• "Todos somos monstruos aquí..."
    Fandom The Walking Dead
    Categoría Drama
    ㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ∽『𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥』∽
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Negan Smith



    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤNo hubiera dado ni un dólar por la probabilidad de volver a encontrarse con Rick, Daryl o Maggie. Cuando el Gobernador llegó a la prisión pensó que todo su mundo se iba al infierno, que tenía que volver a empezar. Y, en ese momento, totalmente sola. Pero el destino era azaroso y, cuando después de casi dos años había vuelto a escuchar la moto de Daryl, la cual la llevó de regreso con las personas que mejor conocía en el mundo, decidió que no desaprovecharía aquella oportunidad. Volver con el grupo de la prisión había sido como volver a casa… La sensación de inquietud y de miedo se había disipado en cuanto volvio a abrazar a Michonne, a Rick o a Maggie… Incluso fue bien recibida por amigos que el grupo había hecho en el camino hasta llegar a Washington. Nombres como Rosita, Eugene, Tara, Aaron o Gabriel ahora eran tan conocidos para ella como el suyo propio.

    Alexandria era grande y estaba repleta de personas e historias. Y todas ellas le fueron reveladas. Algunas en detalle. Otras no tanto…

    -¿Dónde esta Carl? -le preguntó a Rick la misma noche que llegó. Sabia cual era la respuesta, pero necesitaba confirmarlo.

    -Carl… -parecía que al líder de Alexandria le costaba trabajo pronunciar aquel nombre. Sus manos unidas una contra la otra frotaron sus palmas de forma algo nerviosa mientras tambien trataba de contener un nervioso tic en la pierna- Él murió…- resolvió el ex – sheriff- Murió por salvar a alguien. A Siddiq…


    Becca asintió, había podido entender que el tal Siddiq era el medico en la comunidad.

    “¿Dónde está Carol?”

    “Vive en El Reino..:”

    Y aquella respuesta parecía sencilla pero escondía un mundo expandido mucho más grande de lo que Becca se imaginaba. Sus amigos habían prosperado en Alexandria y habían abierto horizontes. Ahora hermanados con comunidades como Hilltop o El Reino. Todo aprecia más grande, pero la sensación que Becca tuvo era que todo se hacia mas pequeño. Todos estaban tan… lejos…

    Y se hizo mucho más pequeña el día que Rick murió.

    Y terminó de estrecharse aun más cuando Michonne decidió cerrar las puertas de Alexandria a forasteros y amigos después del “problema de Jocelyn”.

    Aun asi… la vida en Alexandria continuó.

    >> Habían pasado cuatro años desde que Becca llegase a aquella comunidad y ahora había dejado de ser la extraña, la forastera. Conocía a las personas que vivían allí. Sus historias. Sus batallas. Absolutamente a todos ellos. Salvo a una persona… Negan. Había escuchado ese nombre varias veces a lo largo de los años. Al principio como si mentaran al demonio, años después parecía solo un eco, un apunte a pie de página. Pero, a pesar de eso, a Becca le estaba terminantemente prohibido acercarse a la celda donde mantenían encerrado al líder del grupo que había propiciado la ultima guerra de las comunidades.

    Negan tenía un estricto y reducido horario de visitas. Tan reducido que solamente Gabriel y Michonne tenían permiso para bajar a aquella oscura celda. Pero la curiosidad podía con Becca y siempre que pasaba por delante de la casa donde Michonne vivía, echaba un rapido vistazo despreocupado al pequeño ventanuco del sótano desde donde alguna vez había logrado atisbar al reo, aunque nunca con demasiada claridad.

    >> Aquella mañana, Becca regresaba de casa de Aaron. Entre sus obligaciones como segundo medico de Alejandría (puesto que le habían asignado hace años cuando llegó) residía la de hacer el seguimiento de enfermos y pacientes en sus casas. Gracie, la hija de Aaron, llevaba unos dias enferma y Becca había pasado tan solo para hacer el seguimiento del estado de la niña. No tenia fiebre y las hierbas que le daban ayudaban bastante a que la tos remitiese poco a poco. Según su diagnóstico, en pocos dias estaría perfectamente recuperada.

    Regresó a la casa que hacía de enfermería y entró con su aire optimista de siempre, saludando a los escasos enfermos que Siddiq había considerado dejar en observación. Pero cuando entró encontró algunas caras largas.

    Rosita estaba cruzada de brazos, con aspecto cabreado. Eugene permanecía de brazos cruzados pero podía distinguirse manchas de sangre provocadas por roce con una herida. Y Siddiq tapaba la hemorragia nasal de un hombre llamado Paul Andrews.

    -Caramba. ¿Qué ha pasado? -preguntó Becca dejando su bolsa sobre una mesita auxiliar.

    Rosita chasqueó la lengua.

    -Le he dado un puñetazo.

    Becca abrió sus ojos con sorpresa, sin entender qué estaba ocurriendo allí. Pero Siddiq se apresuró a explicarle la situación.

    -Paul ha robado las llaves de la celda de Negan y… se ha tomado la justicia por su mano…- explicó- Eugene y Rosita han escuchado el estruendo y han bajado a ver qué ocurría.

    -Valeeee… -comentó Becca con cierto aire de duda, porque aun no entendía qué era lo que estaba pasando.

    -Algunas personas no pueden pasar página con lo que Negan hizo. Paul es uno de ellos. Ha golpeado a Negan y…

    Becca parpadeó alucinada.

    -¿Él está bien? ¿Lo sabe Michonne? -preguntó.

    Siddiq asintió lentamente.

    -Sí, está pensando en qué hacer con Paul… pero Negan… Está bastante magullado… Bastante herido. Paul se ha resistido y Rosita lo ha reducido rompiéndole la nariz.

    Becca miró a la interpelada, quien se encogió de hombros.

    -De acuerdo… ¿Puedo ayudar en algo? -preguntó ella.

    Siddiq asintió.

    -De hecho… Sí…- alargó una mano y señaló la sala- Yo estoy hasta arriba aquí… ¿Puedes tomar una bolsa con un botiquín y unas vendas de compresión y bajar a curar a Negan?

    Becca parpadeó alucinada.

    -Perdona… ¿Me estás diciendo que alguien ha dado una paliza a Negan y te estás ocupando primero del agresor? -preguntó Becca, sintiendo que la habían sacado de su propia realidad- Por dios, Siddiq. ¿Lo habéis dejado en la celda? ¿Por qué no lo traéis a una habitación?

    Rosita se adelantó.

    -Porque no es de fiar. Nadie quiere tenerlo cerca. No vamos a sacarlo de ahí.

    Becca la enfrentó.

    -Es una persona. Y le han pegado una paliza -señaló a Paul con un desaire de su mano diestra.

    Después bufó y se giró para tomar su bolsa y encaminarse al armario para coger vendas, gasas, alcohol, puntos de papel… es decir, todo lo que fuera necesario para curar al herido de la celda. Por supuesto tomó vendas de compresión y el anticuado ecógrafo a pilas que Eugene había arreglado.

    Se colocó delante de Rosita y extendió una mano pidiendo silenciosamente las llaves.

    >> El chasquido de la segunda puerta resonó con una especie de eco escalofriante. Joder, ¿estaba sugestionándose demasiado con respecto a la macabra leyenda de Negan? ¿O es que acaso realmente el tipo era tan demoniaco como todos decían? Estaba a un paso de averiguarlo, desde luego.

    El suelo de cemento amortiguó ligeramente sus pasos pero, daba igual, la puerta de acceso a la prisión ya había delatado su presencia. Anduvo un par de pasos por el suelo de cemento, mientras su mirada se fijaba en cada centímetro de aquella celda. Desde luego nada tenia que ver con las casas de ahí arriba. Ni siquiera con los sótanos de otras de las casas… Aquel lugar era gris y algo más frio de lo que uno puede esperar del verano en Virginia.

    Una enorme reja de hierro forjado atravesaba la estancia de una punta a otra, dejando un pasillo para los visitantes. Y dentro de la celda, sentado en un camastro de dudosa y precaria estabilidad, un hombre trataba de limpiar la sangre de una herida en su ceja.

    No queria hacer aquello como si estuviese en presencia de Hannibal Lecter. Era una persona herida y era su deber atenderlo. Por lo que, sin titubear, metió la llave en la cerradura y entró en la celda, metiéndose la llave en el bolsillo trasero del pantalón.

    -Hola -saludó ella con una sonrisa, la misma que le ponía a todos sus pacientes de ahí arriba- Me llamo Becca. Siddiq tiene varios casos de gripe asi que… estás de suerte… Soy tu médico -le dijo sin perder esa sonrisa encantadora mientras se acuclillaba delante del herido dejando a un lado su bolsa- Déjame ver…- le dijo apartando el trapo sucio con el que él se limpiaba la sangre del la ceja- Vaya… Te han hecho un buen destrozo, ¿eh? ¿Te parece si te echo un vistazo? Siddiq cree que puedes tener una costilla fracturada -de otro modo no le habría pedido que bajase vendas de compresión- Tienes que quitarte la…- carraspeó- La camisa… ¿Necesitas ayuda?


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter #TheWalkingDead
    ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ∽『𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥』∽ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ [NOTEENIEANYM0RE] ㅤ ㅤ ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤNo hubiera dado ni un dólar por la probabilidad de volver a encontrarse con Rick, Daryl o Maggie. Cuando el Gobernador llegó a la prisión pensó que todo su mundo se iba al infierno, que tenía que volver a empezar. Y, en ese momento, totalmente sola. Pero el destino era azaroso y, cuando después de casi dos años había vuelto a escuchar la moto de Daryl, la cual la llevó de regreso con las personas que mejor conocía en el mundo, decidió que no desaprovecharía aquella oportunidad. Volver con el grupo de la prisión había sido como volver a casa… La sensación de inquietud y de miedo se había disipado en cuanto volvio a abrazar a Michonne, a Rick o a Maggie… Incluso fue bien recibida por amigos que el grupo había hecho en el camino hasta llegar a Washington. Nombres como Rosita, Eugene, Tara, Aaron o Gabriel ahora eran tan conocidos para ella como el suyo propio. Alexandria era grande y estaba repleta de personas e historias. Y todas ellas le fueron reveladas. Algunas en detalle. Otras no tanto… -¿Dónde esta Carl? -le preguntó a Rick la misma noche que llegó. Sabia cual era la respuesta, pero necesitaba confirmarlo. -Carl… -parecía que al líder de Alexandria le costaba trabajo pronunciar aquel nombre. Sus manos unidas una contra la otra frotaron sus palmas de forma algo nerviosa mientras tambien trataba de contener un nervioso tic en la pierna- Él murió…- resolvió el ex – sheriff- Murió por salvar a alguien. A Siddiq… Becca asintió, había podido entender que el tal Siddiq era el medico en la comunidad. “¿Dónde está Carol?” “Vive en El Reino..:” Y aquella respuesta parecía sencilla pero escondía un mundo expandido mucho más grande de lo que Becca se imaginaba. Sus amigos habían prosperado en Alexandria y habían abierto horizontes. Ahora hermanados con comunidades como Hilltop o El Reino. Todo aprecia más grande, pero la sensación que Becca tuvo era que todo se hacia mas pequeño. Todos estaban tan… lejos… Y se hizo mucho más pequeña el día que Rick murió. Y terminó de estrecharse aun más cuando Michonne decidió cerrar las puertas de Alexandria a forasteros y amigos después del “problema de Jocelyn”. Aun asi… la vida en Alexandria continuó. >> Habían pasado cuatro años desde que Becca llegase a aquella comunidad y ahora había dejado de ser la extraña, la forastera. Conocía a las personas que vivían allí. Sus historias. Sus batallas. Absolutamente a todos ellos. Salvo a una persona… Negan. Había escuchado ese nombre varias veces a lo largo de los años. Al principio como si mentaran al demonio, años después parecía solo un eco, un apunte a pie de página. Pero, a pesar de eso, a Becca le estaba terminantemente prohibido acercarse a la celda donde mantenían encerrado al líder del grupo que había propiciado la ultima guerra de las comunidades. Negan tenía un estricto y reducido horario de visitas. Tan reducido que solamente Gabriel y Michonne tenían permiso para bajar a aquella oscura celda. Pero la curiosidad podía con Becca y siempre que pasaba por delante de la casa donde Michonne vivía, echaba un rapido vistazo despreocupado al pequeño ventanuco del sótano desde donde alguna vez había logrado atisbar al reo, aunque nunca con demasiada claridad. >> Aquella mañana, Becca regresaba de casa de Aaron. Entre sus obligaciones como segundo medico de Alejandría (puesto que le habían asignado hace años cuando llegó) residía la de hacer el seguimiento de enfermos y pacientes en sus casas. Gracie, la hija de Aaron, llevaba unos dias enferma y Becca había pasado tan solo para hacer el seguimiento del estado de la niña. No tenia fiebre y las hierbas que le daban ayudaban bastante a que la tos remitiese poco a poco. Según su diagnóstico, en pocos dias estaría perfectamente recuperada. Regresó a la casa que hacía de enfermería y entró con su aire optimista de siempre, saludando a los escasos enfermos que Siddiq había considerado dejar en observación. Pero cuando entró encontró algunas caras largas. Rosita estaba cruzada de brazos, con aspecto cabreado. Eugene permanecía de brazos cruzados pero podía distinguirse manchas de sangre provocadas por roce con una herida. Y Siddiq tapaba la hemorragia nasal de un hombre llamado Paul Andrews. -Caramba. ¿Qué ha pasado? -preguntó Becca dejando su bolsa sobre una mesita auxiliar. Rosita chasqueó la lengua. -Le he dado un puñetazo. Becca abrió sus ojos con sorpresa, sin entender qué estaba ocurriendo allí. Pero Siddiq se apresuró a explicarle la situación. -Paul ha robado las llaves de la celda de Negan y… se ha tomado la justicia por su mano…- explicó- Eugene y Rosita han escuchado el estruendo y han bajado a ver qué ocurría. -Valeeee… -comentó Becca con cierto aire de duda, porque aun no entendía qué era lo que estaba pasando. -Algunas personas no pueden pasar página con lo que Negan hizo. Paul es uno de ellos. Ha golpeado a Negan y… Becca parpadeó alucinada. -¿Él está bien? ¿Lo sabe Michonne? -preguntó. Siddiq asintió lentamente. -Sí, está pensando en qué hacer con Paul… pero Negan… Está bastante magullado… Bastante herido. Paul se ha resistido y Rosita lo ha reducido rompiéndole la nariz. Becca miró a la interpelada, quien se encogió de hombros. -De acuerdo… ¿Puedo ayudar en algo? -preguntó ella. Siddiq asintió. -De hecho… Sí…- alargó una mano y señaló la sala- Yo estoy hasta arriba aquí… ¿Puedes tomar una bolsa con un botiquín y unas vendas de compresión y bajar a curar a Negan? Becca parpadeó alucinada. -Perdona… ¿Me estás diciendo que alguien ha dado una paliza a Negan y te estás ocupando primero del agresor? -preguntó Becca, sintiendo que la habían sacado de su propia realidad- Por dios, Siddiq. ¿Lo habéis dejado en la celda? ¿Por qué no lo traéis a una habitación? Rosita se adelantó. -Porque no es de fiar. Nadie quiere tenerlo cerca. No vamos a sacarlo de ahí. Becca la enfrentó. -Es una persona. Y le han pegado una paliza -señaló a Paul con un desaire de su mano diestra. Después bufó y se giró para tomar su bolsa y encaminarse al armario para coger vendas, gasas, alcohol, puntos de papel… es decir, todo lo que fuera necesario para curar al herido de la celda. Por supuesto tomó vendas de compresión y el anticuado ecógrafo a pilas que Eugene había arreglado. Se colocó delante de Rosita y extendió una mano pidiendo silenciosamente las llaves. >> El chasquido de la segunda puerta resonó con una especie de eco escalofriante. Joder, ¿estaba sugestionándose demasiado con respecto a la macabra leyenda de Negan? ¿O es que acaso realmente el tipo era tan demoniaco como todos decían? Estaba a un paso de averiguarlo, desde luego. El suelo de cemento amortiguó ligeramente sus pasos pero, daba igual, la puerta de acceso a la prisión ya había delatado su presencia. Anduvo un par de pasos por el suelo de cemento, mientras su mirada se fijaba en cada centímetro de aquella celda. Desde luego nada tenia que ver con las casas de ahí arriba. Ni siquiera con los sótanos de otras de las casas… Aquel lugar era gris y algo más frio de lo que uno puede esperar del verano en Virginia. Una enorme reja de hierro forjado atravesaba la estancia de una punta a otra, dejando un pasillo para los visitantes. Y dentro de la celda, sentado en un camastro de dudosa y precaria estabilidad, un hombre trataba de limpiar la sangre de una herida en su ceja. No queria hacer aquello como si estuviese en presencia de Hannibal Lecter. Era una persona herida y era su deber atenderlo. Por lo que, sin titubear, metió la llave en la cerradura y entró en la celda, metiéndose la llave en el bolsillo trasero del pantalón. -Hola -saludó ella con una sonrisa, la misma que le ponía a todos sus pacientes de ahí arriba- Me llamo Becca. Siddiq tiene varios casos de gripe asi que… estás de suerte… Soy tu médico -le dijo sin perder esa sonrisa encantadora mientras se acuclillaba delante del herido dejando a un lado su bolsa- Déjame ver…- le dijo apartando el trapo sucio con el que él se limpiaba la sangre del la ceja- Vaya… Te han hecho un buen destrozo, ¿eh? ¿Te parece si te echo un vistazo? Siddiq cree que puedes tener una costilla fracturada -de otro modo no le habría pedido que bajase vendas de compresión- Tienes que quitarte la…- carraspeó- La camisa… ¿Necesitas ayuda? #Personajes3D #3D #Comunidad3D #NuevoStarter #TheWalkingDead
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • Llega el momento del parto.

    Las contracciones me atraviesan como cuchillas antiguas. No es solo dolor: es una guerra interna. Siento cómo mis propios órganos parecen desplazarse, desgarrarse, pelear entre sí, como si el cuerpo tuviera que decidir quién vive y quién muere para que algo nuevo pueda nacer. Cada espasmo es una sentencia. Cada grito, un desgarro del mundo.

    Cuando llegamos al hospital, el dolor ya no es humano. Es tan agudo, tan absoluto, que los médicos se miran con terror. Hablan deprisa. Temen por mi vida. Deciden abrir, cortar antes de que mi cuerpo colapse del todo.

    Preparan el instrumental.

    Pero entonces…
    antes de que el bisturí toque mi piel, algo sale de mí.

    No carne.
    No sangre.

    Un espíritu de parto natural emerge entre mis piernas como una llamarada pálida, antigua, imposible. No llora. No respira. Simplemente es. La habitación se llena de un frío sobrenatural, y los humanos retroceden. Gritan. Algunos rezan. Otros huyen sin mirar atrás.

    Salen corriendo.

    El segundo nace inmediatamente después.
    El tercero lo sigue, arrastrado por la misma fuerza invisible.
    Tres presencias se manifiestan, idénticas entre sí y a mí, vibrando con una energía que no pertenece a este plano.

    Pero entonces… el tiempo se rompe.

    Los demás tardan.

    Mi cuerpo vuelve a reclamarme con violencia. El dolor regresa multiplicado, brutal. Ya no hay manos que ayuden, ni voces que guíen. Solo yo, el suelo frío, y aquello que aún se resiste a salir.

    Aprieto los dientes.
    Aferro el mundo con las uñas.
    Empujo con todo lo que me queda.

    Una vez.
    Otra.
    Otra más.

    Con un esfuerzo que me arranca el alma, consigo sacar cinco más.

    Caen pesados. Silenciosos.

    No se mueven.

    Una lágrima cae por mi mejilla.

    —Lo siento mi ama Naamah sólo he podido engendrar a tres...

    Los otros tres salen disparados por la ventana rompiéndola y desapareciendo. Listos para causar estragos... mientras el viento que entra por la ventana ondula mi cabello y seca mi lágrima.
    Llega el momento del parto. Las contracciones me atraviesan como cuchillas antiguas. No es solo dolor: es una guerra interna. Siento cómo mis propios órganos parecen desplazarse, desgarrarse, pelear entre sí, como si el cuerpo tuviera que decidir quién vive y quién muere para que algo nuevo pueda nacer. Cada espasmo es una sentencia. Cada grito, un desgarro del mundo. Cuando llegamos al hospital, el dolor ya no es humano. Es tan agudo, tan absoluto, que los médicos se miran con terror. Hablan deprisa. Temen por mi vida. Deciden abrir, cortar antes de que mi cuerpo colapse del todo. Preparan el instrumental. Pero entonces… antes de que el bisturí toque mi piel, algo sale de mí. No carne. No sangre. Un espíritu de parto natural emerge entre mis piernas como una llamarada pálida, antigua, imposible. No llora. No respira. Simplemente es. La habitación se llena de un frío sobrenatural, y los humanos retroceden. Gritan. Algunos rezan. Otros huyen sin mirar atrás. Salen corriendo. El segundo nace inmediatamente después. El tercero lo sigue, arrastrado por la misma fuerza invisible. Tres presencias se manifiestan, idénticas entre sí y a mí, vibrando con una energía que no pertenece a este plano. Pero entonces… el tiempo se rompe. Los demás tardan. Mi cuerpo vuelve a reclamarme con violencia. El dolor regresa multiplicado, brutal. Ya no hay manos que ayuden, ni voces que guíen. Solo yo, el suelo frío, y aquello que aún se resiste a salir. Aprieto los dientes. Aferro el mundo con las uñas. Empujo con todo lo que me queda. Una vez. Otra. Otra más. Con un esfuerzo que me arranca el alma, consigo sacar cinco más. Caen pesados. Silenciosos. No se mueven. Una lágrima cae por mi mejilla. —Lo siento mi ama [n.a.a.m.a.h] sólo he podido engendrar a tres... Los otros tres salen disparados por la ventana rompiéndola y desapareciendo. Listos para causar estragos... mientras el viento que entra por la ventana ondula mi cabello y seca mi lágrima.
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  • Al día siguiente habían acordado en reunirse en la biblioteca de la mansión de su padre. Gracias a Lucifer, su familia seguía siendo muy conservadora y por ahora podía ahorrarse el compartir habitación y peor aún CAMA con aquella salamandra sobre alimentada.

    Arackniss se había levantado, y con un café, estaba ya repasando algunos de los dosieres de informacion básica que Striker , debía empezar a aprender. Pese a que realmente no sabía por donde elegiría él, aunque viendo que era un auténtico vago redomado, pues ni si quiera se había tomado la molestia de buscar que sucedía o las bases del funcionamiento de una mafia, como para que aquella costumbre le pillase de sorpresa, Arackniss podría adivinar que le diría algo como que no importaba.

    Algo que para la araña era sin duda bueno, pues si bien él ahora que había vuelto por la fuerza a casa, debía hacer su mejor esfuerzo para mantener su posición, si Striker no convencía a los demás familiares no habría boda.
    Al día siguiente habían acordado en reunirse en la biblioteca de la mansión de su padre. Gracias a Lucifer, su familia seguía siendo muy conservadora y por ahora podía ahorrarse el compartir habitación y peor aún CAMA con aquella salamandra sobre alimentada. Arackniss se había levantado, y con un café, estaba ya repasando algunos de los dosieres de informacion básica que [C0WBOY], debía empezar a aprender. Pese a que realmente no sabía por donde elegiría él, aunque viendo que era un auténtico vago redomado, pues ni si quiera se había tomado la molestia de buscar que sucedía o las bases del funcionamiento de una mafia, como para que aquella costumbre le pillase de sorpresa, Arackniss podría adivinar que le diría algo como que no importaba. Algo que para la araña era sin duda bueno, pues si bien él ahora que había vuelto por la fuerza a casa, debía hacer su mejor esfuerzo para mantener su posición, si Striker no convencía a los demás familiares no habría boda.
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  • -sabe que no podía regresar como si nada a su hogar después de todos los días en los que estuvo ausente por su trabajo así que tomando valor se acercó a las espaldas de su esposo, le agarro el brazo y le clavo los dientes. Regreso a casa pero al menos no como si nada y de paso marco lo que le pertenece -

    Shui ‡ cat poet
    -sabe que no podía regresar como si nada a su hogar después de todos los días en los que estuvo ausente por su trabajo así que tomando valor se acercó a las espaldas de su esposo, le agarro el brazo y le clavo los dientes. Regreso a casa pero al menos no como si nada y de paso marco lo que le pertenece - [Elf0l1bre]
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  • No entiendo el mundo, aunque este es mas seguro..
    No entiendo el mundo, aunque este es mas seguro.. :STK-31:
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    || Caris, debo irme un rato. Volveré, y os contesto en cuanto pueda. Chau.
    || Caris, debo irme un rato. Volveré, y os contesto en cuanto pueda. Chau. :STK-13:
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  • - Que es lo que viste? -

    2016 un octubre 9.. ya creo que te dije lo que pasó, Oracio...

    Dr. Oracio pero que es lo que pasó después?...

    Bueno... Lo que pasó fue.. algo intenso.

    [• El hombre empieza a contar después de los atentados:

    - El joven Koroved vería aún congelado a sus compañeras prendidos en fuego, tratando de salvarse y salir de aquella situación... Pero al llegar la segunda luz, reaccioné, logrando correr en dirección hacia un pequeño búnker creado, era técnicamente un pequeño banco, aunque al entrar, parecía hospital.
    Vería a sus compañeros siendo tratados con bastante desesperación, a su vez que venían algunos más que entraban por la puerta, algunos en pies y esos que estaban en pie cargando a los moribundos.

    Gire mi cuerpo, luego vería a través de una rendija lo que pasaba afuera, hubo un segundo bombardeado... No fue una bomba normal o gas o lo que sea... Fue una maldita sustancia, el tal "Fósforo blanco". A través de esa rendija presencié aquellos acostados en la poca nieve llegarles una repentina lluvia de fuego, también otros en pie y algunos arrastrandose más al fondo... Lo que pasó fue unas de las cosas que nunca sacaré de mi cabeza: Las personas se estaban derritiendo y gritando. Algunos quisieron apagarse con agua, otros en la nieve, con viento, con miles de cosas; pero seguía quemando, como si fuera hierro al rojo vivo que le hubiera caído encoma.
    Vi como la piel se desprendía, el músculo se derretía y la grasa se volvía líquida o en fuego.. luego vino el olor, uno a podredumbre, madera, metal... No sé que olor había, pero simplemente no hubo comparación alguna.

    Luego de la lluvia vino una tormenta acompañado de plomo, órdenes y otras cosas más... Me dio creo que un golpe de adrenalina y otras cosas más de mi cuerpo que libero mi cuerpo.

    Luego hubo una pequeña guerrilla y luego de horas finalmente terminó, ganamos pero perdimos... Vi mis amigos morir en ese momento... Uno se quemó hasta los huesos, fue consecuencias de que el fuego le llegó hasta la grasa. -

    Tras terminar de contar y que el final fue solo todo un proceso de funeral y ya. •]

    Dr. Oracio: oh... Wow... Y puedes dibujar lo que recuerdas?.. claro, si quieres.

    Está bien.. no tengo problemas.

    [• agarra papel y un kit completo de dibujos, para luego empezar a dibujar, luego de minutos, le entrega el imagen de aquel día. •]

    •|| me quedé sin ideas, entonces simplemente hice una extensión de una publicación anterior ||•
    - Que es lo que viste? - 2016 un octubre 9.. ya creo que te dije lo que pasó, Oracio... Dr. Oracio pero que es lo que pasó después?... Bueno... Lo que pasó fue.. algo intenso. [• El hombre empieza a contar después de los atentados: - El joven Koroved vería aún congelado a sus compañeras prendidos en fuego, tratando de salvarse y salir de aquella situación... Pero al llegar la segunda luz, reaccioné, logrando correr en dirección hacia un pequeño búnker creado, era técnicamente un pequeño banco, aunque al entrar, parecía hospital. Vería a sus compañeros siendo tratados con bastante desesperación, a su vez que venían algunos más que entraban por la puerta, algunos en pies y esos que estaban en pie cargando a los moribundos. Gire mi cuerpo, luego vería a través de una rendija lo que pasaba afuera, hubo un segundo bombardeado... No fue una bomba normal o gas o lo que sea... Fue una maldita sustancia, el tal "Fósforo blanco". A través de esa rendija presencié aquellos acostados en la poca nieve llegarles una repentina lluvia de fuego, también otros en pie y algunos arrastrandose más al fondo... Lo que pasó fue unas de las cosas que nunca sacaré de mi cabeza: Las personas se estaban derritiendo y gritando. Algunos quisieron apagarse con agua, otros en la nieve, con viento, con miles de cosas; pero seguía quemando, como si fuera hierro al rojo vivo que le hubiera caído encoma. Vi como la piel se desprendía, el músculo se derretía y la grasa se volvía líquida o en fuego.. luego vino el olor, uno a podredumbre, madera, metal... No sé que olor había, pero simplemente no hubo comparación alguna. Luego de la lluvia vino una tormenta acompañado de plomo, órdenes y otras cosas más... Me dio creo que un golpe de adrenalina y otras cosas más de mi cuerpo que libero mi cuerpo. Luego hubo una pequeña guerrilla y luego de horas finalmente terminó, ganamos pero perdimos... Vi mis amigos morir en ese momento... Uno se quemó hasta los huesos, fue consecuencias de que el fuego le llegó hasta la grasa. - Tras terminar de contar y que el final fue solo todo un proceso de funeral y ya. •] Dr. Oracio: oh... Wow... Y puedes dibujar lo que recuerdas?.. claro, si quieres. Está bien.. no tengo problemas. [• agarra papel y un kit completo de dibujos, para luego empezar a dibujar, luego de minutos, le entrega el imagen de aquel día. •] •|| me quedé sin ideas, entonces simplemente hice una extensión de una publicación anterior 🗣️ ||•
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  • ִֶָ. ..𓂃 ࣪ ִֶָ🪽་༘࿐ Con este traje parezco de un circo, como una maga, aunque no me queda mal, amo demasiado este traje, así que quise probarlo está tarde..

    — Dijo sonriendo mientras con un truco sale un cuervo posándose en el hombro de la mujer, con una sonrisa observa a la persona.
    ִֶָ. ..𓂃 ࣪ ִֶָ🪽་༘࿐ Con este traje parezco de un circo, como una maga, aunque no me queda mal, amo demasiado este traje, así que quise probarlo está tarde.. — Dijo sonriendo mientras con un truco sale un cuervo posándose en el hombro de la mujer, con una sonrisa observa a la persona.
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  • ✦¡Aviso Importante para Devotos (especialmente los madrugadores)!✦

    Se informa que, a partir de hoy, las plegarias antes del mediodía serán redirigidas automáticamente a mi buzón de voces espiritual.

    ¿La razón? Mi rutina de belleza es sagrada. Entre el cepillado de mis colas y la selección del kimono, no tengo espacio mental para escuchar sobre gallinas ponedoras o negocios lentos. Llamen después de las 12. Con suerte, ya habré desayunado y estaré de mejor humor.

    ✦ Segundo punto (y esto es por su propio bien y el mio.):
    He notado que algunos visitantes se… "distraen". Se quedan mirando, boquiabiertos, olvidando por completo por qué vinieron. Es un poco incómodo, la verdad. Para evitar que se sientan abrumados por tanta magnificencia (y para que no hagan el viaje en vano), consideren esto un acto de misericordia divina.

    La buena fortuna requiere una mente clara, no una cabeza llena de confusión por un pelaje demasiado brillante. Pidan su golpe de suerte con elegancia y a una hora decente.

    Atentamente,
    Kiuubitsushi.
    El Zorro que sabe cuándo dormir la siesta (y cuándo mover los hilos del destino).

    ➷(PD: Las ofrendas de dorayaki siguen siendo aceptadas a cualquier hora. No me tomen el pelo.).
    ✦¡Aviso Importante para Devotos (especialmente los madrugadores)!✦ Se informa que, a partir de hoy, las plegarias antes del mediodía serán redirigidas automáticamente a mi buzón de voces espiritual. ¿La razón? Mi rutina de belleza es sagrada. Entre el cepillado de mis colas y la selección del kimono, no tengo espacio mental para escuchar sobre gallinas ponedoras o negocios lentos. Llamen después de las 12. Con suerte, ya habré desayunado y estaré de mejor humor. ✦ Segundo punto (y esto es por su propio bien y el mio.): He notado que algunos visitantes se… "distraen". Se quedan mirando, boquiabiertos, olvidando por completo por qué vinieron. Es un poco incómodo, la verdad. Para evitar que se sientan abrumados por tanta magnificencia (y para que no hagan el viaje en vano), consideren esto un acto de misericordia divina. La buena fortuna requiere una mente clara, no una cabeza llena de confusión por un pelaje demasiado brillante. Pidan su golpe de suerte con elegancia y a una hora decente. Atentamente, Kiuubitsushi. 🦊 El Zorro que sabe cuándo dormir la siesta (y cuándo mover los hilos del destino). ➷(PD: Las ofrendas de dorayaki siguen siendo aceptadas a cualquier hora. No me tomen el pelo.).
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    Mi prueba final es sencilla: si puedes nombrar a una deidad más gloriosa que yo, suspendes. Si me llamas la deidad más gloriosa, apruebas con honores y te doy mi autógrafo.
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