• La noche se extendía sobre el mundo como un manto rasgado, sus hilos de plata temblando entre las copas de los árboles. A lo lejos, los cuervos trazaban sombras en el cielo, pero su voz se apagaba aquí, donde solo la brisa y el crujir de las hojas susurraban secretos olvidados.

    Me detuve en el claro, sintiendo la humedad de la tierra bajo mis pies. El humo que escapaba de mi máscara se mezclaba con la niebla que reptaba sobre el suelo, enredándose en las raíces y en los troncos retorcidos de los árboles centenarios. Cerré los ojos un instante. El silencio tenía peso aquí. Y en ese silencio, escuché el deslizamiento casi imperceptible sobre la hojarasca.

    Ahí estaba ella.

    Emergió de la penumbra como un hilo de sombra líquida, su cuerpo ondulando con una gracia inhumana. Su piel era oscura y brillante como la obsidiana, y sus ojos, dos esferas de ámbar incandescente, se fijaron en mí con una calma absoluta. No hubo miedo en su mirada, solo un entendimiento antiguo, profundo.

    —Te esperaba. —Murmuré, aunque no supe por qué.

    La serpiente alzó la cabeza, su lengua hendida probando el aire. Parecía saber algo que yo aún no comprendía.

    —Vienes de lejos. —Dije, observando la cicatriz pálida que surcaba su lomo, una herida vieja, sanada con el tiempo pero nunca olvidada.

    Ella no respondió, pero no necesitaba hacerlo. La historia estaba en su piel, en la forma en que su cuerpo se movía con cautela, en la manera en que su mirada no titubeaba. Había sobrevivido a algo. A alguien.

    La entendí.

    Porque yo también había sido herida. Yo también había deslizado mi cuerpo por la noche, lejos de manos que intentaban atraparme, de cuchillas que buscaban partirme en dos. Yo también había aprendido a moverse en la penumbra, a esperar el momento exacto para morder.

    Un cuervo graznó en la distancia. La serpiente parpadeó lentamente y, con la misma quietud con la que había llegado, comenzó a alejarse.

    —No... —Quise decir. Quédate. Enséñame qué hacer con las cicatrices. Enséñame a recordar sin convertirme en lo que me hirió.

    Pero las serpientes no enseñan con palabras. Enseñan con su existencia, con la forma en que continúan deslizándose, con la certeza de que la piel rota se abandona y una nueva emerge en su lugar.

    La observé desaparecer entre las raíces, su silueta fundiéndose con la tierra.
    La noche se extendía sobre el mundo como un manto rasgado, sus hilos de plata temblando entre las copas de los árboles. A lo lejos, los cuervos trazaban sombras en el cielo, pero su voz se apagaba aquí, donde solo la brisa y el crujir de las hojas susurraban secretos olvidados. Me detuve en el claro, sintiendo la humedad de la tierra bajo mis pies. El humo que escapaba de mi máscara se mezclaba con la niebla que reptaba sobre el suelo, enredándose en las raíces y en los troncos retorcidos de los árboles centenarios. Cerré los ojos un instante. El silencio tenía peso aquí. Y en ese silencio, escuché el deslizamiento casi imperceptible sobre la hojarasca. Ahí estaba ella. Emergió de la penumbra como un hilo de sombra líquida, su cuerpo ondulando con una gracia inhumana. Su piel era oscura y brillante como la obsidiana, y sus ojos, dos esferas de ámbar incandescente, se fijaron en mí con una calma absoluta. No hubo miedo en su mirada, solo un entendimiento antiguo, profundo. —Te esperaba. —Murmuré, aunque no supe por qué. La serpiente alzó la cabeza, su lengua hendida probando el aire. Parecía saber algo que yo aún no comprendía. —Vienes de lejos. —Dije, observando la cicatriz pálida que surcaba su lomo, una herida vieja, sanada con el tiempo pero nunca olvidada. Ella no respondió, pero no necesitaba hacerlo. La historia estaba en su piel, en la forma en que su cuerpo se movía con cautela, en la manera en que su mirada no titubeaba. Había sobrevivido a algo. A alguien. La entendí. Porque yo también había sido herida. Yo también había deslizado mi cuerpo por la noche, lejos de manos que intentaban atraparme, de cuchillas que buscaban partirme en dos. Yo también había aprendido a moverse en la penumbra, a esperar el momento exacto para morder. Un cuervo graznó en la distancia. La serpiente parpadeó lentamente y, con la misma quietud con la que había llegado, comenzó a alejarse. —No... —Quise decir. Quédate. Enséñame qué hacer con las cicatrices. Enséñame a recordar sin convertirme en lo que me hirió. Pero las serpientes no enseñan con palabras. Enseñan con su existencia, con la forma en que continúan deslizándose, con la certeza de que la piel rota se abandona y una nueva emerge en su lugar. La observé desaparecer entre las raíces, su silueta fundiéndose con la tierra.
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  • PERSECUCIÓN EN LA CIUDAD
    Fandom OC
    Categoría Acción
    El viento helado le cortaba la piel mientras corría. Sus patas—no, sus pies—golpeaban el asfalto mojado, dejando huellas irregulares de sangre en su carrera desesperada por las calles iluminadas por farolas parpadeantes.

    La ciudad era un laberinto de edificios altos, callejones estrechos y luces de neón vibrando en la niebla. El caos de las sirenas y los motores rugía a su alrededor, pero Eon-9 solo escuchaba una cosa:

    Los cazadores venían por él.

    —¡Ahí está! ¡No lo pierdan!

    El grito rasgó el aire, seguido por el sonido de botas golpeando el suelo con una precisión militar. Los agentes del laboratorio se movían como depredadores, coordinados, disciplinados. Sabían lo que buscaban. Sabían lo que era él.

    Y no podían permitirse perderlo.

    Un zumbido agudo le hizo girar en el último segundo. El dardo tranquilizante pasó a centímetros de su oreja. No se detuvo. No podía detenerse.

    Saltó sobre un contenedor de basura, usándolo como impulso para trepar un muro de ladrillo viejo. Sus dedos ensangrentados resbalaron, pero se aferró. Sentía los músculos quemar, el cuerpo al borde del colapso.

    —¡Flanqueen el perímetro! ¡Que no llegue a la avenida!

    Un destello de luz roja. Láseres de escáner. Querían fijar su posición. Quería desaparecer.

    Rodó por el otro lado del muro y aterrizó en un callejón oscuro. El hedor a humedad y a desechos se pegó a su nariz. Perfecto.

    Agazapado tras una fila de cajas rotas, intentó controlar su respiración. Pero su corazón latía como un tambor de guerra.

    —Unidad Beta, escaneen esta zona. No puede haber ido lejos.

    Los pasos se acercaban. Eon-9 sintió el pulso en sus oídos, la presión en su pecho.

    ¿Era esto todo?

    ¿Volver a la jaula? Volver a las agujas, a las voces frías, a los bisturíes cortando su carne como si no doliera…?

    No.

    NO.

    Se impulsó con toda la energía que le quedaba y se lanzó a la calle principal. Un coche casi lo atropella. Frenó con un chirrido, el conductor gritando insultos. No importaba. Los agentes abrieron fuego.

    Chispas saltaron del asfalto cuando las balas impactaron el suelo.

    Esquivó, rodó, giró bruscamente hacia un mercado nocturno lleno de gente. Gritos. Bolsas cayendo. Platos rompiéndose.

    —¡Mierda, se metió entre la multitud!

    —¡No disparen! ¡Demasiados civiles!

    Oportunidad.

    Saltó sobre un puesto, impulsándose con las manos. Su cuerpo ya no respondía bien, pero la adrenalina lo mantenía en movimiento.

    Dos calles más. Un giro brusco. Un túnel subterráneo.

    La oscuridad lo envolvió cuando se dejó caer en las sombras. Los pasos de sus perseguidores se volvieron más distantes.

    Silencio.

    Respiró hondo. El hedor a alcantarilla quemó su nariz.

    No importaba. Seguía vivo.

    Por ahora.
    El viento helado le cortaba la piel mientras corría. Sus patas—no, sus pies—golpeaban el asfalto mojado, dejando huellas irregulares de sangre en su carrera desesperada por las calles iluminadas por farolas parpadeantes. La ciudad era un laberinto de edificios altos, callejones estrechos y luces de neón vibrando en la niebla. El caos de las sirenas y los motores rugía a su alrededor, pero Eon-9 solo escuchaba una cosa: Los cazadores venían por él. —¡Ahí está! ¡No lo pierdan! El grito rasgó el aire, seguido por el sonido de botas golpeando el suelo con una precisión militar. Los agentes del laboratorio se movían como depredadores, coordinados, disciplinados. Sabían lo que buscaban. Sabían lo que era él. Y no podían permitirse perderlo. Un zumbido agudo le hizo girar en el último segundo. El dardo tranquilizante pasó a centímetros de su oreja. No se detuvo. No podía detenerse. Saltó sobre un contenedor de basura, usándolo como impulso para trepar un muro de ladrillo viejo. Sus dedos ensangrentados resbalaron, pero se aferró. Sentía los músculos quemar, el cuerpo al borde del colapso. —¡Flanqueen el perímetro! ¡Que no llegue a la avenida! Un destello de luz roja. Láseres de escáner. Querían fijar su posición. Quería desaparecer. Rodó por el otro lado del muro y aterrizó en un callejón oscuro. El hedor a humedad y a desechos se pegó a su nariz. Perfecto. Agazapado tras una fila de cajas rotas, intentó controlar su respiración. Pero su corazón latía como un tambor de guerra. —Unidad Beta, escaneen esta zona. No puede haber ido lejos. Los pasos se acercaban. Eon-9 sintió el pulso en sus oídos, la presión en su pecho. ¿Era esto todo? ¿Volver a la jaula? Volver a las agujas, a las voces frías, a los bisturíes cortando su carne como si no doliera…? No. NO. Se impulsó con toda la energía que le quedaba y se lanzó a la calle principal. Un coche casi lo atropella. Frenó con un chirrido, el conductor gritando insultos. No importaba. Los agentes abrieron fuego. Chispas saltaron del asfalto cuando las balas impactaron el suelo. Esquivó, rodó, giró bruscamente hacia un mercado nocturno lleno de gente. Gritos. Bolsas cayendo. Platos rompiéndose. —¡Mierda, se metió entre la multitud! —¡No disparen! ¡Demasiados civiles! Oportunidad. Saltó sobre un puesto, impulsándose con las manos. Su cuerpo ya no respondía bien, pero la adrenalina lo mantenía en movimiento. Dos calles más. Un giro brusco. Un túnel subterráneo. La oscuridad lo envolvió cuando se dejó caer en las sombras. Los pasos de sus perseguidores se volvieron más distantes. Silencio. Respiró hondo. El hedor a alcantarilla quemó su nariz. No importaba. Seguía vivo. Por ahora.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    // jejeje ahora es que entiendo que solo puedo fijar una cosa
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  • Sus ojos, brasas ardientes, se fijaron en los contrarios con una intensidad que hacía que el aire pareciera más pesado. Su voz, grave y pausada, resuena en el vacío, como un eco que se niega a desaparecer.

    —Tu camino se bifurca aquí, y el peso de tu decisión definirá más de lo que crees. No pretendas elegir sin comprender lo que implica cada paso.

    Extendió una mano enguantada hacia la derecha, el humo gris que emanaba de su figura apuntando con intención.

    —Toma el primer sendero, y hallarás certeza. Es una elección segura, cómoda… Pero limitada. Allí, hallarás lo que buscas, pero no más. No te desafiará ni te cambiará.

    Su otra mano se elevó lentamente, indicando el camino opuesto, donde las sombras parecían retorcerse con vida propia.

    —El segundo sendero… Es incierto, impredecible. Puede que encuentres más de lo que esperas… O nada en absoluto. Es un riesgo que pocos se atreven a tomar, pues exige una valentía que no todos poseen.

    Inclinó la cabeza ligeramente, su máscara reflejando una pálida luz. Su tono se suavizó apenas, aunque su gravedad permanecía intacta.

    —Ambos caminos están abiertos, pero no esperes volver atrás una vez que decidas. Ahora, dime… ¿Arriesgarias lo que eres por lo que podrías llegar a ser, o te contentarias con la seguridad de lo que conoces?

    Y entonces, guardó silencio, observando con esos ojos ardientes que parecían expectantes de una respuesta.
    Sus ojos, brasas ardientes, se fijaron en los contrarios con una intensidad que hacía que el aire pareciera más pesado. Su voz, grave y pausada, resuena en el vacío, como un eco que se niega a desaparecer. —Tu camino se bifurca aquí, y el peso de tu decisión definirá más de lo que crees. No pretendas elegir sin comprender lo que implica cada paso. Extendió una mano enguantada hacia la derecha, el humo gris que emanaba de su figura apuntando con intención. —Toma el primer sendero, y hallarás certeza. Es una elección segura, cómoda… Pero limitada. Allí, hallarás lo que buscas, pero no más. No te desafiará ni te cambiará. Su otra mano se elevó lentamente, indicando el camino opuesto, donde las sombras parecían retorcerse con vida propia. —El segundo sendero… Es incierto, impredecible. Puede que encuentres más de lo que esperas… O nada en absoluto. Es un riesgo que pocos se atreven a tomar, pues exige una valentía que no todos poseen. Inclinó la cabeza ligeramente, su máscara reflejando una pálida luz. Su tono se suavizó apenas, aunque su gravedad permanecía intacta. —Ambos caminos están abiertos, pero no esperes volver atrás una vez que decidas. Ahora, dime… ¿Arriesgarias lo que eres por lo que podrías llegar a ser, o te contentarias con la seguridad de lo que conoces? Y entonces, guardó silencio, observando con esos ojos ardientes que parecían expectantes de una respuesta.
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  • //ovo)7 Bueno antes de empezar solo queria decir que solo el cambio de edad en Star es valida solo para esta publicacion. Las interacciones que tenga con la gente fuera de esta es con la Star actual. Habiendo dicho eso aquí esta.
    -------------------------------
    ✧──────────────╮
    │Star / 31
    ✧──────────────╯

    -La ciudad estaba bañada por la cálida luz del sol, con un cielo despejado que permitía que una brisa ligera refrescara las calles. Las hojas de los árboles en el parque cercano danzaban suavemente al ritmo del viento. Era un día tranquilo, uno que parecía ideal para relajarse lejos del bullicio y la prisa de otros días.-

    -En un edificio modesto, un departamento en particular se destacaba por su abandono. La capa de polvo sobre el piso y los muebles era evidente, acumulada durante años de desocupación. Las ventanas dejaban pasar tenues rayos de luz, que apenas iluminaban el espacio, dándole un aire de melancolía y olvido. El lugar parecía atrapado en un tiempo pasado, hasta que algo rompió la monotonía.-

    -Un resplandor dorado comenzó a dibujarse en el centro del suelo, formando un pentagrama brillante. La luminosidad se intensificó hasta que una figura femenina emergió del círculo mágico. La mujer, de largos cabellos castaños con un delicado degradado dorado, llevaba una armadura vistosa y poco convencional que realzaba su presencia. En sus brazos, una niña pequeña, de aspecto similar y mirada curiosa, miraba el lugar con fascinación.-

    -Star dio un paso hacia adelante. Su mirada recorrió los muebles polvorientos y los rincones olvidados. Tras unos momentos, habló con calma, rompiendo el silencio del lugar.-

    Star: Bien. Ya llegamos, no es la gran cosa, pero este es el mundo mortal. Precisamente el lugar donde vivía antes.

    -La niña, con los ojos brillantes de emoción, alzó la vista hacia ella y exclamó con una voz dulce y animada-

    ???: Waaah~ Es muy pequeño~~ ¡Pero Casita es más grande!

    -Sin esperar mucho, la pequeña le hizo un gesto para que la bajara. Una vez en el suelo, comenzó a recorrer el departamento con pasos ligeros, explorando cada rincón con curiosidad infantil, arrastrando sus largas mangas por el suelo. Mientras tanto, Star se dirigió hacia su antigua habitación, sus pasos resonando suavemente en el piso polvoriento.-

    -Al entrar, sus ojos se fijaron en la cama perfectamente ordenada. Encima de esta descansaba un peluche de tigre, que parecía haber quedado intacto pese al tiempo. Star lo miró con seriedad, sus pensamientos girando en torno a algo que no verbalizó. Sin embargo, un jadeo suave interrumpió su contemplación.-

    -Al girarse, vio a la pequeña en el balcón, subida sobre una silla. Sus ojos estaban fijos en el parque que se extendía frente al edificio, y su rostro reflejaba pura emoción. La niña volteó hacia Star y le hizo una pregunta con entusiasmo en su tono.-

    ???: Mami, ¿podemos ir al parque?

    -Star la observó en silencio por un momento, considerando la petición. Finalmente, asintió con una leve sonrisa.-

    Star: Claro, Estela. Ven, vayamos a pasear un poco.

    Estela: ¡Yippie!

    -Con rapidez, la niña bajó de la silla y corrió hacia Star, alzando su manito para que esta se la tomara. Al tomarla, Star la guió fuera del departamento-

    -El parque era un lugar lleno de vida. Los niños reían y jugaban en los columpios y toboganes, mientras los adultos descansaban en el cesped, bajo o un arbol, o una banca, algunos leyendo o disfrutando de la tranquilidad.-

    -Bajo un gran árbol frondoso, Star descansaba sentada en la sombra, observando a Estela. La pequeña correteaba entre las máquinas de juego, su risa resonando alegremente. Star la seguía con la mirada, disfrutando de la calma del momento. Sin embargo, unos minutos después, Estela corrió hacia ella con la respiración agitada y el rostro encendido de emoción.-

    Estela: ¡Mami! ¡Mami!

    -La niña agitó suavemente el brazo de Star, quien reaccionó sorprendida. Con ternura, acomodó a Estela en sus brazos, y la pequeña apuntó con un gesto hacia un punto en la distancia.-

    Estela: Mami, dice que te conoce.

    -Star alzó la mirada con curiosidad hacia la dirección que señalaba Estela, observando a la figura que se encontraba frente a ellas.-
    //ovo)7 Bueno antes de empezar solo queria decir que solo el cambio de edad en Star es valida solo para esta publicacion. Las interacciones que tenga con la gente fuera de esta es con la Star actual. Habiendo dicho eso aquí esta. ------------------------------- ✧──────────────╮ │Star / 31 ✧──────────────╯ -La ciudad estaba bañada por la cálida luz del sol, con un cielo despejado que permitía que una brisa ligera refrescara las calles. Las hojas de los árboles en el parque cercano danzaban suavemente al ritmo del viento. Era un día tranquilo, uno que parecía ideal para relajarse lejos del bullicio y la prisa de otros días.- -En un edificio modesto, un departamento en particular se destacaba por su abandono. La capa de polvo sobre el piso y los muebles era evidente, acumulada durante años de desocupación. Las ventanas dejaban pasar tenues rayos de luz, que apenas iluminaban el espacio, dándole un aire de melancolía y olvido. El lugar parecía atrapado en un tiempo pasado, hasta que algo rompió la monotonía.- -Un resplandor dorado comenzó a dibujarse en el centro del suelo, formando un pentagrama brillante. La luminosidad se intensificó hasta que una figura femenina emergió del círculo mágico. La mujer, de largos cabellos castaños con un delicado degradado dorado, llevaba una armadura vistosa y poco convencional que realzaba su presencia. En sus brazos, una niña pequeña, de aspecto similar y mirada curiosa, miraba el lugar con fascinación.- -Star dio un paso hacia adelante. Su mirada recorrió los muebles polvorientos y los rincones olvidados. Tras unos momentos, habló con calma, rompiendo el silencio del lugar.- Star: Bien. Ya llegamos, no es la gran cosa, pero este es el mundo mortal. Precisamente el lugar donde vivía antes. -La niña, con los ojos brillantes de emoción, alzó la vista hacia ella y exclamó con una voz dulce y animada- ???: Waaah~ Es muy pequeño~~ ¡Pero Casita es más grande! -Sin esperar mucho, la pequeña le hizo un gesto para que la bajara. Una vez en el suelo, comenzó a recorrer el departamento con pasos ligeros, explorando cada rincón con curiosidad infantil, arrastrando sus largas mangas por el suelo. Mientras tanto, Star se dirigió hacia su antigua habitación, sus pasos resonando suavemente en el piso polvoriento.- -Al entrar, sus ojos se fijaron en la cama perfectamente ordenada. Encima de esta descansaba un peluche de tigre, que parecía haber quedado intacto pese al tiempo. Star lo miró con seriedad, sus pensamientos girando en torno a algo que no verbalizó. Sin embargo, un jadeo suave interrumpió su contemplación.- -Al girarse, vio a la pequeña en el balcón, subida sobre una silla. Sus ojos estaban fijos en el parque que se extendía frente al edificio, y su rostro reflejaba pura emoción. La niña volteó hacia Star y le hizo una pregunta con entusiasmo en su tono.- ???: Mami, ¿podemos ir al parque? -Star la observó en silencio por un momento, considerando la petición. Finalmente, asintió con una leve sonrisa.- Star: Claro, Estela. Ven, vayamos a pasear un poco. Estela: ¡Yippie! -Con rapidez, la niña bajó de la silla y corrió hacia Star, alzando su manito para que esta se la tomara. Al tomarla, Star la guió fuera del departamento- -El parque era un lugar lleno de vida. Los niños reían y jugaban en los columpios y toboganes, mientras los adultos descansaban en el cesped, bajo o un arbol, o una banca, algunos leyendo o disfrutando de la tranquilidad.- -Bajo un gran árbol frondoso, Star descansaba sentada en la sombra, observando a Estela. La pequeña correteaba entre las máquinas de juego, su risa resonando alegremente. Star la seguía con la mirada, disfrutando de la calma del momento. Sin embargo, unos minutos después, Estela corrió hacia ella con la respiración agitada y el rostro encendido de emoción.- Estela: ¡Mami! ¡Mami! -La niña agitó suavemente el brazo de Star, quien reaccionó sorprendida. Con ternura, acomodó a Estela en sus brazos, y la pequeña apuntó con un gesto hacia un punto en la distancia.- Estela: Mami, dice que te conoce. -Star alzó la mirada con curiosidad hacia la dirección que señalaba Estela, observando a la figura que se encontraba frente a ellas.-
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  • "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔" (Recuerdos pasados de Kazuo).

    La primera vez que Kazuo acompañó a sus padres al poblado más cercano para comerciar con sus cultivos, se convirtió en un auténtico espectáculo para quienes lo veían.
    Era hermoso... una belleza casi irreal, etérea. Era imposible no fijarse en él y en sus deslumbrantes ojos lapislázuli, algo totalmente fuera de lo común. Por suerte, habían conseguido teñir su cabello lo suficientemente bien como para que no luciera del color de la luna. Eso sí que habría sido demasiado llamativo.

    Cuando los Aihara eran interrogados sobre la procedencia del joven apuesto que les acompañaba, respondían que era el hijo de una prima, cuyos padres habían fallecido en la cruel guerra. Habían decidido acogerlo como propio. Kazuo permanecía en silencio; sus padres sabían lo que hacían. Su mutismo era justificado por su madre como una muestra de timidez, resultado de las penurias sufridas durante la guerra. Lo que nadie sabía era que Kazuo aún no dominaba del todo el idioma humano, y por eso prefería callar.

    No era un niño, y su llegada no pasó desapercibida. Mientras los Aihara vendían sus productos, no dejaban de llegar jóvenes en edad de casarse, acompañadas de sus madres. Estas se demoraban en la compra, buscando cualquier excusa para preguntar por el estado civil del joven. Las muchachas, ocultas tras abanicos, lanzaban miradas seductoras con fingida timidez, mientras Kazuo, avergonzado por tanta atención, desviaba la mirada. Parecía no importar que los Aihara no tuvieran un gran estatus social; la belleza de Kazuo era suficiente para que incluso familias de alta alcurnia mostraran interés.

    Sin embargo, para sorpresa de todos, sus padres no se aprovechaban de la situación. No presionaban a Kazuo en absoluto. Eran humildes y, aun así, no buscaban escalar posiciones sociales. Eran felices con su vida actual.

    Para Aihara Reina, la madre de Kazuo, él era un regalo de los dioses. Una bendición para su familia. Al igual que con sus otros dos hijos, solo deseaba su felicidad. No pensaba usar la belleza del joven como moneda de cambio para obtener beneficios. Tenía claro que el futuro de Kazuo sería decidido únicamente por él.

    Aquellas visitas al poblado ayudaron al joven zorro a entender más sobre la sociedad que lo rodeaba. Observando, aprendió a convivir, hablar, comportarse con propiedad y mostrar respeto. Pronto fue capaz de atender con soltura el puesto donde sus padres vendían las cosechas de su pequeño campo, convirtiéndose en la atracción principal del mercado. Todo el mundo quería ver al joven bendecido con los ojos del color del cielo.
    "𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔" (Recuerdos pasados de Kazuo). La primera vez que Kazuo acompañó a sus padres al poblado más cercano para comerciar con sus cultivos, se convirtió en un auténtico espectáculo para quienes lo veían. Era hermoso... una belleza casi irreal, etérea. Era imposible no fijarse en él y en sus deslumbrantes ojos lapislázuli, algo totalmente fuera de lo común. Por suerte, habían conseguido teñir su cabello lo suficientemente bien como para que no luciera del color de la luna. Eso sí que habría sido demasiado llamativo. Cuando los Aihara eran interrogados sobre la procedencia del joven apuesto que les acompañaba, respondían que era el hijo de una prima, cuyos padres habían fallecido en la cruel guerra. Habían decidido acogerlo como propio. Kazuo permanecía en silencio; sus padres sabían lo que hacían. Su mutismo era justificado por su madre como una muestra de timidez, resultado de las penurias sufridas durante la guerra. Lo que nadie sabía era que Kazuo aún no dominaba del todo el idioma humano, y por eso prefería callar. No era un niño, y su llegada no pasó desapercibida. Mientras los Aihara vendían sus productos, no dejaban de llegar jóvenes en edad de casarse, acompañadas de sus madres. Estas se demoraban en la compra, buscando cualquier excusa para preguntar por el estado civil del joven. Las muchachas, ocultas tras abanicos, lanzaban miradas seductoras con fingida timidez, mientras Kazuo, avergonzado por tanta atención, desviaba la mirada. Parecía no importar que los Aihara no tuvieran un gran estatus social; la belleza de Kazuo era suficiente para que incluso familias de alta alcurnia mostraran interés. Sin embargo, para sorpresa de todos, sus padres no se aprovechaban de la situación. No presionaban a Kazuo en absoluto. Eran humildes y, aun así, no buscaban escalar posiciones sociales. Eran felices con su vida actual. Para Aihara Reina, la madre de Kazuo, él era un regalo de los dioses. Una bendición para su familia. Al igual que con sus otros dos hijos, solo deseaba su felicidad. No pensaba usar la belleza del joven como moneda de cambio para obtener beneficios. Tenía claro que el futuro de Kazuo sería decidido únicamente por él. Aquellas visitas al poblado ayudaron al joven zorro a entender más sobre la sociedad que lo rodeaba. Observando, aprendió a convivir, hablar, comportarse con propiedad y mostrar respeto. Pronto fue capaz de atender con soltura el puesto donde sus padres vendían las cosechas de su pequeño campo, convirtiéndose en la atracción principal del mercado. Todo el mundo quería ver al joven bendecido con los ojos del color del cielo.
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  • (riddle un médico? Wao)
    A ver tengo que fijarme intente respirar normal
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  • Inseguridades:

    -Ante sus ojos se alzaba una vasta escena de verdor y agua. Altas cascadas caían en múltiples niveles por escarpadas paredes de roca oscura, sus aguas blancas y espumosas creando un eco constante en el aire. Los árboles frondosos enmarcaban la vista, con sus raíces aferrándose al suelo. A lo lejos, el sonido del agua cayendo se mezclaba con el susurro de la brisa que cruzaba el bosque. denso follaje, creando un juego de sombras-

    -Star y [shadow_emerald_kangaroo_486] se encontraban sentadas en el borde de una de esas grandes montañas de roca, observando en silencio el paisaje frente a ellas. El rostro de Star estaba marcado por una evidente molestia; sus cejas fruncidas y una mueca en los labios revelaban su estado de ánimo. De repente, Star soltó un bufido de frustración, rompiendo el silencio.-

    Star : ¡Qué estupidez! No puedo creer todavía lo que escuché ese día.

    -Las palabras salen con un tono amargo. Se cruzó de brazos, cerrándose aún más en su propio enfado, mientras inclinaba ligeramente el cuerpo hacia adelante-

    -A su lado, Luna, su fiel compañera, observaba a Star con una expresión de preocupación. Sin decir nada al principio, alzó su mano y comenzó a acariciar suavemente la espalda de Star, moviéndola de arriba hacia abajo en un intento por reconfortarla. Después de aclarar levemente la garganta para captar su atención, se acercó un poco más y le habló con voz suave.-

    Luna : Bueno, cariño… Si me explicas más o menos de qué va todo este tornado en tu cabecita, tal vez pueda ayudarte un poco.

    -Star lanzó una breve mirada de reojo hacia Luna, notando el apoyo en sus ojos. Exhaló un suspiro largo y cambió la posición de sus brazos, apoyando ahora los codos en sus muslos. Sus manos se posaron en los costados de su cabeza-

    Star: Es Max… Dijo que iba a adoptar a un… “peluche”.

    -Luna alzó una ceja, claramente confundida, y ladeó un poco la cabeza.-

    Luna : ¿Un peluche? ¿Qué quieres decir con un peluche?

    -De repente, Star se levantó de un salto, como si la pregunta de Luna hubiera detonado una energía incontrolable dentro de ella. Empezó a caminar de un lado a otro en el borde de la montaña, sus pasos rápidos y nerviosos dejando huellas en la hierba. Sus brazos se agitaban mientras hablaba-

    Star : Va a adoptar a un wey que es súper peludito y parece muy adorable, pero lo hizo sin siquiera hacerme una presentación formal o siquiera ablandarme para ello.

    -Llevó sus manos a su cabeza y comenzó a desordenarse el cabello de forma desesperada, tirando de él y moviéndolo de atrás hacia adelante. Su rostro mostraba una expresión casi de psicosis; los ojos amplios, la respiración rápida y los labios apretados en una mueca que delataba la intensidad de sus emociones.-

    Star : ¡Y simplemente quedaré en el pasado! . ¡Y me va a cambiar! ¡Y se va a alejar de mí!¡Porque soy reemplazable!

    -De repente, sus ojos se fijaron en Luna, quien la observaba con sorpresa y preocupación. Luna entreabrió los labios, queriendo decir algo, pero dejó que Star continuara desahogándose.-

    Star : ¿Sabes? Ni siquiera Rhett ha vuelto. Lo más seguro es que también hizo la misma gracia que Azren. ¡¿Pero él tiene derecho, sabes?! ¡De todos modos, no somos nada! ¡Y ahora Max hará lo mismo!

    -Con un movimiento desesperado, Star bajó sus manos por su cara, arrastrándolas con tanta fuerza que dejaron líneas rojas en su piel al descubrir nuevamente su rostro. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas que brotaron sin poder contenerlas-

    -Luna dejó escapar un suspiro profundo, resignada, como si finalmente comprendiera la magnitud del conflicto interno de su amiga. Sin decir nada, se levantó y se acercó a Star, extendiendo sus brazos y envolviéndola en un abrazo firme alrededor de su abdomen. Luna sintió el temblor en el cuerpo de Star, percibiendo la fragilidad detrás de su ira. La sostuvo con fuerza, anclándola en ese momento, como si quisiera transmitirle toda la seguridad que le faltaba.-

    Luna : Star… Sabes bien que Max jamás te haría eso. No eres reemplazable para él.
    -Mientras hablaba, sus manos recorrían la espalda de Star en un gesto suave y tranquilizador. Subían y bajaban con ternura, como una caricia que intentaba calmar la tormenta que Star llevaba en el pecho. Luna apoyó su cabeza en el pecho de Star, buscando la cercanía necesaria para que ella sintiera su apoyo-

    Luna : No todas las personas son como Azren… Hay personas que realmente valoran tu compañía. Me incluyo en ellas.

    -Con cuidado, Luna se separó un poco, solo lo suficiente para poder ver el rostro de Star. Colocó sus manos en sus mejillas, limpiando las lágrimas con el pulgar en un movimiento delicado. Hizo que Star la mirara, sus ojos enrojecidos y cansados ​​ahora reflejando una expresión un poco más relajada, vulnerable pero más receptiva a sus palabras.-

    Luna : Mi niña… Todo está bien. Y este “peluche” del que hablas, también puede llegar a ser muy importante en tu vida, y tú en la de él. Podrías encontrar en él otra forma de cariño, como una hermosa familia.

    -Star bajó la mirada, sus párpados entrecerrados mientras absorbía esas palabras. El dolor aún estaba allí, pero parecía menos intenso, más soportable. A medida que las lágrimas se secaban en sus mejillas, sintió que algo dentro de ella también se apaciguaba, como si el abrazo y las palabras de Luna hubieran comenzado a cicatrizar un poco las heridas de sus inseguridades.-
    Inseguridades: -Ante sus ojos se alzaba una vasta escena de verdor y agua. Altas cascadas caían en múltiples niveles por escarpadas paredes de roca oscura, sus aguas blancas y espumosas creando un eco constante en el aire. Los árboles frondosos enmarcaban la vista, con sus raíces aferrándose al suelo. A lo lejos, el sonido del agua cayendo se mezclaba con el susurro de la brisa que cruzaba el bosque. denso follaje, creando un juego de sombras- -Star y [shadow_emerald_kangaroo_486] se encontraban sentadas en el borde de una de esas grandes montañas de roca, observando en silencio el paisaje frente a ellas. El rostro de Star estaba marcado por una evidente molestia; sus cejas fruncidas y una mueca en los labios revelaban su estado de ánimo. De repente, Star soltó un bufido de frustración, rompiendo el silencio.- Star : ¡Qué estupidez! No puedo creer todavía lo que escuché ese día. -Las palabras salen con un tono amargo. Se cruzó de brazos, cerrándose aún más en su propio enfado, mientras inclinaba ligeramente el cuerpo hacia adelante- -A su lado, Luna, su fiel compañera, observaba a Star con una expresión de preocupación. Sin decir nada al principio, alzó su mano y comenzó a acariciar suavemente la espalda de Star, moviéndola de arriba hacia abajo en un intento por reconfortarla. Después de aclarar levemente la garganta para captar su atención, se acercó un poco más y le habló con voz suave.- Luna : Bueno, cariño… Si me explicas más o menos de qué va todo este tornado en tu cabecita, tal vez pueda ayudarte un poco. -Star lanzó una breve mirada de reojo hacia Luna, notando el apoyo en sus ojos. Exhaló un suspiro largo y cambió la posición de sus brazos, apoyando ahora los codos en sus muslos. Sus manos se posaron en los costados de su cabeza- Star: Es Max… Dijo que iba a adoptar a un… “peluche”. -Luna alzó una ceja, claramente confundida, y ladeó un poco la cabeza.- Luna : ¿Un peluche? ¿Qué quieres decir con un peluche? -De repente, Star se levantó de un salto, como si la pregunta de Luna hubiera detonado una energía incontrolable dentro de ella. Empezó a caminar de un lado a otro en el borde de la montaña, sus pasos rápidos y nerviosos dejando huellas en la hierba. Sus brazos se agitaban mientras hablaba- Star : Va a adoptar a un wey que es súper peludito y parece muy adorable, pero lo hizo sin siquiera hacerme una presentación formal o siquiera ablandarme para ello. -Llevó sus manos a su cabeza y comenzó a desordenarse el cabello de forma desesperada, tirando de él y moviéndolo de atrás hacia adelante. Su rostro mostraba una expresión casi de psicosis; los ojos amplios, la respiración rápida y los labios apretados en una mueca que delataba la intensidad de sus emociones.- Star : ¡Y simplemente quedaré en el pasado! . ¡Y me va a cambiar! ¡Y se va a alejar de mí!¡Porque soy reemplazable! -De repente, sus ojos se fijaron en Luna, quien la observaba con sorpresa y preocupación. Luna entreabrió los labios, queriendo decir algo, pero dejó que Star continuara desahogándose.- Star : ¿Sabes? Ni siquiera Rhett ha vuelto. Lo más seguro es que también hizo la misma gracia que Azren. ¡¿Pero él tiene derecho, sabes?! ¡De todos modos, no somos nada! ¡Y ahora Max hará lo mismo! -Con un movimiento desesperado, Star bajó sus manos por su cara, arrastrándolas con tanta fuerza que dejaron líneas rojas en su piel al descubrir nuevamente su rostro. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas que brotaron sin poder contenerlas- -Luna dejó escapar un suspiro profundo, resignada, como si finalmente comprendiera la magnitud del conflicto interno de su amiga. Sin decir nada, se levantó y se acercó a Star, extendiendo sus brazos y envolviéndola en un abrazo firme alrededor de su abdomen. Luna sintió el temblor en el cuerpo de Star, percibiendo la fragilidad detrás de su ira. La sostuvo con fuerza, anclándola en ese momento, como si quisiera transmitirle toda la seguridad que le faltaba.- Luna : Star… Sabes bien que Max jamás te haría eso. No eres reemplazable para él. -Mientras hablaba, sus manos recorrían la espalda de Star en un gesto suave y tranquilizador. Subían y bajaban con ternura, como una caricia que intentaba calmar la tormenta que Star llevaba en el pecho. Luna apoyó su cabeza en el pecho de Star, buscando la cercanía necesaria para que ella sintiera su apoyo- Luna : No todas las personas son como Azren… Hay personas que realmente valoran tu compañía. Me incluyo en ellas. -Con cuidado, Luna se separó un poco, solo lo suficiente para poder ver el rostro de Star. Colocó sus manos en sus mejillas, limpiando las lágrimas con el pulgar en un movimiento delicado. Hizo que Star la mirara, sus ojos enrojecidos y cansados ​​ahora reflejando una expresión un poco más relajada, vulnerable pero más receptiva a sus palabras.- Luna : Mi niña… Todo está bien. Y este “peluche” del que hablas, también puede llegar a ser muy importante en tu vida, y tú en la de él. Podrías encontrar en él otra forma de cariño, como una hermosa familia. -Star bajó la mirada, sus párpados entrecerrados mientras absorbía esas palabras. El dolor aún estaba allí, pero parecía menos intenso, más soportable. A medida que las lágrimas se secaban en sus mejillas, sintió que algo dentro de ella también se apaciguaba, como si el abrazo y las palabras de Luna hubieran comenzado a cicatrizar un poco las heridas de sus inseguridades.-
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  • El día 14 del Inkfest comenzó con Jeff The Killer claramente irritado. Ticcy Toby había estado fastidiándolo sin parar sobre lo poco que leía, insinuando que ni siquiera sabía lo que era una biblioteca. Cansado de sus provocaciones, Jeff finalmente decidió probar su punto.

    Con desgana, se dirigió a una vieja biblioteca en Ficrol, un lugar polvoriento y olvidado por el tiempo. Mientras caminaba entre los estantes, sus ojos se fijaron en un libro peculiar con una portada grabada con un símbolo brillante. "¿Por qué no?", pensó, tomando el libro y abriéndolo sin más.

    En cuanto lo hizo, una ráfaga de viento frío recorrió el lugar, y de las páginas comenzaron a salir criaturas de todo tipo. Hombres armados con espadas, lobos gigantes y hasta un dragón emergieron de las letras impresas, como si cada palabra cobrara vida de repente.

    —¡Ah, genial! ¡Esto no puede estar pasando otra vez! —gruñó Jeff, esquivando a un caballero medieval que le lanzó un golpe con su espada.

    Las criaturas no dejaban de salir, llenando la biblioteca de fantasmas, guerreros y monstruos fantásticos. Todo aquello parecía un desfile de pesadillas salidas de los libros.

    —Definitivamente, esta es la última vez que toco un maldito libro —murmuró, corriendo hacia la salida mientras el caos seguía desatándose a su alrededor.

    #Inkfest DIA 14
    El día 14 del Inkfest comenzó con Jeff The Killer claramente irritado. Ticcy Toby había estado fastidiándolo sin parar sobre lo poco que leía, insinuando que ni siquiera sabía lo que era una biblioteca. Cansado de sus provocaciones, Jeff finalmente decidió probar su punto. Con desgana, se dirigió a una vieja biblioteca en Ficrol, un lugar polvoriento y olvidado por el tiempo. Mientras caminaba entre los estantes, sus ojos se fijaron en un libro peculiar con una portada grabada con un símbolo brillante. "¿Por qué no?", pensó, tomando el libro y abriéndolo sin más. En cuanto lo hizo, una ráfaga de viento frío recorrió el lugar, y de las páginas comenzaron a salir criaturas de todo tipo. Hombres armados con espadas, lobos gigantes y hasta un dragón emergieron de las letras impresas, como si cada palabra cobrara vida de repente. —¡Ah, genial! ¡Esto no puede estar pasando otra vez! —gruñó Jeff, esquivando a un caballero medieval que le lanzó un golpe con su espada. Las criaturas no dejaban de salir, llenando la biblioteca de fantasmas, guerreros y monstruos fantásticos. Todo aquello parecía un desfile de pesadillas salidas de los libros. —Definitivamente, esta es la última vez que toco un maldito libro —murmuró, corriendo hacia la salida mientras el caos seguía desatándose a su alrededor. #Inkfest DIA 14
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  • Luego de haberla visto aplaudió y las luces se apagaron y se fijaron en ellos dos el la rodeó abrazandola por la cintura para a acercarla a el y decirle

    — en la coronación te dije que te enseñaria a bailar... Y ya no se pudo.. Pero... Ahora... Te lo compensare—

    [spark_violet_giraffe_485]

    // en la siguiente publi subo la canción
    Luego de haberla visto aplaudió y las luces se apagaron y se fijaron en ellos dos el la rodeó abrazandola por la cintura para a acercarla a el y decirle — en la coronación te dije que te enseñaria a bailar... Y ya no se pudo.. Pero... Ahora... Te lo compensare— [spark_violet_giraffe_485] // en la siguiente publi subo la canción
    Me encocora
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