Sus ojos eran una mirada calculadora, sus labios apenas una ligera sonrisa lasciva al escuchar el tema nombrado.
—La magia de sangre... —comenzó, sopesando lentamente sus palabras antes de proseguir.— Es una de esas artes que exige más que habilidad o poder. Exige sacrificios. Y no me refiero solo a los sacrificios físicos. Hay algo... Corrupto e inestable en ella, algo que podría consumir a quien se atreva a utilizarla sin entender su peso.
Hizo una pausa mientras enfocaba su mirada en la contraria, midiendo su reacción.
—No es magia para aquellos que buscan control sobre los demás... Sino para aquellos dispuestos a perder algo de sí mismos para obtener ese control. Puede ser extremadamente poderosa, sí, pero es también peligrosa. Una vez que te sumerges en ella, es difícil encontrar la salida... —Suavizó su voz, mas el tono de advertencia se mantuvo presente. — …Pues la sangre no perdona.
Sin embargo, en su mirada era palpable la chispa de fascinación ante el interés en algo de lo que ella misma se consideraba una experta. Aunque solo el más astuto podría detectar las verdaderas palabras que cruzaban su mente.
—Aunque, claro... Hay quienes creen que lo que no se puede controlar, se puede dominar. Pero nunca sin un precio.
—La magia de sangre... —comenzó, sopesando lentamente sus palabras antes de proseguir.— Es una de esas artes que exige más que habilidad o poder. Exige sacrificios. Y no me refiero solo a los sacrificios físicos. Hay algo... Corrupto e inestable en ella, algo que podría consumir a quien se atreva a utilizarla sin entender su peso.
Hizo una pausa mientras enfocaba su mirada en la contraria, midiendo su reacción.
—No es magia para aquellos que buscan control sobre los demás... Sino para aquellos dispuestos a perder algo de sí mismos para obtener ese control. Puede ser extremadamente poderosa, sí, pero es también peligrosa. Una vez que te sumerges en ella, es difícil encontrar la salida... —Suavizó su voz, mas el tono de advertencia se mantuvo presente. — …Pues la sangre no perdona.
Sin embargo, en su mirada era palpable la chispa de fascinación ante el interés en algo de lo que ella misma se consideraba una experta. Aunque solo el más astuto podría detectar las verdaderas palabras que cruzaban su mente.
—Aunque, claro... Hay quienes creen que lo que no se puede controlar, se puede dominar. Pero nunca sin un precio.
Sus ojos eran una mirada calculadora, sus labios apenas una ligera sonrisa lasciva al escuchar el tema nombrado.
—La magia de sangre... —comenzó, sopesando lentamente sus palabras antes de proseguir.— Es una de esas artes que exige más que habilidad o poder. Exige sacrificios. Y no me refiero solo a los sacrificios físicos. Hay algo... Corrupto e inestable en ella, algo que podría consumir a quien se atreva a utilizarla sin entender su peso.
Hizo una pausa mientras enfocaba su mirada en la contraria, midiendo su reacción.
—No es magia para aquellos que buscan control sobre los demás... Sino para aquellos dispuestos a perder algo de sí mismos para obtener ese control. Puede ser extremadamente poderosa, sí, pero es también peligrosa. Una vez que te sumerges en ella, es difícil encontrar la salida... —Suavizó su voz, mas el tono de advertencia se mantuvo presente. — …Pues la sangre no perdona.
Sin embargo, en su mirada era palpable la chispa de fascinación ante el interés en algo de lo que ella misma se consideraba una experta. Aunque solo el más astuto podría detectar las verdaderas palabras que cruzaban su mente.
—Aunque, claro... Hay quienes creen que lo que no se puede controlar, se puede dominar. Pero nunca sin un precio.