• ━━━༻❁༺━━━━━━━━━━━━
    Cuánto tiempo. . . Aliada. . .

    [ A través de los míticos y largos años, los ancianos narraban con voces quebradas historias de una Reina Escarlata, historias de una Reina que conquistó, con el furor de su espada, un reino opresivo y esclavista. Lo irónico es que subyugó a quienes la habían subyugado. Según los relatos transmitidos de boca en boca por tiempo de dias y largura de noches, esta reina era la única llama de sangre, una raza sumamente poderosa que fue tachada de brujos y herejes, enseguida perseguída, esclavizada y casi aniquilada.

    Se decía que su poder era tan inmenso que podía doblegar a los más fuertes con solo una mirada, una mirada de llama, porque ese era su poder, la llama.

    Sin embargo, parecía que desde las profundidades de la oscuridad, se urdían planes meticulosos, cada movimiento de la pelirroja reina fue calculado con precisión por algo. La reina escarlata, aunque poderosa, no estaba sola en su lucha. Fuerzas invisibles guiaban su camino, asegurándose de que cada obstáculo fuera superado, cada enemigo derrotado. Era como si un maestro titiritero dirigiera una obra épica, o como si un celebre pintor ilustrara un cuadro, donde la reina era la protagonista, pero no la única arquitecta de su destino. En las sombras, el verdadero artífice del triunfo observaba, satisfecho con el desenlace de su manipulada trama.

    Al menos, estas eran las teorías de conspiración que se desplegaban por la población. Las calles murmullos, cada rincón albergaba una nueva versión de los eventos. Lo que comenzó como simples rumores, pronto se convirtió en una narrativa colectiva, donde cada persona añadía su propio toque, haciendo que la leyenda de la reina escarlata y su enigmático benefactor pareciera más tangible, más auténtica. En cada relato, la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba, alimentando la imaginación de todos aquellos que escuchaban.

    La reina escarlata ahora estaba asentada en su trono de gloria, rodeada por el resplandor de su victoria. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que debía regresar a Gazú, su benefactor en las sombras. Ahora, con la corona sobre su cabeza y el reino a sus pies, sentía la necesidad de rendir homenaje a quien había sido su guía y protector. Gazú, Maestro de las sombras, Maestro titiritero y Pintor del Cuadro, había sido fundamental en su ascenso.

    ¿Cómo será ese reencuentro de Aliados? ¿El tiempo ha apañado su alianza? ¿Porque hubo un silencio entre ambos?

    La respuesta como siempre. . . . La dará el tiempo ]

    𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆
    ━━━༻❁༺━━━━━━━━━━━━ 🌹 Cuánto tiempo. . . Aliada. . . [ A través de los míticos y largos años, los ancianos narraban con voces quebradas historias de una Reina Escarlata, historias de una Reina que conquistó, con el furor de su espada, un reino opresivo y esclavista. Lo irónico es que subyugó a quienes la habían subyugado. Según los relatos transmitidos de boca en boca por tiempo de dias y largura de noches, esta reina era la única llama de sangre, una raza sumamente poderosa que fue tachada de brujos y herejes, enseguida perseguída, esclavizada y casi aniquilada. Se decía que su poder era tan inmenso que podía doblegar a los más fuertes con solo una mirada, una mirada de llama, porque ese era su poder, la llama. Sin embargo, parecía que desde las profundidades de la oscuridad, se urdían planes meticulosos, cada movimiento de la pelirroja reina fue calculado con precisión por algo. La reina escarlata, aunque poderosa, no estaba sola en su lucha. Fuerzas invisibles guiaban su camino, asegurándose de que cada obstáculo fuera superado, cada enemigo derrotado. Era como si un maestro titiritero dirigiera una obra épica, o como si un celebre pintor ilustrara un cuadro, donde la reina era la protagonista, pero no la única arquitecta de su destino. En las sombras, el verdadero artífice del triunfo observaba, satisfecho con el desenlace de su manipulada trama. Al menos, estas eran las teorías de conspiración que se desplegaban por la población. Las calles murmullos, cada rincón albergaba una nueva versión de los eventos. Lo que comenzó como simples rumores, pronto se convirtió en una narrativa colectiva, donde cada persona añadía su propio toque, haciendo que la leyenda de la reina escarlata y su enigmático benefactor pareciera más tangible, más auténtica. En cada relato, la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba, alimentando la imaginación de todos aquellos que escuchaban. La reina escarlata ahora estaba asentada en su trono de gloria, rodeada por el resplandor de su victoria. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que debía regresar a Gazú, su benefactor en las sombras. Ahora, con la corona sobre su cabeza y el reino a sus pies, sentía la necesidad de rendir homenaje a quien había sido su guía y protector. Gazú, Maestro de las sombras, Maestro titiritero y Pintor del Cuadro, había sido fundamental en su ascenso. ¿Cómo será ese reencuentro de Aliados? ¿El tiempo ha apañado su alianza? ¿Porque hubo un silencio entre ambos? La respuesta como siempre. . . . La dará el tiempo ] [Liz_bloodFlame] 🌹
    Me encocora
    Me endiabla
    4
    5 turnos 0 maullidos 585 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    #Ro este fin de semana hago el fijado a este brujo.
    #Ro este fin de semana hago el fijado a este brujo.
    0 comentarios 0 compartidos 275 vistas
  • — Jamás perdonaría que... me hagan daño a propósito y a consciencia, que me utilicen, que intenten hacerle daño a los míos, que no se disculpen honestamente conmigo... Sí, soy un poquito rencoroso.

    — No puedo dejar de reír cuando... la gente que amo la pasa bien y es feliz gracias a mí.

    — La última tienda que visité fue... una de adornos navideños para decorar el bar.

    — Lo que más odio de mí mismo es... mi emocionalidad y mi lado femenino.

    — Me atraen las personas que... son seguras de sí mismas y no teman a ser auténticos.

    — Soy fan de... los panecillos de 🔥 Khan 🔥 y las infusiones de James Benjamin Blackwood.

    — Mi mayor miedo es... el abandono.

    — Lo más estúpido que he hecho fue... provocar la ira de un dragón y sobrevivir a ello.

    — Si pudiera pedir un deseo sin culpa sería... que el invierno fuera eterno.

    #Quiz #ElBrujoCojo
    — Jamás perdonaría que... me hagan daño a propósito y a consciencia, que me utilicen, que intenten hacerle daño a los míos, que no se disculpen honestamente conmigo... Sí, soy un poquito rencoroso. — No puedo dejar de reír cuando... la gente que amo la pasa bien y es feliz gracias a mí. — La última tienda que visité fue... una de adornos navideños para decorar el bar. — Lo que más odio de mí mismo es... mi emocionalidad y mi lado femenino. — Me atraen las personas que... son seguras de sí mismas y no teman a ser auténticos. — Soy fan de... los panecillos de [TheBalrog] y las infusiones de [Wendigo]. — Mi mayor miedo es... el abandono. — Lo más estúpido que he hecho fue... provocar la ira de un dragón y sobrevivir a ello. — Si pudiera pedir un deseo sin culpa sería... que el invierno fuera eterno. #Quiz #ElBrujoCojo
    Me encocora
    Me gusta
    3
    3 turnos 0 maullidos 448 vistas
  • Tiene pocos momentos para descansar, y este es uno de ellos. Al menos por hoy, no planea salir de casa y se quedará sentado en el patio, mirando la nieve caer y cubrir poco a poco el bosque que protege, en silencio, mirando la nada y pensando en todo.

    Con todo, lo más probable es que en cualquier momento el deber le termine llamando de todos modos.

    #ElBrujoCojo
    Tiene pocos momentos para descansar, y este es uno de ellos. Al menos por hoy, no planea salir de casa y se quedará sentado en el patio, mirando la nieve caer y cubrir poco a poco el bosque que protege, en silencio, mirando la nada y pensando en todo. Con todo, lo más probable es que en cualquier momento el deber le termine llamando de todos modos. #ElBrujoCojo
    Me encocora
    Me gusta
    Me endiabla
    7
    0 turnos 0 maullidos 328 vistas
  • — Si tú y yo fuéramos pareja, ya te chingaste.
    — Si tú y yo fuéramos amigos, prepárate para el troleo intenso...
    — Si me necesitas, llámame. Soy brujo, no adivino y no me entero, a menos que te acose... y no creo que te guste que te acose. ¿O sí?
    — Si tú fueras un globo y yo una rosa, ambos seríamos de plástico.
    — Si tú y yo foll*mos, que sea a pelo y sin culpa.
    — Si tú te enamoras de mí, no existes o no te funciona la cabeza.
    — Si tú y yo fuéramos familiares, no sé... nunca tuve.
    — Si decides que ya no quieres volver a verme, no me lo digas, sólo vete... yo lo entenderé.

    #SiTuYYo 𝖭𝖺𝗍𝗁𝖺𝗇 ᴿᵒˢᵉᴳᵒˡᵈ #ElBrujoCojo
    — Si tú y yo fuéramos pareja, ya te chingaste. — Si tú y yo fuéramos amigos, prepárate para el troleo intenso... — Si me necesitas, llámame. Soy brujo, no adivino y no me entero, a menos que te acose... y no creo que te guste que te acose. ¿O sí? — Si tú fueras un globo y yo una rosa, ambos seríamos de plástico. — Si tú y yo foll*mos, que sea a pelo y sin culpa. — Si tú te enamoras de mí, no existes o no te funciona la cabeza. — Si tú y yo fuéramos familiares, no sé... nunca tuve. — Si decides que ya no quieres volver a verme, no me lo digas, sólo vete... yo lo entenderé. #SiTuYYo [Nathan] #ElBrujoCojo
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    6
    9 turnos 1 maullido 605 vistas
  • «POV: Kafka»

    Recuerdo haber vagado por las calles en busca de volver donde Boyka, mi visión era borrosa con cada paso que di y luego... —Y luego estoy aquí...—Un murmullo fugaz escapó de mis labios, a pesar de escucharse tan somnoliento y desganado. No sé cómo llegué, ni cuándo vine a parar en este sucio almacén donde su dueño apenas lo adornó con uno que otro mueble. Hay ventanas rotas por donde se pasea el viento frío del mar, creo haber visto agujeros en el techo y las paredes de lámina ya parecen más de óxido que de lámina.

    Tuve un sueño, uno extraño y de naturaleza ilógica; me sentía tan alto, tanto que creí poder robarme un pedazo de nube del cielo; me sentía tan ligero que parecía ser capaz de ganar una carrera contra el viento; tenía hambre, demasiada, y llegó al punto de soñar que me comía un espantapájaros. Pero nada de cómo llegué al almacén. Odio no poder recordar, es frustrante.

    ...

    «POV: ???»

    "¡Policía!"

    Ha pasado media hora desde el grito y la llegada de la policía que no dudó en arrasar con la parte superior de mi local. Hubo un par de gritos más, pero después todo calló.

    —Te dije que no te preocuparas. — Estoy encerrado en un sótano con una persona que me hace pensar que estoy más seguro con la policía que con él. Esos ojos dorados solo inspiran la desconfianza en la gente, temor en aquellos que no van con una pistola a mano.

    Aquí, en la bodega de mi bar, solo hay cuatro personas; dos de mis guardias más confiables, yo y el enfermo mental que tengo enfrente.

    —Boyka... ¿Cómo piensas que puedo hacer un encargo como ese?

    —Tienes influencia en toda la manzana, ¿por qué te costaría tanto? —Me cuestionó enseguida. Ese lunático de verdad está decidido a pagar por algo tan... ruin.

    He conocido varios tipos de criminales; adictos cegados por el placer, estafadores hundidos en estrés y chiflados con delirio de villano de película. No sé con cuál de esos calzaría mejor este remedo de brujo.

    —Si te descubren... ¿Qué me garantiza que la policía no estará en la puerta de mi casa? —En un disimulado movimiento busqué, tan lento y constante como me fue posible, la navaja oculta entre mi pantalón y mi ropa interior. En mis huesos presentía que la respuesta no iba a ser de mi agrado.

    —Yasuke... No. Mejor dicho... Jeremy. —

    Mi nombre. Él lo dijo con total tranquilidad.

    —Mueve un dedo y te doy un tiro en esos ojitos. —

    Mis guardias, amigos de total confianza, no dudaron en sacar las armas, no titubearon en apuntar y amenazar. Los tres estábamos sorprendidos, después de todo ninguno esperaba que ese enfermo supiera el nombre que he estado ocultando durante tantos años.

    —Jeremy... Dame lo que quiero, ahora que te lo pido con tanta paciencia. —Huevudo. Ni siquiera una amenaza de muerte, un tiro en la cabeza, fue capaz de borrarle la sonrisa del rostro.
    «POV: Kafka» Recuerdo haber vagado por las calles en busca de volver donde Boyka, mi visión era borrosa con cada paso que di y luego... —Y luego estoy aquí...—Un murmullo fugaz escapó de mis labios, a pesar de escucharse tan somnoliento y desganado. No sé cómo llegué, ni cuándo vine a parar en este sucio almacén donde su dueño apenas lo adornó con uno que otro mueble. Hay ventanas rotas por donde se pasea el viento frío del mar, creo haber visto agujeros en el techo y las paredes de lámina ya parecen más de óxido que de lámina. Tuve un sueño, uno extraño y de naturaleza ilógica; me sentía tan alto, tanto que creí poder robarme un pedazo de nube del cielo; me sentía tan ligero que parecía ser capaz de ganar una carrera contra el viento; tenía hambre, demasiada, y llegó al punto de soñar que me comía un espantapájaros. Pero nada de cómo llegué al almacén. Odio no poder recordar, es frustrante. ... «POV: ???» "¡Policía!" Ha pasado media hora desde el grito y la llegada de la policía que no dudó en arrasar con la parte superior de mi local. Hubo un par de gritos más, pero después todo calló. —Te dije que no te preocuparas. — Estoy encerrado en un sótano con una persona que me hace pensar que estoy más seguro con la policía que con él. Esos ojos dorados solo inspiran la desconfianza en la gente, temor en aquellos que no van con una pistola a mano. Aquí, en la bodega de mi bar, solo hay cuatro personas; dos de mis guardias más confiables, yo y el enfermo mental que tengo enfrente. —Boyka... ¿Cómo piensas que puedo hacer un encargo como ese? —Tienes influencia en toda la manzana, ¿por qué te costaría tanto? —Me cuestionó enseguida. Ese lunático de verdad está decidido a pagar por algo tan... ruin. He conocido varios tipos de criminales; adictos cegados por el placer, estafadores hundidos en estrés y chiflados con delirio de villano de película. No sé con cuál de esos calzaría mejor este remedo de brujo. —Si te descubren... ¿Qué me garantiza que la policía no estará en la puerta de mi casa? —En un disimulado movimiento busqué, tan lento y constante como me fue posible, la navaja oculta entre mi pantalón y mi ropa interior. En mis huesos presentía que la respuesta no iba a ser de mi agrado. —Yasuke... No. Mejor dicho... Jeremy. — Mi nombre. Él lo dijo con total tranquilidad. —Mueve un dedo y te doy un tiro en esos ojitos. — Mis guardias, amigos de total confianza, no dudaron en sacar las armas, no titubearon en apuntar y amenazar. Los tres estábamos sorprendidos, después de todo ninguno esperaba que ese enfermo supiera el nombre que he estado ocultando durante tantos años. —Jeremy... Dame lo que quiero, ahora que te lo pido con tanta paciencia. —Huevudo. Ni siquiera una amenaza de muerte, un tiro en la cabeza, fue capaz de borrarle la sonrisa del rostro.
    Me endiabla
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    9
    0 turnos 0 maullidos 569 vistas
  • ──── 𝗗𝗼𝘀 𝗦𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮𝘀 𝗔𝘁𝗿𝗮́𝘀

    #Wendigo #ElBrujoCojo

    Una espesa lluvia caía aquella noche sobre Nueva York, el agua resbalaba por los ventanales del penthouse mientras las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos. James caminaba con cautela por la escena del crimen tras recibir la urgida llamada de Mark, su contacto en la policía. Las hojas del joven árbol de narcisos que había crecido de forma grotesca en el centro de la sala se agitaban levemente, como si aún respiraran la esencia de la víctima que lo alimentó; "No pasó más de un par de horas", pensó.

    Mark se mantenía en silencio, cruzado de brazos, observando cómo James inspeccionaba la habitación. Las raíces se extendían como venas negras por el suelo, enredadas en los muebles y entrelazadas con los restos momificados del mafioso.

    — Esto es... inquietante —murmuró James, apartando una hoja que caía sobre su hombro.

    Mark asintió, su expresión severa.

    — El tipo lo merecía. Secuestro, abuso, asesinato, tráfico, tenía el cartón lleno, pero esto... no es algo que pueda justificar en un informe.

    James se arrodilló, rozando la madera retorcida. Sentía la energía residual, el poder de Tolek impregnado en cada fibra del árbol. Luego, siguiendo el tronco hacia la copa, cayó en cuenta de los domos en el techo: cámaras de seguridad.

    — ¿Has visto las grabaciones? —preguntó James, su voz firme.

    Mark suspiró profundamente y asintió.

    — Sí, lo sé. Las revisé antes de que llegaras.

    James respiró profundamente, un nudo formándose en su estómago.

    — ¿Qué captaron?

    Mark miró hacia el árbol, luego a James.

    — Todo. La retención de un chico, la irrupción de Tolek para socorrerlo... Y cómo la semilla creció dentro de ese bastardo hasta convertirlo en esto. Las imágenes están distorsionadas, como es usual, pero en algunos fotogramas alcanza a distinguirse su rostro con claridad.

    James se levantó, colocando una mano sobre el hombro de su amigo.

    — Hay cosas que el sistema no puede manejar, Mark. Sabes que lo que hizo fue justo, aunque no sea legal. Necesitamos destruir esas grabaciones. Por él, y por el chico que salvó.

    El policía titubeó por un momento, mirando el árbol con un gesto de desagrado, pero finalmente asintió.

    — Lo haré. Pero, James... esto no puede repetirse. Si alguien más descubre lo que pasó, estaremos en problemas.

    James asintió solemnemente.

    — Lo sé. Gracias, Mark.

    Cuando James salió del penthouse, el aire frío y húmedo de la noche le golpeó el rostro. La lluvia continuaba cayendo, formando charcos en las aceras iluminadas por las farolas. Se ajustó el abrigo y caminó unos pasos antes de detenerse bajo la marquesina del edificio. Sacó su teléfono, sus dedos aún húmedos, y abrió su lista de contactos.

    Encontró el nombre de Tolek Zientek y, tras un breve suspiro, escribió:

    "Tenemos que hablar. He estado en el penthouse. Llámame cuando puedas."

    ──── 𝗗𝗼𝘀 𝗦𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮𝘀 𝗔𝘁𝗿𝗮́𝘀 #Wendigo #ElBrujoCojo Una espesa lluvia caía aquella noche sobre Nueva York, el agua resbalaba por los ventanales del penthouse mientras las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos. James caminaba con cautela por la escena del crimen tras recibir la urgida llamada de Mark, su contacto en la policía. Las hojas del joven árbol de narcisos que había crecido de forma grotesca en el centro de la sala se agitaban levemente, como si aún respiraran la esencia de la víctima que lo alimentó; "No pasó más de un par de horas", pensó. Mark se mantenía en silencio, cruzado de brazos, observando cómo James inspeccionaba la habitación. Las raíces se extendían como venas negras por el suelo, enredadas en los muebles y entrelazadas con los restos momificados del mafioso. — Esto es... inquietante —murmuró James, apartando una hoja que caía sobre su hombro. Mark asintió, su expresión severa. — El tipo lo merecía. Secuestro, abuso, asesinato, tráfico, tenía el cartón lleno, pero esto... no es algo que pueda justificar en un informe. James se arrodilló, rozando la madera retorcida. Sentía la energía residual, el poder de Tolek impregnado en cada fibra del árbol. Luego, siguiendo el tronco hacia la copa, cayó en cuenta de los domos en el techo: cámaras de seguridad. — ¿Has visto las grabaciones? —preguntó James, su voz firme. Mark suspiró profundamente y asintió. — Sí, lo sé. Las revisé antes de que llegaras. James respiró profundamente, un nudo formándose en su estómago. — ¿Qué captaron? Mark miró hacia el árbol, luego a James. — Todo. La retención de un chico, la irrupción de Tolek para socorrerlo... Y cómo la semilla creció dentro de ese bastardo hasta convertirlo en esto. Las imágenes están distorsionadas, como es usual, pero en algunos fotogramas alcanza a distinguirse su rostro con claridad. James se levantó, colocando una mano sobre el hombro de su amigo. — Hay cosas que el sistema no puede manejar, Mark. Sabes que lo que hizo fue justo, aunque no sea legal. Necesitamos destruir esas grabaciones. Por él, y por el chico que salvó. El policía titubeó por un momento, mirando el árbol con un gesto de desagrado, pero finalmente asintió. — Lo haré. Pero, James... esto no puede repetirse. Si alguien más descubre lo que pasó, estaremos en problemas. James asintió solemnemente. — Lo sé. Gracias, Mark. Cuando James salió del penthouse, el aire frío y húmedo de la noche le golpeó el rostro. La lluvia continuaba cayendo, formando charcos en las aceras iluminadas por las farolas. Se ajustó el abrigo y caminó unos pasos antes de detenerse bajo la marquesina del edificio. Sacó su teléfono, sus dedos aún húmedos, y abrió su lista de contactos. Encontró el nombre de [Tolek] y, tras un breve suspiro, escribió: "Tenemos que hablar. He estado en el penthouse. Llámame cuando puedas."
    Me gusta
    Me shockea
    2
    0 turnos 0 maullidos 341 vistas
  • Ya no puedo distinguir el mundo real, del páramo blanco en el que estoy.

    Recuerdo que la primera vez pensé que se trataba de un sueño. Pero ahora, con los susurros zumbando en mis oídos, no estoy seguro, bien podría ser una treta de mi mente fragmentada o tal vez se trata de mi infierno personal.

    —¿A qué viniste?

    Ante mi apareció una figura, una silueta oscura que carga gruesas y pesadas cadenas enredadas en sus manos. Levanté la cabeza para poder ver su rostro, pero allí solo encontré un par de relucientes orbes dorados, una mirada rebosante de ego y corroída por la malicia.

    ...

    Sigo deambulando por este maldito bosque, acompañado por el constante roce del viento helado en mi cara y el crujir de la nieve bajo mis botas. Los rugidos desaparecieron, cosa que solo me generó preocupación. No he vuelto ver rastros de sangre, huellas en la nieve o árboles caídos, solamente una que otra marca de arañazos en los troncos de los pinos.

    —Tal vez... No es por aquí... ¿A donde carajo fui a parar?

    Me preocupé un poco menos que antes, solamente para estresarme y ponerme ansioso. Me perdí al intentar seguir a ese mendigo brujo, y seguramente a él le importó un bledo.

    Mis quejas se vieron interrumpidas, pude sentir el abrazo del frío directamente en mi piel. Me abracé a mi mismo en un intento de recuperar calor, pero fue inútil. Ya no siento la cara, tiemblo demasiado y mi cuerpo responde torpemente.

    —Creo... Que tomaré un descanso...

    Tambaleando me acerqué a uno de los pinos que tenía más cerca. Sentado a sus pies, casi que incapaz de reconocer las figuras de los árboles que me rodean, fue que poco a poco me dí cuenta del problema; hipotermia.

    Mis párpados buscan cerrarse, a pesar de mis esfuerzos por mantener los ojos abiertos. No pasó mucho para que me quedara sin fuerzas y justo antes de caer en el que posiblemente sería mi último sueño, pude ver al monstruo que seguíamos; inmenso, con denso pelaje negro y coronado con un par de cuernos grises.

    —Eres... Un hijo de puta... Muy feo...

    ...

    Pobre dolboeb, solo me duraste tres añitos. Pero bueno, no eras tan valioso como para mantenerte cerca.

    —¿Tiene buen sabor?

    Esa cosa no usó palabras para responderme, en su lugar solo obtuve el crujido grotesco y errático de su salvajismo al masticar. Su hambre es tan insaciable como dicen, hasta me ignora con tal de seguir masticando la espalda del tarado que en su momento fue mi subordinado.

    —Hmmm... ¡Kafka!

    Alcé la voz, consiguiendo con éxito que dejé de tragar y alcé su mirada hacia mi. Ahora puedo verlo bien, no es un Wendigo genuino pero es muy feo; su cráneo de venado estaba desencajando un cráneo humano, le quedó como si fuera un casco; su piel es negra, con un tono grisáceo; su espalda tiene una fila de púas puntiagudas, es posible que la columna esté estirada o simplemente deformada; y tiene una puta cola.

    —¿Eres un Wendigo o una Quimera? Dios, eres un desastre de mierda, ¡Jajaja!
    Ya no puedo distinguir el mundo real, del páramo blanco en el que estoy. Recuerdo que la primera vez pensé que se trataba de un sueño. Pero ahora, con los susurros zumbando en mis oídos, no estoy seguro, bien podría ser una treta de mi mente fragmentada o tal vez se trata de mi infierno personal. —¿A qué viniste? Ante mi apareció una figura, una silueta oscura que carga gruesas y pesadas cadenas enredadas en sus manos. Levanté la cabeza para poder ver su rostro, pero allí solo encontré un par de relucientes orbes dorados, una mirada rebosante de ego y corroída por la malicia. ... Sigo deambulando por este maldito bosque, acompañado por el constante roce del viento helado en mi cara y el crujir de la nieve bajo mis botas. Los rugidos desaparecieron, cosa que solo me generó preocupación. No he vuelto ver rastros de sangre, huellas en la nieve o árboles caídos, solamente una que otra marca de arañazos en los troncos de los pinos. —Tal vez... No es por aquí... ¿A donde carajo fui a parar? Me preocupé un poco menos que antes, solamente para estresarme y ponerme ansioso. Me perdí al intentar seguir a ese mendigo brujo, y seguramente a él le importó un bledo. Mis quejas se vieron interrumpidas, pude sentir el abrazo del frío directamente en mi piel. Me abracé a mi mismo en un intento de recuperar calor, pero fue inútil. Ya no siento la cara, tiemblo demasiado y mi cuerpo responde torpemente. —Creo... Que tomaré un descanso... Tambaleando me acerqué a uno de los pinos que tenía más cerca. Sentado a sus pies, casi que incapaz de reconocer las figuras de los árboles que me rodean, fue que poco a poco me dí cuenta del problema; hipotermia. Mis párpados buscan cerrarse, a pesar de mis esfuerzos por mantener los ojos abiertos. No pasó mucho para que me quedara sin fuerzas y justo antes de caer en el que posiblemente sería mi último sueño, pude ver al monstruo que seguíamos; inmenso, con denso pelaje negro y coronado con un par de cuernos grises. —Eres... Un hijo de puta... Muy feo... ... Pobre dolboeb, solo me duraste tres añitos. Pero bueno, no eras tan valioso como para mantenerte cerca. —¿Tiene buen sabor? Esa cosa no usó palabras para responderme, en su lugar solo obtuve el crujido grotesco y errático de su salvajismo al masticar. Su hambre es tan insaciable como dicen, hasta me ignora con tal de seguir masticando la espalda del tarado que en su momento fue mi subordinado. —Hmmm... ¡Kafka! Alcé la voz, consiguiendo con éxito que dejé de tragar y alcé su mirada hacia mi. Ahora puedo verlo bien, no es un Wendigo genuino pero es muy feo; su cráneo de venado estaba desencajando un cráneo humano, le quedó como si fuera un casco; su piel es negra, con un tono grisáceo; su espalda tiene una fila de púas puntiagudas, es posible que la columna esté estirada o simplemente deformada; y tiene una puta cola. —¿Eres un Wendigo o una Quimera? Dios, eres un desastre de mierda, ¡Jajaja!
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    Me shockea
    6
    1 turno 0 maullidos 501 vistas
  • //Bueno, un inicio nuevo y un poco más dramático. Ya nada puede malir sal, y si lo hace... Me la corto



    —¿Conoces... La psicosis por Wendigo? —Una pregunta repentina, una bastante peculiar viniendo de él; el hombre más impulsivo, desinteresado y poco culto que he conocido.

    —Escuché sobre el Wendigo. Se supone que es un monstruo de fantasía o algo así.

    Giré para verlo a los ojos, a sus dorados ojos que se habían posado en mí. Sonrió, sin vergüenza me mostró esa retorcida sonrisa que no se cansa de esbozar todos los días.

    —Es parte de la mitología de los algonquinos y otras tribus, por allá en Canadá. Se dice que es un espíritu maligno con corazón de hielo, un hambre insaciable y una escalofriante habilidad para cazar.

    Es, sin lugar a dudas, una persona enferma, un loco peor que los tipos de internet. Me contó sobre esa criatura, tan alegre como un niño.

    —¿Y qué tiene que ver la psicosis?

    —La leyenda del Wendigo aterraba a los nativos, en especial en situaciones críticas... Como la hambruna; desesperados por llenar sus estómagos comieron la carne de los suyos y se excusaron con la supuesta posesión de un espíritu, el Wendigo. A partir de ahí nació lo que hoy se conoce como "psicosis por Wendigo", una enfermedad capaz de pudrir tu cerebro hasta el punto de desear probar la carne humana.

    Brillo, eso noté en los intensos orbes de oro que porta el lunático para el que trabajo. Han pasado años y aún me asquea la idea de que genuinamente esté enfermo de la cabeza, o de que esté fingiendo demencia de una forma muy buena.

    No pude aguantar y volví a mirar hacia adelante, solo para volver a ver el desastre que dejó nuestro objetivo; árboles partidos a la mitad, aparentemente por zarpazos de extrema fuerza, y huellas gigantes de pezuñas en la nieve blanca, manchada con grandes charcos de sangre tibia.

    —Entonces... Vinimos a buscar eso; Un Wendigo... — Cuestioné a mi patrón, a ese tipo capaz de ignorar el frío de la noche hasta el punto de cruzar medio bosque con el torso desnudo.

    —No a uno genuino. El Wendigo no tiene pezuñas, es más similar a un gran hombre delgado y con mucho pelaje. Se podría decir que es un pariente de pie grande.

    —Ya veo...

    No hubo más charla, solo nuestro silencio siendo entrecortado por ventiscas heladas capaces de perforar mi grueso abrigo como si fuera de tela. Te maldigo, Yellowknife, a tí, y a tus bosques nevados.

    ...

    Frío, puedo sentirlo abrazando mi piel mientras la calidez abandona poco a poco mi cuerpo. Vuelvo a sentir, a ser capaz de moverme por mi voluntad.

    —... Volví...

    Pero a estas alturas, luego de todo el daño que hiciste, ¿De qué te sirve? Ni siquiera la sangre en tus manos está caliente, ahora está fría y pegada a tí. Cada uno de ellos... por tu culpa, por tu deseo egoísta de querer vivir aunque sea un poco más.

    —... Yo no sabía que esto pasaría.

    Pero lo hiciste, fue tu decisión a final de cuentas. Ahora mírate, bañado en la sangre de personas que también querían volver a casa. Deja de taparte los oídos y responde; ¿Aún recuerdas el sabor?

    —¡Cállate! ¡Solo cállate!

    Su carne aún está atascada entre tus dientes, sus almas yacen encadenadas a la tuya. Pudiste simplemente resignarte, pero elegiste hacer un último esfuerzo.

    ¿Aún lo sientes? El dolor, la ruptura de cada hueso, el desgarramiento de cada centímetro de piel... El hambre, ¿Puedes sentirla, Kafka?.

    ...

    Un estruendoso rugido cortó con el silencio que teníamos entre nosotros, tan poderoso que sacudió las ramas de los árboles y tiró la nieve acumulada en sus hojas.

    —¿Qué habilidades tiene el Wendigo? —A pesar de lo fuerte que fue, no pude encontrar el origen. Giré en varias direcciones, forcé mis ojos a intentar ver en la oscuridad, pero el sonido parecía venir de todas partes.

    —Dicen las malas lenguas que puede desorientar a sus presas, imitando sonidos, voces o haciendo que sus rugidos hagan eco en distintas partes de su área de cacería. Justo como ahora, seguramente no puedes ubicar de dónde vino ¿Verdad? —

    Tan sonriente como siempre, respondió mientras ensancha esa horrible sonrisa. E igual de impulsivo como siempre; salió corriendo, parece que al final pudo encontrar el origen del rugido.

    —Maldito brujo de porquería.

    Claro que yo no pude. Intenté seguirlo, pero el bastardo no demoró nada en perderse en medio de los árboles y la oscuridad de la noche. Me quedé solo, expuesto a que un monstruo de dos metros me ataque en cualquier momento.

    Es todo; después de esto le pido un aumento o renuncio.






    //Siento yo que hacer que un personaje te caiga mal es más fácil que hacer que varios personajes te caigan bien. Así que ahora voy a intentar darle otro enfoque al asunto (?)
    //Bueno, un inicio nuevo y un poco más dramático. Ya nada puede malir sal, y si lo hace... Me la corto 👺 —¿Conoces... La psicosis por Wendigo? —Una pregunta repentina, una bastante peculiar viniendo de él; el hombre más impulsivo, desinteresado y poco culto que he conocido. —Escuché sobre el Wendigo. Se supone que es un monstruo de fantasía o algo así. Giré para verlo a los ojos, a sus dorados ojos que se habían posado en mí. Sonrió, sin vergüenza me mostró esa retorcida sonrisa que no se cansa de esbozar todos los días. —Es parte de la mitología de los algonquinos y otras tribus, por allá en Canadá. Se dice que es un espíritu maligno con corazón de hielo, un hambre insaciable y una escalofriante habilidad para cazar. Es, sin lugar a dudas, una persona enferma, un loco peor que los tipos de internet. Me contó sobre esa criatura, tan alegre como un niño. —¿Y qué tiene que ver la psicosis? —La leyenda del Wendigo aterraba a los nativos, en especial en situaciones críticas... Como la hambruna; desesperados por llenar sus estómagos comieron la carne de los suyos y se excusaron con la supuesta posesión de un espíritu, el Wendigo. A partir de ahí nació lo que hoy se conoce como "psicosis por Wendigo", una enfermedad capaz de pudrir tu cerebro hasta el punto de desear probar la carne humana. Brillo, eso noté en los intensos orbes de oro que porta el lunático para el que trabajo. Han pasado años y aún me asquea la idea de que genuinamente esté enfermo de la cabeza, o de que esté fingiendo demencia de una forma muy buena. No pude aguantar y volví a mirar hacia adelante, solo para volver a ver el desastre que dejó nuestro objetivo; árboles partidos a la mitad, aparentemente por zarpazos de extrema fuerza, y huellas gigantes de pezuñas en la nieve blanca, manchada con grandes charcos de sangre tibia. —Entonces... Vinimos a buscar eso; Un Wendigo... — Cuestioné a mi patrón, a ese tipo capaz de ignorar el frío de la noche hasta el punto de cruzar medio bosque con el torso desnudo. —No a uno genuino. El Wendigo no tiene pezuñas, es más similar a un gran hombre delgado y con mucho pelaje. Se podría decir que es un pariente de pie grande. —Ya veo... No hubo más charla, solo nuestro silencio siendo entrecortado por ventiscas heladas capaces de perforar mi grueso abrigo como si fuera de tela. Te maldigo, Yellowknife, a tí, y a tus bosques nevados. ... Frío, puedo sentirlo abrazando mi piel mientras la calidez abandona poco a poco mi cuerpo. Vuelvo a sentir, a ser capaz de moverme por mi voluntad. —... Volví... Pero a estas alturas, luego de todo el daño que hiciste, ¿De qué te sirve? Ni siquiera la sangre en tus manos está caliente, ahora está fría y pegada a tí. Cada uno de ellos... por tu culpa, por tu deseo egoísta de querer vivir aunque sea un poco más. —... Yo no sabía que esto pasaría. Pero lo hiciste, fue tu decisión a final de cuentas. Ahora mírate, bañado en la sangre de personas que también querían volver a casa. Deja de taparte los oídos y responde; ¿Aún recuerdas el sabor? —¡Cállate! ¡Solo cállate! Su carne aún está atascada entre tus dientes, sus almas yacen encadenadas a la tuya. Pudiste simplemente resignarte, pero elegiste hacer un último esfuerzo. ¿Aún lo sientes? El dolor, la ruptura de cada hueso, el desgarramiento de cada centímetro de piel... El hambre, ¿Puedes sentirla, Kafka?. ... Un estruendoso rugido cortó con el silencio que teníamos entre nosotros, tan poderoso que sacudió las ramas de los árboles y tiró la nieve acumulada en sus hojas. —¿Qué habilidades tiene el Wendigo? —A pesar de lo fuerte que fue, no pude encontrar el origen. Giré en varias direcciones, forcé mis ojos a intentar ver en la oscuridad, pero el sonido parecía venir de todas partes. —Dicen las malas lenguas que puede desorientar a sus presas, imitando sonidos, voces o haciendo que sus rugidos hagan eco en distintas partes de su área de cacería. Justo como ahora, seguramente no puedes ubicar de dónde vino ¿Verdad? — Tan sonriente como siempre, respondió mientras ensancha esa horrible sonrisa. E igual de impulsivo como siempre; salió corriendo, parece que al final pudo encontrar el origen del rugido. —Maldito brujo de porquería. Claro que yo no pude. Intenté seguirlo, pero el bastardo no demoró nada en perderse en medio de los árboles y la oscuridad de la noche. Me quedé solo, expuesto a que un monstruo de dos metros me ataque en cualquier momento. Es todo; después de esto le pido un aumento o renuncio. //Siento yo que hacer que un personaje te caiga mal es más fácil que hacer que varios personajes te caigan bien. Así que ahora voy a intentar darle otro enfoque al asunto (?)
    Me encocora
    Me gusta
    Me shockea
    8
    1 turno 0 maullidos 866 vistas
  • — De noche. Un bar. Bebidas alcohólicas. Música vulgar. Mujeres vestidas y maquilladas de forma descaradamente llamativa. Hombres dispuestos a desinhibirse. ¿Qué clase de esfuerzo cognitivo podría resultar en la idea de que es normal que haya un niño o una niña allí? Yo te diré cuál: un desequilibrio mental.

    #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
    — De noche. Un bar. Bebidas alcohólicas. Música vulgar. Mujeres vestidas y maquilladas de forma descaradamente llamativa. Hombres dispuestos a desinhibirse. ¿Qué clase de esfuerzo cognitivo podría resultar en la idea de que es normal que haya un niño o una niña allí? Yo te diré cuál: un desequilibrio mental. #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 453 vistas
Ver más resultados
Patrocinados