• "La Sombra del Ayer".
    #monorol

    Lucia observaba a Carmina desde la ventana de la tienda, viendo cómo la joven acomodaba cajas en los estantes con la paciencia de quien ha hecho ese trabajo toda su vida. Su nieta tenía el cabello rizado de su madre, la misma expresión soñadora en los ojos verdes. Cada vez que la veía, un miedo antiguo y persistente le oprimía el pecho. No podía evitarlo.

    Su hija había sido su más grande alegría y su más profundo dolor. Desde que era una niña, Lucia la había visto brillar con una energía vibrante, llena de sueños y anhelos que parecían inalcanzables. Había querido tanto para ella, había esperado que encontrara su camino en la vida sin tropezar con las sombras que acechaban en cada esquina. Pero el amor… el amor había sido su ruina. Se enamoró de un hombre que solo trajo destrucción y miseria, un mafioso que la arrastró a un mundo de drogas, peligro y desesperación. Lucia aún recordaba las noches en vela, las súplicas, los intentos desesperados de recuperar a su hija de ese abismo. Todo en vano.

    Cuando finalmente la perdió, quedó Carmina. Una niña inocente que no tenía la culpa de nada. Lucia y su esposo, Pietro, habían decidido desde el primer momento que no cometerían los mismos errores. Criarían a Carmina con disciplina, con cuidado, protegiéndola de todo lo que pudiera torcer su destino. La inscribieron en una escuela solo para mujeres, la rodearon de un ambiente seguro, sin distracciones, sin peligros. Querían que creciera fuerte, que tuviera oportunidades, que jamás cayera en la trampa de un amor equivocado.

    Pero a veces, cuando Carmina sonreía de cierta manera o cuando la encontraba perdida en pensamientos mientras miraba por la ventana, Lucia sentía un escalofrío recorrerle la espalda. Temía que en algún rincón de su corazón, la misma llama que había consumido a su hija estuviera ardiendo en su nieta. Temía que, a pesar de todos sus esfuerzos, la historia volviera a repetirse.

    Carmina era la mezcla perfecta entre su hija y aquel hombre. Heredó de él el cabello rojizo, como un eco de la pasión de un pasado lleno de sombras, y los mismos ojos verdes que alguna vez brillaron en la mirada de aquella joven llena de sueños. Cada vez que Lucia veía esos ojos, veía no solo el reflejo de su hija, sino también la sombra del hombre que tanto daño había causado, como si en cada uno de esos detalles se escondiera un recordatorio de lo que había perdido. No importaba cuánto amara a su nieta, siempre sentía esa mezcla de amor y temor profundo al verla.

    Pietro le decía que debía confiar en Carmina, que no todas las mujeres estaban destinadas a cometer los mismos errores. Que su nieta era fuerte, que tenía más de ella que de su madre. Pero Lucia no podía simplemente aceptar eso. El miedo de una madre, y ahora de una abuela, no se disipaba con palabras bonitas.

    Y, además, había algo que la inquietaba aún más: el día en que ella ya no estuviera para guiar a Carmina. El día en que no pudiera protegerla, ni acompañarla en las decisiones difíciles que la vida le depararía. Ese pensamiento la llenaba de angustia, como una sombra constante en su pecho. ¿Qué pasaría con Carmina cuando ella ya no pudiera estar allí para impedirle caer en los mismos errores de antes? ¿Quién la cuidaría cuando la fortaleza de la abuela ya no fuera suficiente?

    Por eso, a veces, sin darse cuenta, dejaba caer comentarios sobre su deseo de verla casada algún día, de encontrar un buen hombre que la protegiera, alguien que la hiciera feliz. Lo decía con una sonrisa, como si fuera un simple anhelo de abuela, pero en el fondo era su mayor temor disfrazado de esperanza. Porque si Carmina encontraba a la persona correcta, Lucia podría irse en paz. Pero si elegía mal… si la historia volvía a repetirse…

    Suspiró y se apartó de la ventana. Carmina era joven, inteligente, trabajadora. Pero el amor era traicionero. Y Lucia no estaba dispuesta a perderla también.
    "La Sombra del Ayer". #monorol Lucia observaba a Carmina desde la ventana de la tienda, viendo cómo la joven acomodaba cajas en los estantes con la paciencia de quien ha hecho ese trabajo toda su vida. Su nieta tenía el cabello rizado de su madre, la misma expresión soñadora en los ojos verdes. Cada vez que la veía, un miedo antiguo y persistente le oprimía el pecho. No podía evitarlo. Su hija había sido su más grande alegría y su más profundo dolor. Desde que era una niña, Lucia la había visto brillar con una energía vibrante, llena de sueños y anhelos que parecían inalcanzables. Había querido tanto para ella, había esperado que encontrara su camino en la vida sin tropezar con las sombras que acechaban en cada esquina. Pero el amor… el amor había sido su ruina. Se enamoró de un hombre que solo trajo destrucción y miseria, un mafioso que la arrastró a un mundo de drogas, peligro y desesperación. Lucia aún recordaba las noches en vela, las súplicas, los intentos desesperados de recuperar a su hija de ese abismo. Todo en vano. Cuando finalmente la perdió, quedó Carmina. Una niña inocente que no tenía la culpa de nada. Lucia y su esposo, Pietro, habían decidido desde el primer momento que no cometerían los mismos errores. Criarían a Carmina con disciplina, con cuidado, protegiéndola de todo lo que pudiera torcer su destino. La inscribieron en una escuela solo para mujeres, la rodearon de un ambiente seguro, sin distracciones, sin peligros. Querían que creciera fuerte, que tuviera oportunidades, que jamás cayera en la trampa de un amor equivocado. Pero a veces, cuando Carmina sonreía de cierta manera o cuando la encontraba perdida en pensamientos mientras miraba por la ventana, Lucia sentía un escalofrío recorrerle la espalda. Temía que en algún rincón de su corazón, la misma llama que había consumido a su hija estuviera ardiendo en su nieta. Temía que, a pesar de todos sus esfuerzos, la historia volviera a repetirse. Carmina era la mezcla perfecta entre su hija y aquel hombre. Heredó de él el cabello rojizo, como un eco de la pasión de un pasado lleno de sombras, y los mismos ojos verdes que alguna vez brillaron en la mirada de aquella joven llena de sueños. Cada vez que Lucia veía esos ojos, veía no solo el reflejo de su hija, sino también la sombra del hombre que tanto daño había causado, como si en cada uno de esos detalles se escondiera un recordatorio de lo que había perdido. No importaba cuánto amara a su nieta, siempre sentía esa mezcla de amor y temor profundo al verla. Pietro le decía que debía confiar en Carmina, que no todas las mujeres estaban destinadas a cometer los mismos errores. Que su nieta era fuerte, que tenía más de ella que de su madre. Pero Lucia no podía simplemente aceptar eso. El miedo de una madre, y ahora de una abuela, no se disipaba con palabras bonitas. Y, además, había algo que la inquietaba aún más: el día en que ella ya no estuviera para guiar a Carmina. El día en que no pudiera protegerla, ni acompañarla en las decisiones difíciles que la vida le depararía. Ese pensamiento la llenaba de angustia, como una sombra constante en su pecho. ¿Qué pasaría con Carmina cuando ella ya no pudiera estar allí para impedirle caer en los mismos errores de antes? ¿Quién la cuidaría cuando la fortaleza de la abuela ya no fuera suficiente? Por eso, a veces, sin darse cuenta, dejaba caer comentarios sobre su deseo de verla casada algún día, de encontrar un buen hombre que la protegiera, alguien que la hiciera feliz. Lo decía con una sonrisa, como si fuera un simple anhelo de abuela, pero en el fondo era su mayor temor disfrazado de esperanza. Porque si Carmina encontraba a la persona correcta, Lucia podría irse en paz. Pero si elegía mal… si la historia volvía a repetirse… Suspiró y se apartó de la ventana. Carmina era joven, inteligente, trabajadora. Pero el amor era traicionero. Y Lucia no estaba dispuesta a perderla también.
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  • Si te vienen contar cositas malas de mí
    Diles que sí, que yo te dije que sí fui

    Ahora es el momento, demuestre que es violento
    Que sí le vale verga y que trae un armamento
    Que su gente los respalda para las drogas y las armas
    Y que aparte trae un buen adiestramiento
    Si te vienen contar cositas malas de mí Diles que sí, que yo te dije que sí fui Ahora es el momento, demuestre que es violento Que sí le vale verga y que trae un armamento Que su gente los respalda para las drogas y las armas Y que aparte trae un buen adiestramiento
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    El siguiente mono rol de mi Kirijo contiene consumo de "drogas". Los inhonadores son para anular al Persona o en caso de Mitsuru para callar a Artemisa.
    ⚠️ El siguiente mono rol de mi Kirijo contiene consumo de "drogas". Los inhonadores son para anular al Persona o en caso de Mitsuru para callar a Artemisa.
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    || Bien, cerro el repetidor especial de Höllvania, hubo de todo, bailarinas, antro, venta de comida, tráfico de drogas, una iglesia, una secta, un glitch para salirse del mapa y aparecer en el techo, drama, novelas, infidelidades, bailes privados, roleplay desde cómico hasta turbio, en fin, sigo creyendo que los creadores del juego lo tenían planeado.
    || Bien, cerro el repetidor especial de Höllvania, hubo de todo, bailarinas, antro, venta de comida, tráfico de drogas, una iglesia, una secta, un glitch para salirse del mapa y aparecer en el techo, drama, novelas, infidelidades, bailes privados, roleplay desde cómico hasta turbio, en fin, sigo creyendo que los creadores del juego lo tenían planeado.
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  • "𝓛𝓪 𝓻𝓮𝓭𝓪𝓭𝓪" con Joffie Goldie

    Varios días transcurrieron desde que Jofiel pasó la noche en su pequeño apartamento. Por suerte ninguno de los hombres de su jefe les pilló pues podría haber resultado en un encuentro verdaderamente desagradable.
    Esa noche el club tuvo que cerrar sus puertas antes de tiempo pues sufrieron una inspección sorpresa por parte de la policía, ¿por qué? Obviamente por sospecha de contrabando de drogas y trata de blancas, entre otros asuntos ilícitos.
    Shinobu estaba volviendo a su pequeño departamento, sin la compañía de aquellos mafiosos cosas extraña pues generalmente le perseguían en las sombras para asegurarse de que no huía, cuando a un par de manzanas de su destino, recibió una llamada del jefe.

    -¿Qué quieres?- Respondió seco y sin ganas al descolgar dicha llamada.

    -¿Vas a seguir hablándome así siempre, niño? Un día de estos voy a tener que enseñarte modales como corresponde.- Mustió el hombre al otro lado del teléfono, justo antes de seguir. -Escúchame, hoy ni se te ocurra aparecer por el apartamento. La policía a montado una redada allí también, saben que el edificio nos pertenece. Por esta noche te tendrás que buscar la vida, mocoso. Claro que... También está disponible mi casa y mi cama. Te quitaría parte de la deuda si accedieras, ya lo sabes.

    -Ugh. Vuelve a repetir eso y te pateo la cara cuando te vea. Ya me buscaré la vida. Adiós.- Y colgó sin más.

    Sí, posiblemente algún día le pasaría factura el tratar así a esos tipos, sobre todo al jefe de estos, pero estaba lo suficientemente cansado de la situación y de ellos como para que le importase bien poco.
    Pensó en las posibilidades que tenía para esa noche. Lo cierto es que había un par de lugares a los que podía ir pero, sin comprender muy bien el por qué, una idea pasó por su mente. ¿Y sí llamaba a Jofiel y le pedía hospedaje por una noche? En realidad era bastante tarde entrada la noche por lo que no estaba seguro de molestarle, pero... Maldita sea, no lo admitiría, pero quería verle de nuevo. Se quedó parado ya unas calles más alejado de donde se encontraba su propio apartamento, apoyó la espalda en una pared y procedió a llamar. Una vez que la llamada se descolgó al otro lado, le explicó un poco por encima al rubio lo ocurrido y que necesitaba un lugar donde pasar la noche. Estaba nervioso, sentía que el corazón le latía con rapidez y las manos le temblaban un poco. Quizá porque rememoró la noche que pasaron abrazados juntos. Nada más, sencillamente durmieron juntos sin ningún tipo de acto carnal, pero aún así, se ponía nervioso al recordarlo.
    "𝓛𝓪 𝓻𝓮𝓭𝓪𝓭𝓪" con [zephyr_titanium_raven_238] Varios días transcurrieron desde que Jofiel pasó la noche en su pequeño apartamento. Por suerte ninguno de los hombres de su jefe les pilló pues podría haber resultado en un encuentro verdaderamente desagradable. Esa noche el club tuvo que cerrar sus puertas antes de tiempo pues sufrieron una inspección sorpresa por parte de la policía, ¿por qué? Obviamente por sospecha de contrabando de drogas y trata de blancas, entre otros asuntos ilícitos. Shinobu estaba volviendo a su pequeño departamento, sin la compañía de aquellos mafiosos cosas extraña pues generalmente le perseguían en las sombras para asegurarse de que no huía, cuando a un par de manzanas de su destino, recibió una llamada del jefe. -¿Qué quieres?- Respondió seco y sin ganas al descolgar dicha llamada. -¿Vas a seguir hablándome así siempre, niño? Un día de estos voy a tener que enseñarte modales como corresponde.- Mustió el hombre al otro lado del teléfono, justo antes de seguir. -Escúchame, hoy ni se te ocurra aparecer por el apartamento. La policía a montado una redada allí también, saben que el edificio nos pertenece. Por esta noche te tendrás que buscar la vida, mocoso. Claro que... También está disponible mi casa y mi cama. Te quitaría parte de la deuda si accedieras, ya lo sabes. -Ugh. Vuelve a repetir eso y te pateo la cara cuando te vea. Ya me buscaré la vida. Adiós.- Y colgó sin más. Sí, posiblemente algún día le pasaría factura el tratar así a esos tipos, sobre todo al jefe de estos, pero estaba lo suficientemente cansado de la situación y de ellos como para que le importase bien poco. Pensó en las posibilidades que tenía para esa noche. Lo cierto es que había un par de lugares a los que podía ir pero, sin comprender muy bien el por qué, una idea pasó por su mente. ¿Y sí llamaba a Jofiel y le pedía hospedaje por una noche? En realidad era bastante tarde entrada la noche por lo que no estaba seguro de molestarle, pero... Maldita sea, no lo admitiría, pero quería verle de nuevo. Se quedó parado ya unas calles más alejado de donde se encontraba su propio apartamento, apoyó la espalda en una pared y procedió a llamar. Una vez que la llamada se descolgó al otro lado, le explicó un poco por encima al rubio lo ocurrido y que necesitaba un lugar donde pasar la noche. Estaba nervioso, sentía que el corazón le latía con rapidez y las manos le temblaban un poco. Quizá porque rememoró la noche que pasaron abrazados juntos. Nada más, sencillamente durmieron juntos sin ningún tipo de acto carnal, pero aún así, se ponía nervioso al recordarlo.
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  • — Si es verdad que en este negocio se cobran grandes cantidades de dinero, quieres mover drogas, se puede pero pagarás el costo, quieres mover gente, más de lo mismo, pero si quieres tiempo, sobretodo mi tiempo, ahí entonces es que tu sangre debe correr por mis labios, es un precio justo, el tiempo no a todos nos sobra.—
    — Si es verdad que en este negocio se cobran grandes cantidades de dinero, quieres mover drogas, se puede pero pagarás el costo, quieres mover gente, más de lo mismo, pero si quieres tiempo, sobretodo mi tiempo, ahí entonces es que tu sangre debe correr por mis labios, es un precio justo, el tiempo no a todos nos sobra.—
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  • #BitchLife #BadDecisions

    Se encuentra en un rincón del baño, con el frío mármol a su espalda y el sonido de la música, voces, pasos, del otro lado de la puerta. No tiene idea de dónde quedó su camisa, ni sus zapatos. Está helado.

    Una serie de malas decisiones, se dejó caer en el vórtice de alcohol y drogas en un intento de calmar el vacío y la angustia que el rechazo le dejó. Sabe que debe alejarse de personas peligrosas, pero, en el éxtasis de la intoxicación, no encontró fuerzas para resistirse a los excesos y las malas compañías.

    Con una súbita claridad en medio de su aturdimiento, observa el lujoso baño y siente un pánico creciente al darse cuenta de dónde está realmente. Su mente, buscando una salida en los pensamientos de otros, capta algo perturbador en la mente de los guardaespaldas, en la puerta: recuerdos turbios de otras noches, otros caprichos sexuales del jefe que no salieron de aquel penthouse respirando.

    Siente que le falta el aire y el terror lo invade, haciendo añicos lo poco que queda de la falsa valentía que el alcohol y las drogas le habían dado.

    Con las manos temblando, toma el teléfono y, sin pensar demasiado, escribe un mensaje a Tolek Zientek.

    "No quiero estar aquí".

    Pulsa enviar y vuelve la mirada hacia la puerta, alguien está tocando.

    "Ayudame".
    #BitchLife #BadDecisions Se encuentra en un rincón del baño, con el frío mármol a su espalda y el sonido de la música, voces, pasos, del otro lado de la puerta. No tiene idea de dónde quedó su camisa, ni sus zapatos. Está helado. Una serie de malas decisiones, se dejó caer en el vórtice de alcohol y drogas en un intento de calmar el vacío y la angustia que el rechazo le dejó. Sabe que debe alejarse de personas peligrosas, pero, en el éxtasis de la intoxicación, no encontró fuerzas para resistirse a los excesos y las malas compañías. Con una súbita claridad en medio de su aturdimiento, observa el lujoso baño y siente un pánico creciente al darse cuenta de dónde está realmente. Su mente, buscando una salida en los pensamientos de otros, capta algo perturbador en la mente de los guardaespaldas, en la puerta: recuerdos turbios de otras noches, otros caprichos sexuales del jefe que no salieron de aquel penthouse respirando. Siente que le falta el aire y el terror lo invade, haciendo añicos lo poco que queda de la falsa valentía que el alcohol y las drogas le habían dado. Con las manos temblando, toma el teléfono y, sin pensar demasiado, escribe un mensaje a [Tolek]. "No quiero estar aquí". Pulsa enviar y vuelve la mirada hacia la puerta, alguien está tocando. "Ayudame".
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  • " 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐨 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚. "




    El agotamiento era visible. No había tenido descanso alguno desde hace días y su rostro reflejaba aquello. No solo tuvo que encargarse de "Limpiar" la ciudad, de los tipos que seguían a Rubí, si no también de verificar que los flujos de tráfico de drogas y armas, estuviera fluyendo de forma tranquila sin interrupciones por parte de la policía.

    Los múltiples negocios que manejaba crecían de forma rápida, gracias a un plan administrativo en la que trabajo Ryan. El problema era que tenía que comenzar a revisar ciertos papeles y asistir a ciertas reuniones de negocios que le quitaban horas de libertad y sueño, estaba totalmente irritado. Tenía que terminar con ello rápidamente si deseaba descansar cuando Ryan y Rubí se fueran de viaje por separado. Ambos eran esenciales para el manejo de la mafia, pero podría con ello solo.

    Terminó por apagar el cigarro que había estado consumiendo en el cenicero de su escritorio, y su vista se dirigío hacia las 3 filas de papeles que había ahí, esto era su peor pesadilla.

    — Проклятие... — Murmuró para si mismo. Dejo las cosas a un lado y se fijó en los papeles de permiso de vacaciones que tenía que firmar.

    Uno era de Rubí, que solicitaba sus vacaciones para irse al país más seguro de este planeta, Suiza. Esto para no solo mantenerse segura, si no porque también ya llegaba el día especial de ella. Tomó un bolígrafo y simplemente lo firmó para aceptar el permiso de vacaciones. Luego, miró los papeles de Ryan, Vanya le había dado la idea de que el rubio necesitaba sus vacaciones, estar en un ambiente totalmente diferente para poder sanar mentalmente. Era bien sabido que desde ese incidente con él psiquiatra, la cosas habían estado muy mal para él, tomar drogas felices no iban hacer la solución a este problema, él necesitaba poder estar en un ambiente sano que lo ayudara a salir del abismo en el que estaba atrapado, y aunque pudiera verse "normal" en realidad su amigo estaba sufriendo por ello.

    Estaba a punto de firmar los papeles cuando recibió un mensaje del susodicho, el cual leyó algo extrañado.

    "Hey! Mira que encontré"

    Junto al mensaje, había un vídeo, el cual termino por reproducir solo para escuchar la parte de una canción que decía : ¿Que paso con el que dijo que te amaba? ¿Acaso se fue y te ha dejado ilusionada?


    El teléfono terminó por caer al suelo, se mantuvo quieto mientras aún se escuchaba de fondo el resto de la canción. Hasta que simplemente comenzó a reír a carcajadas.

    — JAJAJA Maldito hijo de perra, agradece de que eres mi amigo y no te haya matado aún. — Miro los papeles con una sonrisa nada amistosa. Sus dedos golpeaban el escritorio de forma constantemente mientras miraba el papel de enfrente. No, no lo iba a firmar. Si quería esas vacaciones, se las tenía que ganar.

    — Marco, manda alistar las motos. Y envíale un mensaje a Ryan para verlo fuera de la ciudad, si quiere jugar, vamos a jugar en mis términos. — Ordenó mientras ponía los papeles del rubio a un lado, dejo por ahí su pluma y tomo los papeles de la pelirroja, iba a llevárselos y de paso pedirle un favor. Su asistente quien había estado mirándolo de lejos, se mantuvo quieto y movió su cabeza asintiendo en la petición, no iba a mencionar nada más, quería evitar hacerlo enojar ya que notaba que su jefe no andaba nada bien desde que cierta rubia habia desaparecido sin decir nada.
    " 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐨 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚. " El agotamiento era visible. No había tenido descanso alguno desde hace días y su rostro reflejaba aquello. No solo tuvo que encargarse de "Limpiar" la ciudad, de los tipos que seguían a Rubí, si no también de verificar que los flujos de tráfico de drogas y armas, estuviera fluyendo de forma tranquila sin interrupciones por parte de la policía. Los múltiples negocios que manejaba crecían de forma rápida, gracias a un plan administrativo en la que trabajo Ryan. El problema era que tenía que comenzar a revisar ciertos papeles y asistir a ciertas reuniones de negocios que le quitaban horas de libertad y sueño, estaba totalmente irritado. Tenía que terminar con ello rápidamente si deseaba descansar cuando Ryan y Rubí se fueran de viaje por separado. Ambos eran esenciales para el manejo de la mafia, pero podría con ello solo. Terminó por apagar el cigarro que había estado consumiendo en el cenicero de su escritorio, y su vista se dirigío hacia las 3 filas de papeles que había ahí, esto era su peor pesadilla. — Проклятие... — Murmuró para si mismo. Dejo las cosas a un lado y se fijó en los papeles de permiso de vacaciones que tenía que firmar. Uno era de Rubí, que solicitaba sus vacaciones para irse al país más seguro de este planeta, Suiza. Esto para no solo mantenerse segura, si no porque también ya llegaba el día especial de ella. Tomó un bolígrafo y simplemente lo firmó para aceptar el permiso de vacaciones. Luego, miró los papeles de Ryan, Vanya le había dado la idea de que el rubio necesitaba sus vacaciones, estar en un ambiente totalmente diferente para poder sanar mentalmente. Era bien sabido que desde ese incidente con él psiquiatra, la cosas habían estado muy mal para él, tomar drogas felices no iban hacer la solución a este problema, él necesitaba poder estar en un ambiente sano que lo ayudara a salir del abismo en el que estaba atrapado, y aunque pudiera verse "normal" en realidad su amigo estaba sufriendo por ello. Estaba a punto de firmar los papeles cuando recibió un mensaje del susodicho, el cual leyó algo extrañado. "Hey! Mira que encontré" Junto al mensaje, había un vídeo, el cual termino por reproducir solo para escuchar la parte de una canción que decía : ¿Que paso con el que dijo que te amaba? ¿Acaso se fue y te ha dejado ilusionada? El teléfono terminó por caer al suelo, se mantuvo quieto mientras aún se escuchaba de fondo el resto de la canción. Hasta que simplemente comenzó a reír a carcajadas. — JAJAJA Maldito hijo de perra, agradece de que eres mi amigo y no te haya matado aún. — Miro los papeles con una sonrisa nada amistosa. Sus dedos golpeaban el escritorio de forma constantemente mientras miraba el papel de enfrente. No, no lo iba a firmar. Si quería esas vacaciones, se las tenía que ganar. — Marco, manda alistar las motos. Y envíale un mensaje a Ryan para verlo fuera de la ciudad, si quiere jugar, vamos a jugar en mis términos. — Ordenó mientras ponía los papeles del rubio a un lado, dejo por ahí su pluma y tomo los papeles de la pelirroja, iba a llevárselos y de paso pedirle un favor. Su asistente quien había estado mirándolo de lejos, se mantuvo quieto y movió su cabeza asintiendo en la petición, no iba a mencionar nada más, quería evitar hacerlo enojar ya que notaba que su jefe no andaba nada bien desde que cierta rubia habia desaparecido sin decir nada.
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  • Otra noche de fiesta en el LUX. La música resonaba con fuerza por los altavoces a una potencia que fácilmente podría hacer temblar los simientos del lugar. Las luces de neón sumergían el lugar en un delicado juego de luces y sombras y el humo le daba un toque misterioso a todo lo que ahí sucedía. El alcohol, las drogas todo corría libremente en otra noche de fiesta sin igual en el hogar de Lucifer Morningstar quien simplemente contemplaba todo con un profundo hastío..
    Otra noche de fiesta en el LUX. La música resonaba con fuerza por los altavoces a una potencia que fácilmente podría hacer temblar los simientos del lugar. Las luces de neón sumergían el lugar en un delicado juego de luces y sombras y el humo le daba un toque misterioso a todo lo que ahí sucedía. El alcohol, las drogas todo corría libremente en otra noche de fiesta sin igual en el hogar de Lucifer Morningstar quien simplemente contemplaba todo con un profundo hastío..
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  • En la Cuerda Floja
    Fandom Original
    Categoría Drama
    Rol privado con Dᴇᴀᴛʜ

    Es una noche típica en el Black Butterfly, música a tope, luces de neón, cuerpos en poca ropa sacudiéndose con sensual frenesí y, en un rincón de los reservados, una victima más de los excesos.

    Después de horas de mezclar tragos, flirtear y perderse en el vertiginoso ritmo de la noche, Nathan se dejó llevar demasiado lejos. Entre las drogas recreativas y las bebidas que pasaron por sus manos, perdió la cuenta de lo que consumió. Ahora, está tendido en uno de los reservados del club, un sofá de terciopelo desgastado, en un rincón privado destinado para los clientes más exclusivos, pero que en esta ocasión se convirtió en su refugio involuntario.

    Su cuerpo apenas responde, cada extremidad pesa toneladas, y su respiración es irregular. El sudor cubre su frente pegando su desordenado cabello a su piel mientras su mente se encuentra en un estado de confusión; entre el sueño y la realidad. La vibración del bajo en la música lo mantiene anclado al presente, pero no es suficiente para que recupere el control.

    Con los ojos entrecerrados, lucha por mantener un hilo de consciencia, pero cada segundo que pasa lo empuja más cerca del abismo de la sobredosis que ahora parece inevitable.
    Rol privado con [BigBadWolf0] Es una noche típica en el Black Butterfly, música a tope, luces de neón, cuerpos en poca ropa sacudiéndose con sensual frenesí y, en un rincón de los reservados, una victima más de los excesos. Después de horas de mezclar tragos, flirtear y perderse en el vertiginoso ritmo de la noche, Nathan se dejó llevar demasiado lejos. Entre las drogas recreativas y las bebidas que pasaron por sus manos, perdió la cuenta de lo que consumió. Ahora, está tendido en uno de los reservados del club, un sofá de terciopelo desgastado, en un rincón privado destinado para los clientes más exclusivos, pero que en esta ocasión se convirtió en su refugio involuntario. Su cuerpo apenas responde, cada extremidad pesa toneladas, y su respiración es irregular. El sudor cubre su frente pegando su desordenado cabello a su piel mientras su mente se encuentra en un estado de confusión; entre el sueño y la realidad. La vibración del bajo en la música lo mantiene anclado al presente, pero no es suficiente para que recupere el control. Con los ojos entrecerrados, lucha por mantener un hilo de consciencia, pero cada segundo que pasa lo empuja más cerca del abismo de la sobredosis que ahora parece inevitable.
    Tipo
    Individual
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    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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