• Faust decidió abrir la seccion de cazadores de anomalias de limbus company.
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  • Faust ha pensado... si reclutar cazadores de anomalias. Es una decision arriesgada pero.. pensará al respecto. Probablemente hoy decida si es conventiente o no.
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    Parte VI - Bajo los escombros.

    Un año había pasado desde que Akane llegó a ese mundo. Un año de cacerías compartidas, de risas en la posada, de tardes tranquilas entre campos dorados. Un año en el que, por primera vez, Akane sintió que pertenecía.

    El jefe de la aldea a quien ahora llamaba “abuelo” sin pensarlo la había acogido como a una hija. Y ella, poco a poco, había dejado atrás el peso del apellido Ishtar, el eco de Queen, el legado que nunca quiso. Aquí no era heredera, ni arma, ni símbolo, era solo Akane y eso bastaba.

    Una tarde, mientras ayudaba a una señora con leña, esta le comentó que su hijo, un aventurero en la ciudad volvería pronto. “Me encantaría que lo conocieras,” dijo con una sonrisa. Akane sonrió también, por primera vez, pensó que no sería mala idea.

    Esa noche, la posada estaba llena de cazadores.
    Akane se sentó con sus compañeros, compartiendo pan, carne, y planes para la próxima misión. No notó al grupo de forasteros que entró, era normal que viajeros pasaran por la aldea rumbo a la ciudad pero entonces lo sintió.

    Un poder violento, hambriento, como una herida abierta en el aire.

    Akane volteó, un hombre la miraba fijamente.
    Su presencia era como un cuchillo en la atmósfera, ella intentó ignorarlo,
    Pero entonces él murmuró: Increíble que incluso las bestias se sienten a la mesa con los humanos, cuando su lugar es el bosque, con las demás bestias.

    Las palabras fueron como un disparo al pasado,
    Akane recordó al hombre que intentó sellarla, el que la arrojó a este mundo, el que la llamó monstruo.

    Se levantó, iba a responder pero no tuvo tiempo.

    La espada entró en su estómago como una traición. El dolor fue punzante, absoluto.
    Las chicas que atendían gritaron, los cazadores, sus amigos se levantaron pero antes de que pudieran moverse, una ráfaga de magia oscura golpeó el pecho de Akane, lanzándola contra las mesas... Madera rota, sillas volando, sangre en el suelo.

    Akane intentó sanar pero no pudo.
    La herida estaba envuelta en magia oscura, haciendo que su regeneración no funcionaba.
    El sello de su forma lobo no respondía y el mundo se volvió negro.

    Horas después, Akane despertó, el dolor seguía ahí, pero la herida había comenzado a cerrarse;
    No del todo pero lo suficiente para moverse.

    Se arrastró entre los escombros, la posada estaba destruida, el aire olía a humo y sangre.
    Y cuando salió al exterior, lo vio:

    La aldea ardía, los campos que había recorrido,
    el hogar que había aprendido a amar. Todo estaba en llamas.

    Akane se quedó quieta, el viento soplaba cenizas sobre su piel y en ese momento, supo que el pasado no la había soltado.
    Que el mundo que la había acogido estaba pagando por lo que ella era, o por lo que alguien creía que era.
    Parte VI - Bajo los escombros. Un año había pasado desde que Akane llegó a ese mundo. Un año de cacerías compartidas, de risas en la posada, de tardes tranquilas entre campos dorados. Un año en el que, por primera vez, Akane sintió que pertenecía. El jefe de la aldea a quien ahora llamaba “abuelo” sin pensarlo la había acogido como a una hija. Y ella, poco a poco, había dejado atrás el peso del apellido Ishtar, el eco de Queen, el legado que nunca quiso. Aquí no era heredera, ni arma, ni símbolo, era solo Akane y eso bastaba. Una tarde, mientras ayudaba a una señora con leña, esta le comentó que su hijo, un aventurero en la ciudad volvería pronto. “Me encantaría que lo conocieras,” dijo con una sonrisa. Akane sonrió también, por primera vez, pensó que no sería mala idea. Esa noche, la posada estaba llena de cazadores. Akane se sentó con sus compañeros, compartiendo pan, carne, y planes para la próxima misión. No notó al grupo de forasteros que entró, era normal que viajeros pasaran por la aldea rumbo a la ciudad pero entonces lo sintió. Un poder violento, hambriento, como una herida abierta en el aire. Akane volteó, un hombre la miraba fijamente. Su presencia era como un cuchillo en la atmósfera, ella intentó ignorarlo, Pero entonces él murmuró: Increíble que incluso las bestias se sienten a la mesa con los humanos, cuando su lugar es el bosque, con las demás bestias. Las palabras fueron como un disparo al pasado, Akane recordó al hombre que intentó sellarla, el que la arrojó a este mundo, el que la llamó monstruo. Se levantó, iba a responder pero no tuvo tiempo. La espada entró en su estómago como una traición. El dolor fue punzante, absoluto. Las chicas que atendían gritaron, los cazadores, sus amigos se levantaron pero antes de que pudieran moverse, una ráfaga de magia oscura golpeó el pecho de Akane, lanzándola contra las mesas... Madera rota, sillas volando, sangre en el suelo. Akane intentó sanar pero no pudo. La herida estaba envuelta en magia oscura, haciendo que su regeneración no funcionaba. El sello de su forma lobo no respondía y el mundo se volvió negro. Horas después, Akane despertó, el dolor seguía ahí, pero la herida había comenzado a cerrarse; No del todo pero lo suficiente para moverse. Se arrastró entre los escombros, la posada estaba destruida, el aire olía a humo y sangre. Y cuando salió al exterior, lo vio: La aldea ardía, los campos que había recorrido, el hogar que había aprendido a amar. Todo estaba en llamas. Akane se quedó quieta, el viento soplaba cenizas sobre su piel y en ese momento, supo que el pasado no la había soltado. Que el mundo que la había acogido estaba pagando por lo que ella era, o por lo que alguien creía que era.
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    Parte V - Tres meses bajo un cielo extraño.

    Tres lunas habían pasado desde que Akane llegó a la aldea.
    El tiempo aquí no era igual al de la Tierra: cada día parecía más largo, más pesado, como si el aire mismo estuviera tejido de maná antiguo.

    El jefe de la aldea la había acogido en su casa. No por compasión, sino por memoria: Akane tenía un parecido inquietante con su hija muerta, y en ese reflejo él encontraba consuelo. Akane nunca preguntó, pero cada vez que veía la tristeza en sus ojos, sentía que cargaba con un destino que no era suyo.

    El sello de su forma licántropa seguía intacto. Más aún, se había endurecido. El maná de este mundo era tan abundante que fortalecía todo lo que tocaba, incluso la prisión que ella misma había creado. Cuanto más fuerte se volvía, más lejos estaba de la loba que dormía en su interior.

    Pero no todo era pérdida. Su magia había cambiado. La primera vez que usó ilusión para crear la diadema con cuernos falsos, descubrió que la ilusión se volvió sólida, real, por unas horas. En este mundo, sus hechizos tenían cuerpo, peso, duración. Era como si la magia quisiera recordarle que aún podía ser creadora, no solo destructora.

    Akane practicó cada día. Aprendió a moldear fuego, primero como una chispa, luego como una esfera incandescente que podía lanzar con precisión. No era el poder brutal de su forma lobo, pero era útil. Con ese fuego ayudaba en las cacerías de la aldea, espantando bestias y protegiendo a los cazadores.

    Los aldeanos empezaron a verla con otros ojos. Ya no era la extraña de los cuernos falsos. Era Akane, la maga del fuego. La que encendía la noche sin quemarla. La que sonreía, aunque sus ojos aún guardaban tormentas.

    Y aunque el sello seguía siendo una cárcel, Akane caminaba cada día con más firmeza.
    Porque en este mundo de maná y silencio, había encontrado algo parecido a la paz.
    No completa, no eterna, pero suficiente para seguir adelante.
    Parte V - Tres meses bajo un cielo extraño. Tres lunas habían pasado desde que Akane llegó a la aldea. El tiempo aquí no era igual al de la Tierra: cada día parecía más largo, más pesado, como si el aire mismo estuviera tejido de maná antiguo. El jefe de la aldea la había acogido en su casa. No por compasión, sino por memoria: Akane tenía un parecido inquietante con su hija muerta, y en ese reflejo él encontraba consuelo. Akane nunca preguntó, pero cada vez que veía la tristeza en sus ojos, sentía que cargaba con un destino que no era suyo. El sello de su forma licántropa seguía intacto. Más aún, se había endurecido. El maná de este mundo era tan abundante que fortalecía todo lo que tocaba, incluso la prisión que ella misma había creado. Cuanto más fuerte se volvía, más lejos estaba de la loba que dormía en su interior. Pero no todo era pérdida. Su magia había cambiado. La primera vez que usó ilusión para crear la diadema con cuernos falsos, descubrió que la ilusión se volvió sólida, real, por unas horas. En este mundo, sus hechizos tenían cuerpo, peso, duración. Era como si la magia quisiera recordarle que aún podía ser creadora, no solo destructora. Akane practicó cada día. Aprendió a moldear fuego, primero como una chispa, luego como una esfera incandescente que podía lanzar con precisión. No era el poder brutal de su forma lobo, pero era útil. Con ese fuego ayudaba en las cacerías de la aldea, espantando bestias y protegiendo a los cazadores. Los aldeanos empezaron a verla con otros ojos. Ya no era la extraña de los cuernos falsos. Era Akane, la maga del fuego. La que encendía la noche sin quemarla. La que sonreía, aunque sus ojos aún guardaban tormentas. Y aunque el sello seguía siendo una cárcel, Akane caminaba cada día con más firmeza. Porque en este mundo de maná y silencio, había encontrado algo parecido a la paz. No completa, no eterna, pero suficiente para seguir adelante.
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  • Un étrange café.
    Fandom oc
    Categoría Otros
    ℂ𝐡𝐥𝐨𝑒 ⁖⁖

    Era de noche, la oscuridad era perfecta para que se cometieran los actos más atroces, para que los cazadores salieran por sus presas y para que estas se ocultaran.

    Algo así es lo que sucedía en este momento. El dragón había ido en caza de ciertas personas que cometieron un acto en contra de su cliente, uno cuya pena era la muerte.

    ¿Le importaba? No, sólo lo hacía por las joyas prometidas, unas que le habían gustado a Seryn su pequeña hermana, y sólo eso era necesario para que derramara sangre sin dudarlo.

    Se supone que sus objetivos eran los dueños de una cafetería en lo que sería su tierra natal, Francia. Así que decidió hacer una visita, claro, como cliente.

    Debía reconocer el terreno, ver cualquier posible salida de emergencia no contemplada, calcular la distancia de dicho sitio a cualquier punto donde pudieran usar vehículos y escaparse.

    Para eso servía esa noche, era de reconocimiento, y por ello es que decidió tomar asiento en una de las mesas que se encontraban fuera del sitio, como para poder hacer su análisis sin ser descubierto.

    Tampoco quería que su rostro fuese aprendido por dichos dueños, pues tenían fama de paranoicos por sus actos diarios, lo cual sería un problema para el futuro de la misión.

    Como cualquier cliente esperó a que se acercara un mozo para preguntar por su comanda, y entonces fue cuando pidió lo de siempre en esa clase de lugares.

    ── Un café negro, con doble carga y bien caliente. ──
    [Pandemonium.ft] Era de noche, la oscuridad era perfecta para que se cometieran los actos más atroces, para que los cazadores salieran por sus presas y para que estas se ocultaran. Algo así es lo que sucedía en este momento. El dragón había ido en caza de ciertas personas que cometieron un acto en contra de su cliente, uno cuya pena era la muerte. ¿Le importaba? No, sólo lo hacía por las joyas prometidas, unas que le habían gustado a Seryn su pequeña hermana, y sólo eso era necesario para que derramara sangre sin dudarlo. Se supone que sus objetivos eran los dueños de una cafetería en lo que sería su tierra natal, Francia. Así que decidió hacer una visita, claro, como cliente. Debía reconocer el terreno, ver cualquier posible salida de emergencia no contemplada, calcular la distancia de dicho sitio a cualquier punto donde pudieran usar vehículos y escaparse. Para eso servía esa noche, era de reconocimiento, y por ello es que decidió tomar asiento en una de las mesas que se encontraban fuera del sitio, como para poder hacer su análisis sin ser descubierto. Tampoco quería que su rostro fuese aprendido por dichos dueños, pues tenían fama de paranoicos por sus actos diarios, lo cual sería un problema para el futuro de la misión. Como cualquier cliente esperó a que se acercara un mozo para preguntar por su comanda, y entonces fue cuando pidió lo de siempre en esa clase de lugares. ── Un café negro, con doble carga y bien caliente. ──
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  • Chemins croisés.
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    Categoría Acción
    Se trataba de una misión más, algo usual, ir y recuperar ciertas cosas que a su cliente le importaba.

    En esta ocasión, se trataba de piezas exóticas, obtenidos de seres como él, seres distintos a la raza humana.

    Si bien, hacía las cosas por dinero, en esta ocasión, lo hacía por gusto. Nada disfrutaba más que eliminar a cazadores de criaturas, pues eran sin duda de lo más desagradable para él, y le recordaban al incidente de sus padres.

    Sabía lo necesario, la ubicación del hangar donde planeaba transportar la "mercancía" a distintas partes del mundo, tenía que impedirlo, pues aquél magnate que contrató a la familia Feu, buscaba recuperar su preciada colección de criaturas marítimas.

    Había decidido volar para alcanzar las coordenadas más rápido, y solo estando a doscientos metros pudo vislumbrar aquél hangar entre el desierto.

    ── Allí vamos. ──

    Rath Bogard
    Se trataba de una misión más, algo usual, ir y recuperar ciertas cosas que a su cliente le importaba. En esta ocasión, se trataba de piezas exóticas, obtenidos de seres como él, seres distintos a la raza humana. Si bien, hacía las cosas por dinero, en esta ocasión, lo hacía por gusto. Nada disfrutaba más que eliminar a cazadores de criaturas, pues eran sin duda de lo más desagradable para él, y le recordaban al incidente de sus padres. Sabía lo necesario, la ubicación del hangar donde planeaba transportar la "mercancía" a distintas partes del mundo, tenía que impedirlo, pues aquél magnate que contrató a la familia Feu, buscaba recuperar su preciada colección de criaturas marítimas. Había decidido volar para alcanzar las coordenadas más rápido, y solo estando a doscientos metros pudo vislumbrar aquél hangar entre el desierto. ── Allí vamos. ── [rathbogard1]
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    —La Agencia de Seguridad Pública de Cazadores de Demonios no era ajena al desorden, pero había límites. La ausencia repentina e imprevista de Denji y Aki Hayakawa (ya sea por una misión de alto secreto, una baja médica, o cualquier excusa conveniente) había dejado a Power sin su cadena más inmediata de supervisión.
    La respuesta de la Cuarta División Experimental fue inmediata y unánime: Caos.
    La Blood Fiend en su libre albedrío era una fuerza incontrolable de mala higiene, evasión de tareas, gasto innecesario, y una flagrante falta de respeto por cualquier norma social o protocolo de seguridad. El escenario era inaceptable.
    Por ello, se había tomado una decisión, una orden que no admitía réplica ni debate:

    — "Cazador, hasta que Denji y Aki estén nuevamente disponibles, la responsabilidad de la Blood Fiend es tuya. Mantén la calma, la cordura... y, sobre todo, mantén a Power lejos de la oficina central."—

    ☆[La Recepción]☆

    El peso de esa nueva "carga" se hizo tangible en el umbral de tu puerta.
    Allí estaba Power, plantada con una pila de maletas desiguales que parecían contener más basura que ropa, y su querida gata Nyako (envuelta en una bufanda cuestionablemente limpia) encaramada a su hombro.
    A diferencia de su habitual insolencia, la situación la había forzado a una tensión incómoda. Sus ojos dorados te miraban con una mezcla de aburrimiento y resentimiento palpable, pero su postura era, para su disgusto, estrictamente respetuosa. Sabía que tú no eras Denji, y que la disciplina de la Agencia era una espada que podía caerle encima si se excedía.
    La pregunta para ti es:

    ¿Qué harías como el nuevo guardián forzoso de Power? ¿Cómo manejarías esta bomba de relojería que acaba de aterrizar en tu sala de estar?
    —La Agencia de Seguridad Pública de Cazadores de Demonios no era ajena al desorden, pero había límites. La ausencia repentina e imprevista de Denji y Aki Hayakawa (ya sea por una misión de alto secreto, una baja médica, o cualquier excusa conveniente) había dejado a Power sin su cadena más inmediata de supervisión. La respuesta de la Cuarta División Experimental fue inmediata y unánime: Caos. La Blood Fiend en su libre albedrío era una fuerza incontrolable de mala higiene, evasión de tareas, gasto innecesario, y una flagrante falta de respeto por cualquier norma social o protocolo de seguridad. El escenario era inaceptable. Por ello, se había tomado una decisión, una orden que no admitía réplica ni debate: — "Cazador, hasta que Denji y Aki estén nuevamente disponibles, la responsabilidad de la Blood Fiend es tuya. Mantén la calma, la cordura... y, sobre todo, mantén a Power lejos de la oficina central."— ☆[La Recepción]☆ El peso de esa nueva "carga" se hizo tangible en el umbral de tu puerta. Allí estaba Power, plantada con una pila de maletas desiguales que parecían contener más basura que ropa, y su querida gata Nyako (envuelta en una bufanda cuestionablemente limpia) encaramada a su hombro. A diferencia de su habitual insolencia, la situación la había forzado a una tensión incómoda. Sus ojos dorados te miraban con una mezcla de aburrimiento y resentimiento palpable, pero su postura era, para su disgusto, estrictamente respetuosa. Sabía que tú no eras Denji, y que la disciplina de la Agencia era una espada que podía caerle encima si se excedía. La pregunta para ti es: ¿Qué harías como el nuevo guardián forzoso de Power? ¿Cómo manejarías esta bomba de relojería que acaba de aterrizar en tu sala de estar?
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  • Unidad 44 intenta otro enfoque asumiendo que su modo bestia como está en su manual de instrucciones personal, se entera que su cuerpo es adaptable, no solo en la resistencia, sino en la forma, por lo que nuevamente se acerca a otros cazadores, caminando con su nueva forma, bipedo como ellos, sin embargo, alguien tan alto como los pinos tuvo el mismo resultado.

    Incluso recibió el primer disparo sobre su pecho, sin embargo, el material de los perdigones no tiene suficiente fuerza y en su lugar, rebotan de vuelta hacia el piso con los fragmentos aplanados por su endurecida coraza.

    - Unidad 44 reporta nuevamente errores para entablar comunicación con la especie inteligente del lugar.
    Unidad 44 intenta otro enfoque asumiendo que su modo bestia como está en su manual de instrucciones personal, se entera que su cuerpo es adaptable, no solo en la resistencia, sino en la forma, por lo que nuevamente se acerca a otros cazadores, caminando con su nueva forma, bipedo como ellos, sin embargo, alguien tan alto como los pinos tuvo el mismo resultado. Incluso recibió el primer disparo sobre su pecho, sin embargo, el material de los perdigones no tiene suficiente fuerza y en su lugar, rebotan de vuelta hacia el piso con los fragmentos aplanados por su endurecida coraza. - Unidad 44 reporta nuevamente errores para entablar comunicación con la especie inteligente del lugar.
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  • – Hola, me llamo Unidad 44, ¿Puedo preg....

    Los cazadores simplemente trafan saliva ante la presencia de aquel enorme monstruo que emergió entre los árboles, desde su perspectiva era imposible que algo tan grande viviera ahí, los ojos ambarinos, sus garras reluciente y la pose amenazante de aquel monstruo solo hace que den media vuelta y salgan corriendo del lugar.

    – Unidad 44, sigue sin respuesta.

    – Hola, me llamo Unidad 44, ¿Puedo preg.... Los cazadores simplemente trafan saliva ante la presencia de aquel enorme monstruo que emergió entre los árboles, desde su perspectiva era imposible que algo tan grande viviera ahí, los ojos ambarinos, sus garras reluciente y la pose amenazante de aquel monstruo solo hace que den media vuelta y salgan corriendo del lugar. – Unidad 44, sigue sin respuesta.
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  • 𝚁𝙴𝚃𝚄𝚁𝙽 𝚃𝙾 𝚃𝙷𝙴 𝙷𝚄𝙽𝚃
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda.

    El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador.

    Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido.

    Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta.

    Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia.

    Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así.

    Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija.

    Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza.

    ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello.

    ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá...

    Eve Duvall
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda. El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador. Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido. Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta. Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia. Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así. Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija. Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza. ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello. ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... [TREME.WITCH]
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