• 𝙞𝙛 𝙬𝙚 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙚𝙣𝙙 𝙬𝙖𝙧, 𝙬𝙖𝙧 𝙬𝙞𝙡𝙡 𝙚𝙣𝙙 𝙪𝙨.
    Fandom The Boys
    Categoría Acción
    El sol de mediodía iluminaba la enorme bandera estadounidense pulcramente estirada y anclada en el escenario con el fin de ser el fondo en una de las últimas presentaciones del soldado favorito de América en ese lugar.

    Estados Unidos se proclamaba vencedor de la guerra, confiados en que Alemania aun estaba intentado componerse de la paliza que habían recibido. El hecho de que su mejor arma humana estuviese en Bayeux, no solo tranquilizaba a las personas de ese lugar, también dejaba una buena imagen del gobierno ante el mundo, con tal de hacerles creer que ellos eran los buenos del cuento cuando en realidad eran iguales o peores que sus enemigos.

    La prueba viviente de ello, estaba conformado por Ben a la cabeza y sus bailarinas, sin contar con el despilfarro de miles de dólares en sonido, iluminación, confeti y fuegos artificiales que bien podrían haber sido utilizados para ayudar a quienes decían proteger.

    Detrás de la imponente estructura de hierros ensamblados, montaron un par de carpas para uso exclusivo. Seis en total contando la del super, su equipo y la de las enfermeras. En esos eventos nunca faltaban los que se desmayaban, los que se golpeaban un ojo por accidente al tratar de descorchar una botella por cual utinselio no apto para esa tarea. Sin contar la cantidad de niños que se golpeaban entre ellos o se raspaban las rodillas tratando de imitar las piruetas que hacía su héroe favorito sobre el escenario a pesar que por contrato tuviera que decir la clásica frase: No intenten hacer esto en casa.

    Vought decidio ser lo más precavido posible y poner a disposición un lugar en el que tratar los accidentes tontos antes de que pudieran costarles la imagen que tanto se esforzaban por cuidar.

    Pese a ser temprano, ese sector en la plaza principal era el más caótico del pueblo. Todo mundo tenía prisa, todo el personal del evento corría de un lado a otro buscando y trayendo cosas mientras que otros se abocaban a una única tarea. El nuevo asistente de Ben entro en la carpa del super y le dejo el informe en el perchero junto a una segunda opción de vestuario para que escogiera cual usar aunque cambiar de uniforme en ese momento era algo osado cuando todos en ese lugar ya estaban acostumbrados a su uniforme clásico.

    El hombre se acerco hasta el tocador y le entrego una copia del programa del evento, lo dejo sobre la superficie de madera. El super bajo la mirada hacia el papel y sin mucho ánimo busco su horario, era quien cerraba el evento, lo cual le daba exactamente igual. Sus presentaciones no varíaban mucho entre si, lo único que importaba era lo que decía, el mensaje esperanzador que les daba.

    Su trabajo era mantener fuerte la mente de quienes habían elegido dar la vida por su país y para quienes habían esperado su regreso. Abuelas, madres, hermanas, esposas, hijas; hijos, padres, abuelos, hermanos, tíos... Todos ellos habían aportado su grano de arena en la guerra, no era un trabajo fácil convencer a las masas de que lo peor ya había pasado y Ben comenzaba a sospechar el motivo por el cual permanecía en ese lugar, no era por agradar a la prensa o al público en general, deseaba equivocarse pero algo le decía que esperaban un contrataque.

    Sin embargo, no pensaba demasiado en eso. Creía que su nombre artístico era suficiente para mantener al enemigo alejado, nadie es su sano juicio enviaría a sus soldados a darle pelea a un hombre con una fuerza descomunal, no por nada la prensa lo llamaban el Sansón moderno.

    Por otro lado, se sentía egoísta al no pensar en todas esas personas que creían y confiaban en él. Lo único en lo que pensaba era en una mujer, en Vanya, era su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir, todo giraba alredor de ella y era el único motivo porque el cual estaba feliz de permanecer en Bayeux porque si la guerra terminaba, ambos tendrían que tomar caminos diferentes y era probable que no volvieran a verse jamás.

    Quito la vista del papel cuando se dio cuenta de que lo había pasado demasiado tiempo mirándolo, aunque había dejado de lado las drogas, no quería que su asistente pensara que había desayunado un coctel de polvos blancos en la previa del show.

    ──¿Necesitas algo más? ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber? ── Pregunto el hombre mirando a soldier boy en el reflejo del espejo.

    Ben estaba harto de los asistentes. Y si, era su culpa que los cambiaran rápido aunque este le caía un poco mejor que los anteriores. Hacía lo que le pedía, hablaba poco, no hacía preguntas estúpidas, no le cuestionaba nada; solo cumplía con los caprichos del super y eso, ya era ganancia.

    ──Ahora que lo preguntas, si... Necesito algo más. ¿Larry, verdad? ── Giro el cuerpo sobre la silla y apoyo el brazo sobre el respaldo, mirándolo directo a los ojos.

    ──Soy... Harry... Pero no importa, dime que necesitas ── Avanzo un paso más, sosteniendo una libreta que le quedaba minúscula en sus manos regordetas, evitando el contacto visual.

    En el rostro del super se dibujo una pequeña sonrisa, bien disimulada. Siempre que veía a su nuevo asistente no podía evitar imaginarlo como Gus, el ratón panzon de la película Cenicienta pero no lo decía en voz alta, gracias a Vanya había dejado de ser tan cruel con los demás.

    Harry apoyo el lápiz sobre la hoja en blanco, listo para apuntar lo que saliera de los labios del héroe.

    ──Desperte con un incómodo dolor de muelas, Harry. ¿Podrías pedirle a una de las enfermeras que me revise? Quiero estar comodo para el show ── El asiente asintió varias veces, escribiendo quien sabe que.

    Ben prosiguió, procurando hacerse el desentendido para tratar de traer a Vanya a su carpa pero cuidando de no exponerla, de no exponerlos a los dos, pero su deseo por verla antes del show era mayor que cualquier otra necesidad.

    Recurrio a una táctica ya aplicada antes y que funcionaba bien, pedir a las enfermeras que eran amigas de Vanya para que ellas enviaran a la pelirroja en su lugar; una regla no impuesta, como una especie de pacto entre ellas y él para que pudiera ver a su amada.

    ──Pregunta por Mona en la enfermería, es quien me revisa a veces. Tiene conocimiento en estas cosas de supers, pero si no me crees puedes hablar con alguien de vought ── Dejo esa última propuesta en el aire y giro de nuevo hacia el espejo, acercando al centro de la mesa lo que iba a utilizar para afeitarse.

    Por supuesto que Ben no era idiota, sabía que Harry no iba a preguntarle nada a nadie. En ese lugar, pedir hablar directamente con alguien de vought por algo sin relevancia, era un sinónimo de despido inmediato y al parecer el sujeto quería mucho ese empleo.

    El asistente no dijo nada, se marcho de la carpa decidido a cumplir con la petición del super soldado. No tuvo problemas en dar con la enfermería, era la única carpa de color blanco con una cruz roja en un costado.

    Al entrar, vio a un grupo de mujeres alistando algunas camillas y acomodando en una mesa lo necesario para curar heridas.

    ──Buenas tardes, disculpen las interrupción pero... ── Levanto la voz mientras se adentraba en la carpa, leyó una vez más el nombre que tenía anotado en el papel y clavo la vista en el grupo de enfermeras, tratando de dar con la mujer que le habían enviado a buscar. ──Soldier boy necesita que Mona lo revise y si es necesario, que le de alguna medicación para que pueda actuar en unas horas. Si no es ninguna de ustedes, por favor, díganle que se acerque a la carpa principal lo más rápido posible.

    El hombre no espero respuesta, dio media vuelta y se dirigió a revisar otros sectores en el predio.

    Mientras tanto, Ben había terminado de afeitarse y se encontraba contemplando el par de uniformes en el perchero. El nuevo y el viejo, sin poder decidirse por uno de los dos. Optó por esperar a Vanya para que le ayudara a elegir, pero antes, guardo en el bolsillo del pantalón un obsequio; incapaz de contener la alegría por verla antes del show.

    Para él no era cualquier día, era un día especial, un día que marcaría un antes y un después en su relación. No tenía idea que les deparaba el futuro pero al menos el presente parecía prometedor.
    Vanya Starkova
    El sol de mediodía iluminaba la enorme bandera estadounidense pulcramente estirada y anclada en el escenario con el fin de ser el fondo en una de las últimas presentaciones del soldado favorito de América en ese lugar. Estados Unidos se proclamaba vencedor de la guerra, confiados en que Alemania aun estaba intentado componerse de la paliza que habían recibido. El hecho de que su mejor arma humana estuviese en Bayeux, no solo tranquilizaba a las personas de ese lugar, también dejaba una buena imagen del gobierno ante el mundo, con tal de hacerles creer que ellos eran los buenos del cuento cuando en realidad eran iguales o peores que sus enemigos. La prueba viviente de ello, estaba conformado por Ben a la cabeza y sus bailarinas, sin contar con el despilfarro de miles de dólares en sonido, iluminación, confeti y fuegos artificiales que bien podrían haber sido utilizados para ayudar a quienes decían proteger. Detrás de la imponente estructura de hierros ensamblados, montaron un par de carpas para uso exclusivo. Seis en total contando la del super, su equipo y la de las enfermeras. En esos eventos nunca faltaban los que se desmayaban, los que se golpeaban un ojo por accidente al tratar de descorchar una botella por cual utinselio no apto para esa tarea. Sin contar la cantidad de niños que se golpeaban entre ellos o se raspaban las rodillas tratando de imitar las piruetas que hacía su héroe favorito sobre el escenario a pesar que por contrato tuviera que decir la clásica frase: No intenten hacer esto en casa. Vought decidio ser lo más precavido posible y poner a disposición un lugar en el que tratar los accidentes tontos antes de que pudieran costarles la imagen que tanto se esforzaban por cuidar. Pese a ser temprano, ese sector en la plaza principal era el más caótico del pueblo. Todo mundo tenía prisa, todo el personal del evento corría de un lado a otro buscando y trayendo cosas mientras que otros se abocaban a una única tarea. El nuevo asistente de Ben entro en la carpa del super y le dejo el informe en el perchero junto a una segunda opción de vestuario para que escogiera cual usar aunque cambiar de uniforme en ese momento era algo osado cuando todos en ese lugar ya estaban acostumbrados a su uniforme clásico. El hombre se acerco hasta el tocador y le entrego una copia del programa del evento, lo dejo sobre la superficie de madera. El super bajo la mirada hacia el papel y sin mucho ánimo busco su horario, era quien cerraba el evento, lo cual le daba exactamente igual. Sus presentaciones no varíaban mucho entre si, lo único que importaba era lo que decía, el mensaje esperanzador que les daba. Su trabajo era mantener fuerte la mente de quienes habían elegido dar la vida por su país y para quienes habían esperado su regreso. Abuelas, madres, hermanas, esposas, hijas; hijos, padres, abuelos, hermanos, tíos... Todos ellos habían aportado su grano de arena en la guerra, no era un trabajo fácil convencer a las masas de que lo peor ya había pasado y Ben comenzaba a sospechar el motivo por el cual permanecía en ese lugar, no era por agradar a la prensa o al público en general, deseaba equivocarse pero algo le decía que esperaban un contrataque. Sin embargo, no pensaba demasiado en eso. Creía que su nombre artístico era suficiente para mantener al enemigo alejado, nadie es su sano juicio enviaría a sus soldados a darle pelea a un hombre con una fuerza descomunal, no por nada la prensa lo llamaban el Sansón moderno. Por otro lado, se sentía egoísta al no pensar en todas esas personas que creían y confiaban en él. Lo único en lo que pensaba era en una mujer, en Vanya, era su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir, todo giraba alredor de ella y era el único motivo porque el cual estaba feliz de permanecer en Bayeux porque si la guerra terminaba, ambos tendrían que tomar caminos diferentes y era probable que no volvieran a verse jamás. Quito la vista del papel cuando se dio cuenta de que lo había pasado demasiado tiempo mirándolo, aunque había dejado de lado las drogas, no quería que su asistente pensara que había desayunado un coctel de polvos blancos en la previa del show. ──¿Necesitas algo más? ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber? ── Pregunto el hombre mirando a soldier boy en el reflejo del espejo. Ben estaba harto de los asistentes. Y si, era su culpa que los cambiaran rápido aunque este le caía un poco mejor que los anteriores. Hacía lo que le pedía, hablaba poco, no hacía preguntas estúpidas, no le cuestionaba nada; solo cumplía con los caprichos del super y eso, ya era ganancia. ──Ahora que lo preguntas, si... Necesito algo más. ¿Larry, verdad? ── Giro el cuerpo sobre la silla y apoyo el brazo sobre el respaldo, mirándolo directo a los ojos. ──Soy... Harry... Pero no importa, dime que necesitas ── Avanzo un paso más, sosteniendo una libreta que le quedaba minúscula en sus manos regordetas, evitando el contacto visual. En el rostro del super se dibujo una pequeña sonrisa, bien disimulada. Siempre que veía a su nuevo asistente no podía evitar imaginarlo como Gus, el ratón panzon de la película Cenicienta pero no lo decía en voz alta, gracias a Vanya había dejado de ser tan cruel con los demás. Harry apoyo el lápiz sobre la hoja en blanco, listo para apuntar lo que saliera de los labios del héroe. ──Desperte con un incómodo dolor de muelas, Harry. ¿Podrías pedirle a una de las enfermeras que me revise? Quiero estar comodo para el show ── El asiente asintió varias veces, escribiendo quien sabe que. Ben prosiguió, procurando hacerse el desentendido para tratar de traer a Vanya a su carpa pero cuidando de no exponerla, de no exponerlos a los dos, pero su deseo por verla antes del show era mayor que cualquier otra necesidad. Recurrio a una táctica ya aplicada antes y que funcionaba bien, pedir a las enfermeras que eran amigas de Vanya para que ellas enviaran a la pelirroja en su lugar; una regla no impuesta, como una especie de pacto entre ellas y él para que pudiera ver a su amada. ──Pregunta por Mona en la enfermería, es quien me revisa a veces. Tiene conocimiento en estas cosas de supers, pero si no me crees puedes hablar con alguien de vought ── Dejo esa última propuesta en el aire y giro de nuevo hacia el espejo, acercando al centro de la mesa lo que iba a utilizar para afeitarse. Por supuesto que Ben no era idiota, sabía que Harry no iba a preguntarle nada a nadie. En ese lugar, pedir hablar directamente con alguien de vought por algo sin relevancia, era un sinónimo de despido inmediato y al parecer el sujeto quería mucho ese empleo. El asistente no dijo nada, se marcho de la carpa decidido a cumplir con la petición del super soldado. No tuvo problemas en dar con la enfermería, era la única carpa de color blanco con una cruz roja en un costado. Al entrar, vio a un grupo de mujeres alistando algunas camillas y acomodando en una mesa lo necesario para curar heridas. ──Buenas tardes, disculpen las interrupción pero... ── Levanto la voz mientras se adentraba en la carpa, leyó una vez más el nombre que tenía anotado en el papel y clavo la vista en el grupo de enfermeras, tratando de dar con la mujer que le habían enviado a buscar. ──Soldier boy necesita que Mona lo revise y si es necesario, que le de alguna medicación para que pueda actuar en unas horas. Si no es ninguna de ustedes, por favor, díganle que se acerque a la carpa principal lo más rápido posible. El hombre no espero respuesta, dio media vuelta y se dirigió a revisar otros sectores en el predio. Mientras tanto, Ben había terminado de afeitarse y se encontraba contemplando el par de uniformes en el perchero. El nuevo y el viejo, sin poder decidirse por uno de los dos. Optó por esperar a Vanya para que le ayudara a elegir, pero antes, guardo en el bolsillo del pantalón un obsequio; incapaz de contener la alegría por verla antes del show. Para él no era cualquier día, era un día especial, un día que marcaría un antes y un después en su relación. No tenía idea que les deparaba el futuro pero al menos el presente parecía prometedor. [THE.REDSUPER]
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  • Su jornada había llegado a su fin más pronto de lo esperado.

    Explorar lo vasto de Hyrule solía consumir la mayor parte de su día, en especial cuando debía encargarse de unos cuantos campamentos de bokoblins y moblins que se atravesaban en su camino.

    Y no solo las batallas absorbían su tiempo, su sensor cobraba vida con frecuencia, detectando templos y cofres cercanos. Pasar de una actividad a otra conforme avanzaba en su trayecto terminaba por mantenerlo lejos de su hogar en la aldea Arkadia hasta entrada la noche.

    Perder la noción del tiempo siempre era peligroso. Durante el día era común encontrarse con enemigos, pero las criaturas nocturnas que emergían de la tierra podían resultar aún más problemáticas. A diferencia de los monstruos que enfrentaba bajo la luz del sol, aquellos esqueletos eran más complicados de eliminar si no se les atacaba directamente en la cabeza.

    Un ruido seco interrumpió el silencio.
    Link se detuvo de inmediato, tensando la cuerda del arco sin pensarlo dos veces.

    Algo se movía entre los matorrales cercanos. Podía oír el crujido de huesos y el golpeteo irregular de una mandíbula abriéndose y cerrándose.

    Frunció el ceño y giró apenas el cuerpo hacia el origen del sonido.
    El brillo amarillento de unas cuencas vacías se asomó entre las sombras, confirmando lo que temía: un stalbokoblin. Y, por el sonido, no venía solo.

    Retrocedió con precisión medida, tomando una mejor posición.
    El aire frío de la noche rozó su rostro cuando volvió a tensar el arco. Su respiración se estabilizó; el pulso firme, como siempre antes de un disparo.

    El primero cayó sin dificultad, pero los demás comenzaron a surgir de la tierra, levantando polvo y hojas secas. Link apretó la mandíbula, la determinación encendida en su mirada.

    Sabía que no podía perder tiempo.
    Si no los eliminaba rápido, terminarían rodeándolo o rearmándose, prolongando una batalla interminable.

    El eco de las flechas resonó entre los árboles hasta que solo quedó el susurro del viento.
    Permaneció inmóvil unos segundos, observando los restos de los esqueletos esparcidos en la hierba mientras algunos cráneos se desvanecían en una nube de humo. Había aprendido a no celebrar victorias, en Hyrule, la calma rara vez duraba demasiado.

    Conforme el silencio regresó, dejó escapar una exhalación lenta que no sabía que había estado conteniendo.
    Sus hombros, tensos durante toda la pelea, bajaron apenas con un gesto casi imperceptible mientras ajustaba el agarre del arco y lo colocaba en su espalda.

    Alzó la vista hacia el cielo, dejando que el brillo de las estrellas guiara su camino de regreso, no sin antes recoger algunas piezas útiles para nuevas armas.

    Mientras avanzaba, el crujido suave de la hierba bajo sus botas le recordó que aún quedaba un largo trayecto hasta casa, pero la noche estaba tranquila… al menos por ahora.

    Su jornada había llegado a su fin más pronto de lo esperado. Explorar lo vasto de Hyrule solía consumir la mayor parte de su día, en especial cuando debía encargarse de unos cuantos campamentos de bokoblins y moblins que se atravesaban en su camino. Y no solo las batallas absorbían su tiempo, su sensor cobraba vida con frecuencia, detectando templos y cofres cercanos. Pasar de una actividad a otra conforme avanzaba en su trayecto terminaba por mantenerlo lejos de su hogar en la aldea Arkadia hasta entrada la noche. Perder la noción del tiempo siempre era peligroso. Durante el día era común encontrarse con enemigos, pero las criaturas nocturnas que emergían de la tierra podían resultar aún más problemáticas. A diferencia de los monstruos que enfrentaba bajo la luz del sol, aquellos esqueletos eran más complicados de eliminar si no se les atacaba directamente en la cabeza. Un ruido seco interrumpió el silencio. Link se detuvo de inmediato, tensando la cuerda del arco sin pensarlo dos veces. Algo se movía entre los matorrales cercanos. Podía oír el crujido de huesos y el golpeteo irregular de una mandíbula abriéndose y cerrándose. Frunció el ceño y giró apenas el cuerpo hacia el origen del sonido. El brillo amarillento de unas cuencas vacías se asomó entre las sombras, confirmando lo que temía: un stalbokoblin. Y, por el sonido, no venía solo. Retrocedió con precisión medida, tomando una mejor posición. El aire frío de la noche rozó su rostro cuando volvió a tensar el arco. Su respiración se estabilizó; el pulso firme, como siempre antes de un disparo. El primero cayó sin dificultad, pero los demás comenzaron a surgir de la tierra, levantando polvo y hojas secas. Link apretó la mandíbula, la determinación encendida en su mirada. Sabía que no podía perder tiempo. Si no los eliminaba rápido, terminarían rodeándolo o rearmándose, prolongando una batalla interminable. El eco de las flechas resonó entre los árboles hasta que solo quedó el susurro del viento. Permaneció inmóvil unos segundos, observando los restos de los esqueletos esparcidos en la hierba mientras algunos cráneos se desvanecían en una nube de humo. Había aprendido a no celebrar victorias, en Hyrule, la calma rara vez duraba demasiado. Conforme el silencio regresó, dejó escapar una exhalación lenta que no sabía que había estado conteniendo. Sus hombros, tensos durante toda la pelea, bajaron apenas con un gesto casi imperceptible mientras ajustaba el agarre del arco y lo colocaba en su espalda. Alzó la vista hacia el cielo, dejando que el brillo de las estrellas guiara su camino de regreso, no sin antes recoger algunas piezas útiles para nuevas armas. Mientras avanzaba, el crujido suave de la hierba bajo sus botas le recordó que aún quedaba un largo trayecto hasta casa, pero la noche estaba tranquila… al menos por ahora.
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  • El ataque llegó sin aviso alguno.

    Una lluvia de flechas descendió del cielo, forzando a Katarina a impulsarse hacia atrás justo cuando el suelo estalló a sus pies. Tres soldados cargaron contra ella sin darle respiro.

    Perfecto.

    La asesina sonrió, girando las dagas entre sus dedos con la elegancia de una bailarina que sabía exactamente cuándo cortar el ritmo… o una garganta.

    Un destello carmesí, un cuerpo cayendo. El segundo enemigo apenas logró levantar su escudo antes de que Katarina apareciera detrás de él, moviéndose con precisión mortal.

    Entonces lo sintió.

    Esa presencia desgarradora, salvaje, tan familiar como irritante.

    Kayn Luna Sangrienta .

    Apareció a su lado con fuerza brutal, arrasando la línea enemiga con una furia que contrastaba deliciosamente con su propio estilo afilado. Katarina no tuvo que mirarlo para saber que estaba disfrutando demasiado.

    - Llegas tarde. - soltó ella entre un giro y otro, cortando el tendón de un soldado que intentó sorprenderla por la espalda.

    No fue una queja. Fue una provocación disfrazada de burla.

    Respondieron atacándolos por ambos flancos. Ella rodó hacia delante, él hacia atrás; como si hubieran ensayado esa sinfonía de muerte cien veces.

    Cuando Katarina se levantó, un enemigo intentó abalanzarse sobre Kayn por la espalda. La pelirroja apareció como un latigazo, hundiendo una daga en su cuello antes de que pudiera acercarse.

    - Vaya, qué descuidado… -murmuró, inclinándose ligeramente hacia él sin dejar de pelear. - Empiezo a pensar que te distraigo demasiado en la batalla. -

    Un brillo travieso cruzó sus ojos mientras bloqueaba otra espada con la suya y contraatacaba sin esfuerzo.

    Las tropas restantes dudaron. No por miedo a morir… sino por el terror evidente de acercarse a una pareja que parecía disfrutar de la batalla tanto como del juego entre ellos.

    Katarina giró sobre un pie, cortando el aire y abriendo un camino directo entre los enemigos.

    - ¿Vienes o te quedas admirándome? - soltó con una sonrisa peligrosa.

    Y, sin esperar respuesta, se lanzó de nuevo hacia el corazón del combate, sabiendo que él estaría justo detrás, tan inevitable como la muerte misma.
    El ataque llegó sin aviso alguno. Una lluvia de flechas descendió del cielo, forzando a Katarina a impulsarse hacia atrás justo cuando el suelo estalló a sus pies. Tres soldados cargaron contra ella sin darle respiro. Perfecto. La asesina sonrió, girando las dagas entre sus dedos con la elegancia de una bailarina que sabía exactamente cuándo cortar el ritmo… o una garganta. Un destello carmesí, un cuerpo cayendo. El segundo enemigo apenas logró levantar su escudo antes de que Katarina apareciera detrás de él, moviéndose con precisión mortal. Entonces lo sintió. Esa presencia desgarradora, salvaje, tan familiar como irritante. [Kayn_blood_moon] . Apareció a su lado con fuerza brutal, arrasando la línea enemiga con una furia que contrastaba deliciosamente con su propio estilo afilado. Katarina no tuvo que mirarlo para saber que estaba disfrutando demasiado. - Llegas tarde. - soltó ella entre un giro y otro, cortando el tendón de un soldado que intentó sorprenderla por la espalda. No fue una queja. Fue una provocación disfrazada de burla. Respondieron atacándolos por ambos flancos. Ella rodó hacia delante, él hacia atrás; como si hubieran ensayado esa sinfonía de muerte cien veces. Cuando Katarina se levantó, un enemigo intentó abalanzarse sobre Kayn por la espalda. La pelirroja apareció como un latigazo, hundiendo una daga en su cuello antes de que pudiera acercarse. - Vaya, qué descuidado… -murmuró, inclinándose ligeramente hacia él sin dejar de pelear. - Empiezo a pensar que te distraigo demasiado en la batalla. - Un brillo travieso cruzó sus ojos mientras bloqueaba otra espada con la suya y contraatacaba sin esfuerzo. Las tropas restantes dudaron. No por miedo a morir… sino por el terror evidente de acercarse a una pareja que parecía disfrutar de la batalla tanto como del juego entre ellos. Katarina giró sobre un pie, cortando el aire y abriendo un camino directo entre los enemigos. - ¿Vienes o te quedas admirándome? - soltó con una sonrisa peligrosa. Y, sin esperar respuesta, se lanzó de nuevo hacia el corazón del combate, sabiendo que él estaría justo detrás, tan inevitable como la muerte misma.
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  • Esta noche me dejo caer en el sillón como quien sabe que tiene el control. La habitación está en silencio, iluminada solo por un rastro de luz que se desliza por mi piel. Sostengo el rifle con suavidad, aunque sé que lo verdaderamente peligroso no es el arma.

    A veces disfruto esta sensación: la calma antes del movimiento, la certeza de que todos mis enemigos subestiman lo que puedo hacer. Quizá sea eso lo que más me divierte.

    Me miro en el reflejo del metal pulido y sonrío.
    Piltover no está preparada para mí… ¿y tú?
    Esta noche me dejo caer en el sillón como quien sabe que tiene el control. La habitación está en silencio, iluminada solo por un rastro de luz que se desliza por mi piel. Sostengo el rifle con suavidad, aunque sé que lo verdaderamente peligroso no es el arma. A veces disfruto esta sensación: la calma antes del movimiento, la certeza de que todos mis enemigos subestiman lo que puedo hacer. Quizá sea eso lo que más me divierte. Me miro en el reflejo del metal pulido y sonrío. Piltover no está preparada para mí… ¿y tú?
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  • Caitlyn se recoge el pelo con la tranquilidad de quien empieza el día sin prisas. El lazo se engancha entre sus dedos mientras decide si dejar algún mechón suelto o no. No hay enemigos, ni misiones urgentes, ni disparos a la distancia. Solo la rutina: levantarse, estirarse un poco, arreglarse el cabello y prepararse un té caliente.

    Es un gesto simple, casi automático, pero que siempre le da una pequeña sensación de orden antes de salir a la calle. Un momento tranquilo, solo para ella, antes de volver al bullicio de Piltover.
    Caitlyn se recoge el pelo con la tranquilidad de quien empieza el día sin prisas. El lazo se engancha entre sus dedos mientras decide si dejar algún mechón suelto o no. No hay enemigos, ni misiones urgentes, ni disparos a la distancia. Solo la rutina: levantarse, estirarse un poco, arreglarse el cabello y prepararse un té caliente. Es un gesto simple, casi automático, pero que siempre le da una pequeña sensación de orden antes de salir a la calle. Un momento tranquilo, solo para ella, antes de volver al bullicio de Piltover.
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  • 1 a 2 líneas por Hora
    Fandom
    Shingeki no kyojin
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    Ignoren que esta cuenta es de Ángel. (Es la única que tiene fanpage)

    Aqui Eren Jaeger buscando a mis compañeros y puede que a algunos enemigos. Y es que está muy triste que no haya nadie de este fabuloso fandom. no hace falta ser activo 24/7 pero si lo bastan5e para hacer tramas y demás, wue se conozcan los personajes y obviamente que te guste la serie. Se buscan:

    -Armin Arlet
    -Mikasa Ackerman
    -Jean
    -Sasha
    -Conny
    -Levi Ackerman
    -Historia Reiss
    -Hange
    -Annie
    -Reiner
    -Bertholdt
    -Pieck
    -Porco
    -Zeke
    -Cualquier personaje Canon
    -Se aceptan Oc

    Se pueden repetir personajes, pero lo ideal es que no, de momento tenemos:

    -Eren Jaeger.
    Ignoren que esta cuenta es de Ángel. (Es la única que tiene fanpage) Aqui Eren Jaeger buscando a mis compañeros y puede que a algunos enemigos. Y es que está muy triste que no haya nadie de este fabuloso fandom. no hace falta ser activo 24/7 pero si lo bastan5e para hacer tramas y demás, wue se conozcan los personajes y obviamente que te guste la serie. Se buscan: -Armin Arlet -Mikasa Ackerman -Jean -Sasha -Conny -Levi Ackerman -Historia Reiss -Hange -Annie -Reiner -Bertholdt -Pieck -Porco -Zeke -Cualquier personaje Canon -Se aceptan Oc Se pueden repetir personajes, pero lo ideal es que no, de momento tenemos: -Eren Jaeger.
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  • La sala estaba envuelta en penumbra, solo iluminada por los haces de luz que se filtraban entre las grietas del techo. El aire olía a hierro y silencio. En el centro, sobre un trono de piedra tallada, Katarina reposaba como una reina sin corona, pero con más poder que cualquier monarca.

    Sus dagas descansaban en sus manos, girando lentamente entre sus dedos como si fueran una extensión de su pensamiento. Una sonrisa apenas perceptible se dibujaba en sus labios, esa que anuncia peligro antes de que la sangre toque el suelo.

    Había vuelto de otra misión, una más que terminaba con precisión quirúrgica. Y, aunque su cuerpo pedía descanso, su mente seguía despierta, analizando, recordando, esperando. Los enemigos podían esconderse, pero nunca escapar del filo que ella servía con devoción.

    La mirada de Katarina, fría y calculada, se perdió por un instante en el vacío de la habitación. No había gloria en la muerte, ni redención en la sangre. Solo la certeza de que, mientras ella respirara, el nombre Du Couteau seguiría siendo temido.

    Con un leve movimiento, se incorporó, dejando que la luz acariciara su cabello carmesí. Las dagas brillaron, reflejando su resolución.
    —Aún quedan nombres en la lista —susurró.
    La sala estaba envuelta en penumbra, solo iluminada por los haces de luz que se filtraban entre las grietas del techo. El aire olía a hierro y silencio. En el centro, sobre un trono de piedra tallada, Katarina reposaba como una reina sin corona, pero con más poder que cualquier monarca. Sus dagas descansaban en sus manos, girando lentamente entre sus dedos como si fueran una extensión de su pensamiento. Una sonrisa apenas perceptible se dibujaba en sus labios, esa que anuncia peligro antes de que la sangre toque el suelo. Había vuelto de otra misión, una más que terminaba con precisión quirúrgica. Y, aunque su cuerpo pedía descanso, su mente seguía despierta, analizando, recordando, esperando. Los enemigos podían esconderse, pero nunca escapar del filo que ella servía con devoción. La mirada de Katarina, fría y calculada, se perdió por un instante en el vacío de la habitación. No había gloria en la muerte, ni redención en la sangre. Solo la certeza de que, mientras ella respirara, el nombre Du Couteau seguiría siendo temido. Con un leve movimiento, se incorporó, dejando que la luz acariciara su cabello carmesí. Las dagas brillaron, reflejando su resolución. —Aún quedan nombres en la lista —susurró.
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  • El amanecer tiñe de rojo los muros de Noxus. Me visto en silencio, el cuero y el metal deslizándose sobre mi piel como una segunda sombra. No necesito descanso; solo propósito. Hoy, las dagas hablarán por mí.

    Salto desde los tejados, el viento cortando mi rostro. Un grupo de espías enemigos se mueve entre los callejones, creyendo pasar desapercibidos. Pobres ilusos.

    Aparezco entre ellos antes de que puedan reaccionar. Una daga, dos… el acero canta, la sangre responde. En segundos, solo queda el eco del acero y el silencio de los caídos.

    Otro amanecer, otro recordatorio: en Noxus, la debilidad no tiene lugar.
    El amanecer tiñe de rojo los muros de Noxus. Me visto en silencio, el cuero y el metal deslizándose sobre mi piel como una segunda sombra. No necesito descanso; solo propósito. Hoy, las dagas hablarán por mí. Salto desde los tejados, el viento cortando mi rostro. Un grupo de espías enemigos se mueve entre los callejones, creyendo pasar desapercibidos. Pobres ilusos. Aparezco entre ellos antes de que puedan reaccionar. Una daga, dos… el acero canta, la sangre responde. En segundos, solo queda el eco del acero y el silencio de los caídos. Otro amanecer, otro recordatorio: en Noxus, la debilidad no tiene lugar.
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  • Los Gestal son las almas humanas, mientras los réplicant son su propios cuerpos, cuando se llevo acabo el proyecto Gestal, no se imaginaron que los réplicants desarrollaran conciencia propia, viendo a sus propias almas como enemigos.
    Los Gestal son las almas humanas, mientras los réplicant son su propios cuerpos, cuando se llevo acabo el proyecto Gestal, no se imaginaron que los réplicants desarrollaran conciencia propia, viendo a sus propias almas como enemigos.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //que buxiang no se entere de lo que acaba de hacer, dijo el rojito mientras tanto mitad de la familia en video llamada apostando y jugando mientras leen el lemon. Lectura que el mismo buxiang está haciendo anotaré no hacer roles románticos con lemon en público con esta gente que se hace llamar familia
    Con esta familia para que enemigos ?
    //que buxiang no se entere de lo que acaba de hacer, dijo el rojito mientras tanto mitad de la familia en video llamada apostando y jugando mientras leen el lemon. Lectura que el mismo buxiang está haciendo 😂 anotaré no hacer roles románticos con lemon en público con esta gente que se hace llamar familia Con esta familia para que enemigos ?
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