• Aahg! Te dije que no me siguieras, aquí es muy peligroso para que estés como si nada. Da media vuelta y regresa a la cabaña, llegaré con una buena cena

    - Dice mientras se seca con una toalla que pareciera estar de por sí húmeda. Su aroma es de sudor con agua de arrollo, al parecer estaba pescando -
    Aahg! Te dije que no me siguieras, aquí es muy peligroso para que estés como si nada. Da media vuelta y regresa a la cabaña, llegaré con una buena cena - Dice mientras se seca con una toalla que pareciera estar de por sí húmeda. Su aroma es de sudor con agua de arrollo, al parecer estaba pescando -
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  • ── Hoy se cumple un año de aquella forzada despedida.
    De aquel dolor que me quebró para jamas volver a ser la misma.
    Nada peor que haberme forzado a no sentir....a arrancarte a la fuerza de el lugar donde yo quería que estuvieras.

    Ha pasado un año.
    Y aun en las estrellas busco una señal. ──
    ── Hoy se cumple un año de aquella forzada despedida. De aquel dolor que me quebró para jamas volver a ser la misma. Nada peor que haberme forzado a no sentir....a arrancarte a la fuerza de el lugar donde yo quería que estuvieras. Ha pasado un año. Y aun en las estrellas busco una señal. ──
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  • -asi que escondiste tu estrella en tu cola?- el cachorro asintio con la cabeza bastante comodo con su nueva forma -bueno Huesos El Mercader aun no se separa de su estrella pero ya es capaz de mantener una forma estable, parece ser que el si prefiere los pronombres masculinos, aun no desea regresar al mar de las brujas asi que, tendras un compañero de clases de ahora en adelante-
    -asi que escondiste tu estrella en tu cola?- el cachorro asintio con la cabeza bastante comodo con su nueva forma -bueno [Huesos_27666] aun no se separa de su estrella pero ya es capaz de mantener una forma estable, parece ser que el si prefiere los pronombres masculinos, aun no desea regresar al mar de las brujas asi que, tendras un compañero de clases de ahora en adelante-
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  • ROL LIBRE]
    -CHINA ANTIGUA.-

    -Secta LanLing Jin.- La conferencia de cultivo en la secta había terminado, tanto lideres como sus discípulos retornaban a sus respectivos clanes, se despedían de manera aporpiada tanto del lider como de su mano derecha, un joven Jin Guangyao que servia a su padre y obedecía ciegamente todo lo que este deseara.

    Para el joven taoista Daozhaang Xiao Xingchen que habia terminado en primer lugar se le ofreció quedarse unos dias pues deseaban conocerlo mas y posiblemente que les ayudara con algunos asuntos, pues era bien sabido que la maestra del joven monje era muy afamada en el mundo de cultivo, llamada la Inmortal Baoshan Sanren.

    Así fue su estadía en la secta sin saber a ciencia cierta quien conocería antes de poder seguir su camino como un errante en su deseo de ayudar a las personas.
    ROL LIBRE] -CHINA ANTIGUA.- -Secta LanLing Jin.- La conferencia de cultivo en la secta había terminado, tanto lideres como sus discípulos retornaban a sus respectivos clanes, se despedían de manera aporpiada tanto del lider como de su mano derecha, un joven Jin Guangyao que servia a su padre y obedecía ciegamente todo lo que este deseara. Para el joven taoista Daozhaang Xiao Xingchen que habia terminado en primer lugar se le ofreció quedarse unos dias pues deseaban conocerlo mas y posiblemente que les ayudara con algunos asuntos, pues era bien sabido que la maestra del joven monje era muy afamada en el mundo de cultivo, llamada la Inmortal Baoshan Sanren. Así fue su estadía en la secta sin saber a ciencia cierta quien conocería antes de poder seguir su camino como un errante en su deseo de ayudar a las personas.
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  • Volví a usar mi primer traje cómo Supergirl, sé que es muy juvenil para mi edad actual pero... sentí ganas de revivir mis inicios.
    Volví a usar mi primer traje cómo Supergirl, sé que es muy juvenil para mi edad actual pero... sentí ganas de revivir mis inicios.
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  • OTRO ATARDECER.
    Fandom OC's
    Categoría Slice of Life
    : Giselle Miller

    El sol del pequeño pueblito perdido en Australia golpeaba la piel de Ezra con una calidez abrasadora, cargada de ese brillo casi blanco que solo existía en las costas remotas. El castaño entrecerró los ojos, acostumbrándose a la intensidad mientras contemplaba lo que sería su hogar durante aquel verano.

    La casa se alzaba frente a él como una mezcla deliciosa entre sencillez y capricho: paredes claras, líneas limpias, y un aire silencioso que prometía privacidad. Pero en su interior… En su interior había exactamente todo lo que alguien como él necesitaba.
    Wifi estable —indispensable—, una biblioteca llena de libros polvorientos y nuevos, una vista al mar que parecía pintada, cocina equipada con más artefactos de los que usaría, una cafetera de última generación que casi lo hizo sonreír… Y un mini bar que ya estaba imaginando explorar por las noches.

    Y por supuesto…
    Una cama de dos plazas y media.
    Porque Ezra Hamilton no sabía habitar espacios pequeños.

    Dejó las maletas en la sala de estar con un golpe suave, dejando que rodaran apenas sobre la alfombra antes de enderezarse y mirar alrededor como si evaluara una joya recién encontrada. Había silencio, brisa, luz… Y un encanto rústico que no esperaba pero que lo conquistaba sin pedir permiso.

    —¿Y bien, qué le parece, señor Hamilton? —preguntó el guía, un hombre fornido y amable, juntando las manos para frotarlas con ese entusiasmo nervioso de quien espera aprobación.

    Ezra giró apenas el rostro, una sonrisa frívola curvándole los labios mientras se quitaba las gafas de sol para colgarlas del cuello de la camisa.

    —¿Dónde puedo rentar un coche?

    El guía soltó una risa breve, como si hubiera adivinado que esa sería su primera preocupación.
    Pero Ezra ya estaba otra vez mirando la casa, imaginándola llena de su presencia.


    ୧‿̩͙ ˖︵ ꕀ⠀ 𔔀 ꉂ 𒀭࣪⠀ ꕀ ︵˖ ‿̩͙୨


    El muchacho avanzaba por las calles polvorientas del pueblito con el papel arrugado entre los dedos, la tinta ligeramente corrida por el sudor del calor australiano. Cada esquina parecía idéntica a la anterior, cada calle un reflejo de la anterior, hasta el punto de que empezó a preguntarse si estaba caminando en círculos. Casas bajas, veredas irregulares, un par de bicicletas apoyadas contra postes de madera… Y un silencio que solo interrumpía el canto de los pájaros y el viento arrastrando arena.

    Miró su móvil, esperando que el mapa cargara esta vez. Nada.
    El círculo cargando, girando eternamente.

    —Carajo. Maldita señal de mierda —murmuró, guardándolo en el bolsillo con fastidio.
    Perfecto. A un hombre como él, acostumbrado a moverse con chofer y ubicaciones precisas, no le quedaba otra que… Hablar con gente.

    Suspiró, irónico con su propia suerte, y se encaminó hacia la única tienda que veía abierta: una pequeña construcción de madera pintada de verde claro, con macetas desbordadas de flores en la entrada y un letrero hecho a mano que colgaba torcido.

    Al empujar la puerta, una campanilla tintineó con suavidad. El aroma a eucalipto y pan caliente lo envolvió enseguida. La dueña —una anciana de cabello blanco recogido en un moño alto— levantó la vista desde detrás del mostrador y le regaló una sonrisa cálida. Los pocos clientes que vagaban entre las góndolas apenas le prestaron atención.

    Ezra se acercó, recuperando su compostura, la postura erguida, la sonrisa práctica que usaba para el mundo.

    —Buen día, disculpe la molestia…

    La mujer inclinó ligeramente la cabeza, invitándolo a continuar.

    Ezra extendió el papel, su sonrisa volviéndose un poco más genuina.

    —¿Sabe dónde queda esta dirección?
    👤: [echo_peridot_crow_169] El sol del pequeño pueblito perdido en Australia golpeaba la piel de Ezra con una calidez abrasadora, cargada de ese brillo casi blanco que solo existía en las costas remotas. El castaño entrecerró los ojos, acostumbrándose a la intensidad mientras contemplaba lo que sería su hogar durante aquel verano. La casa se alzaba frente a él como una mezcla deliciosa entre sencillez y capricho: paredes claras, líneas limpias, y un aire silencioso que prometía privacidad. Pero en su interior… En su interior había exactamente todo lo que alguien como él necesitaba. Wifi estable —indispensable—, una biblioteca llena de libros polvorientos y nuevos, una vista al mar que parecía pintada, cocina equipada con más artefactos de los que usaría, una cafetera de última generación que casi lo hizo sonreír… Y un mini bar que ya estaba imaginando explorar por las noches. Y por supuesto… Una cama de dos plazas y media. Porque Ezra Hamilton no sabía habitar espacios pequeños. Dejó las maletas en la sala de estar con un golpe suave, dejando que rodaran apenas sobre la alfombra antes de enderezarse y mirar alrededor como si evaluara una joya recién encontrada. Había silencio, brisa, luz… Y un encanto rústico que no esperaba pero que lo conquistaba sin pedir permiso. —¿Y bien, qué le parece, señor Hamilton? —preguntó el guía, un hombre fornido y amable, juntando las manos para frotarlas con ese entusiasmo nervioso de quien espera aprobación. Ezra giró apenas el rostro, una sonrisa frívola curvándole los labios mientras se quitaba las gafas de sol para colgarlas del cuello de la camisa. —¿Dónde puedo rentar un coche? El guía soltó una risa breve, como si hubiera adivinado que esa sería su primera preocupación. Pero Ezra ya estaba otra vez mirando la casa, imaginándola llena de su presencia. ୧‿̩͙ ˖︵ ꕀ⠀ 𔔀 ꉂ 🥼 𒀭࣪⠀ ꕀ ︵˖ ‿̩͙୨ El muchacho avanzaba por las calles polvorientas del pueblito con el papel arrugado entre los dedos, la tinta ligeramente corrida por el sudor del calor australiano. Cada esquina parecía idéntica a la anterior, cada calle un reflejo de la anterior, hasta el punto de que empezó a preguntarse si estaba caminando en círculos. Casas bajas, veredas irregulares, un par de bicicletas apoyadas contra postes de madera… Y un silencio que solo interrumpía el canto de los pájaros y el viento arrastrando arena. Miró su móvil, esperando que el mapa cargara esta vez. Nada. El círculo cargando, girando eternamente. —Carajo. Maldita señal de mierda —murmuró, guardándolo en el bolsillo con fastidio. Perfecto. A un hombre como él, acostumbrado a moverse con chofer y ubicaciones precisas, no le quedaba otra que… Hablar con gente. Suspiró, irónico con su propia suerte, y se encaminó hacia la única tienda que veía abierta: una pequeña construcción de madera pintada de verde claro, con macetas desbordadas de flores en la entrada y un letrero hecho a mano que colgaba torcido. Al empujar la puerta, una campanilla tintineó con suavidad. El aroma a eucalipto y pan caliente lo envolvió enseguida. La dueña —una anciana de cabello blanco recogido en un moño alto— levantó la vista desde detrás del mostrador y le regaló una sonrisa cálida. Los pocos clientes que vagaban entre las góndolas apenas le prestaron atención. Ezra se acercó, recuperando su compostura, la postura erguida, la sonrisa práctica que usaba para el mundo. —Buen día, disculpe la molestia… La mujer inclinó ligeramente la cabeza, invitándolo a continuar. Ezra extendió el papel, su sonrisa volviéndose un poco más genuina. —¿Sabe dónde queda esta dirección?
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  • Solo diré una pequeña cosa...
    Me voy a encabronar dónde su ausencia sea porque los menores de mentalidad -3 se ofendieron por lo dicho y decidió apoyarles antes que a este encanto

    Bueno dos cosas, alguien a visto a mis esclavos ?!!! Deje 4 la última vez que estuve aquí y no veo a uno solo

    ...

    Anika Iudex Neuvilette Inuyasha No Taisho Sebastián Michaelis

    Que es eso de dejar a su lord y señor descuidado ?

    -oficialmente con nadie tiene contrato de esclavitud y de hecho solo son sus parejas o amigos pero se tiene que vengar por tanto abandono que le an dado aunque posiblemente sea el lord el que dejó algún rol olvidado (?-
    Solo diré una pequeña cosa... Me voy a encabronar dónde su ausencia sea porque los menores de mentalidad -3 se ofendieron por lo dicho y decidió apoyarles antes que a este encanto Bueno dos cosas, alguien a visto a mis esclavos ?!!! Deje 4 la última vez que estuve aquí y no veo a uno solo ... [Anika1] [Neuvi11ette] [illusion_amethyst_mule_800] [Michaelis] Que es eso de dejar a su lord y señor descuidado ? -oficialmente con nadie tiene contrato de esclavitud y de hecho solo son sus parejas o amigos pero se tiene que vengar por tanto abandono que le an dado aunque posiblemente sea el lord el que dejó algún rol olvidado (?-
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  • —¡Odio tener responsabilidades! Esperan que me preocupe por consecuencias, por horarios, por resultados... ¿no sé dan cuenta de que eso le quita la gracia a todo?
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  • "𝑴𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒂, 𝒎𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂"
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    Categoría Fantasía

    ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁
    ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para Shawn Woodrow



    Qué. Puta. Locura.
    Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.

    Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.

    Muy raro.

    Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.

    -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado.

    Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.

    -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…

    Su abuela guardó silencio un momento.

    -Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?

    Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.

    -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.

    -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores…

    Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.

    -Dime que no…

    -Tuve que decírselo, abuela.

    Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.

    -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?

    La joven suspiró.

    -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…

    La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.

    -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago…

    >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?

    Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.

    Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.

    Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.

    Shawn.

    Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.

    -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para [WdrShwn] Qué. Puta. Locura. Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma. Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro. Muy raro. Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido. -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado. Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada. -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando… Su abuela guardó silencio un momento. -Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago? Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla. -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente. -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores… Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó. -Dime que no… -Tuve que decírselo, abuela. Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas. -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…? La joven suspiró. -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir… La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz. -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago… >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal? Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente. Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido. Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho. Shawn. Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn. -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
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  • 𝑵𝒐... 𝒏𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒗𝒊𝒗𝒐, 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓𝒊́𝒂𝒔 𝒔𝒆𝒓...
    Fandom Legacies
    Categoría Acción
    ... ¿𝑼𝒏 𝑫𝒊𝒐𝒔?


    𝑆𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 ⸱ㅤ𝘵ℎ𝘦𝑎


    Siempre había sido un tío normal. Promedio. Nunca el más listo, ni el más alto, para nada el más guapo, ni el más fuerte, no era el que más corría, ni el que tenía un talento para la música, no sabía bailar, cantar, o dibujar. Nunca había destacado en nada, quizás en tener una mala suerte más alta que el promedio de la población mundial, pero eso no era algo como para presumir.
    No, Poe Edward Miller no había destacado jamás en nada, ni si quiera había tenido una pequeña nota de página en el periódico escolar o el de la universidad, pero eso había cambiado hacia menos de 24 horas.

    >> Era un lunes como otro cualquiera, la parte buena de su trabajo era que tenía flexibilidad de horarios, no necesitaba llegar el primero a la obra, de algo tenía que servir ser el constructor el jefe de todos los demás obreros.
    Aquel día había llegado a las 10:00 de la mañana y a las 12:00 ya estaba a unos 80 metros del suelo, subido a una de las enormes grúas que cercaban la construcción.
    No tendría por qué estar allí, pero con la única de finalidad de poder observar todo en conjunto, había decido subir.

    Iba a ser algo rápido, o al menos esa era la idea que llevaba Poe en la mente, pero los minutos se habían convertido en horas, y lo cierto es que cuando la primera gota de agua mancha su cuaderno llevaba dos horas enteras allí arriba.
    Aquella primera gota le hizo mirar a un cercano cielo, el cual, sin darse cuenta, de un segundo para el siguiente se había encapotado convirtiendo el día en noche y descargando una tromba de agua instantánea en prácticamente toda la ciudad.

    La obra se desalojó realmente rápido, demasiado ya que al coger su walkie, nadie respondió al otro lado. — John colega bájame de aquí, esto empieza a dar un miedo de la ostia. — Como respuesta tan solo la estática. — ¿John? Joder macho no es momento de hacer bromas — Un rayo cayó justo al lado de la obra y después de este un trueno rasgó el cielo por completo acallando su voz e instalando el miedo en su estómago. <<

    Eso era lo último que recordaría. Después Poe despertó en el hospital rodeado de médicos que no eran capaces de dar una explicación a lo ocurrido. Había recibido el impacto de un rayo. No la grúa, no la estructura, si no él. El impacto le había mandado despedido fuera de la cesta, cayendo 80 metros al vacío, y con todo eso lo único que los médicos habían encontrado eran algunas contusiones que sanaban realmente rápido y una herida muy ligeramente chamuscada.
    Debería estar muerto, es lo que los médicos le habían dicho, lo que él ya sabía y al parecer lo que sus propios jefes esperaban, porque, con el alta en la mano, al día siguiente se había vuelto a presentar en la obra, o lo había intentado y es que Paul le había interceptado en su camino y le había pedido que le acompañara a la oficina.

    — ¿De verdad? ¿Me estáis echando? ¡CASI MUERO AHÍ ARRIBA PAUL!

    — Te entiendo de verdad, y nos alegramos mucho de que no lo hayas hecho…

    — Si ya claro, díselo a tu cara entonces.

    — A lo que voy, Poe, es a que esto ha costado miles de dólares a los inversores y quieren responsables.

    — ¿Responsables? ¡Llama a la chica del tiempo y que la despidan a ella!

    — Yo no puedo hacer nada, tengo las manos atadas…

    >> Había salido de aquella caseta de obra a la que llamaban oficina con el despido en una mano y el periódico bajo el brazo, porque por fin Poe Miller había destacado, era el hombre que había sobrevivido, y el periódico local le había dedicado media portada.
    Ahora era un misterio médico y un parado que caminaba por la calle sin rumbo fijo, esperando simplemente, volver a ser mediocre.
    ... ¿𝑼𝒏 𝑫𝒊𝒐𝒔? 𝑆𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎 [N0TARTHEMISA] Siempre había sido un tío normal. Promedio. Nunca el más listo, ni el más alto, para nada el más guapo, ni el más fuerte, no era el que más corría, ni el que tenía un talento para la música, no sabía bailar, cantar, o dibujar. Nunca había destacado en nada, quizás en tener una mala suerte más alta que el promedio de la población mundial, pero eso no era algo como para presumir. No, Poe Edward Miller no había destacado jamás en nada, ni si quiera había tenido una pequeña nota de página en el periódico escolar o el de la universidad, pero eso había cambiado hacia menos de 24 horas. >> Era un lunes como otro cualquiera, la parte buena de su trabajo era que tenía flexibilidad de horarios, no necesitaba llegar el primero a la obra, de algo tenía que servir ser el constructor el jefe de todos los demás obreros. Aquel día había llegado a las 10:00 de la mañana y a las 12:00 ya estaba a unos 80 metros del suelo, subido a una de las enormes grúas que cercaban la construcción. No tendría por qué estar allí, pero con la única de finalidad de poder observar todo en conjunto, había decido subir. Iba a ser algo rápido, o al menos esa era la idea que llevaba Poe en la mente, pero los minutos se habían convertido en horas, y lo cierto es que cuando la primera gota de agua mancha su cuaderno llevaba dos horas enteras allí arriba. Aquella primera gota le hizo mirar a un cercano cielo, el cual, sin darse cuenta, de un segundo para el siguiente se había encapotado convirtiendo el día en noche y descargando una tromba de agua instantánea en prácticamente toda la ciudad. La obra se desalojó realmente rápido, demasiado ya que al coger su walkie, nadie respondió al otro lado. — John colega bájame de aquí, esto empieza a dar un miedo de la ostia. — Como respuesta tan solo la estática. — ¿John? Joder macho no es momento de hacer bromas — Un rayo cayó justo al lado de la obra y después de este un trueno rasgó el cielo por completo acallando su voz e instalando el miedo en su estómago. << Eso era lo último que recordaría. Después Poe despertó en el hospital rodeado de médicos que no eran capaces de dar una explicación a lo ocurrido. Había recibido el impacto de un rayo. No la grúa, no la estructura, si no él. El impacto le había mandado despedido fuera de la cesta, cayendo 80 metros al vacío, y con todo eso lo único que los médicos habían encontrado eran algunas contusiones que sanaban realmente rápido y una herida muy ligeramente chamuscada. Debería estar muerto, es lo que los médicos le habían dicho, lo que él ya sabía y al parecer lo que sus propios jefes esperaban, porque, con el alta en la mano, al día siguiente se había vuelto a presentar en la obra, o lo había intentado y es que Paul le había interceptado en su camino y le había pedido que le acompañara a la oficina. — ¿De verdad? ¿Me estáis echando? ¡CASI MUERO AHÍ ARRIBA PAUL! — Te entiendo de verdad, y nos alegramos mucho de que no lo hayas hecho… — Si ya claro, díselo a tu cara entonces. — A lo que voy, Poe, es a que esto ha costado miles de dólares a los inversores y quieren responsables. — ¿Responsables? ¡Llama a la chica del tiempo y que la despidan a ella! — Yo no puedo hacer nada, tengo las manos atadas… >> Había salido de aquella caseta de obra a la que llamaban oficina con el despido en una mano y el periódico bajo el brazo, porque por fin Poe Miller había destacado, era el hombre que había sobrevivido, y el periódico local le había dedicado media portada. Ahora era un misterio médico y un parado que caminaba por la calle sin rumbo fijo, esperando simplemente, volver a ser mediocre.
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