-Despertó tarde. Últimamente los analgésicos estaban funcionando tan bien, que ya podía dormir más de seis horas seguidas.
Sus heridas también estaban mejor y su semblante se notaba más recuperado. Las mejillas sonrosadas y menos dificultad para moverse, sin duda una gran mejoría.
Un color brillante llamó su atención. Su amarillo iluminaba la habitación, pese al frío gris y blanco institucional de las paredes.
—Oh... ¿Y esto? —Sonrió gustosa, primero, pensando que seguramente alguien que supiera su identidad y paradero se las habría mandado, pero al notar el gran número de ramos iguales al propio en las otras camas, especialmente de mujeres, supo que no era el caso.
Aún así, agradeció el gesto en silencio y se volvió a recostar, resignada a que pasaría seguramente otro día sin novedades.-
Sus heridas también estaban mejor y su semblante se notaba más recuperado. Las mejillas sonrosadas y menos dificultad para moverse, sin duda una gran mejoría.
Un color brillante llamó su atención. Su amarillo iluminaba la habitación, pese al frío gris y blanco institucional de las paredes.
—Oh... ¿Y esto? —Sonrió gustosa, primero, pensando que seguramente alguien que supiera su identidad y paradero se las habría mandado, pero al notar el gran número de ramos iguales al propio en las otras camas, especialmente de mujeres, supo que no era el caso.
Aún así, agradeció el gesto en silencio y se volvió a recostar, resignada a que pasaría seguramente otro día sin novedades.-
-Despertó tarde. Últimamente los analgésicos estaban funcionando tan bien, que ya podía dormir más de seis horas seguidas.
Sus heridas también estaban mejor y su semblante se notaba más recuperado. Las mejillas sonrosadas y menos dificultad para moverse, sin duda una gran mejoría.
Un color brillante llamó su atención. Su amarillo iluminaba la habitación, pese al frío gris y blanco institucional de las paredes.
—Oh... ¿Y esto? —Sonrió gustosa, primero, pensando que seguramente alguien que supiera su identidad y paradero se las habría mandado, pero al notar el gran número de ramos iguales al propio en las otras camas, especialmente de mujeres, supo que no era el caso.
Aún así, agradeció el gesto en silencio y se volvió a recostar, resignada a que pasaría seguramente otro día sin novedades.-