• Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Representación gráfica del fetiche de brocheta que tienen tanto la user como Claudia.
    Representación gráfica del fetiche de brocheta que tienen tanto la user como Claudia. 🤤
    Me gusta
    Me encocora
    2
    12 comentarios 0 compartidos 230 vistas
  • ⸻ Un rey es la viva representación de su pueblo, por eso un rey siempre debe buscar la excelencia. Aspirar a siempre proteger a su gente, aun si debe sacrificar su existencia en todo sentido de la palabra. Aquellos que no tenga la intención de hacerlo, no son verdaderos reyes ¿Cual es tu opinión?
    ⸻ Un rey es la viva representación de su pueblo, por eso un rey siempre debe buscar la excelencia. Aspirar a siempre proteger a su gente, aun si debe sacrificar su existencia en todo sentido de la palabra. Aquellos que no tenga la intención de hacerlo, no son verdaderos reyes ¿Cual es tu opinión?
    Me gusta
    Me endiabla
    5
    1 turno 0 maullidos 605 vistas
  • Apolo no era ajeno a la belleza. Él, quien había inspirado a poetas y escultores, quien había visto nacer la perfección en cada amanecer, no podía negar lo que tenía frente a sus ojos. Ellie era tentación hecha carne, un susurro de deseo envuelto en cada curva de su cuerpo, en la forma en que su piel atrapaba la luz, en la manera en que sus labios se entreabrían, ajenos al tormento que causaban en él.

    Pero Apolo era un dios, y los dioses no sucumbían a los caprichos del deseo terrenal. Al menos, no sin consecuencias.

    Cada vez que ella se acercaba con esa sonrisa distraída, él sentía la lucha dentro de sí mismo. Su esencia clamaba por la pureza de la razón, por la armonía del autocontrol. Y, sin embargo, su instinto—esa chispa primigenia que incluso los inmortales poseían—ardía con la urgencia de lo prohibido.

    No podía caer. No debía.

    Porque Ellie no era solo un cuerpo que llamaba al pecado, no era solo la representación perfecta de la pasión desbordada. Ella era mucho más. Era la mortal que había logrado inquietarlo, la humana que, sin darse cuenta, lo obligaba a cuestionar su propia naturaleza.

    Pero los dioses no eran indulgentes con quienes desafiaban el equilibrio. Apolo lo sabía. Y, aun así, cada vez que Ellie se acercaba demasiado, cuando su perfume lo envolvía, cuando sus manos rozaban su piel con inocencia, algo dentro de él se quebraba un poco más.

    Evitaba mirarla demasiado. Evitaba quedarse solo con ella por demasiado tiempo. Porque si llegaba el momento en que sus labios se encontrasen, en que su voluntad flaqueara…

    Ni siquiera un dios podría salvarse del incendio que vendría después.

    Entonces... Sucumbió.

    El equilibrio se había roto.

    Por más que lo había intentado, por más que había luchado contra el deseo, Apolo, el dios de la luz, de la razón y la armonía, había sucumbido a la más humana de las tentaciones.

    Ellie era su perdición y su redención al mismo tiempo. Su piel, cálida y temblorosa bajo sus manos, era el territorio prohibido que había jurado no conquistar. Y sin embargo, allí estaba, recorriendo cada centímetro de su cuerpo con la devoción de quien encuentra la verdad en lo prohibido.

    Había algo en ella que lo hacía olvidar su divinidad. No era solo la pasión que estallaba entre ellos, el fuego que se avivaba con cada caricia, con cada jadeo compartido en la penumbra. No, era más profundo que eso. En sus ojos vio algo que ninguna musa, ninguna ninfa, ninguna de sus amantes inmortales le había mostrado jamás: entrega sin adoración ciega, deseo sin temor. Ellie no lo veneraba como un dios. Lo deseaba como un hombre.

    Y eso era lo que lo condenaba.

    Cada susurro contra su piel, cada rastro de uñas sobre su espalda, cada estremecimiento ahogado contra sus labios lo hundía más en un pecado del que no habría retorno. Pero Apolo no se detuvo. No pudo. Porque, por primera vez en siglos, dejó de pensar en el destino, en el equilibrio, en las consecuencias.

    Por primera vez, simplemente se permitió sentir, se sintió libre.

    Ellie
    Apolo no era ajeno a la belleza. Él, quien había inspirado a poetas y escultores, quien había visto nacer la perfección en cada amanecer, no podía negar lo que tenía frente a sus ojos. Ellie era tentación hecha carne, un susurro de deseo envuelto en cada curva de su cuerpo, en la forma en que su piel atrapaba la luz, en la manera en que sus labios se entreabrían, ajenos al tormento que causaban en él. Pero Apolo era un dios, y los dioses no sucumbían a los caprichos del deseo terrenal. Al menos, no sin consecuencias. Cada vez que ella se acercaba con esa sonrisa distraída, él sentía la lucha dentro de sí mismo. Su esencia clamaba por la pureza de la razón, por la armonía del autocontrol. Y, sin embargo, su instinto—esa chispa primigenia que incluso los inmortales poseían—ardía con la urgencia de lo prohibido. No podía caer. No debía. Porque Ellie no era solo un cuerpo que llamaba al pecado, no era solo la representación perfecta de la pasión desbordada. Ella era mucho más. Era la mortal que había logrado inquietarlo, la humana que, sin darse cuenta, lo obligaba a cuestionar su propia naturaleza. Pero los dioses no eran indulgentes con quienes desafiaban el equilibrio. Apolo lo sabía. Y, aun así, cada vez que Ellie se acercaba demasiado, cuando su perfume lo envolvía, cuando sus manos rozaban su piel con inocencia, algo dentro de él se quebraba un poco más. Evitaba mirarla demasiado. Evitaba quedarse solo con ella por demasiado tiempo. Porque si llegaba el momento en que sus labios se encontrasen, en que su voluntad flaqueara… Ni siquiera un dios podría salvarse del incendio que vendría después. Entonces... Sucumbió. El equilibrio se había roto. Por más que lo había intentado, por más que había luchado contra el deseo, Apolo, el dios de la luz, de la razón y la armonía, había sucumbido a la más humana de las tentaciones. Ellie era su perdición y su redención al mismo tiempo. Su piel, cálida y temblorosa bajo sus manos, era el territorio prohibido que había jurado no conquistar. Y sin embargo, allí estaba, recorriendo cada centímetro de su cuerpo con la devoción de quien encuentra la verdad en lo prohibido. Había algo en ella que lo hacía olvidar su divinidad. No era solo la pasión que estallaba entre ellos, el fuego que se avivaba con cada caricia, con cada jadeo compartido en la penumbra. No, era más profundo que eso. En sus ojos vio algo que ninguna musa, ninguna ninfa, ninguna de sus amantes inmortales le había mostrado jamás: entrega sin adoración ciega, deseo sin temor. Ellie no lo veneraba como un dios. Lo deseaba como un hombre. Y eso era lo que lo condenaba. Cada susurro contra su piel, cada rastro de uñas sobre su espalda, cada estremecimiento ahogado contra sus labios lo hundía más en un pecado del que no habría retorno. Pero Apolo no se detuvo. No pudo. Porque, por primera vez en siglos, dejó de pensar en el destino, en el equilibrio, en las consecuencias. Por primera vez, simplemente se permitió sentir, se sintió libre. [GIRL0FSADNESS]
    Me encocora
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos 470 vistas
  • Un amor para Dos capt 2
    Fandom Tenebra
    Categoría Romance
    -Justo cuando el sillón se desocupo, el chico señalo con su dedo para que ella lo notase, aunque claro ella ya sabia que estaba disponible -
    "Ahí está,tu lo viste primero linda"
    -aunque Arant si deseaba seguir en su texto, apenas detalló el número de la pagina en que iba y luego lo miro a él y oe dedicó una sonrisa burlona mientras se escondia detrás del libro -
    "No hay espacio para dos"
    -justo en ese momento el chico la interrumpio con la tipica presentación formal de- " soy Hank tengo 22 años vivo en la calle st Francis, mi hobby es dibujar pintar y en mis ratos libres escribir y oir psycho"
    - Arant quedo sorprendida al oir el pequeño discurso, no esperaba todo eso en tan pocos instantes.
    Aunque sabia que el esperaba una respuesta similar solo se le ocurrió un ingenioso-"
    Vaya, sabes mas de ti que yo de mi ajajaj"
    -sus ojos se encontraron con la mirada color marrón de el y su linda sonrisa, que parecia llena de alegria. Justo cuando Arant ordenaba sus ideas para responder, ante ellos apareció una dependiente de biblioteca con su uniforme de paño gris, su gafete con el nombre *Greta* quien hizo un gesto con sus manos para enfatizar el susurro -
    " Pueden pasar a la cafetería para charlar, o acercarse al pasillo del auditorio, esta sala es de lectura exclusiva"
    -Ante el regaño Arant quedo congelada intentando pensar en una excusa, pero Hank se adelanto con un gesto arrogante y un bastante fresco-
    " De todos modos no habia lugar para los dos, estaremos bien al aire libre ¿Me sigues?"
    - Aun perpleja por la situación únicamente sonrio y le entrego el libro a la dependiente, luego siguió a Hank a la escalinata de edificio, dónde se sentaron a platicar. Básicamente ambos disfrutaban de la musica Spycho
    Aunque ella preferia leer y hacer otras actividades.
    Sin embargo Hank vivia en una calle comercial de la localidad donde no habia hogares familiares, solo tiendas restaurantes y centros comerciales, lo que explicaria porque tenia tiempo para tantas cosas . mientras fueron hablando de una cosa , de aca y de alla Hank le explicó a Arant que la había visto hacia algún tiempo en una tienda de artículos para papelería,pero le había dado vergüenza atreverse a saludar . Que ese dia cuando la vio no supo que decir. Ambos de rieron, ciertamente Arant habia quedado muy sorprendida con la presentación, asi que con mas calma le conto sobre ella-
    " Bueno ....Soy Arantxza, vivo en la rocco que es a dos calles de la tuya y también me dedico a manejar un cafe en la gaudit "
    - se sonrojo un poco antes de invitarle a visitarla cualquier dia de la semana, cuando vieron la hora ya habian pasado 4 horas desde que habian salido de la biblioteca. Una chispa de curiosidad y de gusto se había encendido para los dos.
    Al despedirse, solo levantaron las manitos ya que era mutuo el sentirse algo avergonzados pero felices
    -Justo cuando el sillón se desocupo, el chico señalo con su dedo para que ella lo notase, aunque claro ella ya sabia que estaba disponible - "Ahí está,tu lo viste primero linda" -aunque Arant si deseaba seguir en su texto, apenas detalló el número de la pagina en que iba y luego lo miro a él y oe dedicó una sonrisa burlona mientras se escondia detrás del libro - "No hay espacio para dos" -justo en ese momento el chico la interrumpio con la tipica presentación formal de- " soy Hank tengo 22 años vivo en la calle st Francis, mi hobby es dibujar pintar y en mis ratos libres escribir y oir psycho" - Arant quedo sorprendida al oir el pequeño discurso, no esperaba todo eso en tan pocos instantes. Aunque sabia que el esperaba una respuesta similar solo se le ocurrió un ingenioso-" Vaya, sabes mas de ti que yo de mi ajajaj" -sus ojos se encontraron con la mirada color marrón de el y su linda sonrisa, que parecia llena de alegria. Justo cuando Arant ordenaba sus ideas para responder, ante ellos apareció una dependiente de biblioteca con su uniforme de paño gris, su gafete con el nombre *Greta* quien hizo un gesto con sus manos para enfatizar el susurro - " Pueden pasar a la cafetería para charlar, o acercarse al pasillo del auditorio, esta sala es de lectura exclusiva" -Ante el regaño Arant quedo congelada intentando pensar en una excusa, pero Hank se adelanto con un gesto arrogante y un bastante fresco- " De todos modos no habia lugar para los dos, estaremos bien al aire libre ¿Me sigues?" - Aun perpleja por la situación únicamente sonrio y le entrego el libro a la dependiente, luego siguió a Hank a la escalinata de edificio, dónde se sentaron a platicar. Básicamente ambos disfrutaban de la musica Spycho Aunque ella preferia leer y hacer otras actividades. Sin embargo Hank vivia en una calle comercial de la localidad donde no habia hogares familiares, solo tiendas restaurantes y centros comerciales, lo que explicaria porque tenia tiempo para tantas cosas . mientras fueron hablando de una cosa , de aca y de alla Hank le explicó a Arant que la había visto hacia algún tiempo en una tienda de artículos para papelería,pero le había dado vergüenza atreverse a saludar . Que ese dia cuando la vio no supo que decir. Ambos de rieron, ciertamente Arant habia quedado muy sorprendida con la presentación, asi que con mas calma le conto sobre ella- " Bueno ....Soy Arantxza, vivo en la rocco que es a dos calles de la tuya y también me dedico a manejar un cafe en la gaudit " - se sonrojo un poco antes de invitarle a visitarla cualquier dia de la semana, cuando vieron la hora ya habian pasado 4 horas desde que habian salido de la biblioteca. Una chispa de curiosidad y de gusto se había encendido para los dos. Al despedirse, solo levantaron las manitos ya que era mutuo el sentirse algo avergonzados pero felices
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos 820 vistas
  • ༺❀༻━━━━━━━━━━━━━━━━
    ✧ 𝑬𝒏 𝒃𝒖𝒔𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂. . .
    ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ


    _En tiempos distantes, décadas atras, montando su corcel oscuro, Gazú se sumergía en las sombras nocturnas y el silencio. En esos momentos su superioridad era innegable y su poder era perfecto. No había dolor en él ni un atisbo de amor o bondad alguna, solo oscuridad.

    Puedes salir de tu escondite. . .

    Su rostro oscuro, su filosa espada y su corcel negro buscaban una sola cosa entre los vestigios y rincones de oscuridad y el escondite perfecto de los árboles:

    𝑬𝒛𝒊𝒔

    La respiración comenzo a faltarle, su corazón de carne se apresuró a latir con mayor fuerza mientras que un sudor frío se deslizaba sobre su atractivo rostro, Ella no sabía que hacer en ese momento de peligro. El nudo en su estómago y la turbulencia de su mente le dificultaban pensar con claridad su siguiente movimiento.

    Ella se aferró temblorosa a la cruz ✞ mientras las lágrimas nublaban su vista. . . Y en su mente recitó el Padre Nuestro.

    Gazú se acercaba cada vez más, segundo tras segundo el corcel parecía estar cerca de 𝑬𝒛𝒊𝒔, incluso se podía oler su miedo que impreganaba el aire, era un aroma exquisito y dulce para la muerte y la oscuridad encarnada en Gazú, representación del terror.

    Eres la única que ha quedado. . .

    El chillido del caballo rompió la tensión del momento y con sus cascos destrozó el escondite donde ella se hallaba, ella a su vez dejo escapar un grito de angustia y horror mientras se incorporaba para correr pero....

    La hoja afilada fue más rápida y alcanzó su delicada pierna derecha, desestabilizandola y provocando su caída. Ella quedó a espaldas de Gazú y ocultó su rostro en la tierra para no verlo. . .

    ─P-or favor. . . Dame paz. . . Solo eso pido─

    No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔

    El caballo lanzó otro relincho y Gazú descendió del corcel. Sus botas pesadas cayeron a tierra como el tambor de la muerte. Cada paso que Gazú daba era una cuenta regresiva de 5, 4, 3, 2, 1.

    Con un tirón brusco de su cabello le coloco la hoja hambrienta en su cuello femenino y le susurró al oído

    Eva comió de la manzana y condenó al mundo. . . Pandora abrio la caja y condenó a los humanos. . .

    ─Porfavor. . . Solo quiero paz─ entre lágrimas suplicó.

    No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔

    Violentamente deslizó la hoja y la degolló liberando un torrente de sangre de su cuello y ahogandola en su propia sangre. Ella no pudo ver nada pero si sentir como la sangre la ahogaba y la adormecía hasta matarla.

    ¿Quien era 𝑬𝒛𝒊𝒔? ¿Porque ha sufrido un destino lamentable?

    𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂. . .

    #Monorol

    ༺❀༻━━━━━━━━━━━━━━━━ ✧ 𝑬𝒏 𝒃𝒖𝒔𝒒𝒖𝒆𝒅𝒂. . . ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ _En tiempos distantes, décadas atras, montando su corcel oscuro, Gazú se sumergía en las sombras nocturnas y el silencio. En esos momentos su superioridad era innegable y su poder era perfecto. No había dolor en él ni un atisbo de amor o bondad alguna, solo oscuridad. 👁️ Puedes salir de tu escondite. . . Su rostro oscuro, su filosa espada y su corcel negro buscaban una sola cosa entre los vestigios y rincones de oscuridad y el escondite perfecto de los árboles: 𝑬𝒛𝒊𝒔 La respiración comenzo a faltarle, su corazón de carne se apresuró a latir con mayor fuerza mientras que un sudor frío se deslizaba sobre su atractivo rostro, Ella no sabía que hacer en ese momento de peligro. El nudo en su estómago y la turbulencia de su mente le dificultaban pensar con claridad su siguiente movimiento. Ella se aferró temblorosa a la cruz ✞ mientras las lágrimas nublaban su vista. . . Y en su mente recitó el Padre Nuestro. Gazú se acercaba cada vez más, segundo tras segundo el corcel parecía estar cerca de 𝑬𝒛𝒊𝒔, incluso se podía oler su miedo que impreganaba el aire, era un aroma exquisito y dulce para la muerte y la oscuridad encarnada en Gazú, representación del terror. 👁️ Eres la única que ha quedado. . . El chillido del caballo rompió la tensión del momento y con sus cascos destrozó el escondite donde ella se hallaba, ella a su vez dejo escapar un grito de angustia y horror mientras se incorporaba para correr pero.... La hoja afilada fue más rápida y alcanzó su delicada pierna derecha, desestabilizandola y provocando su caída. Ella quedó a espaldas de Gazú y ocultó su rostro en la tierra para no verlo. . . ─P-or favor. . . Dame paz. . . Solo eso pido─ 👁️ No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔 El caballo lanzó otro relincho y Gazú descendió del corcel. Sus botas pesadas cayeron a tierra como el tambor de la muerte. Cada paso que Gazú daba era una cuenta regresiva de 5, 4, 3, 2, 1. Con un tirón brusco de su cabello le coloco la hoja hambrienta en su cuello femenino y le susurró al oído 👁️ Eva comió de la manzana y condenó al mundo. . . Pandora abrio la caja y condenó a los humanos. . . ─Porfavor. . . Solo quiero paz─ entre lágrimas suplicó. 👁️ No hay paz para 𝑬𝒛𝒊𝒔 Violentamente deslizó la hoja y la degolló liberando un torrente de sangre de su cuello y ahogandola en su propia sangre. Ella no pudo ver nada pero si sentir como la sangre la ahogaba y la adormecía hasta matarla. ¿Quien era 𝑬𝒛𝒊𝒔? ¿Porque ha sufrido un destino lamentable? 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂. . . #Monorol
    Me gusta
    Me shockea
    Me endiabla
    9
    0 turnos 0 maullidos 1242 vistas
  • Su hermano la había dejado a cargo del reino mientras el realizaba algunos viajes a los que no había podido faltar, principalmente por que aun no confiaban mucho en nadie de la corte para enviarlo en si representación, El asunto había terminado involucrando a la desaparición de la su hermana la ex Reina.

    Ella portaba la corona de reina impuesta por su hermano antes de su partida, aquella tarde había una reunión de consejo donde muchos estaban en desacuerdo con la reciente posición adquirida por Adriana, solo era una formalidad para darle el poder irrefutable y prevenir un golpe de estado en ausencia del legitimo Rey.

    Algunos nobles aun seguía inconformes por la situación del repentino asenso al trono de Adrián, en su ausencia y para aprovechar el repentino poder de la princesa de la que se rumoraba "Era infantil y de pensamiento algo escaso", incluso algunos se atavían a decir que "algo no le funcionaba bien en la cabeza" nada mas lejano a la realidad, la cabeza de Adriana funcionaba diferente, pero eso no era una desventaja para ella que le había aprendido a sacar todo el provecho.

    Los nobles habían jugado bien sus cartas tocando temas importantes aquella tarde tratando de confundirla o provecharse de su desinformación sobre el tema, sin embargo ella había leído informes durante dos días seguidos para aquel día. La conversación se había vuelto algo complicada en cada tema ella había respondido filosamente sin dejar su juguetona personalidad en ningún momento.

    -"Por ultimo el tema sobre el heredero real... Ya que su majestad no se encuentra, queremos que usted evalué la posibilidad de un matrimonio morganático con alguna de las jóvenes hijas de la nobleza de terra" -Dijo el lord a quien habían designado como vocero aquella tarde, no lo reconocía, pero al ver la sonrisa era claro que planeaban algo raro. -"En vista de que usted no se a casado aun, ni esta comprometida, tememos por el linaje real... Autorícenos comenzar a buscarle una reina digna a nuestro reino... "-

    Los ojos de Adriana se oscurecieron sintiendo aquello como una ofensa grabe tanto a ella como a su gemelo. No por que se insinuara un matrimonio morganático, eso era indiferente, sino por la intención de imponerle una pareja a su hermano.

    -"Se que su majestad comprende la importancia de un heredero y...."- Una risa salió de sus labios con fuerza, claramente molesta impidiéndolo continuar ella comenzó a hablar.

    -Me parece divertido que me lo proponga a mi y no a mi hermano el rey.... -Dijo suavemente en voz alta- Quiero que algo quede bien claro... Mientras mi hermano siga en este torno... Y yo este a su lado la única que puede usar este trono y la corona real... SOY YO... Y si no es por amor, mi hermano no tendrá una reina a su lado... Si pretenden tener mas poder casando a una de sus hijas con mi hermano... Tendrán que pasar por sobre mi....

    La sala quedo en un sepulcral silencio, aquella reacción fue inesperada por el consejo de la menor de los Salvatore, quien normalmente era infantil y dulce.

    -Esta reunión a terminado... Y no dejare pasar esta falta a mi hermano, ténganlo presente, el es el rey y ustedes sus súbditos...
    Su hermano la había dejado a cargo del reino mientras el realizaba algunos viajes a los que no había podido faltar, principalmente por que aun no confiaban mucho en nadie de la corte para enviarlo en si representación, El asunto había terminado involucrando a la desaparición de la su hermana la ex Reina. Ella portaba la corona de reina impuesta por su hermano antes de su partida, aquella tarde había una reunión de consejo donde muchos estaban en desacuerdo con la reciente posición adquirida por Adriana, solo era una formalidad para darle el poder irrefutable y prevenir un golpe de estado en ausencia del legitimo Rey. Algunos nobles aun seguía inconformes por la situación del repentino asenso al trono de Adrián, en su ausencia y para aprovechar el repentino poder de la princesa de la que se rumoraba "Era infantil y de pensamiento algo escaso", incluso algunos se atavían a decir que "algo no le funcionaba bien en la cabeza" nada mas lejano a la realidad, la cabeza de Adriana funcionaba diferente, pero eso no era una desventaja para ella que le había aprendido a sacar todo el provecho. Los nobles habían jugado bien sus cartas tocando temas importantes aquella tarde tratando de confundirla o provecharse de su desinformación sobre el tema, sin embargo ella había leído informes durante dos días seguidos para aquel día. La conversación se había vuelto algo complicada en cada tema ella había respondido filosamente sin dejar su juguetona personalidad en ningún momento. -"Por ultimo el tema sobre el heredero real... Ya que su majestad no se encuentra, queremos que usted evalué la posibilidad de un matrimonio morganático con alguna de las jóvenes hijas de la nobleza de terra" -Dijo el lord a quien habían designado como vocero aquella tarde, no lo reconocía, pero al ver la sonrisa era claro que planeaban algo raro. -"En vista de que usted no se a casado aun, ni esta comprometida, tememos por el linaje real... Autorícenos comenzar a buscarle una reina digna a nuestro reino... "- Los ojos de Adriana se oscurecieron sintiendo aquello como una ofensa grabe tanto a ella como a su gemelo. No por que se insinuara un matrimonio morganático, eso era indiferente, sino por la intención de imponerle una pareja a su hermano. -"Se que su majestad comprende la importancia de un heredero y...."- Una risa salió de sus labios con fuerza, claramente molesta impidiéndolo continuar ella comenzó a hablar. -Me parece divertido que me lo proponga a mi y no a mi hermano el rey.... -Dijo suavemente en voz alta- Quiero que algo quede bien claro... Mientras mi hermano siga en este torno... Y yo este a su lado la única que puede usar este trono y la corona real... SOY YO... Y si no es por amor, mi hermano no tendrá una reina a su lado... Si pretenden tener mas poder casando a una de sus hijas con mi hermano... Tendrán que pasar por sobre mi.... La sala quedo en un sepulcral silencio, aquella reacción fue inesperada por el consejo de la menor de los Salvatore, quien normalmente era infantil y dulce. -Esta reunión a terminado... Y no dejare pasar esta falta a mi hermano, ténganlo presente, el es el rey y ustedes sus súbditos...
    Me encocora
    Me endiabla
    2
    3 turnos 2 maullidos 2027 vistas
  • Le habían hecho un "smoothie" de gancho de lobo, era la primera vez que consumía la fruta en esa presentación. Los ojos del albino brillaron al probar el fruto triturado y congelado.

    -Smo...Smo...-cambió la frande al no poderla pronunciar- Gancho de lobo helado...delicioso...
    Le habían hecho un "smoothie" de gancho de lobo, era la primera vez que consumía la fruta en esa presentación. Los ojos del albino brillaron al probar el fruto triturado y congelado. -Smo...Smo...-cambió la frande al no poderla pronunciar- Gancho de lobo helado...delicioso...
    Me encocora
    2
    6 turnos 0 maullidos 621 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ⋮||⋮ Ñau

    "...Sin que ellos fueran conscientes su diosa y madre lo estaba viendo todo. Estaba viendo el sufrimiento de su hijo y de la mujer que había elegido en su vida y su muerte. Un acto de amor tan puro no pasaba desapercibido a sus ojos. Ver cómo cada uno estaba dispuesto a sacrificar su vida o felicidad por el amor del otro era algo que como Kami le hacía sentir orgullo. Ellos dos eran una representación de esperanza en un mundo bañado por la guerra, la codicia, el poder y la venganza.

    ~ 𝐻𝑖𝑗𝑜 𝑚í𝑜, 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑠𝑜𝑙𝑠𝑡𝑖𝑐𝑖𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑖𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑠𝑢 𝑓𝑟𝑖𝑜 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑜, 𝑡𝑟𝑎𝑒 𝑎 𝑡𝑢 𝑎𝑚𝑎𝑑𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑖𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑛𝑠í𝑎𝑛 𝑠𝑢 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑛𝑡𝑜 𝐸𝑛 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑚á𝑠 𝑙𝑎𝑟𝑔𝑎, 𝑎 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙, 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢 𝑒𝑠𝑝í𝑟𝑖𝑡𝑢 𝑦 𝑒𝑙 𝑡𝑢𝑦𝑜 𝑠𝑒 𝑢𝑛𝑎𝑛 𝑒𝑛 𝑚𝑖 𝑢𝑚𝑏𝑟𝑎𝑙.~ "

    𝗟𝗲𝗲𝗿⬇
    ⋮||⋮ Ñau💘 "...Sin que ellos fueran conscientes su diosa y madre lo estaba viendo todo. Estaba viendo el sufrimiento de su hijo y de la mujer que había elegido en su vida y su muerte. Un acto de amor tan puro no pasaba desapercibido a sus ojos. Ver cómo cada uno estaba dispuesto a sacrificar su vida o felicidad por el amor del otro era algo que como Kami le hacía sentir orgullo. Ellos dos eran una representación de esperanza en un mundo bañado por la guerra, la codicia, el poder y la venganza. ~ 𝐻𝑖𝑗𝑜 𝑚í𝑜, 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑠𝑜𝑙𝑠𝑡𝑖𝑐𝑖𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑖𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑠𝑢 𝑓𝑟𝑖𝑜 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑜, 𝑡𝑟𝑎𝑒 𝑎 𝑡𝑢 𝑎𝑚𝑎𝑑𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑖𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑛𝑠í𝑎𝑛 𝑠𝑢 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑛𝑡𝑜 𝐸𝑛 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑚á𝑠 𝑙𝑎𝑟𝑔𝑎, 𝑎 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑧 𝑑𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑒𝑔𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙, 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑢 𝑒𝑠𝑝í𝑟𝑖𝑡𝑢 𝑦 𝑒𝑙 𝑡𝑢𝑦𝑜 𝑠𝑒 𝑢𝑛𝑎𝑛 𝑒𝑛 𝑚𝑖 𝑢𝑚𝑏𝑟𝑎𝑙.~ " 𝗟𝗲𝗲𝗿⬇
    La noche no había salido como esperaban ninguno de los presentes. Había sido todo tan intenso y agotador que cuando ambos llegaron a casa , 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆 y Kazuo, prácticamente habían caído en el sueño casi de inmediato.

    Ahora tenían una audiencia con uno de los Kamis primigenios en la creación del mundo. Su madre Inari. Esto confirmaba que los había estado observando, y que alguna consecuencia se avecinaba. Lo más probable es, tal y como se había comunicado hacía ellos, es que fueran consecuencias buenas. ¿Pero y si no?, ¿Estarían desafiando a los dioses con su amor y promesas?. Eso hacía que el zorro se despertara a mitad de la noche, intranquilo, quedandose pensativo en el silencio de la noche. Barajaba y rumiaba todos los posibles escenarios cuando ambos fueran al reino de los espíritus, ese lugar que no pertenecía a ninguna parte.

    Por otro lado, había estado su discusión con Heinrich Rosenberg... Ambos se habían reprochado y dicho cosas de las que seguramente se arrepentían de un modo u otro. Pero de momento debería dejar que pasara unos días antes de abordar la situación. Tenían mucho que pensar, ordenar cada uno sus propias ideas antes de intentar solucionar por qué aquella noche parecía haberse quebrado.

    Todos esos pensamientos interrumpían el sueño del zorro, quien trazaba círculos de forma perezosa sobre el brazo de Elizabeth, un gesto que le mantenía los pies en la tierra y que le ayudaba pensar. Con ella cerca todo era más fácil, por qué ella era su prioridad, y ante eso jamás tenía dudas.

    ---------------------------
    Trama https://ficrol.com/posts/206030
    Me encocora
    Me gusta
    Me endiabla
    5
    4 comentarios 0 compartidos 1376 vistas
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    //Estoy orgulloso de mi Perfíl ^^

    Revisen la presentación... Y verán a lo que me refiero
    //Estoy orgulloso de mi Perfíl ^^ Revisen la presentación... Y verán a lo que me refiero ❤️
    Me encocora
    Me gusta
    5
    0 comentarios 0 compartidos 643 vistas
  • 𝕷𝖆 𝖕𝖗𝖔𝖒𝖊𝖘𝖆 𝖉𝖊 𝕴𝖓𝖆𝖗𝖎 - 𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔 (parte 2)

    Era consciente del transcurrir del tiempo, capaz de calcularlo con el paso de las estaciones. También era consciente de ver a otros animales nacer y morir sin que él sucumbiera a ese mismo paso del tiempo. No era inmortal: si se cortaba, sangraba, y eso era una prueba irrefutable de su mortalidad. Sin embargo, sus heridas sanaban con una velocidad que no era natural, y tampoco sucumbía a la enfermedad. Entonces recordó que, al nacer, una mano dorada acarició su pequeña cabeza. Era cálida, casi como un arrullo en una noche oscura, tan agradable como el abrazo de una madre. Ese gesto marcó la diferencia entre ser un zorro salvaje y lo que él era en ese momento.

    Era capaz de razonar todo aquello con una comprensión que rozaba lo humano o quizás, superior. Esa sensación cobró más fuerza cuando una voz lo llamó, una voz con la misma calidez de aquella mano que lo había arrullado al nacer. Se dejó guiar hasta llegar a ese lugar, fuera del plano donde solía estar. Era un océano infinito, donde al mirar hacia el horizonte no se podía distinguir dónde se separaban el cielo y el mar. El agua estaba tan quieta que ningún oleaje la alteraba, permaneciendo imperturbable. Solo cuando Kazuo posó sus patas sobre ella, unas pequeñas ondas desvelaron esa línea que diferenciaba el agua del cielo nocturno. Caminó sobre el mar como si fuera tierra firme, sin que el peso de su cuerpo lo hundiera. Mientras avanzaba, vio dos inmensos koi tan blancos como su pelaje, nadando bajo sus patas y guiándole el camino a seguir.

    Fue entonces, después de caminar durante un tiempo indefinido, que una figura apareció ante él. Su resplandor era dorado, tan brillante y cálido que resultaba imposible no deslumbrarse con su luz. Su rostro no se definía por un género; era imposible identificar si era hombre o mujer. Ese ser trascendía todas esas limitaciones. Era su madre, no la que le dio a luz, sino quien le dio la vida. Fue quien lo convirtió en lo que era, otorgándole ese pelaje color de luna, esos ojos color zafiro y ese poder que emanaba de su interior. Sus auras eran prácticamente iguales, como si Kazuo fuese una extensión de aquel ser. Finalmente, aquella majestuosa figura habló.

    —Hijo mío, siento orgullo del ser tan magnífico en el que te has convertido —decía con una voz dulce, que calaba hondo en el pecho del zorro.

    Kazuo podía entender sus palabras, aunque estas no fueran verbalizadas como tal. Era como si tomaran significado en su mente, proyectándose directamente en sus pensamientos.

    —Madre... Inari... —musitó él a través de esa conexión mental que ambos habían establecido.

    No entendía por qué sabía aquello; simplemente lo supo, como algo que llegó a él de manera tan natural como respirar.

    —Eres mi conexión en la Tierra; tú y tus hermanos sois mis ojos, la forma en que puedo llegar a todos los que necesitan mi bendición. Eres parte de mí, y yo soy parte de ti —continuó el kami.

    —Necesito que seas mi mensajero, aquel que lleve mi bondad y que me traiga el anhelo de aquellos que merecen mi gracia. Quiero que seas mi representación en la Tierra —añadió con una calma profunda.

    Las palabras de su madre se asentaron en el pecho de Kazuo, quien asintió suavemente, comprendiendo todo lo que ella le decía. Para él, de una forma inexplicable, todo aquello tenía sentido.

    El kami se acercó a él lentamente. Se arrodilló frente al zorro con extrema humildad, acunando su cabeza entre sus manos y entrelazando sus largos dedos en su pelaje. Kazuo cerró los ojos al sentir el contacto; era cálido, era como estar en casa. Aquella figura mística se inclinó para besarle la frente, como si le otorgara un beso de infinita gratitud.

    —Te amo, hijo mío. Gracias por existir —dijo, susurrando contra su piel.

    Y tras eso, el tintineo de una pequeña campana. Al abrir los ojos, todo había desaparecido, como si de un chasquido sordo lo hubiese despertado de un profundo sueño. Solo que aquello no había sido un sueño. Ahora Kazuo comprendía el propósito de su existencia y cuál sería su cometido de aquí en adelante. Cumpliría su misión hasta exhalar su último aliento, si es que eso llegara a suceder algún día. Fue entonces cuando Kazuo alcanzó un nivel de consciencia mayor que el de cualquier humano o ser terrenal, sellando su destino con una promesa eterna.
    𝕷𝖆 𝖕𝖗𝖔𝖒𝖊𝖘𝖆 𝖉𝖊 𝕴𝖓𝖆𝖗𝖎 - 𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔 (parte 2) Era consciente del transcurrir del tiempo, capaz de calcularlo con el paso de las estaciones. También era consciente de ver a otros animales nacer y morir sin que él sucumbiera a ese mismo paso del tiempo. No era inmortal: si se cortaba, sangraba, y eso era una prueba irrefutable de su mortalidad. Sin embargo, sus heridas sanaban con una velocidad que no era natural, y tampoco sucumbía a la enfermedad. Entonces recordó que, al nacer, una mano dorada acarició su pequeña cabeza. Era cálida, casi como un arrullo en una noche oscura, tan agradable como el abrazo de una madre. Ese gesto marcó la diferencia entre ser un zorro salvaje y lo que él era en ese momento. Era capaz de razonar todo aquello con una comprensión que rozaba lo humano o quizás, superior. Esa sensación cobró más fuerza cuando una voz lo llamó, una voz con la misma calidez de aquella mano que lo había arrullado al nacer. Se dejó guiar hasta llegar a ese lugar, fuera del plano donde solía estar. Era un océano infinito, donde al mirar hacia el horizonte no se podía distinguir dónde se separaban el cielo y el mar. El agua estaba tan quieta que ningún oleaje la alteraba, permaneciendo imperturbable. Solo cuando Kazuo posó sus patas sobre ella, unas pequeñas ondas desvelaron esa línea que diferenciaba el agua del cielo nocturno. Caminó sobre el mar como si fuera tierra firme, sin que el peso de su cuerpo lo hundiera. Mientras avanzaba, vio dos inmensos koi tan blancos como su pelaje, nadando bajo sus patas y guiándole el camino a seguir. Fue entonces, después de caminar durante un tiempo indefinido, que una figura apareció ante él. Su resplandor era dorado, tan brillante y cálido que resultaba imposible no deslumbrarse con su luz. Su rostro no se definía por un género; era imposible identificar si era hombre o mujer. Ese ser trascendía todas esas limitaciones. Era su madre, no la que le dio a luz, sino quien le dio la vida. Fue quien lo convirtió en lo que era, otorgándole ese pelaje color de luna, esos ojos color zafiro y ese poder que emanaba de su interior. Sus auras eran prácticamente iguales, como si Kazuo fuese una extensión de aquel ser. Finalmente, aquella majestuosa figura habló. —Hijo mío, siento orgullo del ser tan magnífico en el que te has convertido —decía con una voz dulce, que calaba hondo en el pecho del zorro. Kazuo podía entender sus palabras, aunque estas no fueran verbalizadas como tal. Era como si tomaran significado en su mente, proyectándose directamente en sus pensamientos. —Madre... Inari... —musitó él a través de esa conexión mental que ambos habían establecido. No entendía por qué sabía aquello; simplemente lo supo, como algo que llegó a él de manera tan natural como respirar. —Eres mi conexión en la Tierra; tú y tus hermanos sois mis ojos, la forma en que puedo llegar a todos los que necesitan mi bendición. Eres parte de mí, y yo soy parte de ti —continuó el kami. —Necesito que seas mi mensajero, aquel que lleve mi bondad y que me traiga el anhelo de aquellos que merecen mi gracia. Quiero que seas mi representación en la Tierra —añadió con una calma profunda. Las palabras de su madre se asentaron en el pecho de Kazuo, quien asintió suavemente, comprendiendo todo lo que ella le decía. Para él, de una forma inexplicable, todo aquello tenía sentido. El kami se acercó a él lentamente. Se arrodilló frente al zorro con extrema humildad, acunando su cabeza entre sus manos y entrelazando sus largos dedos en su pelaje. Kazuo cerró los ojos al sentir el contacto; era cálido, era como estar en casa. Aquella figura mística se inclinó para besarle la frente, como si le otorgara un beso de infinita gratitud. —Te amo, hijo mío. Gracias por existir —dijo, susurrando contra su piel. Y tras eso, el tintineo de una pequeña campana. Al abrir los ojos, todo había desaparecido, como si de un chasquido sordo lo hubiese despertado de un profundo sueño. Solo que aquello no había sido un sueño. Ahora Kazuo comprendía el propósito de su existencia y cuál sería su cometido de aquí en adelante. Cumpliría su misión hasta exhalar su último aliento, si es que eso llegara a suceder algún día. Fue entonces cuando Kazuo alcanzó un nivel de consciencia mayor que el de cualquier humano o ser terrenal, sellando su destino con una promesa eterna.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 1161 vistas
Ver más resultados
Patrocinados