"𝑴𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒂, 𝒎𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂"
Fandom Original
Categoría Fantasía
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ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁
ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para Shawn Woodrow
Qué. Puta. Locura.
Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.
Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.
Muy raro.
Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.
-Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado.
Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.
-Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…
Su abuela guardó silencio un momento.
-Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?
Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.
-¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.
-Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores…
Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.
-Dime que no…
-Tuve que decírselo, abuela.
Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.
-Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?
La joven suspiró.
-Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…
La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.
-Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago…
>> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?
Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.
Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.
Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.
Shawn.
Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.
-Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…
#Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁
ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para Shawn Woodrow
Qué. Puta. Locura.
Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.
Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.
Muy raro.
Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.
-Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado.
Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.
-Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…
Su abuela guardó silencio un momento.
-Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?
Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.
-¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.
-Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores…
Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.
-Dime que no…
-Tuve que decírselo, abuela.
Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.
-Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?
La joven suspiró.
-Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…
La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.
-Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago…
>> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?
Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.
Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.
Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.
Shawn.
Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.
-Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…
#Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
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Qué. Puta. Locura.
Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.
Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.
Muy raro.
Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.
-Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado.
Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.
-Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…
Su abuela guardó silencio un momento.
-Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?
Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.
-¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.
-Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores…
Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.
-Dime que no…
-Tuve que decírselo, abuela.
Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.
-Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?
La joven suspiró.
-Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…
La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.
-Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago…
>> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?
Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.
Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.
Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.
Shawn.
Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.
-Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…
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