El ambiente de aquel club había descolocado a Leah en un primer momento. No solía sentirse a gusto en lugares así, sentía que no era su sitio, por eso no acostumbraba a salir de noche, no al menos para ir a clubs. Pero llevaba unos días bastante agobiada con las clases y el trabajo, y Jessica estaba cansada de que las obligaciones apartaran a su mejor amiga de su lado. Así que aquella noche Jess la obligó, literalmente, a salir para despejarse, aun sabiendo que a Leah no le gustaban esos sitios. Pero cuando esta se lo hizo saber por trigésimo cuarta vez simplemente lo rebatió con un "tú lo que necesitas es un buen polvo, joder" a lo que Leah no pudo contestar.
En realidad no es que por salir fuera a tener sexo, Leah no era una chica fácil. Pero era verdad que hacía tiempo que no estaba con nadie, en ningún sentido. Desde que lo dejó con su última pareja no pensó en estar con nadie más. Se centró en ella, en lo que quería conseguir, en sus metas y sueños, y se sentía bien así. Aún le quedaba camino por recorrer pero le gustaba su vida. Y en esos 3 años de abstinencia sexual no se había quejado. No es que no echará de menos a alguien a su lado, pero no pensaba en ello. Tal vez era que no había encontrado a nadie que le llamara la atención. Tampoco lo había buscado.
Pero aquella noche Jess la arrastró hasta el nuevo club que habían abierto no muy lejos de su piso. Y agradeció que estuviera cerca porque en cuanto se aburriera podría volver a su casa a cualquier hora, tan solo tendría que caminar 20 minutos. Aunque si tomaba la decisión de irse tendría dos opciones: irse sin decirle nada a Jess, lo cual le haría ser una amiga despreciable y tendría que compensar a su amiga más tarde; o avisarle a su amiga y que esta le impidiera irse del lugar, lo que acabaría en discusión.
Además tampoco podía hacerle eso a su amiga. Sabía que Jess hacía tiempo que no salía de fiesta, y a Jess le encantaba salir de fiesta. Pero hasta hace una semana había estado "saliendo", si es que así se le puede llamar, con un chico de su universidad, y cuando Jess está con alguien no suele salir a fiestas. Lógico, porque cuando Jess sale de fiesta lo único que hace es emborracharse y liarse con cualquiera, para al día siguiente no acordarse de nada y arrepentirse de haber salido. Tal vez porque Leah sabe cómo es salir con Jess es que empezó a odiar salir de noche.
Pero aquella noche se lo pasó bien, no pudo quejarse. Al principio de la noche no estaba convencida de durar mucho en aquel lugar. Su amiga la había conducido directamente a la barra para pedir su primera copa, la cual Jess se terminó en 5 minutos mientras que Leah aún no la había vaciado ni por la mitad. Después de la segunda copa de Jess, y de que Leah terminará su primera, fueron a bailar y en la pista conocieron a unos chicos muy agradables, a decir verdad. Si a Leah no le gustaba salir de noche era, también, por la cantidad de babosos y babosas que se acercaban, o los toqueteos sin escrúpulos de la gente cuando tú solo querías pasar entre el gentío para ir al baño a mear.
El ambiente de aquel club había descolocado a Leah en un primer momento. No solía sentirse a gusto en lugares así, sentía que no era su sitio, por eso no acostumbraba a salir de noche, no al menos para ir a clubs. Pero llevaba unos días bastante agobiada con las clases y el trabajo, y Jessica estaba cansada de que las obligaciones apartaran a su mejor amiga de su lado. Así que aquella noche Jess la obligó, literalmente, a salir para despejarse, aun sabiendo que a Leah no le gustaban esos sitios. Pero cuando esta se lo hizo saber por trigésimo cuarta vez simplemente lo rebatió con un "tú lo que necesitas es un buen polvo, joder" a lo que Leah no pudo contestar.
En realidad no es que por salir fuera a tener sexo, Leah no era una chica fácil. Pero era verdad que hacía tiempo que no estaba con nadie, en ningún sentido. Desde que lo dejó con su última pareja no pensó en estar con nadie más. Se centró en ella, en lo que quería conseguir, en sus metas y sueños, y se sentía bien así. Aún le quedaba camino por recorrer pero le gustaba su vida. Y en esos 3 años de abstinencia sexual no se había quejado. No es que no echará de menos a alguien a su lado, pero no pensaba en ello. Tal vez era que no había encontrado a nadie que le llamara la atención. Tampoco lo había buscado.
Pero aquella noche Jess la arrastró hasta el nuevo club que habían abierto no muy lejos de su piso. Y agradeció que estuviera cerca porque en cuanto se aburriera podría volver a su casa a cualquier hora, tan solo tendría que caminar 20 minutos. Aunque si tomaba la decisión de irse tendría dos opciones: irse sin decirle nada a Jess, lo cual le haría ser una amiga despreciable y tendría que compensar a su amiga más tarde; o avisarle a su amiga y que esta le impidiera irse del lugar, lo que acabaría en discusión.
Además tampoco podía hacerle eso a su amiga. Sabía que Jess hacía tiempo que no salía de fiesta, y a Jess le encantaba salir de fiesta. Pero hasta hace una semana había estado "saliendo", si es que así se le puede llamar, con un chico de su universidad, y cuando Jess está con alguien no suele salir a fiestas. Lógico, porque cuando Jess sale de fiesta lo único que hace es emborracharse y liarse con cualquiera, para al día siguiente no acordarse de nada y arrepentirse de haber salido. Tal vez porque Leah sabe cómo es salir con Jess es que empezó a odiar salir de noche.
Pero aquella noche se lo pasó bien, no pudo quejarse. Al principio de la noche no estaba convencida de durar mucho en aquel lugar. Su amiga la había conducido directamente a la barra para pedir su primera copa, la cual Jess se terminó en 5 minutos mientras que Leah aún no la había vaciado ni por la mitad. Después de la segunda copa de Jess, y de que Leah terminará su primera, fueron a bailar y en la pista conocieron a unos chicos muy agradables, a decir verdad. Si a Leah no le gustaba salir de noche era, también, por la cantidad de babosos y babosas que se acercaban, o los toqueteos sin escrúpulos de la gente cuando tú solo querías pasar entre el gentío para ir al baño a mear.