• 𝒰𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎 𝑖𝑛𝑐𝑙𝑢𝑠𝑜 𝑠𝑖 𝑛𝑜 𝑠𝑒 𝑙𝑙𝑎𝑚𝑎 𝑟𝑜𝑠𝑎
    Fandom ACOTAR
    Categoría Slice of Life
    El tiempo en el que 𝕮assian  ︎ ︎ ︎ ︎ había estado ausente había sido largo y tedioso, había llenado de dudas la mente de Nesta y de acciones de dudosa moral, habían cambiado cosas importantes y la Alta Fae tenía que comunicárselo a quien en un principio era su pareja.

    Si bien fue la alta fae la que dio el paso, no se sentía segura haciendo aquello. Cass ni se había presentado en la Casa del Viento, ni tampoco le había escrito y mucho menos le había dicho nada, lo comprendía, la verdad que lo comprendía. Así que Nesta fue al único lugar donde sabría que el Ilyrio estaría, en el campo de entrenamiento.

    La mujer no portaba su vestimenta de entrenamiento, había escogido un vestido blanco y plateado y se había recogido el pelo con unos adornos que parecían como unas estrellas encadenadas. Aquel vestido, como casi todos los que usaba Nesta, realzaba su porte serio y frío, ocultaba la mayoría de su cuerpo, utilizando así manga larga y un inexistente escote. Era la viva imágen de una dama entrenada para portar aquellos vestidos.

    - Cassian.

    La voz de Nesta se alzó como se alza la fría brisa invernal que arrasa con los últimos rayos de sol cálidos del otoño.

    - Necesito hablar contigo seriamente.

    Nesta mostraba un porte recto y serio, la barbilla alzada y sus fríos ojos azules grisáceos clavados en la fisionomía del Ilyrio como si de un lobo acechador se tratase.

    - Es importante, por favor.

    ¿Una suplica? ¿Proveniente de Nesta? Sí. Una suplica venida de la dama de la muerte.
    El tiempo en el que [twilight_gold_mule_929] había estado ausente había sido largo y tedioso, había llenado de dudas la mente de Nesta y de acciones de dudosa moral, habían cambiado cosas importantes y la Alta Fae tenía que comunicárselo a quien en un principio era su pareja. Si bien fue la alta fae la que dio el paso, no se sentía segura haciendo aquello. Cass ni se había presentado en la Casa del Viento, ni tampoco le había escrito y mucho menos le había dicho nada, lo comprendía, la verdad que lo comprendía. Así que Nesta fue al único lugar donde sabría que el Ilyrio estaría, en el campo de entrenamiento. La mujer no portaba su vestimenta de entrenamiento, había escogido un vestido blanco y plateado y se había recogido el pelo con unos adornos que parecían como unas estrellas encadenadas. Aquel vestido, como casi todos los que usaba Nesta, realzaba su porte serio y frío, ocultaba la mayoría de su cuerpo, utilizando así manga larga y un inexistente escote. Era la viva imágen de una dama entrenada para portar aquellos vestidos. - Cassian. La voz de Nesta se alzó como se alza la fría brisa invernal que arrasa con los últimos rayos de sol cálidos del otoño. - Necesito hablar contigo seriamente. Nesta mostraba un porte recto y serio, la barbilla alzada y sus fríos ojos azules grisáceos clavados en la fisionomía del Ilyrio como si de un lobo acechador se tratase. - Es importante, por favor. ¿Una suplica? ¿Proveniente de Nesta? Sí. Una suplica venida de la dama de la muerte.
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  • ¿Por qué me miras de ese modo? * Sonríe* Estoy muy orgullosa en el Príncipe en el que te has convertido. No tengo dudas que harás lo mejor para los tuyos, su Majestad
    ¿Por qué me miras de ese modo? * Sonríe* Estoy muy orgullosa en el Príncipe en el que te has convertido. No tengo dudas que harás lo mejor para los tuyos, su Majestad
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  • - da un súpiro pequeño -

    Aún no sé por qué dudo de mi y de mis habilidades ......

    - mientras estaba en las orillas del lago el bosque , en su mente -

    > Así con tantas dudas , jamás seré una buena reina ..... Debería ser fimes y no así llena de inseguridades <
    - da un súpiro pequeño - Aún no sé por qué dudo de mi y de mis habilidades ...... - mientras estaba en las orillas del lago el bosque , en su mente - > Así con tantas dudas , jamás seré una buena reina ..... Debería ser fimes y no así llena de inseguridades <
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  • ℌ𝔦𝔡𝔢 𝔞𝔫𝔡 𝔖𝔢𝔢𝔨 (c/Calamitus)
    Categoría Acción
    ㅤCurioso rumor circulaba de boca en boca estos últimos días, moviéndose entre susurros deformados del bajo mundo dónde las atrocidades más grandes se mostraban orgullosas, pero por debajo de la mesa, las palabras que hablaban de él se movían con cautela, como si mencionarlo estuviera prohibido, como si el que lo supiera estuviera condenado.

    ㅤPor los bosques cercanos los no muertos por la noche merodeaban, almas que no encontraban su descanso se alimentaban de aquellos que temían a lo que en la oscuridad acechaba. Marionetas fúnebres y almas que se deslizaban llenas con resentimiento dejando una estela de aroma fétido a su paso, listos para abalanzarse contra el primer desafortunado que perdía los pasos a casa, así habían sido los últimos cien años, tierra de muertos que los dioses no deseaban tocar, pues era mejor tenerlos allí que dispersar fantasmas y espíritus a una ciudad que había perdido la habilidad de lidiar con ellos en los últimos dos milenios.

    ㅤPero los rumores no iban de las criaturas nocturnas que allí eran olvidadas, iba más bien de lo que se había descubierto hace poco tiempo, aquello que nadie sabía desde hace cuánto había estado sucediendo, pero sin duda cuando las cosas se dieron a conocer, más de un cuerpo tembló en su lugar.

    ㅤ¿Cómo podría explicarlo?¿Quién podría explicarlo? Las voces que llegaban eran bajas y temblorosas, pero lo que Lixue había escuchado era algo parecido a un mito, pues las palabras no eran claras pero rezaban sobre cómo aquello que habitaba en las penumbras eran aterrorizados por algo más grande, más peligroso que la propia muerte. Todas las historias iniciaban con el relato de un joven extranjero, que perdido en altas horas de la madrugada decidió usar el bosque como su atajo, escéptico de las leyendas, no creía en fantasmas, pero a medio camino algo lo interceptó, espíritus furiosos que se atravesaron en su camino, decapitados y descorazonados, fantasmas que parecieron morir en formas horribles querían unir al muchacho a aquel desafortunado grupo, pero tal como aparecieron, tal se desvanecieron, el joven suspiró aliviado, pero aquel aliento fue devuelto y contenido en su pecho junto con cada latido de su corazón… Aquí es dónde la historia varía y las voces se desaniman.

    ㅤAlgunos dicen que el joven salió de aquel bosque gritando aterrado, diciendo que había una criatura de cinco metros que quiso devorarlo, otros dicen que fue arrojado de entre los árboles y que entre las oscuridad de aquel lugar unos ojos rojos los observaban desde unos respetables tres metros. Muchos especulan de que se trata, ¿un demonio?¿Una criatura mágica?¿un hombre lobo? Sea lo que sea, ahora estaba en los musitos de todos, esa criatura que era capaz de espantar a aquellos que no tienen miedo, de ahuyentar la muerte y atravesar la oscuridad.

    ㅤTodos querían saber qué era pero nadie se atrevía a entrar a aquel lugar.

    ㅤO casi nadie.

    ㅤEn aquel bajo lugar, una figura parecía no pertenecer a aquel mundo. Una joven de cabello negro recogido en un peinado de corona poseía un aspecto fino y delicado, con una tez blanquecina que contrastaba elegante con el abanico negro en su mano. Parecía una muñeca de porcelana ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Pero aunque su vista no se levantaba de la copa de vino tinto, escuchaba con atención cada palabra, cada detalle, sonriendo en sus adentros.

    ㅤLixue… o debería decir, Yingzi, era una reconocida cazadora del mercado negro (no un mercado negro común, por supuesto, ella estaba aún más bajo de que eso) esperando con paciencia la llegada de un cliente, pero aunque se aproximaba un trabajo que dejaría una de sus mayores ganancias, no podía no pensar en la revelación que ante sus oídos ahora se develaba. ¿A qué criatura estarán haciendo referencia todos los cazafortunas de aquel espantoso lugar?

    ㅤFinalmente, al frente suyo, un hombre vestido de negro con ojos agraviados se presentó llegando por parte de Lixue, quién se suponia era su socio. El trabajo era sencillo, pero coincidentemente le llevaría al bosque de pesadilla, el pago sería doble ya que nadie dentro del negocio deseaba inmiscuir sus asuntos en aquel lugar, pero como Lixue pregaba con tanta facilidad, si el precio es justo, no hay tarea que no se pueda llevar a cabo y por supuesto, ahora tenía una excusa para adentrarse en lo profundo, fingiendo que tenía una asunto pendiente además de la curiosidad por aquella bestia.

    ㅤYingzi sonrió y tomó el pago asegurando que esa misma noche iniciaría su labor, levantándose despreocupada de la mesa, saludó y se retiró dejando aquel par de ojos, ahora atónitos detrás. No solo era la curiosidad la que le impulsaba a adelantar el plazo, saber que algo grande le esperaba en las sombras, algo que representaba un posible gran ingreso en su futuro provocaba que se mordiera el labio ante la impaciencia y expectativa.

    ㅤSolo eran cuarenta minutos hasta las afueras, y en todo ese tiempo el camino pareció alargarse hasta la eternidad, lograba divisar los árboles a lo lejos pero parecía nunca llegar a ellos.

    ㅤFinalmente, el aire pesaba y aquella sensación quería absorberla hasta lo más profundo, hasta el corazón de aquel lugar. Los vehículos no llegaban hasta allí, los hombres pasaban kilómetros lejos de aquella zona, pero LiXue había aprendido la discreción y aunque el espíritu de aquel zorro era de utilidad, pues poder adoptar otra forma era una ventaja en sus negocios, aún se colocó una máscara de zorro que cubría la mayor parte de su rostro.

    ㅤEl vestido no era el adecuado ni el usual para la ocasión, aún así creía que no sería molestia aunque al adentrarse algunas ramas se atoraran en la inflada falda.

    ㅤEl silencio reinaba en el lugar, para nada lo habitual según lo que recordaba, los lamentos que en cada ocasión rondaban por el lugar esta vez se hacían notables gracias a su ausencia, el olor de las ánimas tampoco se infiltraba por su desarrollado olfato que podría distinguir a una persona en un kilómetro. Sin dudas algo había cambiado, pero lejos de alterarle, robó de sus labios una sonrisa, ¿En serio los muertos se ocultaban por miedo a algo más grande?

    ㅤEn silencio y con agilidad trepó a un árbol quedando a lo que lucian aproximadamente tres metros de altura, la visión mejoraba pero aún así su objetivo no estaba a la vista, y esa otra cosa tampoco; aunque si lo pensaba bien, no sabía ni siquiera como se veía.

    ㅤCon un talismán de contención en una mano, arrojó una cerilla encendida al suelo antes de materializar una daga mediana en su diestra libre. El suelo debajo empezaba a arder, la llama inicial era especial, alimentado con la energía de un núcleo de fuego era el cebo perfecto para las criaturas hambrientas de calor espiritual, o en su defecto, lo que sea que habitara ese lugar tendría que apresurarse si no deseaba que su hogar se redujera a cenizas. Sea cuál sea, LiXue miraba hacía abajo, con su figura oculta en las sombras, esperando con paciencia y expectativa el desarrollo de esta noche.

    Yan Zhan Xie
    ㅤCurioso rumor circulaba de boca en boca estos últimos días, moviéndose entre susurros deformados del bajo mundo dónde las atrocidades más grandes se mostraban orgullosas, pero por debajo de la mesa, las palabras que hablaban de él se movían con cautela, como si mencionarlo estuviera prohibido, como si el que lo supiera estuviera condenado. ㅤPor los bosques cercanos los no muertos por la noche merodeaban, almas que no encontraban su descanso se alimentaban de aquellos que temían a lo que en la oscuridad acechaba. Marionetas fúnebres y almas que se deslizaban llenas con resentimiento dejando una estela de aroma fétido a su paso, listos para abalanzarse contra el primer desafortunado que perdía los pasos a casa, así habían sido los últimos cien años, tierra de muertos que los dioses no deseaban tocar, pues era mejor tenerlos allí que dispersar fantasmas y espíritus a una ciudad que había perdido la habilidad de lidiar con ellos en los últimos dos milenios. ㅤPero los rumores no iban de las criaturas nocturnas que allí eran olvidadas, iba más bien de lo que se había descubierto hace poco tiempo, aquello que nadie sabía desde hace cuánto había estado sucediendo, pero sin duda cuando las cosas se dieron a conocer, más de un cuerpo tembló en su lugar. ㅤ¿Cómo podría explicarlo?¿Quién podría explicarlo? Las voces que llegaban eran bajas y temblorosas, pero lo que Lixue había escuchado era algo parecido a un mito, pues las palabras no eran claras pero rezaban sobre cómo aquello que habitaba en las penumbras eran aterrorizados por algo más grande, más peligroso que la propia muerte. Todas las historias iniciaban con el relato de un joven extranjero, que perdido en altas horas de la madrugada decidió usar el bosque como su atajo, escéptico de las leyendas, no creía en fantasmas, pero a medio camino algo lo interceptó, espíritus furiosos que se atravesaron en su camino, decapitados y descorazonados, fantasmas que parecieron morir en formas horribles querían unir al muchacho a aquel desafortunado grupo, pero tal como aparecieron, tal se desvanecieron, el joven suspiró aliviado, pero aquel aliento fue devuelto y contenido en su pecho junto con cada latido de su corazón… Aquí es dónde la historia varía y las voces se desaniman. ㅤAlgunos dicen que el joven salió de aquel bosque gritando aterrado, diciendo que había una criatura de cinco metros que quiso devorarlo, otros dicen que fue arrojado de entre los árboles y que entre las oscuridad de aquel lugar unos ojos rojos los observaban desde unos respetables tres metros. Muchos especulan de que se trata, ¿un demonio?¿Una criatura mágica?¿un hombre lobo? Sea lo que sea, ahora estaba en los musitos de todos, esa criatura que era capaz de espantar a aquellos que no tienen miedo, de ahuyentar la muerte y atravesar la oscuridad. ㅤTodos querían saber qué era pero nadie se atrevía a entrar a aquel lugar. ㅤO casi nadie. ㅤEn aquel bajo lugar, una figura parecía no pertenecer a aquel mundo. Una joven de cabello negro recogido en un peinado de corona poseía un aspecto fino y delicado, con una tez blanquecina que contrastaba elegante con el abanico negro en su mano. Parecía una muñeca de porcelana ajena a todo lo que ocurría a su alrededor. Pero aunque su vista no se levantaba de la copa de vino tinto, escuchaba con atención cada palabra, cada detalle, sonriendo en sus adentros. ㅤLixue… o debería decir, Yingzi, era una reconocida cazadora del mercado negro (no un mercado negro común, por supuesto, ella estaba aún más bajo de que eso) esperando con paciencia la llegada de un cliente, pero aunque se aproximaba un trabajo que dejaría una de sus mayores ganancias, no podía no pensar en la revelación que ante sus oídos ahora se develaba. ¿A qué criatura estarán haciendo referencia todos los cazafortunas de aquel espantoso lugar? ㅤFinalmente, al frente suyo, un hombre vestido de negro con ojos agraviados se presentó llegando por parte de Lixue, quién se suponia era su socio. El trabajo era sencillo, pero coincidentemente le llevaría al bosque de pesadilla, el pago sería doble ya que nadie dentro del negocio deseaba inmiscuir sus asuntos en aquel lugar, pero como Lixue pregaba con tanta facilidad, si el precio es justo, no hay tarea que no se pueda llevar a cabo y por supuesto, ahora tenía una excusa para adentrarse en lo profundo, fingiendo que tenía una asunto pendiente además de la curiosidad por aquella bestia. ㅤYingzi sonrió y tomó el pago asegurando que esa misma noche iniciaría su labor, levantándose despreocupada de la mesa, saludó y se retiró dejando aquel par de ojos, ahora atónitos detrás. No solo era la curiosidad la que le impulsaba a adelantar el plazo, saber que algo grande le esperaba en las sombras, algo que representaba un posible gran ingreso en su futuro provocaba que se mordiera el labio ante la impaciencia y expectativa. ㅤSolo eran cuarenta minutos hasta las afueras, y en todo ese tiempo el camino pareció alargarse hasta la eternidad, lograba divisar los árboles a lo lejos pero parecía nunca llegar a ellos. ㅤFinalmente, el aire pesaba y aquella sensación quería absorberla hasta lo más profundo, hasta el corazón de aquel lugar. Los vehículos no llegaban hasta allí, los hombres pasaban kilómetros lejos de aquella zona, pero LiXue había aprendido la discreción y aunque el espíritu de aquel zorro era de utilidad, pues poder adoptar otra forma era una ventaja en sus negocios, aún se colocó una máscara de zorro que cubría la mayor parte de su rostro. ㅤEl vestido no era el adecuado ni el usual para la ocasión, aún así creía que no sería molestia aunque al adentrarse algunas ramas se atoraran en la inflada falda. ㅤEl silencio reinaba en el lugar, para nada lo habitual según lo que recordaba, los lamentos que en cada ocasión rondaban por el lugar esta vez se hacían notables gracias a su ausencia, el olor de las ánimas tampoco se infiltraba por su desarrollado olfato que podría distinguir a una persona en un kilómetro. Sin dudas algo había cambiado, pero lejos de alterarle, robó de sus labios una sonrisa, ¿En serio los muertos se ocultaban por miedo a algo más grande? ㅤEn silencio y con agilidad trepó a un árbol quedando a lo que lucian aproximadamente tres metros de altura, la visión mejoraba pero aún así su objetivo no estaba a la vista, y esa otra cosa tampoco; aunque si lo pensaba bien, no sabía ni siquiera como se veía. ㅤCon un talismán de contención en una mano, arrojó una cerilla encendida al suelo antes de materializar una daga mediana en su diestra libre. El suelo debajo empezaba a arder, la llama inicial era especial, alimentado con la energía de un núcleo de fuego era el cebo perfecto para las criaturas hambrientas de calor espiritual, o en su defecto, lo que sea que habitara ese lugar tendría que apresurarse si no deseaba que su hogar se redujera a cenizas. Sea cuál sea, LiXue miraba hacía abajo, con su figura oculta en las sombras, esperando con paciencia y expectativa el desarrollo de esta noche. [legend_malachite_lobster_769]
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  • La noche no había salido como esperaban ninguno de los presentes. Había sido todo tan intenso y agotador que cuando ambos llegaron a casa , 𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆 y Kazuo, prácticamente habían caído en el sueño casi de inmediato.

    Ahora tenían una audiencia con uno de los Kamis primigenios en la creación del mundo. Su madre Inari. Esto confirmaba que los había estado observando, y que alguna consecuencia se avecinaba. Lo más probable es, tal y como se había comunicado hacía ellos, es que fueran consecuencias buenas. ¿Pero y si no?, ¿Estarían desafiando a los dioses con su amor y promesas?. Eso hacía que el zorro se despertara a mitad de la noche, intranquilo, quedandose pensativo en el silencio de la noche. Barajaba y rumiaba todos los posibles escenarios cuando ambos fueran al reino de los espíritus, ese lugar que no pertenecía a ninguna parte.

    Por otro lado, había estado su discusión con Heinrich Rosenberg... Ambos se habían reprochado y dicho cosas de las que seguramente se arrepentían de un modo u otro. Pero de momento debería dejar que pasara unos días antes de abordar la situación. Tenían mucho que pensar, ordenar cada uno sus propias ideas antes de intentar solucionar por qué aquella noche parecía haberse quebrado.

    Todos esos pensamientos interrumpían el sueño del zorro, quien trazaba círculos de forma perezosa sobre el brazo de Elizabeth, un gesto que le mantenía los pies en la tierra y que le ayudaba pensar. Con ella cerca todo era más fácil, por qué ella era su prioridad, y ante eso jamás tenía dudas.

    ---------------------------
    Trama https://ficrol.com/posts/206030
    La noche no había salido como esperaban ninguno de los presentes. Había sido todo tan intenso y agotador que cuando ambos llegaron a casa , [Liz_bloodFlame] y Kazuo, prácticamente habían caído en el sueño casi de inmediato. Ahora tenían una audiencia con uno de los Kamis primigenios en la creación del mundo. Su madre Inari. Esto confirmaba que los había estado observando, y que alguna consecuencia se avecinaba. Lo más probable es, tal y como se había comunicado hacía ellos, es que fueran consecuencias buenas. ¿Pero y si no?, ¿Estarían desafiando a los dioses con su amor y promesas?. Eso hacía que el zorro se despertara a mitad de la noche, intranquilo, quedandose pensativo en el silencio de la noche. Barajaba y rumiaba todos los posibles escenarios cuando ambos fueran al reino de los espíritus, ese lugar que no pertenecía a ninguna parte. Por otro lado, había estado su discusión con [Heinz_Vamp]... Ambos se habían reprochado y dicho cosas de las que seguramente se arrepentían de un modo u otro. Pero de momento debería dejar que pasara unos días antes de abordar la situación. Tenían mucho que pensar, ordenar cada uno sus propias ideas antes de intentar solucionar por qué aquella noche parecía haberse quebrado. Todos esos pensamientos interrumpían el sueño del zorro, quien trazaba círculos de forma perezosa sobre el brazo de Elizabeth, un gesto que le mantenía los pies en la tierra y que le ayudaba pensar. Con ella cerca todo era más fácil, por qué ella era su prioridad, y ante eso jamás tenía dudas. --------------------------- Trama https://ficrol.com/posts/206030
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  • Estoy agotado. Abatido.
    Los problemas sentimentales me han desgarrado: las dudas, los remordimientos, los deseos no correspondidos… todo se mezcla en un torbellino que ya no puedo controlar. Siento que estoy al borde del colapso.

    —¡No aguanto más! Voy a morir... —grité, sintiendo como si mi alma se estuviera desmoronando. Mi mente estaba tan abrumada que pensé que simplemente no podía seguir.

    Fue en ese momento, cuando sentí que todo se desmoronaba, cuando la desesperación se apoderó por completo de mí, que mi cuerpo de repente se congeló. Los músculos dejaron de responder y mis piernas cedieron. Mis ojos se volvieron completamente negros. Un vacío total.

    Me encontré en una especie de niebla oscura. Frente a mí, la figura que había temido y rechazado durante tanto tiempo se materializó. Nuestros ojos se cruzaron, y lo que vi no fue odio ni rabia, sino algo que no había esperado: determinación.

    "No vas a morir, no mientras yo pueda evitarlo"
    dijo con una calma que contrastaba con la tormenta dentro de mí. Posó sus manos en mis hombros y, de repente, todo en mi mente se calmó. La neblina que me rodeaba se disipó.

    Cerré los ojos, sintiendo cómo me permitía descansar, aunque fuera solo por un momento.

    Las últimas palabras que escuché antes de dejarme llevar fueron:

    "Descansa... Ya has soportado suficiente. Déjalo en mis manos."
    Estoy agotado. Abatido. Los problemas sentimentales me han desgarrado: las dudas, los remordimientos, los deseos no correspondidos… todo se mezcla en un torbellino que ya no puedo controlar. Siento que estoy al borde del colapso. —¡No aguanto más! Voy a morir... —grité, sintiendo como si mi alma se estuviera desmoronando. Mi mente estaba tan abrumada que pensé que simplemente no podía seguir. Fue en ese momento, cuando sentí que todo se desmoronaba, cuando la desesperación se apoderó por completo de mí, que mi cuerpo de repente se congeló. Los músculos dejaron de responder y mis piernas cedieron. Mis ojos se volvieron completamente negros. Un vacío total. Me encontré en una especie de niebla oscura. Frente a mí, la figura que había temido y rechazado durante tanto tiempo se materializó. Nuestros ojos se cruzaron, y lo que vi no fue odio ni rabia, sino algo que no había esperado: determinación. "No vas a morir, no mientras yo pueda evitarlo" dijo con una calma que contrastaba con la tormenta dentro de mí. Posó sus manos en mis hombros y, de repente, todo en mi mente se calmó. La neblina que me rodeaba se disipó. Cerré los ojos, sintiendo cómo me permitía descansar, aunque fuera solo por un momento. Las últimas palabras que escuché antes de dejarme llevar fueron: "Descansa... Ya has soportado suficiente. Déjalo en mis manos."
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  • "Sabes, la parte que más odio de socializar es el momento justo en que todo termina." **Paso mi mano por mi cabello, intentando calmar mi ansiedad.** "Cuando te da ese bajón después de tanta felicidad momentánea, ese que te deja cargado de dudas y con náuseas." **Volteo hacia ti y te miro a los ojos.** "Ese momento que te hace preguntarte ¿por qué estoy aquí?"
    "Sabes, la parte que más odio de socializar es el momento justo en que todo termina." **Paso mi mano por mi cabello, intentando calmar mi ansiedad.** "Cuando te da ese bajón después de tanta felicidad momentánea, ese que te deja cargado de dudas y con náuseas." **Volteo hacia ti y te miro a los ojos.** "Ese momento que te hace preguntarte ¿por qué estoy aquí?"
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  • Hacer ejercicio es bueno y saludable!
    Te llena de energía
    Mejora tu humor y autoestima
    Es benéfico para tu salud
    Mejora tu desempeño en el trabajo y tu rendimiento sexual
    No creo que haya tal cosa como un alma, pero no cabe dudas que sí existe el cuerpo. Todos tenemos uno, y es por él que estás viviendo y puedes experimentar el mundo que te rodea. ¡Cuídalo!
    Hacer ejercicio es bueno y saludable! Te llena de energía Mejora tu humor y autoestima Es benéfico para tu salud Mejora tu desempeño en el trabajo y tu rendimiento sexual No creo que haya tal cosa como un alma, pero no cabe dudas que sí existe el cuerpo. Todos tenemos uno, y es por él que estás viviendo y puedes experimentar el mundo que te rodea. ¡Cuídalo!
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  • Carmina salió de casa una tarde de otoño, cuando el aire era fresco y las hojas de los árboles caían en una cascada de colores dorados y rojizos. La calle estaba tranquila, solo el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies acompañaba sus pensamientos. Llevaba consigo una bufanda que su abuela Lucia le había tejido, y cada vez que el viento la rodeaba, sentía el cálido abrazo de su familia, como un consuelo en medio de la incertidumbre.

    Mientras avanzaba, miraba a su alrededor. Observaba cómo el sol bañaba los árboles en un resplandor cálido, creando sombras alargadas que hacían que el paisaje pareciera un cuadro. Carmina no pudo evitar sonreír al ver a algunos niños jugando con las hojas caídas y a las personas con una expresión de calma, como si el mundo entero compartiera un instante de paz.

    Sus pensamientos, sin embargo, no estaban tan serenos. Sentía que algo dentro de ella había cambiado, como si una parte de sí misma se le hubiera escapado sin darse cuenta. Se esforzaba por recordar esa versión suya que era plena y segura, pero todo parecía lejano, como si no fuera realmente suyo. La inquietud de no reconocerse a sí misma le pesaba más que cualquier otra cosa, y a esa sensación se unía una soledad que últimamente la inundaba, incluso cuando estaba rodeada de otros.

    Carmina se detuvo un momento y se sentó en una banca, rodeada de hojas y del aroma terroso del otoño. Cerró los ojos y respiró profundo, dejando que el viento frío llenara sus pulmones. En medio de sus pensamientos, comprendió que esos momentos de tranquilidad, de simple belleza, le recordaban lo que realmente importaba. Las dudas y la tristeza eran parte de ella, sí, pero también lo eran esos instantes de felicidad que parecían surgir de la nada, como pequeñas luces en medio de la penumbra.

    Miró al cielo, donde unas nubes suaves se movían lentamente, y de repente sintió que, a pesar de la incertidumbre, todo estaba bien. Aunque no tenía todas las respuestas y aún no entendía por qué sentía que algo de sí misma se había perdido, comprendía que a veces solo era cuestión de permitir que el tiempo y el cambio siguieran su curso. Aquel paseo en medio del otoño le enseñó que la felicidad podía estar en los detalles más simples y que, a pesar de sus miedos y de esa soledad que la envolvía, siempre habría momentos para encontrar paz en lo inesperado.

    Con una sonrisa tranquila y una nostalgia en el corazón, Carmina se levantó y siguió caminando, sintiendo que, de algún modo, ese día de otoño había traído un poco de claridad a su alma, incluso si no tenía todas las respuestas.

    Carmina salió de casa una tarde de otoño, cuando el aire era fresco y las hojas de los árboles caían en una cascada de colores dorados y rojizos. La calle estaba tranquila, solo el sonido de las hojas crujientes bajo sus pies acompañaba sus pensamientos. Llevaba consigo una bufanda que su abuela Lucia le había tejido, y cada vez que el viento la rodeaba, sentía el cálido abrazo de su familia, como un consuelo en medio de la incertidumbre. Mientras avanzaba, miraba a su alrededor. Observaba cómo el sol bañaba los árboles en un resplandor cálido, creando sombras alargadas que hacían que el paisaje pareciera un cuadro. Carmina no pudo evitar sonreír al ver a algunos niños jugando con las hojas caídas y a las personas con una expresión de calma, como si el mundo entero compartiera un instante de paz. Sus pensamientos, sin embargo, no estaban tan serenos. Sentía que algo dentro de ella había cambiado, como si una parte de sí misma se le hubiera escapado sin darse cuenta. Se esforzaba por recordar esa versión suya que era plena y segura, pero todo parecía lejano, como si no fuera realmente suyo. La inquietud de no reconocerse a sí misma le pesaba más que cualquier otra cosa, y a esa sensación se unía una soledad que últimamente la inundaba, incluso cuando estaba rodeada de otros. Carmina se detuvo un momento y se sentó en una banca, rodeada de hojas y del aroma terroso del otoño. Cerró los ojos y respiró profundo, dejando que el viento frío llenara sus pulmones. En medio de sus pensamientos, comprendió que esos momentos de tranquilidad, de simple belleza, le recordaban lo que realmente importaba. Las dudas y la tristeza eran parte de ella, sí, pero también lo eran esos instantes de felicidad que parecían surgir de la nada, como pequeñas luces en medio de la penumbra. Miró al cielo, donde unas nubes suaves se movían lentamente, y de repente sintió que, a pesar de la incertidumbre, todo estaba bien. Aunque no tenía todas las respuestas y aún no entendía por qué sentía que algo de sí misma se había perdido, comprendía que a veces solo era cuestión de permitir que el tiempo y el cambio siguieran su curso. Aquel paseo en medio del otoño le enseñó que la felicidad podía estar en los detalles más simples y que, a pesar de sus miedos y de esa soledad que la envolvía, siempre habría momentos para encontrar paz en lo inesperado. Con una sonrisa tranquila y una nostalgia en el corazón, Carmina se levantó y siguió caminando, sintiendo que, de algún modo, ese día de otoño había traído un poco de claridad a su alma, incluso si no tenía todas las respuestas.
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  • Orihime se encontraba en su habitación, observando la suave luz de la luna que se colaba por la ventana. Esa misma luz, fría y distante, parecía iluminar las dudas que se acumulaban en su pecho, las emociones que había intentado reprimir tantas veces pero que siempre regresaban, fuertes y desbordantes.

    Desde la noche en que se había despedido de Ichigo en silencio, las palabras que le había dicho, aún dormido, seguían resonando en su mente. "Te amo", había susurrado, apenas atreviéndose a pronunciarlo, como si al decirlo en voz alta hubiera invocado un hechizo secreto. Recordaba el ligero roce de sus labios en su mejilla, la mezcla de alegría y tristeza que había sentido. Sabía que no podía esperar nada a cambio, pero no podía evitar soñar, aunque fuera solo en su imaginación.

    Mientras contemplaba el cielo, se preguntó si algún día tendría el valor de decírselo frente a frente, mirándolo a los ojos. Pensó en todas las veces que Ichigo había estado allí para ella, protegiéndola sin dudar. ¿Lo notaba él, acaso? ¿Podía sentir cuánto significaba para ella cada gesto, cada palabra, incluso cuando parecía distante? Orihime sonrió con melancolía. Tal vez Ichigo nunca se enteraría de cuánto lo amaba, pero eso estaba bien. Su felicidad siempre había sido suficiente para ella.

    Apoyó la mano en el vidrio de la ventana y cerró los ojos, imaginando por un momento que Ichigo estaba a su lado, que le sonreía con esa mirada segura que la hacía sentir tan protegida. "Si tan solo supieras…" pensó, mientras el eco de sus sentimientos flotaba en la habitación, en silencio, como un secreto eterno guardado bajo la luz de la luna.
    Orihime se encontraba en su habitación, observando la suave luz de la luna que se colaba por la ventana. Esa misma luz, fría y distante, parecía iluminar las dudas que se acumulaban en su pecho, las emociones que había intentado reprimir tantas veces pero que siempre regresaban, fuertes y desbordantes. Desde la noche en que se había despedido de Ichigo en silencio, las palabras que le había dicho, aún dormido, seguían resonando en su mente. "Te amo", había susurrado, apenas atreviéndose a pronunciarlo, como si al decirlo en voz alta hubiera invocado un hechizo secreto. Recordaba el ligero roce de sus labios en su mejilla, la mezcla de alegría y tristeza que había sentido. Sabía que no podía esperar nada a cambio, pero no podía evitar soñar, aunque fuera solo en su imaginación. Mientras contemplaba el cielo, se preguntó si algún día tendría el valor de decírselo frente a frente, mirándolo a los ojos. Pensó en todas las veces que Ichigo había estado allí para ella, protegiéndola sin dudar. ¿Lo notaba él, acaso? ¿Podía sentir cuánto significaba para ella cada gesto, cada palabra, incluso cuando parecía distante? Orihime sonrió con melancolía. Tal vez Ichigo nunca se enteraría de cuánto lo amaba, pero eso estaba bien. Su felicidad siempre había sido suficiente para ella. Apoyó la mano en el vidrio de la ventana y cerró los ojos, imaginando por un momento que Ichigo estaba a su lado, que le sonreía con esa mirada segura que la hacía sentir tan protegida. "Si tan solo supieras…" pensó, mientras el eco de sus sentimientos flotaba en la habitación, en silencio, como un secreto eterno guardado bajo la luz de la luna.
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