Un nuevo visitante
> Las semanas anteriores, el joven fue entrenado por su salvador: Dante. Éste le otorgó un arco con flechas encantadas; una del hielo y otra de fuego. Durante ese tiempo, pasaron las mañanas y tardes entrenando su puntería y combate para convertirse en un cazador como lo era su maestro. Conforme pasaban los días, el castaño cogió una gran admiración al albino, tomándolo como su aspiración para continuar en ese mundo caótico, en lo que antes era la bella Fortuna. No solo perfeccionó sus técnicas de pelea, sino que si olfato se acostumbró a los nuevos olores de esa cuidad, reconociendo el aroma de los demonios y bestias que debía cazar a varios metros de distancia; junto a ello, sus orejas captaban los sonidos provenientes de ellos, siendo que sus habilidades híbridas se agudizaron. Un humano con las capacidades y fortalezas de un canino: se volvió un cazador ejemplar.
> Esa tarde, le encomendaron una misión individual: eliminar a los demonios de la zona norte de Fortuna. Habían recibido reportes de sobrevivientes en aquel lugar. Mandar a un perro era crucial; un rescatista. Aceptó la misión sin dudar. Su orgullo y afán de no decepcionar a Dante jugabna un papel al aceptar misiones sin compañía. Se encontraba en dicha zona, dentro de un edificio abandonado y destruido por los impactos de las criaturas. Apuntó su arco a una de ellas, cargado con una flecha de fuego; su intención era quemar a las cercanas y al que impactara. Pero algo cambió ese plan. Un hombre vagaba por las calles, encubierto de la cabeza a los pies; se dirigía directamente a ellos. Si disparaba, podría dañar al civil. Pero, hubo algo que captó toda su atención, más que el hecho de que un hombre se acercara a esas bestias sin un arma.
(Huele similar a Dante, mas no es él... ¿Quién es?)
> Salió el edificio; su paso fue al hombre. Las bestias lo percibieron y corrieron hacia él. Preparó nuevamente su flecha; esta vez la lanzó, acertando en la cabeza de una de las criaturas, la cual al caer prendió en fuego, tocando a las demás.
— ¡Aléjate! — Gritó al hombre misterioso. Debía protegerlo.
> Esa tarde, le encomendaron una misión individual: eliminar a los demonios de la zona norte de Fortuna. Habían recibido reportes de sobrevivientes en aquel lugar. Mandar a un perro era crucial; un rescatista. Aceptó la misión sin dudar. Su orgullo y afán de no decepcionar a Dante jugabna un papel al aceptar misiones sin compañía. Se encontraba en dicha zona, dentro de un edificio abandonado y destruido por los impactos de las criaturas. Apuntó su arco a una de ellas, cargado con una flecha de fuego; su intención era quemar a las cercanas y al que impactara. Pero algo cambió ese plan. Un hombre vagaba por las calles, encubierto de la cabeza a los pies; se dirigía directamente a ellos. Si disparaba, podría dañar al civil. Pero, hubo algo que captó toda su atención, más que el hecho de que un hombre se acercara a esas bestias sin un arma.
(Huele similar a Dante, mas no es él... ¿Quién es?)
> Salió el edificio; su paso fue al hombre. Las bestias lo percibieron y corrieron hacia él. Preparó nuevamente su flecha; esta vez la lanzó, acertando en la cabeza de una de las criaturas, la cual al caer prendió en fuego, tocando a las demás.
— ¡Aléjate! — Gritó al hombre misterioso. Debía protegerlo.
> Las semanas anteriores, el joven fue entrenado por su salvador: Dante. Éste le otorgó un arco con flechas encantadas; una del hielo y otra de fuego. Durante ese tiempo, pasaron las mañanas y tardes entrenando su puntería y combate para convertirse en un cazador como lo era su maestro. Conforme pasaban los días, el castaño cogió una gran admiración al albino, tomándolo como su aspiración para continuar en ese mundo caótico, en lo que antes era la bella Fortuna. No solo perfeccionó sus técnicas de pelea, sino que si olfato se acostumbró a los nuevos olores de esa cuidad, reconociendo el aroma de los demonios y bestias que debía cazar a varios metros de distancia; junto a ello, sus orejas captaban los sonidos provenientes de ellos, siendo que sus habilidades híbridas se agudizaron. Un humano con las capacidades y fortalezas de un canino: se volvió un cazador ejemplar.
> Esa tarde, le encomendaron una misión individual: eliminar a los demonios de la zona norte de Fortuna. Habían recibido reportes de sobrevivientes en aquel lugar. Mandar a un perro era crucial; un rescatista. Aceptó la misión sin dudar. Su orgullo y afán de no decepcionar a Dante jugabna un papel al aceptar misiones sin compañía. Se encontraba en dicha zona, dentro de un edificio abandonado y destruido por los impactos de las criaturas. Apuntó su arco a una de ellas, cargado con una flecha de fuego; su intención era quemar a las cercanas y al que impactara. Pero algo cambió ese plan. Un hombre vagaba por las calles, encubierto de la cabeza a los pies; se dirigía directamente a ellos. Si disparaba, podría dañar al civil. Pero, hubo algo que captó toda su atención, más que el hecho de que un hombre se acercara a esas bestias sin un arma.
(Huele similar a Dante, mas no es él... ¿Quién es?)
> Salió el edificio; su paso fue al hombre. Las bestias lo percibieron y corrieron hacia él. Preparó nuevamente su flecha; esta vez la lanzó, acertando en la cabeza de una de las criaturas, la cual al caer prendió en fuego, tocando a las demás.
— ¡Aléjate! — Gritó al hombre misterioso. Debía protegerlo.
Tipo
Grupal
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30
Estado
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