• Entra a la cocina con un rugido en su estómago. La búsqueda de comida era inminente, y su mente se ilumina con el recuerdo de las sobras que Sam había dejado hace un par de días.
    “𝑵𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒂𝒏 𝒎𝒂𝒍𝒐”, pensó, mientras se dirige a la nevera. Sin embargo, al abrirla, una ola de mal olor lo golpea.

    — Genial, Sam, ¿en serio? — murmura mientras se asoma a la balda, descubriendo que las sobras se habían convertido en una masa poco apetecible y en un estado de descomposición que ni siquiera un cazador podría ignorar. Con un suspiro de resignación, Dean cierra la nevera, sintiéndose derrotado.

    Abre los armarios en busca de algo que pudiera salvar la situación. Encuentra pasta y una lata de salsa que parecía aún aceptable.

    Mientras pone agua a hervir, recuerda cómo Sam siempre intentaba mejorar su dieta, mientras él solo quería una hamburguesa. Pero en ese momento, lo único que podía hacer era improvisar. Con un poco de música de fondo y la mente en sus pensamientos, se prepara para una cena que, aunque no era lo que deseaba, lo saciaría.

    “𝑬𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒂𝒔𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒔 𝒂 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒛𝒂𝒅𝒐𝒓 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒚 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓𝒂”, bromea para sí mismo mientras revuelve la pasta, buscando consuelo en lo simple de la cocina.
    Entra a la cocina con un rugido en su estómago. La búsqueda de comida era inminente, y su mente se ilumina con el recuerdo de las sobras que Sam había dejado hace un par de días. “𝑵𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒂𝒏 𝒎𝒂𝒍𝒐”, pensó, mientras se dirige a la nevera. Sin embargo, al abrirla, una ola de mal olor lo golpea. — Genial, Sam, ¿en serio? — murmura mientras se asoma a la balda, descubriendo que las sobras se habían convertido en una masa poco apetecible y en un estado de descomposición que ni siquiera un cazador podría ignorar. Con un suspiro de resignación, Dean cierra la nevera, sintiéndose derrotado. Abre los armarios en busca de algo que pudiera salvar la situación. Encuentra pasta y una lata de salsa que parecía aún aceptable. Mientras pone agua a hervir, recuerda cómo Sam siempre intentaba mejorar su dieta, mientras él solo quería una hamburguesa. Pero en ese momento, lo único que podía hacer era improvisar. Con un poco de música de fondo y la mente en sus pensamientos, se prepara para una cena que, aunque no era lo que deseaba, lo saciaría. “𝑬𝒔𝒕𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒂𝒔𝒂 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒔 𝒂 𝒖𝒏 𝒄𝒂𝒛𝒂𝒅𝒐𝒓 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖𝒔 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒚 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒆𝒗𝒆𝒓𝒂”, bromea para sí mismo mientras revuelve la pasta, buscando consuelo en lo simple de la cocina.
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  • El aroma del café recién molido llenaba la pequeña cocina de la casa de su abuela. Carmina, de pie frente a la estufa, giraba la espátula con suavidad, removiendo unos huevos que chisporroteaban en la sartén. El silencio de la mañana la envolvía, roto solo por el leve gorgoteo de la cafetera y el crujido del pan en el tostador. No era común que su abuela le pidiera ayuda para preparar el desayuno. Ella, que siempre había sido una figura llena de energía y diligencia, de esas que no se quedaban quietas ni un momento.

    Sin embargo, en los últimos días, la notaba más fatigada, más lenta, y eso le había inquietado. La escena de su abuela pidiéndole ayuda esa misma mañana regresó a su mente: la había encontrado en la mesa de la cocina, con las manos rodeando una taza de té que apenas había bebido, sus ojos cargados de un cansancio que Carmina no había visto antes.

    "¿Podrías encargarte del desayuno hoy, querida? Creo que me vendría bien descansar un poco más," le había dicho, sonriendo con esa ternura tan suya, aunque a Carmina le pareció que su sonrisa había sido algo triste. El recuerdo le hizo suspirar, y mientras volcaba los huevos en un plato y los decoraba con un toque de perejil fresco, un nudo empezó a formarse en su pecho.

    Conforme iba colocando cada parte del desayuno —los huevos, el pan tostado, el café negro—, su mente divagaba, recorriendo aquellos días en los que su abuelo Pietro aún estaba con ellas. Habían pasado ya unos años desde que él partió, pero el dolor todavía la acompañaba, como una sombra silenciosa. Recordaba cómo había sido verlo debilitarse, cómo su risa franca se volvió un susurro, hasta que, un día, solo quedó el eco de su voz en la casa.

    Carmina se mordió el labio, tratando de alejar esos pensamientos oscuros. Pero el miedo era inevitable. Su abuela, a quien tanto amaba, era ahora la figura más fuerte que le quedaba, el lazo que la mantenía unida a esos recuerdos de amor y calidez que tanto atesoraba. Verla vulnerable la hacía consciente de lo frágil y efímero de la vida, y ese pensamiento le helaba el corazón. ¿Y si un día también la perdía a ella?

    "Es solo un poco de cansancio," se decía para tranquilizarse, mientras apretaba el borde de la encimera, buscando en la madera fría un ancla que la sostuviera. Pero no podía evitar preguntarse: ¿cuánto tiempo le quedaba con su abuela? ¿Cuántos desayunos más prepararía para ella, o cuántas tardes más compartirían en el jardín, charlando sobre cualquier cosa mientras el sol caía?

    Sacudió la cabeza y respiró hondo. Al terminar de preparar la bandeja con el desayuno, la sostuvo con ambas manos, observando por un instante el esmero en cada detalle. Sabía que cada minuto contaba, y que, aunque el temor seguía presente, quería asegurarse de hacer feliz a su abuela cada día que le fuera posible. Con ese pensamiento, llevó la bandeja a la mesa donde su abuela la esperaba, y en el instante en que ella sonrió al verla, Carmina sintió una chispa de alivio.

    A lo mejor no podía detener el paso del tiempo ni proteger a su abuela de su propio cuerpo, pero podía estar ahí para ella, acompañándola.
    El aroma del café recién molido llenaba la pequeña cocina de la casa de su abuela. Carmina, de pie frente a la estufa, giraba la espátula con suavidad, removiendo unos huevos que chisporroteaban en la sartén. El silencio de la mañana la envolvía, roto solo por el leve gorgoteo de la cafetera y el crujido del pan en el tostador. No era común que su abuela le pidiera ayuda para preparar el desayuno. Ella, que siempre había sido una figura llena de energía y diligencia, de esas que no se quedaban quietas ni un momento. Sin embargo, en los últimos días, la notaba más fatigada, más lenta, y eso le había inquietado. La escena de su abuela pidiéndole ayuda esa misma mañana regresó a su mente: la había encontrado en la mesa de la cocina, con las manos rodeando una taza de té que apenas había bebido, sus ojos cargados de un cansancio que Carmina no había visto antes. "¿Podrías encargarte del desayuno hoy, querida? Creo que me vendría bien descansar un poco más," le había dicho, sonriendo con esa ternura tan suya, aunque a Carmina le pareció que su sonrisa había sido algo triste. El recuerdo le hizo suspirar, y mientras volcaba los huevos en un plato y los decoraba con un toque de perejil fresco, un nudo empezó a formarse en su pecho. Conforme iba colocando cada parte del desayuno —los huevos, el pan tostado, el café negro—, su mente divagaba, recorriendo aquellos días en los que su abuelo Pietro aún estaba con ellas. Habían pasado ya unos años desde que él partió, pero el dolor todavía la acompañaba, como una sombra silenciosa. Recordaba cómo había sido verlo debilitarse, cómo su risa franca se volvió un susurro, hasta que, un día, solo quedó el eco de su voz en la casa. Carmina se mordió el labio, tratando de alejar esos pensamientos oscuros. Pero el miedo era inevitable. Su abuela, a quien tanto amaba, era ahora la figura más fuerte que le quedaba, el lazo que la mantenía unida a esos recuerdos de amor y calidez que tanto atesoraba. Verla vulnerable la hacía consciente de lo frágil y efímero de la vida, y ese pensamiento le helaba el corazón. ¿Y si un día también la perdía a ella? "Es solo un poco de cansancio," se decía para tranquilizarse, mientras apretaba el borde de la encimera, buscando en la madera fría un ancla que la sostuviera. Pero no podía evitar preguntarse: ¿cuánto tiempo le quedaba con su abuela? ¿Cuántos desayunos más prepararía para ella, o cuántas tardes más compartirían en el jardín, charlando sobre cualquier cosa mientras el sol caía? Sacudió la cabeza y respiró hondo. Al terminar de preparar la bandeja con el desayuno, la sostuvo con ambas manos, observando por un instante el esmero en cada detalle. Sabía que cada minuto contaba, y que, aunque el temor seguía presente, quería asegurarse de hacer feliz a su abuela cada día que le fuera posible. Con ese pensamiento, llevó la bandeja a la mesa donde su abuela la esperaba, y en el instante en que ella sonrió al verla, Carmina sintió una chispa de alivio. A lo mejor no podía detener el paso del tiempo ni proteger a su abuela de su propio cuerpo, pero podía estar ahí para ella, acompañándola.
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  • Recién despertó para darse cuenta de la fecha que era y, sumado a ello, que había vuelto a perder su brazo.

    Parpadeando confundido al seguir adormilado, suspiró, buscándolo por la cama antes de asomarse debajo de esta.

    —¿Eh? ¿No... está?

    Se levantó con cuidado, comenzando a buscar alrededor.
    No pudo haber desaparecido así nada más, aunque no encontraba rastro alguno, terminando por suspirar, peinando sus cabellos al quedarle sólo el izquierdo.

    —Maldita sea...
    Recién despertó para darse cuenta de la fecha que era y, sumado a ello, que había vuelto a perder su brazo. Parpadeando confundido al seguir adormilado, suspiró, buscándolo por la cama antes de asomarse debajo de esta. —¿Eh? ¿No... está? Se levantó con cuidado, comenzando a buscar alrededor. No pudo haber desaparecido así nada más, aunque no encontraba rastro alguno, terminando por suspirar, peinando sus cabellos al quedarle sólo el izquierdo. —Maldita sea...
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  • — Lleva toda la tarde escuchando música con los cascos y el reproductor de Dean, en su cama. Abstrayéndose del mundo, tratando de no pensar en todo lo que tenia encima, en todo lo que estaba por pasar y todo lo que tenia que evitar...

    Y consiguiéndolo hasta tal punto que termina por quedarse dormida, en una cama que no es la suya, con una camiseta que no es la suya... Acunada por la música rock de los 70 y el olor de Dean pegado en las sabanas.


    #3D #Comunidad3D #Personajes3D #ClaireNovak
    — Lleva toda la tarde escuchando música con los cascos y el reproductor de Dean, en su cama. Abstrayéndose del mundo, tratando de no pensar en todo lo que tenia encima, en todo lo que estaba por pasar y todo lo que tenia que evitar... Y consiguiéndolo hasta tal punto que termina por quedarse dormida, en una cama que no es la suya, con una camiseta que no es la suya... Acunada por la música rock de los 70 y el olor de Dean pegado en las sabanas. #3D #Comunidad3D #Personajes3D #ClaireNovak
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  • Tu viaje es uno de equilibrar tu rica vida interior con las demandas del mundo exterior, siempre esforzándote por traer más belleza, amabilidad y autenticidad a tu vida y a las vidas de quienes te rodean.
    Tu viaje es uno de equilibrar tu rica vida interior con las demandas del mundo exterior, siempre esforzándote por traer más belleza, amabilidad y autenticidad a tu vida y a las vidas de quienes te rodean. 💜💜💜 :STK-13:
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  • Carmina estaba tras el mostrador de la tienda de conveniencia de su abuela, con la cabeza apoyada en su mano y los ojos pesados. La noche anterior había devorado páginas de su último libro hasta el amanecer, prometiéndose que “solo sería un capítulo más.”

    El suave ronroneo de la nevera y el sonido del reloj en la pared eran casi hipnóticos. Poco a poco, su cabeza fue cayendo hasta quedar recostada en el mostrador.

    Un cliente entró, y al verla dormida, carraspeó. Carmina despertó de golpe, tartamudeando una disculpa mientras su abuela reía desde el fondo de la tienda.
    Carmina estaba tras el mostrador de la tienda de conveniencia de su abuela, con la cabeza apoyada en su mano y los ojos pesados. La noche anterior había devorado páginas de su último libro hasta el amanecer, prometiéndose que “solo sería un capítulo más.” El suave ronroneo de la nevera y el sonido del reloj en la pared eran casi hipnóticos. Poco a poco, su cabeza fue cayendo hasta quedar recostada en el mostrador. Un cliente entró, y al verla dormida, carraspeó. Carmina despertó de golpe, tartamudeando una disculpa mientras su abuela reía desde el fondo de la tienda.
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  • Dean Winchester despertó en el bunker. A su alrededor, el silencio era casi palpable, roto solo por el suave zumbido del sistema de renovación del aire. La noche anterior había sido intensa: un caso de un espíritu vengativo que había dejado un rastro de caos en una pequeña ciudad. Había tenido que usar todas sus habilidades y un par de trucos más para salir de esa situación.

    Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Hope Mikaelson dormida a su lado. Su cabello castaño caía en desorden sobre la almohada, y la luz de la mesilla, la cual había quedado encendida toda la noche, iluminaba suavemente sus rasgos. A pesar del cansancio, Dean sintió una calidez en su pecho. Había sido una locura encontrarse en medio de una batalla sobrenatural y luego terminar acurrucados, pero él no podía pedir nada mejor.

    Se frotó los ojos y trató de levantarse con cuidado para no despertarla, pero el movimiento hizo que Hope entreabriera los ojos.
    — ¿Ya te vas? — preguntó con voz adormilada, sonriendo apenas.

    — Solo voy por un café — respondió Dean, sintiendo cómo la tensión de la noche anterior se desvanecía un poco más con su presencia. —¿Te apetece algo?—

    Hope se estiró, dejando escapar un pequeño bostezo.
    — Un café suena perfecto — dijo mientras se sentaba en la cama, sus ojos aún llenos de sueño, pero brillantes.

    Dean se levantó, sintiendo el peso del cansancio en sus músculos, pero al mismo tiempo, una energía renovada gracias a ella. Mientras se vestía, recordó los momentos más tensos de la noche. La lucha contra el espíritu había sido feroz, pero habían logrado liberar a la víctima y restablecer la paz en el pueblo. Sin embargo, cada victoria venía con su propio precio, y los recuerdos de lo que había enfrentado a menudo lo perseguían. Pero ahora, con Hope a su lado, todo parecía un poco más llevadero.

    Al salir de su habitación, el eco de sus pasos resonó por los pasillos vacíos. Se detuvo un momento, escuchando los sonidos de la casa: el leve murmullo de la calefacción, el goteo del grifo en la cocina, y el sonido inconfundible de Sam en el biblioteca, probablemente revisando los libros antiguos.

    Cuando entró a la cocina, la vista de su hermano trabajando le trajo una sensación de calma.
    —Buenos días, Sammy— dijo con una sonrisa cansada, mientras se servía una taza de café. —Hope se despierta ahora, a mi ya veo que no, pero ¿harías un poco de bacon para ella?.—

    —¿Estás seguro de que ella ha pedido bacon? Mira que no te conviene cabrear a la gran tribrida— bromeó Sam, levantando una ceja mientras miraba a su hermano con una sonrisa.

    Dean rió, sintiendo que, a pesar de los horrores del mundo, esos momentos simples entre risas y café hacían que todo valiera la pena.



    #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Winchelson #DeanWinchester
    Dean Winchester despertó en el bunker. A su alrededor, el silencio era casi palpable, roto solo por el suave zumbido del sistema de renovación del aire. La noche anterior había sido intensa: un caso de un espíritu vengativo que había dejado un rastro de caos en una pequeña ciudad. Había tenido que usar todas sus habilidades y un par de trucos más para salir de esa situación. Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Hope Mikaelson dormida a su lado. Su cabello castaño caía en desorden sobre la almohada, y la luz de la mesilla, la cual había quedado encendida toda la noche, iluminaba suavemente sus rasgos. A pesar del cansancio, Dean sintió una calidez en su pecho. Había sido una locura encontrarse en medio de una batalla sobrenatural y luego terminar acurrucados, pero él no podía pedir nada mejor. Se frotó los ojos y trató de levantarse con cuidado para no despertarla, pero el movimiento hizo que Hope entreabriera los ojos. — ¿Ya te vas? — preguntó con voz adormilada, sonriendo apenas. — Solo voy por un café — respondió Dean, sintiendo cómo la tensión de la noche anterior se desvanecía un poco más con su presencia. —¿Te apetece algo?— Hope se estiró, dejando escapar un pequeño bostezo. — Un café suena perfecto — dijo mientras se sentaba en la cama, sus ojos aún llenos de sueño, pero brillantes. Dean se levantó, sintiendo el peso del cansancio en sus músculos, pero al mismo tiempo, una energía renovada gracias a ella. Mientras se vestía, recordó los momentos más tensos de la noche. La lucha contra el espíritu había sido feroz, pero habían logrado liberar a la víctima y restablecer la paz en el pueblo. Sin embargo, cada victoria venía con su propio precio, y los recuerdos de lo que había enfrentado a menudo lo perseguían. Pero ahora, con Hope a su lado, todo parecía un poco más llevadero. Al salir de su habitación, el eco de sus pasos resonó por los pasillos vacíos. Se detuvo un momento, escuchando los sonidos de la casa: el leve murmullo de la calefacción, el goteo del grifo en la cocina, y el sonido inconfundible de Sam en el biblioteca, probablemente revisando los libros antiguos. Cuando entró a la cocina, la vista de su hermano trabajando le trajo una sensación de calma. —Buenos días, Sammy— dijo con una sonrisa cansada, mientras se servía una taza de café. —Hope se despierta ahora, a mi ya veo que no, pero ¿harías un poco de bacon para ella?.— —¿Estás seguro de que ella ha pedido bacon? Mira que no te conviene cabrear a la gran tribrida— bromeó Sam, levantando una ceja mientras miraba a su hermano con una sonrisa. Dean rió, sintiendo que, a pesar de los horrores del mundo, esos momentos simples entre risas y café hacían que todo valiera la pena. #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Winchelson #DeanWinchester
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  • ??:
    "Te lo dije"

    Hayden solo suspira, intentando ser optimista con la situación, parece ser que algunos miembros del escuadrón están marcados, las luces parpadean nuevamente, un mensaje de voz entrante de sindicatos violentos, eco terroristas, luchadores de la justicia social, cobradores de impuesto, fanáticos religiosos, los aullidos de un lobo y Margullis de fondo autorizando que aborten la misión.

    Hayden:
    "No será una misión aburrida, supongo."

    Recibe de su lado, un telepad de un Liche de Kuva que también quiere robar los beneficios de la misión.

    ??:
    "Ja, ja, ja, tú también, eh?"

    Chroma ruge, sabiendo que no saldrán pronto.
    ??: "Te lo dije" Hayden solo suspira, intentando ser optimista con la situación, parece ser que algunos miembros del escuadrón están marcados, las luces parpadean nuevamente, un mensaje de voz entrante de sindicatos violentos, eco terroristas, luchadores de la justicia social, cobradores de impuesto, fanáticos religiosos, los aullidos de un lobo y Margullis de fondo autorizando que aborten la misión. Hayden: "No será una misión aburrida, supongo." Recibe de su lado, un telepad de un Liche de Kuva que también quiere robar los beneficios de la misión. ??: "Ja, ja, ja, tú también, eh?" Chroma ruge, sabiendo que no saldrán pronto.
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  • La Lluvia de Sangre en Eldrath

    En una noche oscura y silenciosa, Yaken se acercó a la aldea de Eldrath, un lugar conocido por su tranquilidad. Sin embargo, esa paz estaba a punto de ser destrozada por un torbellino de locura y violencia. Yaken, un joven de mirada intensa y sonrisa inquietante. A Yaken le encantaba la forma en que sus cuerpos se desmoronaban bajo sus fuerzas

    Al llegar a la aldea, Yaken se deslizó entre las sombras, buscando a su primera víctima. Un anciano salió de su casa, y en un instante, Yaken lo sorprendió, desatando una lluvia de golpes. Cada puñetazo resonaba en el aire, y la risa maníaca de Yaken se mezclaba con los gritos de terror. El anciano cayó, dejando un charco de sangre en el suelo

    Sin detenerse, Yaken avanzó, disfrutando del caos que desataba. En la plaza, un grupo de aldeanos intentaba organizarse, pero él los arrolló como una tormenta. Golpeó a un joven que intentaba correr, haciendo que se desplomara. Luego, se volvió hacia una mujer que gritaba, cubriendo su rostro con las manos. Yaken se acercó, utilizando su katana no como un arma, sino como un símbolo de su locura. Con un movimiento rápido, desnudó su carne, pero luego decidió que prefería el sabor de la violencia directa así que abrió su cráneo en dos con sus propias manos

    A medida que avanzaba, el aire se llenaba del olor a sangre. La gente intentaba escapar, pero Yaken era imparable. Uno tras otro, los aldeanos caían ante su furia, y él disfrutaba de cada instante, sintiendo cómo el poder lo envolvía. Se detuvo brevemente, mirando a su alrededor mientras la vida se desvanecía de los ojos de sus víctimas

    Con un frenesí creciente, Yaken se lanzó hacia un grupo de hombres que intentaban unirse para enfrentarlo. Pero no había forma de detenerlo. Con una serie de movimientos rápidos, derribó a varios, aplastando sus rostros con sus puños. El suelo se cubrió de cuerpos, y la plaza de Eldrath se transformó en un escenario de horror indescriptible

    Cuando el sol comenzó a asomarse en el horizonte, Yaken se encontró en el centro de la aldea, rodeado de cadáveres. La risa maníaca resonaba en sus oídos, mezclándose con los ecos del dolor que había infligido. Se sentó sobre una pila de cuerpos, disfrutando de la satisfacción de su obra maestra de destrucción

    Finalmente, con el estómago vacío pero el alma llena de oscuridad, Yaken se levantó y se alejó de Eldrath. En su mente, sabía que había dejado un eco de su locura en cada rincón del pueblo. La lluvia de sangre que había sembrado lo acompañaría siempre, y mientras desaparecía en la oscuridad, una promesa de más terror y destrucción flotaba en el aire
    La Lluvia de Sangre en Eldrath En una noche oscura y silenciosa, Yaken se acercó a la aldea de Eldrath, un lugar conocido por su tranquilidad. Sin embargo, esa paz estaba a punto de ser destrozada por un torbellino de locura y violencia. Yaken, un joven de mirada intensa y sonrisa inquietante. A Yaken le encantaba la forma en que sus cuerpos se desmoronaban bajo sus fuerzas Al llegar a la aldea, Yaken se deslizó entre las sombras, buscando a su primera víctima. Un anciano salió de su casa, y en un instante, Yaken lo sorprendió, desatando una lluvia de golpes. Cada puñetazo resonaba en el aire, y la risa maníaca de Yaken se mezclaba con los gritos de terror. El anciano cayó, dejando un charco de sangre en el suelo Sin detenerse, Yaken avanzó, disfrutando del caos que desataba. En la plaza, un grupo de aldeanos intentaba organizarse, pero él los arrolló como una tormenta. Golpeó a un joven que intentaba correr, haciendo que se desplomara. Luego, se volvió hacia una mujer que gritaba, cubriendo su rostro con las manos. Yaken se acercó, utilizando su katana no como un arma, sino como un símbolo de su locura. Con un movimiento rápido, desnudó su carne, pero luego decidió que prefería el sabor de la violencia directa así que abrió su cráneo en dos con sus propias manos A medida que avanzaba, el aire se llenaba del olor a sangre. La gente intentaba escapar, pero Yaken era imparable. Uno tras otro, los aldeanos caían ante su furia, y él disfrutaba de cada instante, sintiendo cómo el poder lo envolvía. Se detuvo brevemente, mirando a su alrededor mientras la vida se desvanecía de los ojos de sus víctimas Con un frenesí creciente, Yaken se lanzó hacia un grupo de hombres que intentaban unirse para enfrentarlo. Pero no había forma de detenerlo. Con una serie de movimientos rápidos, derribó a varios, aplastando sus rostros con sus puños. El suelo se cubrió de cuerpos, y la plaza de Eldrath se transformó en un escenario de horror indescriptible Cuando el sol comenzó a asomarse en el horizonte, Yaken se encontró en el centro de la aldea, rodeado de cadáveres. La risa maníaca resonaba en sus oídos, mezclándose con los ecos del dolor que había infligido. Se sentó sobre una pila de cuerpos, disfrutando de la satisfacción de su obra maestra de destrucción Finalmente, con el estómago vacío pero el alma llena de oscuridad, Yaken se levantó y se alejó de Eldrath. En su mente, sabía que había dejado un eco de su locura en cada rincón del pueblo. La lluvia de sangre que había sembrado lo acompañaría siempre, y mientras desaparecía en la oscuridad, una promesa de más terror y destrucción flotaba en el aire
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  • - A𝑠í q𝑢e... 𝑡e𝑛e𝑚o𝑠 𝑢n a𝑡a𝑞u𝑒 𝑑e v𝑎m𝑝i𝑟o q𝑢e n𝑜 𝑓u𝑒 𝑝r𝑜v𝑜c𝑎d𝑜 𝑝o𝑟 𝑢n v𝑎m𝑝i𝑟o y... 𝑢n t𝑖p𝑜 𝑟e𝑎n𝑖m𝑎d𝑜 𝑝e𝑟o n𝑜 𝑒s u𝑛 𝑧o𝑚b𝑖e... -Dean alzó sus cejas mirando a Sam con cierta incredulidad. Después se presionó el puente de la nariz mientras asentía.

    Hope rio dándole un suave apretón en el brazo antes de alargar la mano para tomar el informe policial del primer caso.

    -V𝑎m𝑜s, 𝑠e𝑔u𝑟o q𝑢e n𝑜 𝑒s l𝑜 𝑚á𝑠 𝑟a𝑟o q𝑢e h𝑎s v𝑖s𝑡o e𝑛 𝑡u v𝑖d𝑎... L𝑎 𝑣e𝑟d𝑎d, 𝑒s q𝑢e s𝑖 𝑙o p𝑖e𝑛s𝑎s p𝑢e𝑑e s𝑒r h𝑎s𝑡a d𝑖v𝑒r𝑡i𝑑o -comentó mientras repasaba el informe con sus ojos azules centrados en cada linea de aquellas páginas. Luego al darse cuenta de lo mal que sonó, alzó la mirada y miró a ambos hermanos, primero a uno y luego a otro- 𝑆i... 𝑜b𝑣i𝑎m𝑜s l𝑎s v𝑖c𝑡i𝑚a𝑠 𝑚o𝑟t𝑎l𝑒s, 𝑐l𝑎r𝑜 -repuso.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Dean Winchester

    ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    - A𝑠í q𝑢e... 𝑡e𝑛e𝑚o𝑠 𝑢n a𝑡a𝑞u𝑒 𝑑e v𝑎m𝑝i𝑟o q𝑢e n𝑜 𝑓u𝑒 𝑝r𝑜v𝑜c𝑎d𝑜 𝑝o𝑟 𝑢n v𝑎m𝑝i𝑟o y... 𝑢n t𝑖p𝑜 𝑟e𝑎n𝑖m𝑎d𝑜 𝑝e𝑟o n𝑜 𝑒s u𝑛 𝑧o𝑚b𝑖e... -Dean alzó sus cejas mirando a Sam con cierta incredulidad. Después se presionó el puente de la nariz mientras asentía. Hope rio dándole un suave apretón en el brazo antes de alargar la mano para tomar el informe policial del primer caso. -V𝑎m𝑜s, 𝑠e𝑔u𝑟o q𝑢e n𝑜 𝑒s l𝑜 𝑚á𝑠 𝑟a𝑟o q𝑢e h𝑎s v𝑖s𝑡o e𝑛 𝑡u v𝑖d𝑎... L𝑎 𝑣e𝑟d𝑎d, 𝑒s q𝑢e s𝑖 𝑙o p𝑖e𝑛s𝑎s p𝑢e𝑑e s𝑒r h𝑎s𝑡a d𝑖v𝑒r𝑡i𝑑o -comentó mientras repasaba el informe con sus ojos azules centrados en cada linea de aquellas páginas. Luego al darse cuenta de lo mal que sonó, alzó la mirada y miró a ambos hermanos, primero a uno y luego a otro- 𝑆i... 𝑜b𝑣i𝑎m𝑜s l𝑎s v𝑖c𝑡i𝑚a𝑠 𝑚o𝑟t𝑎l𝑒s, 𝑐l𝑎r𝑜 -repuso. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ [BxbyDriv3r] ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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