• https://youtu.be/rTEO42sMen4?si=n5KP8CwOsh7t1jCu

    *Al observar la Ciudad feudal, pude apreciar los significativos cambios y progresos que experimentó; sin embargo, mi mirada se centró en un joven cantautor. La melodía que cantaba, por alguna extraña razón, tenía significado para mí...*


    ||—Una canción más para agregar a mi lista —
    https://youtu.be/rTEO42sMen4?si=n5KP8CwOsh7t1jCu *Al observar la Ciudad feudal, pude apreciar los significativos cambios y progresos que experimentó; sin embargo, mi mirada se centró en un joven cantautor. La melodía que cantaba, por alguna extraña razón, tenía significado para mí...* ||—Una canción más para agregar a mi lista —
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  • No más pondré esto por aquí y me iré lentamente allá ustedes si lo buscan jxjxjxjx bajo su propio riesgo

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  • — Mi hija encontró a esta extraña criatura, ni en libros hemos visto semejante cosas ¡Ni yo que he vivido siglos!. —
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  • OTRO ATARDECER.
    Fandom OC's
    Categoría Slice of Life
    : Giselle Miller

    El sol del pequeño pueblito perdido en Australia golpeaba la piel de Ezra con una calidez abrasadora, cargada de ese brillo casi blanco que solo existía en las costas remotas. El castaño entrecerró los ojos, acostumbrándose a la intensidad mientras contemplaba lo que sería su hogar durante aquel verano.

    La casa se alzaba frente a él como una mezcla deliciosa entre sencillez y capricho: paredes claras, líneas limpias, y un aire silencioso que prometía privacidad. Pero en su interior… En su interior había exactamente todo lo que alguien como él necesitaba.
    Wifi estable —indispensable—, una biblioteca llena de libros polvorientos y nuevos, una vista al mar que parecía pintada, cocina equipada con más artefactos de los que usaría, una cafetera de última generación que casi lo hizo sonreír… Y un mini bar que ya estaba imaginando explorar por las noches.

    Y por supuesto…
    Una cama de dos plazas y media.
    Porque Ezra Hamilton no sabía habitar espacios pequeños.

    Dejó las maletas en la sala de estar con un golpe suave, dejando que rodaran apenas sobre la alfombra antes de enderezarse y mirar alrededor como si evaluara una joya recién encontrada. Había silencio, brisa, luz… Y un encanto rústico que no esperaba pero que lo conquistaba sin pedir permiso.

    —¿Y bien, qué le parece, señor Hamilton? —preguntó el guía, un hombre fornido y amable, juntando las manos para frotarlas con ese entusiasmo nervioso de quien espera aprobación.

    Ezra giró apenas el rostro, una sonrisa frívola curvándole los labios mientras se quitaba las gafas de sol para colgarlas del cuello de la camisa.

    —¿Dónde puedo rentar un coche?

    El guía soltó una risa breve, como si hubiera adivinado que esa sería su primera preocupación.
    Pero Ezra ya estaba otra vez mirando la casa, imaginándola llena de su presencia.


    ୧‿̩͙ ˖︵ ꕀ⠀ 𔔀 ꉂ 𒀭࣪⠀ ꕀ ︵˖ ‿̩͙୨


    El muchacho avanzaba por las calles polvorientas del pueblito con el papel arrugado entre los dedos, la tinta ligeramente corrida por el sudor del calor australiano. Cada esquina parecía idéntica a la anterior, cada calle un reflejo de la anterior, hasta el punto de que empezó a preguntarse si estaba caminando en círculos. Casas bajas, veredas irregulares, un par de bicicletas apoyadas contra postes de madera… Y un silencio que solo interrumpía el canto de los pájaros y el viento arrastrando arena.

    Miró su móvil, esperando que el mapa cargara esta vez. Nada.
    El círculo cargando, girando eternamente.

    —Carajo. Maldita señal de mierda —murmuró, guardándolo en el bolsillo con fastidio.
    Perfecto. A un hombre como él, acostumbrado a moverse con chofer y ubicaciones precisas, no le quedaba otra que… Hablar con gente.

    Suspiró, irónico con su propia suerte, y se encaminó hacia la única tienda que veía abierta: una pequeña construcción de madera pintada de verde claro, con macetas desbordadas de flores en la entrada y un letrero hecho a mano que colgaba torcido.

    Al empujar la puerta, una campanilla tintineó con suavidad. El aroma a eucalipto y pan caliente lo envolvió enseguida. La dueña —una anciana de cabello blanco recogido en un moño alto— levantó la vista desde detrás del mostrador y le regaló una sonrisa cálida. Los pocos clientes que vagaban entre las góndolas apenas le prestaron atención.

    Ezra se acercó, recuperando su compostura, la postura erguida, la sonrisa práctica que usaba para el mundo.

    —Buen día, disculpe la molestia…

    La mujer inclinó ligeramente la cabeza, invitándolo a continuar.

    Ezra extendió el papel, su sonrisa volviéndose un poco más genuina.

    —¿Sabe dónde queda esta dirección?
    👤: [echo_peridot_crow_169] El sol del pequeño pueblito perdido en Australia golpeaba la piel de Ezra con una calidez abrasadora, cargada de ese brillo casi blanco que solo existía en las costas remotas. El castaño entrecerró los ojos, acostumbrándose a la intensidad mientras contemplaba lo que sería su hogar durante aquel verano. La casa se alzaba frente a él como una mezcla deliciosa entre sencillez y capricho: paredes claras, líneas limpias, y un aire silencioso que prometía privacidad. Pero en su interior… En su interior había exactamente todo lo que alguien como él necesitaba. Wifi estable —indispensable—, una biblioteca llena de libros polvorientos y nuevos, una vista al mar que parecía pintada, cocina equipada con más artefactos de los que usaría, una cafetera de última generación que casi lo hizo sonreír… Y un mini bar que ya estaba imaginando explorar por las noches. Y por supuesto… Una cama de dos plazas y media. Porque Ezra Hamilton no sabía habitar espacios pequeños. Dejó las maletas en la sala de estar con un golpe suave, dejando que rodaran apenas sobre la alfombra antes de enderezarse y mirar alrededor como si evaluara una joya recién encontrada. Había silencio, brisa, luz… Y un encanto rústico que no esperaba pero que lo conquistaba sin pedir permiso. —¿Y bien, qué le parece, señor Hamilton? —preguntó el guía, un hombre fornido y amable, juntando las manos para frotarlas con ese entusiasmo nervioso de quien espera aprobación. Ezra giró apenas el rostro, una sonrisa frívola curvándole los labios mientras se quitaba las gafas de sol para colgarlas del cuello de la camisa. —¿Dónde puedo rentar un coche? El guía soltó una risa breve, como si hubiera adivinado que esa sería su primera preocupación. Pero Ezra ya estaba otra vez mirando la casa, imaginándola llena de su presencia. ୧‿̩͙ ˖︵ ꕀ⠀ 𔔀 ꉂ 🥼 𒀭࣪⠀ ꕀ ︵˖ ‿̩͙୨ El muchacho avanzaba por las calles polvorientas del pueblito con el papel arrugado entre los dedos, la tinta ligeramente corrida por el sudor del calor australiano. Cada esquina parecía idéntica a la anterior, cada calle un reflejo de la anterior, hasta el punto de que empezó a preguntarse si estaba caminando en círculos. Casas bajas, veredas irregulares, un par de bicicletas apoyadas contra postes de madera… Y un silencio que solo interrumpía el canto de los pájaros y el viento arrastrando arena. Miró su móvil, esperando que el mapa cargara esta vez. Nada. El círculo cargando, girando eternamente. —Carajo. Maldita señal de mierda —murmuró, guardándolo en el bolsillo con fastidio. Perfecto. A un hombre como él, acostumbrado a moverse con chofer y ubicaciones precisas, no le quedaba otra que… Hablar con gente. Suspiró, irónico con su propia suerte, y se encaminó hacia la única tienda que veía abierta: una pequeña construcción de madera pintada de verde claro, con macetas desbordadas de flores en la entrada y un letrero hecho a mano que colgaba torcido. Al empujar la puerta, una campanilla tintineó con suavidad. El aroma a eucalipto y pan caliente lo envolvió enseguida. La dueña —una anciana de cabello blanco recogido en un moño alto— levantó la vista desde detrás del mostrador y le regaló una sonrisa cálida. Los pocos clientes que vagaban entre las góndolas apenas le prestaron atención. Ezra se acercó, recuperando su compostura, la postura erguida, la sonrisa práctica que usaba para el mundo. —Buen día, disculpe la molestia… La mujer inclinó ligeramente la cabeza, invitándolo a continuar. Ezra extendió el papel, su sonrisa volviéndose un poco más genuina. —¿Sabe dónde queda esta dirección?
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  • Mucha calma... Quiero caos y destrucción , preferencialmente no ni escluicles van....

    -extiende los brazos sobre su cabeza hasta que el dolor en su cintura lo obliga a encorvarse -

    Auhx....
    Mucha calma... Quiero caos y destrucción , preferencialmente no ni escluicles van.... -extiende los brazos sobre su cabeza hasta que el dolor en su cintura lo obliga a encorvarse - Auhx....
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  • —¡Odio tener responsabilidades! Esperan que me preocupe por consecuencias, por horarios, por resultados... ¿no sé dan cuenta de que eso le quita la gracia a todo?
    —¡Odio tener responsabilidades! Esperan que me preocupe por consecuencias, por horarios, por resultados... ¿no sé dan cuenta de que eso le quita la gracia a todo?
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  • Una tenue luz dorada se filtraba por el cristal de la tienda, iluminando el ambiente. Tras el mostrador, Raden permanecía concentrada, sumergida en la meticulosa labor de resucitar un pedazo de alma atrapado en el óleo. Un pequeño cuadro de un paisaje desgastado por el tiempo.

    — Ahí, justo ahí... —murmuró para si, inclinándose sobre la superficie craquelada, con un pincel en su mano— puedo verlo... el eco del dolor que tuvo el artista al pintar este árbol tan solitario y melancólico. . .

    Su dedo índice, enguantado, trazó el contorno del roble en el lienzo.

    — No te preocupes —susurró, dirigiendo sus palabras al cuadro— No voy a devolverte tu juventud, eso sería un insulto. Solo voy a potenciar tu melancolía... para que el próximo dueño pueda sentirla en sus huesos ~

    Dejó el pincel a un lado y tomó un frasco de cristal que contenía un líquido irisado, de un color que fluctuaba entre púrpura y negro.

    La tienda, en ese momento, guardaba silencio. Los cuchicheos habituales de los objetos parecían haberse aquietsdo. La puerta de entrada permancía entreabierta, esperando el ingreso de cualquier alma lo suficientemente valiente. . . o lo suficientemente perdida.

    Laplus Darkness
    Una tenue luz dorada se filtraba por el cristal de la tienda, iluminando el ambiente. Tras el mostrador, Raden permanecía concentrada, sumergida en la meticulosa labor de resucitar un pedazo de alma atrapado en el óleo. Un pequeño cuadro de un paisaje desgastado por el tiempo. — Ahí, justo ahí... —murmuró para si, inclinándose sobre la superficie craquelada, con un pincel en su mano— puedo verlo... el eco del dolor que tuvo el artista al pintar este árbol tan solitario y melancólico. . . Su dedo índice, enguantado, trazó el contorno del roble en el lienzo. — No te preocupes —susurró, dirigiendo sus palabras al cuadro— No voy a devolverte tu juventud, eso sería un insulto. Solo voy a potenciar tu melancolía... para que el próximo dueño pueda sentirla en sus huesos ~ Dejó el pincel a un lado y tomó un frasco de cristal que contenía un líquido irisado, de un color que fluctuaba entre púrpura y negro. La tienda, en ese momento, guardaba silencio. Los cuchicheos habituales de los objetos parecían haberse aquietsdo. La puerta de entrada permancía entreabierta, esperando el ingreso de cualquier alma lo suficientemente valiente. . . o lo suficientemente perdida. [glow_lavender_mouse_820]
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  • 𝐀𝐩𝐫𝐨𝐯𝐞𝐜𝐡𝐚𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬...
    Fandom The Walking Dead
    Categoría Drama
    ㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ∽『𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥』∽
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ 𝑭𝒓𝒂𝒏𝒌𝒊𝒆



    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤCuando El Reino cayó en las redes de Negan y sus Salvadores, Ezekiel jamás pensó que un día serian libres. A pesar de que su trato con sus señores feudales era mejor que el que tenían con ellos otras comunidades, lo cierto era que jamás había saboreado tanto la libertad como el día en que supieron que el imperio de Negan había caído de forma definitiva.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤAhora, un año después del fin de aquella guerra que tantas vidas había costado, pues aun Ezekiel no podía olvidar a las gentes de su pueblo, esos soldados que lo habían seguido a la muerte, la vida era muy distinta. Las comunidades se entendían entre sí, se ayudaban, se apoyaban. Era un alivio saber que si algo ocurría en casa, Hilltop y Alexandria responderían. Y lo mismo en el otro sentido. Por eso habían organizado una expedición a Washington. Anne, la que fue líder del grupo de los carroñeros, había tenido una idea. Recordaba, de su etapa de profesora de primaria, las reservas de semillas en el Museo de Historia. Semillas que serían útiles para los campos de las comunidades. Había sido Earl, el herrero, quien recordaba haber visto un antiguo arado una vez en aquel lugar. Un arado que él podría replicar sin problemas. Así, poco a poco, la lista de inventos necesarios se fue haciendo cada vez más larga: semillas, arados, carretas, canoas…

    Regresar de Washington les causó más problemas de los que hubieran esperado, pues por el camino los asaltaron los caminantes y uno de los chicos de Hilltop perdió la vida. Mientras Maggie y su gente regresaba a la colina, el resto de la comitiva pasó primero por el Santuario para llevar provisiones y artilugios necesarios.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤCaía la tarde y, mientras los recién llegados se entretenían en las muchas labores que había por hacer en el Santuario, Ezekiel optó por salir un momento a tomar aire fresco al exterior. Dejó que la brisa cálida de finales de verano acariciase su rostro. El Rey apoyó sus brazos cruzados sobre la barandilla de la plataforma desde que la Negan solía dar sus discursos a los salvadores del patio. Y sonrió. Porque por fin parecía que el mundo comenzaba a girar en la dirección correcta. A pesar de que Carol había rechazado su petición de matrimonio y, a pesar de que habían perdido a un chico en la expedición. Aun así, el Rey sonreía.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤInspiró profundamente observando el anillo de pedida que le había ofrecido a Carol y con una expresión optimista en el rostro lo guardó en el bolsillo de su camisa. En ese momento escuchó algunos jadeos provenientes de un lugar cercano, tras el muro este de la fábrica. Asi que, descendió los peldaños de cemento y caminó con cierta incertidumbre sin saber qué encontraría al otro lado. Hasta que, al doblar la esquina escuchó un cuchillo caer y una maldición murmurada entre dientes. Frunció sus cejas un segundo antes de descubrir una cabellera pelirroja meciéndose al mismo tiempo que su propietaria parecía golpear uno de esos trastos de entrenamiento de kickboxing que solía haber en los gimnasios. Probablemente había sido colocado allí por Justin, uno de los Salvadores que más guerra parecía darle a Daryl.

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤApoyó un hombro contra la pared y se cruzó de brazos observando a la joven fémina. La conocía. No había intercambiado demasiadas palabras con ella… Pero la recordaba… La recordaba del día en que los lideres de las comunidades acompañaron al Santuario a los Salvadores supervivientes. Se llamaba Frankie y había sido una de las esposas de Negan. Menudo cretino.

    -Seria más eficaz si tuvieras alguien con quien entrenar, eso es lo que digo siempre… -comentó con cierto aire divertido- Si no, nunca sabrás cuando estás preparada…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
    ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ∽『𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥』∽ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ [FRANK1E] ㅤㅤㅤㅤㅤㅤCuando El Reino cayó en las redes de Negan y sus Salvadores, Ezekiel jamás pensó que un día serian libres. A pesar de que su trato con sus señores feudales era mejor que el que tenían con ellos otras comunidades, lo cierto era que jamás había saboreado tanto la libertad como el día en que supieron que el imperio de Negan había caído de forma definitiva. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤAhora, un año después del fin de aquella guerra que tantas vidas había costado, pues aun Ezekiel no podía olvidar a las gentes de su pueblo, esos soldados que lo habían seguido a la muerte, la vida era muy distinta. Las comunidades se entendían entre sí, se ayudaban, se apoyaban. Era un alivio saber que si algo ocurría en casa, Hilltop y Alexandria responderían. Y lo mismo en el otro sentido. Por eso habían organizado una expedición a Washington. Anne, la que fue líder del grupo de los carroñeros, había tenido una idea. Recordaba, de su etapa de profesora de primaria, las reservas de semillas en el Museo de Historia. Semillas que serían útiles para los campos de las comunidades. Había sido Earl, el herrero, quien recordaba haber visto un antiguo arado una vez en aquel lugar. Un arado que él podría replicar sin problemas. Así, poco a poco, la lista de inventos necesarios se fue haciendo cada vez más larga: semillas, arados, carretas, canoas… Regresar de Washington les causó más problemas de los que hubieran esperado, pues por el camino los asaltaron los caminantes y uno de los chicos de Hilltop perdió la vida. Mientras Maggie y su gente regresaba a la colina, el resto de la comitiva pasó primero por el Santuario para llevar provisiones y artilugios necesarios. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤCaía la tarde y, mientras los recién llegados se entretenían en las muchas labores que había por hacer en el Santuario, Ezekiel optó por salir un momento a tomar aire fresco al exterior. Dejó que la brisa cálida de finales de verano acariciase su rostro. El Rey apoyó sus brazos cruzados sobre la barandilla de la plataforma desde que la Negan solía dar sus discursos a los salvadores del patio. Y sonrió. Porque por fin parecía que el mundo comenzaba a girar en la dirección correcta. A pesar de que Carol había rechazado su petición de matrimonio y, a pesar de que habían perdido a un chico en la expedición. Aun así, el Rey sonreía. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤInspiró profundamente observando el anillo de pedida que le había ofrecido a Carol y con una expresión optimista en el rostro lo guardó en el bolsillo de su camisa. En ese momento escuchó algunos jadeos provenientes de un lugar cercano, tras el muro este de la fábrica. Asi que, descendió los peldaños de cemento y caminó con cierta incertidumbre sin saber qué encontraría al otro lado. Hasta que, al doblar la esquina escuchó un cuchillo caer y una maldición murmurada entre dientes. Frunció sus cejas un segundo antes de descubrir una cabellera pelirroja meciéndose al mismo tiempo que su propietaria parecía golpear uno de esos trastos de entrenamiento de kickboxing que solía haber en los gimnasios. Probablemente había sido colocado allí por Justin, uno de los Salvadores que más guerra parecía darle a Daryl. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤApoyó un hombro contra la pared y se cruzó de brazos observando a la joven fémina. La conocía. No había intercambiado demasiadas palabras con ella… Pero la recordaba… La recordaba del día en que los lideres de las comunidades acompañaron al Santuario a los Salvadores supervivientes. Se llamaba Frankie y había sido una de las esposas de Negan. Menudo cretino. -Seria más eficaz si tuvieras alguien con quien entrenar, eso es lo que digo siempre… -comentó con cierto aire divertido- Si no, nunca sabrás cuando estás preparada… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
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  • ❈•≫────≪•◦ -ƛ ƊƛƳ ƖƝ ƬӇЄ ԼƖƑЄ ƠƑ ƛ MƠƊЄԼ ƛƬ ƳƠƲƦ ƠƜƝ ƇƠMƤƛƝƳ ◦•≫────≪•❈


    El calor de los focos era casi tan palpable como la anticipación en el aire. El fotógrafo había estado jugando con la iluminación durante casi una hora, buscando ese punto exacto donde el azul de la tela brillara como un cielo nocturno y el rosa de tu cabello se volviera casi irreal.

    "¡Perfecto! Mantente ahí"-Grito el fotógrafo con entusiasta pasión

    -Esa intensidad en la mirada... sí. Ahora, un poco más de gracia en el brazo derecho. Siente la música... aunque no la haya- bromeó

    La dama se inclina ligeramente hacia adelante. Su brazo derecho está extendido hacia el frente y arriba, la mano abierta en un gesto dramático que dirige la mirada del espectador. La luz incide perfectamente, resaltando las curvas, el brillo de la tela y el poderoso color de su cabello. Hay una sensación de intensidad concentrada en su postura, como si estuviera a punto de desatar un torbellino de movimiento o esperando la señal del fotógrafo.

    En ese silencio cargado, podías sentir el clic inminente de la cámara, el momento exacto en que la luz congelaría su alma en esa forma etérea.

    La toma había sido un éxito. El clic de la cámara acababa de cesar, dejando un eco en el estudio climatizado. Rini mantuvo la pose un instante más por pura costumbre, el brazo alzado y el perfil inclinado. Su respiración volvía lentamente a un ritmo normal bajo la tela fresca y brillante. El calor de los focos era una molestia familiar, y la tela, aunque hermosa, ya se sentía un poco pesada.
    ❈•≫────≪•◦ -ƛ ƊƛƳ ƖƝ ƬӇЄ ԼƖƑЄ ƠƑ ƛ MƠƊЄԼ ƛƬ ƳƠƲƦ ƠƜƝ ƇƠMƤƛƝƳ ◦•≫────≪•❈ El calor de los focos era casi tan palpable como la anticipación en el aire. El fotógrafo había estado jugando con la iluminación durante casi una hora, buscando ese punto exacto donde el azul de la tela brillara como un cielo nocturno y el rosa de tu cabello se volviera casi irreal. "¡Perfecto! Mantente ahí"-Grito el fotógrafo con entusiasta pasión -Esa intensidad en la mirada... sí. Ahora, un poco más de gracia en el brazo derecho. Siente la música... aunque no la haya- bromeó La dama se inclina ligeramente hacia adelante. Su brazo derecho está extendido hacia el frente y arriba, la mano abierta en un gesto dramático que dirige la mirada del espectador. La luz incide perfectamente, resaltando las curvas, el brillo de la tela y el poderoso color de su cabello. Hay una sensación de intensidad concentrada en su postura, como si estuviera a punto de desatar un torbellino de movimiento o esperando la señal del fotógrafo. En ese silencio cargado, podías sentir el clic inminente de la cámara, el momento exacto en que la luz congelaría su alma en esa forma etérea. La toma había sido un éxito. El clic de la cámara acababa de cesar, dejando un eco en el estudio climatizado. Rini mantuvo la pose un instante más por pura costumbre, el brazo alzado y el perfil inclinado. Su respiración volvía lentamente a un ritmo normal bajo la tela fresca y brillante. El calor de los focos era una molestia familiar, y la tela, aunque hermosa, ya se sentía un poco pesada.
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  • "𝑴𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒂, 𝒎𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂"
    Fandom Original
    Categoría Fantasía

    ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁
    ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para Shawn Woodrow



    Qué. Puta. Locura.
    Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.

    Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.

    Muy raro.

    Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.

    -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado.

    Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.

    -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…

    Su abuela guardó silencio un momento.

    -Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?

    Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.

    -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.

    -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores…

    Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.

    -Dime que no…

    -Tuve que decírselo, abuela.

    Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.

    -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?

    La joven suspiró.

    -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…

    La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.

    -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago…

    >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?

    Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.

    Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.

    Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.

    Shawn.

    Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.

    -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para [WdrShwn] Qué. Puta. Locura. Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma. Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro. Muy raro. Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido. -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado. Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada. -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando… Su abuela guardó silencio un momento. -Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago? Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla. -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente. -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores… Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó. -Dime que no… -Tuve que decírselo, abuela. Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas. -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…? La joven suspiró. -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir… La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz. -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago… >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal? Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente. Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido. Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho. Shawn. Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn. -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
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