• Sin siquiera pensarlo, me encontré cumpliendo los deseos de Shiori Novella . Sentada en un restaurante repleto de mundanos corrientes, observaba cómo algunos comían solos, devorados por sus propios pensamientos, mientras otros se agrupaban siguiendo ese torpe instinto de manada: intentando encajar, aunque la incomodidad los carcomiera desde dentro.

    Mis ojos, vacíos de toda emoción, se desplazaban de un extremo al otro del lugar mientras comía con calma. Había algo fascinante en su ruido, en su necesidad de llenar el silencio con banalidades. Por un instante, comprendí que quizá no era tan terrible que Graveshollow se hubiera convertido en una ciudad muerta… sus habitantes, al menos, eran menos escandalosos.

    —Son muy ruidosos... Pero la comida, al menos, está deliciosa.
    Sin siquiera pensarlo, me encontré cumpliendo los deseos de [specter_copper_horse_768] . Sentada en un restaurante repleto de mundanos corrientes, observaba cómo algunos comían solos, devorados por sus propios pensamientos, mientras otros se agrupaban siguiendo ese torpe instinto de manada: intentando encajar, aunque la incomodidad los carcomiera desde dentro. Mis ojos, vacíos de toda emoción, se desplazaban de un extremo al otro del lugar mientras comía con calma. Había algo fascinante en su ruido, en su necesidad de llenar el silencio con banalidades. Por un instante, comprendí que quizá no era tan terrible que Graveshollow se hubiera convertido en una ciudad muerta… sus habitantes, al menos, eran menos escandalosos. —Son muy ruidosos... Pero la comida, al menos, está deliciosa.
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  • ORÍGENES DE HALLOWEEN EN EL NORTE IBÉRICO

    Mucho antes de calabazas y dulces, en las montañas del norte

    ∆ Galicia, Asturias, Cantabria ∆

    ya se celebraba el fin del verano con fuego y pan de castañas.

    Era el Samhín, la noche en que los muertos caminaban y los vivos se disfrazaban para no ser reconocidos.

    Las meigas susurraban hechizos, las güestias cruzaban los caminos, y los pueblos enteros apagaban las luces para honrar la oscuridad.

    Eran rituales para sobrevivir al invierno y respetar a los que ya no están.

    Aunque la Iglesia disfrazó la fecha de Todos los Santos… en el norte nunca se olvidó lo que esa noche realmente es...

    Un cruce entre mundos.
    Un tributo al miedo.

    Y mientras las almas cruzaban el velo.. otros llevaban un pijama con cremallera y patitas acolchadas.
    ORÍGENES DE HALLOWEEN EN EL NORTE IBÉRICO Mucho antes de calabazas y dulces, en las montañas del norte ∆ Galicia, Asturias, Cantabria ∆ ya se celebraba el fin del verano con fuego y pan de castañas. Era el Samhín, la noche en que los muertos caminaban y los vivos se disfrazaban para no ser reconocidos. Las meigas susurraban hechizos, las güestias cruzaban los caminos, y los pueblos enteros apagaban las luces para honrar la oscuridad. Eran rituales para sobrevivir al invierno y respetar a los que ya no están. Aunque la Iglesia disfrazó la fecha de Todos los Santos… en el norte nunca se olvidó lo que esa noche realmente es... Un cruce entre mundos. Un tributo al miedo. Y mientras las almas cruzaban el velo.. otros llevaban un pijama con cremallera y patitas acolchadas.
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  • — El tintinear de la campanilla sobre la puerta rompió la quietud del local como un suspiro de viento entre hojas dormidas. Zareth Aurelion cruzó el umbral con paso lento, casi ceremonioso, envuelto en su abrigo oscuro que parecía absorber la luz cálida del lugar. El contraste entre su presencia y el entorno era palpable: él, hijo de extremos celestiales e infernales, caminaba entre estanterías repletas de vida delicada, de colores suaves y aromas dulces. El aire estaba impregnado de lavanda, tierra húmeda y un leve rastro de incienso de sándalo, como si el tiempo allí se midiera en fragancias. Sus ojos dorados recorrieron el espacio con calma, deteniéndose en cada rincón como si leyera una historia oculta entre los pétalos. Se acercó a una mesa de madera donde descansaban orquídeas negras, sus dedos rozando apenas los bordes de una flor que parecía latir con luz propia, como si reconociera algo en él que no podía nombrar —

    Buenos días… Qué ramo tan peculiar el que lo acompaña. ¿Puedo ayudarlo en algo

    — La voz provenía de una mujer detrás del mostrador, de rostro sereno y manos manchadas de polen. Su mirada no era temerosa, pero sí cautelosa, como quien reconoce que algo extraordinario acaba de entrar. Zareth no respondió de inmediato. Su silencio era denso, como si las palabras tuvieran que abrirse paso entre siglos de pensamientos. Finalmente, su voz emergió, grave y pausada, como un eco que no pertenece del todo al presente —

    Busco una flor que no exista. Una que no haya sido nombrada aún

    — La florista ladeó la cabeza, sin apartar la mirada. No parecía burlarse, ni desconcertada. Solo curiosa. Caminó con calma hacia una estantería alta, donde descansaban macetas de cerámica pintadas a mano. Tomó una pequeña, de color azul profundo, y la colocó sobre el mostrador. En su interior, una flor de pétalos traslúcidos brillaba con una luz suave, casi respirando. Zareth se acercó, sin tocarla, solo observándola como si en ese instante el tiempo se hubiera detenido. Afuera, la ciudad seguía su curso, pero dentro de la floristería, el mundo parecía haberse detenido a escuchar —

    Aquí tenemos muchas que la gente olvida nombrar. Algunas florecen solo una vez al año. Otras… solo si alguien las recuerda

    — Zareth inclinó la cabeza, sus ojos fijos en la flor. No dijo nada más. Pero algo en su expresión cambió, como si una puerta invisible se hubiera abierto. Su voz volvió a surgir, más baja, más íntima —

    No busco flores para regalar. Solo… para recordar

    — La florista se acercó con la maceta entre las manos, ofreciéndosela sin palabras. La flor parecía temblar levemente, como si reconociera al visitante. Él no la tomó. Solo la contempló, y en ese silencio compartido, algo antiguo pareció despertar entre los tallos y las raíces. Una memoria sin nombre. Un vínculo sin tiempo —

    Entonces tal vez esta sea la que busca. No tiene nombre. Nadie ha querido ponerle uno. Dicen que quien lo haga… la perderá
    — El tintinear de la campanilla sobre la puerta rompió la quietud del local como un suspiro de viento entre hojas dormidas. Zareth Aurelion cruzó el umbral con paso lento, casi ceremonioso, envuelto en su abrigo oscuro que parecía absorber la luz cálida del lugar. El contraste entre su presencia y el entorno era palpable: él, hijo de extremos celestiales e infernales, caminaba entre estanterías repletas de vida delicada, de colores suaves y aromas dulces. El aire estaba impregnado de lavanda, tierra húmeda y un leve rastro de incienso de sándalo, como si el tiempo allí se midiera en fragancias. Sus ojos dorados recorrieron el espacio con calma, deteniéndose en cada rincón como si leyera una historia oculta entre los pétalos. Se acercó a una mesa de madera donde descansaban orquídeas negras, sus dedos rozando apenas los bordes de una flor que parecía latir con luz propia, como si reconociera algo en él que no podía nombrar — Buenos días… Qué ramo tan peculiar el que lo acompaña. ¿Puedo ayudarlo en algo — La voz provenía de una mujer detrás del mostrador, de rostro sereno y manos manchadas de polen. Su mirada no era temerosa, pero sí cautelosa, como quien reconoce que algo extraordinario acaba de entrar. Zareth no respondió de inmediato. Su silencio era denso, como si las palabras tuvieran que abrirse paso entre siglos de pensamientos. Finalmente, su voz emergió, grave y pausada, como un eco que no pertenece del todo al presente — Busco una flor que no exista. Una que no haya sido nombrada aún — La florista ladeó la cabeza, sin apartar la mirada. No parecía burlarse, ni desconcertada. Solo curiosa. Caminó con calma hacia una estantería alta, donde descansaban macetas de cerámica pintadas a mano. Tomó una pequeña, de color azul profundo, y la colocó sobre el mostrador. En su interior, una flor de pétalos traslúcidos brillaba con una luz suave, casi respirando. Zareth se acercó, sin tocarla, solo observándola como si en ese instante el tiempo se hubiera detenido. Afuera, la ciudad seguía su curso, pero dentro de la floristería, el mundo parecía haberse detenido a escuchar — Aquí tenemos muchas que la gente olvida nombrar. Algunas florecen solo una vez al año. Otras… solo si alguien las recuerda — Zareth inclinó la cabeza, sus ojos fijos en la flor. No dijo nada más. Pero algo en su expresión cambió, como si una puerta invisible se hubiera abierto. Su voz volvió a surgir, más baja, más íntima — No busco flores para regalar. Solo… para recordar — La florista se acercó con la maceta entre las manos, ofreciéndosela sin palabras. La flor parecía temblar levemente, como si reconociera al visitante. Él no la tomó. Solo la contempló, y en ese silencio compartido, algo antiguo pareció despertar entre los tallos y las raíces. Una memoria sin nombre. Un vínculo sin tiempo — Entonces tal vez esta sea la que busca. No tiene nombre. Nadie ha querido ponerle uno. Dicen que quien lo haga… la perderá
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  • Por primera vez acaba de tener un pensamiento desleal a sus parejas.

    —Por... todo... Fontaine...


    https://vt.tiktok.com/ZSU3DrQAS/
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  • Tsukumo Sana Espacio

    *Se encontraba sentada en medio del arido panorama que era la Luna. Pudiendo ver la Tierra facilmente. Sentada sobre la arena con las piernas dobladas y apoyando sus manos sobre estas mientras observa. Sumergida en sus pensamientos. Tenia mucho que atender, un problema detras de otro que surgian sin cesar. Y poco a poco se siente como las veces anteriores*

    *Como las lineas de tiempo que ya conoce donde las cosas salen mal. Y aunque apenas esta comenzando por un momento la inseguridad le asalta. Y si nuevamente todo acabara mal? La ultima en la que estuvo no tuvo un final feliz, el mundo no se destruyo pero perdio a sus amigas. Quedando sola nuevamente. Y ahora era un nuevo inicio. Con nuevas y a la vez las mismas compañeras que conoce tan bien. Con pequeñas diferencias que hacen un mundo de diferencia*

    Ironico que sienta que no tengo el tiempo suficiente para hacer esto... *Comentaba con ironia para si misma inclinando el rostro hacia abajo apoyandolo sobre sus manos mientras continuaba observando el planeta que se supone debia proteger sin importar que pase*

    [blaze_titanium_scorpion_916] *Se encontraba sentada en medio del arido panorama que era la Luna. Pudiendo ver la Tierra facilmente. Sentada sobre la arena con las piernas dobladas y apoyando sus manos sobre estas mientras observa. Sumergida en sus pensamientos. Tenia mucho que atender, un problema detras de otro que surgian sin cesar. Y poco a poco se siente como las veces anteriores* *Como las lineas de tiempo que ya conoce donde las cosas salen mal. Y aunque apenas esta comenzando por un momento la inseguridad le asalta. Y si nuevamente todo acabara mal? La ultima en la que estuvo no tuvo un final feliz, el mundo no se destruyo pero perdio a sus amigas. Quedando sola nuevamente. Y ahora era un nuevo inicio. Con nuevas y a la vez las mismas compañeras que conoce tan bien. Con pequeñas diferencias que hacen un mundo de diferencia* Ironico que sienta que no tengo el tiempo suficiente para hacer esto... *Comentaba con ironia para si misma inclinando el rostro hacia abajo apoyandolo sobre sus manos mientras continuaba observando el planeta que se supone debia proteger sin importar que pase*
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  • Tengo pensamientos pensantes que se piensan, quiero hacerle una propuesta importante a mi huroncito pero... ¿Es pronto? Aunque ya estoy preparando algunas cosas, no se si hacerlo ahora o esperar, es que... Me encantaría proponerseloooo, explotaré (Mentira, sino mi cachorro se quedará sin padre, y mi novio sin su zorrito)
    Tengo pensamientos pensantes que se piensan, quiero hacerle una propuesta importante a mi huroncito pero... ¿Es pronto? Aunque ya estoy preparando algunas cosas, no se si hacerlo ahora o esperar, es que... Me encantaría proponerseloooo, explotaré (Mentira, sino mi cachorro se quedará sin padre, y mi novio sin su zorrito)
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  • “Realmente me quedó delicioso esta vez, mis habilidades culinarias son exquisitas, difícilmente alguien lograría algo como lo que yo hago. A veces pienso que soy un poco egoísta con el mundo al no compartir mis exquisiteces, ¿debería publicar un libro de cocina? Hmm…” Los pensamientos de Eunwoo mientras cocinaba solo podían ser halagándose a sí mismo, claramente. Con esta última presa se había esmerado al innovar con algunas recetas, estaba gratamente sorprendido.

    “Bien, ¿y si la gente se asusta tanto como para volverse vegana?” Ese simple pensamiento lo hizo soltar una larga carcajada, incluso se agachó para sostenerse del borde del mesón porque no podía aguantar la risa, ya le dolían las costillas. Al calmarse, se sacudió un poco el cabello, con el dorso de su mano se limpió las lágrimas que había soltado.

    “Bueno, no creo que el ser vegano aplique como contraparte del canibalismo”
    “Realmente me quedó delicioso esta vez, mis habilidades culinarias son exquisitas, difícilmente alguien lograría algo como lo que yo hago. A veces pienso que soy un poco egoísta con el mundo al no compartir mis exquisiteces, ¿debería publicar un libro de cocina? Hmm…” Los pensamientos de Eunwoo mientras cocinaba solo podían ser halagándose a sí mismo, claramente. Con esta última presa se había esmerado al innovar con algunas recetas, estaba gratamente sorprendido. “Bien, ¿y si la gente se asusta tanto como para volverse vegana?” Ese simple pensamiento lo hizo soltar una larga carcajada, incluso se agachó para sostenerse del borde del mesón porque no podía aguantar la risa, ya le dolían las costillas. Al calmarse, se sacudió un poco el cabello, con el dorso de su mano se limpió las lágrimas que había soltado. “Bueno, no creo que el ser vegano aplique como contraparte del canibalismo”
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  • -aquel hombre se encontraba sentado frente a la barra de madera gastada, el ambiente del bar envuelto en un ambiente tranquilo e incluso familiar para el y el murmullo constante de conversaciones ajenas hacían de ese lugar un nue lugar para finalmente dejar de pensar. Entre sus dedos descansaba una botella de cerveza, las gotas de condensación resbalaban lentamente por el vidrio, reflejando la luz amarillenta de las lámparas. Sus ojos, cansados pero atentos, permanecían fijos en la pantalla del televisor que colgaba en la pared. En ella, una reportera relataba los detalles del último caso en el que había trabajado, con esa voz ensayada que busca dramatismo donde para el solo era un día más de trabajo -

    Supongo que las noticias vuelan bastante rápido...

    -murmuró con una media sonrisa antes de bajar la mirada, observando el recorrido de una gota que descendía hasta su mano. Por un instante, se quedó inmóvil, perdido entre sus pensamientos, el reflejo del televisor se dibujaba en sus pupilas como una sombra conocida; cada palabra de la periodista resonaba como un eco y el solo ponia atención repasando cada detalle en su cabeza-

    Valla que sabe cómo narrar mis días con tanta elocuencia

    -Llevó la botella a los labios, dejando que el amargor de la cerveza le recordara que seguía vivo. Afuera llovía, podía escucharlo golpear el techo del bar como un reloj invisible que marcaba un tiempo solo suyo. Entonces, el crujir de la silla a su costado lo trajo de vuelta a la realidad. Su acompañante había llegado.-

    -El hombre no volteó de inmediato. Tomó otro trago, colocó la botella con suavidad sobre la barra y solo entonces giró ligeramente el rostro, dedicando una sonrisa cordial, Habían acordado encontrarse allí para hablar. De qué exactamente, no lo sabía. Tal vez del pasado, de los fantasmas que ambos compartían, o simplemente para conocer un nuevo mundo, Sea como fuere, aquella noche no tenía nada mejor que hacer. Y en el fondo, una parte de él agradecía la distracción.-

    Llegas justo a tiempo

    -Dijo finalmente, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno al recién llegado

    Las noches siempre son menos pesadas cuando alguien más comparte el silencio.
    -aquel hombre se encontraba sentado frente a la barra de madera gastada, el ambiente del bar envuelto en un ambiente tranquilo e incluso familiar para el y el murmullo constante de conversaciones ajenas hacían de ese lugar un nue lugar para finalmente dejar de pensar. Entre sus dedos descansaba una botella de cerveza, las gotas de condensación resbalaban lentamente por el vidrio, reflejando la luz amarillenta de las lámparas. Sus ojos, cansados pero atentos, permanecían fijos en la pantalla del televisor que colgaba en la pared. En ella, una reportera relataba los detalles del último caso en el que había trabajado, con esa voz ensayada que busca dramatismo donde para el solo era un día más de trabajo - Supongo que las noticias vuelan bastante rápido... -murmuró con una media sonrisa antes de bajar la mirada, observando el recorrido de una gota que descendía hasta su mano. Por un instante, se quedó inmóvil, perdido entre sus pensamientos, el reflejo del televisor se dibujaba en sus pupilas como una sombra conocida; cada palabra de la periodista resonaba como un eco y el solo ponia atención repasando cada detalle en su cabeza- Valla que sabe cómo narrar mis días con tanta elocuencia -Llevó la botella a los labios, dejando que el amargor de la cerveza le recordara que seguía vivo. Afuera llovía, podía escucharlo golpear el techo del bar como un reloj invisible que marcaba un tiempo solo suyo. Entonces, el crujir de la silla a su costado lo trajo de vuelta a la realidad. Su acompañante había llegado.- -El hombre no volteó de inmediato. Tomó otro trago, colocó la botella con suavidad sobre la barra y solo entonces giró ligeramente el rostro, dedicando una sonrisa cordial, Habían acordado encontrarse allí para hablar. De qué exactamente, no lo sabía. Tal vez del pasado, de los fantasmas que ambos compartían, o simplemente para conocer un nuevo mundo, Sea como fuere, aquella noche no tenía nada mejor que hacer. Y en el fondo, una parte de él agradecía la distracción.- Llegas justo a tiempo -Dijo finalmente, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno al recién llegado Las noches siempre son menos pesadas cuando alguien más comparte el silencio.
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  • "Una copa con la muerte"

    El murmullo del mundo se detuvo.
    Ni un suspiro, ni un tic del reloj, ni el latido más rebelde osó moverse.
    Solo él seguía ahí, reclinado en su silla, el guante negro apoyado sobre el mentón, la otra mano girando con parsimonia una copa de vino que parecía absorber la luz.

    El líquido tenía un color profundo, casi hipnótico, como si guardara siglos dentro.
    Cillian alzó la vista. Su mirada era tranquila, pero su calma tenía filo.

    —No temas —dijo, con voz baja y limpia, más cercana a un pensamiento que a un sonido—. Este es un lugar fuera de todo. Aquí no existe el tiempo, ni el juicio… solo la verdad.

    Dejó que el silencio se asentara, antes de deslizar otra copa hacia el frente.
    El vino reflejaba los destellos de una eternidad que pocos podrían soportar ver.

    —Bebe —ordenó suavemente, una sonrisa leve curvando sus labios—. Es el vino de las almas. Fino, añejo, destilado de los últimos suspiros de quienes ya no están. Cada trago… contiene un eco.

    Sus ojos brillaron apenas, un resplandor carmesí en medio de la penumbra.

    —Mientras lo bebas, el tiempo no correrá para ti.
    Podrás preguntarme lo que desees. Cualquier cosa.
    El precio es simple… —su voz se tornó casi un susurro de humo—: la verdad nunca llega sin costo.

    Apoyó el codo en la mesa, observando con detenimiento, casi con un aire de fascinación morbosa.
    La copa entre sus dedos parecía flotar, temblando con una vida propia.

    —Entonces, humano… —dijo con una elegancia perezosa, pero con un fondo de algo implacable—
    ¿qué deseas saber de la Muerte?
    "Una copa con la muerte" El murmullo del mundo se detuvo. Ni un suspiro, ni un tic del reloj, ni el latido más rebelde osó moverse. Solo él seguía ahí, reclinado en su silla, el guante negro apoyado sobre el mentón, la otra mano girando con parsimonia una copa de vino que parecía absorber la luz. El líquido tenía un color profundo, casi hipnótico, como si guardara siglos dentro. Cillian alzó la vista. Su mirada era tranquila, pero su calma tenía filo. —No temas —dijo, con voz baja y limpia, más cercana a un pensamiento que a un sonido—. Este es un lugar fuera de todo. Aquí no existe el tiempo, ni el juicio… solo la verdad. Dejó que el silencio se asentara, antes de deslizar otra copa hacia el frente. El vino reflejaba los destellos de una eternidad que pocos podrían soportar ver. —Bebe —ordenó suavemente, una sonrisa leve curvando sus labios—. Es el vino de las almas. Fino, añejo, destilado de los últimos suspiros de quienes ya no están. Cada trago… contiene un eco. Sus ojos brillaron apenas, un resplandor carmesí en medio de la penumbra. —Mientras lo bebas, el tiempo no correrá para ti. Podrás preguntarme lo que desees. Cualquier cosa. El precio es simple… —su voz se tornó casi un susurro de humo—: la verdad nunca llega sin costo. Apoyó el codo en la mesa, observando con detenimiento, casi con un aire de fascinación morbosa. La copa entre sus dedos parecía flotar, temblando con una vida propia. —Entonces, humano… —dijo con una elegancia perezosa, pero con un fondo de algo implacable— ¿qué deseas saber de la Muerte?
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  • -cantar canciones de amor me parece algo hipócrita de mi siendo que eh tenido tantos novios como un recién nacido, 0- soltó unas risitas justo cuando la música empezo preparándose para cantar
    -Don't you notice how
    I get quiet when there's no one else around?
    Me and you and awkward silence
    Don't you dare look at me that way
    I don't need reminders of how you don't feel the same
    Oh, the burning pain
    Listening to you harp on 'bout some new soulmate
    "She's so perfect, " blah, blah, blah
    Oh, how I wish you'll wake up one day
    Run to me, confess your love, at least just let me say-

    https://music.youtube.com/watch?v=h8DeZSB2o-c&si=kHCIPUmp-40b4zMv
    -cantar canciones de amor me parece algo hipócrita de mi siendo que eh tenido tantos novios como un recién nacido, 0- soltó unas risitas justo cuando la música empezo preparándose para cantar -Don't you notice how I get quiet when there's no one else around? Me and you and awkward silence Don't you dare look at me that way I don't need reminders of how you don't feel the same Oh, the burning pain Listening to you harp on 'bout some new soulmate "She's so perfect, " blah, blah, blah Oh, how I wish you'll wake up one day Run to me, confess your love, at least just let me say- https://music.youtube.com/watch?v=h8DeZSB2o-c&si=kHCIPUmp-40b4zMv
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