• — Con tanta tecnología disponible para explorar el infinito saber que ha acumulado la humanidad, y no sólo eso, con tanta tecnología que hace el trabajo de, incluso, corregir automáticamente los errores... ¿¡Cómo hace la gente para seguir escribiendo tan mal!?

    #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
    — Con tanta tecnología disponible para explorar el infinito saber que ha acumulado la humanidad, y no sólo eso, con tanta tecnología que hace el trabajo de, incluso, corregir automáticamente los errores... ¿¡Cómo hace la gente para seguir escribiendo tan mal!? #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
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  • Entonces, una mañana muy temprano cuando el sol todavía no terminaba de levantarse, el brujo ya estaba en marcha hacia el bar, caminando deprisa. Ningún apuro le impulsaba y no había emergencia que atender, tampoco era presa de la ansiedad ni buscaba ejercitarse. Sólo quería andar rápido, quería disfrutar su pierna recuperada.

    Por supuesto, el bar está vacío. La roomba mágica es la segunda en hacer ruido en el lugar, aunque ni tanto, se trata de una máquina silenciosa. Tolek enciende las luces sin tocar interruptor alguno y se presta a preparar café. Salió de casa sin tomar desayuno.

    Dentro de poco debería llegar aquel a quien citó, James Benjamin Blackwood, y no quiere esperarle sin al menos una taza de café. Y es que a sabiendas de que no puede alimentarle, al menos quiere ofrecerle eso.

    Hoy deberían buscar el paradero de Nayla Vannicelli, sin número de celular al cual poder llamarle ni email para escribirle, mucho menos dirección alguna o siquiera una pista. Pero Tolek es una caja herramientas mágicas entre las que se encuentran varios tipos de hechizos capaces de encontrar a una persona perdida sin nada más que su recuerdo, y planea ponerlas en práctica... pero con el recuerdo de James, pues el suyo propio no es muy grato con respecto a la muchacha y seguramente afectaría el hechizo.

    #ElBrujoCojo
    Entonces, una mañana muy temprano cuando el sol todavía no terminaba de levantarse, el brujo ya estaba en marcha hacia el bar, caminando deprisa. Ningún apuro le impulsaba y no había emergencia que atender, tampoco era presa de la ansiedad ni buscaba ejercitarse. Sólo quería andar rápido, quería disfrutar su pierna recuperada. Por supuesto, el bar está vacío. La roomba mágica es la segunda en hacer ruido en el lugar, aunque ni tanto, se trata de una máquina silenciosa. Tolek enciende las luces sin tocar interruptor alguno y se presta a preparar café. Salió de casa sin tomar desayuno. Dentro de poco debería llegar aquel a quien citó, [Wendigo], y no quiere esperarle sin al menos una taza de café. Y es que a sabiendas de que no puede alimentarle, al menos quiere ofrecerle eso. Hoy deberían buscar el paradero de [Nayla0], sin número de celular al cual poder llamarle ni email para escribirle, mucho menos dirección alguna o siquiera una pista. Pero Tolek es una caja herramientas mágicas entre las que se encuentran varios tipos de hechizos capaces de encontrar a una persona perdida sin nada más que su recuerdo, y planea ponerlas en práctica... pero con el recuerdo de James, pues el suyo propio no es muy grato con respecto a la muchacha y seguramente afectaría el hechizo. #ElBrujoCojo
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  • Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos.

    El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor.

    Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera.

    Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento.

    Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre.

    Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado.
    El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo.
    Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos.

    Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle.

    Esta vez, todas los espectadores vivos tosen.

    Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre.

    Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él.

    — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek.

    Su padre le mira el pecho.

    — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante.

    Pero su padre aún le mira el pecho.
    Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista.

    Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera.

    El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo.

    Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece.

    #ElBrujoCojo
    Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos. El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor. Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera. Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento. Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre. Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado. El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo. Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos. Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle. Esta vez, todas los espectadores vivos tosen. Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre. Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él. — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek. Su padre le mira el pecho. — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante. Pero su padre aún le mira el pecho. Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista. Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera. El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo. Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece. #ElBrujoCojo
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  • Muchas cosas raras llegan a manos del brujo cojo, a veces por casualidad y otras por causalidad. Tolek las guarda todas, por insignificantes o mediocres que sean, pues prefiere tenerlas en su poder antes que arriesgarse que caigan en las manos equivocadas.

    #ElBrujoCojo
    Muchas cosas raras llegan a manos del brujo cojo, a veces por casualidad y otras por causalidad. Tolek las guarda todas, por insignificantes o mediocres que sean, pues prefiere tenerlas en su poder antes que arriesgarse que caigan en las manos equivocadas. #ElBrujoCojo
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  • Ayuda, tercera parte
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    La cabaña del brujo se encuentra en medio de un lago y hay que cruzar un puente para llegar. Han llegado hasta aquí tras andar por alrededor de veinte minutos desde el claro del manantial a través de bosque denso y fértil, avistando tanto criaturas comunes como ciervos, aves y conejos en la lejanía, como algunas otras criaturas mágicas dejándose entrever ocasionalmente.

    Tolek intenta hacer el viaje más ameno contándole a James Benjamin Blackwood las anécdotas que ha vivido en el bosque y la forma en que descubrió la cabaña en medio de este. Le cuenta, por ejemplo, que los primeros pinos fueron plantados a mano, que la cabaña estaba abandonada y que fue restaurada, que el lago no existía hasta que nació de la ira de una demonio a la que no le permitió la entrada a su cabaña, que los primeros kitsune fueron un regalo por parte del demonio gobernante del sexto círculo, que las peculiares artesanías colgando de los árboles eran parte de un enorme entramado que protegía al bosque de las travesuras del caos. Historias no le faltan.

    Tras invitar a James a su hogar, ofrecerle algo de beber y encender la chimenea cuyas lenguas de fuego se muestran negras al reaccionar con la presencia del wendigo, pero acogedoras de todas formas, se dirigió al baño para darse una rápida ducha que no le tomó más de diez minutos. Al salir, viste su usual y limpio abrigo encima de la camisa negra, y un ajustado pantalón de jean del mismo color.

    — No soy muy de usar email —comenta, refiriéndose a lo último que James le ha dicho sobre contactar a Nayla—. Pero tengo mis propios trucos para encontrar a la chiquilla. ¿Quieres que los use?

    Se sacude el cabello mojado y suelto que peina con los dedos con la intención de volver a hacerse la mini trenza que es todo lo que le alcanza, por ahora.

    #ElBrujoCojo James Benjamin Blackwood
    La cabaña del brujo se encuentra en medio de un lago y hay que cruzar un puente para llegar. Han llegado hasta aquí tras andar por alrededor de veinte minutos desde el claro del manantial a través de bosque denso y fértil, avistando tanto criaturas comunes como ciervos, aves y conejos en la lejanía, como algunas otras criaturas mágicas dejándose entrever ocasionalmente. Tolek intenta hacer el viaje más ameno contándole a [wendigo] las anécdotas que ha vivido en el bosque y la forma en que descubrió la cabaña en medio de este. Le cuenta, por ejemplo, que los primeros pinos fueron plantados a mano, que la cabaña estaba abandonada y que fue restaurada, que el lago no existía hasta que nació de la ira de una demonio a la que no le permitió la entrada a su cabaña, que los primeros kitsune fueron un regalo por parte del demonio gobernante del sexto círculo, que las peculiares artesanías colgando de los árboles eran parte de un enorme entramado que protegía al bosque de las travesuras del caos. Historias no le faltan. Tras invitar a James a su hogar, ofrecerle algo de beber y encender la chimenea cuyas lenguas de fuego se muestran negras al reaccionar con la presencia del wendigo, pero acogedoras de todas formas, se dirigió al baño para darse una rápida ducha que no le tomó más de diez minutos. Al salir, viste su usual y limpio abrigo encima de la camisa negra, y un ajustado pantalón de jean del mismo color. — No soy muy de usar email —comenta, refiriéndose a lo último que James le ha dicho sobre contactar a Nayla—. Pero tengo mis propios trucos para encontrar a la chiquilla. ¿Quieres que los use? Se sacude el cabello mojado y suelto que peina con los dedos con la intención de volver a hacerse la mini trenza que es todo lo que le alcanza, por ahora. #ElBrujoCojo [wendigo]
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  • Ayuda, segunda parte.
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    El claro del manantial se muestra brumoso y húmedo a causa del derretimiento de la nieve, si bien la temperatura que perdura sigue siendo bastante baja en comparación con las medias primaverales locales.

    Tolek se encuentra recostado en la hierba mojada, la nieve a su alrededor aun no se ha derretido del todo y forma varios manchones blancos. También tiene algo de nieve en las pestañas, sobre el cabello que asoma por los bordes de la capucha y sobre su ropa. Luce relajado, está profundamente dormido, acompañado por aquella manada de lobos que ha hecho costumbre tomarse un respiro de tanto en tanto para echarse una siesta a su alrededor.

    #ElBrujoCojo James Benjamin Blackwood
    El claro del manantial se muestra brumoso y húmedo a causa del derretimiento de la nieve, si bien la temperatura que perdura sigue siendo bastante baja en comparación con las medias primaverales locales. Tolek se encuentra recostado en la hierba mojada, la nieve a su alrededor aun no se ha derretido del todo y forma varios manchones blancos. También tiene algo de nieve en las pestañas, sobre el cabello que asoma por los bordes de la capucha y sobre su ropa. Luce relajado, está profundamente dormido, acompañado por aquella manada de lobos que ha hecho costumbre tomarse un respiro de tanto en tanto para echarse una siesta a su alrededor. #ElBrujoCojo [wendigo]
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  • Ayuda
    Fandom Cazadores de Misterios
    Categoría Slice of Life
    con Tolek Zientek

    Esa misma tarde, James se encuentra nuevamente ante la fachada del bar, un lugar que, aunque nunca le ha parecido completamente cómodo, empieza a sentir familiar. La falta de sueño y descanso en su mirada. Su mente aún enredada en las implicaciones de la muerte del joven influencer.

    Se ciñe el abrigo antes de abrir la puerta, como queriendo ocultarse tras la ropa al entrar.

    Se dirige directamente a la barra, buscando a Tolek con la mirada.

    #wendigo #elBrujoCojo #CazadoresDeMisterios
    con [Tolek] Esa misma tarde, James se encuentra nuevamente ante la fachada del bar, un lugar que, aunque nunca le ha parecido completamente cómodo, empieza a sentir familiar. La falta de sueño y descanso en su mirada. Su mente aún enredada en las implicaciones de la muerte del joven influencer. Se ciñe el abrigo antes de abrir la puerta, como queriendo ocultarse tras la ropa al entrar. Se dirige directamente a la barra, buscando a Tolek con la mirada. #wendigo #elBrujoCojo #CazadoresDeMisterios
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  • Mientras la ventisca ha cubierto de un par de metros de nieve el área circundante al claro del manantial donde Tolek yace inconsciente, los animales han comenzando a desplazarse por un par de kilómetros alrededor para evitar las consecuencias del fenómeno helado. Sólo los más fuertes y territoriales se han quedado (además de las criaturas mágicas), como la manada de lobos cuyos integrantes dormitan y descansan echados alrededor del brujo, aprovechando la calma del ojo de la tormenta para recuperar energías.

    En su Siberia natal no había tantos perros callejeros como es usual en otras partes del mundo. La mayoría eran parte de alguno de los pocos hogares capaces de alimentarles y brindarles cobijo, mientras otros eran abandonados y condenados a morir de frío y hambre como consecuencia de la pobreza. Los menos conseguían sobrevivir lo suficiente como para rastrear alguna manada de lobos al interior del bosque, y si eran lo suficientemente aptos, a veces eran aceptados para unirse. Así nacieron los mestizos, que aunque eran más bien escasos, eran más frecuentes de ver rodando por las calles del pueblo como si no acabaran de decidirse si ser parte del bosque o no.

    Tolek se hizo amigo de uno de ellos durante su infancia, un mestizo de pelaje abundante en la zona de la cruz y el cuello, pero corto y denso en el resto del cuerpo, que le daba un aspecto de hiena grisácea de las nieves que solía espantar a la mayoría de la gente. De hecho, este mestizo era reconocido por ser un ladrón descarado y escurridizo capaz de colarse casi sin ser visto en las bodegas de las tiendas para robar comida, en lugar de limitarse a rogar y a gimotear en frente de las fachadas.

    Solían comer y dormir juntos, Tolek siempre le compartía de lo poco que conseguía de comida. El perro-lobo no tenía nombre, Tolek jamás se atrevió a darle uno.

    #ElBrujoCojo
    Mientras la ventisca ha cubierto de un par de metros de nieve el área circundante al claro del manantial donde Tolek yace inconsciente, los animales han comenzando a desplazarse por un par de kilómetros alrededor para evitar las consecuencias del fenómeno helado. Sólo los más fuertes y territoriales se han quedado (además de las criaturas mágicas), como la manada de lobos cuyos integrantes dormitan y descansan echados alrededor del brujo, aprovechando la calma del ojo de la tormenta para recuperar energías. En su Siberia natal no había tantos perros callejeros como es usual en otras partes del mundo. La mayoría eran parte de alguno de los pocos hogares capaces de alimentarles y brindarles cobijo, mientras otros eran abandonados y condenados a morir de frío y hambre como consecuencia de la pobreza. Los menos conseguían sobrevivir lo suficiente como para rastrear alguna manada de lobos al interior del bosque, y si eran lo suficientemente aptos, a veces eran aceptados para unirse. Así nacieron los mestizos, que aunque eran más bien escasos, eran más frecuentes de ver rodando por las calles del pueblo como si no acabaran de decidirse si ser parte del bosque o no. Tolek se hizo amigo de uno de ellos durante su infancia, un mestizo de pelaje abundante en la zona de la cruz y el cuello, pero corto y denso en el resto del cuerpo, que le daba un aspecto de hiena grisácea de las nieves que solía espantar a la mayoría de la gente. De hecho, este mestizo era reconocido por ser un ladrón descarado y escurridizo capaz de colarse casi sin ser visto en las bodegas de las tiendas para robar comida, en lugar de limitarse a rogar y a gimotear en frente de las fachadas. Solían comer y dormir juntos, Tolek siempre le compartía de lo poco que conseguía de comida. El perro-lobo no tenía nombre, Tolek jamás se atrevió a darle uno. #ElBrujoCojo
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  • Fue por la mañana de ese mismo día que recibió una noticia que le dejó otro hueco en el corazón.

    Al regresar a casa, arrastrando los pasos de la pierna lisiada y encima herida, dejó sobre la mesa una pequeña bolsa de papel con un par de bollos que, seguramente, no comería. Y le costó despegársela de la mano derecha, pues se encontró con que se había congelado ahí por donde la tomaba.

    Levantó la mirada para echar un vistazo a través de la ventana y pudo ver como los rayos del sol de primavera habían desaparecido para dar paso al comienzo de una característica e intensa nevada.

    La nostalg de su Siberia natal le cayó con fuerza sobre sus hombros.

    Dejando huellas de escarcha a cada paso que daba, se encaminó hacia afuera para echarse a andar, cabizbajo y haciendo caso omiso del punzante dolor, hacia lo profundo del bosque y bajo la cortina de nieve que ya había cubierto la hierba, en dirección hacia el claro del manantial.

    Conforme se alejaba del pueblo primero, de la cabaña después, sintió como si el tiempo se detuviera y, de pronto, echara marcha atrás hasta el día que decidió refugiarse en Jericho creyendo que así estaría a salvo de su destino, de caer bajo la maldición de su clan, pero se equivocó. Y no sólo en eso, también se equivocó al pensar que estaría a salvo de Thomas. Antes de darse cuenta, se permitió confiar en que tendría la oportunidad de vivir una vida normal y se abrió no sólo a tener amigos, a tener amantes, a tener un compañero de vida... también a soñar.

    Olvidó que no es más que un desperdicio de la sociedad y que no hay un sitio para él, pero la vida se encargaría de recordárselo.
    Cuando ella se fue, vaciló. Cuando Thomas se fue, cayó. Cuando Khan se fue, se rindió.

    Media hora de camino más tarde llegaba al manantial de la eterna primavera, donde la ventisca no le alcanzaría. Las criaturas mágicas de siempre le recibieron con miradas de familiaridad, ninguna huyó... pero tampoco ninguna se le acercó. Podían oler que algo no iba bien.

    Dejándose caer con dificultad sobre la hierba lleva la mirada al cielo donde el ojo de la tormenta mantiene la vista despejada de nubes. Su mirada se nubla por el peso de un repentino sueño arrollador. El último letargo de los que mueren de frío. Los párpados le pesan más de lo que puede soportar, su respiración se siente lenta y superficial, su corazón late cada vez con menor fuerza. Sus ojos se cierran sellados por un algunas lágrimas congeladas.

    Conforme su consciencia se apaga procura recordar esa última navidad juntos cuando parecía que eran una familia, esa que nunca antes tuvo y que nunca volverá a tener. Y se recuerda que jamás volverá a ceder, jamás, jamás, jamás...

    #ElBrujoCojo
    Fue por la mañana de ese mismo día que recibió una noticia que le dejó otro hueco en el corazón. Al regresar a casa, arrastrando los pasos de la pierna lisiada y encima herida, dejó sobre la mesa una pequeña bolsa de papel con un par de bollos que, seguramente, no comería. Y le costó despegársela de la mano derecha, pues se encontró con que se había congelado ahí por donde la tomaba. Levantó la mirada para echar un vistazo a través de la ventana y pudo ver como los rayos del sol de primavera habían desaparecido para dar paso al comienzo de una característica e intensa nevada. La nostalg de su Siberia natal le cayó con fuerza sobre sus hombros. Dejando huellas de escarcha a cada paso que daba, se encaminó hacia afuera para echarse a andar, cabizbajo y haciendo caso omiso del punzante dolor, hacia lo profundo del bosque y bajo la cortina de nieve que ya había cubierto la hierba, en dirección hacia el claro del manantial. Conforme se alejaba del pueblo primero, de la cabaña después, sintió como si el tiempo se detuviera y, de pronto, echara marcha atrás hasta el día que decidió refugiarse en Jericho creyendo que así estaría a salvo de su destino, de caer bajo la maldición de su clan, pero se equivocó. Y no sólo en eso, también se equivocó al pensar que estaría a salvo de Thomas. Antes de darse cuenta, se permitió confiar en que tendría la oportunidad de vivir una vida normal y se abrió no sólo a tener amigos, a tener amantes, a tener un compañero de vida... también a soñar. Olvidó que no es más que un desperdicio de la sociedad y que no hay un sitio para él, pero la vida se encargaría de recordárselo. Cuando ella se fue, vaciló. Cuando Thomas se fue, cayó. Cuando Khan se fue, se rindió. Media hora de camino más tarde llegaba al manantial de la eterna primavera, donde la ventisca no le alcanzaría. Las criaturas mágicas de siempre le recibieron con miradas de familiaridad, ninguna huyó... pero tampoco ninguna se le acercó. Podían oler que algo no iba bien. Dejándose caer con dificultad sobre la hierba lleva la mirada al cielo donde el ojo de la tormenta mantiene la vista despejada de nubes. Su mirada se nubla por el peso de un repentino sueño arrollador. El último letargo de los que mueren de frío. Los párpados le pesan más de lo que puede soportar, su respiración se siente lenta y superficial, su corazón late cada vez con menor fuerza. Sus ojos se cierran sellados por un algunas lágrimas congeladas. Conforme su consciencia se apaga procura recordar esa última navidad juntos cuando parecía que eran una familia, esa que nunca antes tuvo y que nunca volverá a tener. Y se recuerda que jamás volverá a ceder, jamás, jamás, jamás... #ElBrujoCojo
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  • Esa misma tarde decidió que debería dormir, las circunstancias lo ameritaban. Su pierna había pasado de protestar y mostrarse renuente a hacer ejercicio alguno, a simplemente no funcionar y a obligarle a cojear de una forma intensamente dolorosa que no sentía desde que llegó a Jericho.

    Después de eso, Thomas le encontró y, poco a poco, día con día y noche con noche, se ocupó de sanarle las eternas heridas que le castigan sin importar si nunca se recuperara, sólo con el objetivo de darle un día sin dolor, aunque tuviera que repetirlo cada vez, una y otra vez.
    Pero Thomas ya no está y en su lugar sólo quedó otra herida, otro agujero en el queso congelado que es su corazón.

    Dormir no es fácil cuando los recuerdos castigan a cada paso, cuando la culpa consume las ideas y la soledad se vuelve más que presente, necesaria. Pero el alcohol no discrimina y es por lo general la única salida que le queda cuando ya ni siquiera puede cojear para escapar de su pasado.

    Desde esa misma tarde empezó a beber, una botella primero y hasta el anochecer, otra botella después cuando se vacío la primera. Desde el incidente con el Liche, no sólo le era innecesario dormir y comer tan a menudo como antes, también su resistencia física había aumentado considerablemente. Por eso comenzó a beber desde temprano.

    El amanecer le encontraría al fin dormido sobre la fresca hierba del claro del manantial secreto del bosque.

    #ElBrujoCojo
    Esa misma tarde decidió que debería dormir, las circunstancias lo ameritaban. Su pierna había pasado de protestar y mostrarse renuente a hacer ejercicio alguno, a simplemente no funcionar y a obligarle a cojear de una forma intensamente dolorosa que no sentía desde que llegó a Jericho. Después de eso, Thomas le encontró y, poco a poco, día con día y noche con noche, se ocupó de sanarle las eternas heridas que le castigan sin importar si nunca se recuperara, sólo con el objetivo de darle un día sin dolor, aunque tuviera que repetirlo cada vez, una y otra vez. Pero Thomas ya no está y en su lugar sólo quedó otra herida, otro agujero en el queso congelado que es su corazón. Dormir no es fácil cuando los recuerdos castigan a cada paso, cuando la culpa consume las ideas y la soledad se vuelve más que presente, necesaria. Pero el alcohol no discrimina y es por lo general la única salida que le queda cuando ya ni siquiera puede cojear para escapar de su pasado. Desde esa misma tarde empezó a beber, una botella primero y hasta el anochecer, otra botella después cuando se vacío la primera. Desde el incidente con el Liche, no sólo le era innecesario dormir y comer tan a menudo como antes, también su resistencia física había aumentado considerablemente. Por eso comenzó a beber desde temprano. El amanecer le encontraría al fin dormido sobre la fresca hierba del claro del manantial secreto del bosque. #ElBrujoCojo
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