• ━━━༻❁༺━━━━━━━━━━━━
    Cuánto tiempo. . . Aliada. . .

    [ A través de los míticos y largos años, los ancianos narraban con voces quebradas historias de una Reina Escarlata, historias de una Reina que conquistó, con el furor de su espada, un reino opresivo y esclavista. Lo irónico es que subyugó a quienes la habían subyugado. Según los relatos transmitidos de boca en boca por tiempo de dias y largura de noches, esta reina era la única llama de sangre, una raza sumamente poderosa que fue tachada de brujos y herejes, enseguida perseguída, esclavizada y casi aniquilada.

    Se decía que su poder era tan inmenso que podía doblegar a los más fuertes con solo una mirada, una mirada de llama, porque ese era su poder, la llama.

    Sin embargo, parecía que desde las profundidades de la oscuridad, se urdían planes meticulosos, cada movimiento de la pelirroja reina fue calculado con precisión por algo. La reina escarlata, aunque poderosa, no estaba sola en su lucha. Fuerzas invisibles guiaban su camino, asegurándose de que cada obstáculo fuera superado, cada enemigo derrotado. Era como si un maestro titiritero dirigiera una obra épica, o como si un celebre pintor ilustrara un cuadro, donde la reina era la protagonista, pero no la única arquitecta de su destino. En las sombras, el verdadero artífice del triunfo observaba, satisfecho con el desenlace de su manipulada trama.

    Al menos, estas eran las teorías de conspiración que se desplegaban por la población. Las calles murmullos, cada rincón albergaba una nueva versión de los eventos. Lo que comenzó como simples rumores, pronto se convirtió en una narrativa colectiva, donde cada persona añadía su propio toque, haciendo que la leyenda de la reina escarlata y su enigmático benefactor pareciera más tangible, más auténtica. En cada relato, la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba, alimentando la imaginación de todos aquellos que escuchaban.

    La reina escarlata ahora estaba asentada en su trono de gloria, rodeada por el resplandor de su victoria. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que debía regresar a Gazú, su benefactor en las sombras. Ahora, con la corona sobre su cabeza y el reino a sus pies, sentía la necesidad de rendir homenaje a quien había sido su guía y protector. Gazú, Maestro de las sombras, Maestro titiritero y Pintor del Cuadro, había sido fundamental en su ascenso.

    ¿Cómo será ese reencuentro de Aliados? ¿El tiempo ha apañado su alianza? ¿Porque hubo un silencio entre ambos?

    La respuesta como siempre. . . . La dará el tiempo ]

    𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆
    ━━━༻❁༺━━━━━━━━━━━━ 🌹 Cuánto tiempo. . . Aliada. . . [ A través de los míticos y largos años, los ancianos narraban con voces quebradas historias de una Reina Escarlata, historias de una Reina que conquistó, con el furor de su espada, un reino opresivo y esclavista. Lo irónico es que subyugó a quienes la habían subyugado. Según los relatos transmitidos de boca en boca por tiempo de dias y largura de noches, esta reina era la única llama de sangre, una raza sumamente poderosa que fue tachada de brujos y herejes, enseguida perseguída, esclavizada y casi aniquilada. Se decía que su poder era tan inmenso que podía doblegar a los más fuertes con solo una mirada, una mirada de llama, porque ese era su poder, la llama. Sin embargo, parecía que desde las profundidades de la oscuridad, se urdían planes meticulosos, cada movimiento de la pelirroja reina fue calculado con precisión por algo. La reina escarlata, aunque poderosa, no estaba sola en su lucha. Fuerzas invisibles guiaban su camino, asegurándose de que cada obstáculo fuera superado, cada enemigo derrotado. Era como si un maestro titiritero dirigiera una obra épica, o como si un celebre pintor ilustrara un cuadro, donde la reina era la protagonista, pero no la única arquitecta de su destino. En las sombras, el verdadero artífice del triunfo observaba, satisfecho con el desenlace de su manipulada trama. Al menos, estas eran las teorías de conspiración que se desplegaban por la población. Las calles murmullos, cada rincón albergaba una nueva versión de los eventos. Lo que comenzó como simples rumores, pronto se convirtió en una narrativa colectiva, donde cada persona añadía su propio toque, haciendo que la leyenda de la reina escarlata y su enigmático benefactor pareciera más tangible, más auténtica. En cada relato, la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba, alimentando la imaginación de todos aquellos que escuchaban. La reina escarlata ahora estaba asentada en su trono de gloria, rodeada por el resplandor de su victoria. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que debía regresar a Gazú, su benefactor en las sombras. Ahora, con la corona sobre su cabeza y el reino a sus pies, sentía la necesidad de rendir homenaje a quien había sido su guía y protector. Gazú, Maestro de las sombras, Maestro titiritero y Pintor del Cuadro, había sido fundamental en su ascenso. ¿Cómo será ese reencuentro de Aliados? ¿El tiempo ha apañado su alianza? ¿Porque hubo un silencio entre ambos? La respuesta como siempre. . . . La dará el tiempo ] [Liz_bloodFlame] 🌹
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  • ¿Es verdad eso que dicen?
    Fandom Original
    Categoría Original
    Ryuna Takahari

    La ida del muchacho lo tranquilizó. No sabía lo que le deparaba el futuro lejos de él, pero sí lo que lo deparaba el futuro a su lado: problemas, en resumen. Unos problemas a los que jamás se había enfrentado por su condición de ciudadano acaudalado y legal.

    Ahora que no estaba Takahari, se permitió desempolvar una botella de whisky del armario más un vaso. "¿Qué hubiera pensado de verme borracho?", pensó. Pero el alcohol era más bien un tranquilizante. La sangre era el único licor que lo embriagaba.

    Entonces, fue la llamada que antes esperaba lo que lo tomó desprevenido, justo en el momento en el que deseaba evadirse por un instante. Al ver el contacto, sin embargo, contestó sin pensarlo.

    -----

    Pasar la tarde desaparecida no era problema para ella. Razvan era perfectamente consciente de lo que hacía, y le daba igual. Isidro participaba, y el resto... Bueno, no había resto. Por algo seguían juntos.

    Coño, es que estaban juntos. Cualquiera que los mirara pensaría que eran más que uña y piel. Mascó el chicle de canela con la sensación melancólica que le causaba reconocer esa diferencia entre realidad y ficción - el mundo de carne y hueso no se asemejaba al de fantasía, y ahora que estaba en el almacén abandonado... Pues demonios, podía dar rienda suelta a la fantasía. Se recostó contra un cajón y apoyó la cabeza en la madera. Cerró los ojos en gesto adormilado; deseaba que el sopor la invadiera mientras pensaba en una vida sin problemas y con amor.

    —Este sitio es una puta mierda...

    Las palabras, sorprendentemente, no venían de parte suya. Abrió los ojos y trató de discernir a aquel hombre entre la oscuridad... pero nada, no veía un pijo. —¿Puta mierda? Aquí no pasa la policía, ¿qué te esperabas? —Otra voz, algo reconocible, acompañó a la primera. Ambas eran de hombres más bien mayores, al menos comparándolos consigo misma, teniendo poco más de diecinueve.

    Y entonces llegó a su nariz el aroma a marihuana. Uf, se removió con el deseo de acercarse a ellos, pero inmediatamente se le puso la cara roja de los nervios. Ese miedo a la gente era su perdición...

    —Además, te lo puedo contar todo aquí. Ni mensajes ni polladas de esas... —soltó una corta risa, irritante como el sonido de uñas contra la pizarra—. Me he topado con el mocoso del otro día. El del bar.

    —El que te golpeó.

    —Sí, sí, el que me golpeó. Parece que se ha echado novio.

    Soltó otra risa, que fue incluso más molesta. Como de un niñato matón que se dedicaba a hacer chistes asquerosos contra los raritos de clase. —Pero el caso es que ahora ya sé dónde vive. Le he dejado una sorpresa. ¿Sabes que ya no tiene arma? Además...-

    —¿Qué coño me estás contando? Si he estado contigo todo el día. Te he ayudado a dejar esa pistola en el recibidor sin que nadie te viera. Incluso he llamado a ese niño de papá como si fuera su nuevo botones. Imbécil... Te ha dejado imbécil a golpes.

    Tras una pausa, el otro le respondió. —Ya no recuerdo las cosas bien. Pero de ese bigote... Es inconfundible.

    —Sí, y aunque te lo cargues, no vas a caerle mejor a esos tipos, ni te vas a curar el alzheimer... ¡Eh, devuélvemelo!

    Pero Bruna había escuchado lo suficiente como para entender de qué iba todo aquello, más aún cuando ella misma lo había visto. Acomodó su coleta para echarse la capucha de la sudadera por encima de la cabeza y se colocó la bandana sobre la boca, dando al final la apariencia de una grafitera cualquiera. Si tan solo tuviera las armas... Pero las había dejado las dos en otro sitio más seguro. Igualmente, nada más salir se tropezó con uno de los dos a causa de la oscuridad. El porro que sujetaba cayó al suelo y se apagó, aunque ella aprovechó la situación para cogerlo.

    —¡Mira por dónde vas, hostia!

    —¡G-g-gilipoll...! —antes de espetar al 100% el insulto, se calló; le había salido mal, nuevamente. En su lugar les sacó el dedo corazón, tembloroso, pero lo importante fue quedarse con sus caras. Uno, alto y barbudo (no se hizo corte de pelo). Otro, un poco menos alto y con un poco de sobrepeso. Con poco pelo también. Pero suficiente; echó a correr antes de que se pusieran violentos con ella.

    -----

    La llamada con Isidro fue breve, pero suficiente para hacerlo sentir miedo genuino. Ambos se hicieron a la calle con el viejo Toyota Corolla 1980 gris del chico. Era entrada la noche... ¿cómo podían esperar encontrarlo?

    —Me has dicho que no le deje contestar llamadas, pero ésta es importante...

    Bruna se recostó contra el respaldo del copiloto, cansada. Algo en ella se sentía distinto, y no tenía que ver con el olor a estupefacientes ni sus ojos enrojecidos. O sí. A saber. Isidro encontró el contacto de Takahari y esperó que la llamada fuera contestada. Ansiedad le dio percatarse de la tardanza.

    Y entonces, Bruna hizo la peor pregunta posible en el peor momento para hacerla.

    —¿Es verdad lo que dijeron? ¿Que sois novios?

    ¿Qué?

    Bruna no mencionó ese detalle al principio. La pregunta lo descolocó tanto que se mantuvo en espera él también. Su cerebro estaba tan en espera como la llamada que Takahari le debía de contestar.
    [eclipse_violet_frog_172] La ida del muchacho lo tranquilizó. No sabía lo que le deparaba el futuro lejos de él, pero sí lo que lo deparaba el futuro a su lado: problemas, en resumen. Unos problemas a los que jamás se había enfrentado por su condición de ciudadano acaudalado y legal. Ahora que no estaba Takahari, se permitió desempolvar una botella de whisky del armario más un vaso. "¿Qué hubiera pensado de verme borracho?", pensó. Pero el alcohol era más bien un tranquilizante. La sangre era el único licor que lo embriagaba. Entonces, fue la llamada que antes esperaba lo que lo tomó desprevenido, justo en el momento en el que deseaba evadirse por un instante. Al ver el contacto, sin embargo, contestó sin pensarlo. ----- Pasar la tarde desaparecida no era problema para ella. Razvan era perfectamente consciente de lo que hacía, y le daba igual. Isidro participaba, y el resto... Bueno, no había resto. Por algo seguían juntos. Coño, es que estaban juntos. Cualquiera que los mirara pensaría que eran más que uña y piel. Mascó el chicle de canela con la sensación melancólica que le causaba reconocer esa diferencia entre realidad y ficción - el mundo de carne y hueso no se asemejaba al de fantasía, y ahora que estaba en el almacén abandonado... Pues demonios, podía dar rienda suelta a la fantasía. Se recostó contra un cajón y apoyó la cabeza en la madera. Cerró los ojos en gesto adormilado; deseaba que el sopor la invadiera mientras pensaba en una vida sin problemas y con amor. —Este sitio es una puta mierda... Las palabras, sorprendentemente, no venían de parte suya. Abrió los ojos y trató de discernir a aquel hombre entre la oscuridad... pero nada, no veía un pijo. —¿Puta mierda? Aquí no pasa la policía, ¿qué te esperabas? —Otra voz, algo reconocible, acompañó a la primera. Ambas eran de hombres más bien mayores, al menos comparándolos consigo misma, teniendo poco más de diecinueve. Y entonces llegó a su nariz el aroma a marihuana. Uf, se removió con el deseo de acercarse a ellos, pero inmediatamente se le puso la cara roja de los nervios. Ese miedo a la gente era su perdición... —Además, te lo puedo contar todo aquí. Ni mensajes ni polladas de esas... —soltó una corta risa, irritante como el sonido de uñas contra la pizarra—. Me he topado con el mocoso del otro día. El del bar. —El que te golpeó. —Sí, sí, el que me golpeó. Parece que se ha echado novio. Soltó otra risa, que fue incluso más molesta. Como de un niñato matón que se dedicaba a hacer chistes asquerosos contra los raritos de clase. —Pero el caso es que ahora ya sé dónde vive. Le he dejado una sorpresa. ¿Sabes que ya no tiene arma? Además...- —¿Qué coño me estás contando? Si he estado contigo todo el día. Te he ayudado a dejar esa pistola en el recibidor sin que nadie te viera. Incluso he llamado a ese niño de papá como si fuera su nuevo botones. Imbécil... Te ha dejado imbécil a golpes. Tras una pausa, el otro le respondió. —Ya no recuerdo las cosas bien. Pero de ese bigote... Es inconfundible. —Sí, y aunque te lo cargues, no vas a caerle mejor a esos tipos, ni te vas a curar el alzheimer... ¡Eh, devuélvemelo! Pero Bruna había escuchado lo suficiente como para entender de qué iba todo aquello, más aún cuando ella misma lo había visto. Acomodó su coleta para echarse la capucha de la sudadera por encima de la cabeza y se colocó la bandana sobre la boca, dando al final la apariencia de una grafitera cualquiera. Si tan solo tuviera las armas... Pero las había dejado las dos en otro sitio más seguro. Igualmente, nada más salir se tropezó con uno de los dos a causa de la oscuridad. El porro que sujetaba cayó al suelo y se apagó, aunque ella aprovechó la situación para cogerlo. —¡Mira por dónde vas, hostia! —¡G-g-gilipoll...! —antes de espetar al 100% el insulto, se calló; le había salido mal, nuevamente. En su lugar les sacó el dedo corazón, tembloroso, pero lo importante fue quedarse con sus caras. Uno, alto y barbudo (no se hizo corte de pelo). Otro, un poco menos alto y con un poco de sobrepeso. Con poco pelo también. Pero suficiente; echó a correr antes de que se pusieran violentos con ella. ----- La llamada con Isidro fue breve, pero suficiente para hacerlo sentir miedo genuino. Ambos se hicieron a la calle con el viejo Toyota Corolla 1980 gris del chico. Era entrada la noche... ¿cómo podían esperar encontrarlo? —Me has dicho que no le deje contestar llamadas, pero ésta es importante... Bruna se recostó contra el respaldo del copiloto, cansada. Algo en ella se sentía distinto, y no tenía que ver con el olor a estupefacientes ni sus ojos enrojecidos. O sí. A saber. Isidro encontró el contacto de Takahari y esperó que la llamada fuera contestada. Ansiedad le dio percatarse de la tardanza. Y entonces, Bruna hizo la peor pregunta posible en el peor momento para hacerla. —¿Es verdad lo que dijeron? ¿Que sois novios? ¿Qué? Bruna no mencionó ese detalle al principio. La pregunta lo descolocó tanto que se mantuvo en espera él también. Su cerebro estaba tan en espera como la llamada que Takahari le debía de contestar.
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  • + Somos artistas, personajes de una historia de fantasía, ojos y piel de papel, corazón de silabas y alma de fuego, todo es ficción por diversión, a eso nos dedicamos, a jugar creando una falsa realidad, mi maestro mi señor Rey Dragón, estoy aplicando lo que usted me enseño, aprendí de ti, de tus manias y de la forma en como describiste un mundo para que fuera posible mi existencia, espero lo estés disfrutando porque yo la estoy pasando de maravilla .
    + Somos artistas, personajes de una historia de fantasía, ojos y piel de papel, corazón de silabas y alma de fuego, todo es ficción por diversión, a eso nos dedicamos, a jugar creando una falsa realidad, mi maestro mi señor Rey Dragón, estoy aplicando lo que usted me enseño, aprendí de ti, de tus manias y de la forma en como describiste un mundo para que fuera posible mi existencia, espero lo estés disfrutando porque yo la estoy pasando de maravilla .
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  • - Ahora me vez, estamos caminando sobre un mundo de ficción, dónde lo nuestro es mio, tuyo o quizás de ninguno, todo depende del fuego que exista en el corazón y el valor que tengas para usar tu imaginación
    - Ahora me vez, estamos caminando sobre un mundo de ficción, dónde lo nuestro es mio, tuyo o quizás de ninguno, todo depende del fuego que exista en el corazón y el valor que tengas para usar tu imaginación
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  • —¿Realidad o simplemente ficción? Heh, quién sabe. Nosotros pasamos la mayor parte de nuestra vida fingiendo para volver a la realidad. La vida que llevas podría ser en realidad una mentira que tú mismo decidiste aceptar cómo tu verdad.
    —¿Realidad o simplemente ficción? Heh, quién sabe. Nosotros pasamos la mayor parte de nuestra vida fingiendo para volver a la realidad. La vida que llevas podría ser en realidad una mentira que tú mismo decidiste aceptar cómo tu verdad.
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  • El trabajo estaba hecho, el objetivo cayó inerte al suelo con un agujero en la frente, ahora lo único que quedaba era salir antes de que la policía llegara. Así pasaron las horas, de callejón en callejón, oculto entre las sombras hasta dar con un lugar seguro: un bar de mala muerte, perteneciente a las personas que contrataron sus servicios como sicario. Solo tuvo que esperar un poco más para recibir la paga, contar los billetes y asegurarse de que no lo estafaran con dinero falso o algo así.

    —Todo en orden. —En contraste al crudo evento que vivió momentos atrás, donde actuó como algún psicópata de ficción, Liú tenía una mirada bastante... ¿Triste? Miraba los billetes uno por uno, pero lo hacía con un desgano totalmente opuesto a como lo haría normalmente. Algo le impedía sentirse bien tras recibir aquel pago, se trataba de algo sumamente profundo.

    Pasaron las horas, la luna llevaba rato en lo alto, hasta que el chino volvió a su morada, aquella cabaña abandonada en medio del bosque, su refugio para poder descansar de largos días de trabajo. Desde afuera se veía demacrada, sin vista al interior que era bastante distinto. Era pequeña, con apenas tres habitaciones: la sala, que se mezclaba como comedor y cocina, el baño y su habitación, que era un colchón tirado en el suelo.

    —Ya llegué... —Nadie respondió, pues él era el único en aquel lugar. Cerró la puerta tras de sí, luego apuntó directamente a irse a dormir. Entró a su habitación, donde solo había un colchón tirado en el suelo y un viejo oso de peluche. La mirada de Liú normalmente parecía la de un muerto, la de alguien carente de la energía de vivir, pero ahora parecía estar vivo, vivo por el dolor que lo estaba carcomiendo por dentro. Se dejó caer en el colchón, donde se unió en un fuerte abrazo con el oso.

    —No te preocupes, mèimei. Fue un día difícil... pero conseguí el dinero para tus libros... —Murmullos, perdidos en el silencio absoluto de la cabaña, procedentes de un recuerdo de antaño, una memoria inmortal que lo obliga a salirse de la realidad y lo mantiene preso de un delirio. Su mirada cambió nuevamente, una de mil yardas, una que vivió demasiado, una mirada vidriosa que no hacía más que perderse en el laberinto de la mente.
    El trabajo estaba hecho, el objetivo cayó inerte al suelo con un agujero en la frente, ahora lo único que quedaba era salir antes de que la policía llegara. Así pasaron las horas, de callejón en callejón, oculto entre las sombras hasta dar con un lugar seguro: un bar de mala muerte, perteneciente a las personas que contrataron sus servicios como sicario. Solo tuvo que esperar un poco más para recibir la paga, contar los billetes y asegurarse de que no lo estafaran con dinero falso o algo así. —Todo en orden. —En contraste al crudo evento que vivió momentos atrás, donde actuó como algún psicópata de ficción, Liú tenía una mirada bastante... ¿Triste? Miraba los billetes uno por uno, pero lo hacía con un desgano totalmente opuesto a como lo haría normalmente. Algo le impedía sentirse bien tras recibir aquel pago, se trataba de algo sumamente profundo. Pasaron las horas, la luna llevaba rato en lo alto, hasta que el chino volvió a su morada, aquella cabaña abandonada en medio del bosque, su refugio para poder descansar de largos días de trabajo. Desde afuera se veía demacrada, sin vista al interior que era bastante distinto. Era pequeña, con apenas tres habitaciones: la sala, que se mezclaba como comedor y cocina, el baño y su habitación, que era un colchón tirado en el suelo. —Ya llegué... —Nadie respondió, pues él era el único en aquel lugar. Cerró la puerta tras de sí, luego apuntó directamente a irse a dormir. Entró a su habitación, donde solo había un colchón tirado en el suelo y un viejo oso de peluche. La mirada de Liú normalmente parecía la de un muerto, la de alguien carente de la energía de vivir, pero ahora parecía estar vivo, vivo por el dolor que lo estaba carcomiendo por dentro. Se dejó caer en el colchón, donde se unió en un fuerte abrazo con el oso. —No te preocupes, mèimei. Fue un día difícil... pero conseguí el dinero para tus libros... —Murmullos, perdidos en el silencio absoluto de la cabaña, procedentes de un recuerdo de antaño, una memoria inmortal que lo obliga a salirse de la realidad y lo mantiene preso de un delirio. Su mirada cambió nuevamente, una de mil yardas, una que vivió demasiado, una mirada vidriosa que no hacía más que perderse en el laberinto de la mente.
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  • ¿Acuerdo?
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    El día ni siquiera había terminado y Junior había pasado por una serie de emociones desagradables.
    Estas le estaban impidiendo pensar con claridad, ofuscando su mente de una manera que hace años no le sucedía. Y no era para menos, la vida del joven Phantomhive radicaba en estar confinado en una mansión solo todo el día. Estaba acostumbrado a ver los mismos rostros de siempre, con sus respectivas personalidades que aceptaba, y que, con el paso del tiempo, había llegado a respetar y querer. A comparación, esta persona-máquina que su padre le había enviado era… algo que no podía ni siquiera tolerar.
    Junior jamás había imaginado que un individuo pudiera hacerle experimentar tantas emociones en un corto período de tiempo, fue tan admirable como irritante en partes iguales, y a pesar de lo que había dicho en los breves encuentros con aquel adolescente daban cuenta de que no quería verle ni en pintura, el joven Phantomhive se había tomado como reto unas cuántas cosas; en primer lugar, “adiestrar” a su gusto a este supuesto protector que su padre le había impuesto.
    Junior no soportaba, entre tantas cosas, que contradijera sus órdenes. Y no era su pretensión que se comportara como un perro faldero, pero sí que tuviera la mínima inteligencia para comprender cuando no lo quería cerca, o cuando “NO” significaba, como la palabra lo decía, una negativa a realizar equis cosa sobre su persona. En cuanto a sus maneras, era evidente que el adolescente no conocía los buenos modales, por lo que, mantenerlo callado era la mejor opción para que Junior no enloqueciera al escucharlo. Afortunadamente no tendría que estar mucho tiempo conviviendo con él, había formulados varias ideas que tenían como objetivo echarlo lo más lejos posible.
    Junior no necesitaba ningún protector, ni niñero, ni compañero, esa necesidad se había extinguido desde hace un buen rato, si su padre lo hubiera hecho antes, cuando era más pequeño y quería un amigo con quien pasar el tiempo, entonces Junior probablemente lo hubiera recibido de mejor forma. Ahora, la presencia de este “androide” solo significó una amenaza a su tranquilidad.
    En segundo lugar, estaba la cuestión de lo que era.
    A pesar de que sonaba a algo sacado de un libro de ciencia ficción, Junior lo aceptó rápidamente, las pruebas estaban ahí, no necesitaba darle más vueltas al asunto. De hecho, estaba interesado en descubrir más de su existencia: ¿Cómo estaba construido? ¿Cuál era su diseño? ¿Cuáles eran sus aptitudes, sus límites? ¿Por qué tenía una personalidad tan molesta? Si podía cambiar esto último, como Hiro había dicho que no podía, Junior podría aceptar su presencia. Sin embargo, tenía una duda que estaba interfiriendo en sus planes y que había querido solventar antes, pero, no había podido por dejarse llevar por sus emociones; estaba justificado, Hiro lo hacía irritar demasiado rápido.
    Chistosamente, Junior había tomado la sugerencia el androide y había salido al jardín para disfrutar del buen clima. Los sirvientes habían dispuesto una mesa redonda con un mantel blanco, y habían llevado té y el desayuno que se había saltado por recibir al adolescente.
    Como sabía que lo había seguido, y que se mantenía cerca suyo en todo momento, Junior lo llamó:
    —Señor Hiro, ¿podría acercarse? Quiero hacerle una pregunta.
    El día ni siquiera había terminado y Junior había pasado por una serie de emociones desagradables. Estas le estaban impidiendo pensar con claridad, ofuscando su mente de una manera que hace años no le sucedía. Y no era para menos, la vida del joven Phantomhive radicaba en estar confinado en una mansión solo todo el día. Estaba acostumbrado a ver los mismos rostros de siempre, con sus respectivas personalidades que aceptaba, y que, con el paso del tiempo, había llegado a respetar y querer. A comparación, esta persona-máquina que su padre le había enviado era… algo que no podía ni siquiera tolerar. Junior jamás había imaginado que un individuo pudiera hacerle experimentar tantas emociones en un corto período de tiempo, fue tan admirable como irritante en partes iguales, y a pesar de lo que había dicho en los breves encuentros con aquel adolescente daban cuenta de que no quería verle ni en pintura, el joven Phantomhive se había tomado como reto unas cuántas cosas; en primer lugar, “adiestrar” a su gusto a este supuesto protector que su padre le había impuesto. Junior no soportaba, entre tantas cosas, que contradijera sus órdenes. Y no era su pretensión que se comportara como un perro faldero, pero sí que tuviera la mínima inteligencia para comprender cuando no lo quería cerca, o cuando “NO” significaba, como la palabra lo decía, una negativa a realizar equis cosa sobre su persona. En cuanto a sus maneras, era evidente que el adolescente no conocía los buenos modales, por lo que, mantenerlo callado era la mejor opción para que Junior no enloqueciera al escucharlo. Afortunadamente no tendría que estar mucho tiempo conviviendo con él, había formulados varias ideas que tenían como objetivo echarlo lo más lejos posible. Junior no necesitaba ningún protector, ni niñero, ni compañero, esa necesidad se había extinguido desde hace un buen rato, si su padre lo hubiera hecho antes, cuando era más pequeño y quería un amigo con quien pasar el tiempo, entonces Junior probablemente lo hubiera recibido de mejor forma. Ahora, la presencia de este “androide” solo significó una amenaza a su tranquilidad. En segundo lugar, estaba la cuestión de lo que era. A pesar de que sonaba a algo sacado de un libro de ciencia ficción, Junior lo aceptó rápidamente, las pruebas estaban ahí, no necesitaba darle más vueltas al asunto. De hecho, estaba interesado en descubrir más de su existencia: ¿Cómo estaba construido? ¿Cuál era su diseño? ¿Cuáles eran sus aptitudes, sus límites? ¿Por qué tenía una personalidad tan molesta? Si podía cambiar esto último, como Hiro había dicho que no podía, Junior podría aceptar su presencia. Sin embargo, tenía una duda que estaba interfiriendo en sus planes y que había querido solventar antes, pero, no había podido por dejarse llevar por sus emociones; estaba justificado, Hiro lo hacía irritar demasiado rápido. Chistosamente, Junior había tomado la sugerencia el androide y había salido al jardín para disfrutar del buen clima. Los sirvientes habían dispuesto una mesa redonda con un mantel blanco, y habían llevado té y el desayuno que se había saltado por recibir al adolescente. Como sabía que lo había seguido, y que se mantenía cerca suyo en todo momento, Junior lo llamó: —Señor Hiro, ¿podría acercarse? Quiero hacerle una pregunta.
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  • — Nunca pensé que el imbécil de Sonic tuviera a un amigo que disfrute de la lectura de novelas de ciencia ficción. Me caes bien, Miles.
    — Nunca pensé que el imbécil de Sonic tuviera a un amigo que disfrute de la lectura de novelas de ciencia ficción. Me caes bien, Miles.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    || En estos momentos estoy probando toda la página de ficrol, trasteando subiendo toda la información que tengo acumulada sobre este pj, porque tengo bastante... Aviso por si aparecen o desaparecen publicaciones. Lo siento de antemano.

    Y en segundo lugar, aunque este personaje se mueve mayormente por roles de ciencia ficción, fantasía y lo sobrenatural a la hora de rolear, podría adaptarme a otras cosas más slice of life, si alguien desea rolear.
    || En estos momentos estoy probando toda la página de ficrol, trasteando subiendo toda la información que tengo acumulada sobre este pj, porque tengo bastante... Aviso por si aparecen o desaparecen publicaciones. Lo siento de antemano. Y en segundo lugar, aunque este personaje se mueve mayormente por roles de ciencia ficción, fantasía y lo sobrenatural a la hora de rolear, podría adaptarme a otras cosas más slice of life, si alguien desea rolear.
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  • "Escribir es mi medio de escape favorito de los horrores del mundo. Mi felicidad es una ficción al igual que las historias que escribo. El alcohol mi único y fiel compañero" .

    "A diario deseo dormir, soñar y no despertar ya nunca más".
    "Escribir es mi medio de escape favorito de los horrores del mundo. Mi felicidad es una ficción al igual que las historias que escribo. El alcohol mi único y fiel compañero" . "A diario deseo dormir, soñar y no despertar ya nunca más". 🥀🍷
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