• Hay días en los que preferiría no recordar. El amanecer de aquel día era uno de ellos, las antorchas aún ardían bajo la bruma cuando me llamaron. El aire olía a hierro, tierra húmeda y a miedo contenido, frente a nosotros, más allá del claro, se alzaban las filas del enemigo, igual de silenciosas, igual de resueltas. Para evitar la guerra total, ambas casas acordaron resolver el conflicto con un Juicio de Campeones. Una antigua tradición, olvidada por muchos, donde el honor se media en sangre y acero, no en cuerpos amontonados tras una siega sin sentido. Me eligieron a mí, tal vez porque era extranjero o tal vez porque no tenía esposa, ni hijos que me lloraran.

    Recuerdo al otro campeón era alto y se veía fuerte como un roble, cubierto de una armadura oscura que parecía beberse la luz. No dijo una sola palabra cuando nos encontramos frente al viejo templo derruido, el punto neutro entre ambos campamentos. Desenvainé mi espada mi mano temblaba ligeramente.

    La lucha fue brutal espada contra espada y hierro contra voluntad, él golpeaba como si cada tajo pudiera partir el mundo en dos. Pero yo bailaba, en cada paso me jugaba la vida, sentía el peso de mi escudo, el crujir de la cota de malla, el sabor metálico de la sangre que comenzaba a llenar mi boca tras un impacto mal recibido. Una, dos, cinco veces caí y las cinco mismas me puse de pie, hasta que en un instante fugaz, vi la abertura bajo su brazo, entre la hombrera y la coraza, tipico fallo humano.

    Mi espada entró y él cayó de rodillas, mirándome bajo el yelmo, como si en el fondo agradeciera no tener que continuar con esa guerra absurda. Cuando terminó, el silencio fue absoluto, no hubo vítores, ni aplausos. Solo una calma pesada, como la que precede a una tormenta, o en este caso, a una paz impuesta. Caminé de regreso entre filas de soldados que no sabían si vitorearme o temerme, mis piernas temblaban, pero no estaba cansado. La paz puede ganarse con una espada, pero nunca deja de pesar en las manos de quien la empuñó.
    Hay días en los que preferiría no recordar. El amanecer de aquel día era uno de ellos, las antorchas aún ardían bajo la bruma cuando me llamaron. El aire olía a hierro, tierra húmeda y a miedo contenido, frente a nosotros, más allá del claro, se alzaban las filas del enemigo, igual de silenciosas, igual de resueltas. Para evitar la guerra total, ambas casas acordaron resolver el conflicto con un Juicio de Campeones. Una antigua tradición, olvidada por muchos, donde el honor se media en sangre y acero, no en cuerpos amontonados tras una siega sin sentido. Me eligieron a mí, tal vez porque era extranjero o tal vez porque no tenía esposa, ni hijos que me lloraran. Recuerdo al otro campeón era alto y se veía fuerte como un roble, cubierto de una armadura oscura que parecía beberse la luz. No dijo una sola palabra cuando nos encontramos frente al viejo templo derruido, el punto neutro entre ambos campamentos. Desenvainé mi espada mi mano temblaba ligeramente. La lucha fue brutal espada contra espada y hierro contra voluntad, él golpeaba como si cada tajo pudiera partir el mundo en dos. Pero yo bailaba, en cada paso me jugaba la vida, sentía el peso de mi escudo, el crujir de la cota de malla, el sabor metálico de la sangre que comenzaba a llenar mi boca tras un impacto mal recibido. Una, dos, cinco veces caí y las cinco mismas me puse de pie, hasta que en un instante fugaz, vi la abertura bajo su brazo, entre la hombrera y la coraza, tipico fallo humano. Mi espada entró y él cayó de rodillas, mirándome bajo el yelmo, como si en el fondo agradeciera no tener que continuar con esa guerra absurda. Cuando terminó, el silencio fue absoluto, no hubo vítores, ni aplausos. Solo una calma pesada, como la que precede a una tormenta, o en este caso, a una paz impuesta. Caminé de regreso entre filas de soldados que no sabían si vitorearme o temerme, mis piernas temblaban, pero no estaba cansado. La paz puede ganarse con una espada, pero nunca deja de pesar en las manos de quien la empuñó.
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  • Su madre le dice "Se cuidadoso, no presumido, no altanero, cuida los artefactos que hago para ti"

    Y es lo primero que hace para atraer y matar ladrones.
    Bran asegura que prefiere que lo intenten alsaltar a él, que a su madre y a otras brujas.

    Sus intenciones sus buenas, pero como siempre, sus métodos cuestionables.
    Su madre le dice "Se cuidadoso, no presumido, no altanero, cuida los artefactos que hago para ti" Y es lo primero que hace para atraer y matar ladrones. Bran asegura que prefiere que lo intenten alsaltar a él, que a su madre y a otras brujas. Sus intenciones sus buenas, pero como siempre, sus métodos cuestionables.
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  • El amor es una guerra, y tú y yo somos los soldados. Pero en esta batalla, no busco victoria… solo quiero que cada herida que me causes sea un grito de placer...

    #SeductiveSunday(?
    El amor es una guerra, y tú y yo somos los soldados. Pero en esta batalla, no busco victoria… solo quiero que cada herida que me causes sea un grito de placer... #SeductiveSunday(?
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    Cuentan los abuelos que, mucho antes de que los volcanes durmieran, cuando el cielo aún sangraba estrellas nuevas y los ríos cantaban nombres olvidados, existía un dios que no podía ser contenido en forma alguna. No era sol ni luna. No era viento ni lluvia. Era todos ellos y ninguno...
    Cuentan los abuelos que, mucho antes de que los volcanes durmieran, cuando el cielo aún sangraba estrellas nuevas y los ríos cantaban nombres olvidados, existía un dios que no podía ser contenido en forma alguna. No era sol ni luna. No era viento ni lluvia. Era todos ellos y ninguno...
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  • Un antes y un después con Winter Carstairs
    Fandom OC
    Categoría Original
    Tres dias después del último encuentro con Winter, por fin dieron el alta a su madre en el hospital.
    Su amigo médico,Asher Blake, se ofreció a quedarse con ella por la tarde para que él pudiera descansar cuando terminara su jornada laboral en la mañana.

    Pero en lugar de irse a casa, Haneul caminó sin rumbo fijo hasta que su corazón decidió por él. Sacó el móvil. Sus dedos temblaban un poco.

    "Win… ¿estás libre esta tarde? Me encantaría verte. Te extraño.
    ¿Nos vemos en tu refugio?"

    Lo envió sin más. Porque era cierto. Porque necesitaba verla no entre ruidos de monitores o batas blancas de hospital, sino en el mundo que creaban ambos cuando estaban juntos.
    En el lugar donde la sintió por primera vez.

    Sin esperar respuesta, se desvió hacia una tienda. Compró luces pequeñas, algunas flores silvestres, papel decorativo. Nada lujoso.

    Al llegar al refugio, la llave estaba bajo el felpudo como siempre.
    Entró en silencio, con el alma desbordada, y comenzó a preparar todo: pétalos en la entrada, velas suaves, flores colocadas con mimo. Y en la pared del salón, cuidadosamente colgado, un cartel escrito con su propia letra temblorosa:

    "Win… ¿quieres ser mi novia?"

    Cuando todo estuvo listo, se sentó en el sofá.
    La luz cálida llenaba el aire.
    Y él… simplemente esperó, con el corazón abierto. Y el alma deseando que ella cruzara esa puerta.

    Porque si iba a amar por primera vez…
    Quería que fuera con ella.
    Tres dias después del último encuentro con Winter, por fin dieron el alta a su madre en el hospital. Su amigo médico,Asher Blake, se ofreció a quedarse con ella por la tarde para que él pudiera descansar cuando terminara su jornada laboral en la mañana. Pero en lugar de irse a casa, Haneul caminó sin rumbo fijo hasta que su corazón decidió por él. Sacó el móvil. Sus dedos temblaban un poco. "Win… ¿estás libre esta tarde? Me encantaría verte. Te extraño. ¿Nos vemos en tu refugio?" Lo envió sin más. Porque era cierto. Porque necesitaba verla no entre ruidos de monitores o batas blancas de hospital, sino en el mundo que creaban ambos cuando estaban juntos. En el lugar donde la sintió por primera vez. Sin esperar respuesta, se desvió hacia una tienda. Compró luces pequeñas, algunas flores silvestres, papel decorativo. Nada lujoso. Al llegar al refugio, la llave estaba bajo el felpudo como siempre. Entró en silencio, con el alma desbordada, y comenzó a preparar todo: pétalos en la entrada, velas suaves, flores colocadas con mimo. Y en la pared del salón, cuidadosamente colgado, un cartel escrito con su propia letra temblorosa: "Win… ¿quieres ser mi novia?" Cuando todo estuvo listo, se sentó en el sofá. La luz cálida llenaba el aire. Y él… simplemente esperó, con el corazón abierto. Y el alma deseando que ella cruzara esa puerta. Porque si iba a amar por primera vez… Quería que fuera con ella.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    30
    Estado
    Disponible
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  • Una cita perfecta, nuestros niños son cuidados por su abuela y tú y yo tenemos una velada maravillosa a luz de las velas.
    Te amo.
    Aaron Mckein
    Una cita perfecta, nuestros niños son cuidados por su abuela y tú y yo tenemos una velada maravillosa a luz de las velas. Te amo. [Aaron_Mckein]
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  • En una tarde tibia y tranquila, el Pequeño Vagabundo se encontraba sentado sobre una roca, con las piernas colgando y un pedazo de pan en la mano. A su lado, Don Niebla permanecía de pie, inmóvil como una estatua elegante pero vigilante. Frente a él, un viajero curioso —de mirada aguda y con expresión desconcertada— lo observaba con intriga.

    —Oye, pequeño… —preguntó mientras se agachaba a su altura—. Esa cosa que hiciste… esas burbujas que salieron de tus manos. ¿Qué clase de poder es ese?

    El Pequeño Vagabundo se quedó quieto por un segundo. Parpadeó. Luego dio un gran mordisco al pan, masticó con entusiasmo y, al terminar, se limpió las migas con la manga. Entonces, con una expresión inusualmente seria para su edad, se acomodó en su lugar como si estuviera a punto de dar una clase importante.

    —¡Eso se llama Nen! —dijo alzando un dedo—. Es el arte de usar el aura que todos tenemos, pero poquitos saben cómo sacarla. No es magia ni truco, es como… como aprender a respirar de otra forma.

    El viajero arqueó una ceja. El niño continuó:

    —Primero tienes que aprender las Cuatro Principales Técnicas:

    **Ten**, que es para rodearte de tu aura y protegerte;

    **Zetsu**, para apagarla y ocultarte;

    **Ren**, que es para expandirla y hacerte más fuerte; y ...

    **Hatsu**, que es tu habilidad personal, ¡la más importante! —explicó animadamente mientras dibujaba figuras en el aire con sus dedos—.

    —Luego están los tipos de aura. Existen seis:

    1. **Potenciadores**, que hacen más fuerte su cuerpo o sus golpes.
    2. **Emisores**, que lanzan su aura lejos, como una onda o bala.
    3. **Manipuladores**, que controlan cosas o seres con su aura.
    4. **Conjuradores**, como yo, que creamos cosas con nuestra aura.
    5. **Transmutadores**, que transforman su aura en algo diferente, como hilo elástico o electricidad.
    6. **Especialistas**, que tienen poderes únicos que no entran en los otros.

    El Pequeño Vagabundo estiró el brazo y de su palma empezó a formarse una burbuja en espiral con forma de disco flotante, que brillaba como una pompa de jabón con reflejos de arcoíris.

    —Yo soy un **Conjurador**, porque creé a Don Niebla y mis burbujas-disco. Pero también soy un poco **Transmutador**, porque mis burbujas pueden comportarse raro, ¡como si tuvieran emociones!

    El viajero no podía disimular su asombro.

    —¿Y cómo sabes eso tan bien? —preguntó.

    —Hisoka me lo enseñó —respondió con naturalidad—. Me dio libros, me entrenó, me arrojó cosas raras mientras dormía y me hacía esquivar patadas ¡con los ojos vendados!

    Entonces, el niño entrecerró los ojos, miró fijamente al viajero, y le sonrió con picardía. Estiró sus dos manos hacia los lados, girando los dedos lentamente.

    —Y tú… —dijo—. Por cómo te mueves cuando hablas, cómo miras rápido pero con desconfianza, y cómo tu voz cambia cuando mientes poquito… ¡diría que eres un Manipulador! O quizás un Emisor, pero sólo si eres bueno fingiendo calma cuando te enfadas.

    El viajero dio un paso atrás, sorprendido de sentirse tan "leído" por un niño tan pequeño.

    —¿Cómo lo…?

    —Hisoka también me enseñó eso. Me dijo que el aura y la personalidad a veces caminan de la manita. —Se encogió de hombros—. Aunque igual puedo fallar… ¡soy pequeño todavía!

    Luego alzó la burbuja con ambas manos y la dejó flotar. Esta se alejó suavemente, reflejando el sol poniente.

    —¡Pero es divertido aprender! El Nen no solo sirve para pelear. Es como una extensión de lo que uno siente. Y yo… yo siento muchas cosas. Por eso Don Niebla existe, ¿sabes?

    —¡Ajá! —exclamó el pequeño, apuntando con un dedo entusiasta al hombre—. Eres un Potenciador.

    El viajero arqueó una ceja, curioso.

    —¿Cómo lo sabes? —preguntó con voz rasposa, apenas audible.

    El niño hinchó el pecho con orgullo.

    –Las personas como tú no hacen mucho escándalo, ¡pero pueden derribar una montaña de un solo golpe si lo necesitan! ¡Y eres muy directo, incluso cuando callas!.

    Y así, el Pequeño Vagabundo siguió hablando, explicando con entusiasmo infantil algo tan complejo como el Nen, dejando claro que, aunque pequeño, su alma era grande y brillante como su aura.
    En una tarde tibia y tranquila, el Pequeño Vagabundo se encontraba sentado sobre una roca, con las piernas colgando y un pedazo de pan en la mano. A su lado, Don Niebla permanecía de pie, inmóvil como una estatua elegante pero vigilante. Frente a él, un viajero curioso —de mirada aguda y con expresión desconcertada— lo observaba con intriga. —Oye, pequeño… —preguntó mientras se agachaba a su altura—. Esa cosa que hiciste… esas burbujas que salieron de tus manos. ¿Qué clase de poder es ese? El Pequeño Vagabundo se quedó quieto por un segundo. Parpadeó. Luego dio un gran mordisco al pan, masticó con entusiasmo y, al terminar, se limpió las migas con la manga. Entonces, con una expresión inusualmente seria para su edad, se acomodó en su lugar como si estuviera a punto de dar una clase importante. —¡Eso se llama Nen! —dijo alzando un dedo—. Es el arte de usar el aura que todos tenemos, pero poquitos saben cómo sacarla. No es magia ni truco, es como… como aprender a respirar de otra forma. El viajero arqueó una ceja. El niño continuó: —Primero tienes que aprender las Cuatro Principales Técnicas: **Ten**, que es para rodearte de tu aura y protegerte; **Zetsu**, para apagarla y ocultarte; **Ren**, que es para expandirla y hacerte más fuerte; y ... **Hatsu**, que es tu habilidad personal, ¡la más importante! —explicó animadamente mientras dibujaba figuras en el aire con sus dedos—. —Luego están los tipos de aura. Existen seis: 1. **Potenciadores**, que hacen más fuerte su cuerpo o sus golpes. 2. **Emisores**, que lanzan su aura lejos, como una onda o bala. 3. **Manipuladores**, que controlan cosas o seres con su aura. 4. **Conjuradores**, como yo, que creamos cosas con nuestra aura. 5. **Transmutadores**, que transforman su aura en algo diferente, como hilo elástico o electricidad. 6. **Especialistas**, que tienen poderes únicos que no entran en los otros. El Pequeño Vagabundo estiró el brazo y de su palma empezó a formarse una burbuja en espiral con forma de disco flotante, que brillaba como una pompa de jabón con reflejos de arcoíris. —Yo soy un **Conjurador**, porque creé a Don Niebla y mis burbujas-disco. Pero también soy un poco **Transmutador**, porque mis burbujas pueden comportarse raro, ¡como si tuvieran emociones! El viajero no podía disimular su asombro. —¿Y cómo sabes eso tan bien? —preguntó. —Hisoka me lo enseñó —respondió con naturalidad—. Me dio libros, me entrenó, me arrojó cosas raras mientras dormía y me hacía esquivar patadas ¡con los ojos vendados! Entonces, el niño entrecerró los ojos, miró fijamente al viajero, y le sonrió con picardía. Estiró sus dos manos hacia los lados, girando los dedos lentamente. —Y tú… —dijo—. Por cómo te mueves cuando hablas, cómo miras rápido pero con desconfianza, y cómo tu voz cambia cuando mientes poquito… ¡diría que eres un Manipulador! O quizás un Emisor, pero sólo si eres bueno fingiendo calma cuando te enfadas. El viajero dio un paso atrás, sorprendido de sentirse tan "leído" por un niño tan pequeño. —¿Cómo lo…? —Hisoka también me enseñó eso. Me dijo que el aura y la personalidad a veces caminan de la manita. —Se encogió de hombros—. Aunque igual puedo fallar… ¡soy pequeño todavía! Luego alzó la burbuja con ambas manos y la dejó flotar. Esta se alejó suavemente, reflejando el sol poniente. —¡Pero es divertido aprender! El Nen no solo sirve para pelear. Es como una extensión de lo que uno siente. Y yo… yo siento muchas cosas. Por eso Don Niebla existe, ¿sabes? —¡Ajá! —exclamó el pequeño, apuntando con un dedo entusiasta al hombre—. Eres un Potenciador. El viajero arqueó una ceja, curioso. —¿Cómo lo sabes? —preguntó con voz rasposa, apenas audible. El niño hinchó el pecho con orgullo. –Las personas como tú no hacen mucho escándalo, ¡pero pueden derribar una montaña de un solo golpe si lo necesitan! ¡Y eres muy directo, incluso cuando callas!. Y así, el Pequeño Vagabundo siguió hablando, explicando con entusiasmo infantil algo tan complejo como el Nen, dejando claro que, aunque pequeño, su alma era grande y brillante como su aura.
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  • Habían sido días intensos. Sobretodo para 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆 , quién había estado apunto de perder a su prometido, había conocido a quien decía ser su hermano y, además, toda la incertidumbre que envolvía su embarazo.

    El día que Elías apareció, Elizabeth decidió alejarse al bosque, en busca de poder de alguna forma poner orden a sus pensamientos. Era abrumador, no deseaba lidiar con aquello, no en ese momento.

    Kazuo la sintió llegar. Esta se deslizó por las sabanas hasta yacer a su lado. No dijo nada, pero pasados unos segundos la rodeó con los brazos, pegándola a su pecho de una manera reconfortante. No necesitaba decir nada, aquel habrazo eran palabras suficientes para hacerle saber que siempre estaría ahí para ella.

    La mañana siguiente Kazuo se despertó temprano. Puso especial cuidado en levantarse sin molestar a Elizabeth, haciendo movimientos suaves para no despertarla. Aquel día se encontraba con muchas más fuerzas; la sopa de miso y un sueño reparador habían surtido su efecto.

    Se dirigió al lugar donde hacían las labores de cocina. Encendió la lumbre de piedra y dispuso todo lo necesario para hacer el plato favorito de Elizabeth; "Oniguiris".

    Esa vez no se iba a limitar en hacer los Oniguiris de siempre. Pensaba hacerlos de muchos más sabores; Oniguiris rellenos de trucha. Otros rellenos de verduras de temporada hervidas. Otros mezclando el arroz con sésamo. Cada uno lucía diferente al otro, creando una bandeja surtida de Oniguiris de diferentes tamaños y colores.

    Lo preparó todo con mimo y esmero. Deseaba que el primer gesto de la mañana fuera verla sonreír.

    Les gustase o no, debían hablar sobre la llegada de su hermano. Necesitaba saber cómo se sentía respecto a eso y, lo más importante, que deseaba hacer. También debía decirle que le había ofrecido hospedaje provisional en las termas, no quería que pasara lo mismo que ocurrió con Mòiril, no cometería el mismo error.

    - Mi vida...- Susurro este mientras pasaba una de sus manos delicadamente por su rostro. Apartando unos mechones que caían por delante de este.

    Era tan hermosa que, a pesar de verla cada día, seguía cortándole la respiración, exactamente como el primer día.

    Sus dedos recorrieron su frente, recogiendo sus mechones para colocarlos detrás de su oreja. Era un movimiento casi ritual, tierno al extremo. Posó la palma de su mano sobre su mejilla, y con su pulgar acarició esta en movimientos oscilantes, de arriba a abajo.

    - Liz... Es hora de levantarse...- Murmuró nuevamente con una voz tenue, delicada, buscando que su despertar fuera lo más suave posible.

    Kazuo había habiertos las puertas y ventanales. Dejando que la brisa cálida de la primera se filtrase a la habitación. Aquel día era más caluroso que los anteriores. El aroma floral y a hierva fresca inundaron la habitación. Kazuo pensó que no habría mejor despertar que ese. Aunque viniendo de Elizabeth quien sabe, esta era fuego puro y podría sorprenderle su reacción.

    Aquel día Kazuo lucía con mejor aspecto. El color había vuelto a sus mejillas, y no estaba tan hundido en su piel como días atrás; el poder cobraba fuerza en sus venas. Los cuidados de Elizabeth aquellos días habían surtido su efecto.
    Habían sido días intensos. Sobretodo para [Liz_bloodFlame] , quién había estado apunto de perder a su prometido, había conocido a quien decía ser su hermano y, además, toda la incertidumbre que envolvía su embarazo. El día que Elías apareció, Elizabeth decidió alejarse al bosque, en busca de poder de alguna forma poner orden a sus pensamientos. Era abrumador, no deseaba lidiar con aquello, no en ese momento. Kazuo la sintió llegar. Esta se deslizó por las sabanas hasta yacer a su lado. No dijo nada, pero pasados unos segundos la rodeó con los brazos, pegándola a su pecho de una manera reconfortante. No necesitaba decir nada, aquel habrazo eran palabras suficientes para hacerle saber que siempre estaría ahí para ella. La mañana siguiente Kazuo se despertó temprano. Puso especial cuidado en levantarse sin molestar a Elizabeth, haciendo movimientos suaves para no despertarla. Aquel día se encontraba con muchas más fuerzas; la sopa de miso y un sueño reparador habían surtido su efecto. Se dirigió al lugar donde hacían las labores de cocina. Encendió la lumbre de piedra y dispuso todo lo necesario para hacer el plato favorito de Elizabeth; "Oniguiris". Esa vez no se iba a limitar en hacer los Oniguiris de siempre. Pensaba hacerlos de muchos más sabores; Oniguiris rellenos de trucha. Otros rellenos de verduras de temporada hervidas. Otros mezclando el arroz con sésamo. Cada uno lucía diferente al otro, creando una bandeja surtida de Oniguiris de diferentes tamaños y colores. Lo preparó todo con mimo y esmero. Deseaba que el primer gesto de la mañana fuera verla sonreír. Les gustase o no, debían hablar sobre la llegada de su hermano. Necesitaba saber cómo se sentía respecto a eso y, lo más importante, que deseaba hacer. También debía decirle que le había ofrecido hospedaje provisional en las termas, no quería que pasara lo mismo que ocurrió con Mòiril, no cometería el mismo error. - Mi vida...- Susurro este mientras pasaba una de sus manos delicadamente por su rostro. Apartando unos mechones que caían por delante de este. Era tan hermosa que, a pesar de verla cada día, seguía cortándole la respiración, exactamente como el primer día. Sus dedos recorrieron su frente, recogiendo sus mechones para colocarlos detrás de su oreja. Era un movimiento casi ritual, tierno al extremo. Posó la palma de su mano sobre su mejilla, y con su pulgar acarició esta en movimientos oscilantes, de arriba a abajo. - Liz... Es hora de levantarse...- Murmuró nuevamente con una voz tenue, delicada, buscando que su despertar fuera lo más suave posible. Kazuo había habiertos las puertas y ventanales. Dejando que la brisa cálida de la primera se filtrase a la habitación. Aquel día era más caluroso que los anteriores. El aroma floral y a hierva fresca inundaron la habitación. Kazuo pensó que no habría mejor despertar que ese. Aunque viniendo de Elizabeth quien sabe, esta era fuego puro y podría sorprenderle su reacción. Aquel día Kazuo lucía con mejor aspecto. El color había vuelto a sus mejillas, y no estaba tan hundido en su piel como días atrás; el poder cobraba fuerza en sus venas. Los cuidados de Elizabeth aquellos días habían surtido su efecto.
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  • 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐑𝐢𝐧𝐜𝐨𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐡𝐢𝐬𝐦𝐞

    𝙻𝚊 𝚜𝚎𝚌𝚌𝚒𝚘𝚗 𝚏𝚊𝚟𝚘𝚛𝚒𝚝𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚎𝚜... 𝚢 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚘𝚛𝚝𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚌𝚞𝚛𝚒𝚘𝚜𝚘𝚜.

    Inspirado directamente en nuestra sagrada y codiciada 𝐑𝐞𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐌𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬𝐲𝐧𝐞, este espacio llega a la Fanpage de Ficrol para traerte los rumores más jugosos, las anécdotas divinas y los secretos no tan bien guardados que suceden día a día 𝚎𝚗 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝚜𝚎𝚛𝚟𝚒𝚍𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙳𝚒𝚜𝚌𝚘𝚛𝚍: "𝙰𝚗𝚝𝚒𝚐𝚞𝚊 𝙶𝚛𝚎𝚌𝚒𝚊 – 𝙼𝚒𝚝𝚘𝚕𝚘𝚐𝚒𝚊 𝙶𝚛𝚒𝚎𝚐𝚊".

    El resumen breve pero sustancioso de rol, de esta oportunidad se desarrolla en el territorio del 𝐈𝐧𝐟𝐫𝐚𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨. Prepárate para la sorpresa, chisme, y una compañía exótica de ver en esta vez... ¡y más de un escándalo que ni las Moiras se esperaban!

    𝙴𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚊 𝚎𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗, 𝚕𝚘𝚜 𝚙𝚛𝚘𝚝𝚊𝚐𝚘𝚗𝚒𝚜𝚝𝚊𝚜 𝚜𝚘𝚗: 𝑫𝒊𝒐𝒔𝒂 𝑴𝒂𝒚𝒐𝒓 𝑷𝒆𝒓𝒔𝒆𝒇𝒐𝒏𝒆, Diosa de la primavera, la fertilidad y Reina del Inframundo; junto al 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝑴𝒂𝒚𝒐𝒓 𝑯𝒆𝒇𝒆𝒔𝒕𝒐, Dios del fuego, la Forja, los metales y la artesanía. En esta oportunidad. 𝙻𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚜𝚎 𝚜𝚒𝚝𝚞𝚊 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚊𝚗𝚘 𝟷𝟷𝟾𝟶 𝚊. 𝙲, 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚘 𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚟𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚊𝚌𝚞𝚍𝚒𝚛𝚊𝚗 𝚃𝚛𝚘𝚢𝚊.

    ¡Acompáñanos y descubre lo que los dioses prefieren mantener en susurros... o en gritos celestiales!
    🌿✨ 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐑𝐢𝐧𝐜𝐨𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐡𝐢𝐬𝐦𝐞 ✨🌿 𝙻𝚊 𝚜𝚎𝚌𝚌𝚒𝚘𝚗 𝚏𝚊𝚟𝚘𝚛𝚒𝚝𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚎𝚜... 𝚢 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚘𝚛𝚝𝚊𝚕𝚎𝚜 𝚌𝚞𝚛𝚒𝚘𝚜𝚘𝚜. Inspirado directamente en nuestra sagrada y codiciada 𝐑𝐞𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚 𝐌𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬𝐲𝐧𝐞, este espacio llega a la Fanpage de Ficrol para traerte los rumores más jugosos, las anécdotas divinas y los secretos no tan bien guardados que suceden día a día 𝚎𝚗 𝚗𝚞𝚎𝚜𝚝𝚛𝚘 𝚜𝚎𝚛𝚟𝚒𝚍𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙳𝚒𝚜𝚌𝚘𝚛𝚍: "𝙰𝚗𝚝𝚒𝚐𝚞𝚊 𝙶𝚛𝚎𝚌𝚒𝚊 – 𝙼𝚒𝚝𝚘𝚕𝚘𝚐𝚒𝚊 𝙶𝚛𝚒𝚎𝚐𝚊". El resumen breve pero sustancioso de rol, de esta oportunidad se desarrolla en el territorio del 𝐈𝐧𝐟𝐫𝐚𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨. Prepárate para la sorpresa, chisme, y una compañía exótica de ver en esta vez... ¡y más de un escándalo que ni las Moiras se esperaban! 🔥 𝙴𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚜𝚎𝚐𝚞𝚗𝚍𝚊 𝚎𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗, 𝚕𝚘𝚜 𝚙𝚛𝚘𝚝𝚊𝚐𝚘𝚗𝚒𝚜𝚝𝚊𝚜 𝚜𝚘𝚗: 𝑫𝒊𝒐𝒔𝒂 𝑴𝒂𝒚𝒐𝒓 𝑷𝒆𝒓𝒔𝒆𝒇𝒐𝒏𝒆, Diosa de la primavera, la fertilidad y Reina del Inframundo; junto al 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝑴𝒂𝒚𝒐𝒓 𝑯𝒆𝒇𝒆𝒔𝒕𝒐, Dios del fuego, la Forja, los metales y la artesanía. En esta oportunidad. 𝙻𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚜𝚎 𝚜𝚒𝚝𝚞𝚊 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚊𝚗𝚘 𝟷𝟷𝟾𝟶 𝚊. 𝙲, 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚘 𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚟𝚒𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚜𝚊𝚌𝚞𝚍𝚒𝚛𝚊𝚗 𝚃𝚛𝚘𝚢𝚊. ¡Acompáñanos y descubre lo que los dioses prefieren mantener en susurros... o en gritos celestiales!
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    [ ¿𝒀 𝒎𝒊 𝒃𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒆𝒅𝒊𝒅𝒂?]







    Está es mi carta de adiós (?)

    Nah mentira, jajaja. Me van a disculpar, pero el user anda con mucho trabajo, proyectos y exámenes que entender.

    Como dije antes, este vendría ser mi último mes antes de poder entrar a mis vacaciones, realmente creí que podía contestar este fin, pero todo se me vino encima de la nada. Me voy a desaparecer probablemente hasta el viernes. Esto con fines de poder librarme de todo, ya que tampoco eh podido dormir o comer bien debido a esto.

    Él User es muy cuidadoso con sus notas, así que me concentraré en ello al 100% (?) -en realidad vera como no matarse porque le dejaron demasiado que hacer-

    Y una disculpa por la demora, realmente espero que entiendan. Yo también ando con ganas e ideas para rolear, pero esto acabará conmigo sino lo atiendo bien. De todo corazón, el user de Ryan.
    [ ¿𝒀 𝒎𝒊 𝒃𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒆𝒅𝒊𝒅𝒂?] Está es mi carta de adiós (?) Nah mentira, jajaja. Me van a disculpar, pero el user anda con mucho trabajo, proyectos y exámenes que entender. Como dije antes, este vendría ser mi último mes antes de poder entrar a mis vacaciones, realmente creí que podía contestar este fin, pero todo se me vino encima de la nada. Me voy a desaparecer probablemente hasta el viernes. Esto con fines de poder librarme de todo, ya que tampoco eh podido dormir o comer bien debido a esto. Él User es muy cuidadoso con sus notas, así que me concentraré en ello al 100% (?) -en realidad vera como no matarse porque le dejaron demasiado que hacer- Y una disculpa por la demora, realmente espero que entiendan. Yo también ando con ganas e ideas para rolear, pero esto acabará conmigo sino lo atiendo bien. De todo corazón, el user de Ryan.
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