"𝓛𝓪 𝓹𝓵𝓾𝓶𝓪" 𝓬𝓸𝓷 Joffie Goldie
Esa mañana despertó con los primeros rayos de Sol que incidían por la ventana, sintiéndose cálidos y agradables en su rostro. Primero se arropó un poco más con lo que creyó era una manta, olfateándola inconscientemente, sintiéndose relajado y a gusto con el aroma que esa prenda desprendía.
No tardó en abrir los ojos lentamente, algo desconcertado al percatarse de que se encontraba en el sofá. Sin embargo la mayor sorpresa fue ver que con lo que se estaba tapando, era una chaqueta y una que conocía bien.
Cierto, al final ambos se durmieron juntos en el sofá esa noche. Ese pensamiento provocó que todo su rostro tomase un color rosado por la vergüenza, pues no dormía abrazado a nadie desde que era un niño, cuando sus padres aún vivían. Miró la prenda de ropa en sus manos por unos segundos y sin poder evitarlo la abrazó suavemente. ¿Jofiel se había ido al alba? ¿Y había dejado ahí su chaqueta? Pasó su mirada hacia la puerta en lo que se levantaba poco a poco. Para su sorpresa, los seguros estaban echados, no parecía que nadie hubiera abierto la puerta. ¿Cómo había salido entonces? ¿Por la ventana? Eso no tenía sentido alguno, se habría herido de gravedad de ser así.
Iba a dirigirse a la ventana cuando su mirada se posó en algo extraño en el suelo. Se acercó y quedó sorprendido y extrañado. Una pluma... ¿Qué hacía esa pluma junto al sofá del comedor? No hacía más que seguir teniendo dudas y ninguna respuesta desde que se levantó. Tomó la pluma en sus manos con cuidado, pues por alguna razón esta parecía ser afilada, por raro que resultase. Ese aroma... De nuevo podía sentir un reconfortante perfume. ¿Venía de la pluma? La acercó a su rostro e inhaló. Sí... Es el mismo olor que sintió estando junto a Joffie. ¿Por qué? No estaba entendiendo nada.
Esa mañana no tenía que trabajar, ya iría al club por la noche. Pero algo extraño estaba pasando con él. Empezaba a sentirse febril, con sudores y mareos. El corazón le latía con fuerza y cada vez le costaba más respirar. Primero pensó que tal vez sería un simple resfriado pero no. Nada más lejos de la realidad. El abrumador calor se extendía por su cuerpo mientras las fuerzas empezaban a fallarle. ¿Su celo? ¿Por qué ahora? Iba a dirigirse a su habitación para tumbarse en la cama pero se detuvo, observando la pluma que antes dejó sobre la mesita del comedor. No sabía por qué pero quería llevarla con él y así lo hizo.
El tiempo pasó y Shinobu estaba tirado en su cama, sufriendo por los síntomas del celo mientras instintivamente olfateaba aquella pluma. Estaba siendo un celo muy intenso, insoportable. Su mente se desvanecía en una intensa neblina, era imposible pensar con claridad.
Un pensamiento fugaz pasó por su mente, quería ayuda, necesitaba ayuda. Jofiel... Tomó su teléfono como pudo, buscó el contacto del rubio y marcó, esperando a que descolgara la llamada. Cuando la descolgó, solo pudo articular unas pocas palabras.
-A-Ayu...da...me... Ngh... Po-Por favor...
Esa mañana despertó con los primeros rayos de Sol que incidían por la ventana, sintiéndose cálidos y agradables en su rostro. Primero se arropó un poco más con lo que creyó era una manta, olfateándola inconscientemente, sintiéndose relajado y a gusto con el aroma que esa prenda desprendía.
No tardó en abrir los ojos lentamente, algo desconcertado al percatarse de que se encontraba en el sofá. Sin embargo la mayor sorpresa fue ver que con lo que se estaba tapando, era una chaqueta y una que conocía bien.
Cierto, al final ambos se durmieron juntos en el sofá esa noche. Ese pensamiento provocó que todo su rostro tomase un color rosado por la vergüenza, pues no dormía abrazado a nadie desde que era un niño, cuando sus padres aún vivían. Miró la prenda de ropa en sus manos por unos segundos y sin poder evitarlo la abrazó suavemente. ¿Jofiel se había ido al alba? ¿Y había dejado ahí su chaqueta? Pasó su mirada hacia la puerta en lo que se levantaba poco a poco. Para su sorpresa, los seguros estaban echados, no parecía que nadie hubiera abierto la puerta. ¿Cómo había salido entonces? ¿Por la ventana? Eso no tenía sentido alguno, se habría herido de gravedad de ser así.
Iba a dirigirse a la ventana cuando su mirada se posó en algo extraño en el suelo. Se acercó y quedó sorprendido y extrañado. Una pluma... ¿Qué hacía esa pluma junto al sofá del comedor? No hacía más que seguir teniendo dudas y ninguna respuesta desde que se levantó. Tomó la pluma en sus manos con cuidado, pues por alguna razón esta parecía ser afilada, por raro que resultase. Ese aroma... De nuevo podía sentir un reconfortante perfume. ¿Venía de la pluma? La acercó a su rostro e inhaló. Sí... Es el mismo olor que sintió estando junto a Joffie. ¿Por qué? No estaba entendiendo nada.
Esa mañana no tenía que trabajar, ya iría al club por la noche. Pero algo extraño estaba pasando con él. Empezaba a sentirse febril, con sudores y mareos. El corazón le latía con fuerza y cada vez le costaba más respirar. Primero pensó que tal vez sería un simple resfriado pero no. Nada más lejos de la realidad. El abrumador calor se extendía por su cuerpo mientras las fuerzas empezaban a fallarle. ¿Su celo? ¿Por qué ahora? Iba a dirigirse a su habitación para tumbarse en la cama pero se detuvo, observando la pluma que antes dejó sobre la mesita del comedor. No sabía por qué pero quería llevarla con él y así lo hizo.
El tiempo pasó y Shinobu estaba tirado en su cama, sufriendo por los síntomas del celo mientras instintivamente olfateaba aquella pluma. Estaba siendo un celo muy intenso, insoportable. Su mente se desvanecía en una intensa neblina, era imposible pensar con claridad.
Un pensamiento fugaz pasó por su mente, quería ayuda, necesitaba ayuda. Jofiel... Tomó su teléfono como pudo, buscó el contacto del rubio y marcó, esperando a que descolgara la llamada. Cuando la descolgó, solo pudo articular unas pocas palabras.
-A-Ayu...da...me... Ngh... Po-Por favor...
"𝓛𝓪 𝓹𝓵𝓾𝓶𝓪" 𝓬𝓸𝓷 [zephyr_titanium_raven_238]
Esa mañana despertó con los primeros rayos de Sol que incidían por la ventana, sintiéndose cálidos y agradables en su rostro. Primero se arropó un poco más con lo que creyó era una manta, olfateándola inconscientemente, sintiéndose relajado y a gusto con el aroma que esa prenda desprendía.
No tardó en abrir los ojos lentamente, algo desconcertado al percatarse de que se encontraba en el sofá. Sin embargo la mayor sorpresa fue ver que con lo que se estaba tapando, era una chaqueta y una que conocía bien.
Cierto, al final ambos se durmieron juntos en el sofá esa noche. Ese pensamiento provocó que todo su rostro tomase un color rosado por la vergüenza, pues no dormía abrazado a nadie desde que era un niño, cuando sus padres aún vivían. Miró la prenda de ropa en sus manos por unos segundos y sin poder evitarlo la abrazó suavemente. ¿Jofiel se había ido al alba? ¿Y había dejado ahí su chaqueta? Pasó su mirada hacia la puerta en lo que se levantaba poco a poco. Para su sorpresa, los seguros estaban echados, no parecía que nadie hubiera abierto la puerta. ¿Cómo había salido entonces? ¿Por la ventana? Eso no tenía sentido alguno, se habría herido de gravedad de ser así.
Iba a dirigirse a la ventana cuando su mirada se posó en algo extraño en el suelo. Se acercó y quedó sorprendido y extrañado. Una pluma... ¿Qué hacía esa pluma junto al sofá del comedor? No hacía más que seguir teniendo dudas y ninguna respuesta desde que se levantó. Tomó la pluma en sus manos con cuidado, pues por alguna razón esta parecía ser afilada, por raro que resultase. Ese aroma... De nuevo podía sentir un reconfortante perfume. ¿Venía de la pluma? La acercó a su rostro e inhaló. Sí... Es el mismo olor que sintió estando junto a Joffie. ¿Por qué? No estaba entendiendo nada.
Esa mañana no tenía que trabajar, ya iría al club por la noche. Pero algo extraño estaba pasando con él. Empezaba a sentirse febril, con sudores y mareos. El corazón le latía con fuerza y cada vez le costaba más respirar. Primero pensó que tal vez sería un simple resfriado pero no. Nada más lejos de la realidad. El abrumador calor se extendía por su cuerpo mientras las fuerzas empezaban a fallarle. ¿Su celo? ¿Por qué ahora? Iba a dirigirse a su habitación para tumbarse en la cama pero se detuvo, observando la pluma que antes dejó sobre la mesita del comedor. No sabía por qué pero quería llevarla con él y así lo hizo.
El tiempo pasó y Shinobu estaba tirado en su cama, sufriendo por los síntomas del celo mientras instintivamente olfateaba aquella pluma. Estaba siendo un celo muy intenso, insoportable. Su mente se desvanecía en una intensa neblina, era imposible pensar con claridad.
Un pensamiento fugaz pasó por su mente, quería ayuda, necesitaba ayuda. Jofiel... Tomó su teléfono como pudo, buscó el contacto del rubio y marcó, esperando a que descolgara la llamada. Cuando la descolgó, solo pudo articular unas pocas palabras.
-A-Ayu...da...me... Ngh... Po-Por favor...