• Preparando el regreso a la Mansión, después de unos días inolvidables. Junto a un hombre maravilloso que el único delito que tiene es robar mi corazón y lo negativo es que es mi jefe. *Decía en sus pensamientos, mientras que terminaba de hacer su maleta. Saliendo de la habitación* Ya esta todo listo....menos mal que soy de poco equipaje.
    Preparando el regreso a la Mansión, después de unos días inolvidables. Junto a un hombre maravilloso que el único delito que tiene es robar mi corazón y lo negativo es que es mi jefe. *Decía en sus pensamientos, mientras que terminaba de hacer su maleta. Saliendo de la habitación* Ya esta todo listo....menos mal que soy de poco equipaje.
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  • ——— PRESAGIO

    El sol comienza a descender tras las copas de los árboles y el bosque se llena de un frio húmedo que trae consigo el aromas de la tierra y la madera recién partida, resina de pino y sudor.

    Khan, con brazos firmes y curtidos, acomoda la última carga de leña en la parte trasera de su vieja camioneta. El vehículo, un modelo robusto pero desgastado por los años, es un fiel compañero que ha soportado las exigencias de su vida en la montaña.

    Se inclina para recoger unas ramas dispersas, cuando una vibración profunda en el aire lo hace detenerse. No es el sonido común de un animal ni el crujido habitual de las ramas al romperse. Es más bien un susurro grave, un eco que resuena en el suelo y le pone alerta.

    Al levantar la vista, lo ve.

    Un oso emerge de entre los árboles, de un tamaño que sobrepasa lo normal para los de la región. Su pelaje es espeso y oscuro, con un aspecto desordenado. Sus ojos, fijos y brillantes, destellan con una intensidad inusual. Khan ha compartido estos bosques con osos durante mucho tiempo y sabe que su sola presencia basta para ahuyentarlos. Los animales sienten que no es un humano cualquiera, que hay algo en él que pertenece a una naturaleza más antigua y peligrosa, pero este oso, sin embargo, no retrocede, su postura es desafiante y cada paso que da parece acercarlo con una intención que parece racional.

    Khan frunce el ceño, sin retroceder, manteniéndose firme frente a la criatura.

    — ¿Qué te trae aquí, oso?

    Adelanta un pesado paso que hace temblar el suelo ligeramente, pero el oso apenas se inmuta. En lugar de retroceder, gruñe, mostrando los colmillos y avanzando con una mirada penetrante, como si lo estudiara, como si buscara algo dentro de él. Khan sabe que este encuentro no es casual, los osos no actúan así. Percibe en el animal una conciencia que no pertenece al reino común de las bestias.

    La inquietud aparece y crece en su interior. La naturaleza de Khan lo hace especialmente sensible a las anomalías, y cada fibra de su ser le advierte que este oso es una señal de algo, un presagio. Pero, por más que intenta descifrarlo, el mensaje se le escapa, como un murmullo en la penumbra.

    Avanza un paso más, su voz grave y baja resonando en el silencio del bosque.

    — No eres uno de los míos, ni uno de los tuyos —dice, sintiendo cómo la situación escapa de su entendimiento. Entonces gruñe, un gruñido bajo, un sonido casi imperceptible para el oído humano, que lleva una carga de poder que vibra en el aire. Es el lenguaje antiguo de su verdadera esencia, un eco del fuego ancestral que habita en él.

    Por un instante, el oso parece dudar, sus ojos mostrando algo que podría ser reconocimiento. Pero la duda desaparece tan pronto como aparece, y el animal sigue avanzando, decidido.
    ——— PRESAGIO El sol comienza a descender tras las copas de los árboles y el bosque se llena de un frio húmedo que trae consigo el aromas de la tierra y la madera recién partida, resina de pino y sudor. Khan, con brazos firmes y curtidos, acomoda la última carga de leña en la parte trasera de su vieja camioneta. El vehículo, un modelo robusto pero desgastado por los años, es un fiel compañero que ha soportado las exigencias de su vida en la montaña. Se inclina para recoger unas ramas dispersas, cuando una vibración profunda en el aire lo hace detenerse. No es el sonido común de un animal ni el crujido habitual de las ramas al romperse. Es más bien un susurro grave, un eco que resuena en el suelo y le pone alerta. Al levantar la vista, lo ve. Un oso emerge de entre los árboles, de un tamaño que sobrepasa lo normal para los de la región. Su pelaje es espeso y oscuro, con un aspecto desordenado. Sus ojos, fijos y brillantes, destellan con una intensidad inusual. Khan ha compartido estos bosques con osos durante mucho tiempo y sabe que su sola presencia basta para ahuyentarlos. Los animales sienten que no es un humano cualquiera, que hay algo en él que pertenece a una naturaleza más antigua y peligrosa, pero este oso, sin embargo, no retrocede, su postura es desafiante y cada paso que da parece acercarlo con una intención que parece racional. Khan frunce el ceño, sin retroceder, manteniéndose firme frente a la criatura. — ¿Qué te trae aquí, oso? Adelanta un pesado paso que hace temblar el suelo ligeramente, pero el oso apenas se inmuta. En lugar de retroceder, gruñe, mostrando los colmillos y avanzando con una mirada penetrante, como si lo estudiara, como si buscara algo dentro de él. Khan sabe que este encuentro no es casual, los osos no actúan así. Percibe en el animal una conciencia que no pertenece al reino común de las bestias. La inquietud aparece y crece en su interior. La naturaleza de Khan lo hace especialmente sensible a las anomalías, y cada fibra de su ser le advierte que este oso es una señal de algo, un presagio. Pero, por más que intenta descifrarlo, el mensaje se le escapa, como un murmullo en la penumbra. Avanza un paso más, su voz grave y baja resonando en el silencio del bosque. — No eres uno de los míos, ni uno de los tuyos —dice, sintiendo cómo la situación escapa de su entendimiento. Entonces gruñe, un gruñido bajo, un sonido casi imperceptible para el oído humano, que lleva una carga de poder que vibra en el aire. Es el lenguaje antiguo de su verdadera esencia, un eco del fuego ancestral que habita en él. Por un instante, el oso parece dudar, sus ojos mostrando algo que podría ser reconocimiento. Pero la duda desaparece tan pronto como aparece, y el animal sigue avanzando, decidido.
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  • //Llegó tarde pero #SeductiveSunday //

    𝕸𝖊𝖒𝖔𝖗𝖎𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔 - 𝐊𝐚𝐳𝐮𝐨

    Quería consumirla, poseerla y, al mismo
    tiempo, temía la intensidad con la que sentía todo aquello.

    Una vez... Tan solo tuve que percibir su aroma una sola vez para dejarme atrapar de una forma que, en ese momento, no sabría nombrar. Olía a tierra, pino, sol; una sinfonía de olores que se alojaban en la parte trasera de mi paladar, provocando que incluso pudiera saborearlo, una efervescencia que explotaba en mi boca como una gota de agua al caer sobre suelo firme. Olía a montaña, olía a mi hogar. ¿Pero qué era esto? No había explicación ni lógica. Su cercanía provocó en mi cuerpo una auténtica hecatombe, una reacción en cadena con un desenlace frustrante. No sería hasta dos años después de abstinencia cuando pudiera emborracharme de aquella esencia que tan hondo había calado en mí.

    Cuando ese mar carmesí que tenía como ojos me engulló, al mismo tiempo que ese aroma, algo en mí se rompió. Era como si, en ese mismo segundo, el aire hubiera abandonado mis pulmones, porque solo querían oxigenarse con el aire impregnado de aquel aroma adictivo. Mis pupilas se dilataban como dos cuencas negras, mi piel se erizaba, y mi pecho cabalgaba en una desenfrenada carrera, sin un fin concreto en aquel inmenso horizonte de mi mente. Por primera vez en siglos, no era capaz de controlar la vorágine de sensaciones que se agolpaban, una tras otra, aporreando mi cabeza en un intento desesperado de abrirse paso, de intentar buscar una explicación para aquella sensación tan abrumadora.

    Sus ojos, su pelo, su piel, sus labios, su voz... su olor. Todo me atraía como una polilla es atraída por la luz, de una forma ciega y resignada, pues el resplandor no me dejaba ver más allá de mis narices. No soy un hombre común; Soy un zorro, hijo de Inari e hijo del bosque. Mis sentidos van más allá de lo común; para mí, un aroma, un sabor, puede tener más significado que una historia contada con palabras. Aquel olor me evocaba deseo, anhelo, hambre, peligro... un peligro al que, contra todo pronóstico, hice caso omiso, porque necesitaba impregnarme de aquella esencia y no dejaría escapar la más mínima oportunidad.

    La fuerza empleada para no dejar que mis instintos más primitivos, más salvajes, más animales, se abalanzaran sobre aquella mujer era hercúlea. Una fuerza que iba en contra de todo lo que mi cuerpo pedía a gritos. Ella... La deseaba; joder, la acababa de conocer y todo mi ser la reclamaba de una forma tan voraz que ni siquiera me dejaba pensar con claridad. Era como encontrar algo que no sabías que habías perdido, y que de pronto te arrebatan para luego volver a desaparecer.

    Cuando, al día siguiente, solo percibí los matices residuales de su ausencia, sentí que algo de mí había sido arrancado. Dirigí mis pasos a la habitación donde había dormido aquella noche. El futón, perfectamente recogido, y el yukata que le había prestado, cuidadosamente doblado a su lado. Me adentré, e inmediatamente su aroma me abofeteó la cara como un oleaje salvaje que rompía contra un acantilado. Me arrodillé junto a las pertenencias prestadas y devueltas. Sin poder contenerme, tomé aquel yukata entre mis manos, llevando aquella fina seda a mi rostro. Entonces inhalé profundamente, hundiendo mi rostro entre las telas de la prenda que horas antes, Elizabeth se había puesto. Memoricé cada matiz que me recordaba a la montaña, esa mezcla de olores terrosos que me embriagaban y me hacían entrar en un estado febril. Mis puños se cerraban en aquella tela, apretándola con tanta fuerza que mis nudillos se ponían blancos del esfuerzo. Mi cuerpo languidecía hasta dejarse caer sobre el futón donde ella había dormido la noche anterior. Aún con el yukata en mis manos apretadas, me deslicé por las sábanas y la colcha de dicho futón. Olía a ella; toda su esencia estaba en aquellos simples objetos. Quería adherir aquel olor a mi piel, volverlo parte de la mía. Parecía un gato que se retuerce en una zona que desea marcar con su olor.

    Para cualquier persona normal, aquel acto podría catalogarse como propio de alguien pervertido, tóxico o incluso enfermizo. Pero para mí, un zorro, aquel olor me hacía entrar en colapso, en un frenesí incontrolable y en constante ebullición. No se le puede pedir a un felino que no reaccione a la nepeta, ni impedir que una mariposa se sienta atraída por las feromonas de una hermosa flor. Para mí, era exactamente lo mismo; aquel aroma provocaba una reacción química en todo mi cuerpo, llevándolo a una excitación acalorada, intensa e irrefrenable.

    Cada noche volvía a emborracharme de la fragancia que aquella mujer de cabellos de fuego había dejado de forma inocente. Me imaginaba estar con ella, enredados en aquellas sábanas, y no podía evitar sentir ese placer tan exquisito. Lo hice hasta que su olor se disipó con el paso del tiempo. Durante dos largos años, iba cada noche al mismo punto donde la conocí por primera vez, con la esperanza de volver a verla, de volver a olerla. En mi forma de gran zorro blanco, corría montaña arriba, intentando encontrar aquellos olores que tanto me recordaban aquellos parajes. Pero... no, nada era igual, nada era comparable a aquel olor que tanto anhelaba y que jamás se borraría de mi memoria. La espera había sido dolorosa. Una agonía que apenas podía soportar en aquellas noches de soledad, donde solo podía consolarme lastimosamente a mí mismo, imaginando cómo sería que mi boca recorriera cada parte de su cuerpo. Estaba enfermo, enfermo por no poder engullir la medicina que necesitaba para sanar. Y esa medicina era ella.

    Durante el tiempo que pasó sin su presencia, no era capaz de mantener otros encuentros íntimos con otros seres. Ni las mujeres ni los hombres con los que normalmente conseguía "satisfacer" mis deseos me provocaban la más mínima reacción de anhelo. No era difícil para mí obtener placer ajeno, de hecho, era realmente fácil. Mi presencia causaba esa necesidad primitiva de deseo cuando mis labios seducían con un suave ronroneo. Pero cuando todo iba a culminar, mi cuerpo rechazaba aquel contacto. Todo mi ser aborrecía en ese último momento aquello que no estaba relacionado con aquella esencia que se había alojado en mi mente. Por lo tanto, finalmente desistí de tener y buscar cualquier tipo de relación carnal. Prefería autocomplacerme pensando en cómo sabrían sus labios en mi boca, cómo se sentiría su piel bajo las yemas de mis dedos, cómo su olor inundaría mi olfato hasta entrar en mi lengua.

    Cuando al fin la tuve tan cerca nuevamente, sentí que su sola presencia desataba algo violento dentro de mí, un sofoco que emergía desde lo más profundo de mi ser y que solo sería aplacado con el consumo de aquella mujer. Mía... Deseaba hacerla mía de todas las formas posibles, que su aroma quedara impregnado en mi cuerpo y que el mío quedara impregnado en el suyo. Dejarme llevar por mi lado más salvaje y animal; dejar que mis colmillos ansiosos marcaran cada zona de su piel, reclamando lo que quería que fuera mío. En cada encuentro no podía hacer más que venerar aquel cuerpo; no podía dejar de arrodillarme ante ella. Lo que me hizo rendirme al completo fue saber más, conocer quién estaba debajo de todas esas sensaciones primitivas, hizo que me volviera siervo de lo que ella representaba. Y lo que representaba, era todo para mí, como si todo lo anterior a ella se quedara en la nada.

    Ahora que es mía y yo soy suyo, me doy cuenta de que jamás podría curarme de su adicción. Era mi opio, mi droga recurrente y de la que no deseaba desintoxicarme. De hecho, al contrario, quería intoxicarme por cada poro de mi piel. Fundirme a su cuerpo hasta que no se supiera dónde empezaba el mío y dónde terminaba el de ella.

    A veces considero que peco de soberbio y posesivo si el tema a discutir se trata de Elizabeth, faltando enormemente a lo que es mi ética como mensajero de Inari. Pero simplemente no puedo. Estoy tan enfermizamente enamorado, que no hay unas directrices que nos guían para manejar la situación que nos rodea a ambos. Tendremos que ser nosotros mismos quienes vayamos descubriendo a dónde nos lleva esta desenfrenada pasión.

    𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆
    //Llegó tarde pero #SeductiveSunday // 𝕸𝖊𝖒𝖔𝖗𝖎𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔 - 𝐊𝐚𝐳𝐮𝐨 Quería consumirla, poseerla y, al mismo tiempo, temía la intensidad con la que sentía todo aquello. Una vez... Tan solo tuve que percibir su aroma una sola vez para dejarme atrapar de una forma que, en ese momento, no sabría nombrar. Olía a tierra, pino, sol; una sinfonía de olores que se alojaban en la parte trasera de mi paladar, provocando que incluso pudiera saborearlo, una efervescencia que explotaba en mi boca como una gota de agua al caer sobre suelo firme. Olía a montaña, olía a mi hogar. ¿Pero qué era esto? No había explicación ni lógica. Su cercanía provocó en mi cuerpo una auténtica hecatombe, una reacción en cadena con un desenlace frustrante. No sería hasta dos años después de abstinencia cuando pudiera emborracharme de aquella esencia que tan hondo había calado en mí. Cuando ese mar carmesí que tenía como ojos me engulló, al mismo tiempo que ese aroma, algo en mí se rompió. Era como si, en ese mismo segundo, el aire hubiera abandonado mis pulmones, porque solo querían oxigenarse con el aire impregnado de aquel aroma adictivo. Mis pupilas se dilataban como dos cuencas negras, mi piel se erizaba, y mi pecho cabalgaba en una desenfrenada carrera, sin un fin concreto en aquel inmenso horizonte de mi mente. Por primera vez en siglos, no era capaz de controlar la vorágine de sensaciones que se agolpaban, una tras otra, aporreando mi cabeza en un intento desesperado de abrirse paso, de intentar buscar una explicación para aquella sensación tan abrumadora. Sus ojos, su pelo, su piel, sus labios, su voz... su olor. Todo me atraía como una polilla es atraída por la luz, de una forma ciega y resignada, pues el resplandor no me dejaba ver más allá de mis narices. No soy un hombre común; Soy un zorro, hijo de Inari e hijo del bosque. Mis sentidos van más allá de lo común; para mí, un aroma, un sabor, puede tener más significado que una historia contada con palabras. Aquel olor me evocaba deseo, anhelo, hambre, peligro... un peligro al que, contra todo pronóstico, hice caso omiso, porque necesitaba impregnarme de aquella esencia y no dejaría escapar la más mínima oportunidad. La fuerza empleada para no dejar que mis instintos más primitivos, más salvajes, más animales, se abalanzaran sobre aquella mujer era hercúlea. Una fuerza que iba en contra de todo lo que mi cuerpo pedía a gritos. Ella... La deseaba; joder, la acababa de conocer y todo mi ser la reclamaba de una forma tan voraz que ni siquiera me dejaba pensar con claridad. Era como encontrar algo que no sabías que habías perdido, y que de pronto te arrebatan para luego volver a desaparecer. Cuando, al día siguiente, solo percibí los matices residuales de su ausencia, sentí que algo de mí había sido arrancado. Dirigí mis pasos a la habitación donde había dormido aquella noche. El futón, perfectamente recogido, y el yukata que le había prestado, cuidadosamente doblado a su lado. Me adentré, e inmediatamente su aroma me abofeteó la cara como un oleaje salvaje que rompía contra un acantilado. Me arrodillé junto a las pertenencias prestadas y devueltas. Sin poder contenerme, tomé aquel yukata entre mis manos, llevando aquella fina seda a mi rostro. Entonces inhalé profundamente, hundiendo mi rostro entre las telas de la prenda que horas antes, Elizabeth se había puesto. Memoricé cada matiz que me recordaba a la montaña, esa mezcla de olores terrosos que me embriagaban y me hacían entrar en un estado febril. Mis puños se cerraban en aquella tela, apretándola con tanta fuerza que mis nudillos se ponían blancos del esfuerzo. Mi cuerpo languidecía hasta dejarse caer sobre el futón donde ella había dormido la noche anterior. Aún con el yukata en mis manos apretadas, me deslicé por las sábanas y la colcha de dicho futón. Olía a ella; toda su esencia estaba en aquellos simples objetos. Quería adherir aquel olor a mi piel, volverlo parte de la mía. Parecía un gato que se retuerce en una zona que desea marcar con su olor. Para cualquier persona normal, aquel acto podría catalogarse como propio de alguien pervertido, tóxico o incluso enfermizo. Pero para mí, un zorro, aquel olor me hacía entrar en colapso, en un frenesí incontrolable y en constante ebullición. No se le puede pedir a un felino que no reaccione a la nepeta, ni impedir que una mariposa se sienta atraída por las feromonas de una hermosa flor. Para mí, era exactamente lo mismo; aquel aroma provocaba una reacción química en todo mi cuerpo, llevándolo a una excitación acalorada, intensa e irrefrenable. Cada noche volvía a emborracharme de la fragancia que aquella mujer de cabellos de fuego había dejado de forma inocente. Me imaginaba estar con ella, enredados en aquellas sábanas, y no podía evitar sentir ese placer tan exquisito. Lo hice hasta que su olor se disipó con el paso del tiempo. Durante dos largos años, iba cada noche al mismo punto donde la conocí por primera vez, con la esperanza de volver a verla, de volver a olerla. En mi forma de gran zorro blanco, corría montaña arriba, intentando encontrar aquellos olores que tanto me recordaban aquellos parajes. Pero... no, nada era igual, nada era comparable a aquel olor que tanto anhelaba y que jamás se borraría de mi memoria. La espera había sido dolorosa. Una agonía que apenas podía soportar en aquellas noches de soledad, donde solo podía consolarme lastimosamente a mí mismo, imaginando cómo sería que mi boca recorriera cada parte de su cuerpo. Estaba enfermo, enfermo por no poder engullir la medicina que necesitaba para sanar. Y esa medicina era ella. Durante el tiempo que pasó sin su presencia, no era capaz de mantener otros encuentros íntimos con otros seres. Ni las mujeres ni los hombres con los que normalmente conseguía "satisfacer" mis deseos me provocaban la más mínima reacción de anhelo. No era difícil para mí obtener placer ajeno, de hecho, era realmente fácil. Mi presencia causaba esa necesidad primitiva de deseo cuando mis labios seducían con un suave ronroneo. Pero cuando todo iba a culminar, mi cuerpo rechazaba aquel contacto. Todo mi ser aborrecía en ese último momento aquello que no estaba relacionado con aquella esencia que se había alojado en mi mente. Por lo tanto, finalmente desistí de tener y buscar cualquier tipo de relación carnal. Prefería autocomplacerme pensando en cómo sabrían sus labios en mi boca, cómo se sentiría su piel bajo las yemas de mis dedos, cómo su olor inundaría mi olfato hasta entrar en mi lengua. Cuando al fin la tuve tan cerca nuevamente, sentí que su sola presencia desataba algo violento dentro de mí, un sofoco que emergía desde lo más profundo de mi ser y que solo sería aplacado con el consumo de aquella mujer. Mía... Deseaba hacerla mía de todas las formas posibles, que su aroma quedara impregnado en mi cuerpo y que el mío quedara impregnado en el suyo. Dejarme llevar por mi lado más salvaje y animal; dejar que mis colmillos ansiosos marcaran cada zona de su piel, reclamando lo que quería que fuera mío. En cada encuentro no podía hacer más que venerar aquel cuerpo; no podía dejar de arrodillarme ante ella. Lo que me hizo rendirme al completo fue saber más, conocer quién estaba debajo de todas esas sensaciones primitivas, hizo que me volviera siervo de lo que ella representaba. Y lo que representaba, era todo para mí, como si todo lo anterior a ella se quedara en la nada. Ahora que es mía y yo soy suyo, me doy cuenta de que jamás podría curarme de su adicción. Era mi opio, mi droga recurrente y de la que no deseaba desintoxicarme. De hecho, al contrario, quería intoxicarme por cada poro de mi piel. Fundirme a su cuerpo hasta que no se supiera dónde empezaba el mío y dónde terminaba el de ella. A veces considero que peco de soberbio y posesivo si el tema a discutir se trata de Elizabeth, faltando enormemente a lo que es mi ética como mensajero de Inari. Pero simplemente no puedo. Estoy tan enfermizamente enamorado, que no hay unas directrices que nos guían para manejar la situación que nos rodea a ambos. Tendremos que ser nosotros mismos quienes vayamos descubriendo a dónde nos lleva esta desenfrenada pasión. [Liz_bloodFlame]
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  • EL DESPERTAR
    Fandom Terror
    Categoría Terror
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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  • —No le costó demasiado encontrar el pequeño Edén creado por Lucifer. Aterrizó y comenzó a buscar, inevitable fue alguna pequeña sonrisa, ya que estaba muy logrado y aquello le traía recuerdos. Era extraño…Recordaba el comienzo, pero no una gran parte de en medio, al menos no después de dejar a Lilith. Pero si recordaba a sus hijos, a todos ellos.

    Caminando por el lugar, se perdió en sus recuerdos, en antes de conocer a Lilith, cuando estaba solo y cada día era un nuevo descubrimiento, aquella emoción de encontrar plantas y animales nuevos, de paisajes hermosos que estaban solo para él. Arrugó ligeramente la nariz. Como de atrapado se había sentido con Lilith, quien no solo se negaba a acompañarle en sus viajes por el Edén, si no que además se esforzaba por retenerlo y que, en resumidas cuentas le obedeciera en todo. Suspiró, cuanto habría deseado a una compañera que compartiera su misma curiosidad y sed de libertad.

    Y entonces, sin motivo aparente… comenzó a sentirse triste. Sentía añoranza como si recordar aquello hiciera presente que, aún sin saberlo algo, o mejor dicho alguien le faltaba. Sin embargo, hasta donde recordaba después de Lilith no hubo nadie más… Aunque entonces… ¿Quien era la madre de sus hijos? Por qué, estos no habían salido solos. Tal y como sucedió con una de sus últimas charlas amistosas con Lucifer, Adán necesitó masajearse las sienes, ya que al intentar hacer memoria, sintió un punzante dolor que atravesó su cabeza de lado a lado.

    Sacudió la cabeza, decidió no darle importancia y, aunque aquel sentimiento de tristeza no desaparecía, prefirió tratar en centrarse en encontrar el cuerpo de Lucifer —
    —No le costó demasiado encontrar el pequeño Edén creado por Lucifer. Aterrizó y comenzó a buscar, inevitable fue alguna pequeña sonrisa, ya que estaba muy logrado y aquello le traía recuerdos. Era extraño…Recordaba el comienzo, pero no una gran parte de en medio, al menos no después de dejar a Lilith. Pero si recordaba a sus hijos, a todos ellos. Caminando por el lugar, se perdió en sus recuerdos, en antes de conocer a Lilith, cuando estaba solo y cada día era un nuevo descubrimiento, aquella emoción de encontrar plantas y animales nuevos, de paisajes hermosos que estaban solo para él. Arrugó ligeramente la nariz. Como de atrapado se había sentido con Lilith, quien no solo se negaba a acompañarle en sus viajes por el Edén, si no que además se esforzaba por retenerlo y que, en resumidas cuentas le obedeciera en todo. Suspiró, cuanto habría deseado a una compañera que compartiera su misma curiosidad y sed de libertad. Y entonces, sin motivo aparente… comenzó a sentirse triste. Sentía añoranza como si recordar aquello hiciera presente que, aún sin saberlo algo, o mejor dicho alguien le faltaba. Sin embargo, hasta donde recordaba después de Lilith no hubo nadie más… Aunque entonces… ¿Quien era la madre de sus hijos? Por qué, estos no habían salido solos. Tal y como sucedió con una de sus últimas charlas amistosas con Lucifer, Adán necesitó masajearse las sienes, ya que al intentar hacer memoria, sintió un punzante dolor que atravesó su cabeza de lado a lado. Sacudió la cabeza, decidió no darle importancia y, aunque aquel sentimiento de tristeza no desaparecía, prefirió tratar en centrarse en encontrar el cuerpo de Lucifer —
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  • EL DESPERTAR
    Fandom Libre
    Categoría Terror
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ∆ He pensado en dejar descansar a Maiko y Kimura un rato y usar viejos personajes de rol que tengo por hay abandonados.

    1. Tengo una chica loba que tiene una habilidad mágica de teletranportarse en un radio de 20m

    2. Tengo unas primas dragones chinos de agua, que están bien mal de la cabeza tienen una horrible codependencia y toxicidad entre ellas pero son unas tremendas hijas de puta con todos.

    3. Un trio de chicas león, una es un león nomial, otro albina y la última con ipermelanina.

    4. Una joven bruja que se la vive tranquila con criaturas fantásticas y que es muy tímida y algo retraída.

    5. Una caza recompensas que es la definición de "perra", tiene un caballito y dos perros.

    6. Una Fénix que está en putada con el mundo y es tremendamente racista hacia los humanos y mestizos de humanos ( hay un por qué muy justificable), pero tiene habilidades sanadoras impresionantes.

    7. Una chica perrito que se la vive de lo más happy y solo quiere jugar con todo mundo.

    8. Una joven investigadora que es terriblemente torpe pero sufre de personalidad disociartiva pero no tiene ni idea que la tiene y está segunda persona es completamente diferente a ella.

    9. Una chica zorro que se la pasa haciendo bromas pesadas y de mal gusto a la gente que le rodea pero que se saca cada tontería que igual algunas dan risa.

    10. Una superviviente de un mundo apocalíptico que está es la más "normal" de entre todas, solo que roba cualquier cosa y está lista para volarle la cabeza a quien se le cruce por enfrente.

    11. Una joven estudiante con habilidades mágicas que le permiten cambiar de forma en diferentes animales y crear accesorios de alebrijes que puede controlar (este personaje es muy nuevo así que no tengo muchos detalles sobre ella).

    Ya se que son varios y es por ello que no se cuál escoger por qué igual me pongo loca y uso a todas pero creo que sería demasiado. Si les parece que debería traer una o algunas de las opciones solo pongan si y el número para más fácil y si no puede pasar de largo.

    E igual les puedo decir para que temática es cada personaje/s para quienes estén interesados en alguna/s y dar más contexto de su historia y personalidad. ∆
    ∆ He pensado en dejar descansar a Maiko y Kimura un rato y usar viejos personajes de rol que tengo por hay abandonados. 1. Tengo una chica loba que tiene una habilidad mágica de teletranportarse en un radio de 20m 2. Tengo unas primas dragones chinos de agua, que están bien mal de la cabeza tienen una horrible codependencia y toxicidad entre ellas pero son unas tremendas hijas de puta con todos. 3. Un trio de chicas león, una es un león nomial, otro albina y la última con ipermelanina. 4. Una joven bruja que se la vive tranquila con criaturas fantásticas y que es muy tímida y algo retraída. 5. Una caza recompensas que es la definición de "perra", tiene un caballito y dos perros. 6. Una Fénix que está en putada con el mundo y es tremendamente racista hacia los humanos y mestizos de humanos ( hay un por qué muy justificable), pero tiene habilidades sanadoras impresionantes. 7. Una chica perrito que se la vive de lo más happy y solo quiere jugar con todo mundo. 8. Una joven investigadora que es terriblemente torpe pero sufre de personalidad disociartiva pero no tiene ni idea que la tiene y está segunda persona es completamente diferente a ella. 9. Una chica zorro que se la pasa haciendo bromas pesadas y de mal gusto a la gente que le rodea pero que se saca cada tontería que igual algunas dan risa. 10. Una superviviente de un mundo apocalíptico que está es la más "normal" de entre todas, solo que roba cualquier cosa y está lista para volarle la cabeza a quien se le cruce por enfrente. 11. Una joven estudiante con habilidades mágicas que le permiten cambiar de forma en diferentes animales y crear accesorios de alebrijes que puede controlar (este personaje es muy nuevo así que no tengo muchos detalles sobre ella). Ya se que son varios y es por ello que no se cuál escoger por qué igual me pongo loca y uso a todas pero creo que sería demasiado. Si les parece que debería traer una o algunas de las opciones solo pongan si y el número para más fácil y si no puede pasar de largo. E igual les puedo decir para que temática es cada personaje/s para quienes estén interesados en alguna/s y dar más contexto de su historia y personalidad. ∆ :STK-93:
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    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.**
    **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.**
    **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.**
    **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.**

    —Buen día, buen hombre.

    **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.**

    —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad?

    **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.**

    —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí?
    —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades...

    **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.**

    —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque...

    **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.**

    —¿Se encuentra bien?
    —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!?

    **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.**

    —¡Espere!

    **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin.
    Mi cariño estaba tan desconcertada como yo.

    —¿Qué es ese papel?

    **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.**

    —¿Qué es esto?
    **Recibí una notificación de que el viejo tío Adam había muerto, y como yo era su pariente más cercano recibí la noticia de que había heredado su casa y todas sus pertenencias en la lejana ciudad de Insmouth.** **Cuando era niña mi madre vivía ahí, pero sus padres decidieron irse y dejar al tío Adam solo. Mi madre tuvo su vida normal sin acordarse de él más que de vez en cuando, y ahora ella ya era de avanzada edad y con dificultades recordaba algo de ese pariente lejano, así que me correspondía a mí ir allá a arreglar los asuntos pendientes.** **Al planear la visita me encontré que era un pueblo remoto cerca de la costa, y pensaba que lo mejor sería vender las propiedades, porque mi vida estaba con mi amada a su lado, además que en pocos meses nos casariamos. Ella insistió en acompañarme, así que la visita se transformó en una pequeña excursión donde estaríamos a solas los dos, por lo que decidí que iría manejando por la carretera.** **Sin embargo, la carretera era vieja y se evidenciaba que casi nadie visitaba aquel lugar. Cerca de llegar, según el mapa, encontramos campos abandonados y vestigios de lo que habría sido una ciudad agrícola en otro tiempo, pero hoy ya un lugar olvidado. Había un hombre viejo que parecía un jornalero, al cuál decidí acercarme sin bajar del auto.** —Buen día, buen hombre. **Aquel hombre parecía demasiado viejo y cansado. Sería un crimen que un hombre así todavía tuviera que trabajar el campo, pero era el único que podía decirnos algo.** —¿Esta es la ciudad de Insmouth, verdad? **Me incomodaba un poco su forma de mirarnos, en especial a mi novia, pero cuando mencioné la ciudad el horror se dibujó en su cara.** —¿Vas a... Entrar a Insmouth? No hablas en serio, ¿O sí? —Pues... Un viejo familiar murió y recibí una notificación de que heredaría sus propiedades... **Entonces sacó una especie de pergamino de su bolso y me lo dió.** —La festividad de la diosa está cerca... No deberías ir ahora... Porque... **Su pánico se acentuó y yo comencé a sentir miedo también.** —¿Se encuentra bien? —Sh... Shub-Niggurath... Ellos van a... No!!!!? **Con una mueca de verdadero terror se dió la vuelta, y con una agilidad forzada emprendió la huida como si corriera por su vida.** —¡Espere! **Puse en marcha el auto, con intenciones de seguirlo, pero se metió entre la maleza bastante crecida y supe que era mejor entrar a la ciudad al fin. Mi cariño estaba tan desconcertada como yo. —¿Qué es ese papel? **Dijo ella. Entonces abrí el pergamino y ambos lo miramos.** —¿Qué es esto?
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  • —Sirius no sabia como encontrar mas hombres,los cuarteles de la nacion duplicaron su seguridad y fueron autorizados a usar armamento letal y de guerra,por lo que tomarlos seria sumamente complicado,en ese entonces tuvo una idea,recordo que su padre se alio con un ejército privado que estuvo en su contra,La Legion 501 ya no existia pero si habia algo que quedaba de los restos de esa legion,Los Dixers de la A.A.M,el ya sabia como convencerlos sin que se dispare una sola bala—


    —Sirius ubico la central de descanso de los Dixers,sabia que lo reconocerian con su armadura,pero si se quitaba el casco se le haria muy complicado alzar la voz enfrente de miles de hombres y mujeres,este se metio a las zonas descanso de los generales y los tomo como rehenes a todos,este fue hasta las zonas de descanso comunes,las cuales eran para los soldados novatos,los sargentos y comandantes.Todos observaron a los generales tomados como rehenes y decidieron no atacar—


    —¡Damas y Caballeros!,estoy aqui para ofrecerles algo que en la A.A.M no les dara jamas:¡DIGNIDAD E IMPORTANCIA!,¿¡NO ESTAN HARTOS DE QUE TODO EL CREDITO DE SUS SACRIFICIOS SE LOS LLEVEN LOS NEXUS?!


    —Todos pasaron de estar alertas ante la potente amenaza de Sirius a escucharlo atentamente,incluyendo a los generales que estaban de rehenes—


    —¿¡NO ESTAN CANSADOS DE QUE SIEMPRE LOS USEN DE CARNE DE CAÑON,DE QUE LOS TRATEN DE NADA MIENTRAS USTEDES HACEN EL TRABAJO SUCIO POR ELLOS,DE DORMIR EN UN CORRAL COMO ANIMALES?!


    —Algunos movian la cabeza diciendo que si con vergüenza—


    —Vengo a ofrecerles libertad,respeto como lo merecen todos los soldados del mundo,yo no vengo como una amenza,si no como un amigo,y los amigos se ayudan y se cuidan el uno al otro...quienes quieran unirse a mi familia,que de un paso al frente...


    —Hubo un silencio rotundo,Sirius solto a los generales para ver si ellos tambien se unian,algunos soldados caminaron hasta Sirius,este los recibio con un abrazo y una palmada en la espalda,poco a poco,grupos y grupos de soldados se unian a el,hasta que finalmente todos esten de su lado—


    —Mis amigos y amigas....hoy seran parte de la historia..
    —Sirius no sabia como encontrar mas hombres,los cuarteles de la nacion duplicaron su seguridad y fueron autorizados a usar armamento letal y de guerra,por lo que tomarlos seria sumamente complicado,en ese entonces tuvo una idea,recordo que su padre se alio con un ejército privado que estuvo en su contra,La Legion 501 ya no existia pero si habia algo que quedaba de los restos de esa legion,Los Dixers de la A.A.M,el ya sabia como convencerlos sin que se dispare una sola bala— —Sirius ubico la central de descanso de los Dixers,sabia que lo reconocerian con su armadura,pero si se quitaba el casco se le haria muy complicado alzar la voz enfrente de miles de hombres y mujeres,este se metio a las zonas descanso de los generales y los tomo como rehenes a todos,este fue hasta las zonas de descanso comunes,las cuales eran para los soldados novatos,los sargentos y comandantes.Todos observaron a los generales tomados como rehenes y decidieron no atacar— —¡Damas y Caballeros!,estoy aqui para ofrecerles algo que en la A.A.M no les dara jamas:¡DIGNIDAD E IMPORTANCIA!,¿¡NO ESTAN HARTOS DE QUE TODO EL CREDITO DE SUS SACRIFICIOS SE LOS LLEVEN LOS NEXUS?! —Todos pasaron de estar alertas ante la potente amenaza de Sirius a escucharlo atentamente,incluyendo a los generales que estaban de rehenes— —¿¡NO ESTAN CANSADOS DE QUE SIEMPRE LOS USEN DE CARNE DE CAÑON,DE QUE LOS TRATEN DE NADA MIENTRAS USTEDES HACEN EL TRABAJO SUCIO POR ELLOS,DE DORMIR EN UN CORRAL COMO ANIMALES?! —Algunos movian la cabeza diciendo que si con vergüenza— —Vengo a ofrecerles libertad,respeto como lo merecen todos los soldados del mundo,yo no vengo como una amenza,si no como un amigo,y los amigos se ayudan y se cuidan el uno al otro...quienes quieran unirse a mi familia,que de un paso al frente... —Hubo un silencio rotundo,Sirius solto a los generales para ver si ellos tambien se unian,algunos soldados caminaron hasta Sirius,este los recibio con un abrazo y una palmada en la espalda,poco a poco,grupos y grupos de soldados se unian a el,hasta que finalmente todos esten de su lado— —Mis amigos y amigas....hoy seran parte de la historia..
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  • Ordenó las prendas junto a la maleta; cuando andaba de viaje no le agradaba desempacar todo; sería una semana bastante larga. — Necesitaré un traje nuevo.
    Ordenó las prendas junto a la maleta; cuando andaba de viaje no le agradaba desempacar todo; sería una semana bastante larga. — Necesitaré un traje nuevo.
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