• — Ugh ¿Qué son esos mitos sobre brujas? —

    Tendrá que encargarse de ir personalmente a investigar, aquellos rumores poco a poco han resonado mucho en la comunidad y debe de encargarse de hacer algo antes de que se haga un problema.
    — Ugh ¿Qué son esos mitos sobre brujas? — Tendrá que encargarse de ir personalmente a investigar, aquellos rumores poco a poco han resonado mucho en la comunidad y debe de encargarse de hacer algo antes de que se haga un problema.
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  • El Señor Tenebroso no descansa
    Fandom Harry Potter
    CategorΓ­a Acción
    En la penumbra de una mansión abandonada, donde el polvo y las telarañas se arremolinaban en los rincones, Tom Riddle, conocido ahora por todos como Lord Voldemort, se encontraba en su estudio. Sus cuarenta años no habían marcado su rostro de la manera que lo hace el tiempo con los mortales comunes; más bien, su apariencia se mantenía intemporal, una máscara de palidez y poder.

    Sus ojos observaban la noche a través de una ventana rota, como si pudiera ver más allá del mundo físico, en busca de su siguiente víctima o de un nuevo secreto oscuro para desentrañar. Su varita, siempre a su lado, parecía vibrar con un deseo de caos y destrucción, un reflejo de su propio corazón.

    El silencio del lugar era roto únicamente por el sonido de su respiración, profunda y controlada, mientras su mente daba vueltas a planes de conquista y control del Mundo Mágico.

    Un susurro, apenas audible, escapaba de sus labios, una promesa de dominio sobre todos los magos y brujas, sobre el mundo mágico y, quizás, más allá.

    Con una sonrisa que no tocaba sus ojos, Lord Voldemort se levantó. Había mucho por hacer; el poder no se conquista con la paciencia, sino con la acción. Y él, a sus cuarenta años, estaba más dispuesto que nunca a reclamar lo que consideraba suyo por derecho.
    En la penumbra de una mansión abandonada, donde el polvo y las telarañas se arremolinaban en los rincones, Tom Riddle, conocido ahora por todos como Lord Voldemort, se encontraba en su estudio. Sus cuarenta años no habían marcado su rostro de la manera que lo hace el tiempo con los mortales comunes; más bien, su apariencia se mantenía intemporal, una máscara de palidez y poder. Sus ojos observaban la noche a través de una ventana rota, como si pudiera ver más allá del mundo físico, en busca de su siguiente víctima o de un nuevo secreto oscuro para desentrañar. Su varita, siempre a su lado, parecía vibrar con un deseo de caos y destrucción, un reflejo de su propio corazón. El silencio del lugar era roto únicamente por el sonido de su respiración, profunda y controlada, mientras su mente daba vueltas a planes de conquista y control del Mundo Mágico. Un susurro, apenas audible, escapaba de sus labios, una promesa de dominio sobre todos los magos y brujas, sobre el mundo mágico y, quizás, más allá. Con una sonrisa que no tocaba sus ojos, Lord Voldemort se levantó. Había mucho por hacer; el poder no se conquista con la paciencia, sino con la acción. Y él, a sus cuarenta años, estaba más dispuesto que nunca a reclamar lo que consideraba suyo por derecho.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ~ Un atuendo especial para la velada de las brujas, lugar donde la mayoria de ellas comparten pociones, recetas y todo tipo de artefactos mágicos. ~

    [ Estoy respondiendo lento pero seguro (?) La vida laboral me absorbe mucho. ]
    ~ Un atuendo especial para la velada de las brujas, lugar donde la mayoria de ellas comparten pociones, recetas y todo tipo de artefactos mágicos. ~ [ Estoy respondiendo lento pero seguro (?) La vida laboral me absorbe mucho. πŸ₯Ί ]
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  • Capítulo #6: La gran caída. Parte #1

    Y es este punto en el que mi mundo llegó a su punto de no retorno... en el punto más álgido y sangriento de la guerra, en la batalla del desfiladero de D'yavol, donde las fuerzas Lysianas marchaban con todos sus demonios, brujas, armas encantadas y vehículos, y los Krassnos montaban dragones y máquinas de guerra para iniciar el más blasfemos festival de violencia y odio, que el verdadero problema se desató; mientras ambas armadas se confrontaban con todo lo que tenían, el agujero en el cielo finalmente se abrió de par en par, alimentado con las descargas de Aether usadas por las armas empuñadas por ambos bandos, así como el uso abusivo y extremo de encantamientos mágicos por parte de los brujos de ambos lados. El cielo se tornó negro, una luz carmesí siniestra envolvió la abertura y el infierno se desató sobre nuestro mundo; de la colosal brecha en el cielo bajaron horrores deformes y monstruosos que cambiaban de forma, devoraban todo a su paso y conjuraban hechizos oscuros que devastaban todo a su paso... soldados Lysianos y Krassnos fueron horrendamente devorados, incinerados y mutilados por estos horrorosos seres en cuestión de horas... ningún demonio, máquina o magia servía para combatir esta nueva amenaza de forma eficiente, pues muchas de estas se regeneraban incluso de las heridas más terribles y ellos en cambio podían acabar con huestes enteras de soldados sin problemas antes de caer definitivamente... oh, el horror vivido por nuestra gente y la gente de Krassny no tuvo presedentes ese día... y ninguno sabía que aquello estaba a punto de empeorar...
    Capítulo #6: La gran caída. Parte #1 Y es este punto en el que mi mundo llegó a su punto de no retorno... en el punto más álgido y sangriento de la guerra, en la batalla del desfiladero de D'yavol, donde las fuerzas Lysianas marchaban con todos sus demonios, brujas, armas encantadas y vehículos, y los Krassnos montaban dragones y máquinas de guerra para iniciar el más blasfemos festival de violencia y odio, que el verdadero problema se desató; mientras ambas armadas se confrontaban con todo lo que tenían, el agujero en el cielo finalmente se abrió de par en par, alimentado con las descargas de Aether usadas por las armas empuñadas por ambos bandos, así como el uso abusivo y extremo de encantamientos mágicos por parte de los brujos de ambos lados. El cielo se tornó negro, una luz carmesí siniestra envolvió la abertura y el infierno se desató sobre nuestro mundo; de la colosal brecha en el cielo bajaron horrores deformes y monstruosos que cambiaban de forma, devoraban todo a su paso y conjuraban hechizos oscuros que devastaban todo a su paso... soldados Lysianos y Krassnos fueron horrendamente devorados, incinerados y mutilados por estos horrorosos seres en cuestión de horas... ningún demonio, máquina o magia servía para combatir esta nueva amenaza de forma eficiente, pues muchas de estas se regeneraban incluso de las heridas más terribles y ellos en cambio podían acabar con huestes enteras de soldados sin problemas antes de caer definitivamente... oh, el horror vivido por nuestra gente y la gente de Krassny no tuvo presedentes ese día... y ninguno sabía que aquello estaba a punto de empeorar...
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  • —¡Hace mucho que no veníamos aquí! Pensé que te habías olvidado que existía—.

    Lillet trepó sobre el vagón abandonado, emocionada. Sin decir nada, su hermana trazó un sigil con el dedo, flotó hasta la cima y se sentó.

    —¡Mira, mira! ¡Aún siguen aquí! —

    La rubia señaló a los trazos tallados sobre el metal, ahora difuminados por la oxidación. Las iniciales de ambas, dibujos de animalitos, marcas cuyo significado había olvidado... en efecto, seguía todo ahí.

    "¡Lo mejor que saben hacer es ponerse en riesgo!" Lillet juraba que podía escuchar las (bien merecidas) reprimendas de su padre, el día que se enteró de su parque de juegos secreto.

    "Riesgo", qué curiosa palabra. Así describió la gente a la construcción de ese tren. Era un riesgo que conectara a la gran ciudad con aquel pequeño pueblito olvidado.

    Un pueblo extraño donde no nacían hombres. Un pueblo tétrico, lúgubre, infestado de brujas. A los niños se les amenazaba con abandonarlos ahí si eran demasiado traviesos.

    "¡Si dejan que se construya ese tren, esas brujas del demonio van a pensar que son bienvenidas aquí!" Reclamaron algunos. ¿Cómo se atrevía el gobierno a considerarlas personas? Eran sólo brujas.

    Al final, las protestas y quejas cumplieron su cometido. El tren nunca se terminó y, al igual que el pueblo, quedó en el olvido.

    Las cosas no cambian.

    —Oye, Hilde, ¿te acuerdas cuando jugamos a las escondidas y encontraste ese dragón? —

    —Era una salamandra, Lillet —la castaña habló por fin.

    —¡Era enorme, parecía un dragón! ¿Y si era un bebé? Tal vez debimos... —

    —Lillet... —la más alta interrumpió. Parecía que tenía algo importante qué decir.

    —¿Eh? ¿Qué pasa? —

    —Hay cosas que necesito aprender en el extranjero. El consejo quiere mandarme a un internado en Inglaterra, y... tengo que ir—.

    —Oh... —

    —Sí—.

    —Uhm... ¿cuánto tiempo?—

    —Dos, quizás tres años—.

    —Eso es... mucho tiempo—.

    —Mucho—.

    —P-Pero... ahaha... conociéndote, vas a terminar rápido, ¿verdad? Eres tan genial, que en un año, ¡no, incluso menos...! —La vocecita de la rubia empezaba a quebrarse.

    Hilde suspiró. Sentada en contra de la espalda de su hermana, sin mirarle, volteó hacia el cielo. ¿Siempre hubo tantas estrellas?

    —¿Sabes? Lo he estado pensando mejor, y creo que sí es buena idea lo de la tienda —tras minutos de silencio, Hilde dijo.

    —¿La tienda? Pero tú dijiste que... —

    —Sé lo que dije, pero me equivoqué. Es lo que tú quieres, ¿no? Ayudar a la gente—.

    —No sé... no sé si pueda si no estás...—

    —Claro que puedes. Porque... —

    —¿Porque soy la hermana de Hilde Blan? —

    —...porque eres Lillet—.

    Silencio.

    Los deditos de Lillet recorrieron los trazos tallados sobre el metal, la "L" y la "H" cubiertas de polvillo férreo. Nada había cambiado.
    —¡Hace mucho que no veníamos aquí! Pensé que te habías olvidado que existía—. Lillet trepó sobre el vagón abandonado, emocionada. Sin decir nada, su hermana trazó un sigil con el dedo, flotó hasta la cima y se sentó. —¡Mira, mira! ¡Aún siguen aquí! — La rubia señaló a los trazos tallados sobre el metal, ahora difuminados por la oxidación. Las iniciales de ambas, dibujos de animalitos, marcas cuyo significado había olvidado... en efecto, seguía todo ahí. "¡Lo mejor que saben hacer es ponerse en riesgo!" Lillet juraba que podía escuchar las (bien merecidas) reprimendas de su padre, el día que se enteró de su parque de juegos secreto. "Riesgo", qué curiosa palabra. Así describió la gente a la construcción de ese tren. Era un riesgo que conectara a la gran ciudad con aquel pequeño pueblito olvidado. Un pueblo extraño donde no nacían hombres. Un pueblo tétrico, lúgubre, infestado de brujas. A los niños se les amenazaba con abandonarlos ahí si eran demasiado traviesos. "¡Si dejan que se construya ese tren, esas brujas del demonio van a pensar que son bienvenidas aquí!" Reclamaron algunos. ¿Cómo se atrevía el gobierno a considerarlas personas? Eran sólo brujas. Al final, las protestas y quejas cumplieron su cometido. El tren nunca se terminó y, al igual que el pueblo, quedó en el olvido. Las cosas no cambian. —Oye, Hilde, ¿te acuerdas cuando jugamos a las escondidas y encontraste ese dragón? — —Era una salamandra, Lillet —la castaña habló por fin. —¡Era enorme, parecía un dragón! ¿Y si era un bebé? Tal vez debimos... — —Lillet... —la más alta interrumpió. Parecía que tenía algo importante qué decir. —¿Eh? ¿Qué pasa? — —Hay cosas que necesito aprender en el extranjero. El consejo quiere mandarme a un internado en Inglaterra, y... tengo que ir—. —Oh... — —Sí—. —Uhm... ¿cuánto tiempo?— —Dos, quizás tres años—. —Eso es... mucho tiempo—. —Mucho—. —P-Pero... ahaha... conociéndote, vas a terminar rápido, ¿verdad? Eres tan genial, que en un año, ¡no, incluso menos...! —La vocecita de la rubia empezaba a quebrarse. Hilde suspiró. Sentada en contra de la espalda de su hermana, sin mirarle, volteó hacia el cielo. ¿Siempre hubo tantas estrellas? —¿Sabes? Lo he estado pensando mejor, y creo que sí es buena idea lo de la tienda —tras minutos de silencio, Hilde dijo. —¿La tienda? Pero tú dijiste que... — —Sé lo que dije, pero me equivoqué. Es lo que tú quieres, ¿no? Ayudar a la gente—. —No sé... no sé si pueda si no estás...— —Claro que puedes. Porque... — —¿Porque soy la hermana de Hilde Blan? — —...porque eres Lillet—. Silencio. Los deditos de Lillet recorrieron los trazos tallados sobre el metal, la "L" y la "H" cubiertas de polvillo férreo. Nada había cambiado.
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  • Pequeña criatura, lamento tanto saber que mis hermanas brujas que practican hechicería prohibida te han hecho sufrir, pero mientras yo esté aquí, haré todo lo posible por devolver parte de esa felicidad arrebatada.
    Pequeña criatura, lamento tanto saber que mis hermanas brujas que practican hechicería prohibida te han hecho sufrir, pero mientras yo esté aquí, haré todo lo posible por devolver parte de esa felicidad arrebatada.
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  • Última noche de luz
    Fandom Free rol
    CategorΓ­a Drama
    Ivanna y Anne ya me esperan en el punto exacto de las profundidades del bosque, esta noche cientos de hermanas brujas blancas se reúnen por todo el mundo para realizar un ritual, con el cuál alejamos las energías malas del anterior año para comenzar otro nuevo año de luz y prosperidad.

    Cada una debe traer un objeto especial que ofrecer durante el ritual, Anne me escribió para saber por donde estoy.
    Salí de casa más tarde de lo que me hubiera gustado, me costó encontrar unas hierbas y el objeto, necesarios para nuestra reunión.
    Debemos reunirnos en la colina más alta, ya que hoy es luna llena y es lo más importante para poder realizar nuestro cometido.

    Hoy la luna es cerrada por la cuál llevo una antigua linterna que alumbra mi camino y también voy tapada con mi túnica.
    Debo combatir también contra el frío, por eso decidí tapar la cabeza con la capucha de mi nueva túnica.
    La navidad ya ha pasado pero todavía quedan rastros de nieve, vigilo muy bien el camino por el que en estos momentos voy, no quiero tener ningún tropiezo.
    Le mentí a Grayson, desde que nuestra relación comenzó le estado mintiendo.
    Me siento culpable, soy una cobarde que le oculta a su novio un enorme secreto pero quiero contárselo.

    Me he prometido a mí misma que después de navidad se lo confesaría todo.

    π†π‘π€π˜π’πŽπ 𝐀𝐑𝐆𝐄𝐍𝐓
    Ivanna y Anne ya me esperan en el punto exacto de las profundidades del bosque, esta noche cientos de hermanas brujas blancas se reúnen por todo el mundo para realizar un ritual, con el cuál alejamos las energías malas del anterior año para comenzar otro nuevo año de luz y prosperidad. Cada una debe traer un objeto especial que ofrecer durante el ritual, Anne me escribió para saber por donde estoy. Salí de casa más tarde de lo que me hubiera gustado, me costó encontrar unas hierbas y el objeto, necesarios para nuestra reunión. Debemos reunirnos en la colina más alta, ya que hoy es luna llena y es lo más importante para poder realizar nuestro cometido. Hoy la luna es cerrada por la cuál llevo una antigua linterna que alumbra mi camino y también voy tapada con mi túnica. Debo combatir también contra el frío, por eso decidí tapar la cabeza con la capucha de mi nueva túnica. La navidad ya ha pasado pero todavía quedan rastros de nieve, vigilo muy bien el camino por el que en estos momentos voy, no quiero tener ningún tropiezo. Le mentí a Grayson, desde que nuestra relación comenzó le estado mintiendo. Me siento culpable, soy una cobarde que le oculta a su novio un enorme secreto pero quiero contárselo. Me he prometido a mí misma que después de navidad se lo confesaría todo. [ThxArgent91]
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  • el oceano de las brujas, sus aguas violetas y cielos carmesi, donde encontrar tierra es perder la cordura, si no fuera por que yo mismo soy una bruja.... no creo que pudiera soportar el ver como estas tierras funcionan- lanzo una roca al aire y conforme esta caia esta cambiaba formas, pasando a ser un ave, luego un escombro, un pez y finalmente volvio a ser una roca al tocar el agua -el caos no es un sinsentido en este lugar, al ser el centro del mana y contener remanentes y desechos de otras dimensiones, este lugar es no tiene comparacion, si en la superficie deseas estar deberas sacrificar tu cordura, pero si quiere tener una oprtunidad, en las profundidades abisales debes entrar- dio un paso antes de caer directamente a lo profundo
    el oceano de las brujas, sus aguas violetas y cielos carmesi, donde encontrar tierra es perder la cordura, si no fuera por que yo mismo soy una bruja.... no creo que pudiera soportar el ver como estas tierras funcionan- lanzo una roca al aire y conforme esta caia esta cambiaba formas, pasando a ser un ave, luego un escombro, un pez y finalmente volvio a ser una roca al tocar el agua -el caos no es un sinsentido en este lugar, al ser el centro del mana y contener remanentes y desechos de otras dimensiones, este lugar es no tiene comparacion, si en la superficie deseas estar deberas sacrificar tu cordura, pero si quiere tener una oprtunidad, en las profundidades abisales debes entrar- dio un paso antes de caer directamente a lo profundo
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  • — ¿Cuándo dejarán de caer? —Elam resopló con pesadez. Ya no sabía si estaba harto del interminable trabajo o se debía a algo más. Quizás se debía a esa mezcolanza de sentimientos que le oprimían el pecho cada vez que se detenía a mirar el camino a la pequeña cabaña en que vivía; siempre había sido un ser errante, un vagabundo que parecía ir divirtiéndose por la vida, pero quedarse tanto tiempo en un solo lugar comenzaba a hacer mella en él.— ¿En qué rayos estoy pensando? —Expresó entre dientes, después de arrojar la escoba al piso y hacer un escándalo con las hojas que pateó. Detestaba las labores del hogar, porque jamás se había sentido parte de uno, pero allí estaba, jugando a la casita y a la familia. De seguro se veía ridículo, como un completo tonto que se tragaba el orgullo porque le podía más el corazón.

    — Lo mejor será que me vaya de una vez. Además, ¿qué importa? Ni que me fuesen a extrañar esas brujas. —Bufó, pateó la escoba con fuerza y la hizo volar un poco hasta estrellarse de nuevo al suelo. Allí miró el cielo, tan brillante y tan claro como en días no lo había visto, sin duda pintaba bien para lavar las sábanas y los pañuelos con que limpiaba los frascos de sus pociones. Quizá sería buen tiempo también para arrancar las malezas del jardín y sembrar algunas fresas, quizá hornear una tarta o preparar un poco de té.

    La expresión de su rostro cambió y en sus labios se mostró su incredulidad al separarlos. Le pesaba la realidad y la conclusión a la que llegaba tan rápido: Se había acostumbrado a vivir allí, en ese lugar, con esas personas y sin darse cuenta ya adoptaba una rutina junto a sus hábitos. Elam suspiró, entre hastiado y melancólico, caminó unos cuántos pasos hasta llegar a su escoba de paja y la recogió del suelo. Derrotado, volvió a mirar el camino que conducía desde esa cabaña hasta la villa, se apoyó en el palo de la escoba con ambas manos, y suspiró dejando salir toda esa frustración que se acomodó en su corazón.

    — Ojalá no se pierdan otra vez. Aunque a mí qué más me da. —Volvió a refunfuñar, renuente de aceptar que en su corazón podía existir un poco de aprecio ante esas dos. Negó en repetidas ocasiones y, tras una breve reflexión, se ocupó en barrer las hojas que había desperdigado en su frustración.— Brujas tontas. Me las pagarán, las obligaré a enseñarme más pociones o las convertiré en ranas. No, en cucarachas. Sí, cucarachas es mejor.
    — ¿Cuándo dejarán de caer? —Elam resopló con pesadez. Ya no sabía si estaba harto del interminable trabajo o se debía a algo más. Quizás se debía a esa mezcolanza de sentimientos que le oprimían el pecho cada vez que se detenía a mirar el camino a la pequeña cabaña en que vivía; siempre había sido un ser errante, un vagabundo que parecía ir divirtiéndose por la vida, pero quedarse tanto tiempo en un solo lugar comenzaba a hacer mella en él.— ¿En qué rayos estoy pensando? —Expresó entre dientes, después de arrojar la escoba al piso y hacer un escándalo con las hojas que pateó. Detestaba las labores del hogar, porque jamás se había sentido parte de uno, pero allí estaba, jugando a la casita y a la familia. De seguro se veía ridículo, como un completo tonto que se tragaba el orgullo porque le podía más el corazón. — Lo mejor será que me vaya de una vez. Además, ¿qué importa? Ni que me fuesen a extrañar esas brujas. —Bufó, pateó la escoba con fuerza y la hizo volar un poco hasta estrellarse de nuevo al suelo. Allí miró el cielo, tan brillante y tan claro como en días no lo había visto, sin duda pintaba bien para lavar las sábanas y los pañuelos con que limpiaba los frascos de sus pociones. Quizá sería buen tiempo también para arrancar las malezas del jardín y sembrar algunas fresas, quizá hornear una tarta o preparar un poco de té. La expresión de su rostro cambió y en sus labios se mostró su incredulidad al separarlos. Le pesaba la realidad y la conclusión a la que llegaba tan rápido: Se había acostumbrado a vivir allí, en ese lugar, con esas personas y sin darse cuenta ya adoptaba una rutina junto a sus hábitos. Elam suspiró, entre hastiado y melancólico, caminó unos cuántos pasos hasta llegar a su escoba de paja y la recogió del suelo. Derrotado, volvió a mirar el camino que conducía desde esa cabaña hasta la villa, se apoyó en el palo de la escoba con ambas manos, y suspiró dejando salir toda esa frustración que se acomodó en su corazón. — Ojalá no se pierdan otra vez. Aunque a mí qué más me da. —Volvió a refunfuñar, renuente de aceptar que en su corazón podía existir un poco de aprecio ante esas dos. Negó en repetidas ocasiones y, tras una breve reflexión, se ocupó en barrer las hojas que había desperdigado en su frustración.— Brujas tontas. Me las pagarán, las obligaré a enseñarme más pociones o las convertiré en ranas. No, en cucarachas. Sí, cucarachas es mejor.
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  • π‘†π˜©π˜©… π‘ π˜©π˜©, π‘ π˜©π˜©, π‘ π˜©π˜©. π‘π‘œ, 𝑁𝑖 𝑒𝑛 π‘ π‘œπ‘›π‘–π‘‘π‘œ, π‘›π‘œ, 𝑑𝑒𝑑𝑒𝑛𝑑𝑒.

    El aire estaba embebido de un perfume extravagante que se pegaba al vapor que salía de la tetera dejando un sabor en la lengua aunque se inspirara por la nariz. Sabía a adrenalina, dulce como el amor de una madre y a desesperación pero sin saber exactamente de qué. Claramente, era una droga, nada tan divertido o vibrante podía ser parte de la naturaleza.

    𝐡𝑖𝑒𝑛, 𝑒𝑙 π‘Žπ‘›π‘’π‘ π‘‘π‘’Μπ‘ π‘–π‘π‘œ π‘’π‘ π‘‘π‘ŽΜ π‘“π‘’π‘›π‘π‘–π‘œπ‘›π‘Žπ‘›π‘‘π‘œ, π‘ π‘œπ‘™π‘œ π˜©π‘Žπ‘§ π‘Ÿπ‘’π‘–π‘‘π‘œ π‘π‘œπ‘› π‘™π‘Ž π‘π‘Žπ‘šπ‘π‘Žπ‘›π‘Ž 𝑠𝑖 π‘›π‘œ 𝑝𝑒𝑒𝑑𝑒𝑠 π‘šπ‘œπ‘£π‘’π‘Ÿ π‘™π‘Ž π‘™π‘’π‘›π‘”π‘’π‘Ž.

    Llevó a la mesa una olla de latón vacía con un par de hojas y ramilletes de hierbas antes de darles un baño con la infusión que estaba en el fuego. La sensación se volvió tres veces más fuerte, hasta el gato que paseaba por ahí se echó a una siesta cerca de la fuente para disfrutar los efectos. Ella, por su parte, se limitó a limpiarse las manos.

    π‘π‘œ 𝑑𝑒 π‘œπ‘™π‘£π‘–π‘‘π‘’π‘ , π‘π‘’Μπ‘π‘Ÿπ‘’π‘‘π‘’ π‘π‘œπ‘› π‘™π‘Ž π‘‘π‘œπ‘™π‘™π‘Ž 𝑦 π‘šπ‘’π‘‘π‘–π‘Ž π˜©π‘œπ‘Ÿπ‘Ž 𝑑𝑒 π‘–π‘›π˜©π‘Žπ‘™π‘Žπ‘Ÿ π‘™π‘œπ‘  π‘£π‘Žπ‘π‘œπ‘Ÿπ‘’π‘ . πΏπ‘’π‘’π‘”π‘œ π‘£π‘’π‘šπ‘œπ‘  π‘π‘œπ‘šπ‘œ π‘žπ‘’π‘’π‘‘π‘œΜ, ¿π·π‘’ π‘Žπ‘π‘’π‘’π‘Ÿπ‘‘π‘œ?

    En momentos así, comenzaba a perder el hilo de la realidad. Era exactamente como las brujas y hechiceras en los cuentos que se solían pasar de boca a boca en Zaun. Robando lo mejor de la naturaleza para tratar de enmendar lo peor del hombre. Pero la moral tendría que esperar para la siguiente ocasión, la campanilla de la puerta sonó, y su gente la necesitaba.

    π΅π‘–π‘’π‘›π‘£π‘’π‘›π‘–π‘‘π‘œ π‘Ž “πΆπ‘Žπ‘ π‘Ž”, π‘›π‘œ π˜©π‘Žπ‘π‘’π‘šπ‘œπ‘  π‘π‘Ÿπ‘’π‘”π‘’π‘›π‘‘π‘Žπ‘  𝑛𝑖 π‘π‘’π‘‘π‘–π‘šπ‘œπ‘  𝑒π‘₯π‘π‘™π‘–π‘π‘Žπ‘π‘–π‘œπ‘›π‘’π‘ , π‘ π‘œπ‘™π‘œ π‘žπ‘’π‘’π‘Ÿπ‘’π‘šπ‘œπ‘  π‘Ž...

    Era él… La maldita personificación de la ley en todo Piltover…

    πΈπ‘ π‘‘π‘œ π‘›π‘œ 𝑒𝑠 π‘™π‘œ π‘žπ‘’π‘’ π‘π‘Žπ‘Ÿπ‘’π‘π‘’.

    Jayce Talis

    #Oc #Arcane
    π‘†π˜©π˜©… π‘ π˜©π˜©, π‘ π˜©π˜©, π‘ π˜©π˜©. π‘π‘œ, 𝑁𝑖 𝑒𝑛 π‘ π‘œπ‘›π‘–π‘‘π‘œ, π‘›π‘œ, 𝑑𝑒𝑑𝑒𝑛𝑑𝑒. El aire estaba embebido de un perfume extravagante que se pegaba al vapor que salía de la tetera dejando un sabor en la lengua aunque se inspirara por la nariz. Sabía a adrenalina, dulce como el amor de una madre y a desesperación pero sin saber exactamente de qué. Claramente, era una droga, nada tan divertido o vibrante podía ser parte de la naturaleza. 𝐡𝑖𝑒𝑛, 𝑒𝑙 π‘Žπ‘›π‘’π‘ π‘‘π‘’Μπ‘ π‘–π‘π‘œ π‘’π‘ π‘‘π‘ŽΜ π‘“π‘’π‘›π‘π‘–π‘œπ‘›π‘Žπ‘›π‘‘π‘œ, π‘ π‘œπ‘™π‘œ π˜©π‘Žπ‘§ π‘Ÿπ‘’π‘–π‘‘π‘œ π‘π‘œπ‘› π‘™π‘Ž π‘π‘Žπ‘šπ‘π‘Žπ‘›π‘Ž 𝑠𝑖 π‘›π‘œ 𝑝𝑒𝑒𝑑𝑒𝑠 π‘šπ‘œπ‘£π‘’π‘Ÿ π‘™π‘Ž π‘™π‘’π‘›π‘”π‘’π‘Ž. Llevó a la mesa una olla de latón vacía con un par de hojas y ramilletes de hierbas antes de darles un baño con la infusión que estaba en el fuego. La sensación se volvió tres veces más fuerte, hasta el gato que paseaba por ahí se echó a una siesta cerca de la fuente para disfrutar los efectos. Ella, por su parte, se limitó a limpiarse las manos. π‘π‘œ 𝑑𝑒 π‘œπ‘™π‘£π‘–π‘‘π‘’π‘ , π‘π‘’Μπ‘π‘Ÿπ‘’π‘‘π‘’ π‘π‘œπ‘› π‘™π‘Ž π‘‘π‘œπ‘™π‘™π‘Ž 𝑦 π‘šπ‘’π‘‘π‘–π‘Ž π˜©π‘œπ‘Ÿπ‘Ž 𝑑𝑒 π‘–π‘›π˜©π‘Žπ‘™π‘Žπ‘Ÿ π‘™π‘œπ‘  π‘£π‘Žπ‘π‘œπ‘Ÿπ‘’π‘ . πΏπ‘’π‘’π‘”π‘œ π‘£π‘’π‘šπ‘œπ‘  π‘π‘œπ‘šπ‘œ π‘žπ‘’π‘’π‘‘π‘œΜ, ¿π·π‘’ π‘Žπ‘π‘’π‘’π‘Ÿπ‘‘π‘œ? En momentos así, comenzaba a perder el hilo de la realidad. Era exactamente como las brujas y hechiceras en los cuentos que se solían pasar de boca a boca en Zaun. Robando lo mejor de la naturaleza para tratar de enmendar lo peor del hombre. Pero la moral tendría que esperar para la siguiente ocasión, la campanilla de la puerta sonó, y su gente la necesitaba. π΅π‘–π‘’π‘›π‘£π‘’π‘›π‘–π‘‘π‘œ π‘Ž “πΆπ‘Žπ‘ π‘Ž”, π‘›π‘œ π˜©π‘Žπ‘π‘’π‘šπ‘œπ‘  π‘π‘Ÿπ‘’π‘”π‘’π‘›π‘‘π‘Žπ‘  𝑛𝑖 π‘π‘’π‘‘π‘–π‘šπ‘œπ‘  𝑒π‘₯π‘π‘™π‘–π‘π‘Žπ‘π‘–π‘œπ‘›π‘’π‘ , π‘ π‘œπ‘™π‘œ π‘žπ‘’π‘’π‘Ÿπ‘’π‘šπ‘œπ‘  π‘Ž... Era él… La maldita personificación de la ley en todo Piltover… πΈπ‘ π‘‘π‘œ π‘›π‘œ 𝑒𝑠 π‘™π‘œ π‘žπ‘’π‘’ π‘π‘Žπ‘Ÿπ‘’π‘π‘’. [defender_of_tomorrow] #Oc #Arcane
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