• Vaya día..el descanso sirvió de algo , la mansión sparda comienza a llenarse de vida ,y lo que una vez fue soledad ahora..es alegría
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  • Tras lo que para Alexa pareció una eternidad, Rian, su adorado caballero, había vuelto a casa. Talvez con algunas citarices nuevas y un par de moretones para curar, pero estaba frente a ella en una sola pieza y era lo único que importaba. Tras un abrazo, del cual el se tuvo que separar por el dolor y Alexa por el olor a sangre que la mareaba, pasaron la tarde en cama curando las heridas masculinas hasta que el se quedo dormido entre sus brazos.

    Alexa miraba a su amado con detenimiento: cada cicatriz, lunar, peca y mechón de cabello. Delineo su mandíbula y la marcada lineal de su cuello hasta la clavícula, memorizando cada pequeño detalle. Rian no era el primer hombre con quien compartía una cama, sin embargo era el primero con quien dormía tan tranquila, el único con quien podía imaginarse así.

    Rian era con quien se sentía feliz, cada noche entre sus brazos, disfrutando de su cálido aliento, ansiando las caricias furtivas en sus piernas, los besos traviesos en el cuello y los mimos dulces en su blanco cabello.

    Rian no era su primer amor, pero Alexa sabia bien que ese caballero de dorada mirada, castaño cabello y abundantes cicatrices era el amor de su vida, ese hombre era la segunda oportunidad que la luna le había dado y no la desperdiciaría, no lo haría nunca.

    ── Te amo Rian...

    Susurró en el cuello masculino, sin esperar una respuesta pues no la necesitaba. Rian le demostraba amor con cada mirada nerviosa y cada tartamudeo.

    Rian
    Tras lo que para Alexa pareció una eternidad, Rian, su adorado caballero, había vuelto a casa. Talvez con algunas citarices nuevas y un par de moretones para curar, pero estaba frente a ella en una sola pieza y era lo único que importaba. Tras un abrazo, del cual el se tuvo que separar por el dolor y Alexa por el olor a sangre que la mareaba, pasaron la tarde en cama curando las heridas masculinas hasta que el se quedo dormido entre sus brazos. Alexa miraba a su amado con detenimiento: cada cicatriz, lunar, peca y mechón de cabello. Delineo su mandíbula y la marcada lineal de su cuello hasta la clavícula, memorizando cada pequeño detalle. Rian no era el primer hombre con quien compartía una cama, sin embargo era el primero con quien dormía tan tranquila, el único con quien podía imaginarse así. Rian era con quien se sentía feliz, cada noche entre sus brazos, disfrutando de su cálido aliento, ansiando las caricias furtivas en sus piernas, los besos traviesos en el cuello y los mimos dulces en su blanco cabello. Rian no era su primer amor, pero Alexa sabia bien que ese caballero de dorada mirada, castaño cabello y abundantes cicatrices era el amor de su vida, ese hombre era la segunda oportunidad que la luna le había dado y no la desperdiciaría, no lo haría nunca. ── Te amo Rian... Susurró en el cuello masculino, sin esperar una respuesta pues no la necesitaba. Rian le demostraba amor con cada mirada nerviosa y cada tartamudeo. [Rian_A]
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  • Wuaus, que bonita es la universidad ¿Será que haré alguna amistad? (⸝⸝⸝O﹏ O⸝⸝⸝) Aich, mi corazón late rapidísimo.
    Wuaus, que bonita es la universidad ¿Será que haré alguna amistad? (⸝⸝⸝O﹏ O⸝⸝⸝) Aich, mi corazón late rapidísimo.
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  • -Desde que está de novia con Jillian, su vida se ha tornado más tranquila, los días de cacería parece que se quedaron atrás, quizá egoístamente, pero si hubiera continuado por ese camino de sangre y destrucción muy probablemente su mente se hubiera fragmentado. El cansancio crónico la había hecho entristecerse de la nada, pero ahora ya no. Incluso trabajaba más en su arte, tanto en la fotografía como en el diseño, incluso se permitía andar en "fachas" en la casa, pero, el brillo en su mirada había regresado, todo gracias a Jillian, le había devuelto figurativamente la vida que hace mucho tiempo se le escapó.-
    -Desde que está de novia con Jillian, su vida se ha tornado más tranquila, los días de cacería parece que se quedaron atrás, quizá egoístamente, pero si hubiera continuado por ese camino de sangre y destrucción muy probablemente su mente se hubiera fragmentado. El cansancio crónico la había hecho entristecerse de la nada, pero ahora ya no. Incluso trabajaba más en su arte, tanto en la fotografía como en el diseño, incluso se permitía andar en "fachas" en la casa, pero, el brillo en su mirada había regresado, todo gracias a Jillian, le había devuelto figurativamente la vida que hace mucho tiempo se le escapó.-
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  • Aquellos por quienes suenan las campanas el tiempo sigue marchando...

    *Shinn había hecho una visita apresurada al cementerio cuando el atardecer terminaba, para presentar sus respetos a todos aquellos que contribuyeron con sus vidas por obtener la libertad... Para así honrar su memoria.*
    Aquellos por quienes suenan las campanas el tiempo sigue marchando... *Shinn había hecho una visita apresurada al cementerio cuando el atardecer terminaba, para presentar sus respetos a todos aquellos que contribuyeron con sus vidas por obtener la libertad... Para así honrar su memoria.*
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  • Hoy me pidieron hacer un comercial , espero todo salga bien ..
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  • —Mark irrumpio en el Pentagono para hacerlo pedazos y destruir toda su tecnología,en los pisos inferiores tuvo la suerte de encontrarse con varios comandantes y al presidente estadounidense—

    —Bueno,bueno,bueno...llevaba dias buscándolos y no aparecian pequeñas cucarahitas..

    —Mark tomo del cuello al general del ejercito por el cuello—

    —Hicieron un club de la casa del arbol y no me invitaron a mi pero si invitan a esa copia barata de Inmortal,que malos amigos...

    —Mark con una sonrisa burlona rompio el cuello del general y lanzo su cadaver contra la pared,haciendo que se convierta en una mancha de carne y sangre—

    —Y en cuanto a los demas,les dare la oportunidad de esconderse...

    —El presidente,los soldados,operadores y científicos se vieron entre todos mientras el miedo recorria la sala—

    —¿¡QUE ESPERAN?!,¡CORRAN,LARGUENSE!


    —El caos rompio el silencio e inmediatamente todos salieron corriendo por doquier,mientras el tenia una sonrisa de satisfacción por los gritos—

    —"¡Corre Forest,Corre!"
    —Mark irrumpio en el Pentagono para hacerlo pedazos y destruir toda su tecnología,en los pisos inferiores tuvo la suerte de encontrarse con varios comandantes y al presidente estadounidense— —Bueno,bueno,bueno...llevaba dias buscándolos y no aparecian pequeñas cucarahitas.. —Mark tomo del cuello al general del ejercito por el cuello— —Hicieron un club de la casa del arbol y no me invitaron a mi pero si invitan a esa copia barata de Inmortal,que malos amigos... —Mark con una sonrisa burlona rompio el cuello del general y lanzo su cadaver contra la pared,haciendo que se convierta en una mancha de carne y sangre— —Y en cuanto a los demas,les dare la oportunidad de esconderse... —El presidente,los soldados,operadores y científicos se vieron entre todos mientras el miedo recorria la sala— —¿¡QUE ESPERAN?!,¡CORRAN,LARGUENSE! —El caos rompio el silencio e inmediatamente todos salieron corriendo por doquier,mientras el tenia una sonrisa de satisfacción por los gritos— —"¡Corre Forest,Corre!"
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  • "La Carta"

    Oye lancelot , me pregunto cuanto tiempo mas pasara sin vernos desde que dejaste el reino de los demonios con percy y los demas me e pteguntado si regesaras , vi deperime de mun muchacho de 16 años y ahora me solo me veo mirando la luna , como si ella tuviera una respuesta se que estas cumplendo tu mision como jinete , pero te escribo esta carta mis sentimientos eres mas que mi primer amor , eres mi primer pensar tambien el ultimo a dormir .

    Solo se que te seguire esperando , mi caballero este mundo aun esta en guerra no olvides aqui estare para ti .
    "La Carta" Oye lancelot , me pregunto cuanto tiempo mas pasara sin vernos desde que dejaste el reino de los demonios con percy y los demas me e pteguntado si regesaras , vi deperime de mun muchacho de 16 años y ahora me solo me veo mirando la luna , como si ella tuviera una respuesta se que estas cumplendo tu mision como jinete , pero te escribo esta carta mis sentimientos eres mas que mi primer amor , eres mi primer pensar tambien el ultimo a dormir . Solo se que te seguire esperando , mi caballero este mundo aun esta en guerra no olvides aqui estare para ti .
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  • Alaska detiene el movimiento de su mano sobre el mostrador. El sudor de un cliente había dejado una mancha circular en la fórmica. Ella lo limpia con un paño seco, pero su mirada está en el monitor que muestra la grabación en tiempo real de las cámaras de seguridad.

    La pantalla que muestra la entrada trasera de la tienda, es negra.
    No estática.
    No borrosa.
    Negra

    El aire se espesa. No en la tienda. En sus pulmones.
    Una presión familiar se aprieta alrededor de su pecho.

    — No —susurra, y su propia voz suena lejana, como si viniera de otra boca.

    Sus dedos se cierran alrededor del borde del mostrador hasta que los nudillos palidecen. El tictac del reloj de pared se amplifica y se mezcla con el latido acelerado de su sangre en los oídos. ¿O son pasos? ¿Pasos amortiguados en el callejón?

    «¿Problemas, pequeña urraca?», la voz de su padre susurra desde el rincón más oscuro de su mente, fría y burlona. «Un error siempre es una oportunidad para aprender. . . o para ser atrapado»

    Parpadea, con fuerza.
    No está allí. Él no está allí.

    Se obliga a soltar el mostrador.
    Su cuerpo se mueve por pura memoria muscular.
    Abre el cajón de las llaves. Encuentra la linterna.
    Su respiración es superficial, un ritmo que no controla.

    Camina hacia la puerta trasera de la tienda. La linterna vibra en su mano. ¿O es su mano la que tiembla?

    — Solo es un fallo técnico —murmura para si. Una afirmación. No un consuelo— Un cable suelto. Un fusible quemado.

    Pero la otra parte de su cerebro, la que vive en el pasado, grita que los fallos técnicos no huelen al Brut Fabergé que él siempre llevaba.

    Extiende la mano. La cerradura está fría bajo sus dedos. Gira la cerradura. Empuja la puerta trasera. El callejón está ahí. Solo. Silencioso.

    No hay pasos, no hay perfume, no hay nadie. Solo bolsas de basura apiladas contra la pared, un charco que refleja la luz de la tienda y el zumbido lejano de un transformador eléctrico.

    — No hay nadie —dice con voz plana, como si al decirlo pudiera convencer a su sistema nervioso de que se detenga.

    La linterna tiembla en su mano.
    O su mano tiembla en la linterna.
    Ya no importa.

    Cierra la puerta. La tranca. Vuelve al mostrador.

    En su libreta, escribe:
    "Nota 1: confirmar ausencia no es igual a sentir seguridad.
    Nota 2: Llamar al técnico para que venga a reparar la camara de seguridad mañana"
    Alaska detiene el movimiento de su mano sobre el mostrador. El sudor de un cliente había dejado una mancha circular en la fórmica. Ella lo limpia con un paño seco, pero su mirada está en el monitor que muestra la grabación en tiempo real de las cámaras de seguridad. La pantalla que muestra la entrada trasera de la tienda, es negra. No estática. No borrosa. Negra El aire se espesa. No en la tienda. En sus pulmones. Una presión familiar se aprieta alrededor de su pecho. — No —susurra, y su propia voz suena lejana, como si viniera de otra boca. Sus dedos se cierran alrededor del borde del mostrador hasta que los nudillos palidecen. El tictac del reloj de pared se amplifica y se mezcla con el latido acelerado de su sangre en los oídos. ¿O son pasos? ¿Pasos amortiguados en el callejón? «¿Problemas, pequeña urraca?», la voz de su padre susurra desde el rincón más oscuro de su mente, fría y burlona. «Un error siempre es una oportunidad para aprender. . . o para ser atrapado» Parpadea, con fuerza. No está allí. Él no está allí. Se obliga a soltar el mostrador. Su cuerpo se mueve por pura memoria muscular. Abre el cajón de las llaves. Encuentra la linterna. Su respiración es superficial, un ritmo que no controla. Camina hacia la puerta trasera de la tienda. La linterna vibra en su mano. ¿O es su mano la que tiembla? — Solo es un fallo técnico —murmura para si. Una afirmación. No un consuelo— Un cable suelto. Un fusible quemado. Pero la otra parte de su cerebro, la que vive en el pasado, grita que los fallos técnicos no huelen al Brut Fabergé que él siempre llevaba. Extiende la mano. La cerradura está fría bajo sus dedos. Gira la cerradura. Empuja la puerta trasera. El callejón está ahí. Solo. Silencioso. No hay pasos, no hay perfume, no hay nadie. Solo bolsas de basura apiladas contra la pared, un charco que refleja la luz de la tienda y el zumbido lejano de un transformador eléctrico. — No hay nadie —dice con voz plana, como si al decirlo pudiera convencer a su sistema nervioso de que se detenga. La linterna tiembla en su mano. O su mano tiembla en la linterna. Ya no importa. Cierra la puerta. La tranca. Vuelve al mostrador. En su libreta, escribe: "Nota 1: confirmar ausencia no es igual a sentir seguridad. Nota 2: Llamar al técnico para que venga a reparar la camara de seguridad mañana"
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  • Una taza de café tras otra, tres bloques de libros y un montón de papeles apilados de manera desordenada.

    Demonologia, Latín, Historia y alguno que otro libro sobre teoría mágica arrancados de manos del gran brujo de Brooklyn quien solo pidió mas de una vez que no lo perdiera. No había muchos lugares para perderlo, ella misma no había visto la luz del sol en varios días de aislamiento dentro del instituto, no por que no tuvieran ventanas, era mas bien que se recluyo en su habitación con ventanas cerradas y sin contacto con el exterior. Tenia tanto en mente que no podía salir a ver a su madre preocupada tras la puerta, responder las llamadas de sus amigos preocupados, de no ser por la comida dejada tras la puerta hacia dias que se habria desmayado sobre todos los libros y papeles que apenas y encontraba sitio para pisar sin llevarse los papeles entre los pies.

    - ... Y con todo eso, quisas sea capaz de cruzar y llevarse a otros consigo a los limites entre dos lugares...

    Miro con entendimiento el dibujo entre sus manos, una sobra humana detenida en el tiempo y aun así se podía sentir la mirada penetrante proveniente de la oscuridad de su ser y en la parte baja, su runa para abrir portales.

    -... Desde las sombras... los nefilim se alzaran y los humanos dejaran de existir... y el fin de todo llegara.

    Recordó a Valentine, Sebastian y tras ellos, un mundo consumido por algo que no debería existir, un panorama con Edom adornando el paisaje con los cuerpos de todos los que alguna vez conocio, con ella consumida por la perdida.
    Una taza de café tras otra, tres bloques de libros y un montón de papeles apilados de manera desordenada. Demonologia, Latín, Historia y alguno que otro libro sobre teoría mágica arrancados de manos del gran brujo de Brooklyn quien solo pidió mas de una vez que no lo perdiera. No había muchos lugares para perderlo, ella misma no había visto la luz del sol en varios días de aislamiento dentro del instituto, no por que no tuvieran ventanas, era mas bien que se recluyo en su habitación con ventanas cerradas y sin contacto con el exterior. Tenia tanto en mente que no podía salir a ver a su madre preocupada tras la puerta, responder las llamadas de sus amigos preocupados, de no ser por la comida dejada tras la puerta hacia dias que se habria desmayado sobre todos los libros y papeles que apenas y encontraba sitio para pisar sin llevarse los papeles entre los pies. - ... Y con todo eso, quisas sea capaz de cruzar y llevarse a otros consigo a los limites entre dos lugares... Miro con entendimiento el dibujo entre sus manos, una sobra humana detenida en el tiempo y aun así se podía sentir la mirada penetrante proveniente de la oscuridad de su ser y en la parte baja, su runa para abrir portales. -... Desde las sombras... los nefilim se alzaran y los humanos dejaran de existir... y el fin de todo llegara. Recordó a Valentine, Sebastian y tras ellos, un mundo consumido por algo que no debería existir, un panorama con Edom adornando el paisaje con los cuerpos de todos los que alguna vez conocio, con ella consumida por la perdida.
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