• Nuevos caminos ante nosotros
    Fandom Hellaverse/Crossover
    Categoría Otros
    ℝ𝕠𝕝 𝕡𝕣𝕚𝕧𝕒𝕕𝕠 𝕔𝕠𝕟: Eren Jaeger




    La conversación que tuvieron en aquel momento había seguido haciendo mella en su mente, parecía haber una nueva oportunidad de comenzar, de guiar todo a un punto distinto a la destrucción de todo y, aún con algo tan incierto y pequeño, quería intentarlo.

    Terminaba de arreglarse para su salida con Eren, habiendo quedado de acuerdo en ir juntos a recorrer el infierno, en buscar nuevas formas de mejorarlo. No sería sencillo pero estaba dispuesto ahora que le devolvió cierta esperanza.

    Saliendo del palacio, esperaba calmo en la entrada principal, observando alrededor, sin saber si llegaría de nuevo como ese gigantesco titán o en su aspecto más humano pero, curiosamente, ansioso por verlo tras algunos días.
    ℝ𝕠𝕝 𝕡𝕣𝕚𝕧𝕒𝕕𝕠 𝕔𝕠𝕟: [Rumb1ing] La conversación que tuvieron en aquel momento había seguido haciendo mella en su mente, parecía haber una nueva oportunidad de comenzar, de guiar todo a un punto distinto a la destrucción de todo y, aún con algo tan incierto y pequeño, quería intentarlo. Terminaba de arreglarse para su salida con Eren, habiendo quedado de acuerdo en ir juntos a recorrer el infierno, en buscar nuevas formas de mejorarlo. No sería sencillo pero estaba dispuesto ahora que le devolvió cierta esperanza. Saliendo del palacio, esperaba calmo en la entrada principal, observando alrededor, sin saber si llegaría de nuevo como ese gigantesco titán o en su aspecto más humano pero, curiosamente, ansioso por verlo tras algunos días.
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  • Mis pasos no te incumben. Lo único necesario que debes saber, es que estaré bien, y tendrás una buena cena.
    Mis pasos no te incumben. Lo único necesario que debes saber, es que estaré bien, y tendrás una buena cena.
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  • "𝑂ℎ, 𝐶𝑎𝑛𝑎𝑑𝑎"
    Fandom The Originals
    Categoría Aventura
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ༄ 🇸​🇹​🇦​🇷​🇹​🇪​🇷​ 🇹​🇴​...
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⤹ Freya Mikaelson


    Tras la llamada de Klaus en mitad de la noche, la cual no les había pillado por sorpresa, gracias a los increíbles poderes y la conexión con sus hermanos de su esposa, habían gestionado la vuelta del hibrido en un tiempo record.
    Y es que con el apellido Mikaelson y la cantidad de dinero, bienes y posesiones que la familia había acumulado durante los siglos, no había nada que no fuera sencillo de conseguir.

    Cualquiera podría pensar que después de la primera llegada, del primer resucitado, la sorpresa iría disminuyendo ante la segunda proeza, pero ni mucho menos, no cuando la familia había perdido a tantas personas a lo largo de los años. Estaban todos anhelantes por tener noticias de los seres queridos que faltaban, a pesar de no saber a qué se debían aquellos milagros, ni si los podían tildar como tal.
    Elijah había sido el siguiente, y entre ambos hermanos, no habían dejado de aparecer más personas, licántropos, otros vampiros… el fenómeno no se limitaba tan solo a la familia Mikaelson. Y Keelan no sabía si eso era una buena, o una mala señal.

    La última en regresar había sido Hayley, y el más elegante de los hermanos había sido el encargado de viajar a por ella.

    Keelan no era un hombre cotilla, pero no había que ser un lince para ver la emoción contenía en los ojos de Elijah al recibir noticias sobre la vuelta de la híbrida. Quizás si conseguían esquivar la bala que estaba claro que se dirigía hacia ellos, pudieran volver a tener todos una segunda oportunidad.
    Klaus y Hayley como padres.
    Elijah y Hayley como pareja… y todos como familia, como una familia que no enfrentaba un peligro mortal cada semana. Porque no estaba dispuesto a permitir que aquello ocurriera, no ahora que estaban todos, no con Nik en sus vidas…

    El lobo está presente en aquella reunión familiar tras la llegada de Hayley, escucha y comparte el buen humor que reina en el ambiente, pero se mantiene en un segundo plano haciendo gala de su carácter más reservado.

    Tan solo cuando Elijah propone aquel “plan de búsqueda” sus ojos saltan del original a su mujer, y de esta al mapa que había usado para localizar a sus hermanos, el cual seguía allí, en una pequeña mesa junto con el péndulo.

    >> Al final Freya había encontrado dos señales realmente claras, más fuertes que cualquiera, señales de criaturas sobrenaturales que habían vuelto a la vida y que quizás les dieran, con sus marcas, más información sobre que estaba ocurriendo.
    Hayley y Elijah habían resuelto rastrear la señal de Idaho, y la propia Freya estaba preparándose para viajar a Canadá donde se encontraba su segundo sujeto.

    El último de los Malraux entra en la habitación cargando a un Nik por completo dormido después de estar jugando hasta el agotamiento con Rebekah y Marcel.
    Tras depositar al niño de forma delicada en su cuna, el moreno se dirige hacia el armario, abriendo este de par en par y mirándolo con ojo crítico.

    — ¿Crees que nuestra ropa de abrigo será suficiente en Canadá? Como médico te puedo decir que la hipotermia es algo muy serio…

    Su comentario obtiene lo que busca, la mirada de confusión de su esposa, una mirada que él combate con su mejor sonrisa, mientras se acerca a ella y la atrapa por la cintura.

    — No pensaras que vas a ir sola hasta Canadá para buscar a una criatura sobrenatural resucitada de la que no sabemos absolutamente nada, y que quizás no quiere que la encuentren, ¿verdad? Tu eres más lista que eso, Freya.
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ༄ 🇸​🇹​🇦​🇷​🇹​🇪​🇷​ 🇹​🇴​... ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⤹ [THE0LDERSISTER] Tras la llamada de Klaus en mitad de la noche, la cual no les había pillado por sorpresa, gracias a los increíbles poderes y la conexión con sus hermanos de su esposa, habían gestionado la vuelta del hibrido en un tiempo record. Y es que con el apellido Mikaelson y la cantidad de dinero, bienes y posesiones que la familia había acumulado durante los siglos, no había nada que no fuera sencillo de conseguir. Cualquiera podría pensar que después de la primera llegada, del primer resucitado, la sorpresa iría disminuyendo ante la segunda proeza, pero ni mucho menos, no cuando la familia había perdido a tantas personas a lo largo de los años. Estaban todos anhelantes por tener noticias de los seres queridos que faltaban, a pesar de no saber a qué se debían aquellos milagros, ni si los podían tildar como tal. Elijah había sido el siguiente, y entre ambos hermanos, no habían dejado de aparecer más personas, licántropos, otros vampiros… el fenómeno no se limitaba tan solo a la familia Mikaelson. Y Keelan no sabía si eso era una buena, o una mala señal. La última en regresar había sido Hayley, y el más elegante de los hermanos había sido el encargado de viajar a por ella. Keelan no era un hombre cotilla, pero no había que ser un lince para ver la emoción contenía en los ojos de Elijah al recibir noticias sobre la vuelta de la híbrida. Quizás si conseguían esquivar la bala que estaba claro que se dirigía hacia ellos, pudieran volver a tener todos una segunda oportunidad. Klaus y Hayley como padres. Elijah y Hayley como pareja… y todos como familia, como una familia que no enfrentaba un peligro mortal cada semana. Porque no estaba dispuesto a permitir que aquello ocurriera, no ahora que estaban todos, no con Nik en sus vidas… El lobo está presente en aquella reunión familiar tras la llegada de Hayley, escucha y comparte el buen humor que reina en el ambiente, pero se mantiene en un segundo plano haciendo gala de su carácter más reservado. Tan solo cuando Elijah propone aquel “plan de búsqueda” sus ojos saltan del original a su mujer, y de esta al mapa que había usado para localizar a sus hermanos, el cual seguía allí, en una pequeña mesa junto con el péndulo. >> Al final Freya había encontrado dos señales realmente claras, más fuertes que cualquiera, señales de criaturas sobrenaturales que habían vuelto a la vida y que quizás les dieran, con sus marcas, más información sobre que estaba ocurriendo. Hayley y Elijah habían resuelto rastrear la señal de Idaho, y la propia Freya estaba preparándose para viajar a Canadá donde se encontraba su segundo sujeto. El último de los Malraux entra en la habitación cargando a un Nik por completo dormido después de estar jugando hasta el agotamiento con Rebekah y Marcel. Tras depositar al niño de forma delicada en su cuna, el moreno se dirige hacia el armario, abriendo este de par en par y mirándolo con ojo crítico. — ¿Crees que nuestra ropa de abrigo será suficiente en Canadá? Como médico te puedo decir que la hipotermia es algo muy serio… Su comentario obtiene lo que busca, la mirada de confusión de su esposa, una mirada que él combate con su mejor sonrisa, mientras se acerca a ella y la atrapa por la cintura. — No pensaras que vas a ir sola hasta Canadá para buscar a una criatura sobrenatural resucitada de la que no sabemos absolutamente nada, y que quizás no quiere que la encuentren, ¿verdad? Tu eres más lista que eso, Freya.
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  • La noche llegó como la calma 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙪é𝙨 de la tormenta. Todavía se podía sentir el pitido en los oídos, la sensación de que el suelo aún temblaba por las pisadas fuertes o las granadas que se activaban.

    Sin embargo, salvo por eso, había un silencio inquietante. Como si todo estuviera muerto en el campamento improvisado que armaron, ahí, no muy lejos de la batalla. Nadie hablaba. Ni siquiera uno podía estar seguro de si estaban respirando. Habían movimientos escasos.

    Micah estaba terminando de organizar sus suministros luego de haber utilizado algunos recursos. Ya había verificado que sus compañeros estuvieran bien, ahora le faltaba saber qué le quedaba disponible.

    Entonces, a unos metros de distancia, sentado contra un mural destruido, entre escombros, habló uno de sus compañeros, unos de los veteranos allí. Exhaló el humo del cigarrillo mientras abrió la boca y observó al médico.

    —Aún no me creo que estés aquí, Ravenscroft —tenía una media sonrisa, pero en sus ojos se notaba el cansancio—. Luego de lo que te ocurrió, mierda, pensé que ya estabas muerto. Todos lo creímos aquel día, en el pueblo.

    Como respuesta Micah levantó la vista hacia él. Lo único que podían ver eran sus ojos y cejas entre el pasamontañas. Sin embargo, con una mirada podía decir mucho.

    —No sé ustedes... —continuó el hombre, dando una calada al cigarrillo— este ya no es Ravenscroft... No. Es Revenant.

    Se escucharon algunas risas por parte de los demás, pequeñas, leves, mientras que el mencionado por el veterano continuó con su tarea, guardando todo con meticulosidad, cada objeto justo en los lugares que él sabía de memoria.

    —Creo que le queda, tiene sentido —uno de los más jóvenes se hizo presente con su voz, viendo al médico—. Siempre que lo necesitamos aparece, y si tiene que pelear, lo hace.

    A partir de ese momento, cada vez que lo llamaban en persona o por radio, ese apodo se repetía hasta de manera natural: "Revenant, necesitamos apoyo". Y, si bien Micah nunca lo pidió, tampoco lo rechazó. Con el tiempo, el apodo comenzó a ser parte de él tanto como la cicatriz en su cuello que siempre trataba de ocultar.
    La noche llegó como la calma 𝙙𝙚𝙨𝙥𝙪é𝙨 de la tormenta. Todavía se podía sentir el pitido en los oídos, la sensación de que el suelo aún temblaba por las pisadas fuertes o las granadas que se activaban. Sin embargo, salvo por eso, había un silencio inquietante. Como si todo estuviera muerto en el campamento improvisado que armaron, ahí, no muy lejos de la batalla. Nadie hablaba. Ni siquiera uno podía estar seguro de si estaban respirando. Habían movimientos escasos. Micah estaba terminando de organizar sus suministros luego de haber utilizado algunos recursos. Ya había verificado que sus compañeros estuvieran bien, ahora le faltaba saber qué le quedaba disponible. Entonces, a unos metros de distancia, sentado contra un mural destruido, entre escombros, habló uno de sus compañeros, unos de los veteranos allí. Exhaló el humo del cigarrillo mientras abrió la boca y observó al médico. —Aún no me creo que estés aquí, Ravenscroft —tenía una media sonrisa, pero en sus ojos se notaba el cansancio—. Luego de lo que te ocurrió, mierda, pensé que ya estabas muerto. Todos lo creímos aquel día, en el pueblo. Como respuesta Micah levantó la vista hacia él. Lo único que podían ver eran sus ojos y cejas entre el pasamontañas. Sin embargo, con una mirada podía decir mucho. —No sé ustedes... —continuó el hombre, dando una calada al cigarrillo— este ya no es Ravenscroft... No. Es Revenant. Se escucharon algunas risas por parte de los demás, pequeñas, leves, mientras que el mencionado por el veterano continuó con su tarea, guardando todo con meticulosidad, cada objeto justo en los lugares que él sabía de memoria. —Creo que le queda, tiene sentido —uno de los más jóvenes se hizo presente con su voz, viendo al médico—. Siempre que lo necesitamos aparece, y si tiene que pelear, lo hace. A partir de ese momento, cada vez que lo llamaban en persona o por radio, ese apodo se repetía hasta de manera natural: "Revenant, necesitamos apoyo". Y, si bien Micah nunca lo pidió, tampoco lo rechazó. Con el tiempo, el apodo comenzó a ser parte de él tanto como la cicatriz en su cuello que siempre trataba de ocultar.
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  • La verdad es que hades , es muy difícil saber que cosas de gusta no es como su hermano Zeus .
    ¡¿Que difícil?!
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  • Sabes que no deberías , estar molestando a los dioses

    - apareció aquella diosa de la nada frente a quien la había llamado .-

    Deberías saber que estoy tratando de tener una vida "normal"
    Sabes que no deberías , estar molestando a los dioses - apareció aquella diosa de la nada frente a quien la había llamado .- Deberías saber que estoy tratando de tener una vida "normal"
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  • ¿Que quieren? Ya le dije que no quiero saber nada que ver con ustedes los dioses , eso de dije ya hace tiempo ¿Dime por qué me busca?
    ¿Que quieren? Ya le dije que no quiero saber nada que ver con ustedes los dioses , eso de dije ya hace tiempo ¿Dime por qué me busca?
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  • : : ❲ ℰsᴄᴇɴᴀ — 𝒞ᴀɴᴏ́ɴɪᴄᴀ ❳ : :

    Seguramente habían pasado horas desde que él la dejó, desde que cruzó la puerta y se negó a regresar al espacio que compartían juntos. No le sorprendía, a decir verdad. Después de todo, sabía que él sentía que lo había abandonado hacía tiempo, aunque su intención jamás había sido esa. No guardaba esperanzas de que regresara, de que la buscara de nuevo. Ya había dejado claro que era lo que necesitaba y quería.

    Quizás tenía razón. Durante ese tiempo, sus pensamientos se dedicaron a sopesar aquellas ventajas y desventajas que tenía involucrarse en aquella guerra. Era lealtad lo que la motivaba, pero, ¿Hacía quién estaba realmente su lealtad? El vilturmita, Invencible, era su amigo... el primero que podía decir que tenía verdaderamente. Su amistad y lazo era tan genuino que incluso se había cuestionado si tenía razón Grimmjow y había algo más que ella no quisiera ver.

    Pero siempre llegaba a la misma conclusión; el rostro del peliazul se interponía, sus recuerdos y pensamientos siempre viajaban hasta él. Después de intentar por horas alejarlo de sus memorias, entendió que estaba de más intentarlo, la respuesta era clara. Grimmjow era su hogar, era lo que quería y necesitaba; podía prescindir de lo demás, pero de él nunca. Estaría dispuesta a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona por él. Siempre había sido él.

    Tardó un rato más en ponerse en pie. Ya lo tenía claro, abandonaría el mundo humano y renunciaría a todo, con tal de existir al lado del peliazul. Y aunque la claridad estaba por fin en su cabeza, no lo hacía menos doloroso. Él no tenía por que saberlo, no tenía por que enterarse del esfuerzo y el sacrificio que ella haría por él, así que no lo llamó. Cuando dejó de temblar, se colocó en pie, mirando al cielo nocturno una vez más. Pronto sería el único cielo que podría ver.

    Un ruido de tela desgarrándose y la cicatriz de Garganta apareció frente a ella. No era su batalla, no le incumbía del todo esa pelea, solo iría una última vez a despedirse, a darles la poca información que tenía y luego, nunca más los volvería a ver. El corazón se le encogió un poco ante esa idea, pero ya había tomado una decisión. Garganta se cerró tras ella, cuando por fin hubo entrado del todo en aquel portal.

    La luz del cielo de aquel país extraño la cegó, pero cuando por fin salió, bastó solo un momento para que pesquisa hiciera lo suyo. No estaba tan lejos. Y estaba también su compañera. Sonrió, avanzando con Sonido en su dirección; al menos podría disculparse por sus modales cuando la conoció por primera vez siendo una infante.
    : : ❲ ℰsᴄᴇɴᴀ — 𝒞ᴀɴᴏ́ɴɪᴄᴀ ❳ : : Seguramente habían pasado horas desde que él la dejó, desde que cruzó la puerta y se negó a regresar al espacio que compartían juntos. No le sorprendía, a decir verdad. Después de todo, sabía que él sentía que lo había abandonado hacía tiempo, aunque su intención jamás había sido esa. No guardaba esperanzas de que regresara, de que la buscara de nuevo. Ya había dejado claro que era lo que necesitaba y quería. Quizás tenía razón. Durante ese tiempo, sus pensamientos se dedicaron a sopesar aquellas ventajas y desventajas que tenía involucrarse en aquella guerra. Era lealtad lo que la motivaba, pero, ¿Hacía quién estaba realmente su lealtad? El vilturmita, Invencible, era su amigo... el primero que podía decir que tenía verdaderamente. Su amistad y lazo era tan genuino que incluso se había cuestionado si tenía razón Grimmjow y había algo más que ella no quisiera ver. Pero siempre llegaba a la misma conclusión; el rostro del peliazul se interponía, sus recuerdos y pensamientos siempre viajaban hasta él. Después de intentar por horas alejarlo de sus memorias, entendió que estaba de más intentarlo, la respuesta era clara. Grimmjow era su hogar, era lo que quería y necesitaba; podía prescindir de lo demás, pero de él nunca. Estaría dispuesta a sacrificar cualquier cosa y a cualquier persona por él. Siempre había sido él. Tardó un rato más en ponerse en pie. Ya lo tenía claro, abandonaría el mundo humano y renunciaría a todo, con tal de existir al lado del peliazul. Y aunque la claridad estaba por fin en su cabeza, no lo hacía menos doloroso. Él no tenía por que saberlo, no tenía por que enterarse del esfuerzo y el sacrificio que ella haría por él, así que no lo llamó. Cuando dejó de temblar, se colocó en pie, mirando al cielo nocturno una vez más. Pronto sería el único cielo que podría ver. Un ruido de tela desgarrándose y la cicatriz de Garganta apareció frente a ella. No era su batalla, no le incumbía del todo esa pelea, solo iría una última vez a despedirse, a darles la poca información que tenía y luego, nunca más los volvería a ver. El corazón se le encogió un poco ante esa idea, pero ya había tomado una decisión. Garganta se cerró tras ella, cuando por fin hubo entrado del todo en aquel portal. La luz del cielo de aquel país extraño la cegó, pero cuando por fin salió, bastó solo un momento para que pesquisa hiciera lo suyo. No estaba tan lejos. Y estaba también su compañera. Sonrió, avanzando con Sonido en su dirección; al menos podría disculparse por sus modales cuando la conoció por primera vez siendo una infante.
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  • -La mujer se encontraba en su oficina trabajando, timbrando con “Cancelled” unos archivos de almas que pasaron al otro mundo. En eso las puertas se abren y entra Bel, un espectro menor volando muy agitado-

    Bel: ¡señora!!... Tenemos un problema.

    -La mujer levantó la vista al ver al espectro, bajando el timbre cuando escuchó la palabra “problema”-

    ¿Llegaron los Power Ranger?..

    Bel: que!? Noo.. Hubo un cambio de destino de una persona.

    ¿Aparecieron las guerreras mágicas?

    -El espectro se quedó sin palabras y le entrego un archivo antiguo y desgastado a la mujer. Al verlo lo reconoció, y no tuvo que abrirlo para saber de quién era-

    Si.. lo sé. Haz escuchado un dicho ¿“ Si quieres eliminar un imperio, debes entrar en el imperio”?
    Pues es lo que está haciendo el adefecio. Ya que su objetivo no es fácil, y posee muy buenos asesinos, sin contar que es inmortal.
    Pero si ese adefecio quisiera puede destruir el mundo humano con su poder, es de los más poderosos que he enfrentado.

    Bel: ¿no hará nada señora?..

    -La mujer levantó el timbre de Cancelled y sello en la frente a Bel, el espectro quedó confundido-

    No puedo intervenir en lo que ese adefecio haga, solo evitar su muerte..
    Ahora largo, necesito terminar para ver “Bon appetit, majestad”

    -La mujer levanta el índice y una energía espiritual agarra a Bel y lo empieza arrastrar hasta la puerta sacándolo de la oficina, cerrando finalmente la puerta -

    Bien continuemos...
    -La mujer se encontraba en su oficina trabajando, timbrando con “Cancelled” unos archivos de almas que pasaron al otro mundo. En eso las puertas se abren y entra Bel, un espectro menor volando muy agitado- Bel: ¡señora!!... Tenemos un problema. -La mujer levantó la vista al ver al espectro, bajando el timbre cuando escuchó la palabra “problema”- ¿Llegaron los Power Ranger?.. Bel: que!? Noo.. Hubo un cambio de destino de una persona. ¿Aparecieron las guerreras mágicas? -El espectro se quedó sin palabras y le entrego un archivo antiguo y desgastado a la mujer. Al verlo lo reconoció, y no tuvo que abrirlo para saber de quién era- Si.. lo sé. Haz escuchado un dicho ¿“ Si quieres eliminar un imperio, debes entrar en el imperio”? Pues es lo que está haciendo el adefecio. Ya que su objetivo no es fácil, y posee muy buenos asesinos, sin contar que es inmortal. Pero si ese adefecio quisiera puede destruir el mundo humano con su poder, es de los más poderosos que he enfrentado. Bel: ¿no hará nada señora?.. -La mujer levantó el timbre de Cancelled y sello en la frente a Bel, el espectro quedó confundido- No puedo intervenir en lo que ese adefecio haga, solo evitar su muerte.. Ahora largo, necesito terminar para ver “Bon appetit, majestad” -La mujer levanta el índice y una energía espiritual agarra a Bel y lo empieza arrastrar hasta la puerta sacándolo de la oficina, cerrando finalmente la puerta - Bien continuemos...
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  • — Quizás el poder del enemigo es enorme, pero hay algo mucho más enorme... y eso es mi voluntad de seguir luchando por lo que creo. El luchar por la idea de saber que habrá un mundo mejor. No importa cuantas veces tenga que caer, mi voluntad para seguir adelante me ayudará a ponerme en pie... con esta lanza, marcaré el camino para aquellos que van detrás de mí lo sigan y puedan cumplir ese ideal por el que nos ha unido.
    — Quizás el poder del enemigo es enorme, pero hay algo mucho más enorme... y eso es mi voluntad de seguir luchando por lo que creo. El luchar por la idea de saber que habrá un mundo mejor. No importa cuantas veces tenga que caer, mi voluntad para seguir adelante me ayudará a ponerme en pie... con esta lanza, marcaré el camino para aquellos que van detrás de mí lo sigan y puedan cumplir ese ideal por el que nos ha unido.
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