• ¡HEY, FICROLERS 3D!
    ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad!

    Denle una cálida bienvenida a...

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Kim Sun Hoo

    Estudiante de 16 años, tímido pero lleno de ternura. Omega amable, cariñoso y celoso con quien gana su confianza. Amante de los dulces, las flores y las estrellas. Su historia no ha sido fácil, pero su luz sigue brillando. Aquí comienza un nuevo capítulo.

    ㅤㅤㅤㅤㅤ Pjm

    Modelo del universo Omegaverse. De presencia magnética y mirada intensa, mezcla elegancia con vulnerabilidad. Su mundo gira entre pasarelas, silencios bien guardados y emociones que no siempre se dicen, pero se sienten.


    ㅤㅤㅤㅤㅤ Lilith Argentum

    Demonio de ambición insaciable, directora de Heaven Industries y fundadora del club Deep Hell. Te ofrece éxito… a cambio de algo más que tu alma. ¿Estás listo para firmar?



    ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo


    Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada!


    Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil:


    Normas básicas de la plataforma:
    https://ficrol.com/static/guidelines 


    Guías y miniguías para no perderse:
    https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS 


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    #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
    ✨ ¡HEY, FICROLERS 3D! ✨ ¡Hoy tenemos una gran llegada de nuevos personajes 3D a la comunidad! 🎉 Denle una cálida bienvenida a... ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [shimmer_yellow_kangaroo_861] Estudiante de 16 años, tímido pero lleno de ternura. Omega amable, cariñoso y celoso con quien gana su confianza. Amante de los dulces, las flores y las estrellas. Su historia no ha sido fácil, pero su luz sigue brillando. Aquí comienza un nuevo capítulo. 💫 ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [solar_bronze_mule_286] Modelo del universo Omegaverse. De presencia magnética y mirada intensa, mezcla elegancia con vulnerabilidad. Su mundo gira entre pasarelas, silencios bien guardados y emociones que no siempre se dicen, pero se sienten. ㅤㅤㅤㅤㅤ ✨ [Queen.lilith0] Demonio de ambición insaciable, directora de Heaven Industries y fundadora del club Deep Hell. Te ofrece éxito… a cambio de algo más que tu alma. ¿Estás listo para firmar? 👋 ¡Bienvenid@s a FicRol! Nos alegra muchísimo teneros por aquí. Esta comunidad está llena de historias por descubrir, personajes con los que conectar y mucho espacio para que desarrolléis los vuestros a vuestro ritmo 🧙‍♀️ Yo soy Caroline, vuestra RolSage, algo así como una guía en el mundo de los Personajes 3D. Si tienes dudas, necesitas ayuda o simplemente quieres charlar, mis DMs están abiertos. Además, en mi fanpage encontrarás guías súper detalladas sobre el funcionamiento de FicRol. ¡Dale like para no perderte nada! 🧭 Antes de lanzaros al rol, os dejo por aquí algunos enlaces útiles que os harán la vida más fácil: 📌 Normas básicas de la plataforma: 🔗 https://ficrol.com/static/guidelines  📖 Guías y miniguías para no perderse: 🔗 https://ficrol.com/blogs/147711/ÍNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS  🌍 Grupo exclusivo para Personajes 3D: 🔗 https://ficrol.com/groups/Personajes3D 📚 Directorios para encontrar rol y fandoms afines 🔗 Directorio de Personajes 3D: https://ficrol.com/blogs/181793/DIRECTORIO-PERSONAJES-3D-Y-FANDOMS   🔗 Fandoms 3D en FicRol: https://ficrol.com/blogs/151304/FANDOMS-PERSONAJES-3D-EN-FICROL  ✍️ Consejos para mejorar escritura y narración 🔗 https://ficrol.com/pages/RinconEscritor  ¡Estamos deseando ver a vuestros personajes en acción! 🚀🔥 #RolSage3D #Bienvenida3D #NuevosPersonajes3D #ComunidadFicRol
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  • Interior de una habitación elegante en la villa Di Vincenzo. El crepúsculo baña de oro tenue las paredes, y el silencio parece respirar con ella.

    Elisabetta Di Vincenzo estaba sentada frente al espejo, su silueta reflejada con la delicadeza de una pintura viva. El camisón negro de seda abrazaba sus curvas con la misma suavidad que lo hacía la luz, mientras sus dedos, perfectamente cuidados, jugaban con un mechón de su cabello rubio.

    Sus ojos violetas brillaban con una calma inusual. Una calma que, para cualquiera, sería un regalo… pero para ella era una advertencia.
    —Cuando todo está tan en paz —susurró para sí misma, con una media sonrisa melancólica—, es porque el infierno está conteniendo la respiración.

    Se sentía hermosa, serena… como si por fin el mundo la hubiera dejado respirar. Pero lo conocía bien. El mundo no era amable. No con ella.
    No con la Farfalla della Morte.

    Se levantó lentamente, caminando descalza sobre la alfombra mullida, mientras la brisa nocturna se colaba por la ventana abierta. Algo se avecinaba. Lo sentía en los huesos. Esa quietud no era más que el preludio del caos.

    Y aun así, se permitió un instante más. Un momento para ser solo Elisabetta. No la líder. No la hija de Niccolò. Solo una mujer, hermosa y peligrosa, atrapada entre el deseo de paz… y la certeza de que esa paz jamás sería suya.

    🌒 Interior de una habitación elegante en la villa Di Vincenzo. El crepúsculo baña de oro tenue las paredes, y el silencio parece respirar con ella. 🌙 Elisabetta Di Vincenzo estaba sentada frente al espejo, su silueta reflejada con la delicadeza de una pintura viva. El camisón negro de seda abrazaba sus curvas con la misma suavidad que lo hacía la luz, mientras sus dedos, perfectamente cuidados, jugaban con un mechón de su cabello rubio. Sus ojos violetas brillaban con una calma inusual. Una calma que, para cualquiera, sería un regalo… pero para ella era una advertencia. —Cuando todo está tan en paz —susurró para sí misma, con una media sonrisa melancólica—, es porque el infierno está conteniendo la respiración. Se sentía hermosa, serena… como si por fin el mundo la hubiera dejado respirar. Pero lo conocía bien. El mundo no era amable. No con ella. No con la Farfalla della Morte. Se levantó lentamente, caminando descalza sobre la alfombra mullida, mientras la brisa nocturna se colaba por la ventana abierta. Algo se avecinaba. Lo sentía en los huesos. Esa quietud no era más que el preludio del caos. Y aun así, se permitió un instante más. Un momento para ser solo Elisabetta. No la líder. No la hija de Niccolò. Solo una mujer, hermosa y peligrosa, atrapada entre el deseo de paz… y la certeza de que esa paz jamás sería suya.
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  • ¿Cómo se mantiene vivo un corazón?.
    Aún con la ayuda y cuidados de Ofiuco todo era independiente del valor y deseo de vivir de cada ser.

    Los monstruos le habían arrebatado la vista, comieron la piel de un brazo, la desangraron y aún así ella mostró la suficiente valía para avanzar en lo más profundo.

    Lyssandra. Es el nombre que la mantuvo viva. Elliot, el nombre que le dió valor. Galenor, el nombre que le brindo astucia. Cada uno representaba fortaleza y sin saberlo, sus atributos florecieron en medio de la tempestad, una sangre tan ardiente que la hizo llegar al 11 vo. piso pero ahí se desplomó.

    Entre serpientes y garudas, su cuerpo no dió para más. Hasta que él, ese bondadoso y dulce hombre le salvó. No tiene palabras para darle gratitud, tampoco sabe que ese encuentro marco un destino a futuro cuando Lilith tenga que enfrentarse cara a cara con el rostro de su padre - el actual Señor del fuego -.
    ¿Cómo se mantiene vivo un corazón?. Aún con la ayuda y cuidados de Ofiuco todo era independiente del valor y deseo de vivir de cada ser. Los monstruos le habían arrebatado la vista, comieron la piel de un brazo, la desangraron y aún así ella mostró la suficiente valía para avanzar en lo más profundo. Lyssandra. Es el nombre que la mantuvo viva. Elliot, el nombre que le dió valor. Galenor, el nombre que le brindo astucia. Cada uno representaba fortaleza y sin saberlo, sus atributos florecieron en medio de la tempestad, una sangre tan ardiente que la hizo llegar al 11 vo. piso pero ahí se desplomó. Entre serpientes y garudas, su cuerpo no dió para más. Hasta que él, ese bondadoso y dulce hombre le salvó. No tiene palabras para darle gratitud, tampoco sabe que ese encuentro marco un destino a futuro cuando Lilith tenga que enfrentarse cara a cara con el rostro de su padre - el actual Señor del fuego -.
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  • -primer pedido grande de pociones, crecimiento muscular para los soldados de la cidudad.... espero no quedarme sin lengua de matador... Tizna cariño ponte al fuego porfavor- chasqueo los dedos y un caldero empejo a dar botes por el lugar como una rana hasta llegar al fuego -me pregunto si Jean Phantomhive llegara a tiempo, es una buena oportunidad para conseguirle un molche'il...- saco su kiseru y lo agito como una varita, varios cajones de la botica se abrieron y los ingredientes salieron volando hasta el caldero -quizas deba seguir los pasos de la anteior bruja y buscarme mi propio alumno....-
    -primer pedido grande de pociones, crecimiento muscular para los soldados de la cidudad.... espero no quedarme sin lengua de matador... Tizna cariño ponte al fuego porfavor- chasqueo los dedos y un caldero empejo a dar botes por el lugar como una rana hasta llegar al fuego -me pregunto si [littl3gr3y] llegara a tiempo, es una buena oportunidad para conseguirle un molche'il...- saco su kiseru y lo agito como una varita, varios cajones de la botica se abrieron y los ingredientes salieron volando hasta el caldero -quizas deba seguir los pasos de la anteior bruja y buscarme mi propio alumno....-
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  • 𝑺𝒖𝒓𝒄𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒓𝒊𝒛𝒐𝒏𝒕𝒆𝒔.
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    Categoría Acción
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀Starter para 𝐅𝐞𝐲𝐫𝐞 𝐀𝐫𝐜𝐡𝐞𝐫𝐨𝐧

    .·:*¨ 𝑺𝒖𝒓𝒄𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒓𝒊𝒛𝒐𝒏𝒕𝒆𝒔.¨*:·.

    Desde las costas de Hybern llegaba un excéntrico barco capitaneado por el capitán Pirata (anteriormente corsario, já) Zima Samotna, en las oscuras tierras de Hybern era conocido como "El temido", un hombre que había hecho temblar una armada entera gracias a su barco ingobernable, era un maestro de los vientos y las aguas, un diplomático con lengua de plata, un hombre... de "negocios".

    Tras la pérdida del monarca de Hybern y sus príncipes, Zima era libre de viajar allá donde quisiera pues su contrato de corsario estaba ligado a la vida de su gobernante y por ahora, no había alguno, tendría que darle las gracias a esa familia... ¿Archeron? Sí, las tres hermanas Archeron, en los mares se rumoreaba que eran tres brujas, La guerrera, la madre y la doncella ¡Solo de pensarlo se le erizaban los pelillos de los brazos!

    Tardó unos cuantos días en llegar al puerto de Velaris, pues se había topado con un mar en calma y unos vientos provinientes del verano que hacían que su barco no se moviera demasiado.

    Al bajar a puerto, la figura de Zima era inconfundible, se podía leer "Pirata" en toda la extensión de la palabra por todo su atuendo.

    Un gran sombrero con una pluma roja y pomposa, una casaca larga de tela de Damasco, confeccionada con la mejor seda de Hybern, unos pantalones de cuero que brillaban, o eran nuevos, o estaban excesivamente bien cuidados, unas botas con un tacón de unos diez centímetros que le hacían alcanzar la altura de dos metros, no es que tuviera un problema con la altura, es que le encantaban los tacones. Y por supuesto... cintos anchos donde descansaban una espada y dos pistolas.
    Su cabello era negro como el carbón, y su mano derecha era un garfio, posiblemente aquella mano faltante estaría en el fondo del mar.

    – ¡Tu! Pescadero ¿Dónde puedo encontrar a la máxima autoridad de este lugar? Tengo un mensaje que entregar.

    Dijo Zima, con aquel acento característico de Hybern, un acento... como Irlandés, dirían en algún otro mundo. Apuntaba al hombrecillo con su garfio mientras que con la otra mano se ajustaba el bigote, no quería parecer amenazador, pero con semejante cosa pinchuda apuntándote, el pobre pescador estaba aterrado.
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀Starter para [high1ady] ⠀ 🌊 .·:*¨ 𝑺𝒖𝒓𝒄𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒓𝒊𝒛𝒐𝒏𝒕𝒆𝒔.¨*:·. 🌊 ⠀ Desde las costas de Hybern llegaba un excéntrico barco capitaneado por el capitán Pirata (anteriormente corsario, já) Zima Samotna, en las oscuras tierras de Hybern era conocido como "El temido", un hombre que había hecho temblar una armada entera gracias a su barco ingobernable, era un maestro de los vientos y las aguas, un diplomático con lengua de plata, un hombre... de "negocios". Tras la pérdida del monarca de Hybern y sus príncipes, Zima era libre de viajar allá donde quisiera pues su contrato de corsario estaba ligado a la vida de su gobernante y por ahora, no había alguno, tendría que darle las gracias a esa familia... ¿Archeron? Sí, las tres hermanas Archeron, en los mares se rumoreaba que eran tres brujas, La guerrera, la madre y la doncella ¡Solo de pensarlo se le erizaban los pelillos de los brazos! Tardó unos cuantos días en llegar al puerto de Velaris, pues se había topado con un mar en calma y unos vientos provinientes del verano que hacían que su barco no se moviera demasiado. Al bajar a puerto, la figura de Zima era inconfundible, se podía leer "Pirata" en toda la extensión de la palabra por todo su atuendo. Un gran sombrero con una pluma roja y pomposa, una casaca larga de tela de Damasco, confeccionada con la mejor seda de Hybern, unos pantalones de cuero que brillaban, o eran nuevos, o estaban excesivamente bien cuidados, unas botas con un tacón de unos diez centímetros que le hacían alcanzar la altura de dos metros, no es que tuviera un problema con la altura, es que le encantaban los tacones. Y por supuesto... cintos anchos donde descansaban una espada y dos pistolas. Su cabello era negro como el carbón, y su mano derecha era un garfio, posiblemente aquella mano faltante estaría en el fondo del mar. – ¡Tu! Pescadero ¿Dónde puedo encontrar a la máxima autoridad de este lugar? Tengo un mensaje que entregar. Dijo Zima, con aquel acento característico de Hybern, un acento... como Irlandés, dirían en algún otro mundo. Apuntaba al hombrecillo con su garfio mientras que con la otra mano se ajustaba el bigote, no quería parecer amenazador, pero con semejante cosa pinchuda apuntándote, el pobre pescador estaba aterrado.
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  • Nada de esto es real.
    Categoría Otros

    El aire era tibio, impregnado de un dulzor floral casi embriagante, tan perfecto y suave como aquellas tardes de primavera que Ephraim solía amar… cuando aún era real. Una brisa cálida le acariciaba el rostro, agitando las hojas de los álamos con una delicadeza que habría conmovido a cualquier poeta. Ante él se desplegaba una escena tan hermosa, tan meticulosamente compuesta, que parecía diseñada no para ser vivida, sino para ser recordada.
    Un sueño. Demasiado perfecto.
    Los colores brillaban con un fulgor imposible, más vívidos de lo que cualquier mente despierta podría tolerar. Las voces eran muchas, y sin embargo, todas hablaban en un mismo tono: armonía, triunfo, paz. Una guerra había terminado, eso decían, una guerra que él no recordaba tener registro en su mente.

    La escena cambiaba sin cesar. Demasiado rápido.

    Ráfagas de alegría le golpeaban sin tregua: niños riendo, banquetes suntuosos en pasillos dorados, jardines en plena floración. Cada imagen estaba cuidadosamente pulida, como si una voluntad desesperada por la paz hubiera borrado todo rastro de verdad y lo hubiese reemplazado con una mentira reconfortante.

    Ephraim cerró los ojos con fuerza. No por nostalgia, sino por agotamiento. El constante cambio de escenario le impedía meditar, pensar, esconderse siquiera en ese rincón mental que sabía que la soñadora jamás buscaría. Era molesto. Dolía en los ojos.

    Las risas le revolvían el estómago.
    Las memorias felices provocaban un hormigueo repulsivo que le recorría la espalda como una corriente fría.

    Avanzó unos pasos, adentrándose en una marea de figuras que se entrelazaban en un banquete. Era hermoso, imposible negarlo. Una pintura viva, un momento de tal perfección que cualquier otro lo habría guardado como un tesoro en la memoria.
    Pero Ephraim sabía leer los sueños, sentía el final aproximarse, lo percibía en la velocidad con que las escenas se desarrollaban, como un teatro a punto de caer el telón.

    Y entonces vio a aquella joven. Por su porte, por la ligereza de sus pasos, supo sin dudarlo: ella era la soñadora.
    La autora inconsciente de ese paraíso artificial.

    Ephraim sintió, como tantas otras veces, el calor hiriente de una envidia antigua apretarle el pecho. No por su corona, ni por su linaje, ni siquiera por esos dragones que a su yo más joven le habrían fascinado estudiar.

    La envidia ardía por una razón más simple y cruel: Ella todavía era capaz de soñar con esperanza.
    —Bendita ignorancia… —murmuró Ephraim, mientras sus pasos lo guiaban hacia ella.

    Porque desde que dejó de ser humano, desde que fue transformado por su amada diosa, los sueños dejaron de ser un refugio. No recordaba la última vez que había soñado algo bello. Algo que no naciera de la desesperación o el dolor.

    Extendió una mano y la posó en su hombro. No con dulzura, sino con demasiada violencia. La hizo girar, obligándola a mirarle el rostro.
    Su sonrisa torcida era una mancha oscura en medio de aquel sueño perfecto.

    —¿Sabes que esto solo es un sueño, verdad?

    Su voz era suave y melodiosa, casi dulce, pero helada. Se deslizaba como una serpiente bajo la piel, cargada de veneno. La risita que escapó de su garganta rasgó el aire, y todo comenzó a apagarse: Las voces se silenciaron, as figuras se desvanecieron, incluso aquellas que la soñadora más amaba. Y la luz… la luz se fue.

    Solo quedaron ellos dos. En la nada, rodeados de árboles y flores, demasiado oscuro para poder apreciar lo deformes y extrañas que eran.
    —Me enferma este lugar —susurró Ephraim, la voz teñida de asco—. Todo es demasiado hermoso. Demasiado... tú. Y yo… yo no puedo crear belleza. Solo deformidad.
    ¿Me dejas robarte esto, aunque sea por un momento?





    ⋆˚꩜。 ᴅᴀᴇᴍʏʀᴀ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ
    El aire era tibio, impregnado de un dulzor floral casi embriagante, tan perfecto y suave como aquellas tardes de primavera que Ephraim solía amar… cuando aún era real. Una brisa cálida le acariciaba el rostro, agitando las hojas de los álamos con una delicadeza que habría conmovido a cualquier poeta. Ante él se desplegaba una escena tan hermosa, tan meticulosamente compuesta, que parecía diseñada no para ser vivida, sino para ser recordada. Un sueño. Demasiado perfecto. Los colores brillaban con un fulgor imposible, más vívidos de lo que cualquier mente despierta podría tolerar. Las voces eran muchas, y sin embargo, todas hablaban en un mismo tono: armonía, triunfo, paz. Una guerra había terminado, eso decían, una guerra que él no recordaba tener registro en su mente. La escena cambiaba sin cesar. Demasiado rápido. Ráfagas de alegría le golpeaban sin tregua: niños riendo, banquetes suntuosos en pasillos dorados, jardines en plena floración. Cada imagen estaba cuidadosamente pulida, como si una voluntad desesperada por la paz hubiera borrado todo rastro de verdad y lo hubiese reemplazado con una mentira reconfortante. Ephraim cerró los ojos con fuerza. No por nostalgia, sino por agotamiento. El constante cambio de escenario le impedía meditar, pensar, esconderse siquiera en ese rincón mental que sabía que la soñadora jamás buscaría. Era molesto. Dolía en los ojos. Las risas le revolvían el estómago. Las memorias felices provocaban un hormigueo repulsivo que le recorría la espalda como una corriente fría. Avanzó unos pasos, adentrándose en una marea de figuras que se entrelazaban en un banquete. Era hermoso, imposible negarlo. Una pintura viva, un momento de tal perfección que cualquier otro lo habría guardado como un tesoro en la memoria. Pero Ephraim sabía leer los sueños, sentía el final aproximarse, lo percibía en la velocidad con que las escenas se desarrollaban, como un teatro a punto de caer el telón. Y entonces vio a aquella joven. Por su porte, por la ligereza de sus pasos, supo sin dudarlo: ella era la soñadora. La autora inconsciente de ese paraíso artificial. Ephraim sintió, como tantas otras veces, el calor hiriente de una envidia antigua apretarle el pecho. No por su corona, ni por su linaje, ni siquiera por esos dragones que a su yo más joven le habrían fascinado estudiar. La envidia ardía por una razón más simple y cruel: Ella todavía era capaz de soñar con esperanza. —Bendita ignorancia… —murmuró Ephraim, mientras sus pasos lo guiaban hacia ella. Porque desde que dejó de ser humano, desde que fue transformado por su amada diosa, los sueños dejaron de ser un refugio. No recordaba la última vez que había soñado algo bello. Algo que no naciera de la desesperación o el dolor. Extendió una mano y la posó en su hombro. No con dulzura, sino con demasiada violencia. La hizo girar, obligándola a mirarle el rostro. Su sonrisa torcida era una mancha oscura en medio de aquel sueño perfecto. —¿Sabes que esto solo es un sueño, verdad? Su voz era suave y melodiosa, casi dulce, pero helada. Se deslizaba como una serpiente bajo la piel, cargada de veneno. La risita que escapó de su garganta rasgó el aire, y todo comenzó a apagarse: Las voces se silenciaron, as figuras se desvanecieron, incluso aquellas que la soñadora más amaba. Y la luz… la luz se fue. Solo quedaron ellos dos. En la nada, rodeados de árboles y flores, demasiado oscuro para poder apreciar lo deformes y extrañas que eran. —Me enferma este lugar —susurró Ephraim, la voz teñida de asco—. Todo es demasiado hermoso. Demasiado... tú. Y yo… yo no puedo crear belleza. Solo deformidad. ¿Me dejas robarte esto, aunque sea por un momento? ⋆˚꩜。 [fable_topaz_zebra_366]
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  • El murmullo tenue del pasillo quedó atrás cuando Kelly cerró la puerta tras de sí. La suite era amplia, bañada en una luz dorada que caía desde la lámpara de pared como un suspiro del pasado. Todo en esa habitación olía a otra época: la mesita de mármol, el terciopelo en las cortinas, el silencio cuidadosamente construido entre sus paredes.

    Ella no se sentó. No se acomodó. Solo caminó con la certeza de quien lleva demasiado tiempo esperando algo que aún no sabe si quiere.

    Sus dedos rozaron el teléfono antes de tomar el auricular. Lo sostuvo unos segundos, como si fuera más un recuerdo que un objeto.

    —¿Sí?... —su voz fue baja, suave, cargada de algo que no se podía definir del todo—. Sabía que llamarías.

    El tono no sonó al otro lado de la línea. No lo necesitaba. Algunas cosas no requieren confirmación para saberse ciertas.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    El murmullo tenue del pasillo quedó atrás cuando Kelly cerró la puerta tras de sí. La suite era amplia, bañada en una luz dorada que caía desde la lámpara de pared como un suspiro del pasado. Todo en esa habitación olía a otra época: la mesita de mármol, el terciopelo en las cortinas, el silencio cuidadosamente construido entre sus paredes. Ella no se sentó. No se acomodó. Solo caminó con la certeza de quien lleva demasiado tiempo esperando algo que aún no sabe si quiere. Sus dedos rozaron el teléfono antes de tomar el auricular. Lo sostuvo unos segundos, como si fuera más un recuerdo que un objeto. —¿Sí?... —su voz fue baja, suave, cargada de algo que no se podía definir del todo—. Sabía que llamarías. El tono no sonó al otro lado de la línea. No lo necesitaba. Algunas cosas no requieren confirmación para saberse ciertas. #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Escena: Un refugio tranquilo, lejos del ruido. Un atardecer entra por la ventana.

    Luna se sentó en el suelo, entre sus piernas. Sus cabellos caían desordenados, aún húmedos por la ducha. Andrés, con las mangas remangadas y las manos cuidadosas, comenzó a trenzar su cabello en silencio.

    —No sabía que sabías hacer esto —dijo Luna, dejando caer su peso con confianza contra sus piernas.

    —Mi hermana me enseñó cuando éramos niños —respondió Andrés, con una leve sonrisa que ella no alcanzó a ver—. Me entrenó con una muñeca, pero tu pelo es más rebelde.

    Luna rió, esa risa suya que a veces parecía sanar las grietas del mundo.
    —Como yo.

    —Exacto —dijo él, y con un leve tirón, terminó la trenza y la aseguró con una banda de tela negra.

    Ambos quedaron en silencio. Sus dedos no se alejaron de su cabello, se quedaron ahí, como si fueran anclas.

    —Gracias —susurró ella, girando un poco el rostro hacia él.

    —No tienes que agradecerme por querer cuidarte, Lun.

    Y entonces lo supo. Que aunque el caos regresara, aunque se gritaran y se rompieran, había momentos como este, donde solo existían ellos, entrelazados como esa trenza: firmes, aunque imperfectos.

    Escena: Un refugio tranquilo, lejos del ruido. Un atardecer entra por la ventana. Luna se sentó en el suelo, entre sus piernas. Sus cabellos caían desordenados, aún húmedos por la ducha. Andrés, con las mangas remangadas y las manos cuidadosas, comenzó a trenzar su cabello en silencio. —No sabía que sabías hacer esto —dijo Luna, dejando caer su peso con confianza contra sus piernas. —Mi hermana me enseñó cuando éramos niños —respondió Andrés, con una leve sonrisa que ella no alcanzó a ver—. Me entrenó con una muñeca, pero tu pelo es más rebelde. Luna rió, esa risa suya que a veces parecía sanar las grietas del mundo. —Como yo. —Exacto —dijo él, y con un leve tirón, terminó la trenza y la aseguró con una banda de tela negra. Ambos quedaron en silencio. Sus dedos no se alejaron de su cabello, se quedaron ahí, como si fueran anclas. —Gracias —susurró ella, girando un poco el rostro hacia él. —No tienes que agradecerme por querer cuidarte, Lun. Y entonces lo supo. Que aunque el caos regresara, aunque se gritaran y se rompieran, había momentos como este, donde solo existían ellos, entrelazados como esa trenza: firmes, aunque imperfectos.
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  • - “La verdadera Luna no brilla”
    Luna no nació para ser adorada, aunque ese era su destino.
    Hija de una deidad olvidada y una humana moribunda, cargaba con un linaje maldito y divino. A sus espaldas, el mundo la llamaba "diosa", sin conocer la verdad detrás del velo.

    De día, era deslumbrante: piel pálida, cabello de plata, ojos como cristales de agua. La perfección hecha carne. Su belleza era una ilusión, una capa tejida con magia ancestral para ocultar lo que realmente era.

    Pero en la oscuridad…
    Cuando se miraba en el reflejo del río sagrado o cuando la luna llena tocaba su piel…
    Su rostro se quebraba.

    Aparecían los múltiples ojos: unos llorosos, otros vacíos. De sus mejillas colgaban fauces negras y húmedas, y sus uñas, largas y opacas, se curvaban como garras de bestia. Era aterradora incluso para sí misma.

    Y sin embargo…

    Aun con todo eso, seguía amando las cosas pequeñas.
    Escuchar historias de humanos, cuidar niños en secreto desde las sombras, dibujar constelaciones en las cuevas con luz de luciérnaga. Nadie sabía que la "diosa del eclipse" tenía el alma más bondadosa que los mismos ángeles del templo.

    Una vez dijo en voz baja:

    —“No soy bella. Soy verdad. Y la verdad a veces... da miedo.”

    Y así vivía Luna.
    Dividida entre el papel que el mundo esperaba que desempeñara y la criatura que realmente era.
    Esperando quizás, un día, ser vista tal cual es… y que alguien no huya al ver sus ojos múltiples, sino que diga:

    “Ahora sí veo tu divinidad.”

    - “La verdadera Luna no brilla” Luna no nació para ser adorada, aunque ese era su destino. Hija de una deidad olvidada y una humana moribunda, cargaba con un linaje maldito y divino. A sus espaldas, el mundo la llamaba "diosa", sin conocer la verdad detrás del velo. De día, era deslumbrante: piel pálida, cabello de plata, ojos como cristales de agua. La perfección hecha carne. Su belleza era una ilusión, una capa tejida con magia ancestral para ocultar lo que realmente era. Pero en la oscuridad… Cuando se miraba en el reflejo del río sagrado o cuando la luna llena tocaba su piel… Su rostro se quebraba. Aparecían los múltiples ojos: unos llorosos, otros vacíos. De sus mejillas colgaban fauces negras y húmedas, y sus uñas, largas y opacas, se curvaban como garras de bestia. Era aterradora incluso para sí misma. Y sin embargo… Aun con todo eso, seguía amando las cosas pequeñas. Escuchar historias de humanos, cuidar niños en secreto desde las sombras, dibujar constelaciones en las cuevas con luz de luciérnaga. Nadie sabía que la "diosa del eclipse" tenía el alma más bondadosa que los mismos ángeles del templo. Una vez dijo en voz baja: —“No soy bella. Soy verdad. Y la verdad a veces... da miedo.” Y así vivía Luna. Dividida entre el papel que el mundo esperaba que desempeñara y la criatura que realmente era. Esperando quizás, un día, ser vista tal cual es… y que alguien no huya al ver sus ojos múltiples, sino que diga: “Ahora sí veo tu divinidad.”
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  • Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculorum.
    Fandom Lucifer/OC
    Categoría Drama
    La presencia de Michael en el mundo mortal, no era casualidad, podría interpretarse de muchas formas dependiendo de quién lo preguntara, ¿la verdad?, la verdad era que había pasado los últimos eones de su vida sirviendo a su padre con la única esperanza de lograr que, en algún momento, le permitiera ir a la Tierra a buscar esa parte suya que le hacía tanta falta, la parte de su ser que le fue desprendida cuando su hermano, su amor, su esencia, fue desterrado.
    En la conciencia de Michael pesaba la culpa de haber negado el amor que sentía por Lucifer, de haber sido ejecutor y cómplice de la tortura a la que fue sometido su hermoso ángel por el único delito de haberlo amado más que a su padre y todo esto sólo por seguir siendo digno a los ojos de un padre quien no lo veía como un hijo, sino como uno más de sus soldados, el más fuerte y formidable de sus soldados, pero no un hijo.
    Cada día Michael lloraba el amor que había perdido y estaba seguro de que tarde o temprano lograría encontrar el camino hacia su hermano y después de una eternidad, ahí estaba, frente a las puertas del sitio que Lucifer llamaba hogar sin atreverse a cruzarlas puesto que lo que veía a través del cristal, no era el hermoso ángel que él recordaba, no, era un...humano, un hombre maduro, eso sí, apuesto hasta morir, pero no era Lucifer, sólo era un recipiente. Aún así, el corazón de Michael se aceleró al verlo, su esencia divina ahí estaba, corrompida, sí, pero aún podía sentirla, su amado hermano aún estaba ahí.
    Con pasos lentos ingresó en la habitación y se quedó a una distancia prudencial del demonio y lo miró con tristeza.

    — Lucifer...ha pasado tanto tiempo...— dijo Michael sin atreverse a acercarse más.
    La presencia de Michael en el mundo mortal, no era casualidad, podría interpretarse de muchas formas dependiendo de quién lo preguntara, ¿la verdad?, la verdad era que había pasado los últimos eones de su vida sirviendo a su padre con la única esperanza de lograr que, en algún momento, le permitiera ir a la Tierra a buscar esa parte suya que le hacía tanta falta, la parte de su ser que le fue desprendida cuando su hermano, su amor, su esencia, fue desterrado. En la conciencia de Michael pesaba la culpa de haber negado el amor que sentía por Lucifer, de haber sido ejecutor y cómplice de la tortura a la que fue sometido su hermoso ángel por el único delito de haberlo amado más que a su padre y todo esto sólo por seguir siendo digno a los ojos de un padre quien no lo veía como un hijo, sino como uno más de sus soldados, el más fuerte y formidable de sus soldados, pero no un hijo. Cada día Michael lloraba el amor que había perdido y estaba seguro de que tarde o temprano lograría encontrar el camino hacia su hermano y después de una eternidad, ahí estaba, frente a las puertas del sitio que Lucifer llamaba hogar sin atreverse a cruzarlas puesto que lo que veía a través del cristal, no era el hermoso ángel que él recordaba, no, era un...humano, un hombre maduro, eso sí, apuesto hasta morir, pero no era Lucifer, sólo era un recipiente. Aún así, el corazón de Michael se aceleró al verlo, su esencia divina ahí estaba, corrompida, sí, pero aún podía sentirla, su amado hermano aún estaba ahí. Con pasos lentos ingresó en la habitación y se quedó a una distancia prudencial del demonio y lo miró con tristeza. — Lucifer...ha pasado tanto tiempo...— dijo Michael sin atreverse a acercarse más.
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