• [• Fuma tranquilo, recostado contra una pared y viendo a sus compañeros prepararse para la siguiente expedición. Después de un rato, siente un leve estirón en su camisa marrón y, al mirar a su lado, ve a un compañero borracho, con una botella en la mano, pidiéndole que diga algo para pensar.

    El soldado suspira nuevamente, piensa por unos segundos y luego, tras una leve risa, mira hacia el frente. •]

    "Las diferencias sociales y políticas siembran la semilla de la guerra, transformando tensiones en conflictos armados. ¿Qué provoca la guerra? La crudeza se hace evidente en la destrucción y el sufrimiento de combatientes y civiles por igual. La brutalidad es imparcial, reduciendo a seres humanos a meros números en un juego de poder donde el dolor y la pérdida se vuelven moneda corriente. Es una idiotez que cualquiera puede decir con un pensamiento 'filosófico'... pero no se equivocan en ese sentido."

    [• Toma una buena cantidad de humo del poco cigarrillo que le queda, soltándolo suavemente. •]

    "Vivimos en un mundo donde la vida humana parece no valer nada frente a las ambiciones de unos pocos. Nos enseñan a odiar a aquellos que nunca hemos conocido, a luchar por causas que nunca comprenderemos del todo. Y aquí estamos, repitiendo los mismos errores, atrapados en un ciclo sin fin de violencia y desolación."

    [• Mira a su compañero borracho con una sonrisa leve, antes de volver su mirada hacia el horizonte, perdiéndose en sus pensamientos con una cara sería. •]


    (Me dió la de veterano )
    [• Fuma tranquilo, recostado contra una pared y viendo a sus compañeros prepararse para la siguiente expedición. Después de un rato, siente un leve estirón en su camisa marrón y, al mirar a su lado, ve a un compañero borracho, con una botella en la mano, pidiéndole que diga algo para pensar. El soldado suspira nuevamente, piensa por unos segundos y luego, tras una leve risa, mira hacia el frente. •] "Las diferencias sociales y políticas siembran la semilla de la guerra, transformando tensiones en conflictos armados. ¿Qué provoca la guerra? La crudeza se hace evidente en la destrucción y el sufrimiento de combatientes y civiles por igual. La brutalidad es imparcial, reduciendo a seres humanos a meros números en un juego de poder donde el dolor y la pérdida se vuelven moneda corriente. Es una idiotez que cualquiera puede decir con un pensamiento 'filosófico'... pero no se equivocan en ese sentido." [• Toma una buena cantidad de humo del poco cigarrillo que le queda, soltándolo suavemente. •] "Vivimos en un mundo donde la vida humana parece no valer nada frente a las ambiciones de unos pocos. Nos enseñan a odiar a aquellos que nunca hemos conocido, a luchar por causas que nunca comprenderemos del todo. Y aquí estamos, repitiendo los mismos errores, atrapados en un ciclo sin fin de violencia y desolación." [• Mira a su compañero borracho con una sonrisa leve, antes de volver su mirada hacia el horizonte, perdiéndose en sus pensamientos con una cara sería. •] (Me dió la de veterano 👍)
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  • —Profesor Vera.—El conservador del museo le estrecho la mano al joven.—Me alegra que haya podido venir.

    Christian Vera se atuso el pelo moreno tratando de domarlo, cosa imposible,se ajusto las gafas con un toque del dedo sus ojos verdes se vieron un momento ampliados por el efecto óptico.

    —Doctor Hastings siempre es un placer tratar de ayudar ¿Que es lo que han encontrado en el almacen?

    El anciano sonrio emocionado, le habian llamado varias veces para el estudio de piezas ya que el museo arqueológico de Londres tenia un almacen enorme donde habia piezas olvidadas de expediciones antiguas.

    —Lo hemos expuesto, pero podra quedarse esta noche con el y estudiarlo con calma.

    —Le sigo, entonces, no puede darme al menos una pista.—Le pregunto aunque Hastings sabia de sobra que a Christian le gustaba saber poco o nada del objeto del estudio para no hacer suposiciones.— Que la pieza este en exposicion es inusual, muy inusual.

    —Es porque lo merece Christian, lo merece.

    Llegaron a una sala que apenas tenia uso y en el medio presidiendo habia la estatua de un dragón, finamente tallada, el joven se sorprendió del tamaño de la talla y el detalle.

    —Fascinante...—Se bajo un poco las gafas acercandose.—Podria estar hecha en Obsidiana, quizas en Onix, eso lo podria detallar mejor alguien de geología. Lo que me sorprende es el detalle. Tiene trazos muy finos ¿Que dice la ficha?

    —Viene de una colección privada donada en el 1869. Solo 3 años despues de que el museo abriera sus puertas, lo encontraron en una expedición en Nueva Zelanda.

    —Sorprendente..

    Christian se coloco unos guantes de látex antes de tocar la pieza. Al momento de hacer contacto, tuvo una visión borrosa y confusa de un ejercito siendo arrasado por el fuego, separo la mano de golpe.

    El Doctor Hastings lo miro.

    —¿Ocurre algo Christian?

    Este nego sonriendo ante la preocupación del conservador.

    —No, no, en absoluto...simplemente me impresiona la manera en que esta tallado. Esta noche podre hacer un estudio mas a conciencia....

    Hastings parecia satisfecho ante la constetacion del joven y asintió. Pero Vera en el fondo sabia que algo raro habia pasado cuando toco la estatua.

    —Profesor Vera.—El conservador del museo le estrecho la mano al joven.—Me alegra que haya podido venir. Christian Vera se atuso el pelo moreno tratando de domarlo, cosa imposible,se ajusto las gafas con un toque del dedo sus ojos verdes se vieron un momento ampliados por el efecto óptico. —Doctor Hastings siempre es un placer tratar de ayudar ¿Que es lo que han encontrado en el almacen? El anciano sonrio emocionado, le habian llamado varias veces para el estudio de piezas ya que el museo arqueológico de Londres tenia un almacen enorme donde habia piezas olvidadas de expediciones antiguas. —Lo hemos expuesto, pero podra quedarse esta noche con el y estudiarlo con calma. —Le sigo, entonces, no puede darme al menos una pista.—Le pregunto aunque Hastings sabia de sobra que a Christian le gustaba saber poco o nada del objeto del estudio para no hacer suposiciones.— Que la pieza este en exposicion es inusual, muy inusual. —Es porque lo merece Christian, lo merece. Llegaron a una sala que apenas tenia uso y en el medio presidiendo habia la estatua de un dragón, finamente tallada, el joven se sorprendió del tamaño de la talla y el detalle. —Fascinante...—Se bajo un poco las gafas acercandose.—Podria estar hecha en Obsidiana, quizas en Onix, eso lo podria detallar mejor alguien de geología. Lo que me sorprende es el detalle. Tiene trazos muy finos ¿Que dice la ficha? —Viene de una colección privada donada en el 1869. Solo 3 años despues de que el museo abriera sus puertas, lo encontraron en una expedición en Nueva Zelanda. —Sorprendente.. Christian se coloco unos guantes de látex antes de tocar la pieza. Al momento de hacer contacto, tuvo una visión borrosa y confusa de un ejercito siendo arrasado por el fuego, separo la mano de golpe. El Doctor Hastings lo miro. —¿Ocurre algo Christian? Este nego sonriendo ante la preocupación del conservador. —No, no, en absoluto...simplemente me impresiona la manera en que esta tallado. Esta noche podre hacer un estudio mas a conciencia.... Hastings parecia satisfecho ante la constetacion del joven y asintió. Pero Vera en el fondo sabia que algo raro habia pasado cuando toco la estatua.
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  • Desde lo alto de una rama, en un puesto de vigilancia, Lúthien observa la noche en su momento más oscuro: justo antes del alba.

    Durante la expedición hacia el sur del Bosque Negro, ha tenido lugar la última gran nevada del invierno. Todo es un manto puro y blanco, incorruptible; la escasa luz que proyectan las estrellas entre el ramaje enredado de las copas de los árboles se refleja sobre el manto sin huellas, pues hasta los animales temen mancillar ese incorrupto y helado tapiz.

    Legolas se acerca con una gran manta de piel que no tarda en colocarse sobre los hombros, acomodándose detrás de la elfa que dentro de no mucho será su esposa; extiende sus brazos alrededor de ella, cubriéndolos con la manta, dejando caer un beso sobre los gruesos rizos de color castaño.

    Si había algo que nadie podía quitarles jamás, era ver la luz de Anar romper la añil oscuridad para dar paso al nuevo día.
    Desde lo alto de una rama, en un puesto de vigilancia, Lúthien observa la noche en su momento más oscuro: justo antes del alba. Durante la expedición hacia el sur del Bosque Negro, ha tenido lugar la última gran nevada del invierno. Todo es un manto puro y blanco, incorruptible; la escasa luz que proyectan las estrellas entre el ramaje enredado de las copas de los árboles se refleja sobre el manto sin huellas, pues hasta los animales temen mancillar ese incorrupto y helado tapiz. Legolas se acerca con una gran manta de piel que no tarda en colocarse sobre los hombros, acomodándose detrás de la elfa que dentro de no mucho será su esposa; extiende sus brazos alrededor de ella, cubriéndolos con la manta, dejando caer un beso sobre los gruesos rizos de color castaño. Si había algo que nadie podía quitarles jamás, era ver la luz de Anar romper la añil oscuridad para dar paso al nuevo día.
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