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    Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour

    Modelo estrella: Lisesharte Freya Ishtar – La Diosa del Placer Silente

    La agencia Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour representa la fusión perfecta entre lo celestial y lo prohibido, donde cada modelo es un símbolo viviente del deseo más oscuro hecho arte. Aquí, el glamour no solo deslumbra… domina. Y entre sus diosas, Lisesharte Freya Ishtar es una de las figuras más legendarias, adorada por su belleza sublime, su elegancia letal, y ese magnetismo que convierte la quietud en deseo puro.

    Perfil de modelo: Lisesharte Freya Ishtar
    ✡ Alias: La Diosa del Placer Silente
    ✡ Rango dentro del clan: Alta sacerdotisa visual del culto Ishtar
    ✡ Aura escénica: Entre las sombras de un templo y la fantasía de un imperio seductor
    ✡ Presencia: Serenidad hipnótica; habla poco, pero conquista con una mirada

    ♛ Estilo de modelaje:
    ⍢ Lencería ritual de seda lunar
    ⍢ Yukatas ceñidos bañados en aromas afrodisíacos
    ⍢ Peinados de alta nobleza con joyas ancestrales
    ⍢ Coreografías visuales que emulan danzas de invocación

    Campañas legendarias:
    🜔 Seducida por el Ocaso – Ceremonia Ishtar del Deseo Carmesí
    🜔 El Jardín Prohibido de Freya – Serie de arte visual
    🜔 Glamour y Pecado – Línea de lujo de la colección infernal otoño-invierno
    🜔 Madre de los Velos – Exhibición exclusiva en el templo carmesí de Avalon

    🩷 Frase: "No necesitas oír mi voz... ya obedeces a mi belleza."

    ♡ Lisesharte Freya Ishtar no es solo una modelo.
    Es una deidad viva del glamour infernal.
    Su imagen no se olvida.
    Su influencia no se detiene.

    ♡ Y bajo la bandera de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour… ella es leyenda.
    🌹 Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour 🌹 Modelo estrella: Lisesharte Freya Ishtar – La Diosa del Placer Silente 👑 La agencia Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour representa la fusión perfecta entre lo celestial y lo prohibido, donde cada modelo es un símbolo viviente del deseo más oscuro hecho arte. Aquí, el glamour no solo deslumbra… domina. Y entre sus diosas, Lisesharte Freya Ishtar es una de las figuras más legendarias, adorada por su belleza sublime, su elegancia letal, y ese magnetismo que convierte la quietud en deseo puro. 🌙 Perfil de modelo: Lisesharte Freya Ishtar ✡ Alias: La Diosa del Placer Silente ✡ Rango dentro del clan: Alta sacerdotisa visual del culto Ishtar ✡ Aura escénica: Entre las sombras de un templo y la fantasía de un imperio seductor ✡ Presencia: Serenidad hipnótica; habla poco, pero conquista con una mirada ♛ Estilo de modelaje: ⍢ Lencería ritual de seda lunar ⍢ Yukatas ceñidos bañados en aromas afrodisíacos ⍢ Peinados de alta nobleza con joyas ancestrales ⍢ Coreografías visuales que emulan danzas de invocación 📜 Campañas legendarias: 🜔 Seducida por el Ocaso – Ceremonia Ishtar del Deseo Carmesí 🜔 El Jardín Prohibido de Freya – Serie de arte visual 🜔 Glamour y Pecado – Línea de lujo de la colección infernal otoño-invierno 🜔 Madre de los Velos – Exhibición exclusiva en el templo carmesí de Avalon 🩷 Frase: "No necesitas oír mi voz... ya obedeces a mi belleza." ♡ Lisesharte Freya Ishtar no es solo una modelo. Es una deidad viva del glamour infernal. Su imagen no se olvida. Su influencia no se detiene. ♡ Y bajo la bandera de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour… ella es leyenda.
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  • "Proyecto 1001: El Error de Dios"
    Fandom oc
    Categoría Original
    —“No nací. Fui invocada.”

    Dicen que los niños lloran al nacer.
    Yo no. Yo grité.
    Y cuando lo hice, se rompieron todos los monitores en la sala.

    Los científicos lo llamaron “inestabilidad genética”. Yo lo llamo… maldición.

    Desde pequeña, me hablaron con guantes. No por delicadeza, sino por miedo. Mis emociones alteraban los sistemas, mi rabia quemaba el aire, mi tristeza congelaba el suelo bajo mis pies. Nunca tuve una cuna, ni brazos que me calmaran. Solo jaulas con nombres técnicos: “Contención clase 4”, “Protocolo Luna Negra”.

    Y mi madre…
    Ella sí me miraba sin miedo. Fue la única.
    La única que me tocó sin trajes especiales. La única que me cantaba entre paredes de vidrio. La única que murió por ello.

    Dicen que fue una diosa quien la mató.
    Una criatura cubierta de blanco, con alas de juicio y ojos que nunca vi… porque estaban vendados. Decía que yo era un error, un desequilibrio celestial. Que mi existencia rompía el balance.
    Así que le arrebató lo único que me mantenía humana.

    Desde entonces, crecí entre cables y mentiras. Con un solo propósito: sobrevivir.
    No por ellos.
    Por ella.

    Ahora, con la pulsera de rastreo ardiendo en mi muñeca y un pasado que me persigue como sombra… me dejaron salir.
    Dicen que es una prueba de adaptación.
    Yo sé que es una trampa.

    Pero aún así, aquí estoy.
    En una ciudad que no me quiere, con tatuajes que se retuercen bajo mi piel, y con la sangre de una madre en mis recuerdos.

    La pregunta no es si soy humana.
    La pregunta es:
    ¿quién pagará por todo esto?
    —“No nací. Fui invocada.” Dicen que los niños lloran al nacer. Yo no. Yo grité. Y cuando lo hice, se rompieron todos los monitores en la sala. Los científicos lo llamaron “inestabilidad genética”. Yo lo llamo… maldición. Desde pequeña, me hablaron con guantes. No por delicadeza, sino por miedo. Mis emociones alteraban los sistemas, mi rabia quemaba el aire, mi tristeza congelaba el suelo bajo mis pies. Nunca tuve una cuna, ni brazos que me calmaran. Solo jaulas con nombres técnicos: “Contención clase 4”, “Protocolo Luna Negra”. Y mi madre… Ella sí me miraba sin miedo. Fue la única. La única que me tocó sin trajes especiales. La única que me cantaba entre paredes de vidrio. La única que murió por ello. Dicen que fue una diosa quien la mató. Una criatura cubierta de blanco, con alas de juicio y ojos que nunca vi… porque estaban vendados. Decía que yo era un error, un desequilibrio celestial. Que mi existencia rompía el balance. Así que le arrebató lo único que me mantenía humana. Desde entonces, crecí entre cables y mentiras. Con un solo propósito: sobrevivir. No por ellos. Por ella. Ahora, con la pulsera de rastreo ardiendo en mi muñeca y un pasado que me persigue como sombra… me dejaron salir. Dicen que es una prueba de adaptación. Yo sé que es una trampa. Pero aún así, aquí estoy. En una ciudad que no me quiere, con tatuajes que se retuercen bajo mi piel, y con la sangre de una madre en mis recuerdos. La pregunta no es si soy humana. La pregunta es: ¿quién pagará por todo esto?
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  • —Siniester Mark observo la caja de bombones en sus manos,nunca nadie le habia mostrado un afecto de ese estilo,se la paso toda su niñez y adolescencia entrenando,nunca le dio lugar a esa clase de emociones en su vida,al menos no desde que murio su madre—

    —Volvio a ver a Mermid Daminet,en un movimiento casi imperceptible fue hasta lo que podria decir que era su ""hogar"",dejo los bombones y regreso con ella,tomandola con cuidado por las costillas y alzandola como si fuera un muñeco—

    —No abras la boca o te entraran los insectos y creeme..no es agradable tener mosquitos en la lengua..

    —Este empezo a levitar lentamente hacia arriba con ella en brazos—
    —Siniester Mark observo la caja de bombones en sus manos,nunca nadie le habia mostrado un afecto de ese estilo,se la paso toda su niñez y adolescencia entrenando,nunca le dio lugar a esa clase de emociones en su vida,al menos no desde que murio su madre— —Volvio a ver a [flash_navy_bat_117],en un movimiento casi imperceptible fue hasta lo que podria decir que era su ""hogar"",dejo los bombones y regreso con ella,tomandola con cuidado por las costillas y alzandola como si fuera un muñeco— —No abras la boca o te entraran los insectos y creeme..no es agradable tener mosquitos en la lengua.. —Este empezo a levitar lentamente hacia arriba con ella en brazos—
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  • 🏮 El legado de Baoshan Sanren
    Fandom OC
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    La noche en Seúl estaba particularmente silenciosa, interrumpida solo por el suave repiqueteo de la lluvia contra los ventanales del estudio privado de la firma de moda de Yunseok "MIRROR". Frente a él, el espejo ancestral que había heredado de su madre brillaba débilmente, como si algo desde el otro lado quisiera cruzar.

    Había sentido esa energía antes: antigua, pura… y familiar de una manera inexplicable. Cerró los ojos, respiró profundo y colocó su mano contra el cristal. El reflejo cambió, mostrándole una montaña envuelta en niebla, y una figura solitaria avanzando con paso inseguro. Su corazón se aceleró: reconoció la firma espiritual de Baoshan Sanren, un nombre que solo conocía de los textos más ocultos de su linaje paterno.

    «¿Qué me estás pidiendo, ancestro…?» murmuró para sí mismo, mientras los símbolos grabados alrededor del marco comenzaban a arder con luz plateada.

    Un destello lo cegó por un segundo. Cuando volvió a enfocar la vista, allí estaba él: un joven de túnica blanca, vendado de los ojos, de pie en medio de su estudio, con una calma aparente que ocultaba cierta fragilidad.

    Yunseok dio un paso hacia él, en silencio, cuidando de no sobresaltarlo. Su voz fue grave, cálida:

    —Así que tú eres… Xiao Xingchen.

    El nombre salió de sus labios con naturalidad, como si siempre lo hubiera sabido. No necesitaba confirmación: aquella presencia emanaba la misma esencia pura que había sentido en sus meditaciones.

    Con pasos suaves, Yunseok se acercó y tomó con delicadeza su brazo, guiándolo con cuidado hasta que pudiera orientarlo en el espacio. Sobre sus hombros colocó una manta, asegurándose de acomodarla bien.

    —Estás a salvo ahora. Baoshan Sanren te envió aquí y deberemos averiguar porqué.

    El sonido de la lluvia contra los ventanales llenaba el silencio, casi solemne. Yunseok sostuvo su mano con firmeza para transmitirle seguridad.

    —Estoy frente a ti, Xiao. Si me permites, te guiaré.

    Su mirada lo recorrió con intriga: aquel hombre ciego había cruzado siglos para llegar a él. Había algo casi irreal en esa imagen.

    —Puedes entenderme bien?

    su tono era bajo, paciente

    — No estás solo.
    La noche en Seúl estaba particularmente silenciosa, interrumpida solo por el suave repiqueteo de la lluvia contra los ventanales del estudio privado de la firma de moda de Yunseok "MIRROR". Frente a él, el espejo ancestral que había heredado de su madre brillaba débilmente, como si algo desde el otro lado quisiera cruzar. Había sentido esa energía antes: antigua, pura… y familiar de una manera inexplicable. Cerró los ojos, respiró profundo y colocó su mano contra el cristal. El reflejo cambió, mostrándole una montaña envuelta en niebla, y una figura solitaria avanzando con paso inseguro. Su corazón se aceleró: reconoció la firma espiritual de Baoshan Sanren, un nombre que solo conocía de los textos más ocultos de su linaje paterno. «¿Qué me estás pidiendo, ancestro…?» murmuró para sí mismo, mientras los símbolos grabados alrededor del marco comenzaban a arder con luz plateada. Un destello lo cegó por un segundo. Cuando volvió a enfocar la vista, allí estaba él: un joven de túnica blanca, vendado de los ojos, de pie en medio de su estudio, con una calma aparente que ocultaba cierta fragilidad. Yunseok dio un paso hacia él, en silencio, cuidando de no sobresaltarlo. Su voz fue grave, cálida: —Así que tú eres… Xiao Xingchen. El nombre salió de sus labios con naturalidad, como si siempre lo hubiera sabido. No necesitaba confirmación: aquella presencia emanaba la misma esencia pura que había sentido en sus meditaciones. Con pasos suaves, Yunseok se acercó y tomó con delicadeza su brazo, guiándolo con cuidado hasta que pudiera orientarlo en el espacio. Sobre sus hombros colocó una manta, asegurándose de acomodarla bien. —Estás a salvo ahora. Baoshan Sanren te envió aquí y deberemos averiguar porqué. El sonido de la lluvia contra los ventanales llenaba el silencio, casi solemne. Yunseok sostuvo su mano con firmeza para transmitirle seguridad. —Estoy frente a ti, Xiao. Si me permites, te guiaré. Su mirada lo recorrió con intriga: aquel hombre ciego había cruzado siglos para llegar a él. Había algo casi irreal en esa imagen. —Puedes entenderme bien? su tono era bajo, paciente — No estás solo.
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  • Algún día podré ser tan talentosa como tú, madre.. ¿?

    -se preguntaba la joven serafín mientras cantaba con dulzura y suavidad una canción que le había enseñado su madre. Desde su nacimiento, la madre había sido su inspiración y su guía. Cada nota que brotaba de sus labios era un eco de las enseñanzas que había recibido de ella, un reflejo de su dedicación y amor por la música.-
    https://youtu.be/zcdTi9aqjQA?si=Gmf-vkwrkRJK2b4q
    Algún día podré ser tan talentosa como tú, madre.. ¿? -se preguntaba la joven serafín mientras cantaba con dulzura y suavidad una canción que le había enseñado su madre. Desde su nacimiento, la madre había sido su inspiración y su guía. Cada nota que brotaba de sus labios era un eco de las enseñanzas que había recibido de ella, un reflejo de su dedicación y amor por la música.- https://youtu.be/zcdTi9aqjQA?si=Gmf-vkwrkRJK2b4q
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  • { La Kara de 30 y algo. Hembra alfa, empoderada, madre de 2 hijos, poseedora de grandes poderes kryptonianos, cuida sus plantas y es una esplédida superheroína guerrera. {?!?}}
    { La Kara de 30 y algo. Hembra alfa, empoderada, madre de 2 hijos, poseedora de grandes poderes kryptonianos, cuida sus plantas y es una esplédida superheroína guerrera. {?!?}}
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  • El caballero y la sacerdotisa
    Fandom OC
    Categoría Fantasía
    --Toda su vida había vivido para el servicio de los dioses. Desde que nació, una ceguera inexplicable le negó el amor de una madre, el cobijo de una familia, pues creían que era una maldición.

    Fue abandonada a los pies de un inmenso árbol, con los ojos vendados y colgando de su manita, una pequeña piedra blanca de río envuelta con una correa de cuero, con Ansuz grabada en ella.

    Creció de un lugar a otro, hasta que finalmente encontró un hogar definitivo en un Hof abandonado que ella misma acondicionó, atrayendo poco a poco a algunos miembros de las aldeas cercanas que buscaban el consejo de los Dioses.

    Finalmente, con el paso de los años, Astrid se volvió popular entre las comunidades cercanas, hasta que un día, fue llevada -Casi a la fuerza- a las costas para abordar uno de los barcos exploradores hasta que llegó a Britania.

    Astrid no se opuso, pues noches antes, segura estaba, de haber escuchado al mismo padre Odín dirigirle algunas palabras, prometiéndole siempre guiarla en su misión.

    Escuchó al cuervo que desde entonces no la abandonaba y que en sus momentos de mayor necesidad, estaba siempre presente, y aunque Astrid fuese incapaz de ver, podía percibir, que todo lo que le estaba sucediendo, tenía un propósito.

    Una vez hubo llegado a Britania, le fue construida una pequeña choza donde Astrid se dedicaba a predicar la palabra de Odín a los niños y mujeres que eran llevadas como botín tras algunos saqueos e “incursiones” a los llamados fuertes de piedra.

    Pero… una tarde todo cambió. Cuando la lluvia de la tarde comenzó a caer, fuerte, agitando los techos de paja y madera hasta que de pronto, el calor y el olor a quemado llenaron el ambiente.

    Las mujeres gritando por ayuda y el grito de guerra de algunos hombres se mezclaron con el fuerte ruido de la tormenta cayendo sobre ellos, perturbaron a Astrid que en un intento por ayudar, salió del Hof para correr alrededor.

    Un fuerte agarre la tomó del brazo y la arrastró fuera del campo de batalla —¡Quédate aquí! —Le gritó un hombre, a quien no pudo identificar. Astrid, incapaz de reconocer el terreno, caminó a tientas entre los arbustos y los árboles, cayendo en cuenta que se había adentrado en el bosque. Los gritos y el sonar de las espadas al estrellarse unas con otras se fue apagando, hasta que finalmente tuvo que aceptar que se había perdido en un país y un lugar totalmente desconocido para ella.-
    --Toda su vida había vivido para el servicio de los dioses. Desde que nació, una ceguera inexplicable le negó el amor de una madre, el cobijo de una familia, pues creían que era una maldición. Fue abandonada a los pies de un inmenso árbol, con los ojos vendados y colgando de su manita, una pequeña piedra blanca de río envuelta con una correa de cuero, con Ansuz grabada en ella. Creció de un lugar a otro, hasta que finalmente encontró un hogar definitivo en un Hof abandonado que ella misma acondicionó, atrayendo poco a poco a algunos miembros de las aldeas cercanas que buscaban el consejo de los Dioses. Finalmente, con el paso de los años, Astrid se volvió popular entre las comunidades cercanas, hasta que un día, fue llevada -Casi a la fuerza- a las costas para abordar uno de los barcos exploradores hasta que llegó a Britania. Astrid no se opuso, pues noches antes, segura estaba, de haber escuchado al mismo padre Odín dirigirle algunas palabras, prometiéndole siempre guiarla en su misión. Escuchó al cuervo que desde entonces no la abandonaba y que en sus momentos de mayor necesidad, estaba siempre presente, y aunque Astrid fuese incapaz de ver, podía percibir, que todo lo que le estaba sucediendo, tenía un propósito. Una vez hubo llegado a Britania, le fue construida una pequeña choza donde Astrid se dedicaba a predicar la palabra de Odín a los niños y mujeres que eran llevadas como botín tras algunos saqueos e “incursiones” a los llamados fuertes de piedra. Pero… una tarde todo cambió. Cuando la lluvia de la tarde comenzó a caer, fuerte, agitando los techos de paja y madera hasta que de pronto, el calor y el olor a quemado llenaron el ambiente. Las mujeres gritando por ayuda y el grito de guerra de algunos hombres se mezclaron con el fuerte ruido de la tormenta cayendo sobre ellos, perturbaron a Astrid que en un intento por ayudar, salió del Hof para correr alrededor. Un fuerte agarre la tomó del brazo y la arrastró fuera del campo de batalla —¡Quédate aquí! —Le gritó un hombre, a quien no pudo identificar. Astrid, incapaz de reconocer el terreno, caminó a tientas entre los arbustos y los árboles, cayendo en cuenta que se había adentrado en el bosque. Los gritos y el sonar de las espadas al estrellarse unas con otras se fue apagando, hasta que finalmente tuvo que aceptar que se había perdido en un país y un lugar totalmente desconocido para ella.-
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  • Agenda
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Drama
    Connor Fife

    Paso página a la revista de moda que trajo durante el desayuno nuestro mayordomo con el resto de la correspondencia, dos cartas que iban dirigidas a mi esposo y desconozco su contenido.
    Todavía no he puesto en marcha el plan que gracias a madre idealice, a partir de este jueves lo llevaré acabo.
    [Mr_Fife] Paso página a la revista de moda que trajo durante el desayuno nuestro mayordomo con el resto de la correspondencia, dos cartas que iban dirigidas a mi esposo y desconozco su contenido. Todavía no he puesto en marcha el plan que gracias a madre idealice, a partir de este jueves lo llevaré acabo.
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  • ¿Cuando empecé a disfrutar la vida? Cuando lo conocí a el, el amor de mi vida, mi todo, mi precioso amor y la madre de mi bebé, el es todo para mí y ahora tendremos una hermosa familia a la cual amaremos y cuidaremos juntos Min Jyoung
    ¿Cuando empecé a disfrutar la vida? Cuando lo conocí a el, el amor de mi vida, mi todo, mi precioso amor y la madre de mi bebé, el es todo para mí y ahora tendremos una hermosa familia a la cual amaremos y cuidaremos juntos [fable_cyan_rhino_534]
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  • PESADILLAS.

    Thalya dormía en su cama aunque con su mano en el arma como si debiera protegerse de algo que no sabe.

    Hasta que el rugido la alcanzó.

    —¡Fuego! ¡Están cayendo sobre nosotros! ¡THALYA, CORRE! —

    Pero no era su voz.

    Era la de su padre.
    Era el bosque.
    Era ese amanecer que ya había vivido.
    Solo que esta vez no lo vivía desde el cuartel. Esta vez, su cuerpo estaba en el pueblo.

    Veía las casas arder. Veía la torre de la iglesia partirse en dos como una costilla rota.
    Corría por calles que conocía como cicatrices.
    Gritaba nombres.
    El de su madre. El de su padre. El suyo.

    —¡Papá! ¡Estoy aquí! ¡NO ENTRES A LA CASA! —

    Pero él entraba igual. Como cada vez. Como si no la escuchara.

    Y ella corría detrás, jadeando, con los pies descalzos sobre la grava caliente.
    Y entonces lo veía. El cuerpo.
    La mano aún apretando el fusil.
    El cráneo abierto. Las paredes negras.
    La muñeca de su madre entre cenizas.

    Y lo peor no era la sangre.
    Lo peor era que no estaba allí cuando pasó. Que no pudo salvarlos.

    Entonces gritaba. No de dolor, de culpa.

    —¡Tenía que haber estado allí! ¡TENÍA QUE ESTAR ALLÍ! —

    Y despierta.

    Con el corazón desbocado y la frente empapada.
    PESADILLAS. Thalya dormía en su cama aunque con su mano en el arma como si debiera protegerse de algo que no sabe. Hasta que el rugido la alcanzó. —¡Fuego! ¡Están cayendo sobre nosotros! ¡THALYA, CORRE! — Pero no era su voz. Era la de su padre. Era el bosque. Era ese amanecer que ya había vivido. Solo que esta vez no lo vivía desde el cuartel. Esta vez, su cuerpo estaba en el pueblo. Veía las casas arder. Veía la torre de la iglesia partirse en dos como una costilla rota. Corría por calles que conocía como cicatrices. Gritaba nombres. El de su madre. El de su padre. El suyo. —¡Papá! ¡Estoy aquí! ¡NO ENTRES A LA CASA! — Pero él entraba igual. Como cada vez. Como si no la escuchara. Y ella corría detrás, jadeando, con los pies descalzos sobre la grava caliente. Y entonces lo veía. El cuerpo. La mano aún apretando el fusil. El cráneo abierto. Las paredes negras. La muñeca de su madre entre cenizas. Y lo peor no era la sangre. Lo peor era que no estaba allí cuando pasó. Que no pudo salvarlos. Entonces gritaba. No de dolor, de culpa. —¡Tenía que haber estado allí! ¡TENÍA QUE ESTAR ALLÍ! — Y despierta. Con el corazón desbocado y la frente empapada.
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