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    --- El nacimiento de Ozma, el Rey Caído ---

    En un día que debía ser eterno, el padre de Jenifer encontró a su esposa sin vida. La luz se apagó en sus ojos, y con ella, el mundo perdió su color.

    El dolor lo corrompió. El Rey, antes conocido como Oz, se quebró. Su nombre ya no podía contener su furia. Desde entonces, sería llamado Ozma. Un nombre que resonaría como maldición y lamento.

    —El mundo me negó la felicidad... ahora todos morirán. ¡Todos conocerán mi dolor! Este es mi decreto: Voy a acabar con todo, hasta que no quede nada... excepto ella.

    Excepto Jenifer, su hija. La única chispa que no quiso apagar.

    Ozma comenzó su cruzada: ciudades fueron arrasadas, reinos reducidos a cenizas. Y Jenifer, aún inocente, fue enviada a conquistar pequeños territorios. Ella creía que su padre buscaba paz. Que reconstruiría lo perdido.

    Pero las palabras de Ozma, su mirada, sus actos... revelaron otra verdad. Una codicia destructora que no buscaba redención, sino ruina.

    Fue entonces que Jenifer lo enfrentó. Y con el corazón desgarrado, lo selló en el Jardín Prohibido, el lugar donde —según las leyendas— nació la verdadera vida en la Tierra.

    Allí, entre raíces antiguas y runas olvidadas, quedó encerrado el Rey que quiso rehacer el mundo a partir del dolor.

    https://www.youtube.com/watch?v=Eae1j_LkLyk&ab_channel=TanjiroK
    --- El nacimiento de Ozma, el Rey Caído --- En un día que debía ser eterno, el padre de Jenifer encontró a su esposa sin vida. La luz se apagó en sus ojos, y con ella, el mundo perdió su color. El dolor lo corrompió. El Rey, antes conocido como Oz, se quebró. Su nombre ya no podía contener su furia. Desde entonces, sería llamado Ozma. Un nombre que resonaría como maldición y lamento. —El mundo me negó la felicidad... ahora todos morirán. ¡Todos conocerán mi dolor! Este es mi decreto: Voy a acabar con todo, hasta que no quede nada... excepto ella. Excepto Jenifer, su hija. La única chispa que no quiso apagar. Ozma comenzó su cruzada: ciudades fueron arrasadas, reinos reducidos a cenizas. Y Jenifer, aún inocente, fue enviada a conquistar pequeños territorios. Ella creía que su padre buscaba paz. Que reconstruiría lo perdido. Pero las palabras de Ozma, su mirada, sus actos... revelaron otra verdad. Una codicia destructora que no buscaba redención, sino ruina. Fue entonces que Jenifer lo enfrentó. Y con el corazón desgarrado, lo selló en el Jardín Prohibido, el lugar donde —según las leyendas— nació la verdadera vida en la Tierra. Allí, entre raíces antiguas y runas olvidadas, quedó encerrado el Rey que quiso rehacer el mundo a partir del dolor. https://www.youtube.com/watch?v=Eae1j_LkLyk&ab_channel=TanjiroK
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    No hay mejor manera de subirte el autoestima que arreglarte y ponerte guapísima para ti misma, quererte y valorarte aunque nadie más lo haga y no rendirse jamás:

    La esperanza es lo último que se pierde.
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  • Entré al maldito callejón detrás del gimnasio con las manos en los bolsillos, fingiendo calma. Ya había averiguado quién era el tipo, dónde se movía y a qué hora solía salir a fumar solo. Exacto, como ahora. Estaba contra la pared, distraído con el móvil, con esa cara de imbécil que no sabía lo que le venía encima.

    Cerré la puerta detrás de mí, haciendo que el sonido retumbara. Levantó la vista.

    —¿Quién coño eres?

    No respondí. Avancé despacio, y solo cuando estuve a dos pasos, hablé:

    —Eres el que le puso la mano encima a mi mujer.

    Frunció el ceño, dudó. Seguramente no esperaba que se lo dijeran así, tan claro. Sonreí de lado.

    —Sí, la que te rompió la nariz. —Lo empujé contra la pared de un golpe seco con el antebrazo—. Ella ya te dio lo que merecías… yo vengo a darte el resto.

    Intentó defenderse, pero fue inútil. Le metí el primer puñetazo en el estómago, lo suficiente para dejarlo sin aire. Se dobló, y lo agarré del cuello de la camiseta, estampándolo contra el muro.

    —Me enteré de que no era la primera vez, ¿eh? —Lo golpeé otra vez, directo a la cara, sintiendo el crujido de su pómulo bajo mis nudillos—. Que te pasabas de listo con otras chicas también.

    Escupió sangre, quiso hablar, pero no le di tiempo. Lo tiré al suelo de un empujón y le di una patada en las costillas, otra, y otra más. Gritaba, pero ahí no había nadie que viniera a ayudarlo.

    Me agaché, tomándolo del pelo para obligarlo a mirarme. Su nariz rota sangraba como un grifo.

    —Te voy a dejar vivo solo para que cada vez que te mires al espejo recuerdes quién te hizo esto y por qué. —Apreté su cara contra el suelo—. Y si alguna vez vuelves a ponerle una mano encima a una mujer, no voy a perder el tiempo dejándote respirar.

    Lo solté y lo dejé tirado, apenas consciente. Me limpié la sangre de las manos con su propia camiseta antes de salir del callejón, encendiendo un cigarro mientras caminaba de vuelta a la moto.

    Angela me esperaba. Y no iba a decirle nada. No necesitaba saberlo. Esto era mío.
    Entré al maldito callejón detrás del gimnasio con las manos en los bolsillos, fingiendo calma. Ya había averiguado quién era el tipo, dónde se movía y a qué hora solía salir a fumar solo. Exacto, como ahora. Estaba contra la pared, distraído con el móvil, con esa cara de imbécil que no sabía lo que le venía encima. Cerré la puerta detrás de mí, haciendo que el sonido retumbara. Levantó la vista. —¿Quién coño eres? No respondí. Avancé despacio, y solo cuando estuve a dos pasos, hablé: —Eres el que le puso la mano encima a mi mujer. Frunció el ceño, dudó. Seguramente no esperaba que se lo dijeran así, tan claro. Sonreí de lado. —Sí, la que te rompió la nariz. —Lo empujé contra la pared de un golpe seco con el antebrazo—. Ella ya te dio lo que merecías… yo vengo a darte el resto. Intentó defenderse, pero fue inútil. Le metí el primer puñetazo en el estómago, lo suficiente para dejarlo sin aire. Se dobló, y lo agarré del cuello de la camiseta, estampándolo contra el muro. —Me enteré de que no era la primera vez, ¿eh? —Lo golpeé otra vez, directo a la cara, sintiendo el crujido de su pómulo bajo mis nudillos—. Que te pasabas de listo con otras chicas también. Escupió sangre, quiso hablar, pero no le di tiempo. Lo tiré al suelo de un empujón y le di una patada en las costillas, otra, y otra más. Gritaba, pero ahí no había nadie que viniera a ayudarlo. Me agaché, tomándolo del pelo para obligarlo a mirarme. Su nariz rota sangraba como un grifo. —Te voy a dejar vivo solo para que cada vez que te mires al espejo recuerdes quién te hizo esto y por qué. —Apreté su cara contra el suelo—. Y si alguna vez vuelves a ponerle una mano encima a una mujer, no voy a perder el tiempo dejándote respirar. Lo solté y lo dejé tirado, apenas consciente. Me limpié la sangre de las manos con su propia camiseta antes de salir del callejón, encendiendo un cigarro mientras caminaba de vuelta a la moto. Angela me esperaba. Y no iba a decirle nada. No necesitaba saberlo. Esto era mío.
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  • — El pequeño conejito dormitaba con tranquilidad en el pecho de Teo, había pasado los días que duraba su celo en casa del mayor, Yuuta estaba bastante cansado y no tenía muchas fuerzas aún, durante esos días su cuerpo generalmente se debilitaba bastante y apenas comía.—

    Yoon Taejin
    — El pequeño conejito dormitaba con tranquilidad en el pecho de Teo, había pasado los días que duraba su celo en casa del mayor, Yuuta estaba bastante cansado y no tenía muchas fuerzas aún, durante esos días su cuerpo generalmente se debilitaba bastante y apenas comía.— [quasar_brass_crab_846]
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  • El cursor parpadeaba en la pantalla como si se burlara de mí. “Experiencia laboral”. Qué irónico. Tecleé un par de palabras, luego las borré. Repetí el proceso al menos cinco veces.

    Nunca pensé que llegaría a esto: sentada en una cafetería tranquila, con un café frío a medio terminar, intentando que mi vida sonara… normal.

    Suspiré y escribí:

    “Cocina profesional básica”.
    No era mentira. Había pasado meses en campamentos improvisados, alimentando a equipos enteros con lo poco que conseguíamos. Saber hacer algo decente con nada era casi un arte.

    Pasé a “Habilidades adicionales” y me quedé pensativa. “Pintura y bocetos”, escribí después. Eso sí era mío. En medio del caos, dibujar fue lo único que me hizo sentir… viva.

    Me detuve. Miré el documento. Se veía tan vacío. No podía poner “estrategia táctica” ni “infiltración” ni “armamento ligero”. No en este mundo civilizado. Borré tres líneas más y apoyé la frente en la mano.

    Tomé un sorbo del café frío y miré por la ventana. Gente paseando, un perro tirando de su correa, un hombre hablando por teléfono con una sonrisa enorme. Tan ajenos a todo.

    Volví a la pantalla. “Objetivo profesional”. Otra carcajada silenciosa del cursor. ¿Qué podía poner ahí? “Esperando a que vuelvan a necesitarme para la próxima misión, pero mientras tanto quiero sobrevivir como una persona normal” no sonaba bien.

    Jugué con el bolígrafo mientras dejaba que el documento siguiera vacío, como si de verdad esperara que se llenara solo.
    El cursor parpadeaba en la pantalla como si se burlara de mí. “Experiencia laboral”. Qué irónico. Tecleé un par de palabras, luego las borré. Repetí el proceso al menos cinco veces. Nunca pensé que llegaría a esto: sentada en una cafetería tranquila, con un café frío a medio terminar, intentando que mi vida sonara… normal. Suspiré y escribí: “Cocina profesional básica”. No era mentira. Había pasado meses en campamentos improvisados, alimentando a equipos enteros con lo poco que conseguíamos. Saber hacer algo decente con nada era casi un arte. Pasé a “Habilidades adicionales” y me quedé pensativa. “Pintura y bocetos”, escribí después. Eso sí era mío. En medio del caos, dibujar fue lo único que me hizo sentir… viva. Me detuve. Miré el documento. Se veía tan vacío. No podía poner “estrategia táctica” ni “infiltración” ni “armamento ligero”. No en este mundo civilizado. Borré tres líneas más y apoyé la frente en la mano. Tomé un sorbo del café frío y miré por la ventana. Gente paseando, un perro tirando de su correa, un hombre hablando por teléfono con una sonrisa enorme. Tan ajenos a todo. Volví a la pantalla. “Objetivo profesional”. Otra carcajada silenciosa del cursor. ¿Qué podía poner ahí? “Esperando a que vuelvan a necesitarme para la próxima misión, pero mientras tanto quiero sobrevivir como una persona normal” no sonaba bien. Jugué con el bolígrafo mientras dejaba que el documento siguiera vacío, como si de verdad esperara que se llenara solo.
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  • Probablemente cuando vuelvas, ya no me encuentres atractivo, tal vez hasta sientas incomodidad de lo que soy ahora.

    Pero me aferro, me aferro a que volverás, a que si todo esto acabó, me lo dirás de frente y viéndome a los ojos; porque solo así, aceptaré que todo esto terminó y no, no te odiaré, te seguiré amando, en silencio, a la distancia, sin molestarte, pero te seguiré amando, porque tú, y solo tú Claus; eres el amor de mi vida.
    Probablemente cuando vuelvas, ya no me encuentres atractivo, tal vez hasta sientas incomodidad de lo que soy ahora. Pero me aferro, me aferro a que volverás, a que si todo esto acabó, me lo dirás de frente y viéndome a los ojos; porque solo así, aceptaré que todo esto terminó y no, no te odiaré, te seguiré amando, en silencio, a la distancia, sin molestarte, pero te seguiré amando, porque tú, y solo tú Claus; eres el amor de mi vida.
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  • ꧁•⊹٭—٭⊹•꧂ Vaya, me encanta ver como a mis fans les divierte escuchar mi música, sin duda somos el mejor equipo Kpop con mis amigas Rumi y Mira, aunque sigo sin conocer a muchas persona.

    — Zoey Dijo mientras una vez terminó su canción y su presentación dirigiéndose a su camerino y por un momento saliendo de ahí a tomar un poco de aire así despejar su mente..
    ꧁•⊹٭—٭⊹•꧂ Vaya, me encanta ver como a mis fans les divierte escuchar mi música, sin duda somos el mejor equipo Kpop con mis amigas Rumi y Mira, aunque sigo sin conocer a muchas persona. — Zoey Dijo mientras una vez terminó su canción y su presentación dirigiéndose a su camerino y por un momento saliendo de ahí a tomar un poco de aire así despejar su mente..
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  • —Sé que a otros mundos les importa poco los demás; solo se centran en sus egoístas existencias. Pero si eres digno de cruzarte en mi camino y darme tu lealtad, serás bienvenido en mi reino. —


    *Cada sirviente me vestía, arreglando mi traje imperial, portando una corona con los símbolos de mis padres; mi capa se arrastraba por la alfombra roja; a su vez, se oía el bullicio y ovaciones de mis leales súbditos.*



    https://youtu.be/qC5DZaBkaR8?si=0pTBQZiXik0CaBuS
    —Sé que a otros mundos les importa poco los demás; solo se centran en sus egoístas existencias. Pero si eres digno de cruzarte en mi camino y darme tu lealtad, serás bienvenido en mi reino. — *Cada sirviente me vestía, arreglando mi traje imperial, portando una corona con los símbolos de mis padres; mi capa se arrastraba por la alfombra roja; a su vez, se oía el bullicio y ovaciones de mis leales súbditos.* https://youtu.be/qC5DZaBkaR8?si=0pTBQZiXik0CaBuS
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  • La calle se tiñe de rojo bajo la mirada fija del semáforo. Encorvada dentro del coche blanco, una pierna extendida hacia el pavimento húmedo y tacones brillando como si fueran balas recién cargadas. La chapa turca “EDC 57” refleja el pasado que creía olvidado.

    “La bailarina se ensucia los pies. ¿Estás lista para la última posición?” -Me preguntan del control. No respondo. Del maletero cerrado llegan ecos metálicos,como si algo dentro pidiera salir. En mis manos, la daga curvada que usó en Viena. A mí lado, el conductor está inconsciente, con los ojos abiertos, pero sin alma. El coche está a mitad de la huida, y yo, en medio del segundo acto.

    «Эта машина — моя сцена. И сегодня аплодирует только кровь».

    Una sombra se mueve en la fachada del edificio de enfrente: Zurafaya Güven. Un antiguo refugio, ahora un punto de vigilancia. El letrero apenas se sostiene...

    Aprieto el botón secreto debajo del tablero. El asiento trasero se desliza y revela una pequeña caja con una inscripción grabada: “Ne oublie.”

    No hay tiempo para recordar. Solo para terminar la función.
    La calle se tiñe de rojo bajo la mirada fija del semáforo. Encorvada dentro del coche blanco, una pierna extendida hacia el pavimento húmedo y tacones brillando como si fueran balas recién cargadas. La chapa turca “EDC 57” refleja el pasado que creía olvidado. “La bailarina se ensucia los pies. ¿Estás lista para la última posición?” -Me preguntan del control. No respondo. Del maletero cerrado llegan ecos metálicos,como si algo dentro pidiera salir. En mis manos, la daga curvada que usó en Viena. A mí lado, el conductor está inconsciente, con los ojos abiertos, pero sin alma. El coche está a mitad de la huida, y yo, en medio del segundo acto. «Эта машина — моя сцена. И сегодня аплодирует только кровь». Una sombra se mueve en la fachada del edificio de enfrente: Zurafaya Güven. Un antiguo refugio, ahora un punto de vigilancia. El letrero apenas se sostiene... Aprieto el botón secreto debajo del tablero. El asiento trasero se desliza y revela una pequeña caja con una inscripción grabada: “Ne oublie.” No hay tiempo para recordar. Solo para terminar la función.
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  • 𝑈𝑛 𝑝𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑡𝑜 𝑓𝑙𝑜𝑟𝑒𝑐𝑒𝑟 𝑒𝑠𝑝𝑖𝑟𝑖𝑡𝑢𝑎𝑙
    Fandom League Of Legens
    Categoría Otros
    Starter para Jhin El Virtuoso

    Los manantiales espirituales de Jonia estaban en su mejor momento del año, un verano perfecto y armonioso.

    Los pequeños movimientos del agua formaban surcos perfectos que se expandían de forma infinita por todos el manantial, las hojas de los cerezos en flor se mecían con la suave brisa, las briznas de hierba acariciaban las rocas, los troncos y aquellos visitantes que decidían visitar los manantiales. Visitantes como Sona que había encontrado un montón de patos que requerían de sus atenciones, y cómo no, la joniana no podía no ofrecerles la ayuda correspondiente.

    Aquel lugar estaba plagado de magia y espiritualidad, aquel lugar era la tierra que vio nacer a Sona, la tierra que le daba su nombre, y su poder.

    Sona tomó en brazos un pato de considerable tamaño y apretándolo contra su pecho caminó hacia la orilla del manantial mientras era perseguida por más de aquellos animales rechonchos y algo torpes.

    A lo lejos podía escuchar la flauta de algún artista, que el viento transportaba las notas tenues y temblorosas hasta aquel manantial lleno de paz, y Sona tuvo el instinto de bailar al compás de aquella música.


    _____

    Playlist recomendada: https://open.spotify.com/playlist/3oCmL9j3WE0BADpJ8cs4nE?si=fae55dd5921d4be3
    Starter para [blaze_gray_hippo_107] Los manantiales espirituales de Jonia estaban en su mejor momento del año, un verano perfecto y armonioso. Los pequeños movimientos del agua formaban surcos perfectos que se expandían de forma infinita por todos el manantial, las hojas de los cerezos en flor se mecían con la suave brisa, las briznas de hierba acariciaban las rocas, los troncos y aquellos visitantes que decidían visitar los manantiales. Visitantes como Sona que había encontrado un montón de patos que requerían de sus atenciones, y cómo no, la joniana no podía no ofrecerles la ayuda correspondiente. Aquel lugar estaba plagado de magia y espiritualidad, aquel lugar era la tierra que vio nacer a Sona, la tierra que le daba su nombre, y su poder. Sona tomó en brazos un pato de considerable tamaño y apretándolo contra su pecho caminó hacia la orilla del manantial mientras era perseguida por más de aquellos animales rechonchos y algo torpes. A lo lejos podía escuchar la flauta de algún artista, que el viento transportaba las notas tenues y temblorosas hasta aquel manantial lleno de paz, y Sona tuvo el instinto de bailar al compás de aquella música. _____ Playlist recomendada: https://open.spotify.com/playlist/3oCmL9j3WE0BADpJ8cs4nE?si=fae55dd5921d4be3
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