• Prefiero tener pocos amigos que demaciados ..... Pero son aquellos que importa, mostrase tal cual somos! , y que vale pena sonreír
    Prefiero tener pocos amigos que demaciados ..... Pero son aquellos que importa, mostrase tal cual somos! , y que vale pena sonreír
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  • La espectral joven llegó con pasos suaves hasta el recinto donde se encontraba el oráculo, acompañada de aquella dualidad nata en ella. Seguida por sus sombras, tal como las polillas siguen a la luz. Entro lentamente con una actitud completamente respetuosa, dejando tras de ella las sombras que desaparecieron al entrar en contacto con la gran luz del lugar.

    En sus temblorosas mano llevaba una canasta tejida por ella misma, con una botella del mejor jugo de granada y lo que parecía un queso que la joven hizo con sus propias manos. Se detuvo, respirando como si pidiera permiso al viento para ello, su rostro imperturbable se vio iluminado al retirar el velo oscuro que la cubría. Y con voz serena y aterciopelada comenzó a hablar

    ─ Gran oráculo, te vengo a ver,
    No como dios, sino como hermana que quiere saber.
    Mi hermano Zagreus, guerrero valiente y fuerte,
    Lucha en el Inframundo, con fuego que arde sin muerte.
    Quiero saber si hay una profecía que lo espera,
    Y si puedes guiarme, para que yo pueda
    En su camino ser luz clara y sincera."

    La diosa iba no como tormenta, no como fuego abrazador, no como quien exige sino como quien suplica, quien añora respuestas. Levanto la canasta en directo del gran Apolo, mostrando su contenido. No era una deidad, no era oscuridad, no era nada mas que una hermana preocupada, una que añoraba encontrar un forma de ayudar a su querido hermano.

    ─ Pero se que todo tiene un costo, espero que esté pequeño gesto sea suficiente para lo que solicito...

    El dios sol al ver llegar a la joven, alzo las cejas algo sorprendido, su alegría era clara ante como la diosa se presento hablando en rima, honrándole así al ser dios de las artes y la poesía. Pero antes de poder abrir la boca, Apolo ya estaba soltando una profecía para la chica

    ─ Tu hermano no está perdido,
    duerme envuelto en rojo olvido.
    No lo salves por la fuerza,
    dale amor que le refuerza.
    Di su nombre con ternura,
    muéstrale que aún perdura.
    No es fantasma si hay amor:
    es camino, no dolor.

    Vio al dios terminar de hablar, volviendo a la normalidad, agradeciendo su ofrenda dejándola partir, con aun mas dudas. Su hermano el gran guerrero del inframundo en verdad la preocupaba, ella incapaz de dormir, siempre escuchaba los lamentos que Zagreus daba entre sueños. La preocupaba, en verdad quería ayudarle, esta profecía solo dejaba en claro una cosa, tendría que hablar con us hermano sin tapujos ni escudos, solo corazón y sinceridad en cada palabra.
    La espectral joven llegó con pasos suaves hasta el recinto donde se encontraba el oráculo, acompañada de aquella dualidad nata en ella. Seguida por sus sombras, tal como las polillas siguen a la luz. Entro lentamente con una actitud completamente respetuosa, dejando tras de ella las sombras que desaparecieron al entrar en contacto con la gran luz del lugar. En sus temblorosas mano llevaba una canasta tejida por ella misma, con una botella del mejor jugo de granada y lo que parecía un queso que la joven hizo con sus propias manos. Se detuvo, respirando como si pidiera permiso al viento para ello, su rostro imperturbable se vio iluminado al retirar el velo oscuro que la cubría. Y con voz serena y aterciopelada comenzó a hablar ─ Gran oráculo, te vengo a ver, No como dios, sino como hermana que quiere saber. Mi hermano Zagreus, guerrero valiente y fuerte, Lucha en el Inframundo, con fuego que arde sin muerte. Quiero saber si hay una profecía que lo espera, Y si puedes guiarme, para que yo pueda En su camino ser luz clara y sincera." La diosa iba no como tormenta, no como fuego abrazador, no como quien exige sino como quien suplica, quien añora respuestas. Levanto la canasta en directo del gran Apolo, mostrando su contenido. No era una deidad, no era oscuridad, no era nada mas que una hermana preocupada, una que añoraba encontrar un forma de ayudar a su querido hermano. ─ Pero se que todo tiene un costo, espero que esté pequeño gesto sea suficiente para lo que solicito... El dios sol al ver llegar a la joven, alzo las cejas algo sorprendido, su alegría era clara ante como la diosa se presento hablando en rima, honrándole así al ser dios de las artes y la poesía. Pero antes de poder abrir la boca, Apolo ya estaba soltando una profecía para la chica ─ Tu hermano no está perdido, duerme envuelto en rojo olvido. No lo salves por la fuerza, dale amor que le refuerza. Di su nombre con ternura, muéstrale que aún perdura. No es fantasma si hay amor: es camino, no dolor. Vio al dios terminar de hablar, volviendo a la normalidad, agradeciendo su ofrenda dejándola partir, con aun mas dudas. Su hermano el gran guerrero del inframundo en verdad la preocupaba, ella incapaz de dormir, siempre escuchaba los lamentos que Zagreus daba entre sueños. La preocupaba, en verdad quería ayudarle, esta profecía solo dejaba en claro una cosa, tendría que hablar con us hermano sin tapujos ni escudos, solo corazón y sinceridad en cada palabra.
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  • El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre.

    mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez.

    —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia.

    Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza.

    Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio.

    “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.”

    Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos:

    —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.”

    Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad.

    Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo.

    —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.”

    Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
    El vampiro se apoya contra la mesa de acero manchada de sangre. Lleva una camisa blanca remangada hasta los codos, ahora teñida de rojo. Su chaleco negro y su corbata desajustada le dan un aire de funeral permanente. Sus ojos, dorados por la sangre recién consumida, brillan con culpa más que con hambre. mike el último de los Hijos de la Estrella Rota, observa su mano con asco. La sangre salpica su piel como la evidencia de una promesa rota. Pero no. No es sangre humana. No esta vez. —“No eran inocentes… No más. Estaban infectados, perdidos. No quedaba mente que salvar en esas bestias.” —murmura, más para sí que para justificarlo ante los espectros que aún lo siguen en su conciencia. Los lobos... eran una vez guardianes del Equilibrio. Hasta que la enfermedad de la Luna Rota los corrompió. Su carne se pudre aún con vida. Su alma, retorcida. Y aunque nadie más se atreve a enfrentarlos, él los caza. Uno a uno. Porque en su sangre todavía hay poder... y pureza. Se pasa la mano ensangrentada por el rostro, dejando un rastro oscuro en su mejilla. No siente orgullo. Sólo cansancio. “Podría ser más fácil... solo una vez. Probar la sangre humana de nuevo. Una pequeña desviación.” Pero cada noche, recuerda. A ella. La última mortal que confió en él. Su voz, antes de morir en sus brazos: —“Prométeme que no te convertirás en lo que te hicieron.” Y él lo juró. Ante la luna, ante el dolor, ante la eternidad. Así que allí está. Solo. Rodeado de acero, sangre y silencio. El carnicero de lo corrupto. El médico del fin del mundo. Un monstruo que eligió no serlo. —“Mañana... habrá otro. Siempre hay otro. Pero no serán humanos. Jamás otra vez.” Y con el sonido de su gabardina arrastrando, desaparece entre las sombras del laboratorio, como un fantasma con propósito.
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  • Del 1 al 10... yo creo que estoy en un problema tipo 9. No tengo efectivo, mi tarjeta esta bloqueada, no puedo pedir un servicio de taxi y....perdí mi mochila con mis proyectos de la revista de moda.
    Pero bueno, tengo mi celular, mi bulletera vacia y mis llaves de casa.
    Del 1 al 10... yo creo que estoy en un problema tipo 9. No tengo efectivo, mi tarjeta esta bloqueada, no puedo pedir un servicio de taxi y....perdí mi mochila con mis proyectos de la revista de moda. Pero bueno, tengo mi celular, mi bulletera vacia y mis llaves de casa.
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  • —¡M-Más cuidado! ¿A caso nunca habías visto una cloaca? Vas a lastimarme así, tonto...

    Jaló sus brazos, escuchando el tintineo de las esposas y cadenas que lo dejaban suspendido, apenas alzando la mirada un poco y volviendo la vista hacia abajo.

    —S-Sólo no seas tan tosco de buenas a primeras, no iré a ningún sitio.
    —¡M-Más cuidado! ¿A caso nunca habías visto una cloaca? Vas a lastimarme así, tonto... Jaló sus brazos, escuchando el tintineo de las esposas y cadenas que lo dejaban suspendido, apenas alzando la mirada un poco y volviendo la vista hacia abajo. —S-Sólo no seas tan tosco de buenas a primeras, no iré a ningún sitio.
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  • — ¿Lo ves ahora...?
    (susurró con una voz tan suave como venenosa)

    —Nadie recuerda al que advirtió, solo temen al que devora.

    (Sus dedos, largos, temblaban no por debilidad, sino por lo que contenían: un hambre que no era de carne ni de alma… sino de propósito).

    — ¿Querías respuestas? Yo te regalo una verdad:
    todo lo que crees conocer… te fue dado por otro.
    Y todo lo que sientes… fue diseñado para hacerte dócil.

    (Levantó la mirada. No había rostro. Solo un abismo vestido de hombre. Pero sus ojos… sus ojos eran grietas abiertas al núcleo mismo del caos).

    — No vine a consolarte. Vine a recordarte que estás incompleto.
    Y que, en el fondo, lo sabes.
    Por eso no puedes dejar de mirarme."

    (Su tono ya no buscaba convencer. Solo sembrar la duda exacta donde antes había certeza).

    — No temas a lo que soy.
    Teme a lo que vas a ser cuando me entiendas."
    — ¿Lo ves ahora...? (susurró con una voz tan suave como venenosa) —Nadie recuerda al que advirtió, solo temen al que devora. (Sus dedos, largos, temblaban no por debilidad, sino por lo que contenían: un hambre que no era de carne ni de alma… sino de propósito). — ¿Querías respuestas? Yo te regalo una verdad: todo lo que crees conocer… te fue dado por otro. Y todo lo que sientes… fue diseñado para hacerte dócil. (Levantó la mirada. No había rostro. Solo un abismo vestido de hombre. Pero sus ojos… sus ojos eran grietas abiertas al núcleo mismo del caos). — No vine a consolarte. Vine a recordarte que estás incompleto. Y que, en el fondo, lo sabes. Por eso no puedes dejar de mirarme." (Su tono ya no buscaba convencer. Solo sembrar la duda exacta donde antes había certeza). — No temas a lo que soy. Teme a lo que vas a ser cuando me entiendas."
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  • Ya no puedo con esta farza, ni tampoco mi amigo, nuestros corazones tienen dueño y todo lo que hacemos es fingir por seguridad.
    Este terrible dolor que me invade,
    Me dicen que todas y cada una de mis cartas han llegado a ti.
    Que tu asistente las entrega directamente en tu mano.
    ¿Pero por qué no las lees?
    ¿Por que no respondes?
    ¿De verdad no te intereso?
    Mi corazón está roto en un punto donde no creo que pueda sanar.
    Te lo ruego, solo responde una sola carta.

    Ya no puedo con esta farza, ni tampoco mi amigo, nuestros corazones tienen dueño y todo lo que hacemos es fingir por seguridad. Este terrible dolor que me invade, Me dicen que todas y cada una de mis cartas han llegado a ti. Que tu asistente las entrega directamente en tu mano. ¿Pero por qué no las lees? ¿Por que no respondes? ¿De verdad no te intereso? Mi corazón está roto en un punto donde no creo que pueda sanar. Te lo ruego, solo responde una sola carta.
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  • Estaba pensando y creo que dejare de cocinar por un tiempo mis emociones están muy locas

    -Hablo jugando con sus manitas muy nervioso-
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  • — Aquello que este cuerpo siempre quiso, es una brecha de tiempo, reconocimiento personal y paz. Tal vez viajar a la luna no sea tan sencillo.—
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  • Sigo cocinando me debo salir de la cocina
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