• "Una rosa, aunque la llames por otro nombre, una rosa aún será.”

    La frase quedó suspendida en el aire como un perfume rancio, como si alguien hubiera arrancado los pétalos y dejado solo las espinas.
    La niña de cabellos negros, tan largos que casi tocaban el suelo, parpadeó lentamente; sus ojos parecían dos pozos de tinta.

    —¿Qué hay de los esclavos? —preguntó con un hilo de voz, tan pequeño que no parecía salir de un ser vivo.

    La sombra detrás de ella sonrió sin boca.

    “Es lo mismo, tontita. No importa cuánto te ocultes… no importa cuántos nombres inventes para engañarte. Siempre irás con la cabeza agachada, esperando una orden, un premio… o un castigo.”

    La niña tragó saliva. Las paredes crujieron como huesos rotos.

    “Porque un esclavo, mi pequeña, nunca deja de serlo.
    Aunque corra, aunque se arrastre en la oscuridad más profunda, aunque rece a dioses que jamás escuchan.
    Su alma ya está marcada.
    Como la rosa tiene espinas, el esclavo tiene cadenas.”

    La sombra se inclinó sobre ella, larga, imposible, deformada como un cuerpo quebrado en demasiados lugares.

    “Y lo más triste…”
    Susurró con una voz que era más viento que sonido, “Es que a veces las cadenas no están en las muñecas… sino aquí.”

    Un dedo invisible, frío como el mármol, tocó la frente de la niña. Ella sintió algo moverse bajo su piel.
    Algo que no era suyo.
    Algo que despertaba.

    “¿Lo ves? Siempre fuiste una esclava… incluso antes de nacer.”

    La vela a su lado se apagó sin soplido alguno. Y en la oscuridad absoluta, la niña juraría haber escuchado un susurro más:
    “Las rosas no eligen florecer, pequeña. Y los esclavos… tampoco eligen obedecer, solo lo hacen y ya.”

    "Una rosa, aunque la llames por otro nombre, una rosa aún será.” La frase quedó suspendida en el aire como un perfume rancio, como si alguien hubiera arrancado los pétalos y dejado solo las espinas. La niña de cabellos negros, tan largos que casi tocaban el suelo, parpadeó lentamente; sus ojos parecían dos pozos de tinta. —¿Qué hay de los esclavos? —preguntó con un hilo de voz, tan pequeño que no parecía salir de un ser vivo. La sombra detrás de ella sonrió sin boca. “Es lo mismo, tontita. No importa cuánto te ocultes… no importa cuántos nombres inventes para engañarte. Siempre irás con la cabeza agachada, esperando una orden, un premio… o un castigo.” La niña tragó saliva. Las paredes crujieron como huesos rotos. “Porque un esclavo, mi pequeña, nunca deja de serlo. Aunque corra, aunque se arrastre en la oscuridad más profunda, aunque rece a dioses que jamás escuchan. Su alma ya está marcada. Como la rosa tiene espinas, el esclavo tiene cadenas.” La sombra se inclinó sobre ella, larga, imposible, deformada como un cuerpo quebrado en demasiados lugares. “Y lo más triste…” Susurró con una voz que era más viento que sonido, “Es que a veces las cadenas no están en las muñecas… sino aquí.” Un dedo invisible, frío como el mármol, tocó la frente de la niña. Ella sintió algo moverse bajo su piel. Algo que no era suyo. Algo que despertaba. “¿Lo ves? Siempre fuiste una esclava… incluso antes de nacer.” La vela a su lado se apagó sin soplido alguno. Y en la oscuridad absoluta, la niña juraría haber escuchado un susurro más: “Las rosas no eligen florecer, pequeña. Y los esclavos… tampoco eligen obedecer, solo lo hacen y ya.”
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  • — Finalmente estoy aquí, ahora daré inicio al plan, tendré que seguir recolectando más almas de las que ya he recolectado gracias a mí espejo maldito y a mis esbirros. Cada alma devorada, será más poder para mí, y pronto podré acabar con esos malditos Dioses. —

    Judith eleva su mano derecha y de la misma emana un fuego de color morado, lleno de energía oscura.

    — Pronto este mundo será mío, el caos será inevitable! —
    — Finalmente estoy aquí, ahora daré inicio al plan, tendré que seguir recolectando más almas de las que ya he recolectado gracias a mí espejo maldito y a mis esbirros. Cada alma devorada, será más poder para mí, y pronto podré acabar con esos malditos Dioses. — Judith eleva su mano derecha y de la misma emana un fuego de color morado, lleno de energía oscura. — Pronto este mundo será mío, el caos será inevitable! —
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  • El Planeta Tierra se carga de energía oscura, un portal hacia el lugar más frío, más temido por la humanidad y por los Dioses, se ha abierto, dando paso a la llegada de una entidad con sed de sangre, sed de venganza, hambre de almas, y el único sentimiento que tiene es la maldad pura.
    Judith Thompson, ha llegado a la Tierra.
    El Planeta Tierra se carga de energía oscura, un portal hacia el lugar más frío, más temido por la humanidad y por los Dioses, se ha abierto, dando paso a la llegada de una entidad con sed de sangre, sed de venganza, hambre de almas, y el único sentimiento que tiene es la maldad pura. Judith Thompson, ha llegado a la Tierra.
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  • Estoy muy emocionado ..... ademas de hacer miles de jugarretas con los demas , dioses que doloro ver sus caras ...... ¡estoy muy Feliz!
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  • #Demon
    • 𝓗𝓪𝓲 𝓨𝓾𝓮


    Las nubes grises amenazaban con enviar un torrencial de agua en pocos minutos. Aunque el día estaba claro, pero frío. Hai Yue, mejor conocido como "Lord demon", uno de los príncipes del inframundo y que pocos conocían, pues pertenecía a las sombras y a la solemnidad. Se detuvo a observar con antelación el paisaje frente suyo, pues estaba en un valle cuyo alrededor estaba rodeado de montañas. Pocas personas transitaban por ese lugar de la tierra.

    Soltó un suspiro suave mientras conservaba una expresión siniestra en su rostro.

    — La santidad.. no es nada más que el reflejo ignorante del deseo humano. ¿Como puede un humano convertirse en Santo? Sólo los Santos pueden ser dioses. Entonces, ¿Como un humano puede ser un dios? La vida a veces es tan.. ridícula.


    #Demon • 𝓗𝓪𝓲 𝓨𝓾𝓮 Las nubes grises amenazaban con enviar un torrencial de agua en pocos minutos. Aunque el día estaba claro, pero frío. Hai Yue, mejor conocido como "Lord demon", uno de los príncipes del inframundo y que pocos conocían, pues pertenecía a las sombras y a la solemnidad. Se detuvo a observar con antelación el paisaje frente suyo, pues estaba en un valle cuyo alrededor estaba rodeado de montañas. Pocas personas transitaban por ese lugar de la tierra. Soltó un suspiro suave mientras conservaba una expresión siniestra en su rostro. — La santidad.. no es nada más que el reflejo ignorante del deseo humano. ¿Como puede un humano convertirse en Santo? Sólo los Santos pueden ser dioses. Entonces, ¿Como un humano puede ser un dios? La vida a veces es tan.. ridícula.
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  • The Shadow Beast - Revelations of the Past
    Fandom Original/The Ancient Magus' Bride.
    Categoría Suspenso
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Londres, 6 de Diciembre, 2025.

    ⠀⠀La penumbra lucha contra la luz en aquel bosque, se filtra a través de la copa de aquellos árboles, indemnes ante el frío, inmutables tras el paso del tiempo. Así como él, una figura mítica que transitaba la oscuridad con una melena blanca luminiscente, lo más notable del escenario.

    ⠀⠀Su destino, su camino, su vida. Todo era un misterio, su propósito no tenía igual, en su callosa mano, sostenía un envase con una bebida caliente, parecía una infusión, una propia de su gente. Perfecta para estos climas fríos y húmedos, propios del norte.

    ⠀⠀El miedo lo rechazaba, un pie avanzaba con el otro con firmeza. Aun consciente de que algo, o alguien, acechaba en ese bosque rodeado de fuerzas que los humanos lucharon por olvidar.
    ⠀⠀Refugiándose en sus casas, abrazando la tecnología de la modernidad, el internet y las comodidades. Dioses, espíritus olvidados... y demonios, probablemente miraban con rencor a la existencia humana que transitaba.

    ⠀⠀Pero... algo les impedía atacar: miedo. Era plausible al solo verlo, invisible a ojos comunes, un torrente de energía vital que nacía y se perdía en la inmensidad de la bóveda celeste. Mantenían su distancia, y por eso permanecerían existentes en este plano.

    ⠀⠀⸻Tch⸻ Chasqueó su lengua, el camino se veía difuso. Tal vez estaba perdido, consultar el mapa era inútil y su celular no tenía señal. Los fae temían de su presencia y se alejaban de él, esto sería molesto.
    ⠀⠀Rumores lo habían atraído a este sitio, de una bestia, un nacimiento de sangre y sombra que acechaba este bosque. Pero tras una intensa búsqueda de una noche, no vio nada más que hojas y ecos de espíritus acorbardados.

    ⠀⠀Insatisfecho, hasta frustrado, intentó retomar el camino por donde vino, pero en la inmensidad del paisaje de verdes pálidos, ya no encontraba cómo llegar. Probablemente el conjuro de algún ser molesto, no se recordaba tan torpe como para olvidar pautas de orientación básica.
    ⠀⠀Su caminar lo llevó a un páramo, donde los árboles se apartaban cautelosamente. En su centro, una figura que gran porte, mantas negras lo cubrían, podía vislumbrar cabellos rubios lacios cayendo tras su nuca, unos ojos color esmeralda y un porte de etiqueta. ¿Un tipo así, recolectando flores en este sitio? La energía de este prado era extraña también.

    ⠀⠀⸻Hey⸻ Invadió aquel páramo, sacudiendo su esencia con cada paso. ⸻¿Qué es este lugar?⸻ Interrogó, sin mediar más palabras. Su mirada yacía puesta y severa en el ajeno, unos zafiros luminiscentes.

    Elías Ainsworth
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀Londres, 6 de Diciembre, 2025. ⠀ ⠀⠀La penumbra lucha contra la luz en aquel bosque, se filtra a través de la copa de aquellos árboles, indemnes ante el frío, inmutables tras el paso del tiempo. Así como él, una figura mítica que transitaba la oscuridad con una melena blanca luminiscente, lo más notable del escenario. ⠀⠀Su destino, su camino, su vida. Todo era un misterio, su propósito no tenía igual, en su callosa mano, sostenía un envase con una bebida caliente, parecía una infusión, una propia de su gente. Perfecta para estos climas fríos y húmedos, propios del norte. ⠀⠀El miedo lo rechazaba, un pie avanzaba con el otro con firmeza. Aun consciente de que algo, o alguien, acechaba en ese bosque rodeado de fuerzas que los humanos lucharon por olvidar. ⠀⠀Refugiándose en sus casas, abrazando la tecnología de la modernidad, el internet y las comodidades. Dioses, espíritus olvidados... y demonios, probablemente miraban con rencor a la existencia humana que transitaba. ⠀⠀Pero... algo les impedía atacar: miedo. Era plausible al solo verlo, invisible a ojos comunes, un torrente de energía vital que nacía y se perdía en la inmensidad de la bóveda celeste. Mantenían su distancia, y por eso permanecerían existentes en este plano. ⠀⠀⸻Tch⸻ Chasqueó su lengua, el camino se veía difuso. Tal vez estaba perdido, consultar el mapa era inútil y su celular no tenía señal. Los fae temían de su presencia y se alejaban de él, esto sería molesto. ⠀⠀Rumores lo habían atraído a este sitio, de una bestia, un nacimiento de sangre y sombra que acechaba este bosque. Pero tras una intensa búsqueda de una noche, no vio nada más que hojas y ecos de espíritus acorbardados. ⠀⠀Insatisfecho, hasta frustrado, intentó retomar el camino por donde vino, pero en la inmensidad del paisaje de verdes pálidos, ya no encontraba cómo llegar. Probablemente el conjuro de algún ser molesto, no se recordaba tan torpe como para olvidar pautas de orientación básica. ⠀⠀Su caminar lo llevó a un páramo, donde los árboles se apartaban cautelosamente. En su centro, una figura que gran porte, mantas negras lo cubrían, podía vislumbrar cabellos rubios lacios cayendo tras su nuca, unos ojos color esmeralda y un porte de etiqueta. ¿Un tipo así, recolectando flores en este sitio? La energía de este prado era extraña también. ⠀⠀⸻Hey⸻ Invadió aquel páramo, sacudiendo su esencia con cada paso. ⸻¿Qué es este lugar?⸻ Interrogó, sin mediar más palabras. Su mirada yacía puesta y severa en el ajeno, unos zafiros luminiscentes. ⠀ [Elias_Ainsworth]
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  • - ¡Ey!, ¡no es gracioso!, ¡mido 1 metro por mi raza, pero asi como me ves soy capaz de enfrentarme a dioses y ganar!
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    Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver...

    Selin: Déjame que te cuente...

    La Leyenda de Shobu y Xinia

    Eclipses de amor y guerra

    Antes de que el tiempo aprendiera a contarse,
    cuando el cosmos aún era joven y silencioso,
    existió un espíritu solar errante.

    Shobu,
    una chispa viva del Sol,
    no era un habitante como los Phyros,
    sino una de las entidades primordiales,
    un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella.

    Viajaba libre,
    cruzando reinos de fuego, polvo y vacío,
    curioso ante todo aquello que no ardía como él.

    Un día, su luz chocó contra una esfera
    que no quemaba…
    sino que reflejaba.

    Había encontrado la Luna.

    La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa:
    los Elunai, habitantes lunares,
    y los misteriosos Espíritus de la Luna,
    criaturas antiguas como la noche.

    Y entre ellos,
    Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento:

    Xinia,
    espíritu lunar joven,
    una raposa de pelaje blanco y brillo azul,
    nacida de la calma de la Luna
    y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares.

    Su luz no quemaba.
    Su luz acariciaba.

    Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado.


    ---

    El primer lazo entre Sol y Luna

    Xinia se acercó sin temor alguno:
    ella no conocía el fuego,
    solo la quietud luminosa.

    Cuando tocaron sus energías —fuego y plata—
    el cosmos registró un suceso inédito:

    dos espíritus de orígenes contrarios
    hicieron armonía.

    Su unión fue inmediata,
    natural,
    destinada.

    Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol.
    Xinia aceptó, curiosa…
    y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos.


    ---

    La ira de Phyros y Elunai

    Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol:

    Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia:
    ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol?
    Lo consideraron un sacrilegio.

    Los Espíritus del Sol vieron peligro:
    “lo que es lunar no debe tocar lo solar”.


    Mientras tanto,

    Los Elunai (habitantes de la Luna)
    se sintieron traicionados:
    Shobu había arrebatado a su criatura más pura.

    Y los Espíritus de la Luna,
    orgullosos y fríos,
    declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios.


    Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares—
    tejieron un destino cruel:

    un sello eterno
    que impedía que lo solar tocara lo lunar
    y que lo lunar tocara lo solar.

    Los mundos quedaron separados
    por la fuerza del miedo.

    Y Shobu y Xinia quedaron separados
    por la fuerza del amor.


    ---

    El Primer Eclipse

    Pero el amor, cuando es verdadero,
    rompe incluso las órdenes de los dioses.

    La Luna pasó frente al Sol.
    El Sol abrazó a la Luna por la espalda.

    Y en esa alineación perfecta,
    por primera vez en la historia del cielo,
    nació un camino imposible:

    un puente de fuego y plata,
    creado no por magia solar ni lunar,
    sino
    por la súplica unida
    de dos espíritus que se negaban a olvidarse.

    Xinia cruzó.
    Shobu cruzó.

    Y se encontraron en medio del eclipse,
    en un territorio que no era del Sol ni de la Luna,
    sino del amor prohibido.

    Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas.
    Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos.


    ---

    Los eclipses de amor y guerra

    Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse
    había roto sus prohibiciones,
    nació la primera guerra entre sus pueblos.

    No una guerra de ejércitos,
    sino una guerra de pensamiento:

    unos defendiendo la unión,

    otros exigiendo separación eterna.


    Desde entonces,
    cada eclipse repite la historia:

    cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes;
    cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos.

    Los eclipses son puentes.
    Los eclipses son cicatrices.
    Y en el corazón de cada uno
    late todavía el juramento de Shobu y Xinia,
    el primer amor entre fuego y plata.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver... Selin: Déjame que te cuente... La Leyenda de Shobu y Xinia Eclipses de amor y guerra Antes de que el tiempo aprendiera a contarse, cuando el cosmos aún era joven y silencioso, existió un espíritu solar errante. Shobu, una chispa viva del Sol, no era un habitante como los Phyros, sino una de las entidades primordiales, un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella. Viajaba libre, cruzando reinos de fuego, polvo y vacío, curioso ante todo aquello que no ardía como él. Un día, su luz chocó contra una esfera que no quemaba… sino que reflejaba. Había encontrado la Luna. La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa: los Elunai, habitantes lunares, y los misteriosos Espíritus de la Luna, criaturas antiguas como la noche. Y entre ellos, Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento: Xinia, espíritu lunar joven, una raposa de pelaje blanco y brillo azul, nacida de la calma de la Luna y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares. Su luz no quemaba. Su luz acariciaba. Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado. --- El primer lazo entre Sol y Luna Xinia se acercó sin temor alguno: ella no conocía el fuego, solo la quietud luminosa. Cuando tocaron sus energías —fuego y plata— el cosmos registró un suceso inédito: dos espíritus de orígenes contrarios hicieron armonía. Su unión fue inmediata, natural, destinada. Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol. Xinia aceptó, curiosa… y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos. --- La ira de Phyros y Elunai Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol: Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia: ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol? Lo consideraron un sacrilegio. Los Espíritus del Sol vieron peligro: “lo que es lunar no debe tocar lo solar”. Mientras tanto, Los Elunai (habitantes de la Luna) se sintieron traicionados: Shobu había arrebatado a su criatura más pura. Y los Espíritus de la Luna, orgullosos y fríos, declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios. Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares— tejieron un destino cruel: un sello eterno que impedía que lo solar tocara lo lunar y que lo lunar tocara lo solar. Los mundos quedaron separados por la fuerza del miedo. Y Shobu y Xinia quedaron separados por la fuerza del amor. --- El Primer Eclipse Pero el amor, cuando es verdadero, rompe incluso las órdenes de los dioses. La Luna pasó frente al Sol. El Sol abrazó a la Luna por la espalda. Y en esa alineación perfecta, por primera vez en la historia del cielo, nació un camino imposible: un puente de fuego y plata, creado no por magia solar ni lunar, sino por la súplica unida de dos espíritus que se negaban a olvidarse. Xinia cruzó. Shobu cruzó. Y se encontraron en medio del eclipse, en un territorio que no era del Sol ni de la Luna, sino del amor prohibido. Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas. Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos. --- Los eclipses de amor y guerra Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse había roto sus prohibiciones, nació la primera guerra entre sus pueblos. No una guerra de ejércitos, sino una guerra de pensamiento: unos defendiendo la unión, otros exigiendo separación eterna. Desde entonces, cada eclipse repite la historia: cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes; cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos. Los eclipses son puentes. Los eclipses son cicatrices. Y en el corazón de cada uno late todavía el juramento de Shobu y Xinia, el primer amor entre fuego y plata.
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    Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver...

    Selin: Déjame que te cuente...

    La Leyenda de Shobu y Xinia

    Eclipses de amor y guerra

    Antes de que el tiempo aprendiera a contarse,
    cuando el cosmos aún era joven y silencioso,
    existió un espíritu solar errante.

    Shobu,
    una chispa viva del Sol,
    no era un habitante como los Phyros,
    sino una de las entidades primordiales,
    un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella.

    Viajaba libre,
    cruzando reinos de fuego, polvo y vacío,
    curioso ante todo aquello que no ardía como él.

    Un día, su luz chocó contra una esfera
    que no quemaba…
    sino que reflejaba.

    Había encontrado la Luna.

    La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa:
    los Elunai, habitantes lunares,
    y los misteriosos Espíritus de la Luna,
    criaturas antiguas como la noche.

    Y entre ellos,
    Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento:

    Xinia,
    espíritu lunar joven,
    una raposa de pelaje blanco y brillo azul,
    nacida de la calma de la Luna
    y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares.

    Su luz no quemaba.
    Su luz acariciaba.

    Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado.


    ---

    El primer lazo entre Sol y Luna

    Xinia se acercó sin temor alguno:
    ella no conocía el fuego,
    solo la quietud luminosa.

    Cuando tocaron sus energías —fuego y plata—
    el cosmos registró un suceso inédito:

    dos espíritus de orígenes contrarios
    hicieron armonía.

    Su unión fue inmediata,
    natural,
    destinada.

    Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol.
    Xinia aceptó, curiosa…
    y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos.


    ---

    La ira de Phyros y Elunai

    Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol:

    Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia:
    ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol?
    Lo consideraron un sacrilegio.

    Los Espíritus del Sol vieron peligro:
    “lo que es lunar no debe tocar lo solar”.


    Mientras tanto,

    Los Elunai (habitantes de la Luna)
    se sintieron traicionados:
    Shobu había arrebatado a su criatura más pura.

    Y los Espíritus de la Luna,
    orgullosos y fríos,
    declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios.


    Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares—
    tejieron un destino cruel:

    un sello eterno
    que impedía que lo solar tocara lo lunar
    y que lo lunar tocara lo solar.

    Los mundos quedaron separados
    por la fuerza del miedo.

    Y Shobu y Xinia quedaron separados
    por la fuerza del amor.


    ---

    El Primer Eclipse

    Pero el amor, cuando es verdadero,
    rompe incluso las órdenes de los dioses.

    La Luna pasó frente al Sol.
    El Sol abrazó a la Luna por la espalda.

    Y en esa alineación perfecta,
    por primera vez en la historia del cielo,
    nació un camino imposible:

    un puente de fuego y plata,
    creado no por magia solar ni lunar,
    sino
    por la súplica unida
    de dos espíritus que se negaban a olvidarse.

    Xinia cruzó.
    Shobu cruzó.

    Y se encontraron en medio del eclipse,
    en un territorio que no era del Sol ni de la Luna,
    sino del amor prohibido.

    Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas.
    Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos.


    ---

    Los eclipses de amor y guerra

    Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse
    había roto sus prohibiciones,
    nació la primera guerra entre sus pueblos.

    No una guerra de ejércitos,
    sino una guerra de pensamiento:

    unos defendiendo la unión,

    otros exigiendo separación eterna.


    Desde entonces,
    cada eclipse repite la historia:

    cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes;
    cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos.

    Los eclipses son puentes.
    Los eclipses son cicatrices.
    Y en el corazón de cada uno
    late todavía el juramento de Shobu y Xinia,
    el primer amor entre fuego y plata.
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    Selin: Déjame que te cuente...

    La Leyenda de Shobu y Xinia

    Eclipses de amor y guerra

    Antes de que el tiempo aprendiera a contarse,
    cuando el cosmos aún era joven y silencioso,
    existió un espíritu solar errante.

    Shobu,
    una chispa viva del Sol,
    no era un habitante como los Phyros,
    sino una de las entidades primordiales,
    un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella.

    Viajaba libre,
    cruzando reinos de fuego, polvo y vacío,
    curioso ante todo aquello que no ardía como él.

    Un día, su luz chocó contra una esfera
    que no quemaba…
    sino que reflejaba.

    Había encontrado la Luna.

    La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa:
    los Elunai, habitantes lunares,
    y los misteriosos Espíritus de la Luna,
    criaturas antiguas como la noche.

    Y entre ellos,
    Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento:

    Xinia,
    espíritu lunar joven,
    una raposa de pelaje blanco y brillo azul,
    nacida de la calma de la Luna
    y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares.

    Su luz no quemaba.
    Su luz acariciaba.

    Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado.


    ---

    El primer lazo entre Sol y Luna

    Xinia se acercó sin temor alguno:
    ella no conocía el fuego,
    solo la quietud luminosa.

    Cuando tocaron sus energías —fuego y plata—
    el cosmos registró un suceso inédito:

    dos espíritus de orígenes contrarios
    hicieron armonía.

    Su unión fue inmediata,
    natural,
    destinada.

    Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol.
    Xinia aceptó, curiosa…
    y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos.


    ---

    La ira de Phyros y Elunai

    Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol:

    Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia:
    ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol?
    Lo consideraron un sacrilegio.

    Los Espíritus del Sol vieron peligro:
    “lo que es lunar no debe tocar lo solar”.


    Mientras tanto,

    Los Elunai (habitantes de la Luna)
    se sintieron traicionados:
    Shobu había arrebatado a su criatura más pura.

    Y los Espíritus de la Luna,
    orgullosos y fríos,
    declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios.


    Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares—
    tejieron un destino cruel:

    un sello eterno
    que impedía que lo solar tocara lo lunar
    y que lo lunar tocara lo solar.

    Los mundos quedaron separados
    por la fuerza del miedo.

    Y Shobu y Xinia quedaron separados
    por la fuerza del amor.


    ---

    El Primer Eclipse

    Pero el amor, cuando es verdadero,
    rompe incluso las órdenes de los dioses.

    La Luna pasó frente al Sol.
    El Sol abrazó a la Luna por la espalda.

    Y en esa alineación perfecta,
    por primera vez en la historia del cielo,
    nació un camino imposible:

    un puente de fuego y plata,
    creado no por magia solar ni lunar,
    sino
    por la súplica unida
    de dos espíritus que se negaban a olvidarse.

    Xinia cruzó.
    Shobu cruzó.

    Y se encontraron en medio del eclipse,
    en un territorio que no era del Sol ni de la Luna,
    sino del amor prohibido.

    Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas.
    Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos.


    ---

    Los eclipses de amor y guerra

    Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse
    había roto sus prohibiciones,
    nació la primera guerra entre sus pueblos.

    No una guerra de ejércitos,
    sino una guerra de pensamiento:

    unos defendiendo la unión,

    otros exigiendo separación eterna.


    Desde entonces,
    cada eclipse repite la historia:

    cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes;
    cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos.

    Los eclipses son puentes.
    Los eclipses son cicatrices.
    Y en el corazón de cada uno
    late todavía el juramento de Shobu y Xinia,
    el primer amor entre fuego y plata.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver... Selin: Déjame que te cuente... La Leyenda de Shobu y Xinia Eclipses de amor y guerra Antes de que el tiempo aprendiera a contarse, cuando el cosmos aún era joven y silencioso, existió un espíritu solar errante. Shobu, una chispa viva del Sol, no era un habitante como los Phyros, sino una de las entidades primordiales, un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella. Viajaba libre, cruzando reinos de fuego, polvo y vacío, curioso ante todo aquello que no ardía como él. Un día, su luz chocó contra una esfera que no quemaba… sino que reflejaba. Había encontrado la Luna. La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa: los Elunai, habitantes lunares, y los misteriosos Espíritus de la Luna, criaturas antiguas como la noche. Y entre ellos, Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento: Xinia, espíritu lunar joven, una raposa de pelaje blanco y brillo azul, nacida de la calma de la Luna y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares. Su luz no quemaba. Su luz acariciaba. Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado. --- El primer lazo entre Sol y Luna Xinia se acercó sin temor alguno: ella no conocía el fuego, solo la quietud luminosa. Cuando tocaron sus energías —fuego y plata— el cosmos registró un suceso inédito: dos espíritus de orígenes contrarios hicieron armonía. Su unión fue inmediata, natural, destinada. Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol. Xinia aceptó, curiosa… y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos. --- La ira de Phyros y Elunai Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol: Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia: ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol? Lo consideraron un sacrilegio. Los Espíritus del Sol vieron peligro: “lo que es lunar no debe tocar lo solar”. Mientras tanto, Los Elunai (habitantes de la Luna) se sintieron traicionados: Shobu había arrebatado a su criatura más pura. Y los Espíritus de la Luna, orgullosos y fríos, declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios. Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares— tejieron un destino cruel: un sello eterno que impedía que lo solar tocara lo lunar y que lo lunar tocara lo solar. Los mundos quedaron separados por la fuerza del miedo. Y Shobu y Xinia quedaron separados por la fuerza del amor. --- El Primer Eclipse Pero el amor, cuando es verdadero, rompe incluso las órdenes de los dioses. La Luna pasó frente al Sol. El Sol abrazó a la Luna por la espalda. Y en esa alineación perfecta, por primera vez en la historia del cielo, nació un camino imposible: un puente de fuego y plata, creado no por magia solar ni lunar, sino por la súplica unida de dos espíritus que se negaban a olvidarse. Xinia cruzó. Shobu cruzó. Y se encontraron en medio del eclipse, en un territorio que no era del Sol ni de la Luna, sino del amor prohibido. Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas. Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos. --- Los eclipses de amor y guerra Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse había roto sus prohibiciones, nació la primera guerra entre sus pueblos. No una guerra de ejércitos, sino una guerra de pensamiento: unos defendiendo la unión, otros exigiendo separación eterna. Desde entonces, cada eclipse repite la historia: cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes; cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos. Los eclipses son puentes. Los eclipses son cicatrices. Y en el corazón de cada uno late todavía el juramento de Shobu y Xinia, el primer amor entre fuego y plata.
    Me entristece
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  • Shiori Novella Mococo Abyssgard

    *Mucho tiempo atrás… Antes de que el grupo Advent se hiciese conocer entre los dioses*

    *Las antorchas apenas respiraban luz entre los pasillos húmedos. El olor a piedra vieja, óxido y magia antigua llenaba el aire.*

    *El sonido metálico de los barrotes cerrándose todavía retumba en mis oídos. Me aferro al brazo de Mococo mi hermana, mi otra mitad mientras la empujan dentro conmigo. No entiendo por qué estamos aquí… solo sé que hay un sello extraño brillando en las paredes, como si quisiera tragarse todo lo vivo.*

    *Me arrodillo junto a ella y pego la oreja al suelo, escuchando pasos lejanos… otras respiraciones… otras presencias.*

    -Mococo… *susurro, intentando que mi voz no tiemble*

    - No te sueltes de mí, ¿sí? No importa qué pase… yo te protegeré.

    *Al otro lado del pasillo, distingo el eco de otras puertas de hierro cerrándose. No puedo verlas claramente, pero puedo sentirlas… otras chicas, otras almas atrapadas igual que nosotras. Sus energías chocan con la nuestra, desconocidas, revueltas, tan confundidas como nosotras.*

    *Las cadenas mágicas en nuestra celda brillan un instante. Instintivamente rodeo a Mococo con mis brazos.*

    -…¿Hola? *me atrevo a decir, en voz baja, hacia la oscuridad*

    - ¿Alguien más… está ahí?

    *Mi garganta se aprieta. No sé si deseo una respuesta… o si temo escucharla.*
    [specter_copper_horse_768] [haze_peridot_bat_137] *Mucho tiempo atrás… Antes de que el grupo Advent se hiciese conocer entre los dioses* *Las antorchas apenas respiraban luz entre los pasillos húmedos. El olor a piedra vieja, óxido y magia antigua llenaba el aire.* *El sonido metálico de los barrotes cerrándose todavía retumba en mis oídos. Me aferro al brazo de Mococo mi hermana, mi otra mitad mientras la empujan dentro conmigo. No entiendo por qué estamos aquí… solo sé que hay un sello extraño brillando en las paredes, como si quisiera tragarse todo lo vivo.* *Me arrodillo junto a ella y pego la oreja al suelo, escuchando pasos lejanos… otras respiraciones… otras presencias.* -Mococo… *susurro, intentando que mi voz no tiemble* - No te sueltes de mí, ¿sí? No importa qué pase… yo te protegeré. *Al otro lado del pasillo, distingo el eco de otras puertas de hierro cerrándose. No puedo verlas claramente, pero puedo sentirlas… otras chicas, otras almas atrapadas igual que nosotras. Sus energías chocan con la nuestra, desconocidas, revueltas, tan confundidas como nosotras.* *Las cadenas mágicas en nuestra celda brillan un instante. Instintivamente rodeo a Mococo con mis brazos.* -…¿Hola? *me atrevo a decir, en voz baja, hacia la oscuridad* - ¿Alguien más… está ahí? *Mi garganta se aprieta. No sé si deseo una respuesta… o si temo escucharla.*
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