• 𝐃𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐋𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚
    Fandom Oc's
    Categoría Otros
    - Era un dia lluvioso, Andrew habia terminado un trabajo pero se sentia mal ¿La razón? La persona con la que habia acabado hace unas horas era parte de su grupo de "amigos".

    - El siempre a dicho "Nunca mezclar vida privada con el trabajo" por lo que le daba igual si era amigo suyo, pareja o lo que sea, trabajo era trabajo.

    - Volviendo al tema, estaba algo decaido por lo que se puso una gorra, un tapaboca y se dirigio a un cafe, no iba a arriesgarse a que lo reconocieran y en meterse en problemas con la ley.

    - Al llegar a dicho cafe, ordeno un cafe amargo y comenzo a beberlo, su mirada estaba perdida pues sus pensamientos abarcaban todo de el, salio de su burbuja cuando sintio que alguien estaba cerca.

    ¿Hola?

    - Murmuro mirando como en el asiento de enfrente se habia sentado una persona, lo cual era raro pues no lo recordaba y habia muchos lugares libres

    ¿Se le solicita algo?

    - Ladeo la cabeza, fruncio el ceño y llevo su mano a su arma, no iba a arriesgarse a que lo reconozcan y lo delaten, o tal vez solo era una persona con ¿Buenas intenciones?...
    - Era un dia lluvioso, Andrew habia terminado un trabajo pero se sentia mal ¿La razón? La persona con la que habia acabado hace unas horas era parte de su grupo de "amigos". - El siempre a dicho "Nunca mezclar vida privada con el trabajo" por lo que le daba igual si era amigo suyo, pareja o lo que sea, trabajo era trabajo. - Volviendo al tema, estaba algo decaido por lo que se puso una gorra, un tapaboca y se dirigio a un cafe, no iba a arriesgarse a que lo reconocieran y en meterse en problemas con la ley. - Al llegar a dicho cafe, ordeno un cafe amargo y comenzo a beberlo, su mirada estaba perdida pues sus pensamientos abarcaban todo de el, salio de su burbuja cuando sintio que alguien estaba cerca. ¿Hola? - Murmuro mirando como en el asiento de enfrente se habia sentado una persona, lo cual era raro pues no lo recordaba y habia muchos lugares libres ¿Se le solicita algo? - Ladeo la cabeza, fruncio el ceño y llevo su mano a su arma, no iba a arriesgarse a que lo reconozcan y lo delaten, o tal vez solo era una persona con ¿Buenas intenciones?...
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  • —Abre uno de sus ojos de forma algo perezosa. Inicialmente algo desubicada al final acaba buscando la luz del reloj de la mesita de noche de Dean donde se anuncian las seis de la mañana. La tríbrida se levanta y con el mayor de los sigilos recorre el bunker hasta encontrar la cocina. Se muere de hambre así que agradece que Sam reabasteciera la nevera con bolsas de sangre para ella. Ñam —

    #3D #Personajes3D #Comunidad3D
    —Abre uno de sus ojos de forma algo perezosa. Inicialmente algo desubicada al final acaba buscando la luz del reloj de la mesita de noche de Dean donde se anuncian las seis de la mañana. La tríbrida se levanta y con el mayor de los sigilos recorre el bunker hasta encontrar la cocina. Se muere de hambre así que agradece que Sam reabasteciera la nevera con bolsas de sangre para ella. Ñam — #3D #Personajes3D #Comunidad3D
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  • Una noche no como otra cualquiera
    Fandom OC
    Categoría Acción
    Para Dalia, trabajar en el bar nunca fue un problema, sobretodo en la noche. Ya estaba acostumbrada a que fuese tranquilo sin ningún problema de por medio.

    Aunque, esa noche cambió.

    Mientras se disponía a limpiar la barra libre que tenía para las personas que vendrían la campanita la hizo desconectar de su mundo y subir la cabeza. Un hombre misterioso llamó la atención de la peli morena y rápidamente entró en pánico cuando iba con aquel pasamontañas y una navaja en la mano acercándose a la chica y pasando por detrás de ella posándo aquella afilada en el cuello y con un tono amenazante susurró.

    — Vamos, maldita zorra. ¿A qué esperas para abrir la caja registradora?

    Dalia se veía tan débil, tan indefensa. Parecía un gatito en apuros, no sabía que hacer y tenía miedo, mucho miedo. Si no hacía algo iba a ser su fin, sus manos temblaban intentando abrir la caja pero el más mayor impaciente estaba a punto de cortarle el cuello cuando alguien entró al bar.
    Para Dalia, trabajar en el bar nunca fue un problema, sobretodo en la noche. Ya estaba acostumbrada a que fuese tranquilo sin ningún problema de por medio. Aunque, esa noche cambió. Mientras se disponía a limpiar la barra libre que tenía para las personas que vendrían la campanita la hizo desconectar de su mundo y subir la cabeza. Un hombre misterioso llamó la atención de la peli morena y rápidamente entró en pánico cuando iba con aquel pasamontañas y una navaja en la mano acercándose a la chica y pasando por detrás de ella posándo aquella afilada en el cuello y con un tono amenazante susurró. — Vamos, maldita zorra. ¿A qué esperas para abrir la caja registradora? Dalia se veía tan débil, tan indefensa. Parecía un gatito en apuros, no sabía que hacer y tenía miedo, mucho miedo. Si no hacía algo iba a ser su fin, sus manos temblaban intentando abrir la caja pero el más mayor impaciente estaba a punto de cortarle el cuello cuando alguien entró al bar.
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  • *Tomando un té mirando el paisaje. Mientras que en el exterior llueve. Metiendose en sus pensamientos, no escuchando lo que hay detrás de ella*
    *Tomando un té mirando el paisaje. Mientras que en el exterior llueve. Metiendose en sus pensamientos, no escuchando lo que hay detrás de ella*
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  • —Malos días.— Apareció otra vez, lastimosamente, apareció vivo.
    —Malos días.— Apareció otra vez, lastimosamente, apareció vivo.
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  • ㅤ Podría pasar perdido en sus pensamientos durante horas. Constantemente su cabeza se perdía en un mar de recuerdos, incluso si se encontraba en la calle, su mirada parecía estática buscando en los recónditos de su interior una voz que hace tiempo se había desvanecido pero que aún se negaba a reconocer que la había olvidado.
    ㅤ Podría pasar perdido en sus pensamientos durante horas. Constantemente su cabeza se perdía en un mar de recuerdos, incluso si se encontraba en la calle, su mirada parecía estática buscando en los recónditos de su interior una voz que hace tiempo se había desvanecido pero que aún se negaba a reconocer que la había olvidado.
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  • —Ha descubierto, con el paso de aquellas semanas, que su modo de encontrar paz cada noche era entre los brazos de ese hombre que habia entrado en su vida de aquella forma abrupta e inesperada. Dormir entre los brazos de Dean Winchester se habia convertido en un bálsamo capaz de llevarse, por unas horas, cada mal recuerdo. Cada pesar, cada momento de dolor. Porque a su lado era, simplemente, feliz—


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Ha descubierto, con el paso de aquellas semanas, que su modo de encontrar paz cada noche era entre los brazos de ese hombre que habia entrado en su vida de aquella forma abrupta e inesperada. Dormir entre los brazos de [BxbyDriv3r] se habia convertido en un bálsamo capaz de llevarse, por unas horas, cada mal recuerdo. Cada pesar, cada momento de dolor. Porque a su lado era, simplemente, feliz— #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Blossom colgaba del techo con ayuda de unas telas, vestia como una marioneta y a su lado flotaban varios shuppets y Banette, la musica empezo a sonar y Blossom se dejo caer y deteniendose con las telas, empezo a bailar y cantar como si las telas fueran los hilos que lo controlaban y los Banette bailando a su lado, subiendo y bajando dando vueltas y balanceandose en las telas el espectaculo avanzaba
    -
    dooru dooru chi wo tadoru

    kono kurai yakata de ronriinau

    nete mo samete mo akumu no mama

    watashi dooru dooru maiodoru

    chinuroro de anata ni foorinravu

    nakedo wamekedo musubarezu

    akirishichau wa

    kami no mikago kettobashi

    kaette kita no yo shishiryūrū no yakata made

    ataerashitaerarenu gitai

    ai no toga wo seotte

    mata anata no meirei ni ukiuki to shitagau wa

    aratamete rikai sasete ne daarin

    dono kō ga gesetsu na kōmori de dono shuku ga nekogaburi

    ōse no mama bakenokawa maki eburidei

    kishigi to shinobiyoru hito de nashi- El show termino con Blossom colgando boca abajo en una pose sugerente junto a los banettes

    https://youtu.be/iSy43-NgDvE?si=vkkyHiqsrGhWFmBv
    Blossom colgaba del techo con ayuda de unas telas, vestia como una marioneta y a su lado flotaban varios shuppets y Banette, la musica empezo a sonar y Blossom se dejo caer y deteniendose con las telas, empezo a bailar y cantar como si las telas fueran los hilos que lo controlaban y los Banette bailando a su lado, subiendo y bajando dando vueltas y balanceandose en las telas el espectaculo avanzaba - dooru dooru chi wo tadoru kono kurai yakata de ronriinau nete mo samete mo akumu no mama watashi dooru dooru maiodoru chinuroro de anata ni foorinravu nakedo wamekedo musubarezu akirishichau wa kami no mikago kettobashi kaette kita no yo shishiryūrū no yakata made ataerashitaerarenu gitai ai no toga wo seotte mata anata no meirei ni ukiuki to shitagau wa aratamete rikai sasete ne daarin dono kō ga gesetsu na kōmori de dono shuku ga nekogaburi ōse no mama bakenokawa maki eburidei kishigi to shinobiyoru hito de nashi- El show termino con Blossom colgando boca abajo en una pose sugerente junto a los banettes https://youtu.be/iSy43-NgDvE?si=vkkyHiqsrGhWFmBv
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  • No puedo quejarme, soy una mujer plena y feliz... Inmensamente feliz.
    No puedo quejarme, soy una mujer plena y feliz... Inmensamente feliz.
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  • Iona, bajo su identidad como Lepus, se sienta en el rincón de su pequeña y oscura habitación, el aire denso y cálido apenas iluminado por la luz de una vela. La llama parpadea en su máscara de conejo, creando sombras danzantes en las paredes. La ciudad afuera bulle de vida, pero dentro de este espacio, el silencio es casi tangible. Es en momentos como este que su mente vuelve a la sociedad de Luminarias.

    Piensa en Destino, esa presencia enigmática cuya voz ha resonado en su mente como un eco lejano, siempre presente y a la vez inalcanzable. La imagen de la primera vez que escuchó aquella voz vuelve a ella. Despertó en medio de aquella fiesta del té, rodeada de las demás entidades, como si siempre hubiera estado ahí. Una bienvenida sin palabras, solo miradas y gestos que sugerían comprensión y, tal vez, un rastro de curiosidad. No era la primera Lepus, lo supo desde el primer instante, pero era como si la sociedad la hubiera estado esperando, o tal vez, como si Destino hubiera decidido que era el momento adecuado para su aparición.

    Los miembros de Luminarias, todos seres de antiguos planos, con sus nombres tomados de constelaciones y sus formas adoptadas de animales. Hay una sensación de seguridad entre ellos, una certeza de que cada uno tiene su propósito, aunque la forma en que lo cumplan sea única. Iona se pregunta a menudo qué habrá sido del Lepus anterior. Nadie habla de él, o de ella, y ella ha aprendido a no preguntar. Tal vez el misterio es parte de la magia de la sociedad, ese constante recordar que nada es permanente, que incluso ellos, entidades de la sombra y la luz, pueden desaparecer sin dejar rastro.

    El Fénix es una presencia que trae consuelo a sus pensamientos. Su figura se alza en su mente, medio humano, medio pájaro, siempre rodeado de un resplandor cálido. Él la trata con cariño, casi como si fuera una hermana menor. Los dulces que le ofrece en cada encuentro son un recordatorio de que, aunque sea la más joven, es aceptada. La idea de la resurrección que él representa la ha hecho reflexionar más de una vez. ¿Qué significa realmente renacer? ¿Es posible que ella misma esté en un proceso de constante renacimiento, aprendiendo de cada encuentro, de cada alma que asiste?

    Iona se pregunta si alguna vez llegará a ser como ellos, si con el tiempo perderá esa sensibilidad que la hace tambalear en sus decisiones, que la llena de dudas cuando se enfrenta a los humanos. Los otros la tranquilizan, le dicen que con el tiempo aprenderá a desligarse, a ser más eficiente en su labor. Sin embargo, una parte de ella teme ese cambio. Su empatía, su capacidad de sentir lo que sienten los demás, es lo que la hace quien es, lo que la conecta con el mundo humano que tanto le fascina y desconcierta.

    Los recuerdos de las reuniones la envuelven. Escuchar las historias de los demás es su forma de aprender, de prepararse para lo que pueda venir. Cada anécdota es una lección, un fragmento de sabiduría que atesora en su mente. A veces, desearía poder hablar más, compartir sus propios miedos y preguntas, pero se contiene. La percepción de los otros hacia ella, como si fuera una infante entre gigantes, la hace dudar. Aun así, el apoyo silencioso de sus compañeros le da la fortaleza que necesita para seguir adelante.

    En el fondo, Iona sabe que la sociedad de Luminarias es más que una reunión de entidades poderosas. Es una familia disfuncional, un grupo de seres que, a pesar de sus diferencias y orígenes, se unen por un propósito mayor. Cada uno cumple un rol, una función en el gran entramado de la existencia, y aunque sus caminos a veces se crucen solo en esos extraños y oníricos encuentros, hay un lazo inquebrantable que los mantiene unidos.

    Con un suspiro, Iona se levanta y apaga la vela. El cuarto queda sumido en la oscuridad, pero no es una oscuridad que la asuste. Es la oscuridad de la reflexión, de la conexión con lo que es y lo que será. Las Luminarias están con ella, incluso en este pequeño rincón del mundo humano, y esa certeza le da la calma para continuar.

    Iona, bajo su identidad como Lepus, se sienta en el rincón de su pequeña y oscura habitación, el aire denso y cálido apenas iluminado por la luz de una vela. La llama parpadea en su máscara de conejo, creando sombras danzantes en las paredes. La ciudad afuera bulle de vida, pero dentro de este espacio, el silencio es casi tangible. Es en momentos como este que su mente vuelve a la sociedad de Luminarias. Piensa en Destino, esa presencia enigmática cuya voz ha resonado en su mente como un eco lejano, siempre presente y a la vez inalcanzable. La imagen de la primera vez que escuchó aquella voz vuelve a ella. Despertó en medio de aquella fiesta del té, rodeada de las demás entidades, como si siempre hubiera estado ahí. Una bienvenida sin palabras, solo miradas y gestos que sugerían comprensión y, tal vez, un rastro de curiosidad. No era la primera Lepus, lo supo desde el primer instante, pero era como si la sociedad la hubiera estado esperando, o tal vez, como si Destino hubiera decidido que era el momento adecuado para su aparición. Los miembros de Luminarias, todos seres de antiguos planos, con sus nombres tomados de constelaciones y sus formas adoptadas de animales. Hay una sensación de seguridad entre ellos, una certeza de que cada uno tiene su propósito, aunque la forma en que lo cumplan sea única. Iona se pregunta a menudo qué habrá sido del Lepus anterior. Nadie habla de él, o de ella, y ella ha aprendido a no preguntar. Tal vez el misterio es parte de la magia de la sociedad, ese constante recordar que nada es permanente, que incluso ellos, entidades de la sombra y la luz, pueden desaparecer sin dejar rastro. El Fénix es una presencia que trae consuelo a sus pensamientos. Su figura se alza en su mente, medio humano, medio pájaro, siempre rodeado de un resplandor cálido. Él la trata con cariño, casi como si fuera una hermana menor. Los dulces que le ofrece en cada encuentro son un recordatorio de que, aunque sea la más joven, es aceptada. La idea de la resurrección que él representa la ha hecho reflexionar más de una vez. ¿Qué significa realmente renacer? ¿Es posible que ella misma esté en un proceso de constante renacimiento, aprendiendo de cada encuentro, de cada alma que asiste? Iona se pregunta si alguna vez llegará a ser como ellos, si con el tiempo perderá esa sensibilidad que la hace tambalear en sus decisiones, que la llena de dudas cuando se enfrenta a los humanos. Los otros la tranquilizan, le dicen que con el tiempo aprenderá a desligarse, a ser más eficiente en su labor. Sin embargo, una parte de ella teme ese cambio. Su empatía, su capacidad de sentir lo que sienten los demás, es lo que la hace quien es, lo que la conecta con el mundo humano que tanto le fascina y desconcierta. Los recuerdos de las reuniones la envuelven. Escuchar las historias de los demás es su forma de aprender, de prepararse para lo que pueda venir. Cada anécdota es una lección, un fragmento de sabiduría que atesora en su mente. A veces, desearía poder hablar más, compartir sus propios miedos y preguntas, pero se contiene. La percepción de los otros hacia ella, como si fuera una infante entre gigantes, la hace dudar. Aun así, el apoyo silencioso de sus compañeros le da la fortaleza que necesita para seguir adelante. En el fondo, Iona sabe que la sociedad de Luminarias es más que una reunión de entidades poderosas. Es una familia disfuncional, un grupo de seres que, a pesar de sus diferencias y orígenes, se unen por un propósito mayor. Cada uno cumple un rol, una función en el gran entramado de la existencia, y aunque sus caminos a veces se crucen solo en esos extraños y oníricos encuentros, hay un lazo inquebrantable que los mantiene unidos. Con un suspiro, Iona se levanta y apaga la vela. El cuarto queda sumido en la oscuridad, pero no es una oscuridad que la asuste. Es la oscuridad de la reflexión, de la conexión con lo que es y lo que será. Las Luminarias están con ella, incluso en este pequeño rincón del mundo humano, y esa certeza le da la calma para continuar.
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