• ∆ Eh recibido tu respuesta.
    Aquella espera que pareció eterna, Pero solo fue un día al cual soportar.

    No sufro por mi bien, no temo, ni espero la obligación, si no el nacimiento de tu ser, al cual libre es por entregarme tu cálido, dominante y seductible deseo.

    Eh de tomar el tiempo para calmar mi memoria de tus palabras recargadas, y de calmar el estruendo de mi pecho al leerte de forma detallada.

    Tras de mi una duda me aguarda, ¿me describes a mi? ¿O alguna mujer que con cariño guardas?.
    Y a esa duda la hago a un lado, porque al final pensar en ello no sirve de nada, solo me importa el dulce deceo, y lo que evocas en mi con tus intensas palabras.

    Ante otro ser desvío la mirada, y aunque te veo rodeado, solo me enfoco en tu sonrisa y en mí tu presiosa mirada.

    Eres Amante por naturaleza.
    Eres lo que el infierno aguarda.
    Eres mi pecado vivo.
    Eres.. lo que eres y lo que debes ser, porque eres lo que me gusta.
    Eres quien tú eres.
    El más delicioso sabor de una madura fruta. ∆

    ZZ
    ∆ Eh recibido tu respuesta. Aquella espera que pareció eterna, Pero solo fue un día al cual soportar. No sufro por mi bien, no temo, ni espero la obligación, si no el nacimiento de tu ser, al cual libre es por entregarme tu cálido, dominante y seductible deseo. Eh de tomar el tiempo para calmar mi memoria de tus palabras recargadas, y de calmar el estruendo de mi pecho al leerte de forma detallada. Tras de mi una duda me aguarda, ¿me describes a mi? ¿O alguna mujer que con cariño guardas?. Y a esa duda la hago a un lado, porque al final pensar en ello no sirve de nada, solo me importa el dulce deceo, y lo que evocas en mi con tus intensas palabras. Ante otro ser desvío la mirada, y aunque te veo rodeado, solo me enfoco en tu sonrisa y en mí tu presiosa mirada. Eres Amante por naturaleza. Eres lo que el infierno aguarda. Eres mi pecado vivo. Eres.. lo que eres y lo que debes ser, porque eres lo que me gusta. Eres quien tú eres. El más delicioso sabor de una madura fruta. ∆ ZZ
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  • *Ese día, Ming Yue se paseaba por Loufu mientras miraba a su vez el cielo, es un día bastante hermoso y actualmente donde ella estaba, no había nadie así que se puso a pensar en su general comenzado a cantar pesando en sus ojos dorados. *

    https://youtu.be/Svm-UgMY9Zs?si=tHcd-3yYPJNyE4Vd
    *Ese día, Ming Yue se paseaba por Loufu mientras miraba a su vez el cielo, es un día bastante hermoso y actualmente donde ella estaba, no había nadie así que se puso a pensar en su general comenzado a cantar pesando en sus ojos dorados. * https://youtu.be/Svm-UgMY9Zs?si=tHcd-3yYPJNyE4Vd
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  • Reencuentro con Winter Carstairs
    Fandom OC
    Categoría Original
    El calor en Seúl había comenzado temprano aquel sábado. El tipo de bochorno que ni el ventilador ni el café frío lograban disipar del todo. Haneul se había despertado sin alarma, con el cuerpo aún envuelto en esa calma extraña que llega cuando no hay obligaciones ni citas ni máscaras que sostener.

    Después de atender a su madre enferma y dejarla acostada en la cama, salió al pequeño jardín trasero y se hundió en la piscina. El agua le llegaba por los brazos, el cielo estaba limpio y azul, y por un momento, todo el mundo pareció en pausa.

    Apoyó el móvil en el borde de madera y, tras unos segundos de duda, abrió el chat.

    [Mensaje enviado a: Winter Carstairs]

    Hola, querida! Ya han pasado quince días, pero no olvido esa noche. Espero que estés bien, y que tu cuerpo —y tu alma— hayan sanado al menos un poco desde entonces.
    Sé que es improbable, pero si por casualidad estás en Seúl, quería decirte que estoy en casa, el sol está fuerte y estoy en la piscina. Hay limonada con jengibre. Si gustas pasar un rato agradable, eres bienvenida. No me vendría mal tu compañia.
    No hay presión. Solo una puerta abierta, por si alguna parte de ti la necesita.

    Dejó el teléfono a un lado, se recostó en el borde, con los ojos cerrados, y dejó que el sol le secara el cabello.

    Si Winter respondía, bien.
    Y si no… también. Pero había algo en ella que no se desvanecía fácil. Y por eso, Haneul había decidido dejar la invitación abierta.
    El calor en Seúl había comenzado temprano aquel sábado. El tipo de bochorno que ni el ventilador ni el café frío lograban disipar del todo. Haneul se había despertado sin alarma, con el cuerpo aún envuelto en esa calma extraña que llega cuando no hay obligaciones ni citas ni máscaras que sostener. Después de atender a su madre enferma y dejarla acostada en la cama, salió al pequeño jardín trasero y se hundió en la piscina. El agua le llegaba por los brazos, el cielo estaba limpio y azul, y por un momento, todo el mundo pareció en pausa. Apoyó el móvil en el borde de madera y, tras unos segundos de duda, abrió el chat. [Mensaje enviado a: Winter Carstairs] Hola, querida! Ya han pasado quince días, pero no olvido esa noche. Espero que estés bien, y que tu cuerpo —y tu alma— hayan sanado al menos un poco desde entonces. Sé que es improbable, pero si por casualidad estás en Seúl, quería decirte que estoy en casa, el sol está fuerte y estoy en la piscina. Hay limonada con jengibre. Si gustas pasar un rato agradable, eres bienvenida. No me vendría mal tu compañia. No hay presión. Solo una puerta abierta, por si alguna parte de ti la necesita. Dejó el teléfono a un lado, se recostó en el borde, con los ojos cerrados, y dejó que el sol le secara el cabello. Si Winter respondía, bien. Y si no… también. Pero había algo en ella que no se desvanecía fácil. Y por eso, Haneul había decidido dejar la invitación abierta.
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  • Red Light, Red Blood - Dullsville.
    Fandom Jujutsu Kaisen/Vampire Kisses.
    Categoría Drama
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Pueblo de Dullsville, 16:04 hs
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Biblioteca.

    ⠀⠀Las primeras gotas de lluvia empezaban a repiquetear contra los cristales mal sellados de la vieja biblioteca, una construcción apenas sostenida por el tiempo en el corazón de Dullsville.
    ⠀⠀El nombre no podía ser más apropiado: gris, lento, con esa textura de pueblo que se quedó atascado entre décadas, por alguna razón...

    ⠀⠀Para Tascio, sin embargo, los lugares donde no pasaba nada eran los mejores para descubrir mitología interesante e historias perdidas. Empujó la puerta con suavidad. Esta se abrió con un quejido largo, casi dolido, parecía que poca gente la transitaba. El interior olía a madera húmeda, a papel envejecido, y demasiado polvo para una nariz.
    ⠀⠀Sin perder tiempo, se adentró entre los pasillos desiertos. Sus dedos, cubiertos por guantes, recorrían el lomo de los libros observando con detenimiento premisas interesantes.

    ⠀⠀Finalmente se halló con <ese> pasillo, aquel que ni los bibliotecarios se suelen acordar. Descendió, reposando su rodilla en el suelo, sacando un volumen tan antiguo que la tapa crujió como hojas secas bajo los pies. Lo abrió y comenzó a leer de soslayo. Y por un instante, se dejó absorber por la tinta desgastada... hasta que algo le reojo le llamó la atención.

    ⠀⠀No fue un sonido. No fue un movimiento. Fue la ausencia de todo eso. Una presencia que no se anunciaba, pero que estaba allí. No la había notado al entrar, algo poco común en él, y sin embargo, lo entendió con una mirada. Es la carencia de hostilidad, alguien acostumbrado a tener su vida en peligro, era incapaz de detectar a lo inofensivo a la ligera.
    ⠀⠀Lo hizo voltear tan estrepitosamente como en un combate real, pero no había la tensión de usualmente. Una silueta femenina, oscura y casi fundida con la penumbra, sentada en uno de los estantes más altos del establecimiento.

    ⠀⠀Sus ojos de un exótico color malva observaron detenidamente, hasta que decidió romper el silencio. ⸻ "Incluso yo veo osado leer desde esa altura." ⸻ Ni empleados había para callarlo, demostrando lo desmoronado socialmente de aquel lugar.

    ⠀⠀⸻ "Tal vez la mesa te resulte más cómoda." ⸻ Esa muchacha no era normal, estaba seguro... bueno, de por sí leer ahí no era normal tampoco.

    Raven Madison
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Pueblo de Dullsville, 16:04 hs ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Biblioteca. ⠀ ⠀⠀Las primeras gotas de lluvia empezaban a repiquetear contra los cristales mal sellados de la vieja biblioteca, una construcción apenas sostenida por el tiempo en el corazón de Dullsville. ⠀⠀El nombre no podía ser más apropiado: gris, lento, con esa textura de pueblo que se quedó atascado entre décadas, por alguna razón... ⠀⠀Para Tascio, sin embargo, los lugares donde no pasaba nada eran los mejores para descubrir mitología interesante e historias perdidas. Empujó la puerta con suavidad. Esta se abrió con un quejido largo, casi dolido, parecía que poca gente la transitaba. El interior olía a madera húmeda, a papel envejecido, y demasiado polvo para una nariz. ⠀⠀Sin perder tiempo, se adentró entre los pasillos desiertos. Sus dedos, cubiertos por guantes, recorrían el lomo de los libros observando con detenimiento premisas interesantes. ⠀⠀Finalmente se halló con <ese> pasillo, aquel que ni los bibliotecarios se suelen acordar. Descendió, reposando su rodilla en el suelo, sacando un volumen tan antiguo que la tapa crujió como hojas secas bajo los pies. Lo abrió y comenzó a leer de soslayo. Y por un instante, se dejó absorber por la tinta desgastada... hasta que algo le reojo le llamó la atención. ⠀⠀No fue un sonido. No fue un movimiento. Fue la ausencia de todo eso. Una presencia que no se anunciaba, pero que estaba allí. No la había notado al entrar, algo poco común en él, y sin embargo, lo entendió con una mirada. Es la carencia de hostilidad, alguien acostumbrado a tener su vida en peligro, era incapaz de detectar a lo inofensivo a la ligera. ⠀⠀Lo hizo voltear tan estrepitosamente como en un combate real, pero no había la tensión de usualmente. Una silueta femenina, oscura y casi fundida con la penumbra, sentada en uno de los estantes más altos del establecimiento. ⠀⠀Sus ojos de un exótico color malva observaron detenidamente, hasta que decidió romper el silencio. ⸻ "Incluso yo veo osado leer desde esa altura." ⸻ Ni empleados había para callarlo, demostrando lo desmoronado socialmente de aquel lugar. ⠀⠀⸻ "Tal vez la mesa te resulte más cómoda." ⸻ Esa muchacha no era normal, estaba seguro... bueno, de por sí leer ahí no era normal tampoco. ⠀ [fire_ruby_horse_964]
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  • Los mantengo a todos en mi corazón, mientras esté viva me aseguraré de que jamás se desvanezcan en el olvido.
    Los mantengo a todos en mi corazón, mientras esté viva me aseguraré de que jamás se desvanezcan en el olvido.
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  • Traición, desolación y soledad.

    Le ocurría desde hacía muchos años pero solo Adamai conocía su secreto. Ni siquiera se había atrevido a contarle a su propio padre lo que algunas noches parecía atormentarlo.

    Desde aquella batalla contra Nox y su primer contacto con el Selacube, se había percatado que parte de sus memorias pasaban lo atormentaban enas noches. Al principio constante, luego parecían aparecer solo cuando parecía afectarle algo como un recuerdo constante de un viejo fracaso que podría repetirse.

    Se removía en sueños, inquieto, mientras su mente repasaba las imágenes de antiguas vidas. De una historia ya olvidada pero que en realidad estaba firmemente tallada en su alma.
    Muerte, destrucción y llantos. El dolor de un puñal en la espalda de una traición.
    En sus sueños, podía ver lo que alguna vez fue el antiguo lugar que proclamaron como suyo en el mundo de los doce. Un elegante trono delicadamente trabajado por generaciones transmitidas en su pueblo, destruido y consumido por el fuego y la destrucción. El lejano ruido de un combate que parecía nunca terminar.
    En sueños, no podía verse a sí mismo, pero podía notarse sentado en el trono. Abatido. Cansado.

    A lo lejos, la feroz lucha contra una criatura tal vez tan antigua como el mismo krozmos y una de sus hermanas eliatropes.
    Podía distinguir el wakfu de su pueblo desvanecerse en el aire tras haber consumido hasta la última gota en un acto de desesperación y supervivencia. En su pecho, un agudo dolor tan insoportable que lo había adormecido. La pérdida de una mitad, de un igual, de un compañero y hermano. Su hermano.

    Herido y agotado. Incluso en su sueño juraba recordar el sentimiento de soledad y determinación. La necesidad de darlo todo hasta volver a su dofus.
    Las imágenes en su mente repasaron una feroz batalla antigua que lo llevaría hasta su propia destrucción antes de volver a su dofus.

    Despertaría agitado, transpirado y con el corazón acelerado. Jurando que si cerraba sus ojos podía volver a transportarse a tan lejano y doloroso recuerdo.
    Mientras ocultaba su rostro entre sus manos, intentaba controlar el temblor de su cuerpo y su acelerada respiración.

    — Está bien, ya pasó. —

    Se decía a sí mismo en su mente.

    — El mundo ya no está en peligro. Mi pueblo no es perseguido —

    Pero aunque insistía aquellas palabras en su mente, su corazón latía con dolorosa duda e inseguridad. Con el pasado miedo de volver a ser atormentados, perseguidos, por antiguas criaturas cargadas de poder y sed de venganza...
    Traición, desolación y soledad. Le ocurría desde hacía muchos años pero solo Adamai conocía su secreto. Ni siquiera se había atrevido a contarle a su propio padre lo que algunas noches parecía atormentarlo. Desde aquella batalla contra Nox y su primer contacto con el Selacube, se había percatado que parte de sus memorias pasaban lo atormentaban enas noches. Al principio constante, luego parecían aparecer solo cuando parecía afectarle algo como un recuerdo constante de un viejo fracaso que podría repetirse. Se removía en sueños, inquieto, mientras su mente repasaba las imágenes de antiguas vidas. De una historia ya olvidada pero que en realidad estaba firmemente tallada en su alma. Muerte, destrucción y llantos. El dolor de un puñal en la espalda de una traición. En sus sueños, podía ver lo que alguna vez fue el antiguo lugar que proclamaron como suyo en el mundo de los doce. Un elegante trono delicadamente trabajado por generaciones transmitidas en su pueblo, destruido y consumido por el fuego y la destrucción. El lejano ruido de un combate que parecía nunca terminar. En sueños, no podía verse a sí mismo, pero podía notarse sentado en el trono. Abatido. Cansado. A lo lejos, la feroz lucha contra una criatura tal vez tan antigua como el mismo krozmos y una de sus hermanas eliatropes. Podía distinguir el wakfu de su pueblo desvanecerse en el aire tras haber consumido hasta la última gota en un acto de desesperación y supervivencia. En su pecho, un agudo dolor tan insoportable que lo había adormecido. La pérdida de una mitad, de un igual, de un compañero y hermano. Su hermano. Herido y agotado. Incluso en su sueño juraba recordar el sentimiento de soledad y determinación. La necesidad de darlo todo hasta volver a su dofus. Las imágenes en su mente repasaron una feroz batalla antigua que lo llevaría hasta su propia destrucción antes de volver a su dofus. Despertaría agitado, transpirado y con el corazón acelerado. Jurando que si cerraba sus ojos podía volver a transportarse a tan lejano y doloroso recuerdo. Mientras ocultaba su rostro entre sus manos, intentaba controlar el temblor de su cuerpo y su acelerada respiración. — Está bien, ya pasó. — Se decía a sí mismo en su mente. — El mundo ya no está en peligro. Mi pueblo no es perseguido — Pero aunque insistía aquellas palabras en su mente, su corazón latía con dolorosa duda e inseguridad. Con el pasado miedo de volver a ser atormentados, perseguidos, por antiguas criaturas cargadas de poder y sed de venganza...
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  • Emma siempre miraba hacia el horizonte.
    Recordaba viejos tiempos cuando el mar era simplemente una masa gigante de agua salada que cubría gran parte del mundo, el maldito nido de un montón de criaturas sombrías que no paraban de dar problemas de vez en cuando, hasta que la sangre tiño su orilla y  convirtió todo eso en un autentico terror a terminar de la misma manera que sus padres.

    Luego de años de un asqueroso miedo al mar, descubrir que la verdadera causa de su muerte era un amigo, un fiel compañero que siempre daba esa horrible actitud de disponibilidad, ocultándose tras una actitud cuerda y con el remordimiento carcomiendo sus huesos. Ojalá hubiera podido darle fin a su triste segunda oportunidad, pero no fue asi.

    Quizás hubiera podido concentrarme en algo mucho mejor sabiendo la verdad, quizás hubiera podido tomar mejores decisiones... no, seguro que eso simplemente es un don sumamente desvalorado por los que piensan y actúan tarde.

    Emma se burlo de su propio pensamiento mientras esperaba tras un juego, viejo y desgastado por la sal marina carcomiendo el metal de a poco. El rugir de la criatura de aspecto poco apreciable a la ausencia de una runa de visión nocturna.

    -Solo tu puedes apreciar la vista en momentos como estos.

    La ausencia de Julian y Cristina era notable, no quedaba nadie con un pelo de cordura rodeandola, solo ella y las voces de su cabeza que se negaban a salir.

    -Bien Emma, es hora de quitarle el titulo del nefillim mas imprudente del siglo a Jace.
    Emma siempre miraba hacia el horizonte. Recordaba viejos tiempos cuando el mar era simplemente una masa gigante de agua salada que cubría gran parte del mundo, el maldito nido de un montón de criaturas sombrías que no paraban de dar problemas de vez en cuando, hasta que la sangre tiño su orilla y  convirtió todo eso en un autentico terror a terminar de la misma manera que sus padres. Luego de años de un asqueroso miedo al mar, descubrir que la verdadera causa de su muerte era un amigo, un fiel compañero que siempre daba esa horrible actitud de disponibilidad, ocultándose tras una actitud cuerda y con el remordimiento carcomiendo sus huesos. Ojalá hubiera podido darle fin a su triste segunda oportunidad, pero no fue asi. Quizás hubiera podido concentrarme en algo mucho mejor sabiendo la verdad, quizás hubiera podido tomar mejores decisiones... no, seguro que eso simplemente es un don sumamente desvalorado por los que piensan y actúan tarde. Emma se burlo de su propio pensamiento mientras esperaba tras un juego, viejo y desgastado por la sal marina carcomiendo el metal de a poco. El rugir de la criatura de aspecto poco apreciable a la ausencia de una runa de visión nocturna. -Solo tu puedes apreciar la vista en momentos como estos. La ausencia de Julian y Cristina era notable, no quedaba nadie con un pelo de cordura rodeandola, solo ella y las voces de su cabeza que se negaban a salir. -Bien Emma, es hora de quitarle el titulo del nefillim mas imprudente del siglo a Jace.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    “Recuerdos de Elisabetta”

    Permanecía en silencio frente al ventanal antiguo del palazzo, donde la luz del atardecer entraba como oro líquido y acariciaba su piel. Vestía un delicado vestido de seda color champán, bordado con hilos dorados que parecían haber sido tejidos por los dioses mismos. Sus rizos rubios caían sobre sus hombros desnudos como cascadas de luz, y sus ojos, de un violeta profundo, parecían perdidos en otro tiempo.

    Entre sus dedos sostenía un colgante antiguo: una mariposa en filigrana de oro, el mismo que solía llevar su madre, Erin Fitzgerald, antes de que la muerte se la llevara tan temprano. Aquella joya no tenía precio para Elisabetta. No por su valor material, sino por los recuerdos que cargaba en silencio.

    —“Mamá…”, murmuró, con una voz tan suave que apenas fue un suspiro. “¿Serías feliz si vieras en lo que me he convertido?”

    La habitación estaba en calma, pero en su mente resonaban risas pasadas. El eco de los pasos de su madre al entrar en la misma sala, el perfume a gardenias, la calidez de sus brazos. Todo eso estaba lejos… y sin embargo, tan presente como su propia piel.

    Elisabetta cerró los ojos, dejando que una sola lágrima cayera por su mejilla. No lloraba a menudo. Ser la “Farfalla della Morte” no le permitía tales debilidades. Pero en esos breves instantes de soledad, cuando la máscara se desvanecía, la niña que había perdido a su madre volvía a asomar.

    Se giró hacia el retrato colgado en la pared: Erin, joven, sonriente, abrazando a dos niños gemelos. Flavio y ella, cuando el mundo aún era cálido.

    —“He tomado el poder, mamma… como tú decías que haría. Pero a veces…” —su voz se quebró— “a veces solo quisiera volver a esos días en los que lo único que importaba era tu abrazo.”

    Elisabetta besó el colgante, luego lo dejó caer sobre su pecho, brillando con la misma intensidad que sus ojos.

    Y entonces, se giró hacia la puerta, su mirada endureciéndose de nuevo. La reina volvía al trono.

    Pero el recuerdo… ese nunca la abandonaría.
    “Recuerdos de Elisabetta” Permanecía en silencio frente al ventanal antiguo del palazzo, donde la luz del atardecer entraba como oro líquido y acariciaba su piel. Vestía un delicado vestido de seda color champán, bordado con hilos dorados que parecían haber sido tejidos por los dioses mismos. Sus rizos rubios caían sobre sus hombros desnudos como cascadas de luz, y sus ojos, de un violeta profundo, parecían perdidos en otro tiempo. Entre sus dedos sostenía un colgante antiguo: una mariposa en filigrana de oro, el mismo que solía llevar su madre, Erin Fitzgerald, antes de que la muerte se la llevara tan temprano. Aquella joya no tenía precio para Elisabetta. No por su valor material, sino por los recuerdos que cargaba en silencio. —“Mamá…”, murmuró, con una voz tan suave que apenas fue un suspiro. “¿Serías feliz si vieras en lo que me he convertido?” La habitación estaba en calma, pero en su mente resonaban risas pasadas. El eco de los pasos de su madre al entrar en la misma sala, el perfume a gardenias, la calidez de sus brazos. Todo eso estaba lejos… y sin embargo, tan presente como su propia piel. Elisabetta cerró los ojos, dejando que una sola lágrima cayera por su mejilla. No lloraba a menudo. Ser la “Farfalla della Morte” no le permitía tales debilidades. Pero en esos breves instantes de soledad, cuando la máscara se desvanecía, la niña que había perdido a su madre volvía a asomar. Se giró hacia el retrato colgado en la pared: Erin, joven, sonriente, abrazando a dos niños gemelos. Flavio y ella, cuando el mundo aún era cálido. —“He tomado el poder, mamma… como tú decías que haría. Pero a veces…” —su voz se quebró— “a veces solo quisiera volver a esos días en los que lo único que importaba era tu abrazo.” Elisabetta besó el colgante, luego lo dejó caer sobre su pecho, brillando con la misma intensidad que sus ojos. Y entonces, se giró hacia la puerta, su mirada endureciéndose de nuevo. La reina volvía al trono. Pero el recuerdo… ese nunca la abandonaría.
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  • Una célula hostil fue interceptada infiltrándose en una zona de seguridad crítica.

    Es decir, había gente alrededor del perímetro de caza perteneciente a una criatura "anómala". Gente que no debería estar ahí, gente que sabía que se estaba metiendo en problemas.

    Dado el alto riesgo y habiendo aprendido de las experiencias pasadas, se decidió enviar sólo a Viper. El único no-humano en sus filas.

    Su tarea era encontrar un "tercer ojo". Alguna forma de vigilancia paranormal en las inmediaciones que pudiera poner en riesgo a otros operativos humanos.

    Su técnica de infiltración fue cuidadosa, casi perfecta. No dejó rastro alguno. Sin embargo, al volver a echar un vistazo a una ventana cercana se encontró con un mensaje que antes no estaba ahí.

    "I CAN SEE YOU".

    Pasó de ser el cazador a ser la presa.
    Pero, para su mente entrenada, nada de eso era desventaja.

    Ya no tendría que buscar.
    Sólo debía dejarse encontrar.
    Una célula hostil fue interceptada infiltrándose en una zona de seguridad crítica. Es decir, había gente alrededor del perímetro de caza perteneciente a una criatura "anómala". Gente que no debería estar ahí, gente que sabía que se estaba metiendo en problemas. Dado el alto riesgo y habiendo aprendido de las experiencias pasadas, se decidió enviar sólo a Viper. El único no-humano en sus filas. Su tarea era encontrar un "tercer ojo". Alguna forma de vigilancia paranormal en las inmediaciones que pudiera poner en riesgo a otros operativos humanos. Su técnica de infiltración fue cuidadosa, casi perfecta. No dejó rastro alguno. Sin embargo, al volver a echar un vistazo a una ventana cercana se encontró con un mensaje que antes no estaba ahí. "I CAN SEE YOU". Pasó de ser el cazador a ser la presa. Pero, para su mente entrenada, nada de eso era desventaja. Ya no tendría que buscar. Sólo debía dejarse encontrar.
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  • —Echo, déjame llevarte a un lugar.

    Oropo le extendió una mano y Echo, dejándose llevar por el impulso de curiosidad que se apoderó de ella, la aceptó, siguiendo al selatrope hacia un portal sin dudarlo. Antes de entrar, Oropo le dedica una sonrisa por encima del hombro y Echo le corresponde, cerrando sus sensibles ojos ante la luz del del portal para después sumergirse a lo desconocido.

    Guiada por la fría mano de Oropo, Echo volvió a abrir los ojos una vez la luz del portal se desvaneció, encontrándose con el lugar más hermoso que ha visto en su vida. Un cielo aguamarina se cernía sobre ambos, con vetas azules y múltiples estrellas hiladas en constelaciones salpicando el manto estelar. Al mirar hacia abajo, puede ver que la extensión de estrellas se refleja en el suelo, el cual parece un estanque acompañado de vegetación y hermosas flores naranjas. Sin palabras, Echo se giró en la dirección del selatrope, viendo como él le sonríe mientras la luz de las estrellas se reflejan en los ojos ajenos.

    —Esto es... —no se atrevió a continuar, demasiado cautivada por la vista que tenía frente a sí.

    —Lo sé, ¿Verdad? —respondió, con una expresión casi mareada iluminando su rostro. — Yo creé este lugar.

    Las plumas de Echo se erizaron por la sorpresa.

    —¿Tú... Hiciste todo esto? —preguntó. El asombro se refleja en su voz, y Oropo responde con una risita.

    —Sí, lo hice usando el selacubo. Creé este lugar para nosotros —dijo, distante. Echo le apretó la mano, sacándolo de donde sea que su mente esté. Oropo rápidamente salió de su ensoñación y viró la testa en dirección a la eniripsa, sonriéndole mientras le devuelve el apretón.

    Con la niebla de sus ojos disipándose, Oropo acortó distancia con Echo y entrelazó sus desos con los de ella, tocando con suavidad los labios de la mujer con los propios. Después, se separó apenas y volvió la mirada hacia el krozmos que giraba sobre sí mismo, con una mirada llena de determinación mientras su mente se llenaba de ideas para el futuro.

    La mirada de Echo permaneció fija en su amor, a quién consideraba una visión mucho más hermosa que cualquier paisaje cósmico. Ahí, se da cuenta de qué a pesar de todas las dificultades que pasaron en el pasado, descubre que su amor por él brilla con la misma intensidad que en antaño, y seguirá haciéndolo en el futuro. Se enamorará de aquel hombre cada vez y se promete que lo seguirá a donde quiera que su misión lo lleve.

    Incluso si eso acaba con ambos al final.
    —Echo, déjame llevarte a un lugar. Oropo le extendió una mano y Echo, dejándose llevar por el impulso de curiosidad que se apoderó de ella, la aceptó, siguiendo al selatrope hacia un portal sin dudarlo. Antes de entrar, Oropo le dedica una sonrisa por encima del hombro y Echo le corresponde, cerrando sus sensibles ojos ante la luz del del portal para después sumergirse a lo desconocido. Guiada por la fría mano de Oropo, Echo volvió a abrir los ojos una vez la luz del portal se desvaneció, encontrándose con el lugar más hermoso que ha visto en su vida. Un cielo aguamarina se cernía sobre ambos, con vetas azules y múltiples estrellas hiladas en constelaciones salpicando el manto estelar. Al mirar hacia abajo, puede ver que la extensión de estrellas se refleja en el suelo, el cual parece un estanque acompañado de vegetación y hermosas flores naranjas. Sin palabras, Echo se giró en la dirección del selatrope, viendo como él le sonríe mientras la luz de las estrellas se reflejan en los ojos ajenos. —Esto es... —no se atrevió a continuar, demasiado cautivada por la vista que tenía frente a sí. —Lo sé, ¿Verdad? —respondió, con una expresión casi mareada iluminando su rostro. — Yo creé este lugar. Las plumas de Echo se erizaron por la sorpresa. —¿Tú... Hiciste todo esto? —preguntó. El asombro se refleja en su voz, y Oropo responde con una risita. —Sí, lo hice usando el selacubo. Creé este lugar para nosotros —dijo, distante. Echo le apretó la mano, sacándolo de donde sea que su mente esté. Oropo rápidamente salió de su ensoñación y viró la testa en dirección a la eniripsa, sonriéndole mientras le devuelve el apretón. Con la niebla de sus ojos disipándose, Oropo acortó distancia con Echo y entrelazó sus desos con los de ella, tocando con suavidad los labios de la mujer con los propios. Después, se separó apenas y volvió la mirada hacia el krozmos que giraba sobre sí mismo, con una mirada llena de determinación mientras su mente se llenaba de ideas para el futuro. La mirada de Echo permaneció fija en su amor, a quién consideraba una visión mucho más hermosa que cualquier paisaje cósmico. Ahí, se da cuenta de qué a pesar de todas las dificultades que pasaron en el pasado, descubre que su amor por él brilla con la misma intensidad que en antaño, y seguirá haciéndolo en el futuro. Se enamorará de aquel hombre cada vez y se promete que lo seguirá a donde quiera que su misión lo lleve. Incluso si eso acaba con ambos al final.
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