plan del altísimo, o si se había salido de la hoja de ruta y la eliminaría con un chasquido de dedos, al igual que había acabado con el tema de no poder mentir, así de sencillo. Quizás debería haber muerto en aquel mundo, y su escapada había torcido sus planes, hecho que, no tenía duda arreglaría muy pronto. Así que le daba lo mismo si se arriesgaba a hacer aquello, las personas más peligrosas eran aquellas que no tenían nada que perder. Robaría esa pistola y huiría con ella, sabía que la encontrarían, sabía que Chuck sabría dónde está en todo momento, pero esperaba poder tener una mínima posibilidad de poner aquella creación lejos de Dean. Sam estaba distrayendo a Chuck, en la biblioteca, pero cuando Claire llega hasta la sala de mandos, Dean estaba subiendo por las escaleras, y saliendo por la puerta, sin mirar atrás, con la pistola encima, y sin despedirse. >> — ¿Puedes ir un poco más deprisa? El pie derecho de Claire se hundía hacia delante, presionando un acelerador que no existía. No tenía intención de dejar que aquello pasara, no iba a perder a Jack, y por supuesto no iba a perder a Dean. — Voy todo lo deprisa que puedo, ya estamos llegando. — Joder Sam. JODER. La pareja sale del coche y corre a toda prisa, por la suave pradera del cementerio, gritando el nombre de Dean. Aquello era una puñetera ejecución, Jack estaba arrodillado delante del Winchester esperando su suerte, sin oponer resistencia, sin desatar el terrible apocalipsis prometido… Pero Dean estaba demasiado ciego para verlo, debían llegar antes. — ¡DEAN. DEAN PARA! ¡NO LO HAGAS! Sam se había parado, casi en seco, porque Dean se lo había pedido, pero ella no tenía intención alguna de hacerle caso, no iba a escucharlo cuando él tampoco la escuchaba a ella. Y lo hubiera conseguido si al pasar por su lado, Sam no la hubiera rodeado con el brazo, frenándola y pegándola contra él. — Dean… Claire ya no gritaba, la tensión del momento había dejado al mundo entero en silencio, Sam seguía sujetándola, al menos hasta que… hasta que Dean baja el arma, y todos (menos Chuck) parecen volver a respirar de nuevo. En ese momento Sam la libera, y Claire toma posición tras Dean, a su derecha, colocando una mano sobre el hombro masculino y casi hinchándose de orgullo al ver como Dean plantaba cara al puñetero Dios. Y de un segundo para el siguiente… se desata el caos. Jack estaba muriendo. Dean salta por los aires, aterrizando contra una lápida. Sam se adelanta a la idea de Claire y es él quien dispara a Chuck, hiriéndose él mismo en el proceso. Claire se agacha sobre Sam, comprobando su estado… y de repente… — 𝗕𝗶𝗲𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻. Aquellas palabras se quedan vibrando en el ambiente. Ahora eran cuatro y un cadáver, y era noche cerrada. Claire ayuda a Sam a levantarse, y cuando Dean se acerca, coge la mano de este, permitiéndose aquel sencillo gesto entre ambos para confirmar que estaban bien. Algo sencillo y escueto ya que los ojos de todos los allí presentes no podían separarse de Jack y de los horribles agujeros quemados que exhibía donde antes había lucido unos precioso ojos azules. Claire había visto demasiadas cosas en su vida, al igual que los Winchester y sin embargo su mano libre había acudido a cubrir su boca, horrorizada ante la imagen del cuerpo de Jack, aquel muchacho que a pesar de no tener alma, había aceptado la muerte a manos de Dean, consciente de sus actos y las consecuencias que ellos acarreaban. Aún sin alma era mucho mejor, mucho más humano que demasiadas personas. No se merecía aquel final. — Deberíamos llevarlo a ca— La tenue voz de la rubia se apaga de golpe cuando de pronto toda la tierra comienza a temblar mientras una brecha de fuego abre el suelo en dos, dejando salir de ella almas condenadas. Ven volar unas cuantas, pero lo más preocupante, por mucho que costara creerlo no era eso, si no que las tumbas a su alrededor estaba comenzando, literalmente a explotar y de ella salían cadáveres, decenas y decenas de ellos, rodeándoles. Solo entonces Dean suelta su mano, para armarse a él mismo, a su hermano y a Claire con tres picas de hierro. Pronto la lucha se vuelve encarnizada, los zombies atacaban en masa, y ellos se esforzaban en tratar de alejarlos. Cada uno luchaba solo contra cuatro, cinco o más cuerpos. Claire los apartaba con asco, a base de patadas, empentones y en cuanto tenía un hueco, por pequeño que fuera, les hundía su pica con rabia. Tenía un objetivo, aparte de no morir bajo aquel asedio descompuesto, y era llegar hasta Dean para evitar que él sucumbiera también. Habían llegado hasta allí, y no iba a permitir que el jodido capricho de un mini Dios con complejo de micro pene, acabara con todo su plan. Mientras más y más almas seguían sobrevolando el cielo, escapando de la brecha. El poder de Castiel acabando con los zombies iluminaba la noche, y los gruñidos y los chasquidos de los huesos y los dientes desnudos de aquellos bichos le revolvían el estómago a Claire. La llamada del ángel mientras se echaba al hombro a Jack, se hace escuchar por encima de todo aquel caos, y esta vez es Dean quien quitándole un zombie de encima coge su mano y tira de ella sacándola del circulo que habían creado a su alrededor para poder correr tras Sam, Jack y Cas. “𝑆𝑢 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒” había liberado parcialmente el camino, y ahora empalaban muertos mientras corrían hacia lo que claramente era un mausoleo. Los cinco (incluyendo a Jack) se precipitan dentro, Sam y Dean cierran la puerta, atrancándola. — Perfecto, dos minutos de calma en un puta ratonera. Que alguien haga una marca, acabamos de romper una ley mística del universo. Ahí estaba el mal humor de Claire camuflado con un comentario ácido y parcialmente pasota mientras veía a Castiel depositar en el suelo a Jack con el mayor de los cuidados. Tenía las manos cerradas en dos puños, el derecho rodeando aun la pica de hierro, con tanta fuerza que tenía blancos los nudillos. Sam pensaba que aquella puerta iba a aguantar, pero Claire, viendo los empujones que daban desde fuera, y la forma en la que, las hojas temblaban contra los goznes, tenía serias dudas, de modo que mientras los hermanos inspeccionaban el lugar, y Castiel se ocupaba de Jack o lo que quedaba de él, ella sube los tres pequeños escalones que hay entre la puerta y ellos, y se coloca allí, como una pobre pero fiera primera línea de defensa si aquellas abominaciones conseguían entrar. 𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 [thetribrid]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    // no saben el dolor y el sufrimiento que es editar una imagen ia, pero por fin tengo nuevo diseño, HAAAAAAA una hora más, pero por fin podré mimir porque ya me conforme con el resultado de Yoli
    // no saben el dolor y el sufrimiento que es editar una imagen ia, pero por fin tengo nuevo diseño, HAAAAAAA una hora más, pero por fin podré mimir porque ya me conforme con el resultado de Yoli :STK-12:
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  • The Bloody Coffee - The Meeting
    Fandom Jujutsu Kaisen/Original.
    Categoría Slice of Life
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Cafetería Nébula, 2:03 a. m.
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Colorado, USA.

    ⠀⠀Una nevada fina golpeaba los ventanales como dedos impacientes. El vapor de las tazas flotaba en el aire, trazando formas efímeras que a Tascio le resultaban... familiares.

    ⠀⠀Estaba sentado al fondo, donde la luz era más tenue y la soledad, más cómoda. Su abrigo oscuro colgaba como una sombra más de su silueta. Frente a él, un café negro apenas tocado, y un cuaderno lleno de garabatos, sellos, y palabras que no pronunciaba desde hacía semanas. Mucha simbología perdida, incluso en la portada, hasta pequeños garabatos en la mesa, mostrando lo desordenado de sus pensamientos, obsesivo de su objetivo.

    ⠀⠀La ciudad dormía. Pero él no. La noche es joven.

    ⠀⠀Sintió el cambio antes de oírlo: una presión sutil, como si el aire se doblara para no tocar algo.
    ⠀⠀El timbre de la puerta ni siquiera sonó. No se escucharon pasos, solo la tenue luz del local pudo dar la imagen que daba origen a esa atmósfera. Una mujer, de buenas proporciones, ojos cuales rubíes, y esa caballera negra lisa, con los bordados de la luz sobre ella, similar al estrellado cielo.

    ⠀⠀La vio entrar. E inmediatamente supo que lo natural había sido pateado por la puerta, el de ojos malva miró a la mujer, detenidamente. Da igual si se diera cuenta, le fascinaba y de alguna manera, quería que ella lo supiera.

    ⠀⠀El aura que emitía esa mujer era maleficio puro. Abrazaba su figura como un vestido aterciopelado, elegante, distinto a cualquier tela.

    ⠀⠀Sonrió, sin levantar la vista del cuaderno. El cual cerró.

    ⠀⠀Alzó la cabeza, y con el ánimo de alguien que invita a lo prohibido, con un temple indemne se acercó, su figura musculada entonces cortó cualquier distancia e... ¡Invadió su espacio personal!
    ⠀⠀⸻ "¿De dónde eres?¿qué eres?¿cómo te llamas?¿te gustan los wafles?" ⸻ Incluso la sacudió brevemente. Ahora, su expresión parecía la de un fanático obsesivo.

    ⠀⠀Aquella criatura de la noche había despertado algo terrorífico con su mera presencia: el fanatismo de un adicto a la mitología.

    𝙀𝙢𝙚𝙢 𝙇𝙤𝙪𝙞𝙨
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Cafetería Nébula, 2:03 a. m. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Colorado, USA. ⠀⠀Una nevada fina golpeaba los ventanales como dedos impacientes. El vapor de las tazas flotaba en el aire, trazando formas efímeras que a Tascio le resultaban... familiares. ⠀⠀Estaba sentado al fondo, donde la luz era más tenue y la soledad, más cómoda. Su abrigo oscuro colgaba como una sombra más de su silueta. Frente a él, un café negro apenas tocado, y un cuaderno lleno de garabatos, sellos, y palabras que no pronunciaba desde hacía semanas. Mucha simbología perdida, incluso en la portada, hasta pequeños garabatos en la mesa, mostrando lo desordenado de sus pensamientos, obsesivo de su objetivo. ⠀⠀La ciudad dormía. Pero él no. La noche es joven. ⠀⠀Sintió el cambio antes de oírlo: una presión sutil, como si el aire se doblara para no tocar algo. ⠀⠀El timbre de la puerta ni siquiera sonó. No se escucharon pasos, solo la tenue luz del local pudo dar la imagen que daba origen a esa atmósfera. Una mujer, de buenas proporciones, ojos cuales rubíes, y esa caballera negra lisa, con los bordados de la luz sobre ella, similar al estrellado cielo. ⠀⠀La vio entrar. E inmediatamente supo que lo natural había sido pateado por la puerta, el de ojos malva miró a la mujer, detenidamente. Da igual si se diera cuenta, le fascinaba y de alguna manera, quería que ella lo supiera. ⠀⠀El aura que emitía esa mujer era maleficio puro. Abrazaba su figura como un vestido aterciopelado, elegante, distinto a cualquier tela. ⠀⠀Sonrió, sin levantar la vista del cuaderno. El cual cerró. ⠀⠀Alzó la cabeza, y con el ánimo de alguien que invita a lo prohibido, con un temple indemne se acercó, su figura musculada entonces cortó cualquier distancia e... ¡Invadió su espacio personal! ⠀⠀⸻ "¿De dónde eres?¿qué eres?¿cómo te llamas?¿te gustan los wafles?" ⸻ Incluso la sacudió brevemente. Ahora, su expresión parecía la de un fanático obsesivo. ⠀⠀Aquella criatura de la noche había despertado algo terrorífico con su mera presencia: el fanatismo de un adicto a la mitología. ⠀ [EmemL0uis]
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  • El Laberinto de Cristal ᴸ ᴵ ᴮ ᴿ ᴱ
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    Categoría Acción
    Baja del ascensor y la realidad se tambalea.

    Donde debería haber un pasillo elegante hacia la cafetería de la última planta, hay un corredor angosto, estrecho, con paredes de espejo que se estiran y retuercen hacia lo imposible. Reflejos distorsionados la miran desde ángulos que no deberían existir. Ella da un paso, y su imagen en el vidrio sonríe un segundo antes que ella. Otro paso, y el reflejo titubea.

    Algo está mal.
    Con ella.

    El aire es espeso, cargado de electricidad y perfume artificial que se descompone en algo ácido. El mármol bajo sus pies vibra, vivo, palpita bajo la suela de sus zapatos. Y aun así, Ekkora no se detiene. No duda. No teme. Camina con la tranquilidad de pertenecer, de conocer las cosas que arañan desde el otro lado del espejo.

    Ella pertenece aquí.
    Y el lugar lo sabe.

    Los espejos gotean humedad, tiemblan al paso de su sombra. En las esquinas de su visión hay movimientos, figuras que no deberían estar allí. De sí misma. De otros.

    Más pasos.
    Más reflejos.
    Todos fuera de sincronía.

    Gritos.

    Gritos quebrados, desgarrados, hechos de saliva, miedo y desesperaciónn. No provienen de adelante ni de atrás. Vienen de dentro. Como si alguien gritara atrapado entre los muros reflectantes, raspando con las uñas para salir.

    Ekkora gira la cabeza. Una sonrisa apenas visible le nace en los labios.

    — ¿Quién está ahí?

    Su reflejo se retuerce en el espejo.

    — ¿Necesitas ayuda?

    Ella sigue el sonido, sin prisa, con curiosidad. Algo antiguo latiendo en su pecho como una segunda voz, porque la realidad ha cambiado por ella y siente el eco de su propia fuerza en cada muro de cristal.
    Baja del ascensor y la realidad se tambalea. Donde debería haber un pasillo elegante hacia la cafetería de la última planta, hay un corredor angosto, estrecho, con paredes de espejo que se estiran y retuercen hacia lo imposible. Reflejos distorsionados la miran desde ángulos que no deberían existir. Ella da un paso, y su imagen en el vidrio sonríe un segundo antes que ella. Otro paso, y el reflejo titubea. Algo está mal. Con ella. El aire es espeso, cargado de electricidad y perfume artificial que se descompone en algo ácido. El mármol bajo sus pies vibra, vivo, palpita bajo la suela de sus zapatos. Y aun así, Ekkora no se detiene. No duda. No teme. Camina con la tranquilidad de pertenecer, de conocer las cosas que arañan desde el otro lado del espejo. Ella pertenece aquí. Y el lugar lo sabe. Los espejos gotean humedad, tiemblan al paso de su sombra. En las esquinas de su visión hay movimientos, figuras que no deberían estar allí. De sí misma. De otros. Más pasos. Más reflejos. Todos fuera de sincronía. Gritos. Gritos quebrados, desgarrados, hechos de saliva, miedo y desesperaciónn. No provienen de adelante ni de atrás. Vienen de dentro. Como si alguien gritara atrapado entre los muros reflectantes, raspando con las uñas para salir. Ekkora gira la cabeza. Una sonrisa apenas visible le nace en los labios. — ¿Quién está ahí? Su reflejo se retuerce en el espejo. — ¿Necesitas ayuda? Ella sigue el sonido, sin prisa, con curiosidad. Algo antiguo latiendo en su pecho como una segunda voz, porque la realidad ha cambiado por ella y siente el eco de su propia fuerza en cada muro de cristal.
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  • La noche era serena en aquel pequeño planeta olvidado, cubierto de hierba plateada que brillaba bajo la luz de dos lunas tenues. Kaelis, sentado en una colina solitaria, contemplaba el cielo sin hablar. Sus alas estaban plegadas, la cola reposaba sobre el suelo y sus ojos morados, normalmente tranquilos, hoy parecían ligeramente húmedos, perdidos en una imagen que sólo él podía ver.

    Recordó el calor de un nido improvisado entre raíces y musgo, bajo la protección de una cúpula tejida por los Sadidas. Él y Nival, apenas eclosionados, eran dos pequeñas figuras envueltas en mantas gruesas. Nival dormía profundamente, su gorro ladeado cubriéndole media cara, una pequeña sonrisa en los labios. Kaelis, más pequeño (sorprendentemente), lo trataba de rodear con un ala instintivamente, como si incluso entonces ya supiera que debía protegerlo.

    En aquel recuerdo, Nival murmuraba en sueños cosas sin sentido, palabras dulces y risueñas que provocaban que Kaelis sonriera, aún con los ojos cerrados. Era una calma imposible de replicar, un momento en el que el universo parecía detenido. Ningún dios, ningún peligro, solo ellos dos… hermanos, nacidos del mismo error, del mismo milagro.

    Kaelis cerró los ojos, dejando que el viento de la colina le acariciara el rostro. Y por un instante, el silencio de la noche le trajo de vuelta el murmullo de ese sueño lejano, y el calor de su hermano junto a él.

    —A veces, quisiera volver a ese momento… —susurró, apenas audible, antes de alzar la mirada al firmamento estrellado, donde aún buscaba respuestas que tal vez nunca llegarían.
    La noche era serena en aquel pequeño planeta olvidado, cubierto de hierba plateada que brillaba bajo la luz de dos lunas tenues. Kaelis, sentado en una colina solitaria, contemplaba el cielo sin hablar. Sus alas estaban plegadas, la cola reposaba sobre el suelo y sus ojos morados, normalmente tranquilos, hoy parecían ligeramente húmedos, perdidos en una imagen que sólo él podía ver. Recordó el calor de un nido improvisado entre raíces y musgo, bajo la protección de una cúpula tejida por los Sadidas. Él y Nival, apenas eclosionados, eran dos pequeñas figuras envueltas en mantas gruesas. Nival dormía profundamente, su gorro ladeado cubriéndole media cara, una pequeña sonrisa en los labios. Kaelis, más pequeño (sorprendentemente), lo trataba de rodear con un ala instintivamente, como si incluso entonces ya supiera que debía protegerlo. En aquel recuerdo, Nival murmuraba en sueños cosas sin sentido, palabras dulces y risueñas que provocaban que Kaelis sonriera, aún con los ojos cerrados. Era una calma imposible de replicar, un momento en el que el universo parecía detenido. Ningún dios, ningún peligro, solo ellos dos… hermanos, nacidos del mismo error, del mismo milagro. Kaelis cerró los ojos, dejando que el viento de la colina le acariciara el rostro. Y por un instante, el silencio de la noche le trajo de vuelta el murmullo de ese sueño lejano, y el calor de su hermano junto a él. —A veces, quisiera volver a ese momento… —susurró, apenas audible, antes de alzar la mirada al firmamento estrellado, donde aún buscaba respuestas que tal vez nunca llegarían.
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  • -Por todo lo sucedido con su hermano fue al hazbin para ver cómo estaba su hijo al entrar pudo ver cómo estaba vestido Damián descolocó un poco realmente era su viva imagen evite mirarlo por un momento para tomar aire y conponerme sabía que su hijo no tenía la culpa de nada se repetía una y otra vez en su mente esas palabras hasta que sintió como lo abrazaban al ver quien era con una sonrisa Damián se pegaba a mi dedicándome una mirada tierna lo tome en brazos cargandolo y besar sus mejillas -

    Mi dulce principe mi querida estrella dime me extrañaste ?

    Damian : si papi te extrañe mucho me porte bien mi hermanita char char me hizo este traje como me veo ?

    Te vez adorable mi niño nadie es digno de ver lo tierno que te vez

    Charlie: Alastor no sabía que venías Pero que bueno que estás aquí Damián se portó de maravilla

    Gracias Charlie no se que hubiera hecho sin ti sin tu ayuda debes tener mucho trabajo con todo esto ....

    Charlie: -tomo su mano consolandote con sinceridad -

    Ch: no te preocupes Alastor yo te entiendo no me debes explicaciones de nada te entiendo completamente

    -Sonrió abrazando a Damián con ternura y agradecido por la sinceridad de las palabras de Charlie -

    Bueno que tal si vamos a casa cariño hay algunas cosas que deberías saber Pero primero quiero consentir a mi querido y adorable príncipe

    Damian : -me brillan los ojos de la emoción -
    Encerio papi puedo pedir lo que sea?

    Claro cariño tu pide y te lo daré
    -Sonriendo anpliamente -

    Damian: mmm yo quiero visitar el mundo humano papi

    -Me descolocó el pedido de mi hijo -
    Quieres ir a la. Tierra? Porque ?

    Damian: en un libro leí que en la tierra hay muchos animales y un lugar donde el agua no tiene inicio ni fin

    Ooohh te refieres al oceano quieres conocer ese lugar ?

    Damian : si papi quiero ver cómo es y si lo que ví en los libros es verdad

    Está bien cariño se hará como tú digas

    -Nos despedimos de Charlie para luego llegar a casa -
    -Por todo lo sucedido con su hermano fue al hazbin para ver cómo estaba su hijo al entrar pudo ver cómo estaba vestido Damián descolocó un poco realmente era su viva imagen evite mirarlo por un momento para tomar aire y conponerme sabía que su hijo no tenía la culpa de nada se repetía una y otra vez en su mente esas palabras hasta que sintió como lo abrazaban al ver quien era con una sonrisa Damián se pegaba a mi dedicándome una mirada tierna lo tome en brazos cargandolo y besar sus mejillas - Mi dulce principe mi querida estrella dime me extrañaste ? Damian : si papi te extrañe mucho me porte bien mi hermanita char char me hizo este traje como me veo ? Te vez adorable mi niño nadie es digno de ver lo tierno que te vez Charlie: Alastor no sabía que venías Pero que bueno que estás aquí Damián se portó de maravilla Gracias Charlie no se que hubiera hecho sin ti sin tu ayuda debes tener mucho trabajo con todo esto .... Charlie: -tomo su mano consolandote con sinceridad - Ch: no te preocupes Alastor yo te entiendo no me debes explicaciones de nada te entiendo completamente -Sonrió abrazando a Damián con ternura y agradecido por la sinceridad de las palabras de Charlie - Bueno que tal si vamos a casa cariño hay algunas cosas que deberías saber Pero primero quiero consentir a mi querido y adorable príncipe Damian : -me brillan los ojos de la emoción - Encerio papi puedo pedir lo que sea? Claro cariño tu pide y te lo daré -Sonriendo anpliamente - Damian: mmm yo quiero visitar el mundo humano papi -Me descolocó el pedido de mi hijo - Quieres ir a la. Tierra? Porque ? Damian: en un libro leí que en la tierra hay muchos animales y un lugar donde el agua no tiene inicio ni fin :STK-9: Ooohh te refieres al oceano quieres conocer ese lugar ? Damian : si papi quiero ver cómo es y si lo que ví en los libros es verdad Está bien cariño se hará como tú digas -Nos despedimos de Charlie para luego llegar a casa -
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  • 𓆩𓏏𓊹 𝘓𝘢 𝘊𝘳𝘰𝘯𝘪𝘤𝘢 𝘋𝘦 𝘓𝘢 𝘊𝘰𝘳𝘰𝘯𝘢 𝘘𝘶𝘦 𝘍𝘢𝘭𝘵𝘢 𓊹𓏏𓆪

    Ubicación: Museo Egipcio del Cairo
    Fecha del hallazgo: 21 de septiembre, justo al amanecer del equinoccio
    Archivo clasificado: Nivel 9 – Autorización restringida

    La corona de la Dama de la Serpiente fue robada.

    O eso se creyó.

    El equipo de restauración la había dejado en su vitrina reforzada, sellada, como toda reliquia sagrada. Dijeron que no había forma de que alguien pudiera entrar sin activar una alarma. Dijeron que había cámaras, sensores, protocolos. Dijeron que la historia estaba a salvo.

    A la mañana siguiente, no quedaba nada en la vitrina salvo una sola pluma negra.

    No había vidrios rotos. No había rastros. Solo silencio...
    Y una pintura al fondo del ala egipcia, que no estaba allí la noche anterior.

    La imagen era de una mujer.
    Piel bronceada, ojos delineados como la media luna, labios serenos y sabios.
    Una corona con una cobra dorada adornaba su frente, y los dioses se inclinaban ante ella.
    Nadie había registrado esa pintura. Nadie la había restaurado.
    Y sin embargo…
    Estaba allí. Antigua. Imposible.
    Con la inscripción:

    "𝐸𝓁𝓁𝒶 𝒏𝑜 𝓇𝑒𝑔𝓇𝑒𝓈𝒶. 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝒽𝒶 𝓈𝒾𝒹𝑜."

    Esa misma noche, una mujer caminó por el desierto hacia el borde de Giza, justo donde las arenas tocan la eternidad.
    Su silueta cortaba la luz de la luna.
    Sus pasos no dejaban huella.

    La corona reposaba sobre su cabeza como si nunca hubiese pertenecido a otro lugar.

    Detrás de ella, una bandada de gatos la seguía.
    Delante, el mundo parecía inclinarse.

    Nefera había despertado.
    No como una reliquia.
    No como una sombra.
    Sino como lo que siempre fue: la heredera viva del juicio lunar.
    La Princesa Egipcia. La Jueza de lo No Olvidado.

    Y aquellos que profanaron las tumbas, los que pensaron que el pasado era solo arena muerta…
    ...empezaron a soñar con ojos dorados que los observaban desde la oscuridad.

    Khonshu no dijo nada.
    Solo miró el cielo y murmuró con resignación:

    —𝐿𝒶 𝒸𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶 𝓃𝑜 𝓈𝑒 𝓇𝑜𝒷𝒶.
    𝒮𝑒 𝓇𝑒𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝑒.
    𓆩𓏏𓊹 𝘓𝘢 𝘊𝘳𝘰𝘯𝘪𝘤𝘢 𝘋𝘦 𝘓𝘢 𝘊𝘰𝘳𝘰𝘯𝘢 𝘘𝘶𝘦 𝘍𝘢𝘭𝘵𝘢 𓊹𓏏𓆪 Ubicación: Museo Egipcio del Cairo Fecha del hallazgo: 21 de septiembre, justo al amanecer del equinoccio Archivo clasificado: Nivel 9 – Autorización restringida La corona de la Dama de la Serpiente fue robada. O eso se creyó. El equipo de restauración la había dejado en su vitrina reforzada, sellada, como toda reliquia sagrada. Dijeron que no había forma de que alguien pudiera entrar sin activar una alarma. Dijeron que había cámaras, sensores, protocolos. Dijeron que la historia estaba a salvo. A la mañana siguiente, no quedaba nada en la vitrina salvo una sola pluma negra. No había vidrios rotos. No había rastros. Solo silencio... Y una pintura al fondo del ala egipcia, que no estaba allí la noche anterior. La imagen era de una mujer. Piel bronceada, ojos delineados como la media luna, labios serenos y sabios. Una corona con una cobra dorada adornaba su frente, y los dioses se inclinaban ante ella. Nadie había registrado esa pintura. Nadie la había restaurado. Y sin embargo… Estaba allí. Antigua. Imposible. Con la inscripción: "𝐸𝓁𝓁𝒶 𝒏𝑜 𝓇𝑒𝑔𝓇𝑒𝓈𝒶. 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝒽𝒶 𝓈𝒾𝒹𝑜." Esa misma noche, una mujer caminó por el desierto hacia el borde de Giza, justo donde las arenas tocan la eternidad. Su silueta cortaba la luz de la luna. Sus pasos no dejaban huella. La corona reposaba sobre su cabeza como si nunca hubiese pertenecido a otro lugar. Detrás de ella, una bandada de gatos la seguía. Delante, el mundo parecía inclinarse. Nefera había despertado. No como una reliquia. No como una sombra. Sino como lo que siempre fue: la heredera viva del juicio lunar. La Princesa Egipcia. La Jueza de lo No Olvidado. Y aquellos que profanaron las tumbas, los que pensaron que el pasado era solo arena muerta… ...empezaron a soñar con ojos dorados que los observaban desde la oscuridad. Khonshu no dijo nada. Solo miró el cielo y murmuró con resignación: —𝐿𝒶 𝒸𝑜𝓇𝑜𝓃𝒶 𝓃𝑜 𝓈𝑒 𝓇𝑜𝒷𝒶. 𝒮𝑒 𝓇𝑒𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝑒.
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  • Es la primera vez en años que el turco ha dormido tan bien. Ha dormido del tirón más de diez horas, de hecho. Ni siquiera recuerda si ha hecho su jornada nocturna guiada por esa voz en su cabeza, aunque tampoco tiene forma de saberlo, ya que las heridas que presenta en su cuerpo las tiene desde el día anterior. Normalmente sabe lo que ha hecho en la madrugada por los restos de sangre que pueden haberle salpicado o por alguna nota o algún símbolo pintado en el espejo. También porque ha aprendido una técnica para recordar los sueños y a veces logra recordarlos y, por ende, recordar lo que hizo.

    Sin embargo, esa mañana no recordaba nada, no parecía tener restos de sangre que no fueran suyos, ni tampoco vio ninguna pista en su apartamento. Sonrió irónicamente, pensando en "la gracia" que tenía que el hecho de que le hubieran debilitado tanto el día anterior haya logrado poner en pausa a ese demonio que lo controla y que le usa como recipiente.

    En el baño, intentó cubrir las heridas de sus pómulos, nariz y labio con maquillaje. Muy sutil porque era molesto llevarlo sobre las heridas que aún estaban en proceso de sanación. Pero quería dar una buena imagen como siempre, no quería preocupar de más a su psicóloga por su aspecto, pese a que en esa sesión se lo contaría todo.

    Agradeció vivir solo porque no quería que sus hermanas ni su hija le vieran en esas condiciones. Se preocuparían, le obligarían a ir a ver a un médico y probablemente le harían hablar sobre la pelea con su ex. Querrían darle su merecido o vete a saber qué harían, conociendo a la más pequeña seguro que buscaría a Jules para cantarle las cuarenta. La mayor seguramente le querría poner en contacto con algún abogado para ponerle una orden de alejamiento.

    Murat no quería nada de eso. Por eso sentía un gran alivio estando solo en esa casa. Aunque no podía negar que necesitaba algo de compañía. Pero preocupar a sus allegados no estaba en sus planes. Al menos no de momento.

    Cuando estuvo listo, con su pijama de Pikachu, finalmente subió las persianas, colocó una bandeja plegable sobre la cama y puso encima su ordenador portátil. Lo encendió y se acomodó sobre el colchón con las piernas estiradas, esperando que su psicóloga le llamara a la hora de la cita que habían acordado la noche anterior.

    Whiskey, su gato, le hizo compañía mientras esperaba. Tenerle a su lado le hacía calmar un poco su respiración y la ansiedad que sentía al pensar que en cuestión de minutos le contaría todo lo ocurrido y eso significaba tener que revivirlo.
    Es la primera vez en años que el turco ha dormido tan bien. Ha dormido del tirón más de diez horas, de hecho. Ni siquiera recuerda si ha hecho su jornada nocturna guiada por esa voz en su cabeza, aunque tampoco tiene forma de saberlo, ya que las heridas que presenta en su cuerpo las tiene desde el día anterior. Normalmente sabe lo que ha hecho en la madrugada por los restos de sangre que pueden haberle salpicado o por alguna nota o algún símbolo pintado en el espejo. También porque ha aprendido una técnica para recordar los sueños y a veces logra recordarlos y, por ende, recordar lo que hizo. Sin embargo, esa mañana no recordaba nada, no parecía tener restos de sangre que no fueran suyos, ni tampoco vio ninguna pista en su apartamento. Sonrió irónicamente, pensando en "la gracia" que tenía que el hecho de que le hubieran debilitado tanto el día anterior haya logrado poner en pausa a ese demonio que lo controla y que le usa como recipiente. En el baño, intentó cubrir las heridas de sus pómulos, nariz y labio con maquillaje. Muy sutil porque era molesto llevarlo sobre las heridas que aún estaban en proceso de sanación. Pero quería dar una buena imagen como siempre, no quería preocupar de más a su psicóloga por su aspecto, pese a que en esa sesión se lo contaría todo. Agradeció vivir solo porque no quería que sus hermanas ni su hija le vieran en esas condiciones. Se preocuparían, le obligarían a ir a ver a un médico y probablemente le harían hablar sobre la pelea con su ex. Querrían darle su merecido o vete a saber qué harían, conociendo a la más pequeña seguro que buscaría a Jules para cantarle las cuarenta. La mayor seguramente le querría poner en contacto con algún abogado para ponerle una orden de alejamiento. Murat no quería nada de eso. Por eso sentía un gran alivio estando solo en esa casa. Aunque no podía negar que necesitaba algo de compañía. Pero preocupar a sus allegados no estaba en sus planes. Al menos no de momento. Cuando estuvo listo, con su pijama de Pikachu, finalmente subió las persianas, colocó una bandeja plegable sobre la cama y puso encima su ordenador portátil. Lo encendió y se acomodó sobre el colchón con las piernas estiradas, esperando que su psicóloga le llamara a la hora de la cita que habían acordado la noche anterior. Whiskey, su gato, le hizo compañía mientras esperaba. Tenerle a su lado le hacía calmar un poco su respiración y la ansiedad que sentía al pensar que en cuestión de minutos le contaría todo lo ocurrido y eso significaba tener que revivirlo.
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  • -insertar frases motivacionales,que no van con la imagen,Pero.... Te hacen reflexionar. -

    #SeductiveSunday
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