• El silencio se hacía cada día más presente en su mente.
    Como quien se va apagando poco a poco.

    Es cruel... O al menos, debería serlo.
    No lo sabía, no lo entendía, pero algo en él sabía que era injusto.

    ¿Cuándo empezó a olvidar? Ni siquiera se dio cuenta hasta el momento en que trató de recordarla...

    Esa sonrisa que lo alimentaba a diario.
    Los orbes esmeralda en los que se reflejaba todas las mañanas.
    La suave voz que llamaba su nombre... La única voz...

    Es cruel... ¿Por qué no podía recordarla con claridad?
    ¿Por qué esa sonrisa parecía torcida cuando trataba de verla?
    ¿Por qué recordaba esos ojos tan... Vacíos?
    ¿Por qué el silencio se había adueñado de su voz?
    Pero lo más doloroso era...

    ¿En qué momento dejó de importarle...?

    Es cruel.
    Una experiencia tan especial, tan única, reemplazada por la monotonía de la rutina que siempre había tenido.
    Como quien se cambia de ropa de un día para otro...

    Claro que es cruel, pero el paso del tiempo siempre lo fue... ¿No...?
    El silencio se hacía cada día más presente en su mente. Como quien se va apagando poco a poco. Es cruel... O al menos, debería serlo. No lo sabía, no lo entendía, pero algo en él sabía que era injusto. ¿Cuándo empezó a olvidar? Ni siquiera se dio cuenta hasta el momento en que trató de recordarla... Esa sonrisa que lo alimentaba a diario. Los orbes esmeralda en los que se reflejaba todas las mañanas. La suave voz que llamaba su nombre... La única voz... Es cruel... ¿Por qué no podía recordarla con claridad? ¿Por qué esa sonrisa parecía torcida cuando trataba de verla? ¿Por qué recordaba esos ojos tan... Vacíos? ¿Por qué el silencio se había adueñado de su voz? Pero lo más doloroso era... ¿En qué momento dejó de importarle...? Es cruel. Una experiencia tan especial, tan única, reemplazada por la monotonía de la rutina que siempre había tenido. Como quien se cambia de ropa de un día para otro... Claro que es cruel, pero el paso del tiempo siempre lo fue... ¿No...?
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  • Se ha despertado con un sueño horroroso. Demasiado sueño para ser normal. Para colmo hace un frío del demonio, y eso que es vampiro.
    Se ha despertado con un sueño horroroso. Demasiado sueño para ser normal. Para colmo hace un frío del demonio, y eso que es vampiro.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    //La que estamos liando Husk y yo en el rol del pasado humano de Angel y Husk no tiene nombre, hace tiempo que no me reía tanto (ni trasnochaba) por un rol
    //La que estamos liando [barcat75] y yo en el rol del pasado humano de Angel y Husk no tiene nombre, hace tiempo que no me reía tanto (ni trasnochaba) por un rol :STK-9:
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  • -creo que esta vez me sobrepase tratando de curar a los pokemon del bosque- Summer suspiro recostandose a la orilla del lago, su silueta tan blanca como la luna que lo iluminaba -creo que es un lindo lugar para descansar- se puso a jugar con el agua fria mientras tarareaba para dormir a los pokemon que aun no lograman visitar a crescelia en el pais de los sueños

    Musica: https://music.youtube.com/watch?v=uX-sA6CZDss&si=lVdOK3pyMPkm9zmB
    -creo que esta vez me sobrepase tratando de curar a los pokemon del bosque- Summer suspiro recostandose a la orilla del lago, su silueta tan blanca como la luna que lo iluminaba -creo que es un lindo lugar para descansar- se puso a jugar con el agua fria mientras tarareaba para dormir a los pokemon que aun no lograman visitar a crescelia en el pais de los sueños Musica: https://music.youtube.com/watch?v=uX-sA6CZDss&si=lVdOK3pyMPkm9zmB
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  • No te has puesto a pensar que quizás somos una extraña coincidencia?... Digo, no es como que estuviéramos planeando encontrarnos, me entiendes? Sólo pasó por azar del destino... Tuve suerte...
    No te has puesto a pensar que quizás somos una extraña coincidencia?... Digo, no es como que estuviéramos planeando encontrarnos, me entiendes? Sólo pasó por azar del destino... Tuve suerte...
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  • 𝙀𝙡 𝙢𝙪𝙘𝙝𝙖𝙘𝙝𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙤𝙟𝙤𝙨 𝙩𝙧𝙞𝙨𝙩𝙚𝙨
    Fandom OC
    Categoría Drama
    R./W 𝐂𝐇𝐔𝐂𝐊 𝐒𝐇𝐔𝐑𝐋𝐄𝐘
    "¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙨𝙚 𝙛𝙪𝙚 𝙮 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙢𝙪𝙧𝙞ó.
    ¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙚𝙡 𝙎𝙚ñ𝙤𝙧 𝙢𝙚 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙩ó?
    𝙎𝙚 𝙝𝙖 𝙞𝙙𝙤 𝙖𝙡 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤 𝙮 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙥𝙤𝙙𝙚𝙧 𝙞𝙧 𝙮𝙤
    𝘿𝙚𝙗𝙤 𝙩𝙖𝙢𝙗𝙞é𝙣 𝙨𝙚𝙧 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤."
    — 𝙇𝙤𝙨 𝘼𝙥𝙨𝙤𝙣 (1964)

    —Trece vueltas de marea habían pasado desde que los medios neoyorkinos anunciaron la muerte de Joseph Conor Reagan, el honorable policía, hijo del comisionado en turno.

    Ese suceso fue devastador para la familia. Todos lo adoraban, era el tipo de persona modelo, un hombre que buscaba siempre hacer el bien sin mirar a quien; razón por la cual los Reagan no comprendían el porque había muerto. Trataron de hacerlo, refugiándose en su fe católica inculcada desde la infancia, con frases paliativas como: "Era su momento." o "Dios lo necesitaba en su reino." Esa última era la que más ponía a pensar a Jamie, en especial ahora que era consciente de la divinidad de Chuck.

    Para la familia Jamie era quien había llevado mejor el duelo (aparentemente). No obstante, aunque por fuera parecía el mismo joven afable y sonriente, por dentro traía consigo mismo una lucha interna, misma que estaba centrada en un duelo que no hallaba la manera de superar, que lo carcomía, igual que las termitas a la madera. La herida estaba ahí, abierta como el primer día y no era para menos.

    Habían sido cuatro hermanos. Danny era muy apegado a Erin, después de todo eran los mayores. Por otro lado, Joe tenía un vínculo único con Jamie, uno que solo la muerte logró romper. Cuando él partió Jamie no solo había perdido un hermano, también se había ido un amigo, un confidente, una persona que lo comprendía como nadie, que lo apoyaba, que estaba siempre para él, justo como un buen hermano mayor lo haría. Con eso en cuenta "¿Cómo es que Dios pudo llevárselo? ¿Acaso no sabía el dolor que eso me iba a causar? ¿Cuál es su plan en todo esto?" Por suerte para él, por primera vez en años, conocía a quien de manera directa le podía dar las respuestas.

    De tal modo que, después de pasar a dejar unas flores al panteón donde reposaban los restos de Joe, se fue directo a un bar que solía ser catalogado como "De policías" más que nada por la afluencia de estas personas en el recinto. Mientras caminaba se hacía a la idea respecto a que tan bueno era tratar el asunto con Chuck, no quería molestarlo pero llevaba tanto tiempo ansiando una respuesta que la posibilidad de esto desvío toda duda naciente.

    Al adentrarse al local saludó con cortesía al cantinero. El hombre ya de por sí lo ubicaba por ser otro de los hijos del comisionado, razón por la cual siempre le reservaba su mesa favorita en la parte trasera del establecimiento. "Hey ¿Qué hay de nuevo, Jamie? ¿Lo mismo de siempre?" Le preguntó en lo que secaba la barra con el trapo gris que traía colgado al hombro. El oficial al escucharlo le sonrió con una notoria sutileza a la par que asentía.—

    Sí, por favor, pero esta vez ponme una copa extra ¿Va? Espero compañía esta noche. —No dio más explicación sobre quién llegaría, en especial porque sabía que, tanto a Chuck, como a él, les gustaba la privacidad y porque al ser hijo de una figura pública de alto rango la gente sería capaz de vender "chisme caliente" con tal de obtener algún dinero.

    Tras dejar la indicación dada se fue a su mesa en el rincón y tomó asiento. Mientras esperaba, sacó del bolsillo de su chamarra negra una pequeña caja que contenía piezas de dominó. Aquel particular juego de mesa era el favorito de Joe y también de Jamie ya que, después de las largas horas patrullando, ambos se ponían al corriente de su día y de sus vidas, entre risas y el "click clak" que generaban las fichas al moverlas.

    Después de su muerte, el hermano menor no dejó de jugar, aunque ahora lo hacía solo. Muchos le dijeron que eso era imposible en una partida de dominó, más él lo volvió posible, a su manera, pero lo logró. Su método era sencillo pero efectivo: luego de revolver las fichas, separaba las suyas y las que serían de su hermano, posteriormente, tiraba una y luego él mismo podía mover al azar alguna otra pero ahora del montón que le habían tocado simbólicamente a Joe. Le resultaba entretenido, era su medio de canalizar el dolor; habia ocasiones en que incluso el mayor le ganaba sin estar presente, cosa que hacía reír a Jamie momentos antes de quebrarse en un llanto que agradecía solo viera el cantinero.

    Por eso elegía la mesa del rincón, no quería compasión, no quería que nadie le viera llorar, lo único que deseaba con toda su alma era poder volver a ver a su hermano, poder abrazarlo y decirle todo lo que había pasado desde que se fue del plano terrenal.

    Y aunque si bien lo volvía a ver en sueños, no era lo mismo, él lo sabía, más que nada porque eran eso, sueños, algo pasajero que terminaba una vez que el reloj empezaba a sonar, una vez que abría los ojos y los volvía a cerrar, pero ahora llenos de lágrimas, rabia y frustración junto con el deseo de poder volver a ese sueño. Más ahora, con Chuck, creía tener un rayo de esperanza en hacer que ese momento de reencuentro se sintiera real y eterno.

    Pasó un par de horas bebiendo y jugando antes de tomar valor suficiente para lanzar la suplica por línea directa al mismo Dios. Muchos lo buscaban en el silencio, en la oración, en las paredes de un templo sacro, pero Jamie lo tenía al alcance de una llamada telefónica. Sabía que en realidad eso era una mera formalidad, con solo cerrar los ojos e invocarlo él sabría que lo estaba buscando; sin embargo, temiendo que lo juzgaran por hablar solo, sacó su teléfono y marcó el número que Chuck le proporcionó.

    Esperó los tres tonos correspondientes y justo cuando oyó que descolgaban la bocina habló. —
    Hola... ¿Chuck? Soy... Soy Reagan, sí, Jamie yo... Tú, bueno, no es relevante... ¡No, en realidad sí lo es! —Traía ya varias copas encima, se notaba, tanto en la incoherencia como en el aliento a alcohol que era capaz de atravesar el otro lado de la línea.— Bueno, olvida eso, olvida todo... Solo quería... Quería verlo, verte a ti ¿Tienes tiempo de venir un momento conmigo? Te diría donde estoy pero tú lo sabes todo... Dios te bendiga, o bueno, te autobendigas, aún no entiendo bien eso.

    —En cuanto terminó la llamada colgó el teléfono. Se quedó contemplando las fichas sobre la mesa, meditando en sus palabras, en lo que había dicho, en si era el momento, en si era lo correcto, más como dice la sagrada escritura: "Lo hecho, hecho está."

    Se frotó una mano por el rostro antes de alzar la mano para llamar al cantinero. A sabiendas de que Chuck llegaría en cualquier momento, pidió un café que le ayudara a regular su estado así como un flan pues su hermana le decía que el dulce era también buena opción en esos casos. Así, al tener lo solicitado solo le quedó esperar, tal vez esa noche sería la primera, en muchas, que podría volver a tener a alguien con quien jugar.—
    R./W [G.0.D] "¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙨𝙚 𝙛𝙪𝙚 𝙮 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙢𝙪𝙧𝙞ó. ¿𝙋𝙤𝙧 𝙦𝙪é 𝙚𝙡 𝙎𝙚ñ𝙤𝙧 𝙢𝙚 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙞𝙩ó? 𝙎𝙚 𝙝𝙖 𝙞𝙙𝙤 𝙖𝙡 𝙘𝙞𝙚𝙡𝙤 𝙮 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙥𝙤𝙙𝙚𝙧 𝙞𝙧 𝙮𝙤 𝘿𝙚𝙗𝙤 𝙩𝙖𝙢𝙗𝙞é𝙣 𝙨𝙚𝙧 𝙗𝙪𝙚𝙣𝙤." — 𝙇𝙤𝙨 𝘼𝙥𝙨𝙤𝙣 (1964) —Trece vueltas de marea habían pasado desde que los medios neoyorkinos anunciaron la muerte de Joseph Conor Reagan, el honorable policía, hijo del comisionado en turno. Ese suceso fue devastador para la familia. Todos lo adoraban, era el tipo de persona modelo, un hombre que buscaba siempre hacer el bien sin mirar a quien; razón por la cual los Reagan no comprendían el porque había muerto. Trataron de hacerlo, refugiándose en su fe católica inculcada desde la infancia, con frases paliativas como: "Era su momento." o "Dios lo necesitaba en su reino." Esa última era la que más ponía a pensar a Jamie, en especial ahora que era consciente de la divinidad de Chuck. Para la familia Jamie era quien había llevado mejor el duelo (aparentemente). No obstante, aunque por fuera parecía el mismo joven afable y sonriente, por dentro traía consigo mismo una lucha interna, misma que estaba centrada en un duelo que no hallaba la manera de superar, que lo carcomía, igual que las termitas a la madera. La herida estaba ahí, abierta como el primer día y no era para menos. Habían sido cuatro hermanos. Danny era muy apegado a Erin, después de todo eran los mayores. Por otro lado, Joe tenía un vínculo único con Jamie, uno que solo la muerte logró romper. Cuando él partió Jamie no solo había perdido un hermano, también se había ido un amigo, un confidente, una persona que lo comprendía como nadie, que lo apoyaba, que estaba siempre para él, justo como un buen hermano mayor lo haría. Con eso en cuenta "¿Cómo es que Dios pudo llevárselo? ¿Acaso no sabía el dolor que eso me iba a causar? ¿Cuál es su plan en todo esto?" Por suerte para él, por primera vez en años, conocía a quien de manera directa le podía dar las respuestas. De tal modo que, después de pasar a dejar unas flores al panteón donde reposaban los restos de Joe, se fue directo a un bar que solía ser catalogado como "De policías" más que nada por la afluencia de estas personas en el recinto. Mientras caminaba se hacía a la idea respecto a que tan bueno era tratar el asunto con Chuck, no quería molestarlo pero llevaba tanto tiempo ansiando una respuesta que la posibilidad de esto desvío toda duda naciente. Al adentrarse al local saludó con cortesía al cantinero. El hombre ya de por sí lo ubicaba por ser otro de los hijos del comisionado, razón por la cual siempre le reservaba su mesa favorita en la parte trasera del establecimiento. "Hey ¿Qué hay de nuevo, Jamie? ¿Lo mismo de siempre?" Le preguntó en lo que secaba la barra con el trapo gris que traía colgado al hombro. El oficial al escucharlo le sonrió con una notoria sutileza a la par que asentía.— Sí, por favor, pero esta vez ponme una copa extra ¿Va? Espero compañía esta noche. —No dio más explicación sobre quién llegaría, en especial porque sabía que, tanto a Chuck, como a él, les gustaba la privacidad y porque al ser hijo de una figura pública de alto rango la gente sería capaz de vender "chisme caliente" con tal de obtener algún dinero. Tras dejar la indicación dada se fue a su mesa en el rincón y tomó asiento. Mientras esperaba, sacó del bolsillo de su chamarra negra una pequeña caja que contenía piezas de dominó. Aquel particular juego de mesa era el favorito de Joe y también de Jamie ya que, después de las largas horas patrullando, ambos se ponían al corriente de su día y de sus vidas, entre risas y el "click clak" que generaban las fichas al moverlas. Después de su muerte, el hermano menor no dejó de jugar, aunque ahora lo hacía solo. Muchos le dijeron que eso era imposible en una partida de dominó, más él lo volvió posible, a su manera, pero lo logró. Su método era sencillo pero efectivo: luego de revolver las fichas, separaba las suyas y las que serían de su hermano, posteriormente, tiraba una y luego él mismo podía mover al azar alguna otra pero ahora del montón que le habían tocado simbólicamente a Joe. Le resultaba entretenido, era su medio de canalizar el dolor; habia ocasiones en que incluso el mayor le ganaba sin estar presente, cosa que hacía reír a Jamie momentos antes de quebrarse en un llanto que agradecía solo viera el cantinero. Por eso elegía la mesa del rincón, no quería compasión, no quería que nadie le viera llorar, lo único que deseaba con toda su alma era poder volver a ver a su hermano, poder abrazarlo y decirle todo lo que había pasado desde que se fue del plano terrenal. Y aunque si bien lo volvía a ver en sueños, no era lo mismo, él lo sabía, más que nada porque eran eso, sueños, algo pasajero que terminaba una vez que el reloj empezaba a sonar, una vez que abría los ojos y los volvía a cerrar, pero ahora llenos de lágrimas, rabia y frustración junto con el deseo de poder volver a ese sueño. Más ahora, con Chuck, creía tener un rayo de esperanza en hacer que ese momento de reencuentro se sintiera real y eterno. Pasó un par de horas bebiendo y jugando antes de tomar valor suficiente para lanzar la suplica por línea directa al mismo Dios. Muchos lo buscaban en el silencio, en la oración, en las paredes de un templo sacro, pero Jamie lo tenía al alcance de una llamada telefónica. Sabía que en realidad eso era una mera formalidad, con solo cerrar los ojos e invocarlo él sabría que lo estaba buscando; sin embargo, temiendo que lo juzgaran por hablar solo, sacó su teléfono y marcó el número que Chuck le proporcionó. Esperó los tres tonos correspondientes y justo cuando oyó que descolgaban la bocina habló. — Hola... ¿Chuck? Soy... Soy Reagan, sí, Jamie yo... Tú, bueno, no es relevante... ¡No, en realidad sí lo es! —Traía ya varias copas encima, se notaba, tanto en la incoherencia como en el aliento a alcohol que era capaz de atravesar el otro lado de la línea.— Bueno, olvida eso, olvida todo... Solo quería... Quería verlo, verte a ti ¿Tienes tiempo de venir un momento conmigo? Te diría donde estoy pero tú lo sabes todo... Dios te bendiga, o bueno, te autobendigas, aún no entiendo bien eso. —En cuanto terminó la llamada colgó el teléfono. Se quedó contemplando las fichas sobre la mesa, meditando en sus palabras, en lo que había dicho, en si era el momento, en si era lo correcto, más como dice la sagrada escritura: "Lo hecho, hecho está." Se frotó una mano por el rostro antes de alzar la mano para llamar al cantinero. A sabiendas de que Chuck llegaría en cualquier momento, pidió un café que le ayudara a regular su estado así como un flan pues su hermana le decía que el dulce era también buena opción en esos casos. Así, al tener lo solicitado solo le quedó esperar, tal vez esa noche sería la primera, en muchas, que podría volver a tener a alguien con quien jugar.—
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    80
    Estado
    Disponible
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  • Una Cazadora
    Fandom Devil May Cry
    Categoría Acción
    El bar Devil’s Scoop está casi vacío, iluminado por luces neón rosa y azul que parpadean perezosamente. Afuera llueve, pero adentro huele a azúcar tostada y café caliente. A esta hora nadie pide helados… excepto ella.

    Dante, cabello blanco cayendo en mechones rebeldes y chaqueta roja abierta sobre una camiseta corta, está sentada en la barra. Con una mano sostiene un enorme sundae de chocolate y cereza. Con la otra hace girar absentemente una cuchara entre los dedos, como si fuera un arma.

    Se nota que está aburrida, el tipo de aburrimiento que solo una cazadora de demonios extremadamente poderosa puede sentir cuando la vida se vuelve demasiado tranquila. Mira el sundae como si esperara que de repente saltara para atacarla.

    Mientras la música suave llena el bar, las puertas se abren con un leve chirrido. Entra un desconocido para ella. La notas de inmediato: la chica de cabello blanco, postura despreocupada pero peligrosa, ojos que parecen capaces de atravesar paredes… o almas.
    El bar Devil’s Scoop está casi vacío, iluminado por luces neón rosa y azul que parpadean perezosamente. Afuera llueve, pero adentro huele a azúcar tostada y café caliente. A esta hora nadie pide helados… excepto ella. Dante, cabello blanco cayendo en mechones rebeldes y chaqueta roja abierta sobre una camiseta corta, está sentada en la barra. Con una mano sostiene un enorme sundae de chocolate y cereza. Con la otra hace girar absentemente una cuchara entre los dedos, como si fuera un arma. Se nota que está aburrida, el tipo de aburrimiento que solo una cazadora de demonios extremadamente poderosa puede sentir cuando la vida se vuelve demasiado tranquila. Mira el sundae como si esperara que de repente saltara para atacarla. Mientras la música suave llena el bar, las puertas se abren con un leve chirrido. Entra un desconocido para ella. La notas de inmediato: la chica de cabello blanco, postura despreocupada pero peligrosa, ojos que parecen capaces de atravesar paredes… o almas.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • 𝟸𝟶𝟶𝟹 - 𝙳𝚒𝚌𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎, 𝙼𝚒é𝚛 𝟷𝟿:𝟶𝟶.

    ──Irina, por favor, detente. No sabes el peligro que esto representa. Cambiar el pasado de esa manera... podría tener consecuencias inimaginables —suplicó el hombre

    ​Irina se giró lentamente, una sombra de sonrisa, apenas perceptible, cruzó sus labios.
    ──No te equivoques, yo no soy de las que piden permiso. Si hay algo que debo cambiar en el pasado lo haré y no tendré remordimiento... Asumo las consecuencias, incluso si eso borra tu existencia. - Sentenció con sus ojos grises ahora teñidos de una fría determinación
    𝟸𝟶𝟶𝟹 - 𝙳𝚒𝚌𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎, 𝙼𝚒é𝚛 𝟷𝟿:𝟶𝟶. ──Irina, por favor, detente. No sabes el peligro que esto representa. Cambiar el pasado de esa manera... podría tener consecuencias inimaginables —suplicó el hombre ​Irina se giró lentamente, una sombra de sonrisa, apenas perceptible, cruzó sus labios. ──No te equivoques, yo no soy de las que piden permiso. Si hay algo que debo cambiar en el pasado lo haré y no tendré remordimiento... Asumo las consecuencias, incluso si eso borra tu existencia. - Sentenció con sus ojos grises ahora teñidos de una fría determinación
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  • Tras haber terminado aquella carrera con esa salida, Emilia salió del Paddock y se fue de regreso al hotel donde se estaba quedando. Se encerró en la habitación y no salió en todo el día.
    En la mañana siguiente, Emilia fue de las primeras en ponerse en pie, se cambió de ropa y salió con su coche, hasta que llegó a un pequeño mirador junto al mar y se sentó a mirar el horizonte.
    —Siento que me dejo algo por detrás, pero que es... Aquel mensaje extraño...
    Coge su móvil y lo relee otra vez.
    ???: "Esperemos que tu destino no sea el mismo, Emilia"
    Emilia aprieta el móvil, y respira hondo. Lo guarda y observa el horizonte.
    Tras haber terminado aquella carrera con esa salida, Emilia salió del Paddock y se fue de regreso al hotel donde se estaba quedando. Se encerró en la habitación y no salió en todo el día. En la mañana siguiente, Emilia fue de las primeras en ponerse en pie, se cambió de ropa y salió con su coche, hasta que llegó a un pequeño mirador junto al mar y se sentó a mirar el horizonte. —Siento que me dejo algo por detrás, pero que es... Aquel mensaje extraño... Coge su móvil y lo relee otra vez. 📱???: "Esperemos que tu destino no sea el mismo, Emilia" Emilia aprieta el móvil, y respira hondo. Lo guarda y observa el horizonte.
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  • -si alguno de mis pokemon llegara a pecar de vanidoso sin duda seria aromatize- sonrio al ver a su pokemon arreglarse las plumas en el espejo -ningun otro pokemon adora el escenario tanto como ella, ademas de que es perfecta para las clasificaciones de belleza... ya que entre nosotros, ella no e smuy buena bailando- su aromatize le dio una mirada molesta antes de regresar a arreglarse -y no le gusta que se lo recuerden-
    -si alguno de mis pokemon llegara a pecar de vanidoso sin duda seria aromatize- sonrio al ver a su pokemon arreglarse las plumas en el espejo -ningun otro pokemon adora el escenario tanto como ella, ademas de que es perfecta para las clasificaciones de belleza... ya que entre nosotros, ella no e smuy buena bailando- su aromatize le dio una mirada molesta antes de regresar a arreglarse -y no le gusta que se lo recuerden-
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