• Bueno ya no puedo seguir distraída es hora de trabajar.

    *Se levanta de su silla del comedor, tronando un poco su cuello al moverlo de lado a lado, al tiempo en que estira su cuerpo despertando un poco sus sentidos en lo que saca un chicle de su mochila para mantenerse despierta*

    Maldito reguetón, es lo único que escuchan en este lugar, no terminan de entender que hay mejores géneros

    *Termina de bajar las escaleras y tomando su lugar comienza con su rutina de contar la caja, para luego con su típica voz fingida dulce y melosa dice*

    Bienvenido, es tanto $ muchas gracias por su visita regrese pronto

    *Suspiro soplando mi cabello*
    Bueno ya no puedo seguir distraída es hora de trabajar. *Se levanta de su silla del comedor, tronando un poco su cuello al moverlo de lado a lado, al tiempo en que estira su cuerpo despertando un poco sus sentidos en lo que saca un chicle de su mochila para mantenerse despierta* Maldito reguetón, es lo único que escuchan en este lugar, no terminan de entender que hay mejores géneros *Termina de bajar las escaleras y tomando su lugar comienza con su rutina de contar la caja, para luego con su típica voz fingida dulce y melosa dice* Bienvenido, es tanto $ muchas gracias por su visita regrese pronto *Suspiro soplando mi cabello*
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  • #BitchLife #FreeRol

    Con una sonrisa brillante y una energía contagiosa, Nathan se sienta en el borde de la barra, atrayendo la atención de los clientes que llenan el night club. Su voz resuena, pizarezca y jovial, por encima de la música, clara y con ese tono seductor que lo caracteriza.

    --- ¡Buenas noches, mis adorables criaturas de la oscuridad y el desenfreno! ---exclama, levantando los brazos teatralmente--- Es viernes, la noche es joven, y este es el mejor lugar para que los sueños y los pecados se mezclen en la misma copa.

    Con un giro coqueto, desliza su mirada por el público, asegurándose de que cada persona sienta que le está hablando directamente.

    --- Así que, ¿qué será? ¿Un cóctel que haga latir tu corazón más rápido o algo tan suave que ni siquiera sientas cuando pierdes el control?
    #BitchLife #FreeRol Con una sonrisa brillante y una energía contagiosa, Nathan se sienta en el borde de la barra, atrayendo la atención de los clientes que llenan el night club. Su voz resuena, pizarezca y jovial, por encima de la música, clara y con ese tono seductor que lo caracteriza. --- ¡Buenas noches, mis adorables criaturas de la oscuridad y el desenfreno! ---exclama, levantando los brazos teatralmente--- Es viernes, la noche es joven, y este es el mejor lugar para que los sueños y los pecados se mezclen en la misma copa. Con un giro coqueto, desliza su mirada por el público, asegurándose de que cada persona sienta que le está hablando directamente. --- Así que, ¿qué será? ¿Un cóctel que haga latir tu corazón más rápido o algo tan suave que ni siquiera sientas cuando pierdes el control?
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  • 𝙋𝙧𝙚𝙡𝙪𝙙𝙚 𝙩𝙤 𝙖𝙨𝙝𝙚𝙨

    Mijaíl Kaláshnikov, soviético de antaño, nos regaló uno de los instrumentos bélicos más reconocidos en la cultura popular: el AK-47. Seguramente has escuchado hablar sobre esta arma y la has visto en distintos medios. Tal vez conoces algunos datos sobre ella, pero hoy te contaré algunos que es probable que no conozcas: su tiempo de ciclo es de aproximadamente 5 a 7 milisegundos; su munición, al momento de ser disparada, logra alcanzar la increíble velocidad de 715 metros por segundo.

    ¿Y cómo fue posible tan vertiginosa velocidad? Bueno, eso se debe al ingenio de Mijaíl Kaláshnikov, al meticuloso trabajo en el mecanismo de disparo y al diseño aerodinámico de la bala. La combustión de la pólvora libera una gran cantidad de gases que impulsan el pistón y el ciclo del arma. A medida que el pistón retrocede, la bala de fusil, cuyas medidas son de 7,62 x 39 mm, sale disparada a una velocidad impresionante.

    Pero, en un giro inesperado, la velocidad del AK-47 palidece en comparación con la demostración salvaje y espontánea del Wendigo. Para la multitud, fue casi un parpadeo, apenas un borrón perceptible ante sus ojos atónitos. El monstruo, cuyo pelaje permanecía en una constante ambigüedad de crisparse y deformarse en una viscosidad azabache, había tensado cada músculo hasta el punto de hacerlos temblar, mientras era retenido por una fuerza misteriosa para el ojo humano.

    Boyka permaneció enfrente, a tan solo unos doce metros de distancia, con su blanca sonrisa ensanchada y sus dorados iris derramando confianza pura. Fue entonces que, para sorpresa de nadie, el Wendigo atacó. En apenas 6 milisegundos, el monstruo cargó, apuntó y se lanzó hacia Boyka. La invisible fuerza misteriosa lo soltó, y en 0,0168 segundos, el Wendigo cubrió la distancia que lo separaba de Boyka.

    La gente apenas logró verlo, apenas un borrón oscuro. Mucho menos lograron ver cómo el cuerpo de Boyka salió disparado tras aquella embestida, arrastrado por la brutalidad del ataque y amenazando con arrasar con todo aquello que tuviera la osadía de cruzarse en su trayectoria. Antes de estamparse crudamente contra el local de comida, chocó y rebotó contra una de las patrullas que milagrosamente no habían sido aplastadas por el Wendigo.

    15 metros recorridos en segundos. El impacto contra el vehículo fue ensordecedor, carne abollando una dura capa metálica. Sin embargo fue el lamento de los cristales lo que revolvió el estómago de la gente, el crujido de las ventanas del restaurante tras recibir y amortiguar muy ligeramente la carrera de Boyka. Le siguió el silencio, junto a las ruidosas fauces del wendigo que temblaba tras haber dado aquella poderosa embestida que disparó a Boyka como una bala.

    No faltaron las manos que intentaron retener gritos, ni muchos menos las piernas con deficiencia de fuerza. La escena era casi que psicodelica, onírica situación que poco a poco robó la voz del público que por una estúpida razón creyeron que sería buena idea presenciar.

    —Elt em og! —Y fue la voz de la bestia, un gruñido espectral que fue acompañado por susurros incomprensibles, la que terminó por espantar a la muchedumbre, quienes despavoridos buscaron huir del lugar.
    𝙋𝙧𝙚𝙡𝙪𝙙𝙚 𝙩𝙤 𝙖𝙨𝙝𝙚𝙨 Mijaíl Kaláshnikov, soviético de antaño, nos regaló uno de los instrumentos bélicos más reconocidos en la cultura popular: el AK-47. Seguramente has escuchado hablar sobre esta arma y la has visto en distintos medios. Tal vez conoces algunos datos sobre ella, pero hoy te contaré algunos que es probable que no conozcas: su tiempo de ciclo es de aproximadamente 5 a 7 milisegundos; su munición, al momento de ser disparada, logra alcanzar la increíble velocidad de 715 metros por segundo. ¿Y cómo fue posible tan vertiginosa velocidad? Bueno, eso se debe al ingenio de Mijaíl Kaláshnikov, al meticuloso trabajo en el mecanismo de disparo y al diseño aerodinámico de la bala. La combustión de la pólvora libera una gran cantidad de gases que impulsan el pistón y el ciclo del arma. A medida que el pistón retrocede, la bala de fusil, cuyas medidas son de 7,62 x 39 mm, sale disparada a una velocidad impresionante. Pero, en un giro inesperado, la velocidad del AK-47 palidece en comparación con la demostración salvaje y espontánea del Wendigo. Para la multitud, fue casi un parpadeo, apenas un borrón perceptible ante sus ojos atónitos. El monstruo, cuyo pelaje permanecía en una constante ambigüedad de crisparse y deformarse en una viscosidad azabache, había tensado cada músculo hasta el punto de hacerlos temblar, mientras era retenido por una fuerza misteriosa para el ojo humano. Boyka permaneció enfrente, a tan solo unos doce metros de distancia, con su blanca sonrisa ensanchada y sus dorados iris derramando confianza pura. Fue entonces que, para sorpresa de nadie, el Wendigo atacó. En apenas 6 milisegundos, el monstruo cargó, apuntó y se lanzó hacia Boyka. La invisible fuerza misteriosa lo soltó, y en 0,0168 segundos, el Wendigo cubrió la distancia que lo separaba de Boyka. La gente apenas logró verlo, apenas un borrón oscuro. Mucho menos lograron ver cómo el cuerpo de Boyka salió disparado tras aquella embestida, arrastrado por la brutalidad del ataque y amenazando con arrasar con todo aquello que tuviera la osadía de cruzarse en su trayectoria. Antes de estamparse crudamente contra el local de comida, chocó y rebotó contra una de las patrullas que milagrosamente no habían sido aplastadas por el Wendigo. 15 metros recorridos en segundos. El impacto contra el vehículo fue ensordecedor, carne abollando una dura capa metálica. Sin embargo fue el lamento de los cristales lo que revolvió el estómago de la gente, el crujido de las ventanas del restaurante tras recibir y amortiguar muy ligeramente la carrera de Boyka. Le siguió el silencio, junto a las ruidosas fauces del wendigo que temblaba tras haber dado aquella poderosa embestida que disparó a Boyka como una bala. No faltaron las manos que intentaron retener gritos, ni muchos menos las piernas con deficiencia de fuerza. La escena era casi que psicodelica, onírica situación que poco a poco robó la voz del público que por una estúpida razón creyeron que sería buena idea presenciar. —Elt em og! —Y fue la voz de la bestia, un gruñido espectral que fue acompañado por susurros incomprensibles, la que terminó por espantar a la muchedumbre, quienes despavoridos buscaron huir del lugar.
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  • Todo lo que implicaba maternar, el embarazo, incluso el concepto de familia eran tan ajenos para Liz, que al sólo pensarlo se formaba un gran nudo en la boca de su estómago cargado de incertidumbre.

    Para la pelirroja quitar vidas a diestra y siniestra ya sea con espada o sus poderosas llamas era algo fácil, la crearon y adiestraron para eso, pero... ¿Preservar una vida que depende completamente de su existencia? ¿Sería capaz? Claramente no se sentía apta para el puesto. Si había decidido seguir con el proceso era simplemente porque tenía a Kazuo a su lado, con él sentía que nada era imposible, al menos su ineptitud sería mitigada por el amor y sabiduría del Kitsune milenario, esto le daba esperanzas.

    Una cosa era hacerse la idea de que su vida iba a cambiar drásticamente y otra muy distinta era intentar acomodarse a este nuevo cuerpo que sufría y crecía a diario. El dolor en sus pechos había menguado gracias a los dedicados cuidados del zorro pero aún sentía molestias, estaban muy sensibles a cualquier roce. Por otra parte, los mareos no cesaban y algunos olores de condimentos provocaban en ella fuertes náuseas.
    Elizabeth odiaba sentirse tan débil, trataba de ignorar los síntomas pero estos persistían.

    Era toda una odisea encontrar cada mañana con qué vestirse, su ropa no le cruzaba, o quedaba a mitad de camino sin poder subir, Liz estaba de muy mal humor, era realmente frustrante que tareas tan simples ahora causen tantos problemas

    ── Agh maldición, lo que me faltaba, esto recién empieza y ya estoy pareciendo una morcilla rellena ¿Qué pasará cuando el vientre empiece a crecer?

    Decía refunfuñando en voz baja mientras intentaba cerrar el yukata

    Todo lo que implicaba maternar, el embarazo, incluso el concepto de familia eran tan ajenos para Liz, que al sólo pensarlo se formaba un gran nudo en la boca de su estómago cargado de incertidumbre. Para la pelirroja quitar vidas a diestra y siniestra ya sea con espada o sus poderosas llamas era algo fácil, la crearon y adiestraron para eso, pero... ¿Preservar una vida que depende completamente de su existencia? ¿Sería capaz? Claramente no se sentía apta para el puesto. Si había decidido seguir con el proceso era simplemente porque tenía a Kazuo a su lado, con él sentía que nada era imposible, al menos su ineptitud sería mitigada por el amor y sabiduría del Kitsune milenario, esto le daba esperanzas. Una cosa era hacerse la idea de que su vida iba a cambiar drásticamente y otra muy distinta era intentar acomodarse a este nuevo cuerpo que sufría y crecía a diario. El dolor en sus pechos había menguado gracias a los dedicados cuidados del zorro pero aún sentía molestias, estaban muy sensibles a cualquier roce. Por otra parte, los mareos no cesaban y algunos olores de condimentos provocaban en ella fuertes náuseas. Elizabeth odiaba sentirse tan débil, trataba de ignorar los síntomas pero estos persistían. Era toda una odisea encontrar cada mañana con qué vestirse, su ropa no le cruzaba, o quedaba a mitad de camino sin poder subir, Liz estaba de muy mal humor, era realmente frustrante que tareas tan simples ahora causen tantos problemas 🌹── Agh maldición, lo que me faltaba, esto recién empieza y ya estoy pareciendo una morcilla rellena ¿Qué pasará cuando el vientre empiece a crecer? Decía refunfuñando en voz baja mientras intentaba cerrar el yukata
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  • *estando en su trabajo, enganchada a aquella rutina que tanto odiaba, daba gracias de al menos contar con algo tan simple como un buen café caliente, después de darle un trago al mismo sintiendo el sabor amargo de esté, no puede evitar morder un tanto sus labios para luego pasar su lengua muy discretamente por los mismos, dejando escapar un suspiro*

    Bueno se debe disfrutar las pequeñas cosas o terminamos locos

    *Se dice a si misma para luego de terminar aquel líquido de vida como ella lo llamaba regresar a su realidad*

    Gracias por su vista, aquí tiene el cambió regrese pronto

    *Repetía de forma mecánica con voz melosa casi como si le hablara a un niño, porque si para ella los clientes eran niños caprichosos no importaba la edad*
    *estando en su trabajo, enganchada a aquella rutina que tanto odiaba, daba gracias de al menos contar con algo tan simple como un buen café caliente, después de darle un trago al mismo sintiendo el sabor amargo de esté, no puede evitar morder un tanto sus labios para luego pasar su lengua muy discretamente por los mismos, dejando escapar un suspiro* Bueno se debe disfrutar las pequeñas cosas o terminamos locos *Se dice a si misma para luego de terminar aquel líquido de vida como ella lo llamaba regresar a su realidad* Gracias por su vista, aquí tiene el cambió regrese pronto *Repetía de forma mecánica con voz melosa casi como si le hablara a un niño, porque si para ella los clientes eran niños caprichosos no importaba la edad*
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  • —Aprovchando que se encontraba en la posta del bosque, decidió darle un pequeño baño a Epona, mientras hablaba suavemente con ella, sabía que su voz mandaba a su yegua —
    —Aprovchando que se encontraba en la posta del bosque, decidió darle un pequeño baño a Epona, mientras hablaba suavemente con ella, sabía que su voz mandaba a su yegua —
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  • "Con voz de bob esponja"

    -Que puedo ofrecerle...guapo...?

    XD tenia que hacerlo jaja
    "Con voz de bob esponja" -Que puedo ofrecerle...guapo...? XD tenia que hacerlo jaja
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  • Los ladridos de Sebastián resonaban en el espacio, junto a su risa cantarina y feliz.

    —¡Buen perro! —lo felicitó con una caricia en la cabeza, tomando la rama y, volviendo a lanzarla con todas sus fuerzas lo más lejos posible.
    —¡Ve a por ella!

    El perro negro volvió a correr, obedeciendo la orden de su pequeño amo. Pero Ciel no pudo seguir prestándole atención, dado que sus padres aparecieron.

    —Ciel —dijo su madre amorosamente, con una sonrisa hermosa. Ella era hermosa.

    —Ya es tarde, es hora de entrar.

    Su padre asintió, su sonrisa era sutil pero igual de afectuosa.

    —Ven —dijo, ofreciéndole la mano. Ciel sonrió y alargó la propia, sus manos a punto de tocarse...

    Pero abrió los ojos.

    Había estado soñando sobre tiempos felices otra vez.

    Parpadeó pesadamente, despertando lentamente y los rostros de sus padres perdiéndose en los rincones más recónditos de su mente.

    —¿Undertaker? —preguntó, su propia voz sintiéndose débil como su cuerpo. De todas formas, Ciel logró sentarse en la cama.

    Luego, mirando la habitación e identificándola como su dormitorio, miró hacia el sepulturero, quien se encontraba sobre aquella máquina que lograba mantener a Ciel nutrido de su alimento. Sin ella, no sería posible que este cuerpo pudiera 'ser'.

    —Conde —dijo el shinigami—, vuelva a dormir.

    Pero había más misterios al respecto que Ciel no terminaba de comprender sobre su funcionamiento, sin embargo, ahora mismo, cerró los ojos.

    Cayendo suavemente a los brazos de Morfeo, hundiéndose nuevamente en el mar de sueños.
    Los ladridos de Sebastián resonaban en el espacio, junto a su risa cantarina y feliz. —¡Buen perro! —lo felicitó con una caricia en la cabeza, tomando la rama y, volviendo a lanzarla con todas sus fuerzas lo más lejos posible. —¡Ve a por ella! El perro negro volvió a correr, obedeciendo la orden de su pequeño amo. Pero Ciel no pudo seguir prestándole atención, dado que sus padres aparecieron. —Ciel —dijo su madre amorosamente, con una sonrisa hermosa. Ella era hermosa. —Ya es tarde, es hora de entrar. Su padre asintió, su sonrisa era sutil pero igual de afectuosa. —Ven —dijo, ofreciéndole la mano. Ciel sonrió y alargó la propia, sus manos a punto de tocarse... Pero abrió los ojos. Había estado soñando sobre tiempos felices otra vez. Parpadeó pesadamente, despertando lentamente y los rostros de sus padres perdiéndose en los rincones más recónditos de su mente. —¿Undertaker? —preguntó, su propia voz sintiéndose débil como su cuerpo. De todas formas, Ciel logró sentarse en la cama. Luego, mirando la habitación e identificándola como su dormitorio, miró hacia el sepulturero, quien se encontraba sobre aquella máquina que lograba mantener a Ciel nutrido de su alimento. Sin ella, no sería posible que este cuerpo pudiera 'ser'. —Conde —dijo el shinigami—, vuelva a dormir. Pero había más misterios al respecto que Ciel no terminaba de comprender sobre su funcionamiento, sin embargo, ahora mismo, cerró los ojos. Cayendo suavemente a los brazos de Morfeo, hundiéndose nuevamente en el mar de sueños.
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  • *llegando a su lugar de trabajo deja todo en su locker, para ir y tomar su lugar frente a la caja en lo que tranquilamente inicia su jornada laboral pensado*

    (Espero que pase rápido, realmente me muero de aburrimiento en este lugar)

    *En eso llega un cliente y poniendo cara de póker, sonríendo*

    Gracias por su visita regrese pronto

    *Exclama con voz mecánica*
    *llegando a su lugar de trabajo deja todo en su locker, para ir y tomar su lugar frente a la caja en lo que tranquilamente inicia su jornada laboral pensado* (Espero que pase rápido, realmente me muero de aburrimiento en este lugar) *En eso llega un cliente y poniendo cara de póker, sonríendo* Gracias por su visita regrese pronto *Exclama con voz mecánica*
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  • La sensación de teletransportarme nunca mejora. Un tirón en el estómago y un mareo que me hace maldecir en voz baja. Kalhi NigDurgae, como siempre, lo hace a su manera... Sé que no es su culpa, el fastidio me ha puesto de mal humor, pero, al menos, llegamos directo al cuarto de baño como pedí.

    — Maldita sea —gruño, comenzando a desnudarme. La pelea con mi última oponente fue un completo chasco, una guerrera con más trucos baratos que honor o técnica. ¿Quién necesita tanta porquería cuando tienes músculo y habilidad de verdad?— Me dolerá la cabeza por una semana, seguro. ¿Por qué diablos tengo que lidiar con estas plagas? Soy demasiado guerrero para esto.

    #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
    La sensación de teletransportarme nunca mejora. Un tirón en el estómago y un mareo que me hace maldecir en voz baja. [Kalh1], como siempre, lo hace a su manera... Sé que no es su culpa, el fastidio me ha puesto de mal humor, pero, al menos, llegamos directo al cuarto de baño como pedí. — Maldita sea —gruño, comenzando a desnudarme. La pelea con mi última oponente fue un completo chasco, una guerrera con más trucos baratos que honor o técnica. ¿Quién necesita tanta porquería cuando tienes músculo y habilidad de verdad?— Me dolerá la cabeza por una semana, seguro. ¿Por qué diablos tengo que lidiar con estas plagas? Soy demasiado guerrero para esto. #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
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