• *Sin tener respuestas otra vez acaso su basta colección de información de cada cosa o ser creado por nuestro padre no podía acceder a encontrar lo que busca *

    —Ya odserve a los humanos porque sigo sin entender ·–·
    *Sin tener respuestas otra vez acaso su basta colección de información de cada cosa o ser creado por nuestro padre no podía acceder a encontrar lo que busca * —Ya odserve a los humanos porque sigo sin entender ·–·
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  • *Taoqi, estaba en una misión de encubierto, se vistio de neko maid para esa labor.

    La misión por la cual arriesgaría su vida, debía atender un cafe pasa recaudar información de un traficante. *

    Bien, espero encontrar ese informante.

    *Se dijo a si misma para salir de los vestidores del personal, ya lista para lo que podría venir. *

    Mi deber como investigadora de defensa de llevar acabo esto...

    *Se animo para seguir con eso y tan pronto llegaron los comensales, la joven comenzó a atenderlos. *
    *Taoqi, estaba en una misión de encubierto, se vistio de neko maid para esa labor. La misión por la cual arriesgaría su vida, debía atender un cafe pasa recaudar información de un traficante. * Bien, espero encontrar ese informante. *Se dijo a si misma para salir de los vestidores del personal, ya lista para lo que podría venir. * Mi deber como investigadora de defensa de llevar acabo esto... *Se animo para seguir con eso y tan pronto llegaron los comensales, la joven comenzó a atenderlos. *
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  • —Interesante y curiosa la forma en que la vida extendia sus lazos y los hacia entrelazarse de formas inexplicables. Un dia estaba en Stanford a punto de entrar en derecho y antes de poder darse cuenta vivia en un bunker que recogia toda la informacion mistica y sobrenatural del mundo. Y compartia ese espacio con su hermano, con un ángel, un nefilim, una tribrida y una mujer proveniente de la mitologia nordica.

    Y era... feliz. De un extraño modo, Sam habia comprendido que alli era donde debía estar... Por muy compleja y dura que fuera aquella vida... era maravillosa... Cuando era capaz de verla a través de los ojos de Hati Fenrirdottir


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    —Interesante y curiosa la forma en que la vida extendia sus lazos y los hacia entrelazarse de formas inexplicables. Un dia estaba en Stanford a punto de entrar en derecho y antes de poder darse cuenta vivia en un bunker que recogia toda la informacion mistica y sobrenatural del mundo. Y compartia ese espacio con su hermano, con un ángel, un nefilim, una tribrida y una mujer proveniente de la mitologia nordica. Y era... feliz. De un extraño modo, Sam habia comprendido que alli era donde debía estar... Por muy compleja y dura que fuera aquella vida... era maravillosa... Cuando era capaz de verla a través de los ojos de [moonwolf] — #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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  • *una reportera empieza a grabar en un live de tiktok*

    Un joven de aproximadamente 22 años fue herido de bala en el pecho la noche del jueves en una concurrida calle de París, causando pánico entre los transeúntes.

    El incidente ocurrió alrededor de las 22:30 en el distrito de Le Marais, una zona popular por su vida nocturna y restaurantes. Testigos relatan que la víctima, identificada como mike, caminaba por la Rue des Rosiers cuando un individuo encapuchado se le acercó y, sin mediar palabra, le disparó a quemarropa antes de huir en una motocicleta.

    Servicios de emergencia llegaron al lugar en cuestión de minutos y trasladaron a Mike al Hospital Pitié-Salpêtrière, donde permanece en estado crítico. "Estamos haciendo todo lo posible para estabilizarlo", declaró un portavoz del centro médico.

    Las autoridades han iniciado una investigación y revisan las cámaras de seguridad de la zona. Aunque aún no se ha determinado el motivo del ataque, la policía no descarta ninguna hipótesis, incluyendo un posible ajuste de cuentas o un crimen al azar.

    "Es inquietante que un acto de violencia así ocurra en un barrio tan concurrido", comentó un residente local. "Esperamos que encuentren al responsable lo antes posible".

    El alcalde de París, Anne Hidalgo, expresó su preocupación y aseguró que se reforzará la seguridad en las áreas de mayor afluencia para evitar hechos similares. "No permitiremos que la violencia se normalice en nuestra ciudad", enfatizó.

    Las autoridades piden a cualquier persona con información sobre el atacante que se comunique con la policía para agilizar la captura del responsable. Mientras tanto, la comunidad parisina permanece en estado de alerta ante este impactante suceso. Venus Alakahan
    *una reportera empieza a grabar en un live de tiktok* Un joven de aproximadamente 22 años fue herido de bala en el pecho la noche del jueves en una concurrida calle de París, causando pánico entre los transeúntes. El incidente ocurrió alrededor de las 22:30 en el distrito de Le Marais, una zona popular por su vida nocturna y restaurantes. Testigos relatan que la víctima, identificada como mike, caminaba por la Rue des Rosiers cuando un individuo encapuchado se le acercó y, sin mediar palabra, le disparó a quemarropa antes de huir en una motocicleta. Servicios de emergencia llegaron al lugar en cuestión de minutos y trasladaron a Mike al Hospital Pitié-Salpêtrière, donde permanece en estado crítico. "Estamos haciendo todo lo posible para estabilizarlo", declaró un portavoz del centro médico. Las autoridades han iniciado una investigación y revisan las cámaras de seguridad de la zona. Aunque aún no se ha determinado el motivo del ataque, la policía no descarta ninguna hipótesis, incluyendo un posible ajuste de cuentas o un crimen al azar. "Es inquietante que un acto de violencia así ocurra en un barrio tan concurrido", comentó un residente local. "Esperamos que encuentren al responsable lo antes posible". El alcalde de París, Anne Hidalgo, expresó su preocupación y aseguró que se reforzará la seguridad en las áreas de mayor afluencia para evitar hechos similares. "No permitiremos que la violencia se normalice en nuestra ciudad", enfatizó. Las autoridades piden a cualquier persona con información sobre el atacante que se comunique con la policía para agilizar la captura del responsable. Mientras tanto, la comunidad parisina permanece en estado de alerta ante este impactante suceso. [Iam_ur_love4ever]
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  • *Salgo de mi templo con una seriedad poco característica en mi. Suspirante, me muevo lento hasta las escaleras, sacando de mi bolsillo un papel al tiempo que alzaba mi cabeza al cielo, hablando con voz potente.*

    - Queridos miembro del Olimpo, soy su mensajero, fiel informante de la verdad y solo la verdad - Moví mi brazo libre, subiéndolo hacía el cielo con exagerada teatralidad - Aquel que vuela con el viento quizás se pierda entre los bosques más oscuros y el que antaño brillaba en el cielo y los estadios, volverá de su autoexilio, para cobrarse lo que el herrero arrebató a la cazadora... El fuego arderá y la paz comprometida se verá.

    *Con esas palabras, hice una reverencia y desaparecí de escena entre hojas removidas por el viento, mientras las nubes se acercaban y la lluvia comenzaba a caer... Menos mal que me fui rápido, por que no tenía paraguas.*
    *Salgo de mi templo con una seriedad poco característica en mi. Suspirante, me muevo lento hasta las escaleras, sacando de mi bolsillo un papel al tiempo que alzaba mi cabeza al cielo, hablando con voz potente.* - Queridos miembro del Olimpo, soy su mensajero, fiel informante de la verdad y solo la verdad - Moví mi brazo libre, subiéndolo hacía el cielo con exagerada teatralidad - Aquel que vuela con el viento quizás se pierda entre los bosques más oscuros y el que antaño brillaba en el cielo y los estadios, volverá de su autoexilio, para cobrarse lo que el herrero arrebató a la cazadora... El fuego arderá y la paz comprometida se verá. *Con esas palabras, hice una reverencia y desaparecí de escena entre hojas removidas por el viento, mientras las nubes se acercaban y la lluvia comenzaba a caer... Menos mal que me fui rápido, por que no tenía paraguas.*
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  • 𝘌𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘺 𝘭𝘶𝘻
    Fandom Ninguno
    Categoría Fantasía
    〈 Rol con Svetla Le’ron ♡ 〉

    El viento murmuraba entre los árboles, susurrando antiguas melodías que solo la naturaleza comprendía, una canción ancestral tejida con las huellas de generaciones pasadas. Cada brisa que cruzaba el claro parecía tener una voz propia, modulada por el crujir suave de las ramas y el suspiro de las hojas que se mecían en su danza. Los árboles, imponentes y sabios, se erguían en una formación que hablaba de un orden primordial, más allá de la percepción humana; sus troncos, gruesos y rugosos, estaban marcados por las cicatrices de siglos, testigos de tormentas, inviernos y veranos interminables. Sus raíces, hundidas en lo profundo de la tierra, parecían como venas vivas, respirando al ritmo de la misma tierra que nutría todo lo que los rodeaba.

    Las hojas, de un verde profundo y casi vibrante, danzaban suavemente al compás del viento. La luz que se filtraba entre las ramas creaba una sinfonía de sombras, que se estiraban y se contraían, como si jugaran con la luz misma. Cada movimiento de estas era una susurrante revelación, una historia contada en un lenguaje antiguo, entendible solo para aquellos que supieran escuchar con el alma. El aire, que acariciaba la piel con su frescura, estaba impregnado con la fragancia envolvente de las flores silvestres, pequeñas joyas del campo que se alzaban como un tapiz multicolor entre la hierba alta. El aroma era un recordatorio de la vida que florecía sin restricciones, ajena a las manos del hombre, pura y sin contaminar.

    La tierra, mojada por la reciente lluvia, exhalaba un aroma cálido, profundo como el suspiro de la naturaleza misma. Cada rincón del claro parecía vibrar con la promesa de vida renovada, un respiro que solo los rincones alejados del mundo podían ofrecer. El suelo, cubierto de musgo y hojas caídas, crujía suavemente bajo cada paso, como si el propio suelo tuviera conciencia de su ser. A veces, el eco lejano del canto de un pájaro, o el crujido de un pequeño roedor en la maleza rompía el silencio, trayendo consigo la sensación de que la vida nunca dejaba de moverse.

    Era un lugar apartado, despojado de la influencia de los castillos altivos, que se alzaban como monumentos de poder e indiferencia a la belleza de lo natural. Ahí, no existían las murmuraciones de los pueblos bulliciosos, ni el constante clamor de los mercados o las forjas. En su lugar, sólo existía la pureza inquebrantable del entorno, donde el tiempo parecía haberse detenido, olvidado entre las sombras del pasado. No había rastro de la humanidad, de sus pesares, de sus ambiciones, solo la eterna danza de la naturaleza, que se renovaba constantemente, ajena a los destinos de aquellos que vivían más allá de su alcance. La luz del sol se descomponía en haces que caían suavemente sobre el suelo, creando un paisaje de sombras y claridad que se alternaban como una melodía en constante transformación.

    Pero entre todo aquello, entre la vida que brotaba en el silencio, algo sobresalía. Algo que no pertenecía a ese rincón olvidado de la tierra. Una figura, solitaria y solemne, caminaba en medio de la quietud del claro, su presencia desafiando todo lo que ese lugar representaba: pureza, vida, frescura. Ella no era de ese mundo, ni de los mundos que deberían haberla acogido. Era un eco de lo que debió haber sido, un vestigio de lo que alguna vez brilló, pero que la oscuridad había mancillado.

    Su figura era una contradicción en movimiento. Un ser atrapado entre lo que era y lo que ya no era, suspendido en ese espacio intermedio donde las expectativas se disuelven y el destino es incierto. Su manto negro, pesado y solemne, ondeaba suavemente en el aire, absorbiendo la luz del sol como si fuera parte de la misma nada.

    El cabello, de un color dorado desvaído, caía en ondas suaves sobre sus hombros. El brillo del trigo maduro, de la vida a punto de ser cosechada, se entrelazaba con el viento, creando una especie de halo irreal. Pero lo que realmente atraía la mirada eran sus ojos como el ámbar incandescente, llameantes y profundos que reflejaban las cenizas de un sol olvidado, y la luz de una luna que ya no existía en este mundo. Eran ojos que no pertenecían a alguien inocente ni a alguien purificado; eran ojos de alguien que había contemplado la parte de una eternidad en su peor forma, que había desvelado el sufrimiento del tiempo y lo había aceptado como parte de su ser.

    Su armadura, a medio camino entre lo antiguo y lo desgastado, se abrazaba a su cuerpo con la misma delicadeza que la sombra se abrazaba a la luna. Unas placas de metal oscuro cubrían sus hombros, el torso, las piernas, pero en su centro, donde la batalla había dejado sus huellas, las marcas de la guerra eran claras. La armadura estaba mellada, rota en algunas partes, como si hubiera sido desgarrada por el paso de muchas luchas. Los surcos en el metal, las abolladuras y grietas eran la prueba de que había peleado, de que había resistido y caído, pero aún estaba de pie.

    Pero lo que realmente la definía, lo que la hacía imposible de ignorar, eran sus alas. Un par de alas, majestuosas en su caída, que se desplegaban con una lentitud casi dolorosa. No blancas, no puras, sino bañadas en una neblina de polvo gris, un gris ceniciento que parecía llevar consigo la marca de un fuego que nunca terminó de consumirla. Eran alas malditas, alas que no sabían si pertenecían a un ángel caído o a una criatura condenada. Aun así, la belleza era innegable, en su tormento, en su suciedad. Las plumas, aunque desgastadas y manchadas, mantenían una fuerza solemne, un recordatorio de una majestuosidad que había sido, pero ya no era.

    Aquel ser, atrapado entre lo humano y lo divino, entre la condena y la salvación, se arrodilló en el centro del claro. El suelo era frío bajo sus rodillas, pero no parecía importarle. Sus ojos, fijos en el pequeño racimo de flores que crecía junto a ella, se suavizaron, como si el simple gesto de observar las pequeñas criaturas de la tierra le ofreciera una tregua, aunque breve, de la guerra interna que libraba. Sus manos, endurecidas por el acero, por la lucha, por el sufrimiento, se extendieron lentamente hacia las flores y con una delicadeza inesperada, tocó los pétalos con la punta de sus dedos, apenas una caricia, pero llena de la reverencia de alguien que aún sabe lo que es sentir.

    Los pétalos eran suaves, frágiles, como si pudieran desvanecerse en cualquier momento, pero las tocó con una quietud que contrastaba con la tormenta que era su vida. En sus ojos, había una chispa, una sombra de algo profundo, algo que no se revelaba fácilmente: nostalgia. Nostalgia de algo perdido, de algo que tal vez nunca fue suyo, pero que había sido tocado por su existencia. La flor, en su simpleza, en su fragilidad, le ofrecía algo que el mundo ya no podía: consuelo.

    Las alas, al agacharse, se arrastraron suavemente por el suelo, como si también ellas quisieran descansar, aliviar su peso. La imagen de aquel ángel mancillado, de aquella alma rota, quedó suspendida en el aire entre lo que fue y lo que podría haber sido. Y mientras la flor se mecía en el viento, ella permaneció allí, inmóvil atrapada en sus propios pensamientos.
    〈 Rol con [Svetlaler0n] ♡ 〉 El viento murmuraba entre los árboles, susurrando antiguas melodías que solo la naturaleza comprendía, una canción ancestral tejida con las huellas de generaciones pasadas. Cada brisa que cruzaba el claro parecía tener una voz propia, modulada por el crujir suave de las ramas y el suspiro de las hojas que se mecían en su danza. Los árboles, imponentes y sabios, se erguían en una formación que hablaba de un orden primordial, más allá de la percepción humana; sus troncos, gruesos y rugosos, estaban marcados por las cicatrices de siglos, testigos de tormentas, inviernos y veranos interminables. Sus raíces, hundidas en lo profundo de la tierra, parecían como venas vivas, respirando al ritmo de la misma tierra que nutría todo lo que los rodeaba. Las hojas, de un verde profundo y casi vibrante, danzaban suavemente al compás del viento. La luz que se filtraba entre las ramas creaba una sinfonía de sombras, que se estiraban y se contraían, como si jugaran con la luz misma. Cada movimiento de estas era una susurrante revelación, una historia contada en un lenguaje antiguo, entendible solo para aquellos que supieran escuchar con el alma. El aire, que acariciaba la piel con su frescura, estaba impregnado con la fragancia envolvente de las flores silvestres, pequeñas joyas del campo que se alzaban como un tapiz multicolor entre la hierba alta. El aroma era un recordatorio de la vida que florecía sin restricciones, ajena a las manos del hombre, pura y sin contaminar. La tierra, mojada por la reciente lluvia, exhalaba un aroma cálido, profundo como el suspiro de la naturaleza misma. Cada rincón del claro parecía vibrar con la promesa de vida renovada, un respiro que solo los rincones alejados del mundo podían ofrecer. El suelo, cubierto de musgo y hojas caídas, crujía suavemente bajo cada paso, como si el propio suelo tuviera conciencia de su ser. A veces, el eco lejano del canto de un pájaro, o el crujido de un pequeño roedor en la maleza rompía el silencio, trayendo consigo la sensación de que la vida nunca dejaba de moverse. Era un lugar apartado, despojado de la influencia de los castillos altivos, que se alzaban como monumentos de poder e indiferencia a la belleza de lo natural. Ahí, no existían las murmuraciones de los pueblos bulliciosos, ni el constante clamor de los mercados o las forjas. En su lugar, sólo existía la pureza inquebrantable del entorno, donde el tiempo parecía haberse detenido, olvidado entre las sombras del pasado. No había rastro de la humanidad, de sus pesares, de sus ambiciones, solo la eterna danza de la naturaleza, que se renovaba constantemente, ajena a los destinos de aquellos que vivían más allá de su alcance. La luz del sol se descomponía en haces que caían suavemente sobre el suelo, creando un paisaje de sombras y claridad que se alternaban como una melodía en constante transformación. Pero entre todo aquello, entre la vida que brotaba en el silencio, algo sobresalía. Algo que no pertenecía a ese rincón olvidado de la tierra. Una figura, solitaria y solemne, caminaba en medio de la quietud del claro, su presencia desafiando todo lo que ese lugar representaba: pureza, vida, frescura. Ella no era de ese mundo, ni de los mundos que deberían haberla acogido. Era un eco de lo que debió haber sido, un vestigio de lo que alguna vez brilló, pero que la oscuridad había mancillado. Su figura era una contradicción en movimiento. Un ser atrapado entre lo que era y lo que ya no era, suspendido en ese espacio intermedio donde las expectativas se disuelven y el destino es incierto. Su manto negro, pesado y solemne, ondeaba suavemente en el aire, absorbiendo la luz del sol como si fuera parte de la misma nada. El cabello, de un color dorado desvaído, caía en ondas suaves sobre sus hombros. El brillo del trigo maduro, de la vida a punto de ser cosechada, se entrelazaba con el viento, creando una especie de halo irreal. Pero lo que realmente atraía la mirada eran sus ojos como el ámbar incandescente, llameantes y profundos que reflejaban las cenizas de un sol olvidado, y la luz de una luna que ya no existía en este mundo. Eran ojos que no pertenecían a alguien inocente ni a alguien purificado; eran ojos de alguien que había contemplado la parte de una eternidad en su peor forma, que había desvelado el sufrimiento del tiempo y lo había aceptado como parte de su ser. Su armadura, a medio camino entre lo antiguo y lo desgastado, se abrazaba a su cuerpo con la misma delicadeza que la sombra se abrazaba a la luna. Unas placas de metal oscuro cubrían sus hombros, el torso, las piernas, pero en su centro, donde la batalla había dejado sus huellas, las marcas de la guerra eran claras. La armadura estaba mellada, rota en algunas partes, como si hubiera sido desgarrada por el paso de muchas luchas. Los surcos en el metal, las abolladuras y grietas eran la prueba de que había peleado, de que había resistido y caído, pero aún estaba de pie. Pero lo que realmente la definía, lo que la hacía imposible de ignorar, eran sus alas. Un par de alas, majestuosas en su caída, que se desplegaban con una lentitud casi dolorosa. No blancas, no puras, sino bañadas en una neblina de polvo gris, un gris ceniciento que parecía llevar consigo la marca de un fuego que nunca terminó de consumirla. Eran alas malditas, alas que no sabían si pertenecían a un ángel caído o a una criatura condenada. Aun así, la belleza era innegable, en su tormento, en su suciedad. Las plumas, aunque desgastadas y manchadas, mantenían una fuerza solemne, un recordatorio de una majestuosidad que había sido, pero ya no era. Aquel ser, atrapado entre lo humano y lo divino, entre la condena y la salvación, se arrodilló en el centro del claro. El suelo era frío bajo sus rodillas, pero no parecía importarle. Sus ojos, fijos en el pequeño racimo de flores que crecía junto a ella, se suavizaron, como si el simple gesto de observar las pequeñas criaturas de la tierra le ofreciera una tregua, aunque breve, de la guerra interna que libraba. Sus manos, endurecidas por el acero, por la lucha, por el sufrimiento, se extendieron lentamente hacia las flores y con una delicadeza inesperada, tocó los pétalos con la punta de sus dedos, apenas una caricia, pero llena de la reverencia de alguien que aún sabe lo que es sentir. Los pétalos eran suaves, frágiles, como si pudieran desvanecerse en cualquier momento, pero las tocó con una quietud que contrastaba con la tormenta que era su vida. En sus ojos, había una chispa, una sombra de algo profundo, algo que no se revelaba fácilmente: nostalgia. Nostalgia de algo perdido, de algo que tal vez nunca fue suyo, pero que había sido tocado por su existencia. La flor, en su simpleza, en su fragilidad, le ofrecía algo que el mundo ya no podía: consuelo. Las alas, al agacharse, se arrastraron suavemente por el suelo, como si también ellas quisieran descansar, aliviar su peso. La imagen de aquel ángel mancillado, de aquella alma rota, quedó suspendida en el aire entre lo que fue y lo que podría haber sido. Y mientras la flor se mecía en el viento, ella permaneció allí, inmóvil atrapada en sus propios pensamientos.
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    Vuelvo a compartir por aqui, esta publicación en la que os cuento las diferencias entre los botones "Seguir" y "Agregar personaje".

    Para más información como esta, podéis visitar el glosario de FicRol: https://ficrol.com/blogs/139694/CONOCIENDO-FICROL-5-CONCEPTOS-BASICOS-GLOSARIO-FICROL

    Y, no olvideis que podéis encontrar mucha más información de la plataforma en: https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios
    Vuelvo a compartir por aqui, esta publicación en la que os cuento las diferencias entre los botones "Seguir" y "Agregar personaje". Para más información como esta, podéis visitar el glosario de FicRol: https://ficrol.com/blogs/139694/CONOCIENDO-FICROL-5-CONCEPTOS-BASICOS-GLOSARIO-FICROL Y, no olvideis que podéis encontrar mucha más información de la plataforma en: https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios
    #FicRolTips
    ¡Hola FicRolers!
    Como veo que aun quedan ciertas dudas con respecto a este tema, vengo a contaros las diferencias entre SEGUIR a alguien y AGREGAR como amigo:

    Este concepto es MUY IMPORTANTE. Asi que voy a intentar explicarlo de la forma más sencilla que sé. Olvidaos del concepto del viejo twitter. En FicRol existen dos modos de ver la información que publica un personaje:

    Seguir a otro personaje:
    Seguir a otro personaje solo os asegura poder ver los posts que publica con privacidad PUBLICA.

    Es decir, no podréis ver los post que publica SOLO PARA AMIGOS.

    Muchos usuarios de la plataforma son bastante celosos de su intimidad y solo postean en privacidad PARA AMIGOS, lejos de las miradas de curiosos. Si solo sigues a un usuario no podrás ver sus publicaciones PARA AMIGOS

    Agregar como amigo a otro personaje:
    Cuando agregáis como amigo a otro personaje os aseguráis de poder ver toda la información que publica. Tanto los post y escenas de rol que están marcadas como PÚBLICAS como las que están marcadas solo PARA AMIGOS.

    Recuerda que... muchos usuarios de la plataforma son bastante celosos de su intimidad y solo postean en privado lejos de miradas de curiosos.

    Para más información como esta visita el glosario de FicRol: https://ficrol.com/blogs/139694/CONOCIENDO-FICROL-5-CONCEPTOS-BASICOS-GLOSARIO-FICROL

    Y, no olvides que puedes encontrar mucha más información de la plataforma en: https://ficrol.com/blogs/147711/%C3%8DNDICE-DE-GUIAS-Y-MINIGUIAS

    ¡Espero que os sirva de ayuda! Recordad que los RolSages estamos para ayudaros con vuestras dudas

    #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios #Guias #MiniGuias #CarolineForbes
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  • Esto es lo que se puede ver en el reproductor de Eugene:
    -----------------------------------
    | Devo - Whip It (2009 Remaster) |
    | ⇄ Ⅰ< ⅠⅠ >Ⅰ ↻ |
    | 1:30 ━━━━━━━━━●────── 2:40 |
    -----------------------------------
    Eugene estaría escuchando música en su reproductor de CD. Mientras tanto, estaría realizando una lectura de su libro de hechizos. Estaría tranquila, hojeando los pasos, las técnicas, observando los dibujos, reteniendo información... hasta que de repente... levantaría la vista para ver la hora, la cuál para su muy desagrado (y agrado al mismo tiempo) marcaría las:

    00:00

    Eran las 12 de la noche (p.m.). Eugene sentiría algo de apuro o sorpresa y se levantaría de inmediato de la silla, murmurando para sí misma mientras se movía hacia varias partes de su casa.

    ─¡Mierda! ¡Hoy tengo que ir a la universidad!─

    Se apresuraría, pasaría al baño, cepillaría sus dientes, iría a su habitación a buscar su pijama en el armario, iría con éste al baño de nuevo, se lo colocaría y luego iría a su dormitorio otra vez. Se vería en el espejo de su habitación, observando un poco su dentadura y luego acomodando un poco su pelo para después, acostarse en la cama e irse a dormir.

    Eugene apagaría la luz de su velador cuando se acostaría en su cama. Cerraría sus ojos y trataría de conciliar el sueño por más de que miles de pensamientos y sentimientos estuvieran pasando por su cabeza.
    Esto es lo que se puede ver en el reproductor de Eugene: ----------------------------------- | Devo - Whip It (2009 Remaster) | | ⇄ Ⅰ< ⅠⅠ >Ⅰ ↻ | | 1:30 ━━━━━━━━━●────── 2:40 | ----------------------------------- Eugene estaría escuchando música en su reproductor de CD. Mientras tanto, estaría realizando una lectura de su libro de hechizos. Estaría tranquila, hojeando los pasos, las técnicas, observando los dibujos, reteniendo información... hasta que de repente... levantaría la vista para ver la hora, la cuál para su muy desagrado (y agrado al mismo tiempo) marcaría las: 00:00 Eran las 12 de la noche (p.m.). Eugene sentiría algo de apuro o sorpresa y se levantaría de inmediato de la silla, murmurando para sí misma mientras se movía hacia varias partes de su casa. ─¡Mierda! ¡Hoy tengo que ir a la universidad!─ Se apresuraría, pasaría al baño, cepillaría sus dientes, iría a su habitación a buscar su pijama en el armario, iría con éste al baño de nuevo, se lo colocaría y luego iría a su dormitorio otra vez. Se vería en el espejo de su habitación, observando un poco su dentadura y luego acomodando un poco su pelo para después, acostarse en la cama e irse a dormir. Eugene apagaría la luz de su velador cuando se acostaría en su cama. Cerraría sus ojos y trataría de conciliar el sueño por más de que miles de pensamientos y sentimientos estuvieran pasando por su cabeza.
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  • ✴ ──────

    Desde siempre Liz poseía una gran fascinación por la naturaleza.

    En sus tiempos de peregrinaje las pausas para admirar el paisaje eran obligatorias mientras inspiraba el aire fresco que traía los aromas de la tierra y sus frutos silvestres.

    La bitácora de viaje que llevaba consigo la ocupaba para anotar información importante, datos relevantes y por su puesto, para bocetear cualquier cosa que captara su atención desde vegetación, insectos,animales e incluso hasta personas

    Tantos años pernoctando en medio de los bosques la había vuelto experta en reconocer la variada flora y fauna de cada zona.
    El canto de los pájaros según su especie, la variedad de hongos comestibles y venenosos, (información que mas de una vez sirvió para llevar algo de comida a su estómago) la forma de las nubes y cuales avisaban mal clima, incluso, podía reconocer por el tipo de plantas y sus características hacia donde tenía que caminar para hayar una fuente de agua dulce.

    Cada vez que encontraba una pluma entre la hierba o adherida a alguna rama de un árbol, la pelirroja la guardaba como un regalo preciado. Para ella, encontrarse una, era símbolo de buen augurio.

    Con el paso de los años llegó a tener una gran colección de todo tipo, color y tamaño. Algunas las adaptaba para poder dibujar y escribir con ellas, otras las pintaba haciendo pequeños diseños en los extremos y unas cuantas quedaban intactas tal y como las había recogido.

    Elizabeth en su habitación resguardándose de la tormenta que asolaba afuera ordenaba su colección con sumo cuidado analizando cada una y recordando el lugar de donde la había sacado. Una a una dejaba las plumas entre las hojas de su bitácora, hasta que se topó con la que había rescatado del estornino; Esa mágica tarde en la pradera cuando pudo ver de cerca a su pájaro favorito por primera vez.

    Suspiró sonriente, esta la dejó aparte, haría algo especial con ella.
    ✴ ────── Desde siempre Liz poseía una gran fascinación por la naturaleza. En sus tiempos de peregrinaje las pausas para admirar el paisaje eran obligatorias mientras inspiraba el aire fresco que traía los aromas de la tierra y sus frutos silvestres. La bitácora de viaje que llevaba consigo la ocupaba para anotar información importante, datos relevantes y por su puesto, para bocetear cualquier cosa que captara su atención desde vegetación, insectos,animales e incluso hasta personas Tantos años pernoctando en medio de los bosques la había vuelto experta en reconocer la variada flora y fauna de cada zona. El canto de los pájaros según su especie, la variedad de hongos comestibles y venenosos, (información que mas de una vez sirvió para llevar algo de comida a su estómago) la forma de las nubes y cuales avisaban mal clima, incluso, podía reconocer por el tipo de plantas y sus características hacia donde tenía que caminar para hayar una fuente de agua dulce. Cada vez que encontraba una pluma entre la hierba o adherida a alguna rama de un árbol, la pelirroja la guardaba como un regalo preciado. Para ella, encontrarse una, era símbolo de buen augurio. Con el paso de los años llegó a tener una gran colección de todo tipo, color y tamaño. Algunas las adaptaba para poder dibujar y escribir con ellas, otras las pintaba haciendo pequeños diseños en los extremos y unas cuantas quedaban intactas tal y como las había recogido. Elizabeth en su habitación resguardándose de la tormenta que asolaba afuera ordenaba su colección con sumo cuidado analizando cada una y recordando el lugar de donde la había sacado. Una a una dejaba las plumas entre las hojas de su bitácora, hasta que se topó con la que había rescatado del estornino; Esa mágica tarde en la pradera cuando pudo ver de cerca a su pájaro favorito por primera vez. Suspiró sonriente, esta la dejó aparte, haría algo especial con ella.
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  • #DuoRol

    La nieve se hundía bajo los pasos ligeros de Illyiv, cada movimiento suyo estaba acompañado por el susurro del viento que batía suavemente las ramas de los árboles. La noche en el Reino Fae era una obra de arte en sí misma, con un cielo repleto de estrellas y la nieve blanca cubriendo los senderos, como si la propia luna hubiera derramado su luz sobre la tierra.

    Mientras avanzaba, ajustó la capa oscura que cubría su vestido, un atuendo cuidadosamente elegido para mezclarse con los aldeanos. El vestido era de tonos apagados, con un color carbón que se fundía ligeramente con la penumbra, mientras que la capa negra le proporcionaba tanto calor como un toque de anonimato.

    La peliblanca hizo una pausa en el camino, apoyándose brevemente en un árbol ennegrecido por las sombras de la noche. Sus dedos alcanzaron el pergamino doblado que llevaba oculto en el interior de la manga de su vestido, desplegandolo con cuidado para repasar los detalles de la misión que la había hecho viajar hasta ese lugar.

    —"Obtener información..." —murmuraba mientras repasaba los detalles brevemente— "...el linaje de la luna... debilidades, alianzas del reino fae, su conexión con la oscuridad..." ¿Conexión con la oscuridad? Tsk... ¿Por qué a la organización le interesaría todo esto? —susurraba, hablando consigo misma mientras seguía leyendo el pergamino— "actúa con discreción, no reveles tu identidad, evita cualquier enfrentamiento directo..." Ugh, esto es absurdo...

    Enrrolló nuevamente el pergamino, escondiéndolo nuevamente en su vestimenta, y retomó su andar. La expresión en su rostro era de pura exasperación, y no pudo evitar que una sonrisa irónica se formará en sus labios.

    —Genial, infiltrarme en un reino, acercarme a un heredero lleno de secretos y robar información que podría provocar caos...suena justo como lo mío —murmuró con sarcasmo mientras el viento helado alzaba los mechones de su cabello blanco al aire.

    Este no era su estilo. Ella estaba acostumbrada a misiones rápidas, sangrientas y efectivas. Entrar, eliminar al objetivo y salir antes de que alguien notara lo que había sucedido, y si alguien lo notaba, lo eliminaba también. Pero esto de infiltrarse y actuar con sutileza no era más que un dolor de cabeza, pero sabía que no tenía opción.

    Mientras caminaba, sus pasos la llevaron por un sendero estrecho cubierto de nieve. Sin embargo, al continuar avanzando, se dió cuenta de algo inquietante: no tenía un plan claro, no sabía cómo proceder, ni siquiera sabía dónde se encontraba ahora mismo ese tal Ian Moonlight . Su objetivo era únicamente recolectar información, no podía involucrarse ni alterar el equilibrio político del reino.

    —¿Y ahora qué, Illyiv? —murmuró para si misma, su aliento escapando de sus labios en pequeñas nubes blancas. Se detuvo para mirar a su alrededor. Las luces de algunas cabañas cercanas brillaban en la distancia, pero no le ofrecían ninguna pista.

    El castillo se alzaba ante ella, pero no podía simplemente golpear la puerta y pedir hablar con él. Y la idea de entrar en un lugar lleno de guardias, y quizás magia, sin un plan sólido, no era precisamente alentadora. Por ahora, se limitaría a buscar un lugar donde quedarse en la aldea; mientras trataba de decidir cuál sería su próximo movimiento. Solo podía confiar en su instinto y en la capacidad de improvisar que siempre la había sacado adelante. Pero incluso mientras trazaba posibles estrategias, no podía evitar una sensación molesta en el fondo de su mente: está misión sería todo menos sencilla.
    #DuoRol La nieve se hundía bajo los pasos ligeros de Illyiv, cada movimiento suyo estaba acompañado por el susurro del viento que batía suavemente las ramas de los árboles. La noche en el Reino Fae era una obra de arte en sí misma, con un cielo repleto de estrellas y la nieve blanca cubriendo los senderos, como si la propia luna hubiera derramado su luz sobre la tierra. Mientras avanzaba, ajustó la capa oscura que cubría su vestido, un atuendo cuidadosamente elegido para mezclarse con los aldeanos. El vestido era de tonos apagados, con un color carbón que se fundía ligeramente con la penumbra, mientras que la capa negra le proporcionaba tanto calor como un toque de anonimato. La peliblanca hizo una pausa en el camino, apoyándose brevemente en un árbol ennegrecido por las sombras de la noche. Sus dedos alcanzaron el pergamino doblado que llevaba oculto en el interior de la manga de su vestido, desplegandolo con cuidado para repasar los detalles de la misión que la había hecho viajar hasta ese lugar. —"Obtener información..." —murmuraba mientras repasaba los detalles brevemente— "...el linaje de la luna... debilidades, alianzas del reino fae, su conexión con la oscuridad..." ¿Conexión con la oscuridad? Tsk... ¿Por qué a la organización le interesaría todo esto? —susurraba, hablando consigo misma mientras seguía leyendo el pergamino— "actúa con discreción, no reveles tu identidad, evita cualquier enfrentamiento directo..." Ugh, esto es absurdo... Enrrolló nuevamente el pergamino, escondiéndolo nuevamente en su vestimenta, y retomó su andar. La expresión en su rostro era de pura exasperación, y no pudo evitar que una sonrisa irónica se formará en sus labios. —Genial, infiltrarme en un reino, acercarme a un heredero lleno de secretos y robar información que podría provocar caos...suena justo como lo mío —murmuró con sarcasmo mientras el viento helado alzaba los mechones de su cabello blanco al aire. Este no era su estilo. Ella estaba acostumbrada a misiones rápidas, sangrientas y efectivas. Entrar, eliminar al objetivo y salir antes de que alguien notara lo que había sucedido, y si alguien lo notaba, lo eliminaba también. Pero esto de infiltrarse y actuar con sutileza no era más que un dolor de cabeza, pero sabía que no tenía opción. Mientras caminaba, sus pasos la llevaron por un sendero estrecho cubierto de nieve. Sin embargo, al continuar avanzando, se dió cuenta de algo inquietante: no tenía un plan claro, no sabía cómo proceder, ni siquiera sabía dónde se encontraba ahora mismo ese tal [Ian_Moon]. Su objetivo era únicamente recolectar información, no podía involucrarse ni alterar el equilibrio político del reino. —¿Y ahora qué, Illyiv? —murmuró para si misma, su aliento escapando de sus labios en pequeñas nubes blancas. Se detuvo para mirar a su alrededor. Las luces de algunas cabañas cercanas brillaban en la distancia, pero no le ofrecían ninguna pista. El castillo se alzaba ante ella, pero no podía simplemente golpear la puerta y pedir hablar con él. Y la idea de entrar en un lugar lleno de guardias, y quizás magia, sin un plan sólido, no era precisamente alentadora. Por ahora, se limitaría a buscar un lugar donde quedarse en la aldea; mientras trataba de decidir cuál sería su próximo movimiento. Solo podía confiar en su instinto y en la capacidad de improvisar que siempre la había sacado adelante. Pero incluso mientras trazaba posibles estrategias, no podía evitar una sensación molesta en el fondo de su mente: está misión sería todo menos sencilla.
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