• En la infinita desesperación existe esperanza ¡Bienvenidos damas y caballeros!, es la primera edición de mi querido podcast "Los fantasmas son el mejor tipo de pokemones", como primera invitada tenemos a una gran invitada. Nessa quien es la líder de gimnasio número dos de la Región Galar, especialista en Pokémon de tipo agua. Viene en pleno uso de sus facultades mentales a hablarnos de las maravillas del mejor tipo de pokemones ¿No es así querida señorita?

    -Están en una casa abandonada, en la sala principal donde hay 1 gran escritorio que es donde esta sentado el pokemon fantasma, y delante hay un sofá color azul donde estaría su invitada. Lo más importante es que hay una cámara encendida apoyada en una mesa de madera en un rincón de la habitación grabando todo-


    Nessa
    En la infinita desesperación existe esperanza ¡Bienvenidos damas y caballeros!, es la primera edición de mi querido podcast "Los fantasmas son el mejor tipo de pokemones", como primera invitada tenemos a una gran invitada. Nessa quien es la líder de gimnasio número dos de la Región Galar, especialista en Pokémon de tipo agua. Viene en pleno uso de sus facultades mentales a hablarnos de las maravillas del mejor tipo de pokemones ¿No es así querida señorita? -Están en una casa abandonada, en la sala principal donde hay 1 gran escritorio que es donde esta sentado el pokemon fantasma, y delante hay un sofá color azul donde estaría su invitada. Lo más importante es que hay una cámara encendida apoyada en una mesa de madera en un rincón de la habitación grabando todo- [zephyr_lime_mule_692]
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  • Hoy..
    Los fantasmas tenemos derecho a subir a la superficie, aunque yo ya lo hacía..

    ++ Aún así, su cuerpo dejará de ser tan transparente++
    Hoy.. Los fantasmas tenemos derecho a subir a la superficie, aunque yo ya lo hacía.. ++ Aún así, su cuerpo dejará de ser tan transparente++
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  • El día 14 del Inkfest comenzó con Jeff The Killer claramente irritado. Ticcy Toby había estado fastidiándolo sin parar sobre lo poco que leía, insinuando que ni siquiera sabía lo que era una biblioteca. Cansado de sus provocaciones, Jeff finalmente decidió probar su punto.

    Con desgana, se dirigió a una vieja biblioteca en Ficrol, un lugar polvoriento y olvidado por el tiempo. Mientras caminaba entre los estantes, sus ojos se fijaron en un libro peculiar con una portada grabada con un símbolo brillante. "¿Por qué no?", pensó, tomando el libro y abriéndolo sin más.

    En cuanto lo hizo, una ráfaga de viento frío recorrió el lugar, y de las páginas comenzaron a salir criaturas de todo tipo. Hombres armados con espadas, lobos gigantes y hasta un dragón emergieron de las letras impresas, como si cada palabra cobrara vida de repente.

    —¡Ah, genial! ¡Esto no puede estar pasando otra vez! —gruñó Jeff, esquivando a un caballero medieval que le lanzó un golpe con su espada.

    Las criaturas no dejaban de salir, llenando la biblioteca de fantasmas, guerreros y monstruos fantásticos. Todo aquello parecía un desfile de pesadillas salidas de los libros.

    —Definitivamente, esta es la última vez que toco un maldito libro —murmuró, corriendo hacia la salida mientras el caos seguía desatándose a su alrededor.

    #Inkfest DIA 14
    El día 14 del Inkfest comenzó con Jeff The Killer claramente irritado. Ticcy Toby había estado fastidiándolo sin parar sobre lo poco que leía, insinuando que ni siquiera sabía lo que era una biblioteca. Cansado de sus provocaciones, Jeff finalmente decidió probar su punto. Con desgana, se dirigió a una vieja biblioteca en Ficrol, un lugar polvoriento y olvidado por el tiempo. Mientras caminaba entre los estantes, sus ojos se fijaron en un libro peculiar con una portada grabada con un símbolo brillante. "¿Por qué no?", pensó, tomando el libro y abriéndolo sin más. En cuanto lo hizo, una ráfaga de viento frío recorrió el lugar, y de las páginas comenzaron a salir criaturas de todo tipo. Hombres armados con espadas, lobos gigantes y hasta un dragón emergieron de las letras impresas, como si cada palabra cobrara vida de repente. —¡Ah, genial! ¡Esto no puede estar pasando otra vez! —gruñó Jeff, esquivando a un caballero medieval que le lanzó un golpe con su espada. Las criaturas no dejaban de salir, llenando la biblioteca de fantasmas, guerreros y monstruos fantásticos. Todo aquello parecía un desfile de pesadillas salidas de los libros. —Definitivamente, esta es la última vez que toco un maldito libro —murmuró, corriendo hacia la salida mientras el caos seguía desatándose a su alrededor. #Inkfest DIA 14
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  • —Se acerca otro Halloween... La noche en que la gente celebra lo que teme. Se disfrazan de monstruos, fantasmas y demonios, sin entender realmente la oscuridad que acecha en el mundo. Para ellos, es un juego, una excusa para escapar de la monotonía y sumergirse en la fantasía.
    —Se acerca otro Halloween... La noche en que la gente celebra lo que teme. Se disfrazan de monstruos, fantasmas y demonios, sin entender realmente la oscuridad que acecha en el mundo. Para ellos, es un juego, una excusa para escapar de la monotonía y sumergirse en la fantasía.
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  • Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos.

    El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor.

    Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera.

    Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento.

    Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre.

    Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado.
    El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo.
    Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos.

    Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle.

    Esta vez, todas los espectadores vivos tosen.

    Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre.

    Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él.

    — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek.

    Su padre le mira el pecho.

    — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante.

    Pero su padre aún le mira el pecho.
    Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista.

    Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera.

    El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo.

    Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece.

    #ElBrujoCojo
    Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos. El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor. Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera. Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento. Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre. Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado. El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo. Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos. Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle. Esta vez, todas los espectadores vivos tosen. Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre. Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él. — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek. Su padre le mira el pecho. — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante. Pero su padre aún le mira el pecho. Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista. Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera. El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo. Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece. #ElBrujoCojo
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  • El onceavo día del Inkfest, Jeff decidió jugar a la ouija solo por diversión. Mientras se sentaba frente al tablero, deslizó sus dedos sobre el indicador con una sonrisa burlona.

    —Vamos, sorpréndeme —murmuró, esperando que algo interesante sucediera.

    El indicador comenzó a moverse rápidamente, eliminando "TE ENCONTRÉ" . Jeff arqueó una ceja, más divertido que alarmado.

    — ¿Te encontré? —dijo en tono burlón—. ¿Qué eres, uno de los tantos a los que mate? ¿Vienes por venganza o qué?

    Pero en lugar de una respuesta, el aire se volvió cálido y una figura comenzó a materializarse frente a él. A diferencia de los fantasmas típicos que había visto, esta aparición era sorprendentemente atractiva, con una sonrisa coqueta. Jeff frunció el ceño, confundido.

    —¿Qué demonios...? —murmuró, retrocediendo un paso.

    El fantasma se acercó lentamente, sin decir una palabra, pero con una mirada fija y casi devota. Jeff, por primera vez en mucho tiempo, no supo cómo reaccionar.

    —¿En serio? —dijo, frustrado mientras la figura seguía avanzando—. ¡Dime que no soy el blanco de una de mis propias fans ahora!

    El espectro simplemente le sonreía, rodeándolo como si lo estuviera evaluando, y Jeff, incómodo como nunca antes, gruñó.

    —Genial... un fantasma caliente y fan. Esto no puede terminar bien...

    #Inkfest DIA 11
    El onceavo día del Inkfest, Jeff decidió jugar a la ouija solo por diversión. Mientras se sentaba frente al tablero, deslizó sus dedos sobre el indicador con una sonrisa burlona. —Vamos, sorpréndeme —murmuró, esperando que algo interesante sucediera. El indicador comenzó a moverse rápidamente, eliminando "TE ENCONTRÉ" . Jeff arqueó una ceja, más divertido que alarmado. — ¿Te encontré? —dijo en tono burlón—. ¿Qué eres, uno de los tantos a los que mate? ¿Vienes por venganza o qué? Pero en lugar de una respuesta, el aire se volvió cálido y una figura comenzó a materializarse frente a él. A diferencia de los fantasmas típicos que había visto, esta aparición era sorprendentemente atractiva, con una sonrisa coqueta. Jeff frunció el ceño, confundido. —¿Qué demonios...? —murmuró, retrocediendo un paso. El fantasma se acercó lentamente, sin decir una palabra, pero con una mirada fija y casi devota. Jeff, por primera vez en mucho tiempo, no supo cómo reaccionar. —¿En serio? —dijo, frustrado mientras la figura seguía avanzando—. ¡Dime que no soy el blanco de una de mis propias fans ahora! El espectro simplemente le sonreía, rodeándolo como si lo estuviera evaluando, y Jeff, incómodo como nunca antes, gruñó. —Genial... un fantasma caliente y fan. Esto no puede terminar bien... #Inkfest DIA 11
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  • "Día 6. Invasión de fantasmas! Los fantasmas invaden ficrol!
    Día 7. Vuélvete un cazafantasmas para detener la invasión! "

    ------

    Las explicaciones lógicas, en este momento, no existían.
    De un momento para el otro, la mansión Phantomhive se vio invadida por fantasmas.
    Estos se hallaban en el salón, en los dormitorios, en la cocina, ¡hasta en el baño!
    Merodeaban en cada rincón, en cada pasillo y en cada lugar donde mirasen e intentasen esconderse.
    —¡Padre, la mansión ya no es segura! —gritó Junior mientras corría junto el adulto. —¡Debemos ir al exterior!
    Era la opción más viable, un espacio abierto les permitiría mayores posibilidades de escape.

    ------
    Charles Grey
    #Inkfest
    "Día 6. Invasión de fantasmas! Los fantasmas invaden ficrol! Día 7. Vuélvete un cazafantasmas para detener la invasión! " ------ Las explicaciones lógicas, en este momento, no existían. De un momento para el otro, la mansión Phantomhive se vio invadida por fantasmas. Estos se hallaban en el salón, en los dormitorios, en la cocina, ¡hasta en el baño! Merodeaban en cada rincón, en cada pasillo y en cada lugar donde mirasen e intentasen esconderse. —¡Padre, la mansión ya no es segura! —gritó Junior mientras corría junto el adulto. —¡Debemos ir al exterior! Era la opción más viable, un espacio abierto les permitiría mayores posibilidades de escape. ------ [EarlGrey] #Inkfest
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  • El octavo día del Inkfest transcurría como cualquier otro para Jeff The Killer. Tras un largo día de cazar fantasmas y sembrar caos, decidió que era hora de refrescarse un poco. Abrió su refrigerador, encontrándose con una selección de bebidas que brillaban de manera extraña y, sin pensarlo dos veces, tomó una al azar y se la bebió de un solo trago.

    Al instante, algo comenzó a cambiar en su cuerpo. Jeff sintió un escalofrío recorriendo su espalda, seguido por una transformación en su apariencia. Corrió al espejo más cercano y lo que vio lo dejó sin palabras.

    —¡No, no, no...! ¡MALDITA SEA! —gritó, tocándose el rostro, que ahora lucía mucho más amigable, con una sonrisa inocente y ojos menos amenazantes. Para su horror, su chaqueta habitual había sido reemplazada por una versión más limpia y suave.

    —¡No puede ser! PAREZO MI PUTO PRIMO —exclamó, refiriéndose a Jeff The Hugger, el otro Jeff que todos conocían por su disposición cariñosa y sus abrazos.

    Intentó recuperar su apariencia habitual, forzando su sonrisa de locura y tratando de despeinarse, pero no importaba cuánto lo intentara: su reflejo seguía mostrando una versión adorable y amigable de sí mismo.

    —¡No soy Hugger! ¡No quiero parecerme a ese payaso que da abrazos! —gruñó, golpeando el espejo, sin éxito en cambiar lo que veía. Cada vez que lo miraba, solo podía pensar en lo que dirían los demás.

    — SI ME VEN ASI ME CONFUNDIRAN CON ESE INUTIL—gritaba mientras se desesperaba por recuperar su habitual aura de terror.
    El octavo día del Inkfest transcurría como cualquier otro para Jeff The Killer. Tras un largo día de cazar fantasmas y sembrar caos, decidió que era hora de refrescarse un poco. Abrió su refrigerador, encontrándose con una selección de bebidas que brillaban de manera extraña y, sin pensarlo dos veces, tomó una al azar y se la bebió de un solo trago. Al instante, algo comenzó a cambiar en su cuerpo. Jeff sintió un escalofrío recorriendo su espalda, seguido por una transformación en su apariencia. Corrió al espejo más cercano y lo que vio lo dejó sin palabras. —¡No, no, no...! ¡MALDITA SEA! —gritó, tocándose el rostro, que ahora lucía mucho más amigable, con una sonrisa inocente y ojos menos amenazantes. Para su horror, su chaqueta habitual había sido reemplazada por una versión más limpia y suave. —¡No puede ser! PAREZO MI PUTO PRIMO —exclamó, refiriéndose a Jeff The Hugger, el otro Jeff que todos conocían por su disposición cariñosa y sus abrazos. Intentó recuperar su apariencia habitual, forzando su sonrisa de locura y tratando de despeinarse, pero no importaba cuánto lo intentara: su reflejo seguía mostrando una versión adorable y amigable de sí mismo. —¡No soy Hugger! ¡No quiero parecerme a ese payaso que da abrazos! —gruñó, golpeando el espejo, sin éxito en cambiar lo que veía. Cada vez que lo miraba, solo podía pensar en lo que dirían los demás. — SI ME VEN ASI ME CONFUNDIRAN CON ESE INUTIL—gritaba mientras se desesperaba por recuperar su habitual aura de terror.
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  • Tras la invasión fantasmal del día anterior, Jeff The Killer se despertó con una nueva idea. Si no podía golpear a los fantasmas, quizá podría cazarlos. Con una sonrisa torcida, decidió que era momento de convertirse en un improvisado cazafantasmas.

    —¿Cazar fantasmas? —rió para sí mismo—. Esto va a ser divertido.

    Armado con una aspiradora vieja y una mochila llena de objetos aleatorios, Jeff salió a las calles de Ficrol, buscando a sus enemigos etéreos. Los fantasmas seguían causando estragos, flotando a través de paredes y riendo de manera burlona, pero esta vez, Jeff estaba listo.

    —AQUI VIENE TU PEOR PESADILLA PENDEJO DE MIERDA —gritó, lanzándose hacia el primer fantasma que vio, tratando de succionar al espectro con la aspiradora.

    El resultado, aunque no del todo exitoso, lo mantuvo entretenido. Cada captura fallida solo lo animaba más, aumentando su locura y determinación.

    —LES DIJE QUE LOS MATARIA...o lo que sea que haga con fantasmas! —exclamó entre risas, mientras continuaba su misión de cazafantasmas con su estilo único y un toque de pura locura

    #inkfest DIA7
    Tras la invasión fantasmal del día anterior, Jeff The Killer se despertó con una nueva idea. Si no podía golpear a los fantasmas, quizá podría cazarlos. Con una sonrisa torcida, decidió que era momento de convertirse en un improvisado cazafantasmas. —¿Cazar fantasmas? —rió para sí mismo—. Esto va a ser divertido. Armado con una aspiradora vieja y una mochila llena de objetos aleatorios, Jeff salió a las calles de Ficrol, buscando a sus enemigos etéreos. Los fantasmas seguían causando estragos, flotando a través de paredes y riendo de manera burlona, pero esta vez, Jeff estaba listo. —AQUI VIENE TU PEOR PESADILLA PENDEJO DE MIERDA —gritó, lanzándose hacia el primer fantasma que vio, tratando de succionar al espectro con la aspiradora. El resultado, aunque no del todo exitoso, lo mantuvo entretenido. Cada captura fallida solo lo animaba más, aumentando su locura y determinación. —LES DIJE QUE LOS MATARIA...o lo que sea que haga con fantasmas! —exclamó entre risas, mientras continuaba su misión de cazafantasmas con su estilo único y un toque de pura locura #inkfest DIA7
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  • La atmósfera en Ficrol se volvió cada vez más inquietante, incluso para alguien como Jeff The Killer. Era el sexto día del Inkfest, y mientras él se tomaba un momento para disfrutar del caos que había causado con la fiesta, sintió un cambio en el ambiente. El aire se volvió frío, y una neblina etérea comenzó a envolver las calles.

    —¿Qué es esta tontería ahora? —gruñó, frunciendo el ceño mientras notaba sombras flotantes en la distancia.

    De pronto, el eco de risas macabras y susurros sombríos llenó el aire. Las figuras fantasmales comenzaron a aparecer, flotando por las calles de Ficrol. Era una verdadera invasión de fantasmas.

    —¡Perfecto, fantasmas! ¡Lo que me faltaba! —dijo Jeff, sarcástico, mientras observaba cómo las entidades espectrales atravesaban paredes y objetos, causando caos a su paso.

    Al principio, Jeff pensó en ignorarlos, pero uno de los fantasmas decidió atravesar su propia casa, desordenando sus cosas y haciendo caer una de sus preciadas decoraciones.

    —MALDITO IMBECIL ESO ME LO REGALO MI HERMOSA NINA, AHORA VERAS PENDEJO DE MIERDA—

    intento darle pero solo los atravezaba

    — VIEJOS PUTOS LOS VOY A MATAR...DE NUEVO? SUPONGO

    #inkfest DIA 6
    La atmósfera en Ficrol se volvió cada vez más inquietante, incluso para alguien como Jeff The Killer. Era el sexto día del Inkfest, y mientras él se tomaba un momento para disfrutar del caos que había causado con la fiesta, sintió un cambio en el ambiente. El aire se volvió frío, y una neblina etérea comenzó a envolver las calles. —¿Qué es esta tontería ahora? —gruñó, frunciendo el ceño mientras notaba sombras flotantes en la distancia. De pronto, el eco de risas macabras y susurros sombríos llenó el aire. Las figuras fantasmales comenzaron a aparecer, flotando por las calles de Ficrol. Era una verdadera invasión de fantasmas. —¡Perfecto, fantasmas! ¡Lo que me faltaba! —dijo Jeff, sarcástico, mientras observaba cómo las entidades espectrales atravesaban paredes y objetos, causando caos a su paso. Al principio, Jeff pensó en ignorarlos, pero uno de los fantasmas decidió atravesar su propia casa, desordenando sus cosas y haciendo caer una de sus preciadas decoraciones. —MALDITO IMBECIL ESO ME LO REGALO MI HERMOSA NINA, AHORA VERAS PENDEJO DE MIERDA— intento darle pero solo los atravezaba — VIEJOS PUTOS LOS VOY A MATAR...DE NUEVO? SUPONGO #inkfest DIA 6
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