• Zwëihanherz: RISING SUN
    Fandom Zwëihanherz
    Categoría Crossover
    Nuestra historia comienza en Alexandria, Egipto nace en el seno de una familia humilde dónde junto con su padre y madre, viven en armonía, pero no siempre fue así pues tiempo atrás ya habían perdido a un hijo y Nenet antes de nacer, parecía que también tendría el mismo destino. Pero fue su padre quien rezo al cielo, a los dioses antiguos que le concedieran un deseo. Daría y haría todo por qué su esposa diera a luz a su primogénita; que después de varios días de ayuno. Se le fue concedido su deseo dando a luz a una bebé. Quién nació con la particularidad de tener la piel tan oscura como un abismo sin fondo. Sumando un par de marcas sobre los brazos y espalda pero menor fue su importancia, pues todo lo que sentían fue la alegría de tener por fin, a un bebé. Se dice que en aquella noche fue cuando una sombra misteriosa le hizo una visita a la bebé, quien dormía en paz sin percatarse de quién o que era aquella visita misteriosa.

    El tiempo paso y ella creció, aceptando que era muy diferente a los demás, lo que le ganó burlas e incesante acoso de los demás niños y de su comunidad. Lo que hizo que se aislara en su habitación, por ello y en su soledad, aprendió a leer pues su padre le leía cuento tras cuento cada noche. Hasta que ya cerca de los 17 años, era amante de la literatura buscando un día poder observar el mundo con sus propios ojos. Ahora su más ferviente deseo era poder salir de su país natal y así, poder escribir su propia historia donde con mochila en mano, su corazón cuan brújula se embarca en un sin fin de aventuras.

    De complexión delgada con cabello corte bob mediano color negro, en sus ojos se delinea una sutil curva atractiva que atrapa con solo la mirada, sus labios también se colorean del mismo color haciendo brillar cada sonrisa que entrega. De carácter sonriente, amigable y sociable con ganas de descubrir el mundo. Su vestimenta consta de un corset de batalla dejando ver sus hombros, brazos, abdomen. En sus brazos como en su espalda como se mencionó antes, posee lo que a primera vista parecen tatuajes dorados, pero va más allá de eso y nadie, hasta ahora ha podido saber su origen o significado. En su cuello se erige un collarín que eleva del mismo solo un poco. Un pantalón de tela con un encaje de fuego que sobresale desde el talón hasta la cintura, terminando en un par de sandalias.
    Siendo una guerrera tiene muy arraigada la disciplina de combate, con un temple indomable. Fuera de todo eso es una chica amable, dulce, caritativa y siempre con el afán de servir a otros. Aunque con temor, no duda en salir al peligro para enfrentarse a lo que fuera con tal de ayudar a quienes lo necesiten.

    En la ciudad del Cairo a las 2:45 p.m va caminando con mochila en hombro observando a su alrededor como los edificios se alzan formándose en una fila desigual casi surrealista. Asombrandose por el caos citadino cuan niña que va conociendo el mundo por primera vez. Así es como ella va dando cada paso a la espera de descubrir algo nuevo. En la esquina de la acera se detiene para dar paso a los vehículos, mientras espera nota la curiosa mirada de los transeúntes pero ya está acostumbrada a eso. Tanta era la gente que al dar el tercer paso, es empujada casi hasta caer pero todo el tráfico hace que caiga su mochila perdièndola entre la muchedumbre. Se quedaría justo a la mitad hasta que todos pasarán pero cuando eso pasa no la encuentra llegando a sentir un enorme vacío. No se puede dar el lujo de perderla pues ahí tiene su bitácora, cosas de uso personal, dinero, pasaporte, Identificación etc. De perderlo se quedaría literal en las calles, también se da cuenta que estando a mitad de la calle los autos tocan el claxon para que se retire de la acera. Lo que enciende las alarmas en su cabeza haciendo que corra al otro lado, al llegar el tráfico sigue su curso. Se cruza de brazos molesta por perder su mochila con un vacío enorme en el estómago y que decir de la culpa que siente por ser tan distraída. No se detendría hasta encontrarla y ser más precavida; es entonces que un grupo de niños alardean sobre tener su propiedad comenzando a correr por entre los angostos callejones. Nenet solo espera a que la luz del tráfico esté en rojo para poder pasar dándoles caza. — ¡Oigan eso es mío! - Grita con ahínco al otro lado de la acera alzando las manos brincando buscando evitar que corran pero se pierden entre los callejones.

    Va tras ellos con cierta agilidad felina agudizando sus sentidos logrando poder percibir el aroma de estos, llegando dentro de una casa abandonada. Sucia y empolvada se adentra con pasos sigilosos atenta a lo que puede escuchar que, de pronto, se deja escuchar algunos barullos en un patio. A traves de una manchada ventana los encuentra pensando en cómo darles un buen susto por haberle robado sus pertenencias. Para salir al patio hay una puerta vieja de madera que usaria cuan película de miedo abriéndola lentamente. Dónde el chirrido de esta llama su atención pero del otro lado no hay nadie. Mientras están distraídos salta de repente con una macabra mirada para asustarlos y así, huyen despavoridos encontrando todo regado. Suspira tapándose los ojos molesta susurra para si misma: — Debo dejar de ser tan distraída. No puedo quedarme así de nuevo —. Acomoda todo en su lugar cargando su mochila al hombro. Suspira de nuevo saliendo del lugar retomando el camino que tenía previsto en dirección a Jerusalén, por orden de su padre para tener bendición en su travesía.
    Nuestra historia comienza en Alexandria, Egipto nace en el seno de una familia humilde dónde junto con su padre y madre, viven en armonía, pero no siempre fue así pues tiempo atrás ya habían perdido a un hijo y Nenet antes de nacer, parecía que también tendría el mismo destino. Pero fue su padre quien rezo al cielo, a los dioses antiguos que le concedieran un deseo. Daría y haría todo por qué su esposa diera a luz a su primogénita; que después de varios días de ayuno. Se le fue concedido su deseo dando a luz a una bebé. Quién nació con la particularidad de tener la piel tan oscura como un abismo sin fondo. Sumando un par de marcas sobre los brazos y espalda pero menor fue su importancia, pues todo lo que sentían fue la alegría de tener por fin, a un bebé. Se dice que en aquella noche fue cuando una sombra misteriosa le hizo una visita a la bebé, quien dormía en paz sin percatarse de quién o que era aquella visita misteriosa. El tiempo paso y ella creció, aceptando que era muy diferente a los demás, lo que le ganó burlas e incesante acoso de los demás niños y de su comunidad. Lo que hizo que se aislara en su habitación, por ello y en su soledad, aprendió a leer pues su padre le leía cuento tras cuento cada noche. Hasta que ya cerca de los 17 años, era amante de la literatura buscando un día poder observar el mundo con sus propios ojos. Ahora su más ferviente deseo era poder salir de su país natal y así, poder escribir su propia historia donde con mochila en mano, su corazón cuan brújula se embarca en un sin fin de aventuras. De complexión delgada con cabello corte bob mediano color negro, en sus ojos se delinea una sutil curva atractiva que atrapa con solo la mirada, sus labios también se colorean del mismo color haciendo brillar cada sonrisa que entrega. De carácter sonriente, amigable y sociable con ganas de descubrir el mundo. Su vestimenta consta de un corset de batalla dejando ver sus hombros, brazos, abdomen. En sus brazos como en su espalda como se mencionó antes, posee lo que a primera vista parecen tatuajes dorados, pero va más allá de eso y nadie, hasta ahora ha podido saber su origen o significado. En su cuello se erige un collarín que eleva del mismo solo un poco. Un pantalón de tela con un encaje de fuego que sobresale desde el talón hasta la cintura, terminando en un par de sandalias. Siendo una guerrera tiene muy arraigada la disciplina de combate, con un temple indomable. Fuera de todo eso es una chica amable, dulce, caritativa y siempre con el afán de servir a otros. Aunque con temor, no duda en salir al peligro para enfrentarse a lo que fuera con tal de ayudar a quienes lo necesiten. En la ciudad del Cairo a las 2:45 p.m va caminando con mochila en hombro observando a su alrededor como los edificios se alzan formándose en una fila desigual casi surrealista. Asombrandose por el caos citadino cuan niña que va conociendo el mundo por primera vez. Así es como ella va dando cada paso a la espera de descubrir algo nuevo. En la esquina de la acera se detiene para dar paso a los vehículos, mientras espera nota la curiosa mirada de los transeúntes pero ya está acostumbrada a eso. Tanta era la gente que al dar el tercer paso, es empujada casi hasta caer pero todo el tráfico hace que caiga su mochila perdièndola entre la muchedumbre. Se quedaría justo a la mitad hasta que todos pasarán pero cuando eso pasa no la encuentra llegando a sentir un enorme vacío. No se puede dar el lujo de perderla pues ahí tiene su bitácora, cosas de uso personal, dinero, pasaporte, Identificación etc. De perderlo se quedaría literal en las calles, también se da cuenta que estando a mitad de la calle los autos tocan el claxon para que se retire de la acera. Lo que enciende las alarmas en su cabeza haciendo que corra al otro lado, al llegar el tráfico sigue su curso. Se cruza de brazos molesta por perder su mochila con un vacío enorme en el estómago y que decir de la culpa que siente por ser tan distraída. No se detendría hasta encontrarla y ser más precavida; es entonces que un grupo de niños alardean sobre tener su propiedad comenzando a correr por entre los angostos callejones. Nenet solo espera a que la luz del tráfico esté en rojo para poder pasar dándoles caza. — ¡Oigan eso es mío! - Grita con ahínco al otro lado de la acera alzando las manos brincando buscando evitar que corran pero se pierden entre los callejones. Va tras ellos con cierta agilidad felina agudizando sus sentidos logrando poder percibir el aroma de estos, llegando dentro de una casa abandonada. Sucia y empolvada se adentra con pasos sigilosos atenta a lo que puede escuchar que, de pronto, se deja escuchar algunos barullos en un patio. A traves de una manchada ventana los encuentra pensando en cómo darles un buen susto por haberle robado sus pertenencias. Para salir al patio hay una puerta vieja de madera que usaria cuan película de miedo abriéndola lentamente. Dónde el chirrido de esta llama su atención pero del otro lado no hay nadie. Mientras están distraídos salta de repente con una macabra mirada para asustarlos y así, huyen despavoridos encontrando todo regado. Suspira tapándose los ojos molesta susurra para si misma: — Debo dejar de ser tan distraída. No puedo quedarme así de nuevo —. Acomoda todo en su lugar cargando su mochila al hombro. Suspira de nuevo saliendo del lugar retomando el camino que tenía previsto en dirección a Jerusalén, por orden de su padre para tener bendición en su travesía.
    Tipo
    Individual
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    Estado
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  • «POV: Boyka»

    Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos.

    Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente.

    La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy.

    ...

    «POV: Narrador externo»

    Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad?

    Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto.

    Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias.

    Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor.

    Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud.

    Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado.

    Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión.

    Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas.

    En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo.

    El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón.

    Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas.

    ...

    Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene.

    Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió.

    Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse.

    Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
    «POV: Boyka» Negocio terminado... Sin éxito. Salí de la bodega con gran decepción, yo en serio quería hacer las cosas por las buenas y sin hacer tanto escándalo. —Bueno, se hizo lo que se pudo y aún así salí ganando... ¿Y la gente? —El bar está muerto; ni siquiera quedaron los bartenders, ni hablemos de la clientela. La policía es aterradora para los ineptos. Seguía decepcionado cuando salí del bar, dejando un local maltrecho a mis espaldas. Ahora debería buscar a otro proveedor, o hacerlo yo mismo... y ganarme una cita con los peces gordos de la ciudad. Es un asunto muy delicado, no debería ser tan imprudente. La ventisca fría de la noche hizo que, por un instante, olvidara mis asuntos. Hubiese permanecido así de no ser por las melodiosas sirenas de la policía, el grito de la gente y una pronunciada columna de humo que se alzaba hasta el cielo a cuatro cuadras desde donde estoy. ... «POV: Narrador externo» Tráfico abundante, calles saturadas en vehículos, un desfile de bocinas que podrían escucharse a cuadras de distancia. Era de esperarse, después de todo nadie quiere perderse las ofertas navideñas. Tantos autos, tantas familias y tantas historias sin contar. No te molesta si nos centramos en una de ellas, ¿verdad? Una Honda Odyssey, el vehículo ideal para las familias. De un brillante color rojizo, destacando fuertemente entre el resto de automóviles que poco variaban entre el azul o el negro. Allí van los Jhonson, una feliz familia de cuatro integrantes; Mark, un hombre trabajador y padre de dos adorables niños; Sarah, una madre amorosa y ama de casa; Emily, una niña brillante que ama las aves; y por último, pero no menos importante, Tobias, un chiquillo hiperactivo que adora los deportes de contacto. Todo eran risas, todo era felicidad. Luego de un ajetreado día de compras, ya solo faltaba ir por el árbol de navidad que habían encargado hace un día atrás. Lo único que los interrumpe es el tráfico, pero era una oportunidad perfecta para cantar villancicos navideños... y mantener entretenido a Tobias. Mark acomoda el espejo retrovisor, dando un fugaz vistazo al par de bendiciones que juegan en los asientos de atrás. Tal vez llegaban a ser problemáticos, berrinchudos y algo malcriados; pero son sus hijos, no podía evitar mirarlos con amor. Sus ojos giran en otra dirección, encontrando así la dulce mirada de la mujer que dio a luz a esos niños y le permitió ser el hombre más feliz del mundo; su mujer, su querida esposa. Su último deseo fue que ese breve segundo durara para toda la vida, que fuese eterno para nunca tener que abandonar ese bello sentimiento de satisfacción y plenitud. Claro que se cumplió. Por supuesto que se volvió real. Las bocinas, los gritos de los conductores quejumbrosos, las emisoras que debían hacer del embotellamiento algo más pasajero, fueron interrumpidos abruptamente por el estruendoso sonido del acero siendo aplastado, arrancado y arañado. Vuelan restos escarlatas sobre los parabrisas cercanos, de ambiguo origen; pintura o sangre, era difícil diferenciarlo entre la confusión. Su negrura podría perderse fácilmente en la oscuridad de aquella noche sin luna, sin estrellas, repletas de nubes oscuras. Pero la luz de los faros hacían notable su presencia, perceptible a la vista horrorizada del mundo; allí estaba, aplastando una Honda Odyssey bajo sus negras pezuñas, usando gruesas y puntiagudas garras para trocear poco a poco el capó rojizo del vehículo. Era como un niño inquieto tratando de abrir una bolsa de papas fritas. En su mirada no parece haber arrepentimiento, ya que carece de ojos que expresen su infinita angustia. Sin embargo, de aquellas cuencas vacías, derrama un líquido tan negro como el petróleo, no para de salir y manchan cada centímetro de ese blanquecino cráneo donde la carne está ausente. Continúa con su violento actuar, desmantelando el vehículo hasta dar con los pasajeros que perecieron por la mano del monstruo. El crujir de la carne y el salpicar de la sangre, eso fue más que suficiente para que la gente reaccionara. Huyen como gallinas, despavoridas empujan a quien sea que tengan enfrente con tal de que su destino no sean las frías fauces de la bestia con los cuernos color carbón. Su interés parecía dirigido únicamente a los restos de lo que alguna vez fue una bonita historia de amor, ahora mancillada por sus grises y oscuras zarpas. ... Noche de desastre. Noche de desgracia. Noche de penas. El rugido de las pistolas y su aliento a pólvora hicieron acto de presencia en la avenida, en el escenario donde se lleva a cabo la tragedia, liberando una lluvia de plomo contra aquello que no comprenden, eso que recibe heridas por doquier y ni siquiera así se detiene. Salta de un auto a otro, los aplasta con la inmensa fuerza que ejerce para lanzarse y el peso aterrador de su cuerpo que cae sin remordimientos sobre los techos hasta hacer chillar a los pobres amortiguadores. Tan veloz como el viento, tan decidido como un depredador, la bestia termina atravesando una tormenta de disparos hasta abalanzarse sobre uno de los policías; no hace falta decir que no sobrevivió. Los oficiales se dispersan, aterrados e impotentes ante la brutalidad de lo desconocido. Ni siquiera la letalidad de su equipo les permite tener una pizca de calma, pues el monstruo que salió de la nada permanece igual de hambriento e igual de feroz. Los persigue, arrastra sus pezuñas con pesados pasos en busca de las alimañas de las que ansía alimentarse. Ellos intentan escapar, escondiéndose entre las patrullas que poco demoran en salir volando ante el violento agarre de la fiera. Gradualmente la tragedia fue decorada con caos; vehículos maltrechos, algunos incendiados, cuerpos inertes de personas que soñaban con un mañana y el fuego de la gasolina fugada por los ataques fieros e inhumanos.
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  • Aunque era un príncipe y en su reino se le permitía tener un harem, nunca optó por tenerlo, lo creía algo innecesario.

    Pero últimamente ha visto a muchas chicas por ahí revelando mucho. Se crió de una forma conservadora, pero ahora sentía que había visto algo indebido sin permiso. Así que tomó un libro sagrado y se puso a memorizar y recitar el mantra por un tiempo.

    — No hay vista, ni oído, ni olfato, ni gusto, ni tacto, ni mente. No hay apariencias, ni sonido, ni olor, ni sabor, ni tacto, ni dharmas; no hay dhatu de la vista, ni de ningún otro sentido y tampoco de la mente, ni dhatu de la consciencia mental. No hay ignorancia, ni fin de la ignorancia… ni tampoco vejez y muerte, ni fin de la vejez y de la muerte. No hay sufrimiento, ni origen del sufrimiento, ni cese del sufrimiento; ni camino, ni sabiduría, ni logros ni no-logros...
    Aunque era un príncipe y en su reino se le permitía tener un harem, nunca optó por tenerlo, lo creía algo innecesario. Pero últimamente ha visto a muchas chicas por ahí revelando mucho. Se crió de una forma conservadora, pero ahora sentía que había visto algo indebido sin permiso. Así que tomó un libro sagrado y se puso a memorizar y recitar el mantra por un tiempo. — No hay vista, ni oído, ni olfato, ni gusto, ni tacto, ni mente. No hay apariencias, ni sonido, ni olor, ni sabor, ni tacto, ni dharmas; no hay dhatu de la vista, ni de ningún otro sentido y tampoco de la mente, ni dhatu de la consciencia mental. No hay ignorancia, ni fin de la ignorancia… ni tampoco vejez y muerte, ni fin de la vejez y de la muerte. No hay sufrimiento, ni origen del sufrimiento, ni cese del sufrimiento; ni camino, ni sabiduría, ni logros ni no-logros...
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  • – Hombre en el muro...

    Se le viene de golpe todos esos recuerdos del catastrófico viaje en el vacío, abordo de la Zariman 10-0, una nave colonia con el propósito de viajar hacia el sistema Tau, pero inclusive antes de su encuentro con él, intenta recordar más atrás en el pasado.

    – Ni siquiera recuerdo sus nombres o rostros.

    Lamenta no recordar a sus padres, ni siquiera recuerda su vida como un colono en su planeta de origen, Luna de Europa, Júpiter, es lo único que le quedó luego de su experiencia dentro del Zariman con otros niños abordo.

    – Recuerdo a los kubrows que cruzábamos para traslados, hasta recuerdo que explotaban el agua nuestro único recurso valioso a cambio de provisiones o materiales.

    Pero cuando intenta recordar al menos a su figura materna, solo está Margulis, una melodía y abrazos a niños asustados, Hayden odia admitirlo, pero esa Orokin los salvo a todos de alguna manera.

    No le llegan más recuerdo que los actuales, sin embargo, su pasado más íntimo, personal o hasta Infanti fuero robados de alguna forma, quizá estuviera mejor muerto como sus padres en el Zariman, total Hayden los mató y debió seguir él.
    – Hombre en el muro... Se le viene de golpe todos esos recuerdos del catastrófico viaje en el vacío, abordo de la Zariman 10-0, una nave colonia con el propósito de viajar hacia el sistema Tau, pero inclusive antes de su encuentro con él, intenta recordar más atrás en el pasado. – Ni siquiera recuerdo sus nombres o rostros. Lamenta no recordar a sus padres, ni siquiera recuerda su vida como un colono en su planeta de origen, Luna de Europa, Júpiter, es lo único que le quedó luego de su experiencia dentro del Zariman con otros niños abordo. – Recuerdo a los kubrows que cruzábamos para traslados, hasta recuerdo que explotaban el agua nuestro único recurso valioso a cambio de provisiones o materiales. Pero cuando intenta recordar al menos a su figura materna, solo está Margulis, una melodía y abrazos a niños asustados, Hayden odia admitirlo, pero esa Orokin los salvo a todos de alguna manera. No le llegan más recuerdo que los actuales, sin embargo, su pasado más íntimo, personal o hasta Infanti fuero robados de alguna forma, quizá estuviera mejor muerto como sus padres en el Zariman, total Hayden los mató y debió seguir él.
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  • //Bueno, un inicio nuevo y un poco más dramático. Ya nada puede malir sal, y si lo hace... Me la corto



    —¿Conoces... La psicosis por Wendigo? —Una pregunta repentina, una bastante peculiar viniendo de él; el hombre más impulsivo, desinteresado y poco culto que he conocido.

    —Escuché sobre el Wendigo. Se supone que es un monstruo de fantasía o algo así.

    Giré para verlo a los ojos, a sus dorados ojos que se habían posado en mí. Sonrió, sin vergüenza me mostró esa retorcida sonrisa que no se cansa de esbozar todos los días.

    —Es parte de la mitología de los algonquinos y otras tribus, por allá en Canadá. Se dice que es un espíritu maligno con corazón de hielo, un hambre insaciable y una escalofriante habilidad para cazar.

    Es, sin lugar a dudas, una persona enferma, un loco peor que los tipos de internet. Me contó sobre esa criatura, tan alegre como un niño.

    —¿Y qué tiene que ver la psicosis?

    —La leyenda del Wendigo aterraba a los nativos, en especial en situaciones críticas... Como la hambruna; desesperados por llenar sus estómagos comieron la carne de los suyos y se excusaron con la supuesta posesión de un espíritu, el Wendigo. A partir de ahí nació lo que hoy se conoce como "psicosis por Wendigo", una enfermedad capaz de pudrir tu cerebro hasta el punto de desear probar la carne humana.

    Brillo, eso noté en los intensos orbes de oro que porta el lunático para el que trabajo. Han pasado años y aún me asquea la idea de que genuinamente esté enfermo de la cabeza, o de que esté fingiendo demencia de una forma muy buena.

    No pude aguantar y volví a mirar hacia adelante, solo para volver a ver el desastre que dejó nuestro objetivo; árboles partidos a la mitad, aparentemente por zarpazos de extrema fuerza, y huellas gigantes de pezuñas en la nieve blanca, manchada con grandes charcos de sangre tibia.

    —Entonces... Vinimos a buscar eso; Un Wendigo... — Cuestioné a mi patrón, a ese tipo capaz de ignorar el frío de la noche hasta el punto de cruzar medio bosque con el torso desnudo.

    —No a uno genuino. El Wendigo no tiene pezuñas, es más similar a un gran hombre delgado y con mucho pelaje. Se podría decir que es un pariente de pie grande.

    —Ya veo...

    No hubo más charla, solo nuestro silencio siendo entrecortado por ventiscas heladas capaces de perforar mi grueso abrigo como si fuera de tela. Te maldigo, Yellowknife, a tí, y a tus bosques nevados.

    ...

    Frío, puedo sentirlo abrazando mi piel mientras la calidez abandona poco a poco mi cuerpo. Vuelvo a sentir, a ser capaz de moverme por mi voluntad.

    —... Volví...

    Pero a estas alturas, luego de todo el daño que hiciste, ¿De qué te sirve? Ni siquiera la sangre en tus manos está caliente, ahora está fría y pegada a tí. Cada uno de ellos... por tu culpa, por tu deseo egoísta de querer vivir aunque sea un poco más.

    —... Yo no sabía que esto pasaría.

    Pero lo hiciste, fue tu decisión a final de cuentas. Ahora mírate, bañado en la sangre de personas que también querían volver a casa. Deja de taparte los oídos y responde; ¿Aún recuerdas el sabor?

    —¡Cállate! ¡Solo cállate!

    Su carne aún está atascada entre tus dientes, sus almas yacen encadenadas a la tuya. Pudiste simplemente resignarte, pero elegiste hacer un último esfuerzo.

    ¿Aún lo sientes? El dolor, la ruptura de cada hueso, el desgarramiento de cada centímetro de piel... El hambre, ¿Puedes sentirla, Kafka?.

    ...

    Un estruendoso rugido cortó con el silencio que teníamos entre nosotros, tan poderoso que sacudió las ramas de los árboles y tiró la nieve acumulada en sus hojas.

    —¿Qué habilidades tiene el Wendigo? —A pesar de lo fuerte que fue, no pude encontrar el origen. Giré en varias direcciones, forcé mis ojos a intentar ver en la oscuridad, pero el sonido parecía venir de todas partes.

    —Dicen las malas lenguas que puede desorientar a sus presas, imitando sonidos, voces o haciendo que sus rugidos hagan eco en distintas partes de su área de cacería. Justo como ahora, seguramente no puedes ubicar de dónde vino ¿Verdad? —

    Tan sonriente como siempre, respondió mientras ensancha esa horrible sonrisa. E igual de impulsivo como siempre; salió corriendo, parece que al final pudo encontrar el origen del rugido.

    —Maldito brujo de porquería.

    Claro que yo no pude. Intenté seguirlo, pero el bastardo no demoró nada en perderse en medio de los árboles y la oscuridad de la noche. Me quedé solo, expuesto a que un monstruo de dos metros me ataque en cualquier momento.

    Es todo; después de esto le pido un aumento o renuncio.






    //Siento yo que hacer que un personaje te caiga mal es más fácil que hacer que varios personajes te caigan bien. Así que ahora voy a intentar darle otro enfoque al asunto (?)
    //Bueno, un inicio nuevo y un poco más dramático. Ya nada puede malir sal, y si lo hace... Me la corto 👺 —¿Conoces... La psicosis por Wendigo? —Una pregunta repentina, una bastante peculiar viniendo de él; el hombre más impulsivo, desinteresado y poco culto que he conocido. —Escuché sobre el Wendigo. Se supone que es un monstruo de fantasía o algo así. Giré para verlo a los ojos, a sus dorados ojos que se habían posado en mí. Sonrió, sin vergüenza me mostró esa retorcida sonrisa que no se cansa de esbozar todos los días. —Es parte de la mitología de los algonquinos y otras tribus, por allá en Canadá. Se dice que es un espíritu maligno con corazón de hielo, un hambre insaciable y una escalofriante habilidad para cazar. Es, sin lugar a dudas, una persona enferma, un loco peor que los tipos de internet. Me contó sobre esa criatura, tan alegre como un niño. —¿Y qué tiene que ver la psicosis? —La leyenda del Wendigo aterraba a los nativos, en especial en situaciones críticas... Como la hambruna; desesperados por llenar sus estómagos comieron la carne de los suyos y se excusaron con la supuesta posesión de un espíritu, el Wendigo. A partir de ahí nació lo que hoy se conoce como "psicosis por Wendigo", una enfermedad capaz de pudrir tu cerebro hasta el punto de desear probar la carne humana. Brillo, eso noté en los intensos orbes de oro que porta el lunático para el que trabajo. Han pasado años y aún me asquea la idea de que genuinamente esté enfermo de la cabeza, o de que esté fingiendo demencia de una forma muy buena. No pude aguantar y volví a mirar hacia adelante, solo para volver a ver el desastre que dejó nuestro objetivo; árboles partidos a la mitad, aparentemente por zarpazos de extrema fuerza, y huellas gigantes de pezuñas en la nieve blanca, manchada con grandes charcos de sangre tibia. —Entonces... Vinimos a buscar eso; Un Wendigo... — Cuestioné a mi patrón, a ese tipo capaz de ignorar el frío de la noche hasta el punto de cruzar medio bosque con el torso desnudo. —No a uno genuino. El Wendigo no tiene pezuñas, es más similar a un gran hombre delgado y con mucho pelaje. Se podría decir que es un pariente de pie grande. —Ya veo... No hubo más charla, solo nuestro silencio siendo entrecortado por ventiscas heladas capaces de perforar mi grueso abrigo como si fuera de tela. Te maldigo, Yellowknife, a tí, y a tus bosques nevados. ... Frío, puedo sentirlo abrazando mi piel mientras la calidez abandona poco a poco mi cuerpo. Vuelvo a sentir, a ser capaz de moverme por mi voluntad. —... Volví... Pero a estas alturas, luego de todo el daño que hiciste, ¿De qué te sirve? Ni siquiera la sangre en tus manos está caliente, ahora está fría y pegada a tí. Cada uno de ellos... por tu culpa, por tu deseo egoísta de querer vivir aunque sea un poco más. —... Yo no sabía que esto pasaría. Pero lo hiciste, fue tu decisión a final de cuentas. Ahora mírate, bañado en la sangre de personas que también querían volver a casa. Deja de taparte los oídos y responde; ¿Aún recuerdas el sabor? —¡Cállate! ¡Solo cállate! Su carne aún está atascada entre tus dientes, sus almas yacen encadenadas a la tuya. Pudiste simplemente resignarte, pero elegiste hacer un último esfuerzo. ¿Aún lo sientes? El dolor, la ruptura de cada hueso, el desgarramiento de cada centímetro de piel... El hambre, ¿Puedes sentirla, Kafka?. ... Un estruendoso rugido cortó con el silencio que teníamos entre nosotros, tan poderoso que sacudió las ramas de los árboles y tiró la nieve acumulada en sus hojas. —¿Qué habilidades tiene el Wendigo? —A pesar de lo fuerte que fue, no pude encontrar el origen. Giré en varias direcciones, forcé mis ojos a intentar ver en la oscuridad, pero el sonido parecía venir de todas partes. —Dicen las malas lenguas que puede desorientar a sus presas, imitando sonidos, voces o haciendo que sus rugidos hagan eco en distintas partes de su área de cacería. Justo como ahora, seguramente no puedes ubicar de dónde vino ¿Verdad? — Tan sonriente como siempre, respondió mientras ensancha esa horrible sonrisa. E igual de impulsivo como siempre; salió corriendo, parece que al final pudo encontrar el origen del rugido. —Maldito brujo de porquería. Claro que yo no pude. Intenté seguirlo, pero el bastardo no demoró nada en perderse en medio de los árboles y la oscuridad de la noche. Me quedé solo, expuesto a que un monstruo de dos metros me ataque en cualquier momento. Es todo; después de esto le pido un aumento o renuncio. //Siento yo que hacer que un personaje te caiga mal es más fácil que hacer que varios personajes te caigan bien. Así que ahora voy a intentar darle otro enfoque al asunto (?)
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    No se que personaje adicional hacer.

    A) Un hombre desesperado por curar una enfermedad se lleva a si mismo a contraer y tratar dicha enfermedad para investigar los síntomas y posibles curas.
    Pero todo es muy tarde, todos han muerto y él ha sido el único sobreviviente, descubriendo que hay mas que solo medicinas, si no otros factores que lo llevan a levantar el fino velo de lo prohibido, haciéndose amigo de vampiros, demonios, sepultureros y los acaudalados señores que harán lo que sea por extender su vida más de lo habitual (llegar a los 30's)


    B) Un Cazador y mercenario, hijo único de una acaudalada familia. Sin embargo, desde temprana edad cuestiona y rechaza los "valores" de su familia, así como el origen de la fortuna de su familia (vender esclavos, asi como vender carne de humanos como de animal y tener propiedades que ofrecían a los ricos para torturar a sus esclavos)
    Cuando una terrible maldición llega, él es el único sobreviviente por haberse aliado con las victimas, que ahora eran los monstruos.
    No se que personaje adicional hacer. A) Un hombre desesperado por curar una enfermedad se lleva a si mismo a contraer y tratar dicha enfermedad para investigar los síntomas y posibles curas. Pero todo es muy tarde, todos han muerto y él ha sido el único sobreviviente, descubriendo que hay mas que solo medicinas, si no otros factores que lo llevan a levantar el fino velo de lo prohibido, haciéndose amigo de vampiros, demonios, sepultureros y los acaudalados señores que harán lo que sea por extender su vida más de lo habitual (llegar a los 30's) B) Un Cazador y mercenario, hijo único de una acaudalada familia. Sin embargo, desde temprana edad cuestiona y rechaza los "valores" de su familia, así como el origen de la fortuna de su familia (vender esclavos, asi como vender carne de humanos como de animal y tener propiedades que ofrecían a los ricos para torturar a sus esclavos) Cuando una terrible maldición llega, él es el único sobreviviente por haberse aliado con las victimas, que ahora eran los monstruos.
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  • ♤ Until "oblivion" do us apart.
    Fandom Chainsaw Man
    Categoría Acción
    -| Desconocía cuanto tiempo había transcurrido desde que llego a ese sitio. Se lo cuestionaba, a pesar de que conoce muy bien la respuesta. Reconoce la naturaleza del mundo que ahora habita, aunque muy similar al suyo, "aquellos que la amaban" ya no existen. Y era irónico, aun estando rodeada de caras conocidas. Solo le importaba una cosa, y eso era su nueva oportunidad.

    Nunca espero encontrarse con la hibrida del arco. Tuvo un par de interacciones con ella ya, pero estas no terminaron plácidamente. Seguramente esta la odiase, o la consideraba la culpable de sus grandes males. Por supuesto... no muchas personas esperarían agradarle a alguien cuya cabeza cortaste alguna vez. Podía disculparse, pero eso no sería nada sincero.

    Pero, quizá lo pensó de más. Unas cuantas miradas de disgusto, muecas de asco, comentarios insultantes... pero nada más allá de eso. La hibrida se había adaptado por completo a su situación, ahora con un empleo en la "Nueva Seguridad Publica" perteneciente a la pelirroja. La había rechazado, y Makima asumió que era lista. Pero termino atrapándola de todos modos.

    Estaba desconcertada. La conocía desde hace ya mucho tiempo, sabía que tipo de persona era, y en el fondo guardaba hacía ella cierto respeto por todo lo que ella representaba. La hibrida cubrió la vacante de "guardaespaldas" cosa que acepto a regañadientes, pero acepto.

    La nueva líder de Seguridad Publica había recibido una misión recientemente, la primera desde que llego a ese mundo. "Oblivion Devil" o Demonio del Olvido, su concepto era claro, pero no recordaba haberse cruzado con un demonio similar en su otra vida. Era un "concepto nuevo" para ella.

    El sitio de la misión era un bosque, cerca de un pueblo, las personas de dicho lugar eran quienes habían hecho la petición, hartos de que las personas entren en el bosque y no regresen. Estaba muy lejos de la ciudad... por lo cual, viajaron en auto durante un largo rato, con la hibrida al volante. Iban vestidas de la misma forma, pero la bermeja había optado por quitarse su saco. |-

    < Desconocemos las habilidades del Demonio, bien podría ser algo peligroso. >

    -| Comenzó a jugar con sus propios dedos, hacía rectángulos, telarañas, y los movía de un lado a otro. |-

    < Por lo cual... ¿te parece bien ser tu quien lo asesine? ♡ >

    -| Decidió provocar a la hibrida, pues estaba aburrida. Y no habían conversado casi nada en todo el viaje. Pero su plan se vino abajo cuando, sin dedicarle ni una mirada, respondiera con un: "Esta bien", sereno y estoico. Makima se preguntaba si la hibrida era demasiado diligente... o demasiado aburrida.

    Una vez llegaron al sitio, hicieron contacto con las personas que residían por el lugar, pero todos parecían... distraídos, ocupados, ¿deslindados? Otros respondían con preguntas absurdas, como: "¿Conoces mi nombre?"

    Ella detectaba dos olores distintos, ambos eran demonios y ambos estaban en el bosque. Era claro que el "Demonio del Olvido" era uno de ellos, pero... no esperaba que hubiera otro cuyo concepto desconocía. Su ignorancia hacía que se frustrase, pero no se sentía nada intimidada. Ambas se internaron en el bosque, acercándose poco a poco al origen de aquel hedor.

    No tardaron mucho en encontrarlo, aunque si que fue de manera súbita. Habían dos demonios... parecían duendes. Tenían un aspecto verdoso, aunque portaban cuernos. Ambos estaban rodeados de cadáveres... y parecían entretenerse con uno más "fresco" que los otros. La líder asumió que ellos eran el origen del problema, y sin pronunciar palabra poso su mirada en su acompañante, expectante. |-

    •-------------«+»------------•
    —[Quanxi ➹ Hʏʙʀɪᴅ of Bᴏᴡ]—
    -| Desconocía cuanto tiempo había transcurrido desde que llego a ese sitio. Se lo cuestionaba, a pesar de que conoce muy bien la respuesta. Reconoce la naturaleza del mundo que ahora habita, aunque muy similar al suyo, "aquellos que la amaban" ya no existen. Y era irónico, aun estando rodeada de caras conocidas. Solo le importaba una cosa, y eso era su nueva oportunidad. Nunca espero encontrarse con la hibrida del arco. Tuvo un par de interacciones con ella ya, pero estas no terminaron plácidamente. Seguramente esta la odiase, o la consideraba la culpable de sus grandes males. Por supuesto... no muchas personas esperarían agradarle a alguien cuya cabeza cortaste alguna vez. Podía disculparse, pero eso no sería nada sincero. Pero, quizá lo pensó de más. Unas cuantas miradas de disgusto, muecas de asco, comentarios insultantes... pero nada más allá de eso. La hibrida se había adaptado por completo a su situación, ahora con un empleo en la "Nueva Seguridad Publica" perteneciente a la pelirroja. La había rechazado, y Makima asumió que era lista. Pero termino atrapándola de todos modos. Estaba desconcertada. La conocía desde hace ya mucho tiempo, sabía que tipo de persona era, y en el fondo guardaba hacía ella cierto respeto por todo lo que ella representaba. La hibrida cubrió la vacante de "guardaespaldas" cosa que acepto a regañadientes, pero acepto. La nueva líder de Seguridad Publica había recibido una misión recientemente, la primera desde que llego a ese mundo. "Oblivion Devil" o Demonio del Olvido, su concepto era claro, pero no recordaba haberse cruzado con un demonio similar en su otra vida. Era un "concepto nuevo" para ella. El sitio de la misión era un bosque, cerca de un pueblo, las personas de dicho lugar eran quienes habían hecho la petición, hartos de que las personas entren en el bosque y no regresen. Estaba muy lejos de la ciudad... por lo cual, viajaron en auto durante un largo rato, con la hibrida al volante. Iban vestidas de la misma forma, pero la bermeja había optado por quitarse su saco. |- < Desconocemos las habilidades del Demonio, bien podría ser algo peligroso. > -| Comenzó a jugar con sus propios dedos, hacía rectángulos, telarañas, y los movía de un lado a otro. |- < Por lo cual... ¿te parece bien ser tu quien lo asesine? ♡ > -| Decidió provocar a la hibrida, pues estaba aburrida. Y no habían conversado casi nada en todo el viaje. Pero su plan se vino abajo cuando, sin dedicarle ni una mirada, respondiera con un: "Esta bien", sereno y estoico. Makima se preguntaba si la hibrida era demasiado diligente... o demasiado aburrida. Una vez llegaron al sitio, hicieron contacto con las personas que residían por el lugar, pero todos parecían... distraídos, ocupados, ¿deslindados? Otros respondían con preguntas absurdas, como: "¿Conoces mi nombre?" Ella detectaba dos olores distintos, ambos eran demonios y ambos estaban en el bosque. Era claro que el "Demonio del Olvido" era uno de ellos, pero... no esperaba que hubiera otro cuyo concepto desconocía. Su ignorancia hacía que se frustrase, pero no se sentía nada intimidada. Ambas se internaron en el bosque, acercándose poco a poco al origen de aquel hedor. No tardaron mucho en encontrarlo, aunque si que fue de manera súbita. Habían dos demonios... parecían duendes. Tenían un aspecto verdoso, aunque portaban cuernos. Ambos estaban rodeados de cadáveres... y parecían entretenerse con uno más "fresco" que los otros. La líder asumió que ellos eran el origen del problema, y sin pronunciar palabra poso su mirada en su acompañante, expectante. |- •-------------«+»------------• —[[LesbianaTuerta1]]—
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  • La luna teñida de carmesí.
    Fandom OC
    Categoría Fantasía
    (( Rol cerrado con Dark Urge ))

    Kazuo caminaba lentamente por el bosque, el crepúsculo envolviendo el paisaje en tonos cálidos de dorado y rojo. Su cabello negro caía en mechones suaves sobre su cuello, moviéndose al compás de la brisa, mientras sus ojos azules, brillantes como el reflejo del cielo en un lago profundo, se mantenían atentos a los detalles de su entorno. Cada rincón del bosque era suyo, y el kitsune lo consideraba un santuario que vigilaba con devoción y diligencia.

    Sin embargo, esa tarde el aire se sintió distinto. Un aroma espeso, metálico, flotaba entre los árboles, opacando los perfumes de la tierra y las flores. Kazuo detuvo su andar, frunciendo el ceño. Su conexión con el bosque le advertía de un desequilibrio. El origen de esa sensación no tardó en revelarse.

    Siguiendo el hedor de la sangre, Kazuo llegó a un claro donde la luz del atardecer se mezclaba con el rojo vivo de un espectáculo grotesco. Cadáveres de animales, mutilados y desechados como juguetes rotos, decoraban el suelo. Las sombras de los árboles parecían intensificar la brutalidad del panorama, creando una escena tan repulsiva como inquietante.

    En el centro del caos, un joven de largos cabellos blancos descansaba sobre la hierba teñida de carmesí. Su piel, pálida como la nieve, contrastaba con las manchas de sangre que cubrían sus manos, su ropa ligera y su rostro inexpresivo. En sus manos aún sostenía una liebre, su cuello en un ángulo extraño incompatible con la vida,

    Kazuo salió de entre los árboles con pasos silenciosos, como los de un felino, observando la escena en silencio. No era raro que los mortales perturbasen su bosque, pero este individuo era diferente. Su aura era ponzoñosa, antigua, arcana. Los ojos del joven, de un color rosado apagado, reflejaban un vacío desconcertante. No había ira, ni tristeza, ni siquiera placer en su expresión. Solo un tedio inquietante, como si la destrucción a su alrededor no fuera más que un pasatiempo pasajero.

    El kitsune dio un ultimo paso.

    —¿Ya te aburriste de usar mi bosque como tu lienzo? —preguntó Kazuo con un tono inquietanteme

    Las auras de ambos eran poderosas, tan similares como contrarias. Kazuo: un demonio, hijo de la deidad Inari, un kitsune en la cúspide de su poder con sus nueve colas. Su aura era pura, como el agua virgen de la montaña. Y aquel joven: de belleza etérea, casi irreal como la de Kazuo. Su aura evocaba un miasma desagradable que contrastaba con la del zorro. Era como si la antítesis del otro estuviese cara a cara.
    (( Rol cerrado con [darkurge13] )) Kazuo caminaba lentamente por el bosque, el crepúsculo envolviendo el paisaje en tonos cálidos de dorado y rojo. Su cabello negro caía en mechones suaves sobre su cuello, moviéndose al compás de la brisa, mientras sus ojos azules, brillantes como el reflejo del cielo en un lago profundo, se mantenían atentos a los detalles de su entorno. Cada rincón del bosque era suyo, y el kitsune lo consideraba un santuario que vigilaba con devoción y diligencia. Sin embargo, esa tarde el aire se sintió distinto. Un aroma espeso, metálico, flotaba entre los árboles, opacando los perfumes de la tierra y las flores. Kazuo detuvo su andar, frunciendo el ceño. Su conexión con el bosque le advertía de un desequilibrio. El origen de esa sensación no tardó en revelarse. Siguiendo el hedor de la sangre, Kazuo llegó a un claro donde la luz del atardecer se mezclaba con el rojo vivo de un espectáculo grotesco. Cadáveres de animales, mutilados y desechados como juguetes rotos, decoraban el suelo. Las sombras de los árboles parecían intensificar la brutalidad del panorama, creando una escena tan repulsiva como inquietante. En el centro del caos, un joven de largos cabellos blancos descansaba sobre la hierba teñida de carmesí. Su piel, pálida como la nieve, contrastaba con las manchas de sangre que cubrían sus manos, su ropa ligera y su rostro inexpresivo. En sus manos aún sostenía una liebre, su cuello en un ángulo extraño incompatible con la vida, Kazuo salió de entre los árboles con pasos silenciosos, como los de un felino, observando la escena en silencio. No era raro que los mortales perturbasen su bosque, pero este individuo era diferente. Su aura era ponzoñosa, antigua, arcana. Los ojos del joven, de un color rosado apagado, reflejaban un vacío desconcertante. No había ira, ni tristeza, ni siquiera placer en su expresión. Solo un tedio inquietante, como si la destrucción a su alrededor no fuera más que un pasatiempo pasajero. El kitsune dio un ultimo paso. —¿Ya te aburriste de usar mi bosque como tu lienzo? —preguntó Kazuo con un tono inquietanteme Las auras de ambos eran poderosas, tan similares como contrarias. Kazuo: un demonio, hijo de la deidad Inari, un kitsune en la cúspide de su poder con sus nueve colas. Su aura era pura, como el agua virgen de la montaña. Y aquel joven: de belleza etérea, casi irreal como la de Kazuo. Su aura evocaba un miasma desagradable que contrastaba con la del zorro. Era como si la antítesis del otro estuviese cara a cara.
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  • No era extraño despertarse alguna que otra vez con un dolor de cabeza latente, propio de una noche fugaz de la que apenas tenía recuerdo. Pero lo que no era normal era que, por primera vez, no era Zaryna la que despertaba.

    Se miró las manos, el cuerpo, el cual no tenía las cualidades femeninas. Por alguna razón, en una noche envuelta con algún que otro brebaje proveniente de una anciana de dudoso origen, había provocado un cambio físico.

    Zaryna se encontraba ahora permanentemente dormitando en su conciencia… Y era Myrrh quien ahora estaba al frente.

    [Daddy Myrrh enters the scenario~]
    No era extraño despertarse alguna que otra vez con un dolor de cabeza latente, propio de una noche fugaz de la que apenas tenía recuerdo. Pero lo que no era normal era que, por primera vez, no era Zaryna la que despertaba. Se miró las manos, el cuerpo, el cual no tenía las cualidades femeninas. Por alguna razón, en una noche envuelta con algún que otro brebaje proveniente de una anciana de dudoso origen, había provocado un cambio físico. Zaryna se encontraba ahora permanentemente dormitando en su conciencia… Y era Myrrh quien ahora estaba al frente. [Daddy Myrrh enters the scenario~]
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  • -desliza los dedos acariciando las cuerdas de una guitarra soltando una que otra nota mientras observa desde la lejanía al hombre para el que fue creada junto a la verdadera mujer que debería estar con el "Lilith" mientras ella es acompañada por dos animales que la siguieron pese a ser expulsada del Edén-

    Pato- Que es lo que tiene esa malcriada que tu no lo tengas.

    Loba-Lo bello de tu risa no se puede
    comparar.

    Eva- (Pero es igual a el),
    Pato- Valorado sin
    razón.
    Loba-Excesivo.
    Pato- Sin Valor.

    Ambos- Si él pudiera conocerte mejor ~

    Loba- Y el anillo no lo lleva donde
    debería estar.

    Pato- Ni siquiera toca piano,
    mucho menos cantar, no se puede
    comparar ...

    Eva (Y qué sigue siendo su destinada).

    -es jalada por el par de animales que la sientan sobre un trono de flores y ramas similar a un nido -

    Ambos- ¿Y qué?
    Pato- Lo importante.
    Excesivo. Sin Valor.

    Ambos- Si solo viera lo
    especial que puede ser.

    Si él pudiera conocerte mejor ... ~

    -eva suspiro sin poder evitar observar a aquella pareja sabiendo que solo existe por un capricho y que realmente no debería de existir. Jamás fue planeada y los angeles de Dios se encargan de hacerle recordar que no vale nada si no fuera por Adán ... Bueno sepa Dios que sería de ella -

    Eva- no soy como ellos, soy solo un error, con un cuerpo tan frágil solo traigo dolor ...

    Y su corazón palpita y yo muerta se que estoy
    y el dolor que siento en mí,
    anda y dime no es real.

    Pero aún tengo una lágrima ... que dar.

    -lleva la mano a su corazón, se pone de pie dándole la espalda a aquella imagen de Adán y Lilith-

    Pato- Lo único exclusivo que tiene algún sentido es que es idéntica a él.
    Loba- Excesivo.
    Pato- Sin valor.

    Loba- Pasajero es ese estado todos
    sabemos muy bien y tú no te comparas con el error de aquella mujer

    Pato-¿Y qué?. Lo importante.
    Loba- Excesivo.
    Pato-Sin valor.
    Loba- Si solo viera lo
    especial que puedes ser.

    Ambos- Si él pudiera conocerte mejor... ~

    -suspiro caminando entre los arbustos acariciando el follaje verde de aquellos -

    no soy como ellos, soy solo un error, con un cuerpo tan frágil solo traigo dolor ...

    Y mi corazón me duele, aunque no palpite siempre
    y el dolor que tengo aquí,
    anda y dime no es real.

    Y yo muerta se que estoy
    pero aún tengo una lágrima
    que dar.

    -cerro las manos en puños destrozando los arbustos y aunque se acababa de enterrar astillas y ramas en las manos no podía dejar de ver a Lilith con un nuevo sentimiento que sentía por primera vez en su existencia "envidia" -


    //No es el origen del pecado de la envidia pero es el motivo por el que consideraron a Eva para volverla el pecado de la envidia
    -desliza los dedos acariciando las cuerdas de una guitarra soltando una que otra nota mientras observa desde la lejanía al hombre para el que fue creada junto a la verdadera mujer que debería estar con el "Lilith" mientras ella es acompañada por dos animales que la siguieron pese a ser expulsada del Edén- Pato- Que es lo que tiene esa malcriada que tu no lo tengas. Loba-Lo bello de tu risa no se puede comparar. Eva- (Pero es igual a el), Pato- Valorado sin razón. Loba-Excesivo. Pato- Sin Valor. Ambos- Si él pudiera conocerte mejor ~ Loba- Y el anillo no lo lleva donde debería estar. Pato- Ni siquiera toca piano, mucho menos cantar, no se puede comparar ... Eva (Y qué sigue siendo su destinada). -es jalada por el par de animales que la sientan sobre un trono de flores y ramas similar a un nido - Ambos- ¿Y qué? Pato- Lo importante. Excesivo. Sin Valor. Ambos- Si solo viera lo especial que puede ser. Si él pudiera conocerte mejor ... ~ -eva suspiro sin poder evitar observar a aquella pareja sabiendo que solo existe por un capricho y que realmente no debería de existir. Jamás fue planeada y los angeles de Dios se encargan de hacerle recordar que no vale nada si no fuera por Adán ... Bueno sepa Dios que sería de ella - Eva- no soy como ellos, soy solo un error, con un cuerpo tan frágil solo traigo dolor ... Y su corazón palpita y yo muerta se que estoy y el dolor que siento en mí, anda y dime no es real. Pero aún tengo una lágrima ... que dar. -lleva la mano a su corazón, se pone de pie dándole la espalda a aquella imagen de Adán y Lilith- Pato- Lo único exclusivo que tiene algún sentido es que es idéntica a él. Loba- Excesivo. Pato- Sin valor. Loba- Pasajero es ese estado todos sabemos muy bien y tú no te comparas con el error de aquella mujer Pato-¿Y qué?. Lo importante. Loba- Excesivo. Pato-Sin valor. Loba- Si solo viera lo especial que puedes ser. Ambos- Si él pudiera conocerte mejor... ~ -suspiro caminando entre los arbustos acariciando el follaje verde de aquellos - no soy como ellos, soy solo un error, con un cuerpo tan frágil solo traigo dolor ... Y mi corazón me duele, aunque no palpite siempre y el dolor que tengo aquí, anda y dime no es real. Y yo muerta se que estoy pero aún tengo una lágrima que dar. -cerro las manos en puños destrozando los arbustos y aunque se acababa de enterrar astillas y ramas en las manos no podía dejar de ver a Lilith con un nuevo sentimiento que sentía por primera vez en su existencia "envidia" - //No es el origen del pecado de la envidia pero es el motivo por el que consideraron a Eva para volverla el pecado de la envidia
    Me entristece
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