• La escandalosa bola de pelos del barrio, otra vez había sido capturada.

    —Qué perro más feo eres, mierda. ¿Y se supone que los perros hagan esa pose? Ugh... Tres mil yenes... —revisa su bolsillo, haciendo sonar las monedas. Cambio exacto, una lágrima se forma en su ojo izquierdo al apretar los párpados.

    —Carajo, ¡carajo, es lo último que me quedaba! ¿¡Por qué tienes que ser tan hijo de perra?! ...No me respondas.

    Frustración. Desesperación. La quiebra absoluta.

    —Bueno, ya veremos mañana como completamos la renta *Sigh*... ¡Pero esta es la última, ÚLTIMA puta vez que te saco de aquí!
    La escandalosa bola de pelos del barrio, otra vez había sido capturada. —Qué perro más feo eres, mierda. ¿Y se supone que los perros hagan esa pose? Ugh... Tres mil yenes... —revisa su bolsillo, haciendo sonar las monedas. Cambio exacto, una lágrima se forma en su ojo izquierdo al apretar los párpados. —Carajo, ¡carajo, es lo último que me quedaba! ¿¡Por qué tienes que ser tan hijo de perra?! ...No me respondas. Frustración. Desesperación. La quiebra absoluta. —Bueno, ya veremos mañana como completamos la renta *Sigh*... ¡Pero esta es la última, ÚLTIMA puta vez que te saco de aquí!
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    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda.

    El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador.

    Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido.

    Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta.

    Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia.

    Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así.

    Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija.

    Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza.

    ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello.

    ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... ──

    Eve Duvall
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda. El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador. Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido. Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta. Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia. Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así. Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija. Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza. ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello. ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... ── [TREME.WITCH]
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  • El mirador se alzaba desde el punto más alto de la colina. A sus pies, el mundo se extendía en una vista increíblemente preciosa: una ciudad agradable y hermosa, rodeada en la distancia por montañas escarpadas cubiertas de bruma, esa que descendía tranquila entre los árboles, silenciosa, espectral. Las luces de la ciudad titilaban como un mar de luceros que parecían un reflejo terrenal de las estrellas plateadas que brillaban en el firmamento. Afro cerró los ojos y sonrió.

    No era una sorpresa que hubiese elegido aquel lugar como residencia tras su exilio del reino de los inmortales. Como todo, no era perfecta, también tenía su cuota de defectos y contras, pero a pesar de ello, entre la rapidez de la vida urbana, el tráfico incesante, era una ciudad en donde se podía vivir cómodamente. No era una sorpresa que allí fuera el lugar en donde comenzó una nueva vida… como una humana más.

    O, al menos, lo más cercano a ello que podía permitirse una deidad mayor.

    El mirador estaba solitario y el único sonido audible era el del viento susurrando entre las hojas de los árboles. Afro apoyó los brazos sobre el barandal, el frio del metal le caló en los huesos, pero no borró esa expresión meditativa en su rostro. Desde hacía unos días algo la mantenía inquieta: tenía sueños extraños que la despertaban a mitad de la noche, cuyos significados no conseguía descifrar. Afro no era una deidad profética; no tenía esa clase de poderes que le permitían adentrarse entre las sombras y vislumbrar el destino en los hilos de las Moiras. Sin embargo, cuando "Él" necesitaba algo de ella, le mostraba esa clase de señales. Y por algún motivo todas la habían guiado hasta ese lugar.

    Quería que la diosa fuese encontrada en ese sitio.

    ────¿Me has estado buscando? —una pregunta suave, como si hablara con el aire. Pero que quizás hubiera alguien quién pudiera responderla.

    Aikaterine Ouro
    El mirador se alzaba desde el punto más alto de la colina. A sus pies, el mundo se extendía en una vista increíblemente preciosa: una ciudad agradable y hermosa, rodeada en la distancia por montañas escarpadas cubiertas de bruma, esa que descendía tranquila entre los árboles, silenciosa, espectral. Las luces de la ciudad titilaban como un mar de luceros que parecían un reflejo terrenal de las estrellas plateadas que brillaban en el firmamento. Afro cerró los ojos y sonrió. No era una sorpresa que hubiese elegido aquel lugar como residencia tras su exilio del reino de los inmortales. Como todo, no era perfecta, también tenía su cuota de defectos y contras, pero a pesar de ello, entre la rapidez de la vida urbana, el tráfico incesante, era una ciudad en donde se podía vivir cómodamente. No era una sorpresa que allí fuera el lugar en donde comenzó una nueva vida… como una humana más. O, al menos, lo más cercano a ello que podía permitirse una deidad mayor. El mirador estaba solitario y el único sonido audible era el del viento susurrando entre las hojas de los árboles. Afro apoyó los brazos sobre el barandal, el frio del metal le caló en los huesos, pero no borró esa expresión meditativa en su rostro. Desde hacía unos días algo la mantenía inquieta: tenía sueños extraños que la despertaban a mitad de la noche, cuyos significados no conseguía descifrar. Afro no era una deidad profética; no tenía esa clase de poderes que le permitían adentrarse entre las sombras y vislumbrar el destino en los hilos de las Moiras. Sin embargo, cuando "Él" necesitaba algo de ella, le mostraba esa clase de señales. Y por algún motivo todas la habían guiado hasta ese lugar. Quería que la diosa fuese encontrada en ese sitio. ────¿Me has estado buscando? —una pregunta suave, como si hablara con el aire. Pero que quizás hubiera alguien quién pudiera responderla. [Mercenary1x]
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  • ⠀⠀"En la cima, siempre estarás solo", una frase que atesoró al paso de los siglos, porque su verdad siempre fue absoluta. Desde que tiene memoria, y sus talentos afloraron en batalla, no había piedra u obstáculo que no pudiera domar.

    ⠀⠀Su cabellera, blanca y pura, se teñía en carmesí de forma habitual, el denso ambiente tribal de una salvaje naturaleza, incluso más que un puma; la humana. En constante crecimiento, una marea que no paraba de arrasar con todo, barcos, enemigos y... amigos.

    ⠀⠀Clavaba su espada, tallada en hueso y marcada con el espiral de su gente, en un macabro suelo, tierra húmeda rodeada de gente que alguna vez compartió sus ideales, otros se oponían y otros simplemente querían huir, pero incautos del peligro quedaron atrapados. No sentía remordimientos por almas que no escogieron morir, pero sí se sentía celoso, de aquellos que aun podían experimentar la adrenalina de la muerte cercana. De un combate que hirviera la sangre, y callara los pensamientos.
    ⠀⠀Pero eso se había ido. Una imagen tan vívida de una añoranza, un recuerdo feliz que jamás llegó.

    ⠀⠀Despertó. Aturdido por el sueño prolongado, tardada había sido aquella sesión de meditación que se enfrascó en el mundo de lo onírico. Su mente comenzó a confabular, pero esa pradera solitaria, solo iluminada por un atardecer familiar.

    ⠀⠀Justo como el de ese recuerdo...

    ⠀⠀Qué dicha aquellos que podían morir dándolo todo. Pero no era su caso, tendría que seguir buscando, y lo haría. Porque no había propósito más grande que su ego.
    ⠀⠀El fantasma del pueblo calchaquí se levantó de su cama de hojas, tomó su saco y continuó su camino.

    ⠀⠀Un rumbo incierto que esperaba, lo llevara a vivir combates impresionantes.




    ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀"En la cima, siempre estarás solo", una frase que atesoró al paso de los siglos, porque su verdad siempre fue absoluta. Desde que tiene memoria, y sus talentos afloraron en batalla, no había piedra u obstáculo que no pudiera domar. ⠀⠀Su cabellera, blanca y pura, se teñía en carmesí de forma habitual, el denso ambiente tribal de una salvaje naturaleza, incluso más que un puma; la humana. En constante crecimiento, una marea que no paraba de arrasar con todo, barcos, enemigos y... amigos. ⠀⠀Clavaba su espada, tallada en hueso y marcada con el espiral de su gente, en un macabro suelo, tierra húmeda rodeada de gente que alguna vez compartió sus ideales, otros se oponían y otros simplemente querían huir, pero incautos del peligro quedaron atrapados. No sentía remordimientos por almas que no escogieron morir, pero sí se sentía celoso, de aquellos que aun podían experimentar la adrenalina de la muerte cercana. De un combate que hirviera la sangre, y callara los pensamientos. ⠀⠀Pero eso se había ido. Una imagen tan vívida de una añoranza, un recuerdo feliz que jamás llegó. ⠀⠀Despertó. Aturdido por el sueño prolongado, tardada había sido aquella sesión de meditación que se enfrascó en el mundo de lo onírico. Su mente comenzó a confabular, pero esa pradera solitaria, solo iluminada por un atardecer familiar. ⠀⠀Justo como el de ese recuerdo... ⠀⠀Qué dicha aquellos que podían morir dándolo todo. Pero no era su caso, tendría que seguir buscando, y lo haría. Porque no había propósito más grande que su ego. ⠀⠀El fantasma del pueblo calchaquí se levantó de su cama de hojas, tomó su saco y continuó su camino. ⠀⠀Un rumbo incierto que esperaba, lo llevara a vivir combates impresionantes. ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀
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  • ¿Que si tengo un novio?... Ay no, nada de eso... Estoy sola más que un calcetín sin su otro compañero(?).
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  • En mi imaginación solamente.

    Pronto se cumplirán tres meses desde la partida de ***** y otro año más del fallecimiento de +++++ .

    Lo sé, debería guardar cierta calma, cierta reserva, como quien dejó a las flores marchitar, el polvo juntarse y las arañas hacer nidos.

    Pero últimamente he sentido algo extraño, como un eco de mis años de estudiante. No es nostalgia, no exactamente...

    Es más bien una vibración leve, como el sonido de un tren que pasa a lo lejos en la madrugada.
    Camino por la ciudad y pienso en ello. Las luces de los semáforos cambian sin prisa, los gatos cruzan las calles como si supieran secretos que yo nunca entenderé. Y en medio de todo, aparece este muchach....hombre..-

    Sus palabras son simples, pero hay algo en su voz, en la manera en que se detiene antes de hablar, que me hace sentir que el mundo no es tan solitario como parece.

    Quizá no se trata de olvidar ni de recordar. Si no de vivir la vida que me resta.

    Quizá todo esto ocurre solo en mi imaginación.
    Pero incluso en la imaginación, las cosas tienen peso. Y ese peso, por alguna razón, me mantiene despierto cuando la noche se vuelve demasiado silenciosa.

    ¿Debería acercarme?
    No.
    En mi imaginación solamente.
    En mi imaginación solamente. Pronto se cumplirán tres meses desde la partida de ***** y otro año más del fallecimiento de +++++ . Lo sé, debería guardar cierta calma, cierta reserva, como quien dejó a las flores marchitar, el polvo juntarse y las arañas hacer nidos. Pero últimamente he sentido algo extraño, como un eco de mis años de estudiante. No es nostalgia, no exactamente... Es más bien una vibración leve, como el sonido de un tren que pasa a lo lejos en la madrugada. Camino por la ciudad y pienso en ello. Las luces de los semáforos cambian sin prisa, los gatos cruzan las calles como si supieran secretos que yo nunca entenderé. Y en medio de todo, aparece este muchach....hombre..- Sus palabras son simples, pero hay algo en su voz, en la manera en que se detiene antes de hablar, que me hace sentir que el mundo no es tan solitario como parece. Quizá no se trata de olvidar ni de recordar. Si no de vivir la vida que me resta. Quizá todo esto ocurre solo en mi imaginación. Pero incluso en la imaginación, las cosas tienen peso. Y ese peso, por alguna razón, me mantiene despierto cuando la noche se vuelve demasiado silenciosa. ¿Debería acercarme? No. En mi imaginación solamente.
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  • De todas las actividades precisas que llegó a dominar, tejer era una pesadilla utilitaria que se negaba a cooperar con ella. La diferencia entre el muñeco gordito con esqueleto de alambre quedó solamente en la imagen del tutorial, su pobre adefesio era un palito escuálido relleno de otro muñequito presionado contra la base, sí, se movía… pero la bolsita de sal le daba un vientre raro, la viruta de madera de los brazos los volvía inestables cuando se apretaban. Bueno, la perfección es el enemigo del progreso, forma tenía… Después de todo, era un Caballero de compañía y espanta monstruos.

    Espino blanco, polvo de ladrillo, virutas de hierro, mirra, algunos granos de arroz. Cabía allí un elemento sagrado o purificador de mínimo, dos docenas de religiones activas en el planeta. Consuelo, de una forma u otra.


    Tobıαs Novαkovıc
    De todas las actividades precisas que llegó a dominar, tejer era una pesadilla utilitaria que se negaba a cooperar con ella. La diferencia entre el muñeco gordito con esqueleto de alambre quedó solamente en la imagen del tutorial, su pobre adefesio era un palito escuálido relleno de otro muñequito presionado contra la base, sí, se movía… pero la bolsita de sal le daba un vientre raro, la viruta de madera de los brazos los volvía inestables cuando se apretaban. Bueno, la perfección es el enemigo del progreso, forma tenía… Después de todo, era un Caballero de compañía y espanta monstruos. Espino blanco, polvo de ladrillo, virutas de hierro, mirra, algunos granos de arroz. Cabía allí un elemento sagrado o purificador de mínimo, dos docenas de religiones activas en el planeta. Consuelo, de una forma u otra. [phantasm_winter]
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  • Kael estaba sentado junto a la ventana, el café humeante entre las manos. La cafetería tenía ese murmullo suave que ayudaba a cualquiera a relajarse… y él quería aprovecharlo. Por una vez.

    —Solo… desconectá un segundo —murmuró para sí, casi en tono de consejo.

    Miró a la gente pasar, a los autos detenerse en la esquina, a un perro tironeando de su dueño. Nada importante, nada urgente. Cosas simples. Cosas normales. Se obligó a enfocarse en eso.

    A cada tanto, algún recuerdo o pensamiento pesado intentaba colarse, pero Kael lo empujaba hacia atrás con suavidad, como quien cierra una puerta sin hacer ruido.

    —No ahora —susurró, dándole otro sorbo al café.

    En ese momento, decidió que estaba bien dejar la mente en blanco, aunque fuera por unos minutos.
    No pensar. No analizar. Solo… estar ahí.

    Y aunque sabía que no podía sostener esa calma por mucho tiempo, por ahora le alcanzaba.
    Kael estaba sentado junto a la ventana, el café humeante entre las manos. La cafetería tenía ese murmullo suave que ayudaba a cualquiera a relajarse… y él quería aprovecharlo. Por una vez. —Solo… desconectá un segundo —murmuró para sí, casi en tono de consejo. Miró a la gente pasar, a los autos detenerse en la esquina, a un perro tironeando de su dueño. Nada importante, nada urgente. Cosas simples. Cosas normales. Se obligó a enfocarse en eso. A cada tanto, algún recuerdo o pensamiento pesado intentaba colarse, pero Kael lo empujaba hacia atrás con suavidad, como quien cierra una puerta sin hacer ruido. —No ahora —susurró, dándole otro sorbo al café. En ese momento, decidió que estaba bien dejar la mente en blanco, aunque fuera por unos minutos. No pensar. No analizar. Solo… estar ahí. Y aunque sabía que no podía sostener esa calma por mucho tiempo, por ahora le alcanzaba.
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  • Acabo de encontrar a esta cria de ardilla abandonada... No sé si podré cuidarla al estar solita sin un macho a mi lado.
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  • —Ah,ahi estas.. me preguntaba cuando rayos ibas a volver a casa,me empezaba a sentir solo y aburrido, mejor toma asiento, te espera una noche larga
    —Ah,ahi estas.. me preguntaba cuando rayos ibas a volver a casa,me empezaba a sentir solo y aburrido, mejor toma asiento, te espera una noche larga
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