• A sus veintipocos, Carmina siempre responde lo mismo cuando alguien le pregunta si ha estado enamorada: "No, nunca. Nunca me ha pasado." Lo dice con una sonrisa y el tono de quien ha olvidado el sabor de ese sentimiento o de quien, simplemente, jamás lo ha probado. Y cualquiera podría creerle. Al menos hasta que Carmina se queda en silencio, y sus ojos, por unos instantes, parecen viajar a otro tiempo, a otras tardes donde el sol era más cálido y el aire olía a pan fresco.

    Cuando tenía diecisiete años, Carmina se enamoró de Nicolás, su vecino. Era el hijo mayor de la familia que administraba la panadería del vecindario, un lugar al que todos iban en busca de pan recién horneado y, para algunos, de una charla amable. Nicolás era un joven alto, de piel bronceada por el sol, con el cabello castaño largo y despeinado, y unos ojos negros que parecían guardar secretos y sueños. Él cuidaba de los gatos callejeros, que lo seguían por las calles como si fuera uno de ellos. Carmina, intrigada por su forma serena y bondadosa, se había acercado al principio por curiosidad, y luego por una conexión que no entendía del todo.

    Siempre se limitó a ser su amiga, a escucharle con atención cuando él hablaba de lo orgulloso que estaba de su familia o de sus planes para ayudar más en la panadería. Jamás confesó el cariño inmenso que sentía por él. ¿Para qué decirlo?, pensaba. Bastaba con estar cerca y compartir momentos sencillos, con esa paz que le traía el sonido de su voz o la risa que le escapaba cuando un gato le subía al hombro.

    Sin embargo, había momentos en que Nicolás parecía sentir lo mismo. A veces, él dejaba caer palabras tímidas o miradas que parecían decir más de lo que ella estaba dispuesta a aceptar. Como aquella vez, tras una tarde cuidando gatos, cuando se quedaron en silencio y Nicolás, con las mejillas levemente sonrojadas, le confesó que le gustaba estar cerca de ella. Carmina había desviado la mirada, riendo con nerviosismo, hablando de otra cosa, como si esas palabras no hubieran sido lo que realmente eran: una confesión disfrazada.

    La noche antes de que Nicolás desapareciera, él le había propuesto ir a tomar un café juntos el fin de semana. Carmina, con el corazón en la garganta, apenas pudo asentir, pensando que tal vez ese sería el momento en que ambos dejarían de esconder sus sentimientos. Pero el destino tenía otros planes.

    A la mañana siguiente, Nicolás ya no estaba. Desapareció sin dejar rastro, y aunque nadie sabía qué le había ocurrido exactamente, el vecindario asumió lo peor, al tratarse de un asunto que involucraba problemas con la mafia. Se decía que, sin tener culpa, se había visto atrapado en problemas por culpa de amigos que lo arrastraron sin quererlo a asuntos oscuros. Nicolás siempre fue un joven honesto y trabajador, alguien que quería ayudar a su familia, nada más. Carmina, al enterarse, sintió cómo su mundo se volvía gris. Las palabras de él, su invitación, resonaron en su mente como una broma amarga. Aquel café, aquella posibilidad, se desvaneció antes de poder ser real.

    La noticia le trajo también un eco doloroso del pasado. Recordó cómo su madre, años atrás, había arruinado la vida de su familia al involucrarse con un hombre que estaba ligado a la mafia. Carmina había crecido con el miedo constante de perderlo todo, de que el caos de esa vida secreta estallara un día y los devorara. Ahora, el ciclo parecía repetirse de un modo cruel, llevándose a Nicolás, otro inocente atrapado en una red de la que no pudo escapar.

    En las semanas que siguieron, Carmina visitaba la panadería en silencio, intentando mantenerse fuerte mientras veía a la familia de Nicolás seguir adelante con tristeza en los ojos. A veces, se acercaba a los gatos, los mismos que él había cuidado, como si en ellos pudiera encontrar algo de él, un último vestigio de aquel amor que guardó en silencio.

    Ahora, cuando alguien le pregunta si alguna vez se ha enamorado, Carmina recuerda el brillo de los ojos de Nicolás, sus palabras temblorosas y su invitación. Pero sigue negándolo, porque hablar de ese amor es como abrir una herida que aún no sana, una herida marcada por una promesa rota y una vida truncada por los errores de otros. Así, aquel amor permanece escondido entre las sombras de los años y en la fragancia del pan recién horneado que aún flota en su memoria.

    Sin embargo, guarda dos tesoros que no ha dejado que el tiempo borre: una de las pocas fotos que se tomaron juntos, donde él sonríe y la mira de reojo, y los gatos del vecindario, a quienes cuida como una promesa silenciosa, una manera de mantener vivo el recuerdo de aquel primer y único amor.
    A sus veintipocos, Carmina siempre responde lo mismo cuando alguien le pregunta si ha estado enamorada: "No, nunca. Nunca me ha pasado." Lo dice con una sonrisa y el tono de quien ha olvidado el sabor de ese sentimiento o de quien, simplemente, jamás lo ha probado. Y cualquiera podría creerle. Al menos hasta que Carmina se queda en silencio, y sus ojos, por unos instantes, parecen viajar a otro tiempo, a otras tardes donde el sol era más cálido y el aire olía a pan fresco. Cuando tenía diecisiete años, Carmina se enamoró de Nicolás, su vecino. Era el hijo mayor de la familia que administraba la panadería del vecindario, un lugar al que todos iban en busca de pan recién horneado y, para algunos, de una charla amable. Nicolás era un joven alto, de piel bronceada por el sol, con el cabello castaño largo y despeinado, y unos ojos negros que parecían guardar secretos y sueños. Él cuidaba de los gatos callejeros, que lo seguían por las calles como si fuera uno de ellos. Carmina, intrigada por su forma serena y bondadosa, se había acercado al principio por curiosidad, y luego por una conexión que no entendía del todo. Siempre se limitó a ser su amiga, a escucharle con atención cuando él hablaba de lo orgulloso que estaba de su familia o de sus planes para ayudar más en la panadería. Jamás confesó el cariño inmenso que sentía por él. ¿Para qué decirlo?, pensaba. Bastaba con estar cerca y compartir momentos sencillos, con esa paz que le traía el sonido de su voz o la risa que le escapaba cuando un gato le subía al hombro. Sin embargo, había momentos en que Nicolás parecía sentir lo mismo. A veces, él dejaba caer palabras tímidas o miradas que parecían decir más de lo que ella estaba dispuesta a aceptar. Como aquella vez, tras una tarde cuidando gatos, cuando se quedaron en silencio y Nicolás, con las mejillas levemente sonrojadas, le confesó que le gustaba estar cerca de ella. Carmina había desviado la mirada, riendo con nerviosismo, hablando de otra cosa, como si esas palabras no hubieran sido lo que realmente eran: una confesión disfrazada. La noche antes de que Nicolás desapareciera, él le había propuesto ir a tomar un café juntos el fin de semana. Carmina, con el corazón en la garganta, apenas pudo asentir, pensando que tal vez ese sería el momento en que ambos dejarían de esconder sus sentimientos. Pero el destino tenía otros planes. A la mañana siguiente, Nicolás ya no estaba. Desapareció sin dejar rastro, y aunque nadie sabía qué le había ocurrido exactamente, el vecindario asumió lo peor, al tratarse de un asunto que involucraba problemas con la mafia. Se decía que, sin tener culpa, se había visto atrapado en problemas por culpa de amigos que lo arrastraron sin quererlo a asuntos oscuros. Nicolás siempre fue un joven honesto y trabajador, alguien que quería ayudar a su familia, nada más. Carmina, al enterarse, sintió cómo su mundo se volvía gris. Las palabras de él, su invitación, resonaron en su mente como una broma amarga. Aquel café, aquella posibilidad, se desvaneció antes de poder ser real. La noticia le trajo también un eco doloroso del pasado. Recordó cómo su madre, años atrás, había arruinado la vida de su familia al involucrarse con un hombre que estaba ligado a la mafia. Carmina había crecido con el miedo constante de perderlo todo, de que el caos de esa vida secreta estallara un día y los devorara. Ahora, el ciclo parecía repetirse de un modo cruel, llevándose a Nicolás, otro inocente atrapado en una red de la que no pudo escapar. En las semanas que siguieron, Carmina visitaba la panadería en silencio, intentando mantenerse fuerte mientras veía a la familia de Nicolás seguir adelante con tristeza en los ojos. A veces, se acercaba a los gatos, los mismos que él había cuidado, como si en ellos pudiera encontrar algo de él, un último vestigio de aquel amor que guardó en silencio. Ahora, cuando alguien le pregunta si alguna vez se ha enamorado, Carmina recuerda el brillo de los ojos de Nicolás, sus palabras temblorosas y su invitación. Pero sigue negándolo, porque hablar de ese amor es como abrir una herida que aún no sana, una herida marcada por una promesa rota y una vida truncada por los errores de otros. Así, aquel amor permanece escondido entre las sombras de los años y en la fragancia del pan recién horneado que aún flota en su memoria. Sin embargo, guarda dos tesoros que no ha dejado que el tiempo borre: una de las pocas fotos que se tomaron juntos, donde él sonríe y la mira de reojo, y los gatos del vecindario, a quienes cuida como una promesa silenciosa, una manera de mantener vivo el recuerdo de aquel primer y único amor.
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  • ﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀
    ۰۪۫𝑀𝔞𝔟𝔢𝔩 𝐺𝔩𝔢𝔢𝔣𝔲𝔩
    _________________________

    ー Aún sigo sin entender...¿por qué no te quedaste en tu lugar?,debiste bajar las cabeza como todos,mostrar admiración,soy asombrosa mucho los saben.Debiste reconocer que soy mejor en cualquier aspecto.Pero no...tan detestable alborotosa,extremadamente positiva en ocasiones tan deplorables,ese estilo tan pasado de moda,¡que horror!.Y lo más irritante tu papel de "héroe",ash,metiéndose en cada uno de mis planes queriendo evitar un espléndido caos.Haz algo más productivo que eso,como...Mm...no sé¿comer césped?,¡sí!,eso estaría perfecto.Créeme la próxima vez no tendré consideración,así que deberias agradecer esos momentos en que he sido muy gentil~

    ⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦
    ﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀ 🔮۰۪۫💎𝑀𝔞𝔟𝔢𝔩 𝐺𝔩𝔢𝔢𝔣𝔲𝔩🎩🔮 _________________________ ー Aún sigo sin entender...¿por qué no te quedaste en tu lugar?,debiste bajar las cabeza como todos,mostrar admiración,soy asombrosa mucho los saben.Debiste reconocer que soy mejor en cualquier aspecto.Pero no...tan detestable alborotosa,extremadamente positiva en ocasiones tan deplorables,ese estilo tan pasado de moda,¡que horror!.Y lo más irritante tu papel de "héroe",ash,metiéndose en cada uno de mis planes queriendo evitar un espléndido caos.Haz algo más productivo que eso,como...Mm...no sé¿comer césped?,¡sí!,eso estaría perfecto.Créeme la próxima vez no tendré consideración,así que deberias agradecer esos momentos en que he sido muy gentil~ ⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | Voy a tener que escribir una ficha para el Junior adulto joven, más como un agregado a la ficha que ya existe resaltando las diferencias, cambios o aspectos que con la edad se volvieron más fuertes (o débiles). Eso incluye al AU, aunque, en primer lugar, esa ficha tengo que desarrollarla mejor de lo que está ahora jkajka.
    Nada, simplemente dejaba salir estos posibles planes. Quién sabe si las hago esta semana o en un buen tiempo.
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  • ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
    𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏 (巴御前)
    ━復讐の殺人者━
    ━━━━━━━━━━━━━━━━༺❀༻

    En el turbulento periodo Sengoku de Japón, en un humilde y pintoresco poblado de Tokio, vivía una familia que, a pesar de su pobreza, irradiaba felicidad.

    En este rincón del mundo, y bajo pobres paredes de madera, nació 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏, una niña que creció rodeada del amor y la bondad de sus padres y sus abuelos.

    𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑

    Hasta que el destino, con su cruel ironía, tenía otros planes para ella.


    El eco de la guerra civil comenzó a resonar por las aldeas, anunciando tiempos oscuros

    El temido 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, conocido por su crueldad y perversión, con su ejército de samurais perversos e invencibles, arrasó la aldea, saqueando, v*olando a mujeres y asesinando a demás ciudadanos inocentes.

    Los espeluznantes gritos del horror y el baño de sangre se quedaron grabados para siempre en la mente inocente de la pequeña 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆...

    𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠

    𝐀𝐤𝐢𝐭𝐨 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, líder del 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢 , irrumpió en su casa, y dejo caer su katana, 𝑑𝑒𝑔𝑜𝑙𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 al padre, al abuelo, a la abuela y v*olando brutalmente a la madre de 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 mientras ella observaba todo, escondida en un armario...

    —¡COREEEE!— Lo último que dijo su madre expresando su deseo de salvar a su hija...

    𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 salió de su escondite, corrió y se perdió de entre los bosques de aquella aldea ya destrozada por la maldad del hombre.

    Gazú la hallo por ventura... Ella vivía como un animal...

    𝑇𝑟𝑎𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑢𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑡𝑟𝑎𝑢𝑚𝑎

    Gazú la cubrió con su túnica y la llevo a su morada.

    Pasaron años, 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 crecio y desarollo la forma de hablar de Gazú...

    𝐸𝑙 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜

    Nunca hablo para los demás pero para Gazú si...

    Aprendió bajo estricta disciplina a manejar las armas de una forma magistral e innata.

    ⟁¿Que ves más allá?𓂀 Pregunto Gazú

    —Veo....Mi madre... V"olada... Mi padre... asesinado... mis abuelos... mi vida...— Entre lágrimas respondió

    Soltó un llanto y grito al cielo

    —¡Maldito Yamaguchi!. ¡Juro por los cielos y la tierra que te haré beber de tu sangre!—

    Gazú complacido por el deseo de ella...

    𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚

    Le otorgo el poder de ser inmortal hasta que... cumpla su deseo...

    Tomoe se enfrento a las fuerzas del Clan Yamaguchi ella sola, una por una hasta que llego a Akito....

    Y el resto es historia...

    El Yukata de Tomoe tiene el poder de dotar de odio acumulado y venganza a quien lo posea.

    Gazú lo guardo y lo atesoro como una reliquia hasta que un día

    Fue entregado a 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆

    Quien perseguía lo mismo que Tomoe...

    𝐕𝐄𝐍𝐆𝐀𝐍𝐙𝐀
    ━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━ 🎃🦇🕸️ 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏 (巴御前) ━復讐の殺人者━ ━━━━━━━━━━━━━━━━༺❀༻ En el turbulento periodo Sengoku de Japón, en un humilde y pintoresco poblado de Tokio, vivía una familia que, a pesar de su pobreza, irradiaba felicidad. En este rincón del mundo, y bajo pobres paredes de madera, nació 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 𝑮𝒐𝒛𝒆𝒏, una niña que creció rodeada del amor y la bondad de sus padres y sus abuelos. 𝑇𝑜𝑑𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑓𝑒𝑙𝑖𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 Hasta que el destino, con su cruel ironía, tenía otros planes para ella. El eco de la guerra civil comenzó a resonar por las aldeas, anunciando tiempos oscuros 🌹 El temido 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, conocido por su crueldad y perversión, con su ejército de samurais perversos e invencibles, arrasó la aldea, saqueando, v*olando a mujeres y asesinando a demás ciudadanos inocentes. Los espeluznantes gritos del horror y el baño de sangre se quedaron grabados para siempre en la mente inocente de la pequeña 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆... 𝑃𝑒𝑟𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑜𝑛𝑐𝑒𝑠 𝐀𝐤𝐢𝐭𝐨 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢, líder del 𝐂𝐥𝐚𝐧 𝐘𝐚𝐦𝐚𝐠𝐮𝐜𝐡𝐢 , irrumpió en su casa, y dejo caer su katana, 𝑑𝑒𝑔𝑜𝑙𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜 al padre, al abuelo, a la abuela y v*olando brutalmente a la madre de 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 mientras ella observaba todo, escondida en un armario... —¡COREEEE!— Lo último que dijo su madre expresando su deseo de salvar a su hija... 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 salió de su escondite, corrió y se perdió de entre los bosques de aquella aldea ya destrozada por la maldad del hombre. Gazú la hallo por ventura... Ella vivía como un animal... 𝑇𝑟𝑎𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑢𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑡𝑟𝑎𝑢𝑚𝑎 Gazú la cubrió con su túnica y la llevo a su morada. Pasaron años, 𝑻𝒐𝒎𝒐𝒆 crecio y desarollo la forma de hablar de Gazú... 𝐸𝑙 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜 Nunca hablo para los demás pero para Gazú si... Aprendió bajo estricta disciplina a manejar las armas de una forma magistral e innata. ⟁¿Que ves más allá?𓂀 Pregunto Gazú —Veo....Mi madre... V"olada... Mi padre... asesinado... mis abuelos... mi vida...— Entre lágrimas respondió Soltó un llanto y grito al cielo —¡Maldito Yamaguchi!. ¡Juro por los cielos y la tierra que te haré beber de tu sangre!— Gazú complacido por el deseo de ella... 𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐧𝐠𝐚𝐧𝐳𝐚 Le otorgo el poder de ser inmortal hasta que... cumpla su deseo... Tomoe se enfrento a las fuerzas del Clan Yamaguchi ella sola, una por una hasta que llego a Akito.... Y el resto es historia... El Yukata de Tomoe tiene el poder de dotar de odio acumulado y venganza a quien lo posea. Gazú lo guardo y lo atesoro como una reliquia hasta que un día Fue entregado a [Liz_bloodFlame] Quien perseguía lo mismo que Tomoe... 𝐕𝐄𝐍𝐆𝐀𝐍𝐙𝐀 🌹
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  • Ꭼꭱꭼꮪ ꮇꮖ ꭲꭱꮖꮪꭲꭼꮓꭺ ꭹ ꮇꮖ ꭼꮪꮲꭼꭱꭺɴꮓꭺ...
    Fandom Marvel
    Categoría Acción
    ❝ѕᴛαяᴛєя ᴘαяα 𝑾𝙊𝑳𝙑𝑬𝙍𝑰𝙉𝑬


    Lo había perdid- ¡NO! Se lo habían arrebatado todo. Había tenido en su mano todo cuanto jamás había deseado, después de haber sacrificado a Visión por el bien común, después de haber sido ella quien le había arrancado la gema de la mente, después de que todo aquello, todo ese sufrimiento no había servido para nada, después de perder… Había luchado contra Thanos por una humanidad en la que no le quedaba nadie.
    Habían ganado y lejos de aquel altruismo que les movía a todos, ella seguía sintiendo aquel horrible agujero en su pecho.

    ¿Acaso podían culparla? ¿No hubiera hecho todo el mundo lo mismo que ella de haber tenido la capacidad? Tan solo quería tener una vida, algo que se le había negado desde que era una simple niña.
    Había perdido a sus padres, había perdido a su hermano, había perdido a Visión…
    Y de repente sin llegar a saber bien como, ella se había convertido en la villana, por buscar lo que todo el mundo ya tenía.

    También le habían arrebatado Westview. Era una vida inventada, una mentira, una ilusión pero era lo mejor que había tenido nunca, y aunque ya no podría recuperarlo, había algo lo que no estaba dispuesta a renunciar. Había terminado de decir adiós a Visión, había visto su cuerpo desmembrado, siendo objeto de experimentos e investigaciones, pero aquellos miembros ya no eran más que objetos sin vida, no podia sentirlo, él ya no estaba allí, se había ido, y Wanda lo había dejado ir también.

    Ahora tenía otros motivos para luchar. A Vision lo había perdido incluso antes de comenzar toda aquella locura, antes de que todo aquel inmenso vacío que sentía en su interior creara de la nada aquella anomalía. Pero no iba a permitir que sus hijos, que Tommy y Billy se convirtieran en daños colaterales de todo aquello.

    Agatha ya los había usado en su contra, ya habían sufrido, aun siendo tan pequeños. Habían perdido a su padre, pero ella seguía en pie, y lucharía con uñas y dientes por recuperarlos.
    Tenía todo el poder en sus manos, y se iba a valer de el para sus fines.
    Tenía la magia del caos, había estudiado el Darkhold, y ya no respondía ante nadie, ya no era una Vengadora, no le importaba convertirse en la villana de quien se opusiera a sus planes, por primera vez en su vida iba a seguir sus propios deseos.

    >> Sabía como seguir la pista de los niños, y sabía como llegar hasta el último punto en el que habían estado. Para cualquiera sería una tarea realmente titánica, y tendría que buscar al estirado de Stephen Strange, pero no para ella.
    Frente a ella se crea un portal. Un circulo que poco a poco se va abriendo más y más, chisporroteando y dejando volar aquellas pequeñas luces las cuales normalmente eran doradas, pero como representación de su magia, aquellas eran de un vivo color rojo.

    La imagen que le ofrece aquella ventana es la de una carretera rodeada de vegetación, la cual a pocos metros giraba hacia la derecha, embocando la entrada de su destino.
    Por fin da aquel paso, un simple paso, pero que le hace cambiar por completo de realidad.
    El portal se cierra tras ella, sin que Wanda pusiera mayor interés en el.

    Tras aquel primer paso, no se detiene y recorre aquella despierta carretera, con más premura conforme se acercaba al edificio, pero... La imagen que la recibe la frena de golpe, la mansión había desaparecido, apenas quedaba piedra sobre piedra. No esperaba ver a Tommy y Billy nada más llegar pero tampoco esa escena, era desoladora, y volvía a dejarla sin un solo hilo del que tirar.


    || La imagen del starter ha sido creada por el talento de #Lebanon ||
    ❝ѕᴛαяᴛєя ᴘαяα [W0LVERINE] Lo había perdid- ¡NO! Se lo habían arrebatado todo. Había tenido en su mano todo cuanto jamás había deseado, después de haber sacrificado a Visión por el bien común, después de haber sido ella quien le había arrancado la gema de la mente, después de que todo aquello, todo ese sufrimiento no había servido para nada, después de perder… Había luchado contra Thanos por una humanidad en la que no le quedaba nadie. Habían ganado y lejos de aquel altruismo que les movía a todos, ella seguía sintiendo aquel horrible agujero en su pecho. ¿Acaso podían culparla? ¿No hubiera hecho todo el mundo lo mismo que ella de haber tenido la capacidad? Tan solo quería tener una vida, algo que se le había negado desde que era una simple niña. Había perdido a sus padres, había perdido a su hermano, había perdido a Visión… Y de repente sin llegar a saber bien como, ella se había convertido en la villana, por buscar lo que todo el mundo ya tenía. También le habían arrebatado Westview. Era una vida inventada, una mentira, una ilusión pero era lo mejor que había tenido nunca, y aunque ya no podría recuperarlo, había algo lo que no estaba dispuesta a renunciar. Había terminado de decir adiós a Visión, había visto su cuerpo desmembrado, siendo objeto de experimentos e investigaciones, pero aquellos miembros ya no eran más que objetos sin vida, no podia sentirlo, él ya no estaba allí, se había ido, y Wanda lo había dejado ir también. Ahora tenía otros motivos para luchar. A Vision lo había perdido incluso antes de comenzar toda aquella locura, antes de que todo aquel inmenso vacío que sentía en su interior creara de la nada aquella anomalía. Pero no iba a permitir que sus hijos, que Tommy y Billy se convirtieran en daños colaterales de todo aquello. Agatha ya los había usado en su contra, ya habían sufrido, aun siendo tan pequeños. Habían perdido a su padre, pero ella seguía en pie, y lucharía con uñas y dientes por recuperarlos. Tenía todo el poder en sus manos, y se iba a valer de el para sus fines. Tenía la magia del caos, había estudiado el Darkhold, y ya no respondía ante nadie, ya no era una Vengadora, no le importaba convertirse en la villana de quien se opusiera a sus planes, por primera vez en su vida iba a seguir sus propios deseos. >> Sabía como seguir la pista de los niños, y sabía como llegar hasta el último punto en el que habían estado. Para cualquiera sería una tarea realmente titánica, y tendría que buscar al estirado de Stephen Strange, pero no para ella. Frente a ella se crea un portal. Un circulo que poco a poco se va abriendo más y más, chisporroteando y dejando volar aquellas pequeñas luces las cuales normalmente eran doradas, pero como representación de su magia, aquellas eran de un vivo color rojo. La imagen que le ofrece aquella ventana es la de una carretera rodeada de vegetación, la cual a pocos metros giraba hacia la derecha, embocando la entrada de su destino. Por fin da aquel paso, un simple paso, pero que le hace cambiar por completo de realidad. El portal se cierra tras ella, sin que Wanda pusiera mayor interés en el. Tras aquel primer paso, no se detiene y recorre aquella despierta carretera, con más premura conforme se acercaba al edificio, pero... La imagen que la recibe la frena de golpe, la mansión había desaparecido, apenas quedaba piedra sobre piedra. No esperaba ver a Tommy y Billy nada más llegar pero tampoco esa escena, era desoladora, y volvía a dejarla sin un solo hilo del que tirar. || La imagen del starter ha sido creada por el talento de #Lebanon ||
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  • El pelirrojo no tenía planes para hoy, lo único que hará es estar recostado mirando sus películas favoritas en su laptop.
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  • —Sutilmente se ha colado en la habitación del Gryffindor, casi escabulléndose a hurtadillas y mirando a su espalda esperando no ser vista, y para cuando Godric Gryffindor repara en ella, la morena ya tiene planes para aquel día... —

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ #SeductiveSunday

    ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Sutilmente se ha colado en la habitación del Gryffindor, casi escabulléndose a hurtadillas y mirando a su espalda esperando no ser vista, y para cuando [FirstLion] repara en ella, la morena ya tiene planes para aquel día... — ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ #SeductiveSunday ㅤㅤㅤㅤㅤ #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • Originɑl Chɑrɑcter; 𝑨𝒍𝒗𝒊𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒐𝒏𝒊𝒄𝒍𝒆𝒔: [ Ⅰ ]
    ——¨✦ 𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑙𝑎𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑂𝑛𝑐𝑒.
    Alvis: Maestre... Me puede contar de nuevo la historia de los 11 Caballeros. Preguntó un pequeño y jubiloso Alvis, era apenas un niño de no más de 6 años que escuchaba fascinado las historias de caballería de su maestro, el caballero sin nombre y miembro de aquel grupo legendario conformado por once miembros.

    S.N: Estás muy insistente hoy, ¿eh, renacuajo? Ya te la he contado varias veces. Vas a gastar la historia y dejará de sonar épica.
    Alvis: ¡Por favor! Nunca dejará de ser épica. —Imploró el joven.

    S.N: Vale, vale... Pero terminando la historia te vas pirando a dormir a tu casa, que tu madre debe estar preocupada.

    Alvis: Lo haré. Palabra de caballero. —Enfatizo levantando el puño al pecho, cuán promesa real de un Sir.

    S.N: Si supieras cuántos problemas me ha dado esa tontería de la palabra de caballero, no la dirías con tanta facilidad. —Contestó con un par de carcajadas recordando historias que de momento sólo el caballero entendía.

    S.N: Pues bien... te la contaré una vez más.

    Hacía ya un par de ayeres.... <No muchos, tan viejo no soy> Una batalla para posteridad se dio en la montaña carmesí. El Rey Dragón, Xopranis. Le declaró la guerra al Reino de los Elfos y al de los humanos ante una sed de venganza por la muerte de su hija, que terminó en una contienda de sangre y llamas.

    La guerra dio inició y cernió los cielos en muerte. Todos los dragones danzaban con estrepito agotando su aliento convertido en llamas. No había noche en la que el fuego de la venganza de los dragones no se presentara en cada luna, destruyendo y asesinando a familias enteras por doquier. A estos días se le conoció como Las Noches de Sangre y Fuego. Nunca existió más miedo al anochecer que en aquellos tiempos. No importaba si el alto consejo mago buscaba el dialogo pues sólo encontraban acuerdos de paz convertidos en cenizas y el rechazo total del Rey Dragón a cualquier intento reconciliación.

    No fue hasta que el Rey de los Elfos, Thaerus de Unova, y la Reina Mortal, Simeria Montefio, profundamente dolidos por la muerte de su gente; crearon una alianza y formaron al ejército más grande jamás visto, que encabezo la batalla para defender a su pueblo y derrocar al Rey Xopranis. Dentro de esta armada, fueron elegidos 11 guerreros legendarios; todos venían de pueblos y reinos diferentes, pero tenían en común ser Caballeros Andantes. Si bien, no todos eran expertos en cazar dragones, su amplio conocimiento, su lealtad y astucia, fueron suficientes para que se distinguieran entre el resto. Por lo que se les conoció a partir de entonces como los "Once"

    Estos valientes guerreros, se les fue encomendada la difícil y casi imposible tarea de enfrentándose directamente contra Xopranis. Infiltrándose en el Reino de los Dragones hasta lograr encontrarlo y tenderle una trampa mortal. Un ataque sorpresa que terminó en una de las batallas más peligrosas y míticas de la historia.

    1. ——¨✦
    𝑶𝒄𝒂𝒓𝒊𝒐𝒏, 𝒆𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐. Protegió con impetú y nadie murió esa noche.
    Alvis: ¡Su escudo es enorme! Y él una montaña.
    2. ——¨✦
    𝑺𝒂𝒍𝒂𝒛𝒂𝒓, 𝒆𝒍 𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒐. Su audacia logró el ataque sorpresa que necesitábamos.
    Alvis: El más astuto, el de los planes. Preparó el ataque a Xopranis.
    3. ——¨✦
    𝑰𝒓𝒊𝒔, 𝒍𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒄𝒆𝒓𝒂. Su poderosa magia y su arco nos indicaron el camino.
    Alvis: Iris, sus flechas nunca fallan, cegaron a la bestia con sólo una flecha.
    4. ——¨✦
    𝑨𝒍𝒆𝒙𝒂𝒏𝒅𝒆𝒓, 𝒆𝒍 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒕𝒐. Su elocuencia engañó dragones y mortales por igual.
    Alvis: El más apuesto, el de la lengua afilada y su daga aún más.
    5. ——¨✦
    𝑳𝒆𝒏𝒐𝒓𝒆, 𝒍𝒂 𝑸𝒖𝒊𝒏𝒕𝒂. Sus sombras nos escondieron del enemigo.
    Alvis: La hechicera oscura… Da miedo, pero es poderosa y justa.
    6. ——¨✦
    𝑼𝒔𝒂𝒓𝒌, 𝒆𝒍 𝑺𝒆𝒙𝒕𝒐. No había nada que su hacha no pudiera destrozar.
    Alvis: ¡El más salvaje! Nunca se rinde e intimidó incluso al Rey Dragón.
    7. ——¨✦
    𝑺𝒊𝒏 𝑵𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆, 𝒆𝒍 𝑺𝒆́𝒑𝒕𝒊𝒎𝒐. Su valentía y coraje dieron la fuerza para afrontar la batalla.
    Alvis: ¡Ese eres tú! ¡El Caballero sin nombre! El más valiente.
    S.N: Así es muchacho y el más apuesto también.
    Alvis: Ese es Alexander.
    S.N: Maldito crío… En fin, continuemos.
    8. ——¨✦
    𝑭𝒂𝒓𝒐𝒏𝒆𝒚, 𝒆𝒍 𝑶𝒄𝒕𝒂𝒗𝒐. Su ferocidad sometía al villano y protegió al justo.
    Alvis: El hombre bestia. Sus garras podían traspasar la piel del dragón
    9. ——¨✦
    𝑳𝒚𝒓𝒂, 𝒍𝒂 𝑵𝒐𝒗𝒆𝒏𝒂. Su belleza y el filo de su estoque, una combinación letal.
    Alvis: ¡La Princesa guerrera! Noble y poderosa, mantuvo la unidad del grupo.
    10. ——¨✦
    𝑻𝒊𝒛𝒊𝒂𝒏𝒐, 𝒆𝒍 𝑫𝒆́𝒄𝒊𝒎𝒐. Su azote aturdió hasta al Rey de los Dragones.
    Alvis: Dicen que peleaba contra dragones sólo usando sus manos.
    11. ——¨✦
    𝑨𝒔𝒕𝒓𝒊𝒅, 𝒍𝒂 𝒐𝒏𝒄𝒆𝒂𝒗𝒂. La más veloz y joven del grupo, el corte que atravesó su corazón.
    Alvis: ¡La mejor! La más rápida, la que perforó el corazón de Xopranis.
    S.N: ¿Oye niño no debería ser yo tú Maestro, el mejor? Sabandija traicionera.
    Alvis: Lo eres, después de Astrid.
    S.N: Ni siquiera la conoces. Ah, olvídalo, es inútil intentar ganarte. Sigamos…
    ¨✦

    Y bueno cómo ya sabrás, juntos lograron derrotar al Rey Xopranis, y su muerte trajo a su vez, el fin de la guerra. Ese día, el grupo de los once caballeros fueron nombrados como tal y se les entregaron armas legendarias dignas de su batalla. Nunca más volvieron a librar un combate en compañía, pero siguen luchando sus propias disputas buscando la justicia alrededor del mundo como caballeros andantes. Quién sabe, quizás en un paseo en la mañana… o un día en tu ciudad o aldea, uno de estos nobles guerreros se presente frente tu… ¿Niño? ¿Me escuchas? Ah, cárajo. Te quedaste dormido otra vez, mocoso.

    ***
    Terminado el relato, el caballero sin nombre llevo al pequeño Alvis en brazos junto a su Madre. No sería la última vez que le contaría aquella historia, pero siempre terminaba durmiendo con una sonrisa.
    “𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑟𝑒𝑛𝑎𝑐𝑢𝑎𝑗𝑜, 𝑎𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑟𝑖𝑏𝑖𝑟𝑎́𝑠 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑎 𝑙𝑒𝑦𝑒𝑛𝑑𝑎. 𝑀𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑡𝑎𝑛𝑡𝑜… 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑒 𝑑𝑢𝑟𝑚𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑦 𝑠𝑜𝑛̃𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑎𝑠 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟 𝑡𝑢𝑠 𝑎𝑣𝑒𝑛𝑡𝑢𝑟𝑎𝑠. “
    Originɑl Chɑrɑcter; 𝑨𝒍𝒗𝒊𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒐𝒏𝒊𝒄𝒍𝒆𝒔: [ Ⅰ ] ——¨✦ 𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑙𝑎𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑂𝑛𝑐𝑒. Alvis: Maestre... Me puede contar de nuevo la historia de los 11 Caballeros. Preguntó un pequeño y jubiloso Alvis, era apenas un niño de no más de 6 años que escuchaba fascinado las historias de caballería de su maestro, el caballero sin nombre y miembro de aquel grupo legendario conformado por once miembros. S.N: Estás muy insistente hoy, ¿eh, renacuajo? Ya te la he contado varias veces. Vas a gastar la historia y dejará de sonar épica. Alvis: ¡Por favor! Nunca dejará de ser épica. —Imploró el joven. S.N: Vale, vale... Pero terminando la historia te vas pirando a dormir a tu casa, que tu madre debe estar preocupada. Alvis: Lo haré. Palabra de caballero. —Enfatizo levantando el puño al pecho, cuán promesa real de un Sir. S.N: Si supieras cuántos problemas me ha dado esa tontería de la palabra de caballero, no la dirías con tanta facilidad. —Contestó con un par de carcajadas recordando historias que de momento sólo el caballero entendía. S.N: Pues bien... te la contaré una vez más. Hacía ya un par de ayeres.... <No muchos, tan viejo no soy> Una batalla para posteridad se dio en la montaña carmesí. El Rey Dragón, Xopranis. Le declaró la guerra al Reino de los Elfos y al de los humanos ante una sed de venganza por la muerte de su hija, que terminó en una contienda de sangre y llamas. La guerra dio inició y cernió los cielos en muerte. Todos los dragones danzaban con estrepito agotando su aliento convertido en llamas. No había noche en la que el fuego de la venganza de los dragones no se presentara en cada luna, destruyendo y asesinando a familias enteras por doquier. A estos días se le conoció como Las Noches de Sangre y Fuego. Nunca existió más miedo al anochecer que en aquellos tiempos. No importaba si el alto consejo mago buscaba el dialogo pues sólo encontraban acuerdos de paz convertidos en cenizas y el rechazo total del Rey Dragón a cualquier intento reconciliación. No fue hasta que el Rey de los Elfos, Thaerus de Unova, y la Reina Mortal, Simeria Montefio, profundamente dolidos por la muerte de su gente; crearon una alianza y formaron al ejército más grande jamás visto, que encabezo la batalla para defender a su pueblo y derrocar al Rey Xopranis. Dentro de esta armada, fueron elegidos 11 guerreros legendarios; todos venían de pueblos y reinos diferentes, pero tenían en común ser Caballeros Andantes. Si bien, no todos eran expertos en cazar dragones, su amplio conocimiento, su lealtad y astucia, fueron suficientes para que se distinguieran entre el resto. Por lo que se les conoció a partir de entonces como los "Once" Estos valientes guerreros, se les fue encomendada la difícil y casi imposible tarea de enfrentándose directamente contra Xopranis. Infiltrándose en el Reino de los Dragones hasta lograr encontrarlo y tenderle una trampa mortal. Un ataque sorpresa que terminó en una de las batallas más peligrosas y míticas de la historia. 1. ——¨✦ 𝑶𝒄𝒂𝒓𝒊𝒐𝒏, 𝒆𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐. Protegió con impetú y nadie murió esa noche. Alvis: ¡Su escudo es enorme! Y él una montaña. 2. ——¨✦ 𝑺𝒂𝒍𝒂𝒛𝒂𝒓, 𝒆𝒍 𝑺𝒆𝒈𝒖𝒏𝒅𝒐. Su audacia logró el ataque sorpresa que necesitábamos. Alvis: El más astuto, el de los planes. Preparó el ataque a Xopranis. 3. ——¨✦ 𝑰𝒓𝒊𝒔, 𝒍𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒄𝒆𝒓𝒂. Su poderosa magia y su arco nos indicaron el camino. Alvis: Iris, sus flechas nunca fallan, cegaron a la bestia con sólo una flecha. 4. ——¨✦ 𝑨𝒍𝒆𝒙𝒂𝒏𝒅𝒆𝒓, 𝒆𝒍 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒕𝒐. Su elocuencia engañó dragones y mortales por igual. Alvis: El más apuesto, el de la lengua afilada y su daga aún más. 5. ——¨✦ 𝑳𝒆𝒏𝒐𝒓𝒆, 𝒍𝒂 𝑸𝒖𝒊𝒏𝒕𝒂. Sus sombras nos escondieron del enemigo. Alvis: La hechicera oscura… Da miedo, pero es poderosa y justa. 6. ——¨✦ 𝑼𝒔𝒂𝒓𝒌, 𝒆𝒍 𝑺𝒆𝒙𝒕𝒐. No había nada que su hacha no pudiera destrozar. Alvis: ¡El más salvaje! Nunca se rinde e intimidó incluso al Rey Dragón. 7. ——¨✦ 𝑺𝒊𝒏 𝑵𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆, 𝒆𝒍 𝑺𝒆́𝒑𝒕𝒊𝒎𝒐. Su valentía y coraje dieron la fuerza para afrontar la batalla. Alvis: ¡Ese eres tú! ¡El Caballero sin nombre! El más valiente. S.N: Así es muchacho y el más apuesto también. Alvis: Ese es Alexander. S.N: Maldito crío… En fin, continuemos. 8. ——¨✦ 𝑭𝒂𝒓𝒐𝒏𝒆𝒚, 𝒆𝒍 𝑶𝒄𝒕𝒂𝒗𝒐. Su ferocidad sometía al villano y protegió al justo. Alvis: El hombre bestia. Sus garras podían traspasar la piel del dragón 9. ——¨✦ 𝑳𝒚𝒓𝒂, 𝒍𝒂 𝑵𝒐𝒗𝒆𝒏𝒂. Su belleza y el filo de su estoque, una combinación letal. Alvis: ¡La Princesa guerrera! Noble y poderosa, mantuvo la unidad del grupo. 10. ——¨✦ 𝑻𝒊𝒛𝒊𝒂𝒏𝒐, 𝒆𝒍 𝑫𝒆́𝒄𝒊𝒎𝒐. Su azote aturdió hasta al Rey de los Dragones. Alvis: Dicen que peleaba contra dragones sólo usando sus manos. 11. ——¨✦ 𝑨𝒔𝒕𝒓𝒊𝒅, 𝒍𝒂 𝒐𝒏𝒄𝒆𝒂𝒗𝒂. La más veloz y joven del grupo, el corte que atravesó su corazón. Alvis: ¡La mejor! La más rápida, la que perforó el corazón de Xopranis. S.N: ¿Oye niño no debería ser yo tú Maestro, el mejor? Sabandija traicionera. Alvis: Lo eres, después de Astrid. S.N: Ni siquiera la conoces. Ah, olvídalo, es inútil intentar ganarte. Sigamos… ¨✦ Y bueno cómo ya sabrás, juntos lograron derrotar al Rey Xopranis, y su muerte trajo a su vez, el fin de la guerra. Ese día, el grupo de los once caballeros fueron nombrados como tal y se les entregaron armas legendarias dignas de su batalla. Nunca más volvieron a librar un combate en compañía, pero siguen luchando sus propias disputas buscando la justicia alrededor del mundo como caballeros andantes. Quién sabe, quizás en un paseo en la mañana… o un día en tu ciudad o aldea, uno de estos nobles guerreros se presente frente tu… ¿Niño? ¿Me escuchas? Ah, cárajo. Te quedaste dormido otra vez, mocoso. *** Terminado el relato, el caballero sin nombre llevo al pequeño Alvis en brazos junto a su Madre. No sería la última vez que le contaría aquella historia, pero siempre terminaba durmiendo con una sonrisa. “𝑃𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑟𝑒𝑛𝑎𝑐𝑢𝑎𝑗𝑜, 𝑎𝑙𝑔𝑢́𝑛 𝑑𝑖́𝑎 𝑒𝑠𝑐𝑟𝑖𝑏𝑖𝑟𝑎́𝑠 𝑡𝑢 𝑝𝑟𝑜𝑝𝑖𝑎 𝑙𝑒𝑦𝑒𝑛𝑑𝑎. 𝑀𝑖𝑒𝑛𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑡𝑎𝑛𝑡𝑜… 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑒 𝑑𝑢𝑟𝑚𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝑦 𝑠𝑜𝑛̃𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑎𝑠 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟 𝑡𝑢𝑠 𝑎𝑣𝑒𝑛𝑡𝑢𝑟𝑎𝑠. “
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  • Sólo el amor puede salvarnos
    Fandom Libre
    Categoría Romance
    *Eres demasiado buena para ser real... Pero no puedo apartar mis ojos de ti.
    Estaba solo antes de ti. Sumido en la oscuridad de mi pasado... Pero un día llegaste sin que yo lo esperara, y trajiste luz a mi vida...
    Me sorprende, pero incluso alguien roto como yo también puede enamorarse... Y estoy enamorado de ti. Y descubrí gracias a ti que sólo el amor puede salvarnos...*

    *Sábado, y no tenía planes. Pero apareciste de visita a mi casa. Me reprochaste por dejar que la pereza prevaleciera sobre el hambre, y te ofreciste a cocinar algo. Estaba mirándote en la cocina, y entonces lo supe.
    Y no pude evitarlo, no pude controlarme ni resistirme, sólo me dejé llevar y fui a abrazarte. Me dijiste que era difícil moverse así, pero es que no podía soltarte... Porque no quiero soltarte. Así que decidiste seguir aunque no te soltara... Y cuando me dijiste que la comida estaba lista te sonreí enamorado y sólo pude dejar hablar a mi corazón.*

    —Te amo, y quiero que me cocines así el desayuno todos los días... Y lo siento, pero no puedo soltarte, porque no quiero soltarte... Quiero estar contigo por siempre. Así que cásate conmigo. Formemos una familia... Y déjame amarte y hacerte la más feliz con todo mi amor.

    #ElJardinDeLasFloresYLosCorazones
    *Eres demasiado buena para ser real... Pero no puedo apartar mis ojos de ti. Estaba solo antes de ti. Sumido en la oscuridad de mi pasado... Pero un día llegaste sin que yo lo esperara, y trajiste luz a mi vida... Me sorprende, pero incluso alguien roto como yo también puede enamorarse... Y estoy enamorado de ti. Y descubrí gracias a ti que sólo el amor puede salvarnos...* *Sábado, y no tenía planes. Pero apareciste de visita a mi casa. Me reprochaste por dejar que la pereza prevaleciera sobre el hambre, y te ofreciste a cocinar algo. Estaba mirándote en la cocina, y entonces lo supe. Y no pude evitarlo, no pude controlarme ni resistirme, sólo me dejé llevar y fui a abrazarte. Me dijiste que era difícil moverse así, pero es que no podía soltarte... Porque no quiero soltarte. Así que decidiste seguir aunque no te soltara... Y cuando me dijiste que la comida estaba lista te sonreí enamorado y sólo pude dejar hablar a mi corazón.* —Te amo, y quiero que me cocines así el desayuno todos los días... Y lo siento, pero no puedo soltarte, porque no quiero soltarte... Quiero estar contigo por siempre. Así que cásate conmigo. Formemos una familia... Y déjame amarte y hacerte la más feliz con todo mi amor. #ElJardinDeLasFloresYLosCorazones
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  • ℳℴ𝓃ℴ𝓇ℴ𝓁 :
    Archibald despertó con un golpe en la puerta. Un sirviente entró apresurado.

    —Milord, el rey ha muerto. El consejo se reúne de inmediato.

    Archibald permaneció en silencio un instante. El joven rey, justo y querido, había sido un obstáculo. Ahora, ese obstáculo había desaparecido.

    —Gracias. Prepara mi ropa —dijo sin emoción.

    Mientras se vestía, sentía una creciente satisfacción, pero su rostro seguía siendo impenetrable. El consejo lo esperaba, y Archibald ya tenía sus propios planes.


    Archibald entró al salón del consejo, donde los consejeros ya lo esperaban, todos reunidos alrededor de la gran mesa de mármol. El ambiente estaba cargado de tensión, las caras sombrías. Solo faltaba la consejera real, ausente en ese momento crucial.

    —Estamos todos, menos Lady Agatha —dijo uno de los consejeros, con la voz apagada.

    Archibald tomó asiento, su rostro tan impasible como antes. Observó las caras de sus colegas, todos conmocionados por la muerte del joven rey. En su interior, sin embargo, solo había calma. Esto era lo que había esperado.

    —No podemos esperar más —dijo, con voz firme—. El reino necesita dirección. ¿Qué proponemos?

    Mientras los demás debatían, Archibald se inclinó ligeramente hacia adelante, escuchando, calculando. Sabía que el momento para su jugada aún no había llegado, pero el poder estaba más cerca que nunca.

    Archibald observó cómo los consejeros murmuraban entre ellos, la ausencia de Agatha pesando en la sala. Finalmente, uno de ellos habló.

    —No podemos tomar decisiones sin la consejera real —dijo, preocupado.

    Archibald alzó una mano con calma, su mirada fría pero calculada.

    —Debemos centrarnos en lo esencial —dijo con serenidad—. Lo primero es leer la última voluntad del rey. Es probable que allí encontremos quién ha sido designado como su reemplazo.

    Los consejeros intercambiaron miradas, algunos asintiendo lentamente, pero la inquietud aún se sentía en el aire. Archibald mantenía su fachada imperturbable, aunque en su interior estaba seguro de que ese documento definiría el siguiente paso... y su oportunidad.

    Los guardias entraron con solemnidad, llevando un pergamino sellado con el emblema real. Todos los ojos en la sala se clavaron en el documento, que uno de los guardias entregó con cuidado a una de las consejeras.

    Ella rompió el sello y desplegó la carta. Su voz tembló al comenzar a leer:

    —"A mis consejeros más fieles, en caso de mi muerte inesperada, dejo clara mi última voluntad..."

    El silencio se apoderó de la sala. Los ojos de Archibald permanecieron fijos en la consejera mientras ella continuaba.

    —"...que Archibald, miembro honorable del consejo, asuma el cargo de regente y guíe al reino hasta que un nuevo monarca sea designado."

    La sala quedó en completo silencio. Las miradas se volvieron hacia Archibald, quien no mostró ni un atisbo de sorpresa. Inclinó la cabeza levemente.

    —Cumpliré con este deber —dijo, su voz firme pero tranquila.

    Por dentro, la satisfacción que sentía era inmensa. El poder que tanto deseaba ahora estaba al alcance de su mano.

    Un murmullo inquieto recorrió la sala. Barristan fue el primero en levantarse de su asiento, con los ojos encendidos de indignación.

    —¡Esto es una farsa! —exclamó, golpeando la mesa con el puño—. Todos sabíamos que el rey confiaba en Agatha para tomar el cargo si algo le ocurría. Jamás hubiera nombrado a Archibald.

    Adelaida, más serena pero igualmente firme, asintió con la cabeza.

    —El rey siempre admiró la sabiduría y justicia de Agatha. No puedo aceptar que esta carta sea auténtica sin su presencia aquí. Es demasiado sospechoso que no haya sido informada de inmediato.

    Archibald los observó en silencio, manteniendo su compostura. Se inclinó ligeramente hacia adelante, clavando su mirada en ambos.

    —Entiendo sus preocupaciones —dijo, su voz tranquila—, pero la carta lleva el sello real, y los guardias la han traído directamente desde las cámaras del rey. Si desean impugnar la autenticidad de su última voluntad, les sugiero que lo hagan con pruebas, no con suposiciones.

    Barristan y Adelaida intercambiaron una mirada, pero la duda ya había sido sembrada en el resto de los consejeros. Archibald lo sabía. La ausencia de Agatha y la aparición repentina de la carta serían suficientes para mantener el conflicto en el aire, dándole más tiempo para consolidar su posición.

    Barristan se levantó de nuevo, esta vez con la voz aún más firme.

    —Esto es una blasfemia contra la memoria del rey. ¡Traición, al menos! —gritó, señalando a Archibald con furia—. No permitiré que el reino caiga en las manos de alguien que ha forjado la voluntad de nuestro monarca.

    Adelaida, más calmada pero igual de resuelta, se unió.

    —No podemos ignorar lo que sabemos del rey. Esto debe ser investigado. No podemos confiar en un documento que aparece justo en el momento más oportuno para Archibald, y sin la presencia de Agatha.

    Los demás consejeros, vacilantes al principio, empezaron a intercambiar miradas. Barristan, impaciente, giró hacia los guardias.

    —¡Arresten a Archibald! —ordenó, su voz resonando en la sala.

    Pero los guardias no se movieron. Se miraron entre ellos, inseguros, esperando una señal de alguien más alto en autoridad. El salón quedó en un tenso silencio, mientras los consejeros evaluaban la situación.

    Archibald, con una sonrisa apenas perceptible, aprovechó el momento.

    —Si hay dudas, entonces propongo una solución —dijo con calma—. Votemos por la regencia aquí mismo. Que el consejo decida quién debe guiar al reino hasta la llegada de Agatha... si es que eso importa ya.

    Los consejeros se tensaron ante sus últimas palabras, pero Archibald continuó, su tono sereno pero contundente.

    —El reino necesita más que una regencia temporal. Necesita un líder que pueda tomar las riendas de inmediato y de manera definitiva. Si soy elegido hoy, asumiré el trono como rey, con total autoridad. No habrá vuelta atrás, ni siquiera con la llegada de Agatha. El consejo debe decidir ahora, para la estabilidad del reino.

    La propuesta cayó como un jarro de agua fría en la sala. Barristan y Adelaida intercambiaron miradas incrédulas, pero sabían que las palabras de Archibald tenían peso. Si ganaba la votación, su poder sería absoluto.

    Uno a uno, los consejeros emitieron sus votos. Solo Barristan y Adelaida se opusieron con firmeza, pero su resistencia fue en vano. Los otros cinco, buscando evitar más caos y mantener el equilibrio, votaron a favor de Archibald.

    —La mayoría ha hablado —dijo Archibald, levantándose con una leve reverencia, ahora ya sin ocultar su satisfacción—. Asumo el trono no solo como regente, sino como rey de este reino.

    Los guardias se alinearon a su lado, reconociendo su nueva autoridad. Barristan y Adelaida, derrotados, quedaron en silencio. Incluso si Agatha llegaba, ya nada podría revertir la decisión del consejo. Archibald había ganado.

    Con la votación concluida, Archibald se alzó, su figura imponente iluminada por la luz que entraba por las ventanas del consejo.

    —Como rey de este reino —anunció con firmeza—, he decidido que Barristan y Adelaida serán removidos de sus cargos como consejeros. Su oposición al proceso y su intento de sembrar la discordia en un momento tan crítico no pueden ser tolerados.

    Los murmullos recorrieron la sala. Barristan y Adelaida intercambiaron miradas de incredulidad y furia, pero Archibald continuó.

    —Serán arrestados y confinados en sus alcobas bajo vigilancia estricta. No permitiré que su deslealtad ponga en peligro la estabilidad de mi reinado.

    Los guardias se movieron rápidamente hacia los consejeros, quienes intentaron protestar.

    —¡Esto es un abuso de poder! —gritó Barristan, forcejeando mientras lo apresaban.

    —¡No pueden hacer esto! —añadió Adelaida, su voz llena de indignación.

    Archibald los miró con frialdad, sin titubear.

    —Mis decisiones son por el bien del reino. No se puede permitir que continúen obstaculizando el progreso. Llévenlos a sus alcobas, y asegúrense de que nadie los moleste.

    Los guardias, con firmeza, escoltaron a Barristan y Adelaida fuera del salón, ignorando sus gritos y protestas. Archibald, ahora solo en el consejo, se volvió hacia los otros consejeros, que lo miraban con una mezcla de respeto y temor.

    —Este reino necesita un liderazgo decidido —dijo, su voz resonando en la sala—. Estoy aquí para asegurar su prosperidad y estabilidad. Juntos, forjaremos un nuevo camino.

    Los consejeros asintieron, y la atmósfera de incertidumbre comenzó a disiparse. Archibald se sentó en el trono, sintiendo el peso de su nueva posición, pero también la satisfacción de haber eliminado a sus oponentes. Con Barristan y Adelaida fuera de la ecuación, su reinado podría comenzar en serio.
    ℳℴ𝓃ℴ𝓇ℴ𝓁 : Archibald despertó con un golpe en la puerta. Un sirviente entró apresurado. —Milord, el rey ha muerto. El consejo se reúne de inmediato. Archibald permaneció en silencio un instante. El joven rey, justo y querido, había sido un obstáculo. Ahora, ese obstáculo había desaparecido. —Gracias. Prepara mi ropa —dijo sin emoción. Mientras se vestía, sentía una creciente satisfacción, pero su rostro seguía siendo impenetrable. El consejo lo esperaba, y Archibald ya tenía sus propios planes. Archibald entró al salón del consejo, donde los consejeros ya lo esperaban, todos reunidos alrededor de la gran mesa de mármol. El ambiente estaba cargado de tensión, las caras sombrías. Solo faltaba la consejera real, ausente en ese momento crucial. —Estamos todos, menos Lady Agatha —dijo uno de los consejeros, con la voz apagada. Archibald tomó asiento, su rostro tan impasible como antes. Observó las caras de sus colegas, todos conmocionados por la muerte del joven rey. En su interior, sin embargo, solo había calma. Esto era lo que había esperado. —No podemos esperar más —dijo, con voz firme—. El reino necesita dirección. ¿Qué proponemos? Mientras los demás debatían, Archibald se inclinó ligeramente hacia adelante, escuchando, calculando. Sabía que el momento para su jugada aún no había llegado, pero el poder estaba más cerca que nunca. Archibald observó cómo los consejeros murmuraban entre ellos, la ausencia de Agatha pesando en la sala. Finalmente, uno de ellos habló. —No podemos tomar decisiones sin la consejera real —dijo, preocupado. Archibald alzó una mano con calma, su mirada fría pero calculada. —Debemos centrarnos en lo esencial —dijo con serenidad—. Lo primero es leer la última voluntad del rey. Es probable que allí encontremos quién ha sido designado como su reemplazo. Los consejeros intercambiaron miradas, algunos asintiendo lentamente, pero la inquietud aún se sentía en el aire. Archibald mantenía su fachada imperturbable, aunque en su interior estaba seguro de que ese documento definiría el siguiente paso... y su oportunidad. Los guardias entraron con solemnidad, llevando un pergamino sellado con el emblema real. Todos los ojos en la sala se clavaron en el documento, que uno de los guardias entregó con cuidado a una de las consejeras. Ella rompió el sello y desplegó la carta. Su voz tembló al comenzar a leer: —"A mis consejeros más fieles, en caso de mi muerte inesperada, dejo clara mi última voluntad..." El silencio se apoderó de la sala. Los ojos de Archibald permanecieron fijos en la consejera mientras ella continuaba. —"...que Archibald, miembro honorable del consejo, asuma el cargo de regente y guíe al reino hasta que un nuevo monarca sea designado." La sala quedó en completo silencio. Las miradas se volvieron hacia Archibald, quien no mostró ni un atisbo de sorpresa. Inclinó la cabeza levemente. —Cumpliré con este deber —dijo, su voz firme pero tranquila. Por dentro, la satisfacción que sentía era inmensa. El poder que tanto deseaba ahora estaba al alcance de su mano. Un murmullo inquieto recorrió la sala. Barristan fue el primero en levantarse de su asiento, con los ojos encendidos de indignación. —¡Esto es una farsa! —exclamó, golpeando la mesa con el puño—. Todos sabíamos que el rey confiaba en Agatha para tomar el cargo si algo le ocurría. Jamás hubiera nombrado a Archibald. Adelaida, más serena pero igualmente firme, asintió con la cabeza. —El rey siempre admiró la sabiduría y justicia de Agatha. No puedo aceptar que esta carta sea auténtica sin su presencia aquí. Es demasiado sospechoso que no haya sido informada de inmediato. Archibald los observó en silencio, manteniendo su compostura. Se inclinó ligeramente hacia adelante, clavando su mirada en ambos. —Entiendo sus preocupaciones —dijo, su voz tranquila—, pero la carta lleva el sello real, y los guardias la han traído directamente desde las cámaras del rey. Si desean impugnar la autenticidad de su última voluntad, les sugiero que lo hagan con pruebas, no con suposiciones. Barristan y Adelaida intercambiaron una mirada, pero la duda ya había sido sembrada en el resto de los consejeros. Archibald lo sabía. La ausencia de Agatha y la aparición repentina de la carta serían suficientes para mantener el conflicto en el aire, dándole más tiempo para consolidar su posición. Barristan se levantó de nuevo, esta vez con la voz aún más firme. —Esto es una blasfemia contra la memoria del rey. ¡Traición, al menos! —gritó, señalando a Archibald con furia—. No permitiré que el reino caiga en las manos de alguien que ha forjado la voluntad de nuestro monarca. Adelaida, más calmada pero igual de resuelta, se unió. —No podemos ignorar lo que sabemos del rey. Esto debe ser investigado. No podemos confiar en un documento que aparece justo en el momento más oportuno para Archibald, y sin la presencia de Agatha. Los demás consejeros, vacilantes al principio, empezaron a intercambiar miradas. Barristan, impaciente, giró hacia los guardias. —¡Arresten a Archibald! —ordenó, su voz resonando en la sala. Pero los guardias no se movieron. Se miraron entre ellos, inseguros, esperando una señal de alguien más alto en autoridad. El salón quedó en un tenso silencio, mientras los consejeros evaluaban la situación. Archibald, con una sonrisa apenas perceptible, aprovechó el momento. —Si hay dudas, entonces propongo una solución —dijo con calma—. Votemos por la regencia aquí mismo. Que el consejo decida quién debe guiar al reino hasta la llegada de Agatha... si es que eso importa ya. Los consejeros se tensaron ante sus últimas palabras, pero Archibald continuó, su tono sereno pero contundente. —El reino necesita más que una regencia temporal. Necesita un líder que pueda tomar las riendas de inmediato y de manera definitiva. Si soy elegido hoy, asumiré el trono como rey, con total autoridad. No habrá vuelta atrás, ni siquiera con la llegada de Agatha. El consejo debe decidir ahora, para la estabilidad del reino. La propuesta cayó como un jarro de agua fría en la sala. Barristan y Adelaida intercambiaron miradas incrédulas, pero sabían que las palabras de Archibald tenían peso. Si ganaba la votación, su poder sería absoluto. Uno a uno, los consejeros emitieron sus votos. Solo Barristan y Adelaida se opusieron con firmeza, pero su resistencia fue en vano. Los otros cinco, buscando evitar más caos y mantener el equilibrio, votaron a favor de Archibald. —La mayoría ha hablado —dijo Archibald, levantándose con una leve reverencia, ahora ya sin ocultar su satisfacción—. Asumo el trono no solo como regente, sino como rey de este reino. Los guardias se alinearon a su lado, reconociendo su nueva autoridad. Barristan y Adelaida, derrotados, quedaron en silencio. Incluso si Agatha llegaba, ya nada podría revertir la decisión del consejo. Archibald había ganado. Con la votación concluida, Archibald se alzó, su figura imponente iluminada por la luz que entraba por las ventanas del consejo. —Como rey de este reino —anunció con firmeza—, he decidido que Barristan y Adelaida serán removidos de sus cargos como consejeros. Su oposición al proceso y su intento de sembrar la discordia en un momento tan crítico no pueden ser tolerados. Los murmullos recorrieron la sala. Barristan y Adelaida intercambiaron miradas de incredulidad y furia, pero Archibald continuó. —Serán arrestados y confinados en sus alcobas bajo vigilancia estricta. No permitiré que su deslealtad ponga en peligro la estabilidad de mi reinado. Los guardias se movieron rápidamente hacia los consejeros, quienes intentaron protestar. —¡Esto es un abuso de poder! —gritó Barristan, forcejeando mientras lo apresaban. —¡No pueden hacer esto! —añadió Adelaida, su voz llena de indignación. Archibald los miró con frialdad, sin titubear. —Mis decisiones son por el bien del reino. No se puede permitir que continúen obstaculizando el progreso. Llévenlos a sus alcobas, y asegúrense de que nadie los moleste. Los guardias, con firmeza, escoltaron a Barristan y Adelaida fuera del salón, ignorando sus gritos y protestas. Archibald, ahora solo en el consejo, se volvió hacia los otros consejeros, que lo miraban con una mezcla de respeto y temor. —Este reino necesita un liderazgo decidido —dijo, su voz resonando en la sala—. Estoy aquí para asegurar su prosperidad y estabilidad. Juntos, forjaremos un nuevo camino. Los consejeros asintieron, y la atmósfera de incertidumbre comenzó a disiparse. Archibald se sentó en el trono, sintiendo el peso de su nueva posición, pero también la satisfacción de haber eliminado a sus oponentes. Con Barristan y Adelaida fuera de la ecuación, su reinado podría comenzar en serio.
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