• Escrito en las paredes
    Fandom Hellaverse/Hazbin Hotel
    Categoría Otros
    Habían pasado ya algunos días y el cruce de palabras o siquiera miradas entre el rey y quien más estuviera en el hotel era mínimo, por no decir inexistente.
    Era evidente que de nuevo sus pensamientos lo estaban consumiendo y, sumado a ello, evitaba especialmente a cierto molesto botones que parecía haberle dado al menos un poco de paz mientras tanto, pero el gusto era extraño.

    Mientras más pasaba hundido en su propia mente y menos en las discusiones, de nuevo los pensamientos intrusivos se iban acumulando y fue entonces cuando recordó aquellas palabras, como un eco distante, pero llegó a su cabeza la imagen distorsionada y su voz.

    Su canto... era verdad que podía expresar mucho con la voz y lo había dejado de hacer hace tanto tiempo que incluso le costaba, pero volvía entonces a recordar esa tarde, un par de minutos apenas, pero que dejaron huella.
    Tomando un respiro profundo, caminó hacia el ventanal, observando desde su torre la ciudad, oscura y poco apoco en ruinas, pero no siempre fue de esa manera.

    Pasando la mano por el cristal como si de limpiar la mugre se tratara, fue entonces que lo vio, un espejismo del pasado mostrando cada edificio en su antigua gloria, cuando recién construyó todo desde la nada misma, piedra por piedra, a mano, pues no tenía a Keekee como ahora formaba parte del hotel y menos mano de obra.
    Abriendo las puertas, caminó por el balcón, tomando aire y comenzando a cantar suavemente, apenas dejando que su voz fuera llevada con el viento pero, al paso de los compases, era cada vez más audible, con más sentimiento, extendiendo las alas para arrojarse al vacío y, al poco de tocar el suelo, volver a elevarse, dejando que una estela dorada proyectara la misma imagen que él veía en su cabeza a quien fuera capaz de distinguirlo.

    Los años no solo habían sido crueles con las construcciones, también con él que había dejado partes de sí en todo lo que ahora veían los pecadores con desprecio, como si no fuera más que escombro, sin saber que era el mismo Lucifer quien buscó erguir un infierno majestuoso en el cual recibir a todos los pecadores, darles un segundo hogar tras la muerte y perder todo lo que en vida conocían, pisoteándolo.

    https://www.youtube.com/watch?v=jJD-UIB60vs&list=RDjJD-UIB60vs&start_radio=1
    Habían pasado ya algunos días y el cruce de palabras o siquiera miradas entre el rey y quien más estuviera en el hotel era mínimo, por no decir inexistente. Era evidente que de nuevo sus pensamientos lo estaban consumiendo y, sumado a ello, evitaba especialmente a cierto molesto botones que parecía haberle dado al menos un poco de paz mientras tanto, pero el gusto era extraño. Mientras más pasaba hundido en su propia mente y menos en las discusiones, de nuevo los pensamientos intrusivos se iban acumulando y fue entonces cuando recordó aquellas palabras, como un eco distante, pero llegó a su cabeza la imagen distorsionada y su voz. Su canto... era verdad que podía expresar mucho con la voz y lo había dejado de hacer hace tanto tiempo que incluso le costaba, pero volvía entonces a recordar esa tarde, un par de minutos apenas, pero que dejaron huella. Tomando un respiro profundo, caminó hacia el ventanal, observando desde su torre la ciudad, oscura y poco apoco en ruinas, pero no siempre fue de esa manera. Pasando la mano por el cristal como si de limpiar la mugre se tratara, fue entonces que lo vio, un espejismo del pasado mostrando cada edificio en su antigua gloria, cuando recién construyó todo desde la nada misma, piedra por piedra, a mano, pues no tenía a Keekee como ahora formaba parte del hotel y menos mano de obra. Abriendo las puertas, caminó por el balcón, tomando aire y comenzando a cantar suavemente, apenas dejando que su voz fuera llevada con el viento pero, al paso de los compases, era cada vez más audible, con más sentimiento, extendiendo las alas para arrojarse al vacío y, al poco de tocar el suelo, volver a elevarse, dejando que una estela dorada proyectara la misma imagen que él veía en su cabeza a quien fuera capaz de distinguirlo. Los años no solo habían sido crueles con las construcciones, también con él que había dejado partes de sí en todo lo que ahora veían los pecadores con desprecio, como si no fuera más que escombro, sin saber que era el mismo Lucifer quien buscó erguir un infierno majestuoso en el cual recibir a todos los pecadores, darles un segundo hogar tras la muerte y perder todo lo que en vida conocían, pisoteándolo. https://www.youtube.com/watch?v=jJD-UIB60vs&list=RDjJD-UIB60vs&start_radio=1
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  • El bar, al igual que el hall del hotel, quedaron en absoluto silencio tras la partida de Lucifer. Sólo el tintinear de los hielos contra el vidrio del vaso era audible cuando él jugaba con el mismo entre sus manos.
    Aún sentado en el taburete de aquel bar tan desolado como el hotel, había su brazo libre en la barra y recargado su rostro en su mano mientras, distraídamente, observaba el licor a medio beber en el vaso. El líquido ondeaba en círculos paralelos a los movimientos que él hacía con el recipiente en su mano. Suspiró sin darse cuenta. Su mente divagando más allá del presente. Hacia el pasado, pero no uno muy lejano. Tan solo hacía unos minutos atrás ¿Quién sabía si menos?
    Sin embargo, pronto su mente terminó recordando la melodía de un violín. El canto angelical que acompañaba una suave melodía tocada a dueto por dos armoniosos instrumentos. Un brillo dorado que había acabado por iluminar el ambiente incluso más que cualquier luz que pudo alguna vez haber visto.

    — Mmm mmm... — Pronto se encontró a sí mismo tarareando, aunque tal vez no fue del todo consciente que lo hacía. Su sombra bajo sus pies, escurriéndose en la pared a su lado, observándolo con expresión confundida y ladeando la cabeza. Intentando verle a los ojos pero él no parecía notario. Su mirada en el licor que todavía hacía girar en su vaso mientras observaba sin mirar. Su mente divagando más allá.
    La sombra insistió, pasando a estar frente a él, incluso una mano agitó en sus narices pero, otra vez él no lo notó. O tal vez sí esta segunda vez pero no le importó. Apoyó el vaso en la barra y, sin levantarse, le dio la espalda para apoyarse sutilmente en la misma. Su mirada ahora perdida en el piano y sus oídos parecieron reproducir la suave melodía. Por un momento incluso sus ojos lo engañaron con la ilusión de la magia sucedida alrededor del instrumento.

    Apoyando un brazo en la barra y recargando su rostro en el piano, volvió a pensar en silencio.
    Volvió a recordar y, poco después, dejó escapar una suave risa silenciosa.

    — My radiant beam in the night
    I don't need no light to see you
    Shine
    It's your golden hour (oh)
    You slow down tiilime
    In your golden hour (oh) —

    Comenzó a tararear en voz baja de forma distraída con suave sonrisa.
    El bar, al igual que el hall del hotel, quedaron en absoluto silencio tras la partida de Lucifer. Sólo el tintinear de los hielos contra el vidrio del vaso era audible cuando él jugaba con el mismo entre sus manos. Aún sentado en el taburete de aquel bar tan desolado como el hotel, había su brazo libre en la barra y recargado su rostro en su mano mientras, distraídamente, observaba el licor a medio beber en el vaso. El líquido ondeaba en círculos paralelos a los movimientos que él hacía con el recipiente en su mano. Suspiró sin darse cuenta. Su mente divagando más allá del presente. Hacia el pasado, pero no uno muy lejano. Tan solo hacía unos minutos atrás ¿Quién sabía si menos? Sin embargo, pronto su mente terminó recordando la melodía de un violín. El canto angelical que acompañaba una suave melodía tocada a dueto por dos armoniosos instrumentos. Un brillo dorado que había acabado por iluminar el ambiente incluso más que cualquier luz que pudo alguna vez haber visto. — Mmm mmm... — Pronto se encontró a sí mismo tarareando, aunque tal vez no fue del todo consciente que lo hacía. Su sombra bajo sus pies, escurriéndose en la pared a su lado, observándolo con expresión confundida y ladeando la cabeza. Intentando verle a los ojos pero él no parecía notario. Su mirada en el licor que todavía hacía girar en su vaso mientras observaba sin mirar. Su mente divagando más allá. La sombra insistió, pasando a estar frente a él, incluso una mano agitó en sus narices pero, otra vez él no lo notó. O tal vez sí esta segunda vez pero no le importó. Apoyó el vaso en la barra y, sin levantarse, le dio la espalda para apoyarse sutilmente en la misma. Su mirada ahora perdida en el piano y sus oídos parecieron reproducir la suave melodía. Por un momento incluso sus ojos lo engañaron con la ilusión de la magia sucedida alrededor del instrumento. Apoyando un brazo en la barra y recargando su rostro en el piano, volvió a pensar en silencio. Volvió a recordar y, poco después, dejó escapar una suave risa silenciosa. — My radiant beam in the night I don't need no light to see you Shine It's your golden hour (oh) You slow down tiilime In your golden hour (oh) — Comenzó a tararear en voz baja de forma distraída con suave sonrisa.
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  • Al día siguiente habían acordado en reunirse en la biblioteca de la mansión de su padre. Gracias a Lucifer, su familia seguía siendo muy conservadora y por ahora podía ahorrarse el compartir habitación y peor aún CAMA con aquella salamandra sobre alimentada.

    Arackniss se había levantado, y con un café, estaba ya repasando algunos de los dosieres de informacion básica que Striker , debía empezar a aprender. Pese a que realmente no sabía por donde elegiría él, aunque viendo que era un auténtico vago redomado, pues ni si quiera se había tomado la molestia de buscar que sucedía o las bases del funcionamiento de una mafia, como para que aquella costumbre le pillase de sorpresa, Arackniss podría adivinar que le diría algo como que no importaba.

    Algo que para la araña era sin duda bueno, pues si bien él ahora que había vuelto por la fuerza a casa, debía hacer su mejor esfuerzo para mantener su posición, si Striker no convencía a los demás familiares no habría boda.
    Al día siguiente habían acordado en reunirse en la biblioteca de la mansión de su padre. Gracias a Lucifer, su familia seguía siendo muy conservadora y por ahora podía ahorrarse el compartir habitación y peor aún CAMA con aquella salamandra sobre alimentada. Arackniss se había levantado, y con un café, estaba ya repasando algunos de los dosieres de informacion básica que [C0WBOY], debía empezar a aprender. Pese a que realmente no sabía por donde elegiría él, aunque viendo que era un auténtico vago redomado, pues ni si quiera se había tomado la molestia de buscar que sucedía o las bases del funcionamiento de una mafia, como para que aquella costumbre le pillase de sorpresa, Arackniss podría adivinar que le diría algo como que no importaba. Algo que para la araña era sin duda bueno, pues si bien él ahora que había vuelto por la fuerza a casa, debía hacer su mejor esfuerzo para mantener su posición, si Striker no convencía a los demás familiares no habría boda.
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  • Muy rey , mi señor

    -realizo una reverencia retirando la venda que le había puesto a su esposo segundos antes de raptarlo. Sabía que hablar no funcionaría después de cierta discusión así que se limitaría a los actos.
    Llegó a lucifer a su pantano en dónde había acomodado una mesa de picnic con pasteles de manzana, jambalaya con carne cocinada y un centenar de patitos de goma dibujando un pintagrama invertido en medio de ambos, cada uno sujetando en sus diminutas alas o pocos flores negras aquellas que alguna vez alguien creo para que alastor pudiera sentir de nuevo una flor entre sus dedos. Acaricio el rostro de su esposo sentándose a su lado -

    Se que soy un idiota y me has dado más de lo que merezco como hombre y pecador

    -recosto el menton sobre el hombro de su esposo -

    Un perdón no es suficiente por darte tan poco cuando me das el todo

    Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗
    Muy rey , mi señor -realizo una reverencia retirando la venda que le había puesto a su esposo segundos antes de raptarlo. Sabía que hablar no funcionaría después de cierta discusión así que se limitaría a los actos. Llegó a lucifer a su pantano en dónde había acomodado una mesa de picnic con pasteles de manzana, jambalaya con carne cocinada y un centenar de patitos de goma dibujando un pintagrama invertido en medio de ambos, cada uno sujetando en sus diminutas alas o pocos flores negras aquellas que alguna vez alguien creo para que alastor pudiera sentir de nuevo una flor entre sus dedos. Acaricio el rostro de su esposo sentándose a su lado - Se que soy un idiota y me has dado más de lo que merezco como hombre y pecador -recosto el menton sobre el hombro de su esposo - Un perdón no es suficiente por darte tan poco cuando me das el todo [LuciHe11]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Valentino- no es justo yo lo pedí primero !!

    Lucifer-te falta maldad mijo

    Usuario- les falta es iniciativa a ambos, ya es para que estuviera reinventando el kamasutra con ustedes !!
    Valentino- no es justo yo lo pedí primero !! Lucifer-te falta maldad mijo Usuario- les falta es iniciativa a ambos, ya es para que estuviera reinventando el kamasutra con ustedes !!
    //Yo no roleaba sex rol hasta que me agarraron Lu y Husk por banda. Ahora mismo tengo varios roles que están los.personajes frutifantastiqueandose
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  • Emergió en su habitación directo desde las sombras. Sus piernas le fallaron por un momento pero llegó a sostenerse a tiempo de su tocador. ¿Qué demonios había sido todo eso?

    Enseguida se apresuró a servirse un vaso de whisky y rebuscó entre sus cosas hasta dar con sus cigarrillos. Tomó uno llevándoselo a los labios y lo prendió dando una profunda calada antes de exhalar el humo, de espaldas al tocador y apoyándose en él.
    Levantó la cabeza al exhalar, observando el humo del cigarro en el aire.

    Intentaba no pensar en la forma en la que Lucifer se había atrevido a tocar sus orejas, de tan solo hacerlo sentía su orgullo un poco más roto. Incluso se aferró con un poco más de fuerza al cigarrillo entre sus dedosz volviendo a llevarlo a sus labios para dar otra profunda calada.
    Volteó, exhalando y con la misma mano agarró el vaso que previamente había servido con el fuerte licor, bebiendo todo su contenido de una vez. Suspirando al acabar antes de dejar el vaso vacío a un lado.
    Miró su reflejo en el espejo, sus orejas abajo. Verlas le hizo gruñir. Odiaba las nuevas debilidades obtenidas en aquella forma demoníaca.

    Sin embargo, también alzó una ceja. Llevándose con más calma el cigarrillo a los labios al recordar la expresión de Lucifer. Eso había sido nuevo. Repugnante pero casi interesante.
    Comenzaba a sospechar que su pequeña debilidad era mucho más de lo que aparentaba y, aunque no era un área que le gustara explorar, tal vez le mantuviera un ojo encima con mayor interés
    Emergió en su habitación directo desde las sombras. Sus piernas le fallaron por un momento pero llegó a sostenerse a tiempo de su tocador. ¿Qué demonios había sido todo eso? Enseguida se apresuró a servirse un vaso de whisky y rebuscó entre sus cosas hasta dar con sus cigarrillos. Tomó uno llevándoselo a los labios y lo prendió dando una profunda calada antes de exhalar el humo, de espaldas al tocador y apoyándose en él. Levantó la cabeza al exhalar, observando el humo del cigarro en el aire. Intentaba no pensar en la forma en la que Lucifer se había atrevido a tocar sus orejas, de tan solo hacerlo sentía su orgullo un poco más roto. Incluso se aferró con un poco más de fuerza al cigarrillo entre sus dedosz volviendo a llevarlo a sus labios para dar otra profunda calada. Volteó, exhalando y con la misma mano agarró el vaso que previamente había servido con el fuerte licor, bebiendo todo su contenido de una vez. Suspirando al acabar antes de dejar el vaso vacío a un lado. Miró su reflejo en el espejo, sus orejas abajo. Verlas le hizo gruñir. Odiaba las nuevas debilidades obtenidas en aquella forma demoníaca. Sin embargo, también alzó una ceja. Llevándose con más calma el cigarrillo a los labios al recordar la expresión de Lucifer. Eso había sido nuevo. Repugnante pero casi interesante. Comenzaba a sospechar que su pequeña debilidad era mucho más de lo que aparentaba y, aunque no era un área que le gustara explorar, tal vez le mantuviera un ojo encima con mayor interés
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  • "The temptation fruit, the fallen angel, the king of hell...
    Many titles but only once to remember:

    Lucifer, the morning star."
    "The temptation fruit, the fallen angel, the king of hell... Many titles but only once to remember: Lucifer, the morning star."
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  • Sería mentirse a sí mismo decir que, incluso a él, Maximilian no le producía escalofríos. A pesar de su magia caótica y lo bizarro que podía ser a veces, nunca le había visto tan enfadado como hasta ese momento.
    Aunque a un paso más lento, caminaba junto a él para ir a por Angel Dust en la torre de los V's. Específicamente, para liberarlo de Valentino . Suspiró tras oírlo, bajando las orejas.

    — Mentirte a ti o a Angel sería estúpido. Incluso a Lucifer... Solo le dije a los niños que era un truco de magia para que no se asustaran — Admitió y es que, ¿Por qué andar con rodeos? De todas formas, no serviría contra quienes lo conocían ocultar lo obvio. Incluso, inevitable, una de sus manos fue hasta su hombro contrario, casi como si quisiera tocar las heridas que dolían y a las que no llegaba.
    Pero enseguida que había escuchado que quería remediarlo negó con la cabeza de forma instantánea.

    — No, no es... — Comenzó suspirando, frotándose la cien — Solo, fue mi culpa. Sabía lo que podía ocurrir y acepté de todas formas. Tú no hiciste nada malo... Esta es solo otra consecuencia de mis decisiones. Estoy acostumbrado. Después de todo, fui yo quien le vendió mi alma por completo —

    Justificó encogiéndose de hombros.
    Sería mentirse a sí mismo decir que, incluso a él, [Maxi8] no le producía escalofríos. A pesar de su magia caótica y lo bizarro que podía ser a veces, nunca le había visto tan enfadado como hasta ese momento. Aunque a un paso más lento, caminaba junto a él para ir a por [Ange1Dust] en la torre de los V's. Específicamente, para liberarlo de [ember_silver_hare_973] . Suspiró tras oírlo, bajando las orejas. — Mentirte a ti o a Angel sería estúpido. Incluso a Lucifer... Solo le dije a los niños que era un truco de magia para que no se asustaran — Admitió y es que, ¿Por qué andar con rodeos? De todas formas, no serviría contra quienes lo conocían ocultar lo obvio. Incluso, inevitable, una de sus manos fue hasta su hombro contrario, casi como si quisiera tocar las heridas que dolían y a las que no llegaba. Pero enseguida que había escuchado que quería remediarlo negó con la cabeza de forma instantánea. — No, no es... — Comenzó suspirando, frotándose la cien — Solo, fue mi culpa. Sabía lo que podía ocurrir y acepté de todas formas. Tú no hiciste nada malo... Esta es solo otra consecuencia de mis decisiones. Estoy acostumbrado. Después de todo, fui yo quien le vendió mi alma por completo — Justificó encogiéndose de hombros.
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  • Se sostuvo de la pared a tiempo para no caer.
    Sus orejas abajo y el color rojizo tiñendo desde su espalda hasta el suelo, dejando un rastro por donde iba pasando.

    Sus garras arañaron el tapiz de la pared, dejando sus marcas, cuando el dolor punzante lo atacó de nuevo. Incluso su cuerpo tembló de forma inevitable.
    Jadeaba, más no de verdadero cansancio.
    Su garganta dolía por haber gritado y el pelaje de su rostro se encontraba húmedo. Sucio. Tal vez había llorado.
    Aunque lento, había llegado hasta su lugar de trabajo, el bar. No deseaba ir a la habitación donde probablemente estuvieran los niños. No así. Por suerte demasiado estúpidos de lastimaban borrachos y él contaba siempre con vendas por si acaso. Y esta vez, eran para él.

    Se sostuvo de la barra antes de dejarse caer de rodillas. Su cuerpo aún tembloroso mientras extendía una de sus manos hasta poder agarrar un paño que humedeció con un poco de alcohol.
    Aparentando los labios, tal vez incluso mordiéndose el inferior, cerró los ojos con fuerza y, como pudo, llevó el paño hasta su espalda. Allí, donde alguna vez estuvieron sus alas.
    El ardor le llegó enseguida en cuanto el paño se apoyó en las heridas. Mordiendo su labio inferior hasta hacerlo sangrar, pero aún así no se detuvo.

    Intentó limpiar cuánto pudo de sus heridas y limpiar la sangre de su pelaje.
    Finalmente tomó las vendas y se las envolvió desde el torso hasta llegar a envolver su espalda, las tiras de vendaje cruzando sus hombros para mantenerlas en su lugar hasta que hizo un nudo que aseguraría no se saldrían.
    Suspiró y se pasó una mano por el rostro. Ni siquiera quería ver cómo se veía, probablemente desastroso.
    Tomó la botella más fuerte que había allí detrás de la barra y bebió un largo trago antes de exhalar con cansancio. Pensando sus opciones, rebuscó entre sus cosas allí dispersas y, para su fortuna, encontró una camisa, aunque algo sucia, que allí había dejado una vez. No dudó en ponérsela. Prefería no asustar a sus hijos al ver sus vendajes.

    Una vez cambiado, se levantó. Aún con dificultad. Sus piernas aún temblaban por el dolor pero se obligó a ser fuerte.
    Había desaparecido dos días, ni siquiera le había avisado a Angel de lo emocionado que había estado por la invitación de Maxi. Era mejor ir a verle antes de que siguiera preocupado.
    Con dolorosa calma caminó hasta su habitación compartida, abriendo la puerta y encontrándose, para variar, como recibimiento al pequeño cerdito huyendo de los niños que ahora se escondía detrás de él.

    — ¡Papá! — Habían exclamado los pequeños al verle pero sus sonrisas se borraron rápidamente, bajando sus orejas, al ver su rostro algo desaliñado y la evidente falta de sus alas.
    Él sabía que lo notarían enseguida, pero en su mente ya había armado la excusa perfecta.

    Se agachó, poniéndose de cuclillas para recibir a sus hijos y estos vinieron enseguida a abrazarlo. Debió contenerse para disimular el dolor que sintió por eso.

    — ¿Papá, estás bien? ¿Dónde están tus alas? ¿Estuviste llorando? — Por supuesto, la más sensible, Lottery. Podía ver en ambos jóvenes rostros la preocupación y el miedo. Pero él no iba a permitir que sus hijos pasaran por el dolor de saber la verdad.

    — No, no. Sólo estoy cansado, nada que dormir no solucione — Respondió primero, besando la cabeza de ambos infantes y luego señaló detrás de él. El lugar donde las alas ya no estaban — ¿Esto? Es un truco de magia. Las hice desaparecer. No se lo esperaban, ¿Verdad? — Justificó, pudiendo ver en sus ojos la ilusión de la magia. Aquella expresión de asombro por los mágicos trucos que él solía hacerles para entretenerlos.

    Solo entonces volvió la mirada a la habitación, frunciendo el ceño confundido. Angel no estaba allí, tan solo la niñera que Maximilian solía usar para cuidar a sus pequeños, y si aún estaba allí, significaba que su prometido jamás había vuelto.
    Se levantó del suelo extrañado, dirigiendo la atención de vuelta a sus hijos.
    — Rummy, Lottie... ¿Dónde está papi? — Les preguntó antes de volver a mirar por la habitación, efectivamente, no estaba.
    Los niños se encogieron de hombros, de vuelta la angustia en sus rostros. Fue entonces cuando comprendió que Angel no había vuelto del trabajo.

    Bajó las orejas con expresión preocupada y corrió a buscar en la pequeña mesa de luz su celular que poco usaba. Fue entonces cuando se encontró con el mensaje de Angel Dust. Chasqueando la lengua con enfado antes de oír a sus hijos preguntar preocupados si algo le había pasado a su papi.
    No era el lugar ni el momento de ser tan evidente, por lo que volvió a disimular. No era actor, pero le resultaba sorprendente incluso a él lo bueno que se había vuelto tan solo por sus hijos.

    — No, no. Es solo que a Papi se le juntó más trabajo del que esperaba.... Iré a buscarlo. Vengan conmigo, los cuidará alguien hasta que vuelva. — Les contestó, extendiendo sus manos que cada niño tomó, aunque demoraron un poco por insistir en llevar a Nuggets con ellos, sosteniendo los pequeños su correa.
    Antes de salir de la habitación, volteó dirigiéndose a la niñera. Maxi tenía una magia incomprensible, incluso para él, pero en ese momento era lo que necesitaba. — Dile que me espere en la torre del reloj, o me encuentre con Lucifer. Necesito su ayuda. —

    Sin más que agregar, salió de la habitación. Caminaron en silencio hasta salir del hotel y más allá también, solo hasta detenerse en la entrada de un gran hogar, allí donde Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 vivía, los niños parecían confundidos pero él los calmó con suave voz.

    — No se preocupen. Él es su otro tío. Estarán bien —
    Se sostuvo de la pared a tiempo para no caer. Sus orejas abajo y el color rojizo tiñendo desde su espalda hasta el suelo, dejando un rastro por donde iba pasando. Sus garras arañaron el tapiz de la pared, dejando sus marcas, cuando el dolor punzante lo atacó de nuevo. Incluso su cuerpo tembló de forma inevitable. Jadeaba, más no de verdadero cansancio. Su garganta dolía por haber gritado y el pelaje de su rostro se encontraba húmedo. Sucio. Tal vez había llorado. Aunque lento, había llegado hasta su lugar de trabajo, el bar. No deseaba ir a la habitación donde probablemente estuvieran los niños. No así. Por suerte demasiado estúpidos de lastimaban borrachos y él contaba siempre con vendas por si acaso. Y esta vez, eran para él. Se sostuvo de la barra antes de dejarse caer de rodillas. Su cuerpo aún tembloroso mientras extendía una de sus manos hasta poder agarrar un paño que humedeció con un poco de alcohol. Aparentando los labios, tal vez incluso mordiéndose el inferior, cerró los ojos con fuerza y, como pudo, llevó el paño hasta su espalda. Allí, donde alguna vez estuvieron sus alas. El ardor le llegó enseguida en cuanto el paño se apoyó en las heridas. Mordiendo su labio inferior hasta hacerlo sangrar, pero aún así no se detuvo. Intentó limpiar cuánto pudo de sus heridas y limpiar la sangre de su pelaje. Finalmente tomó las vendas y se las envolvió desde el torso hasta llegar a envolver su espalda, las tiras de vendaje cruzando sus hombros para mantenerlas en su lugar hasta que hizo un nudo que aseguraría no se saldrían. Suspiró y se pasó una mano por el rostro. Ni siquiera quería ver cómo se veía, probablemente desastroso. Tomó la botella más fuerte que había allí detrás de la barra y bebió un largo trago antes de exhalar con cansancio. Pensando sus opciones, rebuscó entre sus cosas allí dispersas y, para su fortuna, encontró una camisa, aunque algo sucia, que allí había dejado una vez. No dudó en ponérsela. Prefería no asustar a sus hijos al ver sus vendajes. Una vez cambiado, se levantó. Aún con dificultad. Sus piernas aún temblaban por el dolor pero se obligó a ser fuerte. Había desaparecido dos días, ni siquiera le había avisado a Angel de lo emocionado que había estado por la invitación de Maxi. Era mejor ir a verle antes de que siguiera preocupado. Con dolorosa calma caminó hasta su habitación compartida, abriendo la puerta y encontrándose, para variar, como recibimiento al pequeño cerdito huyendo de los niños que ahora se escondía detrás de él. — ¡Papá! — Habían exclamado los pequeños al verle pero sus sonrisas se borraron rápidamente, bajando sus orejas, al ver su rostro algo desaliñado y la evidente falta de sus alas. Él sabía que lo notarían enseguida, pero en su mente ya había armado la excusa perfecta. Se agachó, poniéndose de cuclillas para recibir a sus hijos y estos vinieron enseguida a abrazarlo. Debió contenerse para disimular el dolor que sintió por eso. — ¿Papá, estás bien? ¿Dónde están tus alas? ¿Estuviste llorando? — Por supuesto, la más sensible, Lottery. Podía ver en ambos jóvenes rostros la preocupación y el miedo. Pero él no iba a permitir que sus hijos pasaran por el dolor de saber la verdad. — No, no. Sólo estoy cansado, nada que dormir no solucione — Respondió primero, besando la cabeza de ambos infantes y luego señaló detrás de él. El lugar donde las alas ya no estaban — ¿Esto? Es un truco de magia. Las hice desaparecer. No se lo esperaban, ¿Verdad? — Justificó, pudiendo ver en sus ojos la ilusión de la magia. Aquella expresión de asombro por los mágicos trucos que él solía hacerles para entretenerlos. Solo entonces volvió la mirada a la habitación, frunciendo el ceño confundido. Angel no estaba allí, tan solo la niñera que [Maxi8] solía usar para cuidar a sus pequeños, y si aún estaba allí, significaba que su prometido jamás había vuelto. Se levantó del suelo extrañado, dirigiendo la atención de vuelta a sus hijos. — Rummy, Lottie... ¿Dónde está papi? — Les preguntó antes de volver a mirar por la habitación, efectivamente, no estaba. Los niños se encogieron de hombros, de vuelta la angustia en sus rostros. Fue entonces cuando comprendió que Angel no había vuelto del trabajo. Bajó las orejas con expresión preocupada y corrió a buscar en la pequeña mesa de luz su celular que poco usaba. Fue entonces cuando se encontró con el mensaje de [Ange1Dust]. Chasqueando la lengua con enfado antes de oír a sus hijos preguntar preocupados si algo le había pasado a su papi. No era el lugar ni el momento de ser tan evidente, por lo que volvió a disimular. No era actor, pero le resultaba sorprendente incluso a él lo bueno que se había vuelto tan solo por sus hijos. — No, no. Es solo que a Papi se le juntó más trabajo del que esperaba.... Iré a buscarlo. Vengan conmigo, los cuidará alguien hasta que vuelva. — Les contestó, extendiendo sus manos que cada niño tomó, aunque demoraron un poco por insistir en llevar a Nuggets con ellos, sosteniendo los pequeños su correa. Antes de salir de la habitación, volteó dirigiéndose a la niñera. Maxi tenía una magia incomprensible, incluso para él, pero en ese momento era lo que necesitaba. — Dile que me espere en la torre del reloj, o me encuentre con Lucifer. Necesito su ayuda. — Sin más que agregar, salió de la habitación. Caminaron en silencio hasta salir del hotel y más allá también, solo hasta detenerse en la entrada de un gran hogar, allí donde [LuciHe11] vivía, los niños parecían confundidos pero él los calmó con suave voz. — No se preocupen. Él es su otro tío. Estarán bien —
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  • Ya mucho tiempo tuvo wangji para darme nietos, pero yo lo hago padre/hermano solo déjenme al gatito 5 minutos en la habitación negra y de paso traigan a lucifer le enseñaré a alastor que significa ser un undertarker
    Ya mucho tiempo tuvo wangji para darme nietos, pero yo lo hago padre/hermano solo déjenme al gatito 5 minutos en la habitación negra y de paso traigan a lucifer le enseñaré a alastor que significa ser un undertarker :STK-19:
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