• La lluvia había cesado hacía apenas unas horas, dejando un aroma húmedo sobre la aldea costera en la que Kyu, el pequeño vagabundo, acababa de cumplir una misión menor. Su trabajo consistía en investigar una red de contrabando de artefactos malditos. Sin embargo, entre los objetos confiscados por los cazadores contratados, uno llamó poderosamente su atención.

    Era un medallón oxidado, sencillo y con una pequeña inscripción en su interior: un fragmento de la canción de cuna que él conocía de memoria, como si su alma la hubiera susurrado desde siempre. Kyu se quedó helado, con la pieza entre sus dedos temblorosos. Por un segundo, el mundo pareció detenerse.

    —Esta... ¿esta es mi canción —susurró—. ¿De dónde vino esto?

    El viejo encargado del almacén lo miró sorprendido y respondió:

    —Eso lo sacaron de una cueva hace unos días, al norte. Había muchas cosas raras ahí, pero eso en particular lo traía un mercenario con apellido Zoldry, o algo así...

    El corazón de Kyu dio un brinco doloroso en su pecho. Ese apellido. Esa canción. Todo apuntaba en la misma dirección.

    Desde entonces, empezó a seguir los rastros como buen cazador. Aprendió a rastrear firmas de aura, a descifrar documentos ocultos, a infiltrar ruinas olvidadas donde los rumores de una familia temida, poderosa y sangrienta se repetían: una estirpe de asesinos cuyo símbolo era el mismo grabado en el medallón.

    Cada paso le acercaba más. Cada misión que tomaba era con la esperanza de cruzarse con alguien, algo, cualquier pista que lo guiara. La canción de cuna que tarareaba cuando estaba solo era su brújula emocional.

    Y aunque su corazón de niño aún se aferraba a la esperanza de una familia que lo buscaba, que lo extrañaba, que lo esperaba con los brazos abiertos… el peso de las evidencias empezaba a filtrarse en su alma como gotas de agua helada.
    La lluvia había cesado hacía apenas unas horas, dejando un aroma húmedo sobre la aldea costera en la que Kyu, el pequeño vagabundo, acababa de cumplir una misión menor. Su trabajo consistía en investigar una red de contrabando de artefactos malditos. Sin embargo, entre los objetos confiscados por los cazadores contratados, uno llamó poderosamente su atención. Era un medallón oxidado, sencillo y con una pequeña inscripción en su interior: un fragmento de la canción de cuna que él conocía de memoria, como si su alma la hubiera susurrado desde siempre. Kyu se quedó helado, con la pieza entre sus dedos temblorosos. Por un segundo, el mundo pareció detenerse. —Esta... ¿esta es mi canción —susurró—. ¿De dónde vino esto? El viejo encargado del almacén lo miró sorprendido y respondió: —Eso lo sacaron de una cueva hace unos días, al norte. Había muchas cosas raras ahí, pero eso en particular lo traía un mercenario con apellido Zoldry, o algo así... El corazón de Kyu dio un brinco doloroso en su pecho. Ese apellido. Esa canción. Todo apuntaba en la misma dirección. Desde entonces, empezó a seguir los rastros como buen cazador. Aprendió a rastrear firmas de aura, a descifrar documentos ocultos, a infiltrar ruinas olvidadas donde los rumores de una familia temida, poderosa y sangrienta se repetían: una estirpe de asesinos cuyo símbolo era el mismo grabado en el medallón. Cada paso le acercaba más. Cada misión que tomaba era con la esperanza de cruzarse con alguien, algo, cualquier pista que lo guiara. La canción de cuna que tarareaba cuando estaba solo era su brújula emocional. Y aunque su corazón de niño aún se aferraba a la esperanza de una familia que lo buscaba, que lo extrañaba, que lo esperaba con los brazos abiertos… el peso de las evidencias empezaba a filtrarse en su alma como gotas de agua helada.
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  • La lluvia golpeaba suavemente contra los ventanales del lujoso hotel, pintando siluetas borrosas en los cristales. Afuera, la ciudad parecía susurrar secretos entre gotas, mientras las luces de los autos creaban reflejos temblorosos en el pavimento mojado.

    Dentro del vestíbulo principal, el pequeño vagabundo se encontraba de pie, inmóvil como una estatua, con un esmoquin negro perfectamente ajustado a su figura infantil. El moño de su cuello se le había torcido por la carrera anterior, así que, con una expresión tranquila y dedos ágiles, se lo acomodó frente a un espejo cercano. Sus ojos, más brillantes que nunca, reflejaban una mezcla de emoción y concentración.

    —Je… Mi primer trabajo como cazador profesional. Qué divertido —murmuró para sí, dejando escapar una sonrisa, mientras pensaba en lo emocionado que se había mostrado su maestro al sugerirle este encargo: ser guardaespaldas de un político extranjero en medio de una situación peligrosa.

    **La misión comenzó desde la puerta del hotel.**
    Cuando el cliente bajó, rodeado de asistentes y escoltas tradicionales, el pequeño caminaba a su lado con paso seguro. De pronto, entre la multitud y la lluvia, una figura sospechosa se lanzó hacia el cliente empuñando un arma.

    —¡Hey! ¡Usted! —gritó un guardaespaldas, pero fue el niño quien reaccionó primero.

    Con un giro ágil, el pequeño dio un salto, y con un giro de sus piernas, conectó una patada directa al rostro del agresor. El sujeto cayó al suelo, inconsciente, antes de que pudiera apretar el gatillo.

    —Uno menos —murmuró, sacudiéndose el pantalón con aire despreocupado.

    **Horas después, en un restaurante de lujo,** donde el cliente cenaba con su familia, un grupo de matones armados intentó ingresar por la puerta trasera. El pequeño, que ya los había detectado desde la calle por sus pasos y actitudes nerviosas, los interceptó antes de que cruzaran la cocina.

    —No es buen momento para entrar sin reservar —dijo el pequeño mientras giraba sobre sí mismo, usando un barrido rápido para derribar a uno y desarmar a los otros dos con movimientos secos, casi juguetones. Lo más sorprendente fue que ni una gota de salsa se derramó del plato que sostenía en la otra mano.

    **Más tarde, durante una subasta privada,** el pequeño se mantuvo de pie en una esquina, con los brazos cruzados y la mirada fija como la de un halcón. Su aura, perfectamente controlada, cubría el perímetro. No decía ni una palabra, pero los cazadores de tesoros, mercenarios y ladrones que pensaban robar algo... al sentir esa presión, simplemente se retiraban con un sudor frío recorriéndoles la espalda.

    **Y por último,** cuando un asesino profesional trató de atacar desde las sombras, siguiendo a la comitiva hasta un edificio abandonado, fue él pequeño quien lo esperaba en la oscuridad. El pequeño ya había rastreado su nen y deducido su intención.

    —No es muy educado emboscar a la gente mientras duermen —dijo el niño desde las sombras. El asesino apenas tuvo tiempo de ver el brillo del aura envolviendo el puño del niño antes de recibir un golpe directo al pecho que lo lanzó contra la pared.

    El cliente nunca se enteró de ese último incidente. Sólo recordó al “niño de los ojos brillantes” que siempre parecía estar un paso adelante de todos, protegiéndolo sin fallar.

    Al regresar al hotel esa noche, aún empapado por la lluvia, El pequeño miró su reflejo en un charco.
    —Ser un cazador es… ¡súper divertido! —dijo con entusiasmo, ajustándose de nuevo el moño, orgulloso y sonriente, listo para el siguiente trabajo.
    La lluvia golpeaba suavemente contra los ventanales del lujoso hotel, pintando siluetas borrosas en los cristales. Afuera, la ciudad parecía susurrar secretos entre gotas, mientras las luces de los autos creaban reflejos temblorosos en el pavimento mojado. Dentro del vestíbulo principal, el pequeño vagabundo se encontraba de pie, inmóvil como una estatua, con un esmoquin negro perfectamente ajustado a su figura infantil. El moño de su cuello se le había torcido por la carrera anterior, así que, con una expresión tranquila y dedos ágiles, se lo acomodó frente a un espejo cercano. Sus ojos, más brillantes que nunca, reflejaban una mezcla de emoción y concentración. —Je… Mi primer trabajo como cazador profesional. Qué divertido —murmuró para sí, dejando escapar una sonrisa, mientras pensaba en lo emocionado que se había mostrado su maestro al sugerirle este encargo: ser guardaespaldas de un político extranjero en medio de una situación peligrosa. **La misión comenzó desde la puerta del hotel.** Cuando el cliente bajó, rodeado de asistentes y escoltas tradicionales, el pequeño caminaba a su lado con paso seguro. De pronto, entre la multitud y la lluvia, una figura sospechosa se lanzó hacia el cliente empuñando un arma. —¡Hey! ¡Usted! —gritó un guardaespaldas, pero fue el niño quien reaccionó primero. Con un giro ágil, el pequeño dio un salto, y con un giro de sus piernas, conectó una patada directa al rostro del agresor. El sujeto cayó al suelo, inconsciente, antes de que pudiera apretar el gatillo. —Uno menos —murmuró, sacudiéndose el pantalón con aire despreocupado. **Horas después, en un restaurante de lujo,** donde el cliente cenaba con su familia, un grupo de matones armados intentó ingresar por la puerta trasera. El pequeño, que ya los había detectado desde la calle por sus pasos y actitudes nerviosas, los interceptó antes de que cruzaran la cocina. —No es buen momento para entrar sin reservar —dijo el pequeño mientras giraba sobre sí mismo, usando un barrido rápido para derribar a uno y desarmar a los otros dos con movimientos secos, casi juguetones. Lo más sorprendente fue que ni una gota de salsa se derramó del plato que sostenía en la otra mano. **Más tarde, durante una subasta privada,** el pequeño se mantuvo de pie en una esquina, con los brazos cruzados y la mirada fija como la de un halcón. Su aura, perfectamente controlada, cubría el perímetro. No decía ni una palabra, pero los cazadores de tesoros, mercenarios y ladrones que pensaban robar algo... al sentir esa presión, simplemente se retiraban con un sudor frío recorriéndoles la espalda. **Y por último,** cuando un asesino profesional trató de atacar desde las sombras, siguiendo a la comitiva hasta un edificio abandonado, fue él pequeño quien lo esperaba en la oscuridad. El pequeño ya había rastreado su nen y deducido su intención. —No es muy educado emboscar a la gente mientras duermen —dijo el niño desde las sombras. El asesino apenas tuvo tiempo de ver el brillo del aura envolviendo el puño del niño antes de recibir un golpe directo al pecho que lo lanzó contra la pared. El cliente nunca se enteró de ese último incidente. Sólo recordó al “niño de los ojos brillantes” que siempre parecía estar un paso adelante de todos, protegiéndolo sin fallar. Al regresar al hotel esa noche, aún empapado por la lluvia, El pequeño miró su reflejo en un charco. —Ser un cazador es… ¡súper divertido! —dijo con entusiasmo, ajustándose de nuevo el moño, orgulloso y sonriente, listo para el siguiente trabajo.
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  • La mañana apenas despuntaba en la cima de aquella colina escondida, donde el viento traía consigo el murmullo de hojas y el cantar de aves lejanas. El maestro de Nen, un hombre de mirada aguda y sonrisa contenida, caminaba con paso rápido por el claro del bosque, donde solía encontrar al pequeño vagabundo cada amanecer… pero esta vez, habían pasado **dos días enteros** sin rastro de su alumno.

    —¿Dónde te metiste, mocoso? —murmuró entre dientes, aunque la preocupación se notaba en cada paso tenso que daba.

    Y entonces, como si el mundo hubiese esperado justo ese momento, escuchó una voz familiar:

    —¡¡Maestroooo!! —gritó el pequeño vagabundo mientras corría cuesta abajo, chapoteando en los charcos y agitando algo en su mano con total orgullo—. ¡¡Mireeeeeeee!!

    El hombre se giró, preparado para reprenderlo… hasta que lo vio.

    El niño estaba cubierto de tierra, tenía una curita en la mejilla, y el dobladillo de su pantalón estaba roto. Pero aun así, **su sonrisa era más brillante que el sol filtrado entre los árboles**, y en su mano alzada… sostenía nada más y nada menos que **una licencia de cazador profesional**.

    El maestro se quedó inmóvil unos segundos, como si sus ojos no pudieran creerlo.

    —...¿Eso es… una...? —empezó a decir, pero el pequeño se le adelantó, levantándola aún más alto.

    —¡Sí! ¡Me la dieron después de pasar un montón de pruebas locas y un bosque raro que hablaba! ¡Ah! ¡Y una sala que me quería comer! Pero al final me dejaron quedármela… ¡dijeron que ahora soy un “cazador profesional”! —declaró con orgullo, inflando el pecho.

    El maestro soltó una risa entre incrédula y resignada, se acercó y le dio una leve palmada en la cabeza.

    —Entonces ahora eres un cazador profesional, ¿eh, Kyu? —dijo, llamándolo por su nombre real, algo que no hacía muy seguido.

    Kyu sonrió aún más, como si eso fuera un premio en sí mismo.

    —¡Sí! ¿Eso significa que ahora puedo entrar a ruinas secretas y cazar monstruos peligrosos?

    El maestro entrecerró los ojos y suspiró profundamente, cruzándose de brazos.

    —Eso significa que estuviste en uno de los exámenes más peligrosos que existen y que **podrías haber muerto al menos diez veces sin darte cuenta**.

    Kyu parpadeó.

    —¿Oh? ¡Pero no lo hice! ¡Así que eso fue suerte, ¿verdad?! —rió alegremente.

    El maestro bajó la cabeza y se cubrió la cara con una mano, entre frustración y orgullo.

    —No… eso fue Nen. Y probablemente, una montaña de milagros.

    Y mientras el pequeño bailaba en círculos celebrando su nueva profesión con total entusiasmo, el maestro no pudo evitar sonreír.

    Porque aunque el mundo era brutal y difícil, **ese niño ingenuo, valiente y brillante… lo enfrentaba con una chispa que ningún Peligro podía apagar**.
    La mañana apenas despuntaba en la cima de aquella colina escondida, donde el viento traía consigo el murmullo de hojas y el cantar de aves lejanas. El maestro de Nen, un hombre de mirada aguda y sonrisa contenida, caminaba con paso rápido por el claro del bosque, donde solía encontrar al pequeño vagabundo cada amanecer… pero esta vez, habían pasado **dos días enteros** sin rastro de su alumno. —¿Dónde te metiste, mocoso? —murmuró entre dientes, aunque la preocupación se notaba en cada paso tenso que daba. Y entonces, como si el mundo hubiese esperado justo ese momento, escuchó una voz familiar: —¡¡Maestroooo!! —gritó el pequeño vagabundo mientras corría cuesta abajo, chapoteando en los charcos y agitando algo en su mano con total orgullo—. ¡¡Mireeeeeeee!! El hombre se giró, preparado para reprenderlo… hasta que lo vio. El niño estaba cubierto de tierra, tenía una curita en la mejilla, y el dobladillo de su pantalón estaba roto. Pero aun así, **su sonrisa era más brillante que el sol filtrado entre los árboles**, y en su mano alzada… sostenía nada más y nada menos que **una licencia de cazador profesional**. El maestro se quedó inmóvil unos segundos, como si sus ojos no pudieran creerlo. —...¿Eso es… una...? —empezó a decir, pero el pequeño se le adelantó, levantándola aún más alto. —¡Sí! ¡Me la dieron después de pasar un montón de pruebas locas y un bosque raro que hablaba! ¡Ah! ¡Y una sala que me quería comer! Pero al final me dejaron quedármela… ¡dijeron que ahora soy un “cazador profesional”! —declaró con orgullo, inflando el pecho. El maestro soltó una risa entre incrédula y resignada, se acercó y le dio una leve palmada en la cabeza. —Entonces ahora eres un cazador profesional, ¿eh, Kyu? —dijo, llamándolo por su nombre real, algo que no hacía muy seguido. Kyu sonrió aún más, como si eso fuera un premio en sí mismo. —¡Sí! ¿Eso significa que ahora puedo entrar a ruinas secretas y cazar monstruos peligrosos? El maestro entrecerró los ojos y suspiró profundamente, cruzándose de brazos. —Eso significa que estuviste en uno de los exámenes más peligrosos que existen y que **podrías haber muerto al menos diez veces sin darte cuenta**. Kyu parpadeó. —¿Oh? ¡Pero no lo hice! ¡Así que eso fue suerte, ¿verdad?! —rió alegremente. El maestro bajó la cabeza y se cubrió la cara con una mano, entre frustración y orgullo. —No… eso fue Nen. Y probablemente, una montaña de milagros. Y mientras el pequeño bailaba en círculos celebrando su nueva profesión con total entusiasmo, el maestro no pudo evitar sonreír. Porque aunque el mundo era brutal y difícil, **ese niño ingenuo, valiente y brillante… lo enfrentaba con una chispa que ningún Peligro podía apagar**.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    𝐶𝒉𝑎 𝒉𝑎𝑒-𝑖𝑛

    ⁀➷ 𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 ₊˚•.

    Ξ ㅤ

    Ξ ㅤ 「Incluso si lo explicaba, simplemente

    Ξ ㅤ me llamaría loca. Si ... dije algo

    Ξ ㅤ como “Quiero que me protejas hasta

    Ξ ㅤ el final. 」

    · · · · · · · · · · · · · · · · •°• · · · · · · · · · · · · · · · ·

    ︶︶︶︶︶︶ ˗ˏˋ ✦ ˎˊ˗ ︶︶︶︶︶︶

    ╰┈─────── ೄྀ࿐ ˊˎ-

    ˗ˏˋ 𝑫𝒂𝒕𝒐𝒔 𝒃𝒂́𝒔𝒊𝒄𝒐𝒔 ˎˊ˗

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐍𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞

    — Cha Hae-In

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐀𝐩𝐨𝐝𝐨

    — Hae-in
    -La Bailarina
    -Princesa de la Espada Pura

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗔𝗴𝗲

    — 23 años

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐆𝐞́𝐧𝐞𝐫𝐨

    — Mujer

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐎𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐬𝐞𝐱𝐮𝐚𝐥

    — Heterosexual

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐎𝐜𝐮𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧

    — Cazadora rango S

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗥𝗮𝘇𝗮

    — Humana

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲

    — Caballero

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗵𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀

    — Danza de espadas

    — Hoja de luz

    — Tremor of Provocation

    — Provoking Quake

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗚𝗿𝗲𝗺𝗶𝗼

    𝐶𝒉𝑎 𝒉𝑎𝑒-𝑖𝑛
    Gremio de las Valquirias

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗘𝗾𝘂𝗶𝗽𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼

    — Armadura de placa completo

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗔𝗿𝗺𝗮𝘀

    — Espada mágica

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    · · · · · · · · · · · · · · · · •°• · · · · · · · · · · · · · · · ·

    ︶︶︶︶︶︶ ˗ˏˋ ✦ ˎˊ˗ ︶︶︶︶︶︶

    ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐇𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬

    —Olor a maná : Hae-In tiene una condición sensible al maná centrado alrededor de su nariz. Esto normalmente hace que los cazadores de alto rango huelan mal para ella y los humanos normales simplemente neutrales. La única excepción a esto es Jin-Woo, a quien encuentra que huele bien.

    —Manejo de la espada : después de convertirse en cazadora, Hae-In tomó una lección de kendo en el dojo de Song Chi-Yul para aprender a utilizar sus habilidades. Su habilidad ha crecido tanto que, incluso sin sus poderes, pudo derrotar a su maestro; aunque el atribuyó su victoria a que él perdió un brazo en el Double Dungeon , Chi-Yul afirmó que el resultado habría sido el mismo.

    •Blade Dance : una serie de ataques con espadas que parecían un baile. Sus movimientos se aceleran significativamente como si estuviera bailando, y su espada dibujaba elegantes arcos en el aire.

    •Blade of Light : rodea el filo de una espada en luz pura y sólida para aumentar las características de esta misma.

    —Sigilo - Hae-In es muy sigilososa, siendo capaz de acercarse sigilosamente a Sung Jin-Woo sin ser notada hasta que ella se revela.

    —Tremor of Provocation: Cha Hae-in apuñala el suelo para crear un terremoto que interrumpe y daña a los enemigos de manera similar a una habilidad de Área de efecto. Hae-In usa esta habilidad durante la incursión de la isla de Jeju contra hordas de hormigas dentro del nido de hormigas.

    ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭

    𝐶𝒉𝑎 𝒉𝑎𝑒-𝑖𝑛 ⁀➷ 𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 ₊˚•. Ξ ㅤ Ξ ㅤ 「Incluso si lo explicaba, simplemente Ξ ㅤ me llamaría loca. Si ... dije algo Ξ ㅤ como “Quiero que me protejas hasta Ξ ㅤ el final. 」 · · · · · · · · · · · · · · · · •°• · · · · · · · · · · · · · · · · ︶︶︶︶︶︶ ˗ˏˋ ✦ ˎˊ˗ ︶︶︶︶︶︶ ╰┈─────── ೄྀ࿐ ˊˎ- ˗ˏˋ 𝑫𝒂𝒕𝒐𝒔 𝒃𝒂́𝒔𝒊𝒄𝒐𝒔 ˎˊ˗ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐍𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 — Cha Hae-In ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐀𝐩𝐨𝐝𝐨 — Hae-in -La Bailarina -Princesa de la Espada Pura ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗔𝗴𝗲 — 23 años ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐆𝐞́𝐧𝐞𝐫𝐨 — Mujer ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐎𝐫𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐬𝐞𝐱𝐮𝐚𝐥 — Heterosexual ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐎𝐜𝐮𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 — Cazadora rango S ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗥𝗮𝘇𝗮 — Humana ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 — Caballero ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗵𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 — Danza de espadas — Hoja de luz — Tremor of Provocation — Provoking Quake ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗚𝗿𝗲𝗺𝗶𝗼 𝐶𝒉𝑎 𝒉𝑎𝑒-𝑖𝑛 Gremio de las Valquirias ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗘𝗾𝘂𝗶𝗽𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 — Armadura de placa completo ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝗔𝗿𝗺𝗮𝘀 — Espada mágica ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭ · · · · · · · · · · · · · · · · •°• · · · · · · · · · · · · · · · · ︶︶︶︶︶︶ ˗ˏˋ ✦ ˎˊ˗ ︶︶︶︶︶︶ ˏ`୭̥*ೃ . ❜❜ 𝐇𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 —Olor a maná : Hae-In tiene una condición sensible al maná centrado alrededor de su nariz. Esto normalmente hace que los cazadores de alto rango huelan mal para ella y los humanos normales simplemente neutrales. La única excepción a esto es Jin-Woo, a quien encuentra que huele bien. —Manejo de la espada : después de convertirse en cazadora, Hae-In tomó una lección de kendo en el dojo de Song Chi-Yul para aprender a utilizar sus habilidades. Su habilidad ha crecido tanto que, incluso sin sus poderes, pudo derrotar a su maestro; aunque el atribuyó su victoria a que él perdió un brazo en el Double Dungeon , Chi-Yul afirmó que el resultado habría sido el mismo. •Blade Dance : una serie de ataques con espadas que parecían un baile. Sus movimientos se aceleran significativamente como si estuviera bailando, y su espada dibujaba elegantes arcos en el aire. •Blade of Light : rodea el filo de una espada en luz pura y sólida para aumentar las características de esta misma. —Sigilo - Hae-In es muy sigilososa, siendo capaz de acercarse sigilosamente a Sung Jin-Woo sin ser notada hasta que ella se revela. —Tremor of Provocation: Cha Hae-in apuñala el suelo para crear un terremoto que interrumpe y daña a los enemigos de manera similar a una habilidad de Área de efecto. Hae-In usa esta habilidad durante la incursión de la isla de Jeju contra hordas de hormigas dentro del nido de hormigas. ❁ཻུ۪۪᭭ ꦿ͙ܵ˒˛╰───────╯⁺ಿೖ୭
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  • ¡La espesura del bosque estaba cargada de tensión. Las ramas altas bloqueaban buena parte del sol y el suelo estaba cubierto de huellas profundas, garras marcadas en la corteza y rastros de batalla reciente. Un grupo de cazadores, cinco en total, se abrían paso con cuidado entre los árboles. Eran profesionales, curtidos por años de enfrentamientos con bestias, humanos y todo lo que quedara en el medio. Habían sido enviados a capturar —o eliminar— a un grupo de criaturas especialmente peligrosas que merodeaban cerca de pueblos aislados.

    —Son letales —susurró uno de ellos, leyendo el aviso arrugado—. Cuatro bestias: una con caparazón de piedra, otra con garras de cristal, una alada con cuerpo de serpiente... y la cuarta, un híbrido de tigre y sombra. Clase B, pago altísimo si las entregamos vivas.

    Pero al llegar al claro donde según el informe debía estar el nido de las criaturas, todos se detuvieron de golpe.

    Allí, justo al centro, había una pequeña figura. Sentado sobre el cuerpo inconsciente de una de las bestias, respirando agitado pero sonriendo orgulloso, estaba un niño de cabello revuelto, pecoso, con ropa desgastada y un vendaje improvisado en el brazo.

    Un pequeño.

    Había rastros de golpes por todo el lugar. Árboles partidos, rocas agrietadas, marcas de garras... pero también huellas claras de una pelea cuerpo a cuerpo. Las criaturas estaban noqueadas, una con el hocico amoratado, otra con una pata torcida, y una tercera con un moretón en la mandíbula. La última jadeaba en el suelo, apenas consciente.

    El pequeño se sacudía el polvo de los pantalones, claramente exhausto, pero feliz.

    —¡Aaah! Eso estuvo difícil… —exhaló, tomando un pan algo aplastado de su bolso—. ¡Pero lo logré!

    Los cazadores no podían creerlo. Uno de ellos alzó la voz:

    —¡¿Fuiste tú quien las derrotó?! ¿Tú solo?

    El pequeño levantó la vista, algo confundido.

    —¿Eh? ¿Estos chicos? Sí. Estaban atacando una granja cerca… y bueno… eso no está bien. Así que les di unas buenas patadas en la cara.

    Se señaló la pierna con orgullo, sacudiendo la tierra de su rodilla herida.

    —¡Esta fue la que usé para voltear al que tenía alas! ¡Me salió volando como gallina con sueño!

    Los cazadores intercambiaron miradas, impactados. Había vencido a esos monstruos **a puño limpio** y con una sonrisa infantil.

    —¿Sabías que hay una recompensa por capturarlos? —preguntó una de las cazadoras, aún incrédula.

    —¿Una qué...? —dijo el pequeño, ladeando la cabeza—. ¿Recom-qué?

    El líder suspiró.

    —Una recompensa. Dinero. Por derrotarlos.

    El pequeño se quedó pensativo por un segundo y luego soltó una risa.

    —¡Oh! Entonces ¡qué buena suerte la mía! Aunque… yo solo quería que dejaran de portarse mal. ¡El dinero no me importa mucho! Pero… ¡quizá pueda comprar más pan!

    Uno de los cazadores se dejó caer sentado en una roca, murmurando:

    —Nos ganó un niño… a golpes… sin saber ni que había paga.
    ¡La espesura del bosque estaba cargada de tensión. Las ramas altas bloqueaban buena parte del sol y el suelo estaba cubierto de huellas profundas, garras marcadas en la corteza y rastros de batalla reciente. Un grupo de cazadores, cinco en total, se abrían paso con cuidado entre los árboles. Eran profesionales, curtidos por años de enfrentamientos con bestias, humanos y todo lo que quedara en el medio. Habían sido enviados a capturar —o eliminar— a un grupo de criaturas especialmente peligrosas que merodeaban cerca de pueblos aislados. —Son letales —susurró uno de ellos, leyendo el aviso arrugado—. Cuatro bestias: una con caparazón de piedra, otra con garras de cristal, una alada con cuerpo de serpiente... y la cuarta, un híbrido de tigre y sombra. Clase B, pago altísimo si las entregamos vivas. Pero al llegar al claro donde según el informe debía estar el nido de las criaturas, todos se detuvieron de golpe. Allí, justo al centro, había una pequeña figura. Sentado sobre el cuerpo inconsciente de una de las bestias, respirando agitado pero sonriendo orgulloso, estaba un niño de cabello revuelto, pecoso, con ropa desgastada y un vendaje improvisado en el brazo. Un pequeño. Había rastros de golpes por todo el lugar. Árboles partidos, rocas agrietadas, marcas de garras... pero también huellas claras de una pelea cuerpo a cuerpo. Las criaturas estaban noqueadas, una con el hocico amoratado, otra con una pata torcida, y una tercera con un moretón en la mandíbula. La última jadeaba en el suelo, apenas consciente. El pequeño se sacudía el polvo de los pantalones, claramente exhausto, pero feliz. —¡Aaah! Eso estuvo difícil… —exhaló, tomando un pan algo aplastado de su bolso—. ¡Pero lo logré! Los cazadores no podían creerlo. Uno de ellos alzó la voz: —¡¿Fuiste tú quien las derrotó?! ¿Tú solo? El pequeño levantó la vista, algo confundido. —¿Eh? ¿Estos chicos? Sí. Estaban atacando una granja cerca… y bueno… eso no está bien. Así que les di unas buenas patadas en la cara. Se señaló la pierna con orgullo, sacudiendo la tierra de su rodilla herida. —¡Esta fue la que usé para voltear al que tenía alas! ¡Me salió volando como gallina con sueño! Los cazadores intercambiaron miradas, impactados. Había vencido a esos monstruos **a puño limpio** y con una sonrisa infantil. —¿Sabías que hay una recompensa por capturarlos? —preguntó una de las cazadoras, aún incrédula. —¿Una qué...? —dijo el pequeño, ladeando la cabeza—. ¿Recom-qué? El líder suspiró. —Una recompensa. Dinero. Por derrotarlos. El pequeño se quedó pensativo por un segundo y luego soltó una risa. —¡Oh! Entonces ¡qué buena suerte la mía! Aunque… yo solo quería que dejaran de portarse mal. ¡El dinero no me importa mucho! Pero… ¡quizá pueda comprar más pan! Uno de los cazadores se dejó caer sentado en una roca, murmurando: —Nos ganó un niño… a golpes… sin saber ni que había paga.
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  • #DarkNight
    #DeliriumUnstable
    #Vampire

    Thoughts by Asher Blake.


    Esa noche era perfecta, demasiado perfecta. Hermosa, tranquila. Cada que el viento frío rozaba su piel sentía una extrema paz. Cada que observaba el cielo nocturno sentía que debía hacer algo, algo que nunca había estado en sus planes y como si éste mismo le dijera en una forma significativa que lo hiciera, que no importaba lo demás.

    Quizás era debido a que la luna llena se acercaba. Sus emociones eran inestables y sus pensamientos eran descontrolados y desconocidos para él, incluyendo sus deseos. Viviendo como humano, era alguien amable, servicial, a veces ingenuo o desinteresado, como lo llamaran. Y odiaba involucrarse en cualquier cosa que alterara su paz, por eso también era impulsivo y conflictivo, por supuesto era contradictorio. Pero haber estado viviendo como humano le había enseñado muchas cosas, buenas o malas, no importaba.

    Pero no podía negar su naturaleza, no podía negar que a veces se encontraba desesperado por enterrar sus colmillos en una piel virgen y sensible, tomar su sangre como si fuese el dulce sabor del vino y beber hasta saciarse o el adictivo néctar de la miel si importarle que la vida ajena entre sus brazos se apagara poco a poco, incluso eso le causaba excitación, dominar y tomar. Lo deseaba, ya sea si lo obtenía por la fuerza, sin importar si era juzgado, "haría cualquier cosa" pensaba a veces.

    Los de su especie eran cazadores por naturaleza, lo tenía claro y lo aceptaba como tal.

    Pero en cambio prefería el dolor y rechazar la sangre de cualquier criatura, rechazaba incluso emociones humanas, rechazaba las cosas que le hacían mal y lo ignoraba, hasta que ésto se consumía dentro de su mente. Incluyendo lo que le hacía sentir bien, nunca pensaba mucho sobre eso; cuando algo lo hacía sólo decía que era "temporal" y pronto desaparecería hasta que algo más se lo llevaba, aunque tampoco era relevante para él si eso sucedía. Creía que prestarle atención a las emociones era para los niños o los humanos quiénes tenían tiempo para jugar.

    Alguien como él simplemente sentía que estaba de visita, con sus amistades, con su padre, con su interés personal o eso pensaba. Quería vivir la vida sin preocupaciones de una mejor manera hasta que todo llegara a su fin. No se menospreciaba, al contrario, se valoraba mucho y por eso deseaba hacer muchas cosas como "humano". ¿Había algo sincero? Lo había; su personalidad humana no era falsa, pero no era la verdadera, quizás ni él sabía cuál era la verdadera, pero tampoco tenía miedo de descubrirlo. Al contrario, lo anhelaba y las consecuencias eran lo de menos para él.
    #DarkNight #DeliriumUnstable #Vampire Thoughts by Asher Blake. Esa noche era perfecta, demasiado perfecta. Hermosa, tranquila. Cada que el viento frío rozaba su piel sentía una extrema paz. Cada que observaba el cielo nocturno sentía que debía hacer algo, algo que nunca había estado en sus planes y como si éste mismo le dijera en una forma significativa que lo hiciera, que no importaba lo demás. Quizás era debido a que la luna llena se acercaba. Sus emociones eran inestables y sus pensamientos eran descontrolados y desconocidos para él, incluyendo sus deseos. Viviendo como humano, era alguien amable, servicial, a veces ingenuo o desinteresado, como lo llamaran. Y odiaba involucrarse en cualquier cosa que alterara su paz, por eso también era impulsivo y conflictivo, por supuesto era contradictorio. Pero haber estado viviendo como humano le había enseñado muchas cosas, buenas o malas, no importaba. Pero no podía negar su naturaleza, no podía negar que a veces se encontraba desesperado por enterrar sus colmillos en una piel virgen y sensible, tomar su sangre como si fuese el dulce sabor del vino y beber hasta saciarse o el adictivo néctar de la miel si importarle que la vida ajena entre sus brazos se apagara poco a poco, incluso eso le causaba excitación, dominar y tomar. Lo deseaba, ya sea si lo obtenía por la fuerza, sin importar si era juzgado, "haría cualquier cosa" pensaba a veces. Los de su especie eran cazadores por naturaleza, lo tenía claro y lo aceptaba como tal. Pero en cambio prefería el dolor y rechazar la sangre de cualquier criatura, rechazaba incluso emociones humanas, rechazaba las cosas que le hacían mal y lo ignoraba, hasta que ésto se consumía dentro de su mente. Incluyendo lo que le hacía sentir bien, nunca pensaba mucho sobre eso; cuando algo lo hacía sólo decía que era "temporal" y pronto desaparecería hasta que algo más se lo llevaba, aunque tampoco era relevante para él si eso sucedía. Creía que prestarle atención a las emociones era para los niños o los humanos quiénes tenían tiempo para jugar. Alguien como él simplemente sentía que estaba de visita, con sus amistades, con su padre, con su interés personal o eso pensaba. Quería vivir la vida sin preocupaciones de una mejor manera hasta que todo llegara a su fin. No se menospreciaba, al contrario, se valoraba mucho y por eso deseaba hacer muchas cosas como "humano". ¿Había algo sincero? Lo había; su personalidad humana no era falsa, pero no era la verdadera, quizás ni él sabía cuál era la verdadera, pero tampoco tenía miedo de descubrirlo. Al contrario, lo anhelaba y las consecuencias eran lo de menos para él.
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  • "Perdóneme padre, porque he pecado
    Fandom Supernatural || The Vampire Diaries
    Categoría Drama
    ㅤㅤㅤ¿𝐻𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜, ℎ𝑖𝑗𝑎? —𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑜́ 𝑒́𝑙.
    ㅤㅤㅤ¿𝑈𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 𝑝𝑖𝑎𝑑𝑜𝑠𝑎 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎? — 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑜́ 𝑒𝑙𝑙𝑎.

    ㅤㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈
    ㅤㅤㅤㅤㅤ˹ Dean Winchester


    ㅤㅤㅤY podía parecer que después de aquella aventura, que después de su visita por la caja terapéutica todo iba bien, por fin… ¿verdad? Bueno, en realidad sí. Todo iba bien. Hope y Dean pasaron aquella primera noche juntos. La verdad era que la tríbrida no tenia demasiado interés en separarse del cazador. No después de haber perdido tanto tiempo a su lado. Esa noche solo quiso… disfrutar de su recién recuperada relacion. Dejar que las sensaciones que Dean le hacia sentir la embargaran. Y perdió la noción del tiempo entre aquellas sábanas. Seguros de que nadie podría interrumpirlos se dedicaron a ellos mismos en el interior de aquella habitación. Se dedicaron a volver a conocerse, a demostrarse que se querían.

    Asi que no era de extrañar que ambos ignorasen las mil alarmas de sus teléfonos móviles. Tanto ellos como sus cuerpos habían sido sometidos a demasiado estrés durante las ultimas horas. Y sobre todo, Dean, al ver su libre albedrio comprometido bajo el control de aquel orbe marca Mikaelson.

    Hope despertó antes que Dean, quien dormía plácidamente, boca abajo y con un brazo bajo la almohada. Y no pudo evitar quedarse mirándolo durante… no supo durante cuanto tiempo. En ese momento pensaba demasiadas cosas. En lo cabezota y testarudo que era cuando queria, en lo cerca que había estado todo de irse a la mierda, en lo mal que se sentiría a esas alturas si hubiera vuelto a Nueva Orleans… Pensaba en que lo queria. Contra todo pronostico y por raro que sonase se había enamorado de él hasta niveles que siquiera ella era capaz de comprender. Y, estaba segura, lo queria más de lo que había querido a Landon. No había una forma de medirlo, claro…

    A sus pensamientos llegó el recuerdo de lo ocurrido en Morrill.

    “Tú… tú me ayudas, Hope. Tu presencia, tu cercanía calma el instinto asesino que pulsa por salir… “

    Sabia que esas palabras habían sido pronunciadas dentro del estresante contexto de aquella frustrante aventura, claro. Pero tambien sabia que ese sentimiento nacía de alguna parte. Era real. Si ella era capaz de calmar el instinto asesino provocado por un cacharro mágico infernal, es que era capaz de actuar como elemento relajante en la vida de Dean. Por parte de Hope, sabia que con él se sentía a salvo. Sabia que si él estaba cerca no había nada que temer. Aunque había tenido miedo cuando aquella bruja hacia intentado robarle su cuerpo, la verdad era que nunca había dejado de confiar en Dean Winchester. Ni siquiera cuando casi murieron congelados. Siempre tuvo fe en él. Puede que Dean fuera la única persona en el planeta tierra que no podría decepcionarla.

    Asegurándose de que, tras levantarse de la cama, Dean seguía durmiendo, la tríbrida buscó su ropa interior y una de las camisas del Winchester. Y mientras se la abotonaba susurró “Finite” para deshacer el hechizo de encierro sobre aquella habitación. Salió con cuidado de no hacer ruido y caminó descalza hasta la cocina donde se encontró con Hati y Sam quienes parecían haber terminado con una sesión de entrenamiento.

    -¡Vaya! ¡Hola! -saludó un sorprendido Sam tras parar la batidora donde estaba preparándole un batido de fresas y plátano a Hati, a juzgar por la expresión impaciente en el rostro de la morena- ¿Ha ido… todo bien?

    Hope fue incapaz de ocultar su sonrisa algo tímida.

    -Demasiado bien… -confirmó mientras se apartaba cabello del rostro- Parece que ha entrado en razón… -asintió ella- Asi que no va a dejarme y… yo no voy a irme a ninguna parte…
    Sam y Hati la miraron de arriba abajo.

    -Asi que… ¿habéis vuelto? -preguntó Hati.

    Hope asintió.

    -El mundo vuelve a ser un lugar mejor…- rio ella.

    Sam alzó las cejas, sorprendido.

    -Esa caja ha sido lo primero que ha conseguido hacer cambiar de opinión a Dean en treinta y siete años… Deberíamos darle una medalla al tal Vardilio… -bromeó Sam.

    -Vardemus. Profesor Vardemus…- rio Hope- Voy a hacer algo de desayunar… Me muero de hambre… Y me imagino que Dean también…

    >> Media hora después y con una bandeja con dos cafés, huevos y bacon, Hope entraba en la habitación del cazador y dejaba la bandeja en la mesilla antes de subirse a la cama para acercarse a Dean. Seguía totalmente dormido, asi que Hope se subió a la cama y depositó una hilera de besos en el hombro de Dean, descendiendo luego por su espalda. Y aunque estaba claro que el calor del bunker había arrancado un ligero sudor en la piel masculina durante la noche, a la Mikaelson no le importó.

    -Buenos dias… -canturreó ella ascendiendo hasta su mejilla donde dejó un largo trecho de cortos besitos- Te he hecho huevos y bacon…

    Y pareció que esas palabras eran la alarma perfecta para el cazador. Un rato después ambos disfrutaban de aquel nuevo primer desayuno de pareja. Después de un momento de esparcimiento, el gesto de Hope se tornó serio a la vez que sus pensamientos viajaban hacia ese pequeño, ínfimo y minúsculo tema que no había tratado con Dean porque habían cortado…

    -Dean… -habló ella con voz suave dejando un trozo de bacon sobre la bandeja- Hay algo que no te he contado… Tú y yo habíamos cortado y… y yo pensaba irme del bunker, asi que no creí que… necesitaras saberlo. Sé que vas a cabrearte conmigo, pero…

    La expresión en el rostro de Dean era un poema, y Hope inspiró profundamente buscando fuerzas para decir lo que tenia que decir.

    -Se trata de un asunto familiar… Si mi destino al salir de aquí era Nueva Orleans es porque… Bueno, unos dias después de que tú y yo cortásemos me llamó mi tia Freya. Tenia noticias de mi padre… -sabia que esa última frase cortocircuitaría el cerebro de Dean, asi que decidió soltarlo todo de golpe- Han vuelto. Él y mi tio Elijah. Los dos han vuelto… Y hay bastantes probabilidades de que tambien haya regresado mi madre… Aunque no lo sé con certeza… Creo que no quieren decírmelo para que no me haga ilusiones…


    creds:
    psd: https://www.deviantart.com/tigeredits/art/Buzzkill-PSD-collab-with-wheeinisaqueen-944906883
    ㅤㅤㅤ¿𝐻𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑑𝑜, ℎ𝑖𝑗𝑎? —𝑝𝑟𝑒𝑔𝑢𝑛𝑡𝑜́ 𝑒́𝑙. ㅤㅤㅤ¿𝑈𝑛𝑎 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎 𝑝𝑖𝑎𝑑𝑜𝑠𝑎 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎? — 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑜𝑛𝑑𝑖𝑜́ 𝑒𝑙𝑙𝑎. ㅤㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈 ㅤㅤㅤㅤㅤ˹ [BxbyDriver] ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤY podía parecer que después de aquella aventura, que después de su visita por la caja terapéutica todo iba bien, por fin… ¿verdad? Bueno, en realidad sí. Todo iba bien. Hope y Dean pasaron aquella primera noche juntos. La verdad era que la tríbrida no tenia demasiado interés en separarse del cazador. No después de haber perdido tanto tiempo a su lado. Esa noche solo quiso… disfrutar de su recién recuperada relacion. Dejar que las sensaciones que Dean le hacia sentir la embargaran. Y perdió la noción del tiempo entre aquellas sábanas. Seguros de que nadie podría interrumpirlos se dedicaron a ellos mismos en el interior de aquella habitación. Se dedicaron a volver a conocerse, a demostrarse que se querían. Asi que no era de extrañar que ambos ignorasen las mil alarmas de sus teléfonos móviles. Tanto ellos como sus cuerpos habían sido sometidos a demasiado estrés durante las ultimas horas. Y sobre todo, Dean, al ver su libre albedrio comprometido bajo el control de aquel orbe marca Mikaelson. Hope despertó antes que Dean, quien dormía plácidamente, boca abajo y con un brazo bajo la almohada. Y no pudo evitar quedarse mirándolo durante… no supo durante cuanto tiempo. En ese momento pensaba demasiadas cosas. En lo cabezota y testarudo que era cuando queria, en lo cerca que había estado todo de irse a la mierda, en lo mal que se sentiría a esas alturas si hubiera vuelto a Nueva Orleans… Pensaba en que lo queria. Contra todo pronostico y por raro que sonase se había enamorado de él hasta niveles que siquiera ella era capaz de comprender. Y, estaba segura, lo queria más de lo que había querido a Landon. No había una forma de medirlo, claro… A sus pensamientos llegó el recuerdo de lo ocurrido en Morrill. “Tú… tú me ayudas, Hope. Tu presencia, tu cercanía calma el instinto asesino que pulsa por salir… “ Sabia que esas palabras habían sido pronunciadas dentro del estresante contexto de aquella frustrante aventura, claro. Pero tambien sabia que ese sentimiento nacía de alguna parte. Era real. Si ella era capaz de calmar el instinto asesino provocado por un cacharro mágico infernal, es que era capaz de actuar como elemento relajante en la vida de Dean. Por parte de Hope, sabia que con él se sentía a salvo. Sabia que si él estaba cerca no había nada que temer. Aunque había tenido miedo cuando aquella bruja hacia intentado robarle su cuerpo, la verdad era que nunca había dejado de confiar en Dean Winchester. Ni siquiera cuando casi murieron congelados. Siempre tuvo fe en él. Puede que Dean fuera la única persona en el planeta tierra que no podría decepcionarla. Asegurándose de que, tras levantarse de la cama, Dean seguía durmiendo, la tríbrida buscó su ropa interior y una de las camisas del Winchester. Y mientras se la abotonaba susurró “Finite” para deshacer el hechizo de encierro sobre aquella habitación. Salió con cuidado de no hacer ruido y caminó descalza hasta la cocina donde se encontró con Hati y Sam quienes parecían haber terminado con una sesión de entrenamiento. -¡Vaya! ¡Hola! -saludó un sorprendido Sam tras parar la batidora donde estaba preparándole un batido de fresas y plátano a Hati, a juzgar por la expresión impaciente en el rostro de la morena- ¿Ha ido… todo bien? Hope fue incapaz de ocultar su sonrisa algo tímida. -Demasiado bien… -confirmó mientras se apartaba cabello del rostro- Parece que ha entrado en razón… -asintió ella- Asi que no va a dejarme y… yo no voy a irme a ninguna parte… Sam y Hati la miraron de arriba abajo. -Asi que… ¿habéis vuelto? -preguntó Hati. Hope asintió. -El mundo vuelve a ser un lugar mejor…- rio ella. Sam alzó las cejas, sorprendido. -Esa caja ha sido lo primero que ha conseguido hacer cambiar de opinión a Dean en treinta y siete años… Deberíamos darle una medalla al tal Vardilio… -bromeó Sam. -Vardemus. Profesor Vardemus…- rio Hope- Voy a hacer algo de desayunar… Me muero de hambre… Y me imagino que Dean también… >> Media hora después y con una bandeja con dos cafés, huevos y bacon, Hope entraba en la habitación del cazador y dejaba la bandeja en la mesilla antes de subirse a la cama para acercarse a Dean. Seguía totalmente dormido, asi que Hope se subió a la cama y depositó una hilera de besos en el hombro de Dean, descendiendo luego por su espalda. Y aunque estaba claro que el calor del bunker había arrancado un ligero sudor en la piel masculina durante la noche, a la Mikaelson no le importó. -Buenos dias… -canturreó ella ascendiendo hasta su mejilla donde dejó un largo trecho de cortos besitos- Te he hecho huevos y bacon… Y pareció que esas palabras eran la alarma perfecta para el cazador. Un rato después ambos disfrutaban de aquel nuevo primer desayuno de pareja. Después de un momento de esparcimiento, el gesto de Hope se tornó serio a la vez que sus pensamientos viajaban hacia ese pequeño, ínfimo y minúsculo tema que no había tratado con Dean porque habían cortado… -Dean… -habló ella con voz suave dejando un trozo de bacon sobre la bandeja- Hay algo que no te he contado… Tú y yo habíamos cortado y… y yo pensaba irme del bunker, asi que no creí que… necesitaras saberlo. Sé que vas a cabrearte conmigo, pero… La expresión en el rostro de Dean era un poema, y Hope inspiró profundamente buscando fuerzas para decir lo que tenia que decir. -Se trata de un asunto familiar… Si mi destino al salir de aquí era Nueva Orleans es porque… Bueno, unos dias después de que tú y yo cortásemos me llamó mi tia Freya. Tenia noticias de mi padre… -sabia que esa última frase cortocircuitaría el cerebro de Dean, asi que decidió soltarlo todo de golpe- Han vuelto. Él y mi tio Elijah. Los dos han vuelto… Y hay bastantes probabilidades de que tambien haya regresado mi madre… Aunque no lo sé con certeza… Creo que no quieren decírmelo para que no me haga ilusiones… creds: psd: https://www.deviantart.com/tigeredits/art/Buzzkill-PSD-collab-with-wheeinisaqueen-944906883
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  • —• Mucho gusto a todos, soy Mitsuri Kanroji, una cazadora de demonios, mi título como cazadora de demonios es Pilar del amor, por cierto los lugares que me gustan son, las aguas termales, las playas, en pocas palabras la mayoría de lugares, son hermosos cada uno con su paisaje hermoso.

    — Dijo Mitsuri sonriendo, mientras todo lo que decía era con tranquilidad, observando te con atención, buscaba hacer nuevos amigos, no tenía a muchos amigos.
    — 🌷 —• Mucho gusto a todos, soy Mitsuri Kanroji, una cazadora de demonios, mi título como cazadora de demonios es Pilar del amor, por cierto los lugares que me gustan son, las aguas termales, las playas, en pocas palabras la mayoría de lugares, son hermosos cada uno con su paisaje hermoso. — Dijo Mitsuri sonriendo, mientras todo lo que decía era con tranquilidad, observando te con atención, buscaba hacer nuevos amigos, no tenía a muchos amigos.
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  • Rabia, una terrible rabia, los bosques que la protegían estaban siendo reducidos a cenizas, matando seres inocentes del bosque, todo por intentar encontrar los escondites de creaturas hostiles..

    Ella no soportaba en enojo, apenas le avisaban de un brujo o cazador buscando herir el bosque, ella a toda velocidad los iba a matar.

    La violencia solo trae más violencia.

    Rabia, una terrible rabia, los bosques que la protegían estaban siendo reducidos a cenizas, matando seres inocentes del bosque, todo por intentar encontrar los escondites de creaturas hostiles.. Ella no soportaba en enojo, apenas le avisaban de un brujo o cazador buscando herir el bosque, ella a toda velocidad los iba a matar. La violencia solo trae más violencia.
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  • Había ido a comprar unos víveres para llenar la nevera de su nuevo apartamento donde se estaba escondiendo; siendo prófugo y tirano buscado por la ley debía mantener un perfil bajo y tranquilo, por lo que salia sin su mascara de su clan y solo con una gorra.

    Pero venia notando desde su vuelta una sensación de sentirse predado por aquel paso donde estaban los pilares que alumbraban la zona, el aire era fresco pero su alrededor inquieto, algo familiar. El Yakuza sonríe ahora que dicha sensación era familiar y hasta no lo sentía mal, le agradaba ya que le trae recuerdos. Por supuesto sabe que es su amada cazadora.

    ─ Que sensación, como si alguien que conozco estuviera tratando de esconderse y que yo la encontrara, que adorable.~ ♡ ♡
    Había ido a comprar unos víveres para llenar la nevera de su nuevo apartamento donde se estaba escondiendo; siendo prófugo y tirano buscado por la ley debía mantener un perfil bajo y tranquilo, por lo que salia sin su mascara de su clan y solo con una gorra. Pero venia notando desde su vuelta una sensación de sentirse predado por aquel paso donde estaban los pilares que alumbraban la zona, el aire era fresco pero su alrededor inquieto, algo familiar. El Yakuza sonríe ahora que dicha sensación era familiar y hasta no lo sentía mal, le agradaba ya que le trae recuerdos. Por supuesto sabe que es su amada cazadora. ㊗️ ─ Que sensación, como si alguien que conozco estuviera tratando de esconderse y que yo la encontrara, que adorable.~ ♡ ♡
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