• Otro nuevo día, otro día de trabajo. Pero me siento feliz, eso creo... Es una pequeña sensación de revoloteo en el estómago.. ¿Eso es bueno, no? O quizás solo tengo indigestión.
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  • //Escena con Matthew Miller

    Normalmente no frecuentaba lugares públicos como cafeterías o bares, no era de su agrado estar rodeado de gente, posiblemente ruidosa y alcoholizada.
    Sin embargo ese día tenía un motivo para hacerlo.

    Mientras investigaba llegó cierta información a él sobre que, quizá, en cierto local podría conseguir más datos de interés sobre algunos miembros de aquel grupo mafioso. Podía ser un poco peligroso ir allí y tal vez toparse con ellos, le reconocerían fácilmente.
    Debía ser cuidadoso.

    Así fue como terminó en aquel bar, sentado en una zona poco iluminada de la barra para no destacar demasiado. Un muchacho de complexión delgada y baja altura. Piel nívea que contrastaba mucho con su cabello lacio y azabache. Ojos rasgados que denotaban se trataba de un joven asiático, de un color algo inusual para dicha etnia, grises. Una pequeña tirita adornaba su rostro, seguramente se hizo un rasguño. Vestía una camiseta simple color beige de manga corta y encima de esta una chaqueta gris oscuro de tela fina, con capucha y cremallera. Pantalón tejano grisáceo y unas zapatillas estilo converse, obviamente no eran de marca.
    Procuraba no llamar nada la atención.

    Debía pensar en qué pediría para beber antes de que le tomaran nota. Porque algo debía pedir, sino no podría quedarse. No quería alcohol ya que no lo toleraba bien. Quizá... ¿Un zumo? Oh, por favor, sería un poco raro que alguien pidiera zumo allí.

    Se le podía ver bastante inmerso en sus pensamientos, pues no solo estaba decidiendo qué tomar, también pensando cómo lo haría para indagar sobre esos tipos. ¿A quién debía pregunta? ¿Y qué preguntas haría?
    //Escena con [eclipse_peridot_koala_294] Normalmente no frecuentaba lugares públicos como cafeterías o bares, no era de su agrado estar rodeado de gente, posiblemente ruidosa y alcoholizada. Sin embargo ese día tenía un motivo para hacerlo. Mientras investigaba llegó cierta información a él sobre que, quizá, en cierto local podría conseguir más datos de interés sobre algunos miembros de aquel grupo mafioso. Podía ser un poco peligroso ir allí y tal vez toparse con ellos, le reconocerían fácilmente. Debía ser cuidadoso. Así fue como terminó en aquel bar, sentado en una zona poco iluminada de la barra para no destacar demasiado. Un muchacho de complexión delgada y baja altura. Piel nívea que contrastaba mucho con su cabello lacio y azabache. Ojos rasgados que denotaban se trataba de un joven asiático, de un color algo inusual para dicha etnia, grises. Una pequeña tirita adornaba su rostro, seguramente se hizo un rasguño. Vestía una camiseta simple color beige de manga corta y encima de esta una chaqueta gris oscuro de tela fina, con capucha y cremallera. Pantalón tejano grisáceo y unas zapatillas estilo converse, obviamente no eran de marca. Procuraba no llamar nada la atención. Debía pensar en qué pediría para beber antes de que le tomaran nota. Porque algo debía pedir, sino no podría quedarse. No quería alcohol ya que no lo toleraba bien. Quizá... ¿Un zumo? Oh, por favor, sería un poco raro que alguien pidiera zumo allí. Se le podía ver bastante inmerso en sus pensamientos, pues no solo estaba decidiendo qué tomar, también pensando cómo lo haría para indagar sobre esos tipos. ¿A quién debía pregunta? ¿Y qué preguntas haría?
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  • "¿Qué haces mientras duermes?"

    Por alguna razón, de todos los recuerdos que tengo de Lucia, ese sigue siendo el más vívido.

    Estábamos jugando en el jardín de su casa. Sus padres la llamaron, y en lugar de decir "adiós", "nos vemos mañana", o alguna otra cosa, me hizo esa pregunta.

    No era raro para Lucia hacer preguntas o comentarios que los demás consideraban inusuales, incómodos, groseros, incluso. Su rostro inexpresivo, como el de una muñeca de porcelana, los hacía más inquietantes.

    Yo era su única amiga. Los demás niños solían tenerle algo de miedo. Decían que era una bruja, un espectro, una muñeca que cobró vida y otros disparates.

    "¿Qué?"

    La pregunta me confundió, pero no me sorprendió. Era Lucia, después de todo.

    "Sí, ¿qué haces mientras duermes? ¿No lo sabes?" Insistió ella.

    "Pues... ¿Dormir, no? ¿Soñar? Eso es lo que hago", respondí.

    "No te estoy preguntando qué haces tú", dijo ella, tocando mi frente con su dedo. "Te pregunto qué haces TÚ", y después, señalo mi abdomen.

    "No entiendo, Lucia".

    "Ya sé que duermes. Tu cerebro duerme. ¿Qué hace tu cuerpo?"

    "Lo mismo, ¿no?"

    "¿Cómo lo sabes?"

    "Pues... porque sí, y ya. Me acuesto, me duermo, y me levanto, mi cuerpo sigue ahí en la mañana así que no hace nada, sólo duerme".

    "¿Cómo lo sabes?"

    "¡Acabo de decírtelo!"

    "No. Me dijiste lo que CREES que hace tu cuerpo. ¿Cómo sabes que no se levanta por la noche?"

    "¿...Qué?"

    "¿Cómo sabes que no se levanta? ¿Cómo sabes que no camina? ¿Cómo sabes que no tiene otra vida? Yo, también. Quizás por la noche estamos tú y yo aquí, nuestros cuerpos, jugando, mientras nosotras dormimos. O quizás no somos amigas. Quizás la 'tú' y la 'yo' que somos en la noche... nos odiamos... Y sí... ¿Ellas dos son las reales? Entonces..."

    "¡Basta! ¡Cállate, cállate! ¡No sigas!"

    Empecé a llorar. Corrí a mi casa.

    No pude dormir esa noche, ni la siguiente, ni las otras dos que le siguieron. Tuvieron que llevarme a un médico a que me recetara algo para dormir.

    Pude dormir con normalidad de nuevo, eventualmente. Volví a jugar con Lucia, y nunca tocó el tema otra vez. Así era ella.

    El miedo a dormir, sin embargo... creo que nunca lo superé del todo.
    "¿Qué haces mientras duermes?" Por alguna razón, de todos los recuerdos que tengo de Lucia, ese sigue siendo el más vívido. Estábamos jugando en el jardín de su casa. Sus padres la llamaron, y en lugar de decir "adiós", "nos vemos mañana", o alguna otra cosa, me hizo esa pregunta. No era raro para Lucia hacer preguntas o comentarios que los demás consideraban inusuales, incómodos, groseros, incluso. Su rostro inexpresivo, como el de una muñeca de porcelana, los hacía más inquietantes. Yo era su única amiga. Los demás niños solían tenerle algo de miedo. Decían que era una bruja, un espectro, una muñeca que cobró vida y otros disparates. "¿Qué?" La pregunta me confundió, pero no me sorprendió. Era Lucia, después de todo. "Sí, ¿qué haces mientras duermes? ¿No lo sabes?" Insistió ella. "Pues... ¿Dormir, no? ¿Soñar? Eso es lo que hago", respondí. "No te estoy preguntando qué haces tú", dijo ella, tocando mi frente con su dedo. "Te pregunto qué haces TÚ", y después, señalo mi abdomen. "No entiendo, Lucia". "Ya sé que duermes. Tu cerebro duerme. ¿Qué hace tu cuerpo?" "Lo mismo, ¿no?" "¿Cómo lo sabes?" "Pues... porque sí, y ya. Me acuesto, me duermo, y me levanto, mi cuerpo sigue ahí en la mañana así que no hace nada, sólo duerme". "¿Cómo lo sabes?" "¡Acabo de decírtelo!" "No. Me dijiste lo que CREES que hace tu cuerpo. ¿Cómo sabes que no se levanta por la noche?" "¿...Qué?" "¿Cómo sabes que no se levanta? ¿Cómo sabes que no camina? ¿Cómo sabes que no tiene otra vida? Yo, también. Quizás por la noche estamos tú y yo aquí, nuestros cuerpos, jugando, mientras nosotras dormimos. O quizás no somos amigas. Quizás la 'tú' y la 'yo' que somos en la noche... nos odiamos... Y sí... ¿Ellas dos son las reales? Entonces..." "¡Basta! ¡Cállate, cállate! ¡No sigas!" Empecé a llorar. Corrí a mi casa. No pude dormir esa noche, ni la siguiente, ni las otras dos que le siguieron. Tuvieron que llevarme a un médico a que me recetara algo para dormir. Pude dormir con normalidad de nuevo, eventualmente. Volví a jugar con Lucia, y nunca tocó el tema otra vez. Así era ella. El miedo a dormir, sin embargo... creo que nunca lo superé del todo.
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  • "'Estoy aquí, Lucia'.

    Este lugar ha cambiado. A ella evoco de nuevo, hablo sola otra vez. Ahora, sin embargo, ya no tengo la certeza de que mis palabras se quedan flotando en el aire, con la lluvia como su único testigo.

    Esta vez, quizás por los nervios, la incertidumbre y el miedo, juro que ella ha podido escucharme, que los muros que nos separan se han agrietado lo suficiente.

    Estoy aquí, en el lugar donde todo comenzó, y donde todo tiene que terminar".
    "'Estoy aquí, Lucia'. Este lugar ha cambiado. A ella evoco de nuevo, hablo sola otra vez. Ahora, sin embargo, ya no tengo la certeza de que mis palabras se quedan flotando en el aire, con la lluvia como su único testigo. Esta vez, quizás por los nervios, la incertidumbre y el miedo, juro que ella ha podido escucharme, que los muros que nos separan se han agrietado lo suficiente. Estoy aquí, en el lugar donde todo comenzó, y donde todo tiene que terminar".
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  • Aprendiz
    Fandom Original character
    Categoría Otros
    Rol privado: Mika Misono

    Al medio día tenía previsto algo que jamás juro hacer, pero la insistencia de la menor dejo muy en claro las necesidades que urgentemente necesitaba cubrir. Quizás y solo quizás su larga vida le había jugado mal.

    Con los brazos cruzados espero en la cafetería, golpea el aire con el pie derecho cuando la hora acordada se pasa por 15 minutos y no hay señales a la vista de aquella chica. Suspiro con pesadez, el café se enfrió con el vendaval y su paciencia, aunque es muy grande, flaqueo. Cuando iba a levantarse la vio acercarse, frunció el entrecejo y con voz autoritaria:

    ⸻ Pensé que no vendría. Habíamos acordado una hora, serás un proyecto de mucho esfuerzo. — Se quejó mientras señala el asiento delante de ellos. Ordeno otro café y para ella. ⸻ Pide lo que quieras, nuestro viaje será largo y ten en cuenta que no voy a tener mano blanda contigo.—
    Rol privado: [Mika_misono] Al medio día tenía previsto algo que jamás juro hacer, pero la insistencia de la menor dejo muy en claro las necesidades que urgentemente necesitaba cubrir. Quizás y solo quizás su larga vida le había jugado mal. Con los brazos cruzados espero en la cafetería, golpea el aire con el pie derecho cuando la hora acordada se pasa por 15 minutos y no hay señales a la vista de aquella chica. Suspiro con pesadez, el café se enfrió con el vendaval y su paciencia, aunque es muy grande, flaqueo. Cuando iba a levantarse la vio acercarse, frunció el entrecejo y con voz autoritaria: ⸻ Pensé que no vendría. Habíamos acordado una hora, serás un proyecto de mucho esfuerzo. — Se quejó mientras señala el asiento delante de ellos. Ordeno otro café y para ella. ⸻ Pide lo que quieras, nuestro viaje será largo y ten en cuenta que no voy a tener mano blanda contigo.—
    Tipo
    Individual
    Líneas
    1
    Estado
    Disponible
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  • —Steven...

    Steven:"¿Que quieres?"

    —Perdoname...perdon por meterlos aqui...perdon por haberles hecho esto..fui un idiota egoista

    Steven:"Solo sacanos de aqui...y quizas piense en perdonarte.."
    —Steven... Steven:"¿Que quieres?" —Perdoname...perdon por meterlos aqui...perdon por haberles hecho esto..fui un idiota egoista Steven:"Solo sacanos de aqui...y quizas piense en perdonarte.."
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  • El sol entraba por la ventana del cuarto de descanso, filtrándose a través de las persianas mal cerradas. Shoko Ieiri se estiró en el sillón, un cigarrillo apagado entre los dedos y una taza de café olvidada sobre la mesa. El hospital estaba inusualmente tranquilo ese día, sin urgencias, sin gritos ni maldiciones lanzadas por hechiceros malheridos. Solo el zumbido leve del aire acondicionado y el ocasional paso de alguien en los pasillos.

    Respiró hondo. No estaba acostumbrada al silencio. Su mente, siempre alerta, no sabía si relajarse o empezar a repasar mentalmente los informes pendientes. Pero no lo hizo. En cambio, cerró los ojos y dejó que su cabeza se recargara contra el respaldo. Pensó en los chicos, en cómo habían crecido. En cómo el tiempo no perdonaba a nadie, salvo a los que aprendían a mirar hacia otro lado.

    —Si Geto viera esto... —murmuró con una sonrisa apenas dibujada, sabiendo bien que él habría hecho algún comentario sarcástico sobre su “día libre”.

    El cigarrillo quedó sin encender. No tenía ganas. Afuera, una nube tapó brevemente el sol y el cambio de luz tiñó la sala de gris. Aun así, Shoko no se movió. Había aprendido que a veces el mayor lujo era simplemente estar. No sanar, no proteger, no pensar. Solo... existir un rato.

    Terminó su café frío sin quejarse. Observó la luz volver con la nube ya ida, como si el mundo le diera permiso para seguir respirando.
    Quizá más tarde saldría a caminar. Quizá no. Por ahora, ese rincón era todo lo que necesitaba.
    El sol entraba por la ventana del cuarto de descanso, filtrándose a través de las persianas mal cerradas. Shoko Ieiri se estiró en el sillón, un cigarrillo apagado entre los dedos y una taza de café olvidada sobre la mesa. El hospital estaba inusualmente tranquilo ese día, sin urgencias, sin gritos ni maldiciones lanzadas por hechiceros malheridos. Solo el zumbido leve del aire acondicionado y el ocasional paso de alguien en los pasillos. Respiró hondo. No estaba acostumbrada al silencio. Su mente, siempre alerta, no sabía si relajarse o empezar a repasar mentalmente los informes pendientes. Pero no lo hizo. En cambio, cerró los ojos y dejó que su cabeza se recargara contra el respaldo. Pensó en los chicos, en cómo habían crecido. En cómo el tiempo no perdonaba a nadie, salvo a los que aprendían a mirar hacia otro lado. —Si Geto viera esto... —murmuró con una sonrisa apenas dibujada, sabiendo bien que él habría hecho algún comentario sarcástico sobre su “día libre”. El cigarrillo quedó sin encender. No tenía ganas. Afuera, una nube tapó brevemente el sol y el cambio de luz tiñó la sala de gris. Aun así, Shoko no se movió. Había aprendido que a veces el mayor lujo era simplemente estar. No sanar, no proteger, no pensar. Solo... existir un rato. Terminó su café frío sin quejarse. Observó la luz volver con la nube ya ida, como si el mundo le diera permiso para seguir respirando. Quizá más tarde saldría a caminar. Quizá no. Por ahora, ese rincón era todo lo que necesitaba.
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  • 𝐏𝐨𝐰𝐞𝐫 𝐚𝐧𝐝 𝐌𝐨𝐧𝐞𝐲 Pt 5
    ──── #3D #MonoRol

    ❝ El dinero si importa y cada billete... cuenta. ❞

    Yuri: ¿Y qué harás George? ¿Rogar cuando la policía te arrastre fuera de aquí? Yo los tengo bajo control, y tú no tienes nada.

    El Oso Ivanova, con el rostro ensangrentado y la respiración pesada, luchaba por levantarse del suelo frío y húmedo del almacén. Yuri lo observaba, con una sonrisa de triunfo en su rostro...

    Y un cuchillo en su mano.

    ─Esto... no ha terminado, no vas a destruir lo que construí.

    Expresó con dificultad mientras se arrastraba.

    Yuri: ¿Construiste?. Todo esto siempre fue mío. Tú solo eras el rostro bonito para distraer a los idiotas.

    George, con las manos temblorosas, se apoyó en una caja cercana, pero sus piernas no respondían. La sangre que goteaba de su frente nublaba su visión, pero su determinación seguía intacta.

    ─Nunca tendrás mi respeto. Eres un cobarde...

    En el momento en que Alejandro levantó el cuchillo para clavarlo en la espalda de George. Las puertas del almacén se abrieron de golpe con un estruendo ensordecedor. La luz de las linternas del equipo SWAT iluminó el oscuro lugar, revelando el caos y la sangre que marcaban el enfrentamiento entre George y Yuri. Los agentes, vestidos con equipo táctico, entraron rápidamente, gritando órdenes.

    SWAT: ¡Al suelo! ¡Manos arriba, ahora!

    Yuri dejó caer el cuchillo mientras levantaba las manos lentamente. George, aún en el suelo, intentó moverse, pero su cuerpo herido no respondía. Uno de los agentes se acercó a él, asegurándose de que estuviera desarmado antes de pedir asistencia médica.

    ─Todo se acabó.

    Yuri simplemente permaneció tranquilo, pues había apoyado a las fuerzas del orden para que esto sucediera pero....

    Klara quien lideraba el operativo, entró al almacén con una mirada furiosa.

    Klara: Yuri, parece que tu pequeño juego ha llegado a su fin. Pero tengo una propuesta para ti.

    Anuncio con ese toque profesional mientras se acercaba lentamente a ambos. Yuri, intrigado pero desconfiado, musitó:

    Yuri: ¿Qué tipo de propuesta? No estoy en posición de negociar,...¿o sí?

    Aquella detective profesional cuyo escote revelaba más que sus intenciones se inclinó ligeramente hacia él, bajando la voz para que nadie más pudiera escuchar.

    Klara: Sabes que George está acabado. Pero tú... tú podrías salir de aquí con algo más que una celda. Dame información sobre los carteles aliados y las mafias rivales, algo que pueda usar para cerrar este caso de una vez por todas, y quizás podamos llegar a un acuerdo....

    Yuri vió una oportunidad de oro para salvarse.

    Comenzó a hablar, revelando detalles sobre los carteles y sus operaciones, también sobre los movimientos de las mafias rivales. Mientras Klara escuchaba atentamente, tomando notas mentales mientras asentía de vez en cuando.

    Mientras, un paramédico del equipo SWAT trabajaba rápidamente para detener el sangrado en el brazo del Oso Ivanova y limpiar las heridas en su rostro. Cada palabra de la conversación entre aquella detective y Yuri llegaba a sus oídos. Sus ojos, medio cerrados por el dolor, seguían cada movimiento de los dos, incapaz de intervenir pero completamente consciente de lo que ocurría.

    Pero justo cuando aquel traidor pensaba que había ganado su libertad...

    Klara dio un paso atrás y sonrió de manera fría.

    Klara: Gracias por tu cooperación, Yuri Gorbachov Pero, ¿sabes qué? No necesito un acuerdo contigo. Ya tengo suficiente para hundirte junto con George. Disfruta tu estadía en prisión....
    𝐏𝐨𝐰𝐞𝐫 𝐚𝐧𝐝 𝐌𝐨𝐧𝐞𝐲 🇷🇺 Pt 5 ──── #3D #MonoRol ❝ El dinero si importa y cada billete... cuenta. ❞ Yuri: ¿Y qué harás George? ¿Rogar cuando la policía te arrastre fuera de aquí? Yo los tengo bajo control, y tú no tienes nada. El Oso Ivanova, con el rostro ensangrentado y la respiración pesada, luchaba por levantarse del suelo frío y húmedo del almacén. Yuri lo observaba, con una sonrisa de triunfo en su rostro... Y un cuchillo en su mano. ─Esto... no ha terminado, no vas a destruir lo que construí. Expresó con dificultad mientras se arrastraba. Yuri: ¿Construiste?. Todo esto siempre fue mío. Tú solo eras el rostro bonito para distraer a los idiotas. George, con las manos temblorosas, se apoyó en una caja cercana, pero sus piernas no respondían. La sangre que goteaba de su frente nublaba su visión, pero su determinación seguía intacta. ─Nunca tendrás mi respeto. Eres un cobarde... En el momento en que Alejandro levantó el cuchillo para clavarlo en la espalda de George. Las puertas del almacén se abrieron de golpe con un estruendo ensordecedor. La luz de las linternas del equipo SWAT iluminó el oscuro lugar, revelando el caos y la sangre que marcaban el enfrentamiento entre George y Yuri. Los agentes, vestidos con equipo táctico, entraron rápidamente, gritando órdenes. SWAT: ¡Al suelo! ¡Manos arriba, ahora! Yuri dejó caer el cuchillo mientras levantaba las manos lentamente. George, aún en el suelo, intentó moverse, pero su cuerpo herido no respondía. Uno de los agentes se acercó a él, asegurándose de que estuviera desarmado antes de pedir asistencia médica. ─Todo se acabó. Yuri simplemente permaneció tranquilo, pues había apoyado a las fuerzas del orden para que esto sucediera pero.... Klara quien lideraba el operativo, entró al almacén con una mirada furiosa. Klara: Yuri, parece que tu pequeño juego ha llegado a su fin. Pero tengo una propuesta para ti. Anuncio con ese toque profesional mientras se acercaba lentamente a ambos. Yuri, intrigado pero desconfiado, musitó: Yuri: ¿Qué tipo de propuesta? No estoy en posición de negociar,...¿o sí? Aquella detective profesional cuyo escote revelaba más que sus intenciones se inclinó ligeramente hacia él, bajando la voz para que nadie más pudiera escuchar. Klara: Sabes que George está acabado. Pero tú... tú podrías salir de aquí con algo más que una celda. Dame información sobre los carteles aliados y las mafias rivales, algo que pueda usar para cerrar este caso de una vez por todas, y quizás podamos llegar a un acuerdo.... Yuri vió una oportunidad de oro para salvarse. Comenzó a hablar, revelando detalles sobre los carteles y sus operaciones, también sobre los movimientos de las mafias rivales. Mientras Klara escuchaba atentamente, tomando notas mentales mientras asentía de vez en cuando. Mientras, un paramédico del equipo SWAT trabajaba rápidamente para detener el sangrado en el brazo del Oso Ivanova y limpiar las heridas en su rostro. Cada palabra de la conversación entre aquella detective y Yuri llegaba a sus oídos. Sus ojos, medio cerrados por el dolor, seguían cada movimiento de los dos, incapaz de intervenir pero completamente consciente de lo que ocurría. Pero justo cuando aquel traidor pensaba que había ganado su libertad... Klara dio un paso atrás y sonrió de manera fría. Klara: Gracias por tu cooperación, Yuri Gorbachov Pero, ¿sabes qué? No necesito un acuerdo contigo. Ya tengo suficiente para hundirte junto con George. Disfruta tu estadía en prisión....
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  • — Otro día sin dormir, y eso que tuvo una buena carga de trabajo el día anterior. Qué ganas tiene de graduarse y buscarse algo de oficina que no sea de cara al público. No le desagrada poner copas: le desagrada la gente que se las pide. Sobre todo cuando llevan demasiadas y las groserías sobre su persona se amontonan. Si no tuviera que poner buena cara alguno ya se habría llevado un revés.

    En cualquier caso, lo que hace ahora es ponerse una señora taza de café y va a intentar aprovechar la mañana en algo que no sea estudiar. Quizá ordenar su cuarto que falta le hace y echar un vistazo a la lista de la compra del búnker. Hacer recados le parece buena idea —.
    — Otro día sin dormir, y eso que tuvo una buena carga de trabajo el día anterior. Qué ganas tiene de graduarse y buscarse algo de oficina que no sea de cara al público. No le desagrada poner copas: le desagrada la gente que se las pide. Sobre todo cuando llevan demasiadas y las groserías sobre su persona se amontonan. Si no tuviera que poner buena cara alguno ya se habría llevado un revés. En cualquier caso, lo que hace ahora es ponerse una señora taza de café y va a intentar aprovechar la mañana en algo que no sea estudiar. Quizá ordenar su cuarto que falta le hace y echar un vistazo a la lista de la compra del búnker. Hacer recados le parece buena idea —.
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  • -Rara vez Elías salía de su hogar, pero después de tanto tiempo, decidió volver a la ciudad, dar un paseo, estaba tan acostumbrado al olor del campo y a los inmensos espacios vacíos llenos de flora, que estar en un lugar como la ciudad siempre le parecía extraño, más aún porque tenía que cambiar su forma, en lugar de su habitual cabeza de hueso, tendría que tomar una forma algo más humana, cosa que en ocasiones le incomodaba, porque por algún motivo cuando no tiene sus cuernos, su cuerpo le dice que algo está mal.

    -Elías no sabía muy bien qué hacer en la ciudad, pero realmente estaba bien al menos dar un paseo en ocasiones, quizás se encontraría algo interesante, quizás podría ver alguna de las festividades que celebraban los humanos en ocasiones, todo momento era un buen momento para aprender algo nuevo de la sociedad de la que tanto se alejaba.

    -De alguna manera, cuanto más cerca estaba de la sociedad, más alejado se sentía de ella, más veía las diferencias, más sentía que su naturaleza lo diferenciaba hasta tal punto que nunca sería completamente capaz de coexistir con seres como los humanos a pesar de su afán por comprenderlos, por esto mismo, a pesar de todos sus intentos por parecer más humano, una vez una humana lo describió como "La bella durmiente soñando en su castillo de zarzas".
    -Rara vez Elías salía de su hogar, pero después de tanto tiempo, decidió volver a la ciudad, dar un paseo, estaba tan acostumbrado al olor del campo y a los inmensos espacios vacíos llenos de flora, que estar en un lugar como la ciudad siempre le parecía extraño, más aún porque tenía que cambiar su forma, en lugar de su habitual cabeza de hueso, tendría que tomar una forma algo más humana, cosa que en ocasiones le incomodaba, porque por algún motivo cuando no tiene sus cuernos, su cuerpo le dice que algo está mal. -Elías no sabía muy bien qué hacer en la ciudad, pero realmente estaba bien al menos dar un paseo en ocasiones, quizás se encontraría algo interesante, quizás podría ver alguna de las festividades que celebraban los humanos en ocasiones, todo momento era un buen momento para aprender algo nuevo de la sociedad de la que tanto se alejaba. -De alguna manera, cuanto más cerca estaba de la sociedad, más alejado se sentía de ella, más veía las diferencias, más sentía que su naturaleza lo diferenciaba hasta tal punto que nunca sería completamente capaz de coexistir con seres como los humanos a pesar de su afán por comprenderlos, por esto mismo, a pesar de todos sus intentos por parecer más humano, una vez una humana lo describió como "La bella durmiente soñando en su castillo de zarzas".
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