Vestigia
Sacrificio .
Dime tú Basilio porque estás triste, te conozco yo desde que eras apenas un niño, te he visto pelear, derramar tu sangre y también castigar, pero nunca triste, nunca perdido, dime tú señor Rey de las bestias que es aquello que tú alma ha empañado de tristeza .
Así fue la interrogante de la dama Carei sacerdotisa del credo Basilio al ver ella con sus ojos al joven Rey que sostiene en sus manos una rosa ya marchita, una rosa de aquellas azules que en las noches brillan como hermosas estrellas .
- Yacarei .. dime qué debo hacer, quisiera verla una vez más, así sea una última vez, de ella no tuve el valor para despedirme, y como hacerlo si aún lejos nuestros cuerpos, el corazón es uno y el alma mía y la suya se mantienen abrazadas sin importar toda esta distancia .
" Sin valor para mirar a la mujer que le habla, Zet pronunció sus palabras sin apartar mirada de aquella flor que parecía ya estar muerta .
La dama recoge un poco su vestido y se inclina para acercarse más al Basilio, dobla sus rodillas pues aquel joven y atribulado Rey estaba sentado a la orilla de un arrollo, los labios de la dama se acercaron al oido del Dragón y susurraron suavemente .
* Dame tus ojos, sabes bien que ese es mi más codiciado tesoro, dame tus ojos, aquellos que ven la mentira en el rostro y las malas intenciones que se ocultan en las palabras bondadosas, dame tu don para ver la verdad, entonces yo te llevaré con ella, un momento y nada más un instante, entonces dime, eso lo vale ??
" El Basilio se ha puesto de pie y a lanzado la flor al arrollo .
- Por cinco minutos daría hasta la última gota de mi sangre, llévame y mis ojos serán tuyos .
" La mujer se puso de pie, se acercó por la espalda del varón y lo abrazo rodeado con sus delicadas manos la cintura del Rey Dragón .
* Si no te escuchará yo con mi propio oído no creería que esas palabras fueran pronunciadas por tu boca, te vez tan tierno tan frágil, entonces tenemos un trato ??
" Yacarei la sacerdotisa de los Basilios siempre había deseado el poder que habita en los ojos del Rey Zet, por esa razón, como una serpiente la mujer se desliza por la herida y con dulces palabras y gestos lo cautiva .
- Que así sea ..
" Y así fue, la mujer de inmediato abrió un portal en medio del arrollo conjurando palabras y magia antigua, del otro lado se veía con claridad una recamara, al Basilio le llegó el perfume de la mujer que ama y sin pensarlo atraviesa el portal, del otro lado ella estaba, recostada en su cama, en sus mejillas unas manchas al parecer había derramado unas cuantas lágrimas, dormida, serena y tranquila arropada en una gruesa cobija, Zet se acercó lentamente se subió a la cama, le beso la frente le abrazo con ternura y al oído de la rubia él susurro .
- Te amo, te amare por siempre y un día más, renuncio a mi poder pero no al amor que tú hiciste nacer .
" Aquel gran amor del Basilio es en todo contraria a el, es una mujer de luz, de gran belleza, de fortaleza como ninguna otra, Él la llama Reina Leona, de cabellos rubios, el azul es su color favorito, el eterno amor del Tirano Rey de los Dragones Basilios .
Como un consuelo y despedida la sacerdotisa le regaló al Basilio toda la noche, pero no le permitió despertar a la mujer que amaba, solo estar ahí, solo acompañarla, el Basilio la abrazó y durmió a su lado, al caer la mañana antes de que los ojos de ella se abrieran el cuerpo del Dragón desapareció, dejando en la cama la figura de su cuerpo y su aroma en la recamara .
Mil veces el Basilio susurro al oído de la mujer que le perdonara, y le dijo también que quizás nunca más la volvería a ver, pero que él nunca la olvidaría, repitió también, mi amor será eterno y si un día te hago falta mira las estrellas, yo estaré siempre en medio de ellas .
La noche terminó, el Basilio regresó al arrollo, lloro amargamente y como fue pactado el poder de aquel que todo lo ve le fue entregado a la sacerdotisa .
* Te diré que con esto has firmado tu sentencia de muerte, aquellos que alguna vez te tuvieron miedo ahora vendrán por tu cabeza .
" Aconteció después de sus palabras que la mujer desapareció como una sombra blanca que se desvanece con la suave brisa del viento .
" El Basilio miró al cielo, saco un cigarro lo encendió y con una sonrisa simplemente respondió .
- Diles tu dónde estoy, Diles dónde encontrarme que yo los esperare con ansias, y Diles también que vengan preparados para morir, porque yo estoy herido pero no derrotado .
Vestigia
Sacrificio .
Dime tú Basilio porque estás triste, te conozco yo desde que eras apenas un niño, te he visto pelear, derramar tu sangre y también castigar, pero nunca triste, nunca perdido, dime tú señor Rey de las bestias que es aquello que tú alma ha empañado de tristeza .
Así fue la interrogante de la dama Carei sacerdotisa del credo Basilio al ver ella con sus ojos al joven Rey que sostiene en sus manos una rosa ya marchita, una rosa de aquellas azules que en las noches brillan como hermosas estrellas .
- Yacarei .. dime qué debo hacer, quisiera verla una vez más, así sea una última vez, de ella no tuve el valor para despedirme, y como hacerlo si aún lejos nuestros cuerpos, el corazón es uno y el alma mía y la suya se mantienen abrazadas sin importar toda esta distancia .
" Sin valor para mirar a la mujer que le habla, Zet pronunció sus palabras sin apartar mirada de aquella flor que parecía ya estar muerta .
La dama recoge un poco su vestido y se inclina para acercarse más al Basilio, dobla sus rodillas pues aquel joven y atribulado Rey estaba sentado a la orilla de un arrollo, los labios de la dama se acercaron al oido del Dragón y susurraron suavemente .
* Dame tus ojos, sabes bien que ese es mi más codiciado tesoro, dame tus ojos, aquellos que ven la mentira en el rostro y las malas intenciones que se ocultan en las palabras bondadosas, dame tu don para ver la verdad, entonces yo te llevaré con ella, un momento y nada más un instante, entonces dime, eso lo vale ??
" El Basilio se ha puesto de pie y a lanzado la flor al arrollo .
- Por cinco minutos daría hasta la última gota de mi sangre, llévame y mis ojos serán tuyos .
" La mujer se puso de pie, se acercó por la espalda del varón y lo abrazo rodeado con sus delicadas manos la cintura del Rey Dragón .
* Si no te escuchará yo con mi propio oído no creería que esas palabras fueran pronunciadas por tu boca, te vez tan tierno tan frágil, entonces tenemos un trato ??
" Yacarei la sacerdotisa de los Basilios siempre había deseado el poder que habita en los ojos del Rey Zet, por esa razón, como una serpiente la mujer se desliza por la herida y con dulces palabras y gestos lo cautiva .
- Que así sea ..
" Y así fue, la mujer de inmediato abrió un portal en medio del arrollo conjurando palabras y magia antigua, del otro lado se veía con claridad una recamara, al Basilio le llegó el perfume de la mujer que ama y sin pensarlo atraviesa el portal, del otro lado ella estaba, recostada en su cama, en sus mejillas unas manchas al parecer había derramado unas cuantas lágrimas, dormida, serena y tranquila arropada en una gruesa cobija, Zet se acercó lentamente se subió a la cama, le beso la frente le abrazo con ternura y al oído de la rubia él susurro .
- Te amo, te amare por siempre y un día más, renuncio a mi poder pero no al amor que tú hiciste nacer .
" Aquel gran amor del Basilio es en todo contraria a el, es una mujer de luz, de gran belleza, de fortaleza como ninguna otra, Él la llama Reina Leona, de cabellos rubios, el azul es su color favorito, el eterno amor del Tirano Rey de los Dragones Basilios .
Como un consuelo y despedida la sacerdotisa le regaló al Basilio toda la noche, pero no le permitió despertar a la mujer que amaba, solo estar ahí, solo acompañarla, el Basilio la abrazó y durmió a su lado, al caer la mañana antes de que los ojos de ella se abrieran el cuerpo del Dragón desapareció, dejando en la cama la figura de su cuerpo y su aroma en la recamara .
Mil veces el Basilio susurro al oído de la mujer que le perdonara, y le dijo también que quizás nunca más la volvería a ver, pero que él nunca la olvidaría, repitió también, mi amor será eterno y si un día te hago falta mira las estrellas, yo estaré siempre en medio de ellas .
La noche terminó, el Basilio regresó al arrollo, lloro amargamente y como fue pactado el poder de aquel que todo lo ve le fue entregado a la sacerdotisa .
* Te diré que con esto has firmado tu sentencia de muerte, aquellos que alguna vez te tuvieron miedo ahora vendrán por tu cabeza .
" Aconteció después de sus palabras que la mujer desapareció como una sombra blanca que se desvanece con la suave brisa del viento .
" El Basilio miró al cielo, saco un cigarro lo encendió y con una sonrisa simplemente respondió .
- Diles tu dónde estoy, Diles dónde encontrarme que yo los esperare con ansias, y Diles también que vengan preparados para morir, porque yo estoy herido pero no derrotado .