• L'autre côté de la médialle
    Categoría Slice of Life
    Apenas puse un pie en la entrada de la mansión sentí la tensión, mamá me había estado reventando el teléfono con llamadas y mensajes de que me apurara en llegar, siempre la misma rutina, me sentía harta de tantas reglas y restricciones.

    -Lía! - grito desde la sala una vez que me vió abrir la puerta- Se supone que salías hace una hora, se puede saber ¿¡Dónde rayos estabas!?- en su mirada se notaba la tensión.

    -Solo fui a tomar un café con Helena, teníamos que coordinar un trabajo- suspire- no tenía mucha señal en el cafetería.

    Me miró directo a los ojos y camino a pasar lento pero peligroso hacia mí tomando del brazo- Que no se vuelva a repetir Lia- dijo para luego soltarme de golpe- Tú padre te está buscando, ve con él y explícale a ver si te cree- se dio media vuelta caminando hacia la sala de música, pero a medio camino se detuvo- Y más te vale que no intentes escabullirte o te irá peor- su voz tenía toques de amenaza y con eso último, siguió caminando hasta que desapareció de la sala de estar por completo.

    Sentía tanta impotencia que sin darme cuenta me había clavado las uñas en la mano dejando algunas marcas rojizas. Por lo que tuve que tomar un respiro antes de subir al despacho de mi "padre" si se podría llamar así. Subí a paso lento, no quería llegar a la puerta, pero tenía que, una vez frente a la gran oficina, alce mi mano para tocarla pero antes pudiera hacerlo escuche su voz.

    -Pasa de una vez- dijo autoritariamente, trague saliva y con cuidado abrí la puerta, camine hacia el interior dando pasos lentos y dejando entreabierta la entrada- Cierra la puerta Lía- me miró directo a los ojos, esa mirada sin ningún tipo de emociones, "No otra vez, por favor..." sabía lo que eso significaba a puertas cerradas tenía que mantenerse todo.

    -¿Dónde estabas?- pregunto con brusquedad mientras se servia algo de licor caro y me miraba de nuevo esperando una respuesta.

    -Estaba con Helena, fui a la cafetería con ella para coordinar un trabajo- dije segura- no tenia señal en el lugar.

    -¿Crees que soy estúpido? - pregunto tirando el vaso de licor al piso haciéndolo añicos, para luego acercarse a paso rápido hacia mí, cuando menos lo pensé me tiro una bofetada, sentí el ardor en mi mejilla, incluso mi rostro fue volteado a un costado por el impacto- ¡Te he dicho que no te juntes con Helena, son de diferentes estatus! -grito- ¡Por su culpa el hijo de los Croweld se ha quejado con sus padres diciendo que te juntas con puros pobres!- me agarro de los brazos y me agitó bruscamente- ¿¡Sabes la vergüenza que me hiciste pasar!? Imagino que no, porque nunca piensas, eres igual de estúpida que tu madre- me empujó contra el piso, mi mente estaba en colapso, las lágrimas caían por mis mejillas, no era la primera vez que me hacía aquello- Maldita sea, no llores- me reprocho, quería parar de hacerlo pero simplemente no podía- ¡Ya cállate!- alzó la mano para golpearme de nuevo, pero tocaron la puerta, se detuvo en seco y se alejo unos pasos para recomponerse.

    -¿Quién busca?- preguntó en un tono amable, incluso esos cambios me asustaban a mí- levántate- demando bruscamente, no lo dude 2 veces y así lo hice.

    -Señor Russell, han venido sus invitados, los socios de Hilua, lo están esperando en el jardín, ya les di unos aperitivos en lo que venia a buscarlo y se pueda preparar- aquella voz la reconocía, era de la Mirtha una de las encargadas de la cocina.

    -Esta bien, en unos minutos bajo- repuso mi padre mientras de dirigía a su escritorio por files.

    -Entendido señor- respondió Mirtha luego se escucharon sus pasos alejándose de la puerta perdiéndose en el pasillo.

    -Te salvaste por esta vez, vete a tu habitación y no salgas- dijo sin mirarme, no dije nada, simplemente me di media vuelta y salí de la oficina, a paso rápido entre a mi habitación, tras cerrarla me recosté sobre la puerta y comencé a llorar.

    "¿Qué había hecho para merecer esto?" A veces los golpes eran sin un motivo grave por así decirlo, eran como de esos días donde mi padre necesitaba desquitarse con quién hiciera lo mínimo, estaba cansada de todo eso, de la vida que llevaba.

    Llore un buen rato antes de meterme a la ducha y ponerme algo frío en la mejilla para evitar las marcas, una vez que sentí que era suficiente me puse una pomada para no "dejar rastro" o al menos que se vea lo mínimo posible.

    Estaba por irme a acostar en la cama cuando mi celular vibro, cuando me fije en la pantalla era un mensaje de Helena, dude mucho en contestar, una parte de mi se resistía pero la otra decía que no había nada de malo en lo que hacía, Helena sabía algunas cosas de mi vida más allá de lo que aparentaba, incluso ella me había dado aquella pomada, era mi única amiga de verdad, mientras me distraía con mis pensamientos el celular volvió a vibrar trayendome de vuelta al presente, al final decidí leer sus mensajes, era sobre ir a un pequeño club secreto, dude demasiado, le explique un poco de la situación obviando ciertas partes, me dijo muchas cosas que me hicieron cuestionar todo lo que estaba viviendo, de alguna forma dándome el valor que me estaba faltando. Incluso ayudándome a hacer un plan para poder escabullirme, necesitaba vivir, darme más razones por seguir adelante, hacerme mi propio camino.

    El tiempo paso rápido y el plan comenzó a ejecutarse tal como quedamos, tuve que incluir a mi nana de confianza Karla para que todo pudiera resultar.

    -Estas divina, casi no te reconí- Helena me miro con una sonrisa- Aunque llevas más maquillaje, ¿Es por aquello verdad?- mencionó mirándome con comprensión.

    -Si- susurre- Ya sabes como son las cosas para mí...pero no hablemos de eso- le sonreí, solo quería olvidar ese mal rato por al menos unas horas.

    -Tienes razón, shu shu esas malas vibras- hizo una ademán con sus manos en el aire como si estuviera espantando mosquitos, a lo que yo reí, Helena si que era bien ocurrente, sin más charla, nos subimos a su auto y condujo hasta el club, apenas doblaba la esquina y se estacionaba, se veía las luces, el bullicio y la música.

    -A conquistar el mundo!- Helena grito y algunas personas que pasaban nos miraron raro, por mi parte solo atiné a seguirla, con ella podía ser yo sin que me juzgen, era una verdadera amiga.

    - A por el mundo!- grite a la par y corrimos hacia la entrada el club.

    Justo sonaba una canción que nos encantaba a ambas nos miramos de inmediato con una sonrisa, era por esa canción que empezamos a hablar y así nos hicimos amigas.

    -Esa es!- dijimos al unisoro, comenzamos a corear la canción mientras bailábamos.

    https://youtu.be/cA9sEdPmUbQ?si=TNbOjhpgxxWfP8Ae
    Apenas puse un pie en la entrada de la mansión sentí la tensión, mamá me había estado reventando el teléfono con llamadas y mensajes de que me apurara en llegar, siempre la misma rutina, me sentía harta de tantas reglas y restricciones. -Lía! - grito desde la sala una vez que me vió abrir la puerta- Se supone que salías hace una hora, se puede saber ¿¡Dónde rayos estabas!?- en su mirada se notaba la tensión. -Solo fui a tomar un café con Helena, teníamos que coordinar un trabajo- suspire- no tenía mucha señal en el cafetería. Me miró directo a los ojos y camino a pasar lento pero peligroso hacia mí tomando del brazo- Que no se vuelva a repetir Lia- dijo para luego soltarme de golpe- Tú padre te está buscando, ve con él y explícale a ver si te cree- se dio media vuelta caminando hacia la sala de música, pero a medio camino se detuvo- Y más te vale que no intentes escabullirte o te irá peor- su voz tenía toques de amenaza y con eso último, siguió caminando hasta que desapareció de la sala de estar por completo. Sentía tanta impotencia que sin darme cuenta me había clavado las uñas en la mano dejando algunas marcas rojizas. Por lo que tuve que tomar un respiro antes de subir al despacho de mi "padre" si se podría llamar así. Subí a paso lento, no quería llegar a la puerta, pero tenía que, una vez frente a la gran oficina, alce mi mano para tocarla pero antes pudiera hacerlo escuche su voz. -Pasa de una vez- dijo autoritariamente, trague saliva y con cuidado abrí la puerta, camine hacia el interior dando pasos lentos y dejando entreabierta la entrada- Cierra la puerta Lía- me miró directo a los ojos, esa mirada sin ningún tipo de emociones, "No otra vez, por favor..." sabía lo que eso significaba a puertas cerradas tenía que mantenerse todo. -¿Dónde estabas?- pregunto con brusquedad mientras se servia algo de licor caro y me miraba de nuevo esperando una respuesta. -Estaba con Helena, fui a la cafetería con ella para coordinar un trabajo- dije segura- no tenia señal en el lugar. -¿Crees que soy estúpido? - pregunto tirando el vaso de licor al piso haciéndolo añicos, para luego acercarse a paso rápido hacia mí, cuando menos lo pensé me tiro una bofetada, sentí el ardor en mi mejilla, incluso mi rostro fue volteado a un costado por el impacto- ¡Te he dicho que no te juntes con Helena, son de diferentes estatus! -grito- ¡Por su culpa el hijo de los Croweld se ha quejado con sus padres diciendo que te juntas con puros pobres!- me agarro de los brazos y me agitó bruscamente- ¿¡Sabes la vergüenza que me hiciste pasar!? Imagino que no, porque nunca piensas, eres igual de estúpida que tu madre- me empujó contra el piso, mi mente estaba en colapso, las lágrimas caían por mis mejillas, no era la primera vez que me hacía aquello- Maldita sea, no llores- me reprocho, quería parar de hacerlo pero simplemente no podía- ¡Ya cállate!- alzó la mano para golpearme de nuevo, pero tocaron la puerta, se detuvo en seco y se alejo unos pasos para recomponerse. -¿Quién busca?- preguntó en un tono amable, incluso esos cambios me asustaban a mí- levántate- demando bruscamente, no lo dude 2 veces y así lo hice. -Señor Russell, han venido sus invitados, los socios de Hilua, lo están esperando en el jardín, ya les di unos aperitivos en lo que venia a buscarlo y se pueda preparar- aquella voz la reconocía, era de la Mirtha una de las encargadas de la cocina. -Esta bien, en unos minutos bajo- repuso mi padre mientras de dirigía a su escritorio por files. -Entendido señor- respondió Mirtha luego se escucharon sus pasos alejándose de la puerta perdiéndose en el pasillo. -Te salvaste por esta vez, vete a tu habitación y no salgas- dijo sin mirarme, no dije nada, simplemente me di media vuelta y salí de la oficina, a paso rápido entre a mi habitación, tras cerrarla me recosté sobre la puerta y comencé a llorar. "¿Qué había hecho para merecer esto?" A veces los golpes eran sin un motivo grave por así decirlo, eran como de esos días donde mi padre necesitaba desquitarse con quién hiciera lo mínimo, estaba cansada de todo eso, de la vida que llevaba. Llore un buen rato antes de meterme a la ducha y ponerme algo frío en la mejilla para evitar las marcas, una vez que sentí que era suficiente me puse una pomada para no "dejar rastro" o al menos que se vea lo mínimo posible. Estaba por irme a acostar en la cama cuando mi celular vibro, cuando me fije en la pantalla era un mensaje de Helena, dude mucho en contestar, una parte de mi se resistía pero la otra decía que no había nada de malo en lo que hacía, Helena sabía algunas cosas de mi vida más allá de lo que aparentaba, incluso ella me había dado aquella pomada, era mi única amiga de verdad, mientras me distraía con mis pensamientos el celular volvió a vibrar trayendome de vuelta al presente, al final decidí leer sus mensajes, era sobre ir a un pequeño club secreto, dude demasiado, le explique un poco de la situación obviando ciertas partes, me dijo muchas cosas que me hicieron cuestionar todo lo que estaba viviendo, de alguna forma dándome el valor que me estaba faltando. Incluso ayudándome a hacer un plan para poder escabullirme, necesitaba vivir, darme más razones por seguir adelante, hacerme mi propio camino. El tiempo paso rápido y el plan comenzó a ejecutarse tal como quedamos, tuve que incluir a mi nana de confianza Karla para que todo pudiera resultar. -Estas divina, casi no te reconí- Helena me miro con una sonrisa- Aunque llevas más maquillaje, ¿Es por aquello verdad?- mencionó mirándome con comprensión. -Si- susurre- Ya sabes como son las cosas para mí...pero no hablemos de eso- le sonreí, solo quería olvidar ese mal rato por al menos unas horas. -Tienes razón, shu shu esas malas vibras- hizo una ademán con sus manos en el aire como si estuviera espantando mosquitos, a lo que yo reí, Helena si que era bien ocurrente, sin más charla, nos subimos a su auto y condujo hasta el club, apenas doblaba la esquina y se estacionaba, se veía las luces, el bullicio y la música. -A conquistar el mundo!- Helena grito y algunas personas que pasaban nos miraron raro, por mi parte solo atiné a seguirla, con ella podía ser yo sin que me juzgen, era una verdadera amiga. - A por el mundo!- grite a la par y corrimos hacia la entrada el club. Justo sonaba una canción que nos encantaba a ambas nos miramos de inmediato con una sonrisa, era por esa canción que empezamos a hablar y así nos hicimos amigas. -Esa es!- dijimos al unisoro, comenzamos a corear la canción mientras bailábamos. https://youtu.be/cA9sEdPmUbQ?si=TNbOjhpgxxWfP8Ae
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    4 turnos 0 maullidos
  • La neblina era espesa, pero Zahra flotaba con ligereza entre los fragmentos oníricos, como una brisa sin cuerpo ni forma. Aquella noche había elegido un sueño cualquiera, el de un joven que dormía con el ceño fruncido, la sábana a medio cuerpo y una lágrima apenas seca en la mejilla. Zahra se deslizó en su mente con la familiaridad de quien ya lo había hecho mil veces.

    El escenario se formó a su alrededor: un parque gris, árboles secos, niños sin rostros corriendo entre las hojas muertas. El joven estaba allí, de pie, con una carta en la mano. En el sueño no hablaba, pero sus emociones eran vívidas como fuego: culpa, ternura, pérdida.

    Zahra lo observaba con la atención de una coleccionista de momentos humanos. ¿Qué lo había hecho así? ¿Dónde nació su bondad? ¿En qué rincón se escondía la sombra que a veces asomaba en su mirada?

    Con un leve gesto, casi imperceptible, Zahra agitó el ambiente. El niño frente a él se transformó en una figura adulta, alguien que él había amado y herido. El sueño tembló, el joven gritó. Zahra sonrió con un dejo de fascinación. ¿Y si hoy despierta con culpa? ¿O con fuerza para enmendar lo perdido? Le encantaba ver cómo un simple sueño podía decidir el rumbo de un día entero, de una vida entera.

    Pero entonces, algo cambió.


    ɱ૦ՐƿҺ૯υς
    La neblina era espesa, pero Zahra flotaba con ligereza entre los fragmentos oníricos, como una brisa sin cuerpo ni forma. Aquella noche había elegido un sueño cualquiera, el de un joven que dormía con el ceño fruncido, la sábana a medio cuerpo y una lágrima apenas seca en la mejilla. Zahra se deslizó en su mente con la familiaridad de quien ya lo había hecho mil veces. El escenario se formó a su alrededor: un parque gris, árboles secos, niños sin rostros corriendo entre las hojas muertas. El joven estaba allí, de pie, con una carta en la mano. En el sueño no hablaba, pero sus emociones eran vívidas como fuego: culpa, ternura, pérdida. Zahra lo observaba con la atención de una coleccionista de momentos humanos. ¿Qué lo había hecho así? ¿Dónde nació su bondad? ¿En qué rincón se escondía la sombra que a veces asomaba en su mirada? Con un leve gesto, casi imperceptible, Zahra agitó el ambiente. El niño frente a él se transformó en una figura adulta, alguien que él había amado y herido. El sueño tembló, el joven gritó. Zahra sonrió con un dejo de fascinación. ¿Y si hoy despierta con culpa? ¿O con fuerza para enmendar lo perdido? Le encantaba ver cómo un simple sueño podía decidir el rumbo de un día entero, de una vida entera. Pero entonces, algo cambió. [Sweets_dreams]
    Me gusta
    Me encocora
    5
    1 turno 0 maullidos
  • Las luces de la habitación parpadeaban como si el mismísimo edificio dudara de su existencia. El terciopelo de las cortinas parecía más una trampa que un lujo, y el silencio del lugar pesaba como una sentencia.

    ¿Cómo terminó allí? ¿Quién decidió que una pequeña niña debía formar parte de un juego tan cruel?

    La culpa le oprimía el pecho. No había sido ella quien jaló la palanca pero debió haber hecho algo. Debió haber sido más rápida, más fuerte, más valiente. Pero no lo fue.

    —Ughhh soy una carga... —murmuró al vacío—. Ni siquiera pude detenerlo...

    La imagen de Ralph, con esa mezcla de furia y miedo en el rostro, repitiéndose una y otra vez en su cabeza. Y ella, paralizada. Porque en el fondo, una parte de ella lo entendía. ¿Eso la hacía cómplice?

    Se levantó lentamente, caminando hacia el espejo. Pero lo que vio no era su reflejo: era una versión de sí misma distinta menos humana pero más inocente, cubierta de sangre imaginaria. Se llevó una mano al pecho, como si pudiera arrancarse esa culpa clavada bajo la piel.

    —¿Qué estás haciendo aquí, Hope? ¿Qué demonios te hizo pensar que por fin eras parte de algo bueno?

    La habitación olía a perfume caro y afuera se oían gritos y ella ni siquiera se inmutó.

    El juego no había terminado. Y mientras quedara una parte de ella que pudiera sentir, el juego seguía jugándose dentro de su mente.
    Las luces de la habitación parpadeaban como si el mismísimo edificio dudara de su existencia. El terciopelo de las cortinas parecía más una trampa que un lujo, y el silencio del lugar pesaba como una sentencia. ¿Cómo terminó allí? ¿Quién decidió que una pequeña niña debía formar parte de un juego tan cruel? La culpa le oprimía el pecho. No había sido ella quien jaló la palanca pero debió haber hecho algo. Debió haber sido más rápida, más fuerte, más valiente. Pero no lo fue. —Ughhh soy una carga... —murmuró al vacío—. Ni siquiera pude detenerlo... La imagen de Ralph, con esa mezcla de furia y miedo en el rostro, repitiéndose una y otra vez en su cabeza. Y ella, paralizada. Porque en el fondo, una parte de ella lo entendía. ¿Eso la hacía cómplice? Se levantó lentamente, caminando hacia el espejo. Pero lo que vio no era su reflejo: era una versión de sí misma distinta menos humana pero más inocente, cubierta de sangre imaginaria. Se llevó una mano al pecho, como si pudiera arrancarse esa culpa clavada bajo la piel. —¿Qué estás haciendo aquí, Hope? ¿Qué demonios te hizo pensar que por fin eras parte de algo bueno? La habitación olía a perfume caro y afuera se oían gritos y ella ni siquiera se inmutó. El juego no había terminado. Y mientras quedara una parte de ella que pudiera sentir, el juego seguía jugándose dentro de su mente.
    Me entristece
    Me gusta
    6
    2 turnos 0 maullidos
  • -- 12:30 --

    Seis puertas se abren. ¡Todos los equipos sobreviven!

    El pequeño y travieso engaño de su anterior predicamento queda al descubierto: La ventana que mostraba una ventisca y un plano nevado, era meramente un video. Los cuartos eran enormes congeladores.

    Al salir todos, las puertas de sus prisiones se sellan tras ellos, y se encuentran en lo que parece el lobby principal de un lujoso hotel 5 estrellas. La temperatura es de unos muy cómodos 23°C.

    Las ventanas y puertas siguen selladas con barrotes de titanio, pero fuera de eso, parece un hotel de lujo como cualquier otro.

    -- 𝗜𝗡𝗧𝗘𝗥𝗠𝗘𝗗𝗜𝗢 --
    ¡Felicitaciones a todos por sobrevivir! Pónganse cómodos, disfruten de su estadía y esperen nuestro siguiente evento. Hay habitaciones para cada uno de ustedes con cambios de ropa, comida y demás artículos necesarios.

    Aprovechen para descansar y quizás... ahogar algunas frustraciones.

    Y sólo por diversión, los resultados del anterior evento:

    Los equipos A, C, D y E salieron resolviendo sus acertijos. Sin embargo...

    Los equipos B y F decidieron jalar la palanca, pese a las consecuencias... ¿Cómo tomarán esto el resto de los participantes?

    Ingrid Rosemond Armand Melendi Hiro Hope Ralph Witta Faust Xin Yi Daniel Fernández Shiori Novella Lillet Blan N–612 Cecilia Immergreen Yu Xuan ❛ 𝐀𝐩𝐡𝐫𝐨 ❜ Sapphire Kawashima Doc Ysoria Kan J • K
    -- 12:30 -- Seis puertas se abren. ¡Todos los equipos sobreviven! El pequeño y travieso engaño de su anterior predicamento queda al descubierto: La ventana que mostraba una ventisca y un plano nevado, era meramente un video. Los cuartos eran enormes congeladores. Al salir todos, las puertas de sus prisiones se sellan tras ellos, y se encuentran en lo que parece el lobby principal de un lujoso hotel 5 estrellas. La temperatura es de unos muy cómodos 23°C. Las ventanas y puertas siguen selladas con barrotes de titanio, pero fuera de eso, parece un hotel de lujo como cualquier otro. -- 𝗜𝗡𝗧𝗘𝗥𝗠𝗘𝗗𝗜𝗢 -- ¡Felicitaciones a todos por sobrevivir! Pónganse cómodos, disfruten de su estadía y esperen nuestro siguiente evento. Hay habitaciones para cada uno de ustedes con cambios de ropa, comida y demás artículos necesarios. Aprovechen para descansar y quizás... ahogar algunas frustraciones. Y sólo por diversión, los resultados del anterior evento: Los equipos A, C, D y E salieron resolviendo sus acertijos. Sin embargo... Los equipos B y F decidieron jalar la palanca, pese a las consecuencias... ¿Cómo tomarán esto el resto de los participantes? [rain_curtain] [the_detective] [fusion_purple_goat_907] [Just_add_water] [galaxy_orange_whale_212] [architecti_audi_nos] [xin_yi] [blaze_aqua_squirrel_523] [specter_copper_horse_768] [lill3tblan] [N.612] [ember_amethyst_octopus_437] [yu_xuan] [AfroTheSmilingOne] [Sapphire] [Doctor_911] [tidal_peach_turtle_127] [The_writer]
    Me encocora
    Me shockea
    Me gusta
    5
    46 turnos 0 maullidos
  • Los sueños humanos han sido mi peor condena, no he dejado de repetir esa escena cada noche, cuando la necesidad terrenal me obliga a cerrar los ojos y adentrarme en ese mundo de tortura...
    Los sentimientos humanos consumen mi cuerpo desde dentro ¿Habrá para mí peor castigo?
    Desde el día de mi destierro he sufrido la presencia del recuerdo, esa alucinación que me carcome la conciencia y destroza mi espíritu.

    ¿Por qué? Madre...¿Por qué permitiste que me hicieran esto?
    ¿No soy acaso en esta existencia tu más preciado tesoro?

    Hoy, en la tierra y sin lugar al cual escapar de este cuerpo, frente al reflejo de este rostro que no es mío, el pecho me arde tan profundamente que en mi reina el impulso de desgarrar cada centímetro...de esta piel que no es mía....
    Los sueños humanos han sido mi peor condena, no he dejado de repetir esa escena cada noche, cuando la necesidad terrenal me obliga a cerrar los ojos y adentrarme en ese mundo de tortura... Los sentimientos humanos consumen mi cuerpo desde dentro ¿Habrá para mí peor castigo? Desde el día de mi destierro he sufrido la presencia del recuerdo, esa alucinación que me carcome la conciencia y destroza mi espíritu. ¿Por qué? Madre...¿Por qué permitiste que me hicieran esto? ¿No soy acaso en esta existencia tu más preciado tesoro? Hoy, en la tierra y sin lugar al cual escapar de este cuerpo, frente al reflejo de este rostro que no es mío, el pecho me arde tan profundamente que en mi reina el impulso de desgarrar cada centímetro...de esta piel que no es mía....
    Me endiabla
    Me shockea
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • ¿Y bien, de qué querías hablarme?

    -Tras una larga noche en aquella fiesta, llamada por el contrario, la joven atendió y se fue con él, fuera de todo el bullicio y el ruido. Tomó asiento de manera paciente y cruzó las piernas en espera a lo que le tuviera que decir.

    La fiesta de beneficencia había sido un despliegue de opulencia y estilo. El salón, cubierto de altos ventanales y cortinas de terciopelo carmesí, estaba iluminado por un inmenso candelabro de cristal que colgaba como una joya suspendida en el techo abovedado. El suelo de mármol blanco reflejaba las luces doradas, mientras los camareros, impecablemente vestidos de negro y blanco, deslizaban bandejas con copas de champán y canapés exquisitos entre los asistentes.

    Políticos, empresarios y artistas de renombre compartían el espacio, todos vestidos con lo mejor de la alta costura. Sin embargo, fue ella quien acaparó las miradas desde el momento en que cruzó las puertas del salón.

    Su cabello rosa, ondulado y brillante como el satén, caía sobre sus hombros con una gracia casi etérea. Vestía un elegante vestido de seda negra con detalles bordados en hilos dorados, que delineaba su figura con una mezcla perfecta de sobriedad y provocación.

    Cada movimiento suyo parecía coreografiado, destacaba entre el murmullo de las conversaciones y las risas apagadas. No era solo su aspecto, era la manera en que caminaba, en que miraba, en que escuchaba: una presencia imposible de ignorar.

    Y ahora, apartada del esplendor, esperaba en silencio. Lo más interesante de la noche, quizás, estaba por comenzar.-
    ¿Y bien, de qué querías hablarme? -Tras una larga noche en aquella fiesta, llamada por el contrario, la joven atendió y se fue con él, fuera de todo el bullicio y el ruido. Tomó asiento de manera paciente y cruzó las piernas en espera a lo que le tuviera que decir. La fiesta de beneficencia había sido un despliegue de opulencia y estilo. El salón, cubierto de altos ventanales y cortinas de terciopelo carmesí, estaba iluminado por un inmenso candelabro de cristal que colgaba como una joya suspendida en el techo abovedado. El suelo de mármol blanco reflejaba las luces doradas, mientras los camareros, impecablemente vestidos de negro y blanco, deslizaban bandejas con copas de champán y canapés exquisitos entre los asistentes. Políticos, empresarios y artistas de renombre compartían el espacio, todos vestidos con lo mejor de la alta costura. Sin embargo, fue ella quien acaparó las miradas desde el momento en que cruzó las puertas del salón. Su cabello rosa, ondulado y brillante como el satén, caía sobre sus hombros con una gracia casi etérea. Vestía un elegante vestido de seda negra con detalles bordados en hilos dorados, que delineaba su figura con una mezcla perfecta de sobriedad y provocación. Cada movimiento suyo parecía coreografiado, destacaba entre el murmullo de las conversaciones y las risas apagadas. No era solo su aspecto, era la manera en que caminaba, en que miraba, en que escuchaba: una presencia imposible de ignorar. Y ahora, apartada del esplendor, esperaba en silencio. Lo más interesante de la noche, quizás, estaba por comenzar.-
    Me encocora
    Me endiabla
    Me gusta
    6
    0 turnos 0 maullidos
  • ㅤㅤ[ Flashback | ℑ'𝔩𝔩 𝔭𝔯𝔞ꪗ 𝔣𝔬𝔯 ꪗ𝔬𝔲, 𝔥𝔲𝔫 ✃𓄧꒷꒦ ]

    Las luces parpadeaban por todo el estadio en tonos rojos muy fuertes que a veces cambiaban a blancas. Bobby tenía los dedos como poseídos por fuego pasando de un acorde a otro con la naturalidad de quien lleva años tocando la guitarra como él lo llevaba haciendo. Sacudía la cabeza con fuerza sin perder una sola nota y se movía en el escenario con un carisma arrollador.

    ㅤEl bajo le retumbaba en el pecho y los golpes de la batería en el oído. Bobby estaba en donde sentía que pertenecía: en el escenario con su banda.

    —♪¡𝙄𝙧𝙚 𝙖𝙡 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤…!
    —♪¡𝘼𝙡 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤!

    ㅤGritaba Lena, la vocalista principal, en el micrófono, y los fans le gritaban en coro de vuelta.

    —♪¡𝘼𝙡 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙘𝙚𝙡𝙚𝙗𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙𝙚𝙨 𝙥𝙤𝙧 𝙨𝙚𝙧 𝙮𝙤 𝙢𝙞𝙨𝙢𝙖!

    ㅤEsa línea era el coro de 𝘙𝘰𝘤𝘬𝘴𝘵𝘢𝘳, la canción más exitosa que tenía Zona Zero. Una canción contra la industria y las expectativas.

    ㅤBobby se colocó a su lado para el coro y compartieron el micrófono sin pensarlo, como lo hacían siempre. Entre canción y canción se rozaban, se empujaban y se reían descaradamente. La química entre ellos era palpable y cuando se miraban a los ojos salía una tensión eléctrica que los fans adoraban y que continuaba detrás de escenas a escondidas de todos en forma de fuego y pasión. Bobby no cantaba con técnica como Lena, pero su voz rasposa encajaba perfecto en los coros.

    —♪𝙍𝙤𝙘𝙠𝙨𝙩𝙖𝙧! 𝙍𝙤𝙘𝙠𝙨𝙩𝙖𝙧! —Coreaba la pareja con los fans. Todos saltaban, empapados de sudor y de euforia absoluta.
    ㅤEntre salto y salto Bobby se agachaba para chocar los puños con los de primera fila que se apretaban contra la valla para verlo más de cerca y él les sonreía mostrando los dientes con el ego inflado.

    ㅤBobby no lo sabía pero esa era una de las últimas veces que tocarían juntos con tanta emoción. Después vendría el escándalo: la pelea en el after, las declaraciones, las culpas, las indirectas incluso en el escenario y finalmente su expulsión de la banda.

    ㅤLa prensa comenzaría a despedazarlo y los fans se iban a dividir… pero ahí, en ese instante y espacio, él sentía que el mundo entero coreaba la canción que había escrito, no existía un Bobby en crisis. Existía un Bobby completo.

    ㅤMas adelante se daría cuenta pero esa noche sería la última vez que haría eso para lo que había nacido: tocar con toda su alma.
    ㅤSin embargo en ese momento Bobby había sido una estrella de rock en todo el sentido de la palabra.

    ㅤㅤ[ Flashback | ℑ'𝔩𝔩 𝔭𝔯𝔞ꪗ 𝔣𝔬𝔯 ꪗ𝔬𝔲, 𝔥𝔲𝔫 ✃𓄧꒷꒦ ] Las luces parpadeaban por todo el estadio en tonos rojos muy fuertes que a veces cambiaban a blancas. Bobby tenía los dedos como poseídos por fuego pasando de un acorde a otro con la naturalidad de quien lleva años tocando la guitarra como él lo llevaba haciendo. Sacudía la cabeza con fuerza sin perder una sola nota y se movía en el escenario con un carisma arrollador. ㅤEl bajo le retumbaba en el pecho y los golpes de la batería en el oído. Bobby estaba en donde sentía que pertenecía: en el escenario con su banda. —♪¡𝙄𝙧𝙚 𝙖𝙡 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤…! —♪¡𝘼𝙡 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤! ㅤGritaba Lena, la vocalista principal, en el micrófono, y los fans le gritaban en coro de vuelta. —♪¡𝘼𝙡 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙧𝙣𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙘𝙚𝙡𝙚𝙗𝙧𝙞𝙙𝙖𝙙𝙚𝙨 𝙥𝙤𝙧 𝙨𝙚𝙧 𝙮𝙤 𝙢𝙞𝙨𝙢𝙖! ㅤEsa línea era el coro de 𝘙𝘰𝘤𝘬𝘴𝘵𝘢𝘳, la canción más exitosa que tenía Zona Zero. Una canción contra la industria y las expectativas. ㅤBobby se colocó a su lado para el coro y compartieron el micrófono sin pensarlo, como lo hacían siempre. Entre canción y canción se rozaban, se empujaban y se reían descaradamente. La química entre ellos era palpable y cuando se miraban a los ojos salía una tensión eléctrica que los fans adoraban y que continuaba detrás de escenas a escondidas de todos en forma de fuego y pasión. Bobby no cantaba con técnica como Lena, pero su voz rasposa encajaba perfecto en los coros. —♪𝙍𝙤𝙘𝙠𝙨𝙩𝙖𝙧! 𝙍𝙤𝙘𝙠𝙨𝙩𝙖𝙧! —Coreaba la pareja con los fans. Todos saltaban, empapados de sudor y de euforia absoluta. ㅤEntre salto y salto Bobby se agachaba para chocar los puños con los de primera fila que se apretaban contra la valla para verlo más de cerca y él les sonreía mostrando los dientes con el ego inflado. ㅤBobby no lo sabía pero esa era una de las últimas veces que tocarían juntos con tanta emoción. Después vendría el escándalo: la pelea en el after, las declaraciones, las culpas, las indirectas incluso en el escenario y finalmente su expulsión de la banda. ㅤLa prensa comenzaría a despedazarlo y los fans se iban a dividir… pero ahí, en ese instante y espacio, él sentía que el mundo entero coreaba la canción que había escrito, no existía un Bobby en crisis. Existía un Bobby completo. ㅤMas adelante se daría cuenta pero esa noche sería la última vez que haría eso para lo que había nacido: tocar con toda su alma. ㅤSin embargo en ese momento Bobby había sido una estrella de rock en todo el sentido de la palabra.
    Me entristece
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Reto de los dioses divinos , LOS DIOSES GRIEGOS
    - sé que no soy popular, te diré quién soy: ...-

    Me llamo Hestia, soy la diosa del hogar y la familia, mi dominio es simple pero muy importante. un hogar es un refugio seguro donde vive una familia, y una familia es un matrimonio de un hombre con una mujer teniendo como fruto de su unión a sus hijos con amor y responsabilidad. Esta es una fórmula simple pero inmutable, si alguno de esos factores se altera simplemente ya no es un hogar verdadero, un hogar verdadero es la base de cualquier civilización, el hogar de un hombre, su mujer y sus hijos es el modelo de familia real no existen otras variables, es el único que garantiza estabilidad y continuidad.

    El hombre es el proveedor. Su deber es salir al mundo, trabajar y traer el sustento para su familia. Es el pilar que protege y da seguridad, asegurándose de que su esposa y sus hijos nunca carezcan de nada. Su fuerza y ​​determinación sostienen el hogar, y su esfuerzo es el reflejo de su amor y compromiso con su familia.

    Nosotras las mujeres somos el corazón del hogar. Nuestra labor es cuidar de los hijos, enseñarles con paciencia y ternura, mantener la casa en armonía y atender a nuestros esposos en todas sus necesidades, de día ... Y de noche, nos aseguramos de que ellos este satisfechos y felices con nosotras, los hombres regresan del trabajo esperando un refugio de paz. Su presencia llena la casa de calidez, la dedicación de el hombre y la mujer en complementación y equilibrio mantiene el orden, y su amor une a todos los miembros de la familia. Sin eso, el hogar carece de vida.

    Los hijos crecen en este equilibrio, aprendiendo de su padre la fortaleza y de su madre la ternura. Con la influencia de las figuras paterna y materna en conjunto se forman seres humanos realmente sanos mental , física y espiritualmente , No hay otra formula. Así ha sido desde el principio de los tiempos, y así será por siempre.
    Reto de los dioses divinos , LOS DIOSES GRIEGOS - sé que no soy popular, te diré quién soy: ...- Me llamo Hestia, soy la diosa del hogar y la familia, mi dominio es simple pero muy importante. un hogar es un refugio seguro donde vive una familia, y una familia es un matrimonio de un hombre con una mujer teniendo como fruto de su unión a sus hijos con amor y responsabilidad. Esta es una fórmula simple pero inmutable, si alguno de esos factores se altera simplemente ya no es un hogar verdadero, un hogar verdadero es la base de cualquier civilización, el hogar de un hombre, su mujer y sus hijos es el modelo de familia real no existen otras variables, es el único que garantiza estabilidad y continuidad. El hombre es el proveedor. Su deber es salir al mundo, trabajar y traer el sustento para su familia. Es el pilar que protege y da seguridad, asegurándose de que su esposa y sus hijos nunca carezcan de nada. Su fuerza y ​​determinación sostienen el hogar, y su esfuerzo es el reflejo de su amor y compromiso con su familia. Nosotras las mujeres somos el corazón del hogar. Nuestra labor es cuidar de los hijos, enseñarles con paciencia y ternura, mantener la casa en armonía y atender a nuestros esposos en todas sus necesidades, de día ... Y de noche, nos aseguramos de que ellos este satisfechos y felices con nosotras, los hombres regresan del trabajo esperando un refugio de paz. Su presencia llena la casa de calidez, la dedicación de el hombre y la mujer en complementación y equilibrio mantiene el orden, y su amor une a todos los miembros de la familia. Sin eso, el hogar carece de vida. Los hijos crecen en este equilibrio, aprendiendo de su padre la fortaleza y de su madre la ternura. Con la influencia de las figuras paterna y materna en conjunto se forman seres humanos realmente sanos mental , física y espiritualmente , No hay otra formula. Así ha sido desde el principio de los tiempos, y así será por siempre.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • Soledad en la calle
    Categoría Original
    Hansel luego de un día largo de trabajo salió del edificio en donde tenia su estudio algo cansado, se puso un abrigo con capucha, tapó su cabeza y empezó a caminar por la calle con tranquilidad aunque algo melancólico porque el trabajar mucho a veces le bajaba las defensas y lo hacía pensar mucho

    - ¿Y si no soy agradable y por eso estoy sólo, o acaso soy muy intenso? Hmmm asi nací a veces no puedo cambiar lo que soy

    Suspira leve negando mientras seguía caminando sin preocupación de su alrededor, tan solo quería llegar a su hogar o a algun lugar para comer ya que nuevamente se había salteado las comidas
    Hansel luego de un día largo de trabajo salió del edificio en donde tenia su estudio algo cansado, se puso un abrigo con capucha, tapó su cabeza y empezó a caminar por la calle con tranquilidad aunque algo melancólico porque el trabajar mucho a veces le bajaba las defensas y lo hacía pensar mucho - ¿Y si no soy agradable y por eso estoy sólo, o acaso soy muy intenso? Hmmm asi nací a veces no puedo cambiar lo que soy Suspira leve negando mientras seguía caminando sin preocupación de su alrededor, tan solo quería llegar a su hogar o a algun lugar para comer ya que nuevamente se había salteado las comidas
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • Estoy muy cansado, definitivamente debo tomarme unas vacaciones.
    Estoy muy cansado, definitivamente debo tomarme unas vacaciones.
    Me gusta
    Me encocora
    3
    4 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados