• El sonido del encendedor rompió el silencio. Una chispa, un respiro, y el humo ascendió lento, dibujando figuras en la oscuridad del despacho. Gabriel Reyes observó su reflejo en la ventana, un rostro curtido por las sombras, el mismo que alguna vez lideró héroes y los traicionó por convicción.

    Afuera, la ciudad seguía igual de podrida que siempre. Solo que esta vez, él no estaba para salvarla.

    —El infierno nunca cierra, solo cambia de dueño...

    Murmuró, dejando caer la ceniza. Su teléfono vibró una vez. Un nombre en pantalla. Un viejo contacto. Una vieja deuda. Gabriel sonrió de lado.

    —De vuelta a los negocios.
    El sonido del encendedor rompió el silencio. Una chispa, un respiro, y el humo ascendió lento, dibujando figuras en la oscuridad del despacho. Gabriel Reyes observó su reflejo en la ventana, un rostro curtido por las sombras, el mismo que alguna vez lideró héroes y los traicionó por convicción. Afuera, la ciudad seguía igual de podrida que siempre. Solo que esta vez, él no estaba para salvarla. —El infierno nunca cierra, solo cambia de dueño... Murmuró, dejando caer la ceniza. Su teléfono vibró una vez. Un nombre en pantalla. Un viejo contacto. Una vieja deuda. Gabriel sonrió de lado. —De vuelta a los negocios.
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  • Solo reproduce cualquier canción

    No era raro que a inicio del invierno el grupo que lo conocían de la orquesta le invitaran a salir a beber, siempre lo hacían cuadrando los tiempos necesarios para que él saliera, como si estuviesen a una agrupación conspirativa que se enfoca única y exclusivamente en salir a beber juntos, lo agradecía, muchas veces se olvidaba de lo divertido que era no estar preocupado, con los tiempos sobre su espalda, agotando su cuerpo hasta más no poder. Esa noche ya todos estaban un poco pasados de copas, hablando algunos más coherentes que otros, pero Yuiichi solo estaba callado con una sonrisa boba que no mostraba los dientes, nunca le gusto mostrar los dientes por el colmillo que sobresalía de forma suave. Por lo general, mantenía su rostro sereno, caracterizado por la expresión que muchas veces solo denotaba incomodidad, pero en ese momento solo tenía la sonrisa por el obvio estado de ebriedad era bastante adorable de ver.

    No supo en qué momento, pero soltaron papelillo en el ambiente del bar en el que estaban, algo de verdad muy bonito de ver. Por lo general no bebía, y si lo hacía no era en exceso, no quería terminar muriendo tan joven, además de que tenía una resistencia al alcohol en números negativos, pero a veces le era difícil medirse, en especial cuando sus amigos hacían juegos tontos que todo el mundo pensaba que habían quedado en la universidad. A pesar de todo, no podía evitar la risa baja que le hacía mostrar su rostro más pequeño ante las expresiones que se le escapaban.

    Había tenido días tranquilos a pesar del ajetreo de la ciudad, apenas le dieran las vacaciones su primer viaje sería estar un tiempo en su casa de la infancia, cada navidad se juntaban todos en la familia y de verdad es que era algo agradable, salir al mar de vez en cuando con el aire gélido en su piel y el olor a salitre en el ambiente era algo que le llenaba. A pesar de eso, estar donde su padre había fallecido era algo que le oprimía el pecho de vez en cuando.

    Después de una extensa conversación sobre qué harían para navidad que comenzó después de un largo rato jugando, Yuiichi se excusó un momento para salir a tomar aire, apenas podía caminar bien sin tropezar con sus propios zapatos y decidió no salir con su chaqueta, pero debido al alcohol no sentía con fuerza el clima gélido que estaba a su alrededor, sólo tenía su camisa blanca con un jean casual con algunos parches hechos en bordado tradicional que hacía su padre cuando él estaba más joven, tenía papelitos metalizados en el cabello y parte de la camisa al momento que salió del local, solo andaba sonriendo mientras miraba a la gente pasar por la calle, apoyado bajo los faroles neón del lugar siendo opacado por la leve capa de nieve vieja que se había asentado en distintos lugares.
    Solo reproduce cualquier canción No era raro que a inicio del invierno el grupo que lo conocían de la orquesta le invitaran a salir a beber, siempre lo hacían cuadrando los tiempos necesarios para que él saliera, como si estuviesen a una agrupación conspirativa que se enfoca única y exclusivamente en salir a beber juntos, lo agradecía, muchas veces se olvidaba de lo divertido que era no estar preocupado, con los tiempos sobre su espalda, agotando su cuerpo hasta más no poder. Esa noche ya todos estaban un poco pasados de copas, hablando algunos más coherentes que otros, pero Yuiichi solo estaba callado con una sonrisa boba que no mostraba los dientes, nunca le gusto mostrar los dientes por el colmillo que sobresalía de forma suave. Por lo general, mantenía su rostro sereno, caracterizado por la expresión que muchas veces solo denotaba incomodidad, pero en ese momento solo tenía la sonrisa por el obvio estado de ebriedad era bastante adorable de ver. No supo en qué momento, pero soltaron papelillo en el ambiente del bar en el que estaban, algo de verdad muy bonito de ver. Por lo general no bebía, y si lo hacía no era en exceso, no quería terminar muriendo tan joven, además de que tenía una resistencia al alcohol en números negativos, pero a veces le era difícil medirse, en especial cuando sus amigos hacían juegos tontos que todo el mundo pensaba que habían quedado en la universidad. A pesar de todo, no podía evitar la risa baja que le hacía mostrar su rostro más pequeño ante las expresiones que se le escapaban. Había tenido días tranquilos a pesar del ajetreo de la ciudad, apenas le dieran las vacaciones su primer viaje sería estar un tiempo en su casa de la infancia, cada navidad se juntaban todos en la familia y de verdad es que era algo agradable, salir al mar de vez en cuando con el aire gélido en su piel y el olor a salitre en el ambiente era algo que le llenaba. A pesar de eso, estar donde su padre había fallecido era algo que le oprimía el pecho de vez en cuando. Después de una extensa conversación sobre qué harían para navidad que comenzó después de un largo rato jugando, Yuiichi se excusó un momento para salir a tomar aire, apenas podía caminar bien sin tropezar con sus propios zapatos y decidió no salir con su chaqueta, pero debido al alcohol no sentía con fuerza el clima gélido que estaba a su alrededor, sólo tenía su camisa blanca con un jean casual con algunos parches hechos en bordado tradicional que hacía su padre cuando él estaba más joven, tenía papelitos metalizados en el cabello y parte de la camisa al momento que salió del local, solo andaba sonriendo mientras miraba a la gente pasar por la calle, apoyado bajo los faroles neón del lugar siendo opacado por la leve capa de nieve vieja que se había asentado en distintos lugares.
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  • -dijeron que esta casa hiba a ser derrumbada igualmente... bueno es hora d epracticar.. quien dice que un humano no puede usa rmovimientos pokemon- Summer tomo una bocanada larga de aire listo para la accion -ahora las palabras eran... a si, Meztli Itlatzi- con aquella palabras su cabello se torno blanco y libero un grito encondecedor que empezo a hacer que la casa se estremeciera como en un terremeto, cuando termino de gritar su cabello volvio a la normalidad, suerte que no tuvo aquella casa

    Ejem. de grito: https://youtu.be/J9hRL2eGgp0?si=bDlKstdvJ1eb9f-T
    -dijeron que esta casa hiba a ser derrumbada igualmente... bueno es hora d epracticar.. quien dice que un humano no puede usa rmovimientos pokemon- Summer tomo una bocanada larga de aire listo para la accion -ahora las palabras eran... a si, Meztli Itlatzi- con aquella palabras su cabello se torno blanco y libero un grito encondecedor que empezo a hacer que la casa se estremeciera como en un terremeto, cuando termino de gritar su cabello volvio a la normalidad, suerte que no tuvo aquella casa Ejem. de grito: https://youtu.be/J9hRL2eGgp0?si=bDlKstdvJ1eb9f-T
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  • — A ver si entendí... ¿Quieres que vaya al centro de la ciudad, en hora pico, nocturna, con mi maquillaje carísimo de París y que te reponga una pestaña porque se te voló soplando tusi...?—la ave respiró hondo, apretando el teléfono.— Eso definitivamente va a tener un cobro extra...
    — A ver si entendí... ¿Quieres que vaya al centro de la ciudad, en hora pico, nocturna, con mi maquillaje carísimo de París y que te reponga una pestaña porque se te voló soplando tusi...?—la ave respiró hondo, apretando el teléfono.— Eso definitivamente va a tener un cobro extra...
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  • -aquel hombre se encontraba sentado frente a la barra de madera gastada, el ambiente del bar envuelto en un ambiente tranquilo e incluso familiar para el y el murmullo constante de conversaciones ajenas hacían de ese lugar un nue lugar para finalmente dejar de pensar. Entre sus dedos descansaba una botella de cerveza, las gotas de condensación resbalaban lentamente por el vidrio, reflejando la luz amarillenta de las lámparas. Sus ojos, cansados pero atentos, permanecían fijos en la pantalla del televisor que colgaba en la pared. En ella, una reportera relataba los detalles del último caso en el que había trabajado, con esa voz ensayada que busca dramatismo donde para el solo era un día más de trabajo -

    Supongo que las noticias vuelan bastante rápido...

    -murmuró con una media sonrisa antes de bajar la mirada, observando el recorrido de una gota que descendía hasta su mano. Por un instante, se quedó inmóvil, perdido entre sus pensamientos, el reflejo del televisor se dibujaba en sus pupilas como una sombra conocida; cada palabra de la periodista resonaba como un eco y el solo ponia atención repasando cada detalle en su cabeza-

    Valla que sabe cómo narrar mis días con tanta elocuencia

    -Llevó la botella a los labios, dejando que el amargor de la cerveza le recordara que seguía vivo. Afuera llovía, podía escucharlo golpear el techo del bar como un reloj invisible que marcaba un tiempo solo suyo. Entonces, el crujir de la silla a su costado lo trajo de vuelta a la realidad. Su acompañante había llegado.-

    -El hombre no volteó de inmediato. Tomó otro trago, colocó la botella con suavidad sobre la barra y solo entonces giró ligeramente el rostro, dedicando una sonrisa cordial, Habían acordado encontrarse allí para hablar. De qué exactamente, no lo sabía. Tal vez del pasado, de los fantasmas que ambos compartían, o simplemente para conocer un nuevo mundo, Sea como fuere, aquella noche no tenía nada mejor que hacer. Y en el fondo, una parte de él agradecía la distracción.-

    Llegas justo a tiempo

    -Dijo finalmente, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno al recién llegado

    Las noches siempre son menos pesadas cuando alguien más comparte el silencio.
    -aquel hombre se encontraba sentado frente a la barra de madera gastada, el ambiente del bar envuelto en un ambiente tranquilo e incluso familiar para el y el murmullo constante de conversaciones ajenas hacían de ese lugar un nue lugar para finalmente dejar de pensar. Entre sus dedos descansaba una botella de cerveza, las gotas de condensación resbalaban lentamente por el vidrio, reflejando la luz amarillenta de las lámparas. Sus ojos, cansados pero atentos, permanecían fijos en la pantalla del televisor que colgaba en la pared. En ella, una reportera relataba los detalles del último caso en el que había trabajado, con esa voz ensayada que busca dramatismo donde para el solo era un día más de trabajo - Supongo que las noticias vuelan bastante rápido... -murmuró con una media sonrisa antes de bajar la mirada, observando el recorrido de una gota que descendía hasta su mano. Por un instante, se quedó inmóvil, perdido entre sus pensamientos, el reflejo del televisor se dibujaba en sus pupilas como una sombra conocida; cada palabra de la periodista resonaba como un eco y el solo ponia atención repasando cada detalle en su cabeza- Valla que sabe cómo narrar mis días con tanta elocuencia -Llevó la botella a los labios, dejando que el amargor de la cerveza le recordara que seguía vivo. Afuera llovía, podía escucharlo golpear el techo del bar como un reloj invisible que marcaba un tiempo solo suyo. Entonces, el crujir de la silla a su costado lo trajo de vuelta a la realidad. Su acompañante había llegado.- -El hombre no volteó de inmediato. Tomó otro trago, colocó la botella con suavidad sobre la barra y solo entonces giró ligeramente el rostro, dedicando una sonrisa cordial, Habían acordado encontrarse allí para hablar. De qué exactamente, no lo sabía. Tal vez del pasado, de los fantasmas que ambos compartían, o simplemente para conocer un nuevo mundo, Sea como fuere, aquella noche no tenía nada mejor que hacer. Y en el fondo, una parte de él agradecía la distracción.- Llegas justo a tiempo -Dijo finalmente, encendiendo un cigarrillo y ofreciéndole uno al recién llegado Las noches siempre son menos pesadas cuando alguien más comparte el silencio.
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  • ᴛᴏᴍɪᴇ ᴋᴀᴡᴀᴋᴀᴍɪ
    Misa Amane
    Emma Mayers

    +Eran las 11 cm de la noche, en un bar de categoria en el centro de la ciudad, habia escuchado que el sitio era uno de lo mas frecuentados. Y naturalmente decidio que era buena idea ir, estaba segura que podria encontrar mas de una historia interesante en aquel lugar. Pero no iba sola habia invitado a alguien que conocio a hace poco pero ya consideraba una amiga a ir con ella. Por lo que al abrir las puertas del lugar, ingresaba sujetando del brazo a una joven de rubia cabellera+

    +Apenas ingresaban verian las luces de Neon rojo que iluminan la barra+ Vamos a pedir algo de tomar. Seguro que esta noche encontramos algo interesante. Escuche que este lugar es popular. Y si quieres encontrar historias uno de los mejores sitios a visitar es donde la gente se reune a beber. Asi que estamos en el sitio correcto . Al momento de llegar a la barra mostraria una gran sonrisa+ 2 copas de vino porfavor +Dijo al Bartender quedando en espera de recibir su pedido+
    [phantom_cyan_spider_636] [lunar_garnet_rhino_909] [flare_navy_horse_241] +Eran las 11 cm de la noche, en un bar de categoria en el centro de la ciudad, habia escuchado que el sitio era uno de lo mas frecuentados. Y naturalmente decidio que era buena idea ir, estaba segura que podria encontrar mas de una historia interesante en aquel lugar. Pero no iba sola habia invitado a alguien que conocio a hace poco pero ya consideraba una amiga a ir con ella. Por lo que al abrir las puertas del lugar, ingresaba sujetando del brazo a una joven de rubia cabellera+ +Apenas ingresaban verian las luces de Neon rojo que iluminan la barra+ Vamos a pedir algo de tomar. Seguro que esta noche encontramos algo interesante. Escuche que este lugar es popular. Y si quieres encontrar historias uno de los mejores sitios a visitar es donde la gente se reune a beber. Asi que estamos en el sitio correcto . Al momento de llegar a la barra mostraria una gran sonrisa+ 2 copas de vino porfavor +Dijo al Bartender quedando en espera de recibir su pedido+
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  • -Me queda esto muy chico.....quieres tocar ?

    se intenta abrochar su ropa y luego toca sus pectorales

    -crecieron mas..

    -Me queda esto muy chico.....quieres tocar ? se intenta abrochar su ropa y luego toca sus pectorales -crecieron mas..
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  • - Estaba por escribir un nuevo pergamino, lleno de vida, de colores radiantes, emocionante y un tanto desesperante, luego recordé que soy padre, o Zelina me recordó que soy padre, mis pinceles volaron, mi lienzo se mancho de pintura roja, ahora tengo sus huellas de manos y pies por todo mi salón, vaya lío, que si no fuera mi princesa la regalaría, luego veo su sonrisa, sus ojitos, veo la pureza, el amor más tierno que jamás conocí, entonces me doy cuenta, soy su padre y daría la vida por protegerla, me encantaría que se quedará así, chikita, aunque aveces ponga la casa de cabeza, no puedo juzgar, es hija mía, tiene mi sangre y lo que más me preocupa de todo es que también heredo mis ojos, pero es fuerte y será mejor mucho mejor de lo que pudo llegar a ser su padre alguna vez .
    - Estaba por escribir un nuevo pergamino, lleno de vida, de colores radiantes, emocionante y un tanto desesperante, luego recordé que soy padre, o Zelina me recordó que soy padre, mis pinceles volaron, mi lienzo se mancho de pintura roja, ahora tengo sus huellas de manos y pies por todo mi salón, vaya lío, que si no fuera mi princesa la regalaría, luego veo su sonrisa, sus ojitos, veo la pureza, el amor más tierno que jamás conocí, entonces me doy cuenta, soy su padre y daría la vida por protegerla, me encantaría que se quedará así, chikita, aunque aveces ponga la casa de cabeza, no puedo juzgar, es hija mía, tiene mi sangre y lo que más me preocupa de todo es que también heredo mis ojos, pero es fuerte y será mejor mucho mejor de lo que pudo llegar a ser su padre alguna vez .
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  • Umm nada como un caldero burbujeante en octubre
    Umm nada como un caldero burbujeante en octubre
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  • "Una copa con la muerte"

    El murmullo del mundo se detuvo.
    Ni un suspiro, ni un tic del reloj, ni el latido más rebelde osó moverse.
    Solo él seguía ahí, reclinado en su silla, el guante negro apoyado sobre el mentón, la otra mano girando con parsimonia una copa de vino que parecía absorber la luz.

    El líquido tenía un color profundo, casi hipnótico, como si guardara siglos dentro.
    Cillian alzó la vista. Su mirada era tranquila, pero su calma tenía filo.

    —No temas —dijo, con voz baja y limpia, más cercana a un pensamiento que a un sonido—. Este es un lugar fuera de todo. Aquí no existe el tiempo, ni el juicio… solo la verdad.

    Dejó que el silencio se asentara, antes de deslizar otra copa hacia el frente.
    El vino reflejaba los destellos de una eternidad que pocos podrían soportar ver.

    —Bebe —ordenó suavemente, una sonrisa leve curvando sus labios—. Es el vino de las almas. Fino, añejo, destilado de los últimos suspiros de quienes ya no están. Cada trago… contiene un eco.

    Sus ojos brillaron apenas, un resplandor carmesí en medio de la penumbra.

    —Mientras lo bebas, el tiempo no correrá para ti.
    Podrás preguntarme lo que desees. Cualquier cosa.
    El precio es simple… —su voz se tornó casi un susurro de humo—: la verdad nunca llega sin costo.

    Apoyó el codo en la mesa, observando con detenimiento, casi con un aire de fascinación morbosa.
    La copa entre sus dedos parecía flotar, temblando con una vida propia.

    —Entonces, humano… —dijo con una elegancia perezosa, pero con un fondo de algo implacable—
    ¿qué deseas saber de la Muerte?
    "Una copa con la muerte" El murmullo del mundo se detuvo. Ni un suspiro, ni un tic del reloj, ni el latido más rebelde osó moverse. Solo él seguía ahí, reclinado en su silla, el guante negro apoyado sobre el mentón, la otra mano girando con parsimonia una copa de vino que parecía absorber la luz. El líquido tenía un color profundo, casi hipnótico, como si guardara siglos dentro. Cillian alzó la vista. Su mirada era tranquila, pero su calma tenía filo. —No temas —dijo, con voz baja y limpia, más cercana a un pensamiento que a un sonido—. Este es un lugar fuera de todo. Aquí no existe el tiempo, ni el juicio… solo la verdad. Dejó que el silencio se asentara, antes de deslizar otra copa hacia el frente. El vino reflejaba los destellos de una eternidad que pocos podrían soportar ver. —Bebe —ordenó suavemente, una sonrisa leve curvando sus labios—. Es el vino de las almas. Fino, añejo, destilado de los últimos suspiros de quienes ya no están. Cada trago… contiene un eco. Sus ojos brillaron apenas, un resplandor carmesí en medio de la penumbra. —Mientras lo bebas, el tiempo no correrá para ti. Podrás preguntarme lo que desees. Cualquier cosa. El precio es simple… —su voz se tornó casi un susurro de humo—: la verdad nunca llega sin costo. Apoyó el codo en la mesa, observando con detenimiento, casi con un aire de fascinación morbosa. La copa entre sus dedos parecía flotar, temblando con una vida propia. —Entonces, humano… —dijo con una elegancia perezosa, pero con un fondo de algo implacable— ¿qué deseas saber de la Muerte?
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